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Geopolítica y análisis

09/12/2014 Pocas veces se leen comentarios serios y reposados sobre geopolítica, sobre todo en la prensa "oficial" que sirve a las oligarquías locales, el que suscribe raras veces coincide con los tediosos artículos de fondo o comentarios sobre la situación global

Pocas veces se leen comentarios serios y reposados sobre geopolítica, sobre todo en la prensa "oficial" que sirve a las oligarquías locales, el que suscribe raras veces coincide con los tediosos artículos de fondo o comentarios sobre la situación global. Pero de vez en cuando, aparecen artículos capaces de dar en la diana de los derroteros por donde discurre el acontecer mundial y este el caso de Antonio Navalón y su teoría del dominó en América Latina. Finaliza su artículo con una frase que describe perfectamente una situación planetaria común a muchas naciones, cuando dice: "Las protestas mundiales ya no son explosiones

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primaverales como ocurrió en los países musulmanes. Forman ya parte de la ecuación del desorden mundial del siglo XXI". Y esta cita que va dirigida a su país, México, es perfectamente válida para el resto del planeta, las protestas de Hong Kong, no se escapan a esta valoración, como no se escapan las de México o Brasil, ni siquiera las de Venezuela, por muy inducidas que fueran, por una parte de la MUD. Cuan lejos está Navalón de ese mediocre Castañeda, siempre desprendiendo ese tufillo a Gringo, cual explorador indio, embadurnado de olor a búfalo de las praderas, siempre corriendo a servir al séptimo de caballería. La realidad política internacional posterior a la caída del muro de Berlín, ha cambiado y sigue camino de cambiar la correlación de fuerzas y reasignando papeles a los actores de la escena internacional, algo a lo que se resisten, no sólo los países, sino los comentaristas y los analistas políticos.

Algunos analistas son como las avestruces

Mientras tanto las oligarquías se empeñan en deformar los hechos, reinventando un discurso que corresponde a la Guerra Fría, desfasado por los años y arrinconado por la realidad de los acontecimientos. La economía ya no está en manos de los manipuladores, por no decir de los especuladores, el Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, que cada vez pintan menos en el concierto de las economías emergentes,

gracias al protagonismo adquirido por grupos como los BRICS, frente a las nefastas intervenciones del Tío Sam. La denunciada sobrevaloración de Rusia, en un intento por restar importancia a la primera potencia nuclear del planeta, es un juego peligroso, que no hace otra cosa que potenciar el divorcio de una parte importante de Europa arrinconándola contra Asia. Nada parece presagiar que los acontecimientos internacionales vayan a cambiar la ruta que conduce a China hacia la cabeza del liderazgo del planeta y a los BRICS, a convertirse en el club selecto de la dirección de buena parte de su economía al margen de los Aliados y su proyecto TTIP. En el centro de su artículo Navalón avisa: "Pero aún más importante, las balanzas del poder se mueven de manera diferente y mientras sigamos así y, gracias a la amenaza del Estado Islámico en Siria e Irak, Irán se convierta en una potencia moderna y mediadora, resultará que el precio del petróleo y, como consecuencia, el repunte del costo del gas, harán más rica a China, más fuerte a Rusia, más pobres a los demás y el nuevo mapa más claro". Algo a lo que me refería en un reciente artículo cuando hablaba del efecto búmeran, de la política petrolera.

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