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irectorio Número 4 / Julio del 2014
Jermán Argueta Director General
Beatriz Falero
Directora en México
Laura Dippólito
Directora en Argentina
Ana Torrellas
Directora en Venezuela
Martín Céspedes
Director en Bolivia
Antonio González Beltrán
Director a perpetuidad en España y norte de África
Alexander Díaz Gómez M.G.
Pep Bruno
Director a perpetuidad en Colombia
Director en España
Diseño e intervenciones gráficas: Juana Araceli Ordaz “El Ánima Sola” Fotografía de portada: Jermán Argueta
Revista Oralidad y Cultura
oralidadycultura@hotmail.com cronicas_leyendas@hotmail.com jermanargueta@hotmail.com Tel. 55422899 en la Cd. de México
Leyendas Mexicanas http://issuu.com/oralidadycultura http://www.cronicasyleyendasmexicanas.com.mx/
Edita
CRÓNICAS Y LEYENDAS MEXICANAS, A.C.
Con el apoyo de PUBLICACIÓN VIRTUAL SIN FINES DE LUCRO. El contenido puede ser reproducido por cualquier medio, SIEMPRE Y CUANDO APAREZCA EL NOMBRE DEL AUTOR Y LA FUENTE. Dado que esta publicación ya es en sí misma un regalo, QUEDA PROHIBIDO EL PLAGIO, pues aquél que lo haga estará condenado a vivir eternamente en el fuego del estigma. El contenido y redacción de cada artículo son responsabilidad de su autor. REVISTA NO APTA PARA LA CLASE POLÍTICA, PUEDE CAMBIAR POSITIVAMENTE SU MANERA DE PENSAR.
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ontenido 4
Editorial
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Preguntar, hablar, escuchar.
La dialogicidad
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Enrique Avilés Rodríguez
La transmisión del saber sagrado
a través de la Oralidad
Ligia Rivera Domínguez
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La Torá oral y la Torá escrita
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Galería fotográfica
Becky Rubinstein F.
Las voces del 10o Festival Apthapi Internacional de Cuentacuentos en La Paz, Bolivia Jermán Argueta
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ditorial Aquí estamos de nuevo haciendo surcos virtuales para que estos sean palabras en nuestra revista de Oralidad y Cultura. Habíamos dejado un tanto en el limbo a nuestra revista digital. Pero regresamos para compartir con ustedes estos artículos de Ligia Rivera, Becky Rubinstein y Enrique Avilés, que son parte de nuestro acervo de Crónicas y Leyendas Mexicanas, A.C., y de los Foros que hemos realizado. Estos ensayos teóricos sobre la Oralidad tienen el objetivo de que sobre todo los narradores orales beban en ellos y reflexionen sobre la imperiosa necesidad de sumergirnos en la investigación para hacer del cuerpo del cuentero, y de todos los que se dedican a las artes escénicas, un cuerpo educado, un cuerpo teórico. Porque sólo aquel que se dedica a la investigación de la teoría puede ser un mejor artista en el escenario. Aquí están para ustedes estos artículos que por ahí ya estaban viviendo como en ese limbo que hoy sale al viento para que se anide en el corazón y en la reflexión de ustedes. Que les aproveche, buen apetito en este manjar de la Oralidad. Pero esto no es todo, ya que nuestra revista hoy es testimonio de un Festival en nuestra América. Asistimos al festejo de 10 años del Apthapi Internacional de Cuentacuentos, en La Paz, Bolivia. Fue un festival que nos dejó ese enorme placer de compartir con compañeros y compañeras de la cuentería y con un público que algunos eran nuevos por conocer y otros ya viejos conocidos. El intercambio de la experiencia artística con los cuenteros siempre será escritura en nuestro cuerpo y memoria en nuestro pensamiento. Y bueno, pues aquí les dejamos para su mirada una carpeta de fotos como testimonio gráfico de muchos de los cuenteros nacionales e internacionales que participaron en el Apthapi. La iconografía fotográfica también evoca y en la evocación también fluye la palabra. Esta carpeta es un relato, sus personajes están aquí y si usted les mira los ojos sabrá que están a punto de contarles un cuento. Cosas de la Oralidad.
Jermán Argueta
Director General
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uando fui convocado a ser cómplice del 1er Foro de Oralidad y Cultura, mi amigo Ernesto Licona me preguntó sobre lo que estaba trabajando en el ámbito de la teoría antropológica y el lenguaje. Le respondí que trabajaba la relación compleja entre lenguaje, cultura e identidad. Y que estaba convencido de la importancia del lenguaje como definitorio de lo humano, como el sustrato primordial sobre el que se han construido todas las manifestaciones culturales desde el pasado remoto hasta nuestros días. No faltó la referencia a la magia y sus conjuros, a la apelación de un lenguaje esotérico capaz de transformar o reordenar el mundo y nuestras vidas y, que precisamente por tales cualidades, sólo es dado a unos cuantos privilegiados que llamamos de diversas maneras: brujos, chamanes, magos y hechiceros; personajes que encantan no sólo con pócimas y brebajes, sino también y quizá ante todo, con el poder de las palabras, sólo por ellos conocidas. Recordamos la insondable y extraordinaria afirmación inicial del Evangelio de San Juan que dice: “En el principio fue el verbo y el verbo era con Dios... y el verbo era Dios.” Después comentamos el surgimiento de la escritura como una de las formas de conservación, acumulación y transmisión de los diversos saberes que antes se comunicaban oralmente. Le conté cómo a pesar de este recurso, algunos filósofos griegos, y muy señaladamente Sócrates, habían renunciado a la escritura pues consideraban que la palabra hablada, el logos, se desnaturalizaba y perdía enjundia al convertirse en graphos. Desaparecía la gestualidad, el ritmo, el énfasis y aun la vehemencia propios del discurso verbal. Por la manera de observarme, me pareció que El Neto sospechaba que le quería vender muy caro algo usado y descompuesto. Para tratar de disipar esta impresión, intempestivamente le solté el latinajo medieval littera est vox, como decían los gramáticos antiguos, y que llanamente significa letra es voz y le referí cómo durante siglos, entre griegos y latinos, leer sig-
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nificaba pronunciar en voz alta lo que estaba escrito. Que, gracias a los eruditos trabajos de los filósofos alemanes de principios de siglo, hoy sabemos que hasta finales de la Edad Media los textos escritos tanto en prosa como en verso, sagrados y profanos, científicos y literarios, todos se leían comúnmente en público y en voz alta.
Recordamos la insondable y extraordinaria afirmación inicial del Evangelio de San Juan que dice: “En el principio fue el verbo y el verbo era con Dios... y el verbo era Dios.”
Como ha señalado Zumthor “el sentido circulaba de la boca a la oreja; la voz de tentaba el monopolio de la transmisión”. Y de pronto este idílico matrimonio entre palabra escrita y palabra hablada fue desecho por un invento: la imprenta. En opinión de David Riesman la imprenta “creó al lector silencioso y compulsivo”, concluimos que la lectura en silencio es propia de la modernidad y que la dimensión acústica de la lectura se había perdido totalmente. Por tanto, esta forma de oralidad había perdido su posición
Después comentamos el surgimiento de la escritura como una de las formas de conservación, acumulación y transmisión de los diversos saberes que antes se comunicaban oralmente.
central en la vida cotidiana de los hombres. Para rematar, afirmé que este énfasis en el aspecto visual de la lectura allanaba el camino de lo que con toda seguridad es la cultura dominante en nuestros días, la cultura visual. El Neto interrumpió mi argumentación diciéndome: “Todo esto que me has contado escríbelo y preséntalo en el Foro. Llámale a Jermán (Jermán Argueta) para que te programe, yo me bajo en la próxima estación”, y se bajó, por supuesto, en la estación del metro Balderas, y me dejó de a seis pensando
Por la manera de observarme, me pareció que El Neto sospechaba que le quería vender muy caro algo usado y descompuesto.
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en lo irónico que era presentarse en un Foro de Oralidad con un texto escrito, pero en revancha Tomar la palabra por lo que es
me prometí que iba a leer en voz alta, con todos sus puntos, comas y faltas de ortografía lo que para bien o para mal consiguiera pergeñar.
por lo que puede. Recurrir a ella.
¿Qué es eso de la dialogicidad? ¿Cómo allanar el abismo existente entre el monólogo escrito
Tenemos derecho a preguntar al que habla, en nombre de qué habla.
y el diálogo interpersonal? ¿Cómo salvar la paradoja de reivindicar la palabra hablada a través de la palabra escrita? Quisiera platicarles parte de lo que escribí al respecto. Soy de la opinión de que la comunidad de lengua, la identidad lingüística y el ejercicio del habla son el sustrato cotidiano sobre el cual se
De la misma forma,
van construyendo los mitos, tradiciones y costumbres que dan forma y modulan a las diversas
el que nos pregunta
culturas, que esta comunidad de lengua consti-
tiene derecho
tuye un horizonte de sentido social, un ordena-
a esperar
miento simbólico y material que crea y recrea los procesos de identidad colectiva en un tiempo y
una respuesta
espacios determinados. Si nos atenemos a esto
de nosotros.
tendremos que decir que el escenario mundial de este convulsivo y caótico tiempo que vivimos,
Edmond Jabés
se encuentra marcado, sin lugar a dudas, por la incertidumbre, lo que también quiere decir que se han venido acumulando una serie de preguntas, cuyas eventuales y diversas respuestas no satisfacen las expectativas de la gente. Y no es
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para menos, sin ánimo de ser apocalíptico, lo cual es muy fácil en nuestro tiempo, es necesario tener en cuenta el índice de riesgo compartido en este fin de milenio. Frente a una capacidad industrial y técnica orientada a la producción de
...le solté el latinajo medieval littera est vox, como decían los gramáticos antiguos, y que llanamente significa letra es voz.
artículos de obsolescencia planificada y de armamentos cada vez más sofisticados y mortíferos, se ha profundizado y radicalizado el proceso de transformación de la condición humana, pero a mi juicio más bien en un sentido negativo, pues se han agudizado la alienación, el sin sentido y vaciamiento de las existencias individuales, así como los sentimientos neuróticos provocados por el aislamiento, la impotencia y la soledad, de esta manera las tendencias agresivas y destructivas específicas de la modernidad se revierten
¿Qué es eso de la dialogicidad? ¿Cómo allanar el abismo existente entre el monólogo escrito y el diálogo interpersonal?
sobre sus descendientes; es decir, nosotros los habitantes del planeta Tierra, la aldea global prehiper-posmoderna. Además hay que agregar el peso de la creciente incomunicación individual y colectiva como paradoja de la era de la comunicación masiva. Por ello los mass media juegan un papel cada vez más normativo de los comportamientos, valores y aspiraciones tanto individuales como, sobre todo, masivas. Cada vez un mayor número de investigadores, maestros, universitarios, intelectuales y estudiosos están, más o menos, de acuerdo en que algo está cambiando o ya ha cambiado en la esfera de la vida cotidiana y por tanto del lenguaje, de la cultura y de
...se han agudizado la alienación, el sin sentido y vaciamiento de las existencias individuales, los sentimientos neuróticos provocados por el aislamiento, la impotencia y la soledad.
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las formas de acumulación, reproducción y transmisión del saber aunque aún no acuerdan cómo llamar a esta excepcional coyuntura de la historia humana. Asistimos al fin de la galaxia de Gutenberg y a la emergencia de la Aldea Global con los nuevos medios que son esa ventana al mundo y a la intimidad de los otros, ventana que nos lleva hasta la comodidad de nuestro hogar lo más sobresaliente del mundo. Así, observamos impávidamente el desarrollo de las guerras. Miramos un poco sorprendidos cómo han muerto cientos de miles de personas por diversas epidemias y guerras civiles; pero lo que más nos llega a emocionar y provoca un salto al corazón son las jugadas cruciales y las anotaciones en los partidos del mundial. El auge de la cultura visual, de la cultura mediática, indica también que las arcaicas formas discursivas y reflexivas de las culturas orales, pero también de las más recientes culturas gráficas han sido desplazadas y subordinadas al discurso de la imagen. Así, el conocimiento se suplió con información, al viejo chamán o sabio lo hicieron experto y a la cultura entendida como elemento fundamental de la identidad colectiva, la transformaron en diversión y espectáculo de masas altamente rentable. No quisiera repetir aquí las viejas y nuevas afirmaciones sobre el poder del poder, lo que me interesa es vislumbrar formas posibles para escapar del laberinto hiperbarroco y posmoderno en el que nos quieren confinar. Encuentro que el lenguaje es la llave maestra para eludir el confinamiento. Que si se nos quiere sumisos y callados es necesario no someterse y tomar la palabra, ejercer el lenguaje en todas sus formas, pero en especial por su capacidad interpelatoria, por la interacción cara a cara. Es necesario retomar y reimpulsar el ejercicio de la oralidad, porque en la medida en que trascendemos el nivel del simple intercambio de información e iniciamos conversaciones “interesadas”, no en el sentido mercantil capitalista, sino
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en el de un intercambio de las ideas y valores que animan nuestra concepción del mundo. De esta forma podemos cortar, moderar o estrechar los lazos de solidaridad. Si este interés “conversacional” lo dirigimos hacia una problemática específica, creo que estaremos ejerciendo la nuestros puntos de vista sobre “nuestro forma más desarrollada y compleja del crucial y decisivo actuar en el mundo” acto de la palabra hablada, el diálogo. En la comparación de nuestros “horizontes de significación” de nuestras certidumbres y perplejidades, de nuestras mitologías personales y creencias religiosas, filosóficas y científicas, encontramos también la posibilidad de ejercer el lenguaje articulado de manera imaginativa, retórica y sobre todo, creativa. De este modo no sólo ensanchamos los márgenes del ejercicio del lenguaje sino que también sacamos conclusiones y modificamos nuestros puntos de vista sobre “nuestro crucial y decisivo actuar en el mundo” para alcanzar lo que creemos que es digno de ser alcanzado. Dice Duvignaud que “la lengua y la razón constituyen así una fuerza de cohesión espiritual que, a pesar del ocaso, a pesar del destino, dan un sentido a la vida”. Quizá el único y utópico sentido que tiene la recuperación y reivindicación del diálogo es que a través de él podemos esbozar un modelo alternativo de convivencialidad que tal vez logre salvarnos de un colapso humano de alcance planetario.
*Enrique Avilés Rodríguez
Filósofo y antropólogo.
Memorias del 1er Foro de Oralidad y Cultura. Colectivo Memoria y Vida Cotidiana / Crónicas y Leyendas Mexicanas, A.C.1994. Cd. de México.
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na comunidad posee diversos mecanismos para conservar en la memoria una amplia gama de conocimientos indispensables para su cohesión y desarrollo. Saberes que no se conservan en documentos o libros, sino que circulan solamente entre los miembros de comunidades más o menos cerradas; uno de esos medios de fijación lo constituye el recuento oral ante el grupo y la transmisión de generación en generación entre familiares directos o políticos. Entre los saberes que el pueblo conserva oralmente ocupa un espacio privilegiado el saber sagrado, especialmente en sociedades que muestran apego a creencias religiosas. El saber sagrado se halla contenido en mitos y en relatos, cuentos y leyendas. El mito contiene una historia sagrada, ejemplar, que reemite a los acontecimientos que han tenido lugar en el tiempo primordial, el de los comienzos; los relatos, cuentos y leyendas aportan información sobre asuntos sagrados tales como milagros o hazañas de santos, prescripciones y prohibiciones en cuanto al uso del espacio, lucha entre divinidades de panteones de creencias religiosas enfrentadas, demonización de dioses indios, resacralización de lugares santos a favor de creencias impuestas, sitios marcados como demoniacos o donde se efectúan ceremonias satánicas de pactos, acuerdos y convenios con el Diablo, asimismo, los cuentos contienen sanciones divinas por incumplimiento de deberes contraídos o violación de tabúes. Narraciones literarias o mitos pueden aprehenderse por medio de la recopilación. El análisis de ellos proporciona una valiosa información sobre las creencias y cosmovisión de la comunidad, así como de sus concepciones de lo sagrado y profano. Historias sobre temas mágicos, religiosos o sobrenaturales o, simplemente sobre asuntos profanos, son conservadas de padres a hijos y se privilegia para ello la transmisión oral.
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En tanto el mito revela la presencia de la divinidad, de una creencia religiosa, los cuentos, relatos y leyendas se clasifican dentro del amplio universo de la literatura, en particular de la literatura étnica.1 Precisamente dentro de esta vertiente lle-
Entre los saberes que el pueblo conserva oralmente ocupa un espacio privilegiado el saber sagrado, especialmente en sociedades que muestran apego a creencias religiosas.
vamos a cabo la investigación Literatura étnica mágico-religiosa en San Andrés, Cholula, Estado de Puebla. Como parte del trabajo, recopilamos y transcribimos textualmente narraciones o cuentos folklóricos en torno a temas sobrenaturales mágicos y religiosos. Ahora clasificamos y analizamos específicamente los relatos sobrenaturales que se han generado en torno a la pirámide de Cholula, uno de los centros ceremoniales más importantes de Mesoamérica y único sitio arqueológico habitado. En
Precisamente dentro de esta vertiente llevamos a cabo la investigación Literatura étnica mágico-religiosa en San Andrés, Cholula, Estado de Puebla.
otra etapa de la investigación analizaremos el resto de relatos de la tipología que incluye, además de los concernientes a esta pirámide, otras historias sagradas en torno a pactos o convenios con el Diablo; Encantos; relatos extraordinarios; Bíblicos y Milagros de la Virgen de los Remedios. En total recopilamos 151 relatos base, más variantes. Las muestras de literatura étnica son hechos de significación complejos; su anécdota es rica en símbolos, especialmente de orden religioso o
Las primeras taxonomías sobre diversas muestras literarias étnicas se deben a Vladimir Propp, George Dumézil y Claude Lévi-Strauss. Sus aportaciones permiten ampliar el espectro de los discursos literarios incluyendo las muestras étnicas. 1
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mágico, tanto de la creencia cristiana como de la religiosidad india. Aportan elementos relevantes para el conocimiento de la interpretación del mundo de la comunidad y aluden a un saber sagrado diferente al consignado en los mitos. No obstante, existen muchos puntos de contacto entre ambas expresiones discursivas. El mito, noción difícil de precisar, fue tradicionalmente considerado como una historia que no es verdadera, una ficción; en el pensamiento judeocristiano2 significó un hecho de ilusión. Incluso los griegos lo opusieron a razón o lógos; 3 también era señalado como fábula engañosa o no real y hasta se concibió como una explicación ingenua del universo y del hombre,4 propia de las sociedades arcaicas. Pero el mito ha de entenderse como la crónica de una serie de hechos, costumbres o creencias que nos remiten a un pasado remoto -como el origen del universo o del hombre-, a la memoria de los pueblos; la crónica de sucesos en la que se basa el mito no es una cuenta fiel ocurrida realmente en la historia de las civilizaciones,5 sino debe entenderse como una ficción construida que puede o no fundarse en hechos reales, recuento de costumbres o creencias acaecidas en un pasado ya perdido en el tiempo.6 Las explicaciones sobre el universo y el origen que nacen del pensamiento mitológico sólo son distintas a las que proporciona la mente científica; parecería que ambas complementan una visión integral de las cosas.7 Los mitos están presentes en una gran cantidad de culturas y forman parte de la idiosincrasia que distingue a cada grupo, porque cuentan historias que develan la sacralidad o la sobrenaturalidad del mundo.8 Las explicaciones míticas dan razón del universo en cuanto a su origen, organización, distribución de jerarquías, dominio del poder, estratificación social; asimismo, plasman los procesos de orden natural como la sucesión de las
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estaciones del año, los ciclos agrícolas, la alternancia del día y la noche.9 Conducen a los tiempos del origen para imitar los hechos ejemplares de las divinidades, en una sucesión de tiempo circular inacabable10 propia del tiempo sagrado,
En nuestra investigación cerca del 98% de los relatos recopilados y clasificados se vinculan con el saber sagrado de la comunidad.
porque el devenir constituye el tiempo profano, el cual pretenden eliminar las sociedades ágrafas para arribar a aquel que puede regenerar11
se continuamente, con el fin de repetir el acto cosmogónico primigenio, el acto de la creación, obra ejemplar de los dioses.12 El tiempo cosmogónico circular parece la manifestación divina más completa.13 El mito, según esto, contiene un modelo de conducta en tanto reactualiza el hacer de los dioses en el origen; la historia que revela es por eso verdadera, posee un valor inapreciable y ejemplar.14 Sus personajes son seres sobrenaturales, dioses celestes o astrales. En cuanto a los relatos y cuentos también refieren una historia sagrada y por ello son un medio de transmisión del saber sagrado, aunque no de los tiempos primordiales.
Mircea Eliade, Mito y realidad, Anagrama, Barcelona, 1983.
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Cf. Erik Schwimmer, Religión y cultura, Anagrama, Barcelona, 1982.
3
Julieta Campos, La herencia obstinada, FCE, México, 1982.
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5
Erik Schwimmer, op. cit.
6
Erik Schwimmer, op. cit.
Claude Lévi-Strauss, Mito y significado, Alianza, México, 1989. 7
Mircea Eliade, Mito y realidad, Labor, Barcelona, 1983. 8
Nathaniel MickIem, La religión, FCE, México, 1981, pp. 186-187. 9
Mircea Eliade, El mito del eterno retorno, Origen/Planeta, México, 1985.
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El mito, según algunos autores, podría cons-
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tituir la primera fuente del cuento y del relato pues
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Ibíd., pp. 38-39.
hasta su morfología es semejante. Entre ambas
Mircea Eliade, lo sagrado y lo profano, Labor, Barcelona, 1985, pp. 35-36.
organizaciones discursivas significantes halla-
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mos varios puntos de contacto. Tanto la lengua,
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como los mitos y los relatos sagrados están vin-
Ibíd., p. 74.
Mircea Eliade, Mito y realidad, pp. 7-27.
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culados a actos rituales, acciones morales, organización social y a la práctica de la vida cotidiana.15 Ambas formas de mantener lo sagrado cohabitan en el tiempo en algunas sociedades, razón por la cual, no es posible estimar a uno como antecesor del otro; ambas manifestaciones son el producto de un acto intelectual de clasificación y combinación de lo real. Relatos y cuentos, por otra parte, no son una forma de desacralización del mito, como sostienen algunos antropólogos, ya que en su manifestación étnica, el relato y el cuento privilegian los motivos religiosos o sagrados. Su historia no remite al tiempo del origen y a los actos ejemplares de los dioses sino aluden a otros saberes sagrados no menos trascendentes; su perspectiva histórica considera el desarrollo de los acontecimientos de manera lineal, los hechos y los personajes sobrenaturales son concebidos en su desarrollo, como si fueran seres vivos. Los dioses atraviesan por distintas etapas de su vida: arriban a un lugar, solicitan su culto a los fieles, solucionan problemas de la comunidad e incluso envejecen y tienen que ser sustituidos. A veces los cuentos muestran la contienda entre divinidades de panteones distintos por obtener la supremacía y el control sagrado o muestran las sanciones destinadas a los transgresores de las normas sagradas. En resumen, contribuyen a conformar la explicación del mundo de las comunidades y a resolver contradicciones internas del sistema sociocultural. Pareciera que la diferencia más fuerte entre ambas producciones estribara en la función social que desempeñan. También el tiempo a que remiten los acontecimientos contribuye a diferenciarlos, ya que el del mito es el más remoto, en tanto que el del cuento es impreciso y a veces hasta se halla fuera del tiempo cotidiano. 15
Julieta Campos, op. cit.
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Dice Eliade que los que narran los cuentos colman una necesidad religiosa del hombre, aseguran una comunicación con lo sagrado transferida al plano de lo simbólico. Asimismo, recogen y prolongan la iniciación en el nivel de lo imagiinario.16 En nuestra investigación cerca del 98% de los relatos recopilados y clasificados se vinculan con el saber sagrado de la comunidad. La transferencia del saber por vía matrilineal predomina, pero no se descartan otras posibilidades como la relación por los abuelos paternos, la suegra, y en menor medida el padre y el abuelo. Una tipología de los saberes sagrados encontrados en nuestra investigación en Cholula incluiría estos:
1. Milagros de un personaje divino. Aquí tenemos el relato “Las bajadas de la Virgen”, donde se cuenta cómo los problemas civiles, políticos o enfermedades y epidemias fueron resueltos por la patrona de Cholula y, en celebración de ese hecho, se baja de su sitio para recorrer el pueblo en fechas señaladas.
2. Hazañas de un personaje divino. Contamos con “La cicatriz de la Virgen” o “La víbora guardiana”. En el primero, la Virgen de los Remedios pidió recibir el impacto de un temblor para no dañar a sus feligreses, la seña la tiene en la nariz rota; en el segundo caso, una serpiente cuida a la Virgen de quienes intentan robar el santuario o hacer maldades.
3. Sanciones que efectúa un personaje divino. “Castigos de la Virgen” o “Sanciones divinas” que muestran diversas maneras cómo la Virgen de los Remedios
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sanciona a los fieles, a veces hasta con la muerte, por no cumplir sus promesas.
4. La llegada de un personaje divino a un espacio (consagrado o no). “La Virgen en la manga”, “La llegada de la Virgen a Cholula”, “Las escapatorias de la Virgen”, etcétera, en que se muestra cómo la Virgen idea recursos para ser entronizada en un sitio elegido con antelación.
5. Petición de edificación de templos o santuarios. “La Virgen en la casita”, “La Virgen en el cofre”, “Las escapatorias de la Virgen”, etcétera, presentan los recursos de la divinidad para expresar a los fieles sus deseos.
6. Envejecimiento de un personaje divino. “La Virgen viejita” indica cómo la patrona del lugar se ha desgastado a tal punto que tiene que ser sustituida por otras más jóvenes que la representen en las bajadas o en peregrinaciones.
7. Reconsagración de lugares. “La luz divina” relata la forma cómo un espacio indio se reconsagra a favor de la nueva creencia, el cristianismo, para que la Virgen pueda habitarlo y someter a las antiguas divinidades veneradas ahí.
8. Lucha entre divinidades. “La Virgen de los Remedios” refiere la contienda que se
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establece entre la Virgen y una serpiente que simboliza tanto al Diablo como a Quetzalcóatl, divinidad india que habitaba en el lugar que domina temporalmente la Virgen.
9. Demonización de dioses de otras creencias. Relato “La víbora diabólica” que a veces cuida a la Virgen y en otros es la responsable de efectuar los castigos, los que se verifican casi siempre en la zona que contiene los vestigios arqueológicos, y no en las cercanías del templo.
10. Demonización de personas y animales. “El corcel del Diablo”, “El gallo diabólico de doña Romana” y “El robo del muerto” muestran cómo algunos personajes vivos de la comunidad han sido estigmatizados por pactar con el Diablo; don Leoncio incluso le sirve de caballo al Diablo, para sus correrías. También vemos que la serpiente y el gallo son animales que simbolizan al mal radical.
11. Demonización de lugares. “El cerro del pacto” y “El cacique profanador del templo” nos presentan la cúspide del cerro de los Remedios como la zona sagrada porque en ella habita la divinidad dominante, y las faldas, morada de los dioses indios, donde se hallan las pirámides, como el lugar profano, sitio en el cual se verifican las sanciones. Asimismo, se marcan otros lugares como demoniacos, son los sitios donde se llevan a cabo los pactos con el Diablo.
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12. Hechos sobrenaturales. “El toro gigante”, “El cerro de mano”, “Las proezas de los gentiles”, “Los brindadores” “La víbora brilla” “La víbora toma agua” y “La víbora se calienta”. Nos presentan una gran diversidad de acontecimientos sagrados que van desde quedar embarazada la mujer por tomar pulque, hasta el relato que muestra cómo los antiguos cholultecas, seres gigantescos, edificaron el cerro de los Remedios. Vemos, pues, que la literatura oral muestra una gran diversidad de saberes sagrados que incluyen sitios, personajes, sanciones, prescripciones y prohibiciones en que se funda el pensamiento mágico y las concepciones religiosas. En el saber sagrado vigente se percibe un enfrentamiento entre creencias que cohabitan en un solo espacio santo, también se nota que el poder sólo se conserva temporalmente. La transmisión del saber santo a través de los relatos orales permiten mantener unida a una comunidad y participar de una cosmovisión semejante; la cohesión lograda a partir de ello permite compartir un aspecto de la identidad.
*Ligia Rivera Domínguez
Lingüista. Centro de Estudios del Lenguaje. BUAP.
Memorias del 1er Foro de Oralidad y Cultura. Colectivo Memoria y Vida Cotidiana / Crónicas y Leyendas Mexicanas, A.C.1994. Cd. de México.
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a oralidad antecede a la escritura. El pequeño, o su contraparte, el hombre primitivo, se comunican verbalmente antes de plasmar su mundo interno en piedra, papel, papiro o pergamino. Según Salomón Resnick en El Talmud, leemos: “En la evolución de la sociedad humana la ley escrita constituye relativamente un fenómeno ulterior. La sociedad primitiva no tenía ley escrita.”1 Para la ortodoxia judía, para los sabios, tanto la ley oral como la escrita, habían sido reveladas por Moisés en el Sinaí: las escritas de carácter complementario, en contraposición a las orales de “carácter transitorio” y “susceptibles a ser cambiadas”.2 De ahí que, por naturaleza, la Ley Oral no pueda ser transcrita y deba, por otra parte, “subsistir siempre en forma verbal”.3 Las Escrituras, Pentateuco o Ley de Moisés y la Enseñanza Oral se equiparan metafóricamente con la llama y la flama, con el caparazón y el cuerpo de un caracol.4 ¿Dónde empieza una, y dónde la otra? Respuesta difícil, sino imposible de contestar, más fácil de intuir: una vive en la otra, una no vive sin la otra. ¿Y por qué la necesidad de la ley oral de la Torá Shebealpé con respecto a la escrita o Torá Shevijtav, ambas de inspiración divina? Las Escrituras, un código cerrado, necesita, por ende, de “deducciones e interpretaciones” móviles, dinámicas que interpreten la letra, que estén al “pie de la letra” explicitando lo oscuro, abriendo lo cerrado. La Ley Oral traduce, abre, cataliza deduciendo e interpretando. Por ejemplo, en el Pentateuco se nos dice respecto al sábado: “No harás trabajo alguno” mas no
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se especifica lo que ha de ser considerado “trabajo alguno”: Después del estudio fundamental de aquella época bíblica, llegaron los escribanos a la conclusión que realmente que había 39 tipos de trabajo que realmente fueron ejecutados en aquel tiem-
La oralidad antecede a la escritura. El pequeño, o su contraparte, el hombre primitivo, se comunican verbalmente antes de plasmar su mundo interno en piedra, papel, papiro o pergamino.
po y naturalmente bajo el rigor de la prohibición arriba mencionada.5 De lo anterior se infiere la necesidad de los sabios de explicar la letra, lo escrito. Incluso uno de ellos, Ibn Perahía, aconseja hacerse de un maestro que explicite, que clarifique el texto (Pirkei Avot, cap. 1:6). Por lo que, retomando la prohibición sabática de efectuar cualquier labor, la ley escrita —tajante y tácita— deje de serlo, para saciar la curiosidad del judío practicante, quien al arribar el día sábado respetará la ley, sin miedo a transgredirla.
Las Escrituras, un código cerrado, necesita, por ende, de “deducciones e interpretaciones” móviles, dinámicas que interpreten la letra, que estén al “pie de la letra” explicitando lo oscuro, abriendo lo cerrado.
Ni sembrar, ni talar, ni arar, ni cosechar, ni atar y desatar. Tampoco trillar, orear, colar y moler. Ni tajar, prolar harina para amasarla y prepararla. Ni esquilar lana para lavarla, peinarla, colorear-
Iser Guinzburg, El Talmud, p. 28. 1
la, hilarla, tejerla y trenzarla. Ni cazar, ni matar, ni
2
Ibíd., p. 29.
curtir pieles. Ni escribir, ni bordar, ni construir, ni
3
Ibíd., p. 29.
destruir, ni apagar o encender el fuego, ni termi-
4
nar trabajo alguno, ni trasladar bienes muebles de un lugar a otro... Ya se dijo: hasta 39 variantes.
Doctor Jacob Rabi Avigdor, Síntesis del Talmud. 5
Ibíd., p.111.
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Los caraítas, secta derivada del judaísmo, la cual seguía a pie juntillas lo literal, omitiendo toda directriz aclaratoria —secta, por cierto perseguida por la ortodoxia judía y traída a colación por Juda ha-Levi en su obra de El Cusari— dejaron de existir, tras morir víctimas de “asfixia”. Apegados a lo escrito y lejos de toda aclaración pertinente —de guía, maestro o nota adjunta— perdieron “aire”, lógica, vuelo y coherencia. Envueltos en una rigidez sin misericordia, se perdieron en la letra cerrada que encierra, que inhibe y asfixia. La única forma en que la revelación podía seguir siendo relevante frente a los nuevos problemas era interpretando la palabra escrita de manera de hacerla aplicable al campesino y al comerciante, al ama de casa y al sirviente, al estudiante y al sabio. Es este tipo de literatura interpretativa lo que el judaísmo llama midrash legal, o Ley Oral. La función principal del midrash es hacer de la Torá un documento legal viviente, de modo que todo acto de la vida pudiera ser realizado de acuerdo con el mandato divino”.6 La tradición oral, por otra parte, en su necesidad de abrir el texto, de alegorizar en bienestar del alma, se complementa con la Agadá, con la creación que recrea lo escrito. Daremos un ejemplo: en el Génesis se nos informa, de manera escrita, acerca del nacimiento de Eva, por supuesto que a través de una costilla, la de Adán, el primer hombre. Viene entonces la interrogante, ¿y por qué precisamente de una costilla? La tradición oral nos responde, poniendo en labios del Creador una reflexión tácita, anterior a su obra: No la crearé de la cabeza de él, pues podría volverse engreída; ni del ojo, para que no sea coqueta; ni de la oreja, para que no le dé por escuchar 6
Gerson D. Cohen, La época talmúdica, p. 156.
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lo indebido; ni de la boca, para que no sea dada a habladurías; ni de la mano, para que no sea demasiado ligera de dedos; ni del corazón, para que no se entregue a los celos; ni del pie, para que no sea andariega, sino de la parte modesta del hombre, pues aun cuando está desnudo, esa parte queda cubierta. Y sin embargo, pese a todo esto, habéis despreciado todos mis consejos, no habéis hecho caso de mis represiones [Proverbios, 1:25]. No la creó de la cabeza, y sin embargo, es engreída... ; ni del ojo, y sin embargo es coqueta... ; ni de la oreja, y sin embargo es dada a escuchar lo que no debe...; ni del corazón, y sin embargo tiende a los celos.. ; ni de la mano, y sin embargo es demasiada ligera de dedos...; ni del pie, y sin embargo es andariega (XVIII. 2). Un segundo ejemplo: las Escrituras apenas sugieren la naturaleza del fruto prohibido. La tradición oral elucubra al respecto, aclarando ¿cuál fue el árbol prohibido? Ha sido enseñado que el árbol del cual comió Adán fue, según R. Meir, una viña, pues nada enajena más al hombre que el vino, del cual está escrito: bebió vino y embriagó; según R. Nehemías era una higuera, pues lo mismo que fue causa de pecar sirvió en parte para la reparación, según está escrito: se cosieron hojas de higuera (2); según R. Judá era el trigo, ya que el niño no sabe decir papá y mamá antes de haber probado el trigo (que no era el árbol de la ciencia) (Berajot 40a). ¿Y qué sucedió con la ley oral? Remontémonos a los romanos en la antigua Judea. Los hijos de Israel habían perdido su independencia; el Templo había sido destruido y los sabios del Talmud, recipientes de la tradición oral, habían sido martirizados, victimizados y muertos para hacerlos callar, para desaparecerlos de la faz de la tierra y con ellos la sapiencia oral, viva,
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...interpretar la palabra escrita de manera de hacerla aplicable al campesino y al comerciante, al ama de casa y al sirviente, al estudiante y al sabio.
vital y revitalizadora de la oralidad. Recordemos a Rabi Akiva —gracias al cual se salvó para la posteridad el alegorizado Cantar de los Cantares— sabio desgarrado con tenazas de hierro “por seguir estudiando la Torá”.7 Eran los tiempos de Adriano... Muertas y cercenadas las ramas del árbol de la tradición oral, los sabios decidieron salvarla a toda costa. “Decidieron para que la Ley Oral no cayera en olvido en aquellos tiempos aciagos”8 anotar, palabra por palabra, sonido tras sonido.
La función principal del midrash es hacer de la Torá un documento legal viviente, de modo que todo acto de la vida pudiera ser realizado de acuerdo con el mandato divino.
Judá el Príncipe, fue el encargado de transcribir aquella “especie de grandiosa enciclopedia de leyes antiguas y nuevas”.9 Fue entonces que nace la Mishná, dividida y subdividida para su mejor comprensión, para su consulta. Y gracias a dicho esfuerzo titánico, pervive hasta hoy día la Ley Oral, misma que quedó anotada, traicionando, de algún modo su esencia transitoria, y la intención de los sabios de verla libre de toda prisión, tras las rejas de la Escritura que la anuló, para salvarla en tiempos de crisis. “De ahí que la ley oral, movediza, siempre cambiante, quedó petrificada”.10
Iser Guinzburg, op. cit., p. 120. 8 Ibíd., p. 120. 9 Ibíd., p. 120. 10 Ibíd., p. 26. 11 Iser Guinzburg, op. cit., p. 127. 7
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Posteriormente, los sabios continuaron profundizando en la Mishná escrita, deduciendo “nuevas leyes, nuevas ocurrencias”.11 Nace enton-
ces la Guemará, en realidad un comentario adjunto a la Mishná. Ya para finalizar, nos preguntamos: ¿qué, acaso la ley oral se perdió del todo asfixiando o
¿Y qué sucedió con la ley oral? Remontémonos a los romanos en la antigua Judea. Los hijos de Israel habían perdido su independencia...
aniquilando a quien se apega a lo escrito, como en tiempos de los ya citados caraítas? Gerson D. Cohen en La época talmúdica nos responde: A medida que la vida se hacía más compleja, también se hacían más difíciles las preguntas y, naturalmente, las respuestas a ellas. De cualquier modo, si el yugo de la Ley debe mantenerse intacto, la vida debe relacionarse con él. El talmudista moderno debe, por tanto, buscar los registros de discusiones académicas alrededor de veinte si-
Muertas y cercenadas las ramas del árbol de la tradición oral, los sabios decidieron salvarla a toda costa.
glos para lograr una percepción a los problemas planteados por las condiciones modernas. ¿Son los bancos de ojos permisibles, puesto que mejoran la vida humana? ¿O violan el sagrado principio que prohíbe la mutilación de los muertos? ¿Puede un judío consentir una autopsia médica? ¿Cuál es el status de una mujer cuyo esposo no puede ser hallado y los agentes oficiales lo catalogan como legalmente muerto? ¿Puede esa mujer, de acuerdo con la ley judía, volver a casarse? Estos son algunos de los problemas que un talmudista actual debe contestar. Ningún tipo de judaísmo, desde el ultra-ortodoxo hasta el reformista, ha descartado la práctica de consultar, al
¿qué, acaso la ley oral se perdió del todo asfixiando o aniquilando a quien se apega a lo escrito, como en tiempos de los ya citados caraítas?
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menos, este registro rabínico para iluminar el presente. El Talmud se halla viviente para los judíos donde quiera que vivan dentro de la tradición. 12 Al parecer, cada época invita a nuevos retos, y a nuevas interpretaciones de la Ley. Y si bien nada se agrega, mucho se interpreta, dejando la puerta abierta a la palabra que acompleta y dirige sin olvidar el pasado, sin menospreciar el presente y el futuro, llama y flama, de un mismo cuerpo legal —la Halajá— y anímico —la Agadá—. Tradición oral y tradición escrita, como en aquellos años en el Sinaí y frente al Creador. Y si bien eso pensamos, pervive el sentido unívoco de las Escrituras, siempre al margen de la tradición, se debe a la persistencia de la oralidad que, si bien antecede a lo escrito, también lo complementa insuflándole vida y permanencia. 12
Gerson D. Cohen, op. cit., p. 104-105.
Bibliografía • Antología del Talmud, Plaza y Janés, Barcelona, 1982. • AVIGDOR, JACOB RABI, Síntesis del Talmud, México, 1966. • COHEN, D., GERSON, La época talmúdica, Paidós, Buenos Aires (Grandes épocas
e ideas del pueblo judío, núms. II-III). • GUINZBURG, ISER, El Talmud, Librerías Tecalli, México, 1983.
*Becky Rubinstein F.
Maestra de literatura. Poeta, periodista y promotora infantil. CUICA. UNAM.
Memorias del 1er Foro de Oralidad y Cultura. Colectivo Memoria y Vida Cotidiana / Crónicas y Leyendas Mexicanas, A.C.1994. Cd. de México.
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Arriba: Luis Ramírez.
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Abajo: Martín Rosas.
Arriba: Virginia Enríquez.
Abajo: Rocío Álvarez.
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Arriba: テ]gela Escobar.
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Abajo: Bernardo Franck.
Arriba: Clarivel Loayza.
Abajo: Martín Céspedes.
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Arriba: MalĂş Delgado.
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Abajo: Mariel Dorado y Bernardo Franck.
Arriba: Guido Choquetanga, Malú Delgado y Roxana Guzmán. Abajo: El chamán que realizó un ritual de buenos augurios para el Festival Apthapi.
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Arriba: Javier Tauta, Martín Rosas, Toña Pineda y Bernardo Franck.
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Abajo: Aníbar Lima.
Arriba: Toña Pineda.
Abajo: Willy Vásquez.
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Arriba: Pepe Cabana.
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Abajo: Lady Valero y Willy Vรกsquez.
Arriba: RubĂŠn Flecha.
Abajo: Roberto Espinal.
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Arriba: El fotógrafo, Jermán Argueta. Autorretrato con Pepe Cabana, Toña Pineda, Rubén Flecha y Bernardo Franck
EN LA PÁGINA ANTERIOR. ARRIBA, ABAJO Y MÁS ABAJO:
Un amigo, Guido, Rubén, Roxana, Luis, Malú, Paty, Bernardo, Javier, Willy, Martín, Mariel, Clarivel, Martín, Pepe, María Isabel, Vicky, Lady y Jermán.
EL 10O APTHAPI INTERNACIONAL DE CUENTACUENTOS se celebró en La Paz, Bolivia, del 7 al 14 de junio del 2014.
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