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El origen de las profesiones liberales

El origen de las profesiones liberales

En el Siglo XVI se produce la recuperación del estilo Arquitectónico clásico, es decir, el estilo griego.

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A finales del Siglo XV Europa veía en el Renacimiento la vuelta a las antiguas formas clásicas, que unos atribuyen a la emancipación de las artes de la tutela eclesiástica y otros a la supresión de los privilegios de los gremios obreros (masones), ahora bien, el Renacimiento arranca en Italia, dominada por la Iglesia Católica, y en Inglaterra la masonería pervive hasta nuestros días.

El Renacimiento, parece ser, tuvo más que ver con el descubrimiento de la imprenta, el nuevo mundo y la aparición de los libros de Vitrubio, lo que dio paso al florecimiento de numerosas publicaciones que servían para instruir a los prácticos en la ejecución de obras arquitectónicas, pictóricas y escultóricas, así se comprende la publicación del tratado "De reaedificatoria" (Alberti, se oponía a la corriente que en aquel entonces defendía que las artes se dividían en manuales y liberales las manuales o CUADRIVIUN y las liberales o TRIVIUM, así no solo escribió el tratado reseñado, sino De Pictura y De Statua, fue el primer defensor de la condición "Liberal" de las profesiones artísticas, reservadas hasta entonces a Literatos, Filósofos, Matemáticos y Músicos.) de León Bautista Albérti (Antonio López Ferreiro, "Lecciones de Arqueología Sagrada", Seminario de Santiago 1.894.).

Por aquel entonces ser Arquitecto, Pintor o Escultor suponía pasar por un largo período de aprendizaje de la mano del "Maestro" en el gremio laboral, cuya exigencia no se suspendió como dicen algunos autores al perseguirse a los masones, de lo cual en todo caso sólo se conocen datos en Florencia, a partir de 1.571, amén de la consabida expulsión de los judíos en la España Católica.

Los judíos eran mayoritariamente artesanos, comerciantes o prestamistas y buena prueba de ello es la ciudad de Toledo.

"Como en la Edad Media, el taller no era sin más un lugar de aprendizaje, sino un centro de creación de las obras de arte; en él, los aprendices se convertían en mano de obra barata a cambio de ser iniciados en los secretos del oficio" (Historia Universal del Arte, José Milima, Joan Sureda, Editorial Planeta.) gentes de procedencia modesta, en muchos casos entregados para su manutención a cambio de trabajo". Algo no muy distante de la práctica del aprendizaje en muchos estudios de arquitectura de España hasta bien entrada la década de 1970.

"Aunque, a decir verdad, en el Quattrocento, el oficio de Arquitecto era el menos definido de todos los oficios artísticos, y ni tan siquiera había un gremio que velara por sus intereses profesionales (Quien escribe esto, desconoce la existencia de las logias masónicas, o pretende burlarse de los lectores, pues es bien sabido que es precisamente en el gremio de la arquitectura donde más adeptos encuentra la masonería. durante esa época) o que supervisase, como en el caso de los pintores o los escultores, la educación de sus miembros. Lo cual no fue óbice, para que sus clientes generalmente adinerados hicieran de mecenas, y potenciaran y prestigiaran su trabajo," actitud que más tarde asumirían los Estados encumbrando a los Arquitectos de su simpatía o proximidad política.

Véase sino la Historia, de las cortes europeas y las muy recientes y espectaculares intervenciones en Francia, o la polémica en torno a Ricardo Bofill en España y Cataluña.

Contribuyó al Renacimiento la aparición y multiplicación de los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio, pero más que al Renacimiento a la Arquitectura y a la técnica en general, dio paso a hombres universalmente formados, artistas-científicos, tecno-artistas, hombres como Leonardo Da Vinci.

Es en esta época de la historia cuando se crea el concepto de la obra Arquitectónica como un todo armónico, proporcionado en relación al hombre y sus formas, regidas a su vez por una relación métrica y geométrica, tal como los antiguos griegos en su esplendor concebían cualquier obra del hombre.

Nace la modulación, el espacio, la perspectiva, el reflejo, la sombra, y nace el Urbanismo (Imitando a Alberti, Filarete, publica en 25 libros su tratado de Arquitectura, intentando recopilar lo anteriormente hecho en esta materia por los antiguos. (Antonio Averulino "Filate". 1.400-1.469))

"Con ello, el proyecto se separaba de la ejecución de la obra. En lo sucesivo, el maestro tendía sólo a realizar los esbozos y

dejaba su plasmación a los aprendices y colaboradores, --como hizo la Compañía de la Misericordia de Borgo San Sepolcro cuando encomendó la ejecución de un políptico a Piero della Francesca-- al exigir en los contratos de las obras la garantía de la participación exclusiva del maestro en el trabajo. Lo mismo ocurrió en el campo de la Arquitectura: el diseñador de los edificios, el arquitecto, tenía un conocimiento más teórico que práctico de su oficio, motivo por el cual debía acudir a un constructor para que diese solución a las exigencias estructurales de sus obras, como hizo Alberti con Matteo de Pasti y con Luca Fancelli. (Historia Universal del Arte, pág. 28.)

En España las profesiones técnicas se organizan desde el Estado, a partir de las divisiones que éste hace de sus Cuerpos de Facultativos Técnicos. Así desde el Ministerio de Fomento se dividen y subdividen los cuerpos de técnicos facultativos en Ingenieros y sus ayudantes, Arquitectos y sus ayudantes, Maestros de obras, Sobrestantes, Delineantes y escribientes.

Hasta 1.844 no se regula en forma alguna las distintas divisiones y competencias de estos cuerpos y cuando se hace es debido a la necesidad de reducir las tensiones entre los Ingenieros militares y los Ingenieros civiles.

La construcción de los primeros ferrocarriles dejo al descubierto el déficit de profesionales imperante en

España, para lo cual fue preciso que los Ingenieros militares se incorporaran a una empresa eminentemente civil.

El Instituto Geográfico y Catastral carecía de los profesionales necesarios para desarrollar sus trabajos, cubría constantemente sus deficiencias con Delineantes temporeros, hasta la creación de una escuela de formación profesional propia y la regulación del Cuerpo de Delineantes del Instituto Geográfico y Catastral.

Los Ingenieros se formaban a partir de una mediocre enseñanza que posteriormente irían incrementando con la experiencia práctica, así aquellos que no lograban terminar la carrera eran aprovechados como ayudantes y al cabo de unos años podían ascender al escalafón de Ingeniero, esta práctica se mantuvo hasta principios del siglo XX despareciendo con la creación de las escuelas de Ingeniería de Barcelona y Madrid.

Curiosamente cuando la situación económica del país, agotado por las guerras del fin del colonialismo y la sucesión declina y obliga a fuertes restricciones presupuestarias, que limitan la creación de centros de enseñanza.

Los Delineantes en España, son utilizados durante más de un siglo, como Ayudantes de Arquitectos e Ingenieros, hecho incuestionable que tiene su corroboración en una Sentencia del Tribunal Supremo de 1.965.

Pero muchos años antes, al razonar su exclusión de los Presupuestos del Estado ya se dice en la Ley que ello estaba justificado ante la carencia de Ayudantes de obra y la falta de Ingenieros y Arquitectos, en número suficiente para atender al servicio.

Es decir los Delineantes le sirvieron al Estado para cubrir la escasez de Ingenieros, Arquitectos y Ayudantes de Obras Públicas.

Pero no por ello se creó una enseñanza especializada de Delineantes, a pesar de haberse conocido, en tiempos de Felipe V, la Escuela de Matemáticas y Delineación para la formación de militares dedicados a la construcción de los ferrocarriles, lo que se creó con el paso del tiempo, fue una escuela de Ayudantes de Obras Públicas y Sobrestantes. (Sobrestantes = Capataces)

Otro tanto de lo mismo cabe decir de la Arquitectura, enseñanzas que hasta entrado el siglo XX se impartían el Real Academia de San Fernando al igual que todas las enseñanzas de Bellas Artes.

La Arquitectura no se consideraba por aquel entontes una “profesión” y estaba vinculaba más al monumentalismo, la construcción escultural como los palacios y los grandes jardines.

Los arquitectos eran una suerte de artistas pertenecientes a la élite y a la aristocracia, no vinculada con la construcción ejercida por gentes sencillas del vulgo, pertenecientes a los gremios laborales, algo que va a cambiar a mediados del siglo XX.

Tan es así, que las escasas referencias que en la legislación del siglo XIX y bien entrado el XX se hace a los Arquitectos, son para referirse a sus intervenciones en el patrimonio Histórico Artístico, y su introducción en el Urbanismo sólo se detecta a mediados de los años 70 del siglo XX, salvo contadas excepciones.

Ambas profesiones (Arquitectos e Ingenieros) crean sus asociaciones profesionales a principios del siglo XX para defenderse los unos de los otros, en dura pugna por el mercado de la construcción, que siempre termina en los juzgados.

Los arquitectos españoles eliminaron del mercado del urbanismo y de la construcción a los ingenieros, siendo un caso insólito en el mundo entero, ya que salvo en

España, los ingenieros son los profesionales competentes para estas materias.

Portugal sin ir más lejos es un buen ejemplo de lo que decimos, pero donde mejor se aprecia es en el continente americano.

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