Las aventuras del poderoso Gilgamesh y el milagroso Moisés

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Segunda edición revisada y adaptada, en Junio de 2022, © Gonzalo Alvarez Garcia


Las aventuras del poderoso Gilgamesh y el milagroso Moisés Contenido Las aventuras del poderoso Gilgamesh y el milagroso Moisés..............................................................................3 Introducción.....................................................................5 Harappa y Mohenjo-Daro...........................................18 Los Natufian................................................................19 Sumeria - Acadia - Babilonia.......................................19 Los personajes principales de la Epopeya...................23 Gilgamesh....................................................................23 Gilgamesh y Agga de Kish............................................25 Gilgamesh y el país de los vivos..................................25 Gilgamesh y el Toro celeste........................................26 Gilgamesh, Enkidu y los infiernos...............................26 La muerte de Gilgamesh.............................................26 Enkidu, mitad hombre, mitad bestia..........................29 Ishtar como representación de la mujer y lo femenino .....................................................................................31 Urshanabi....................................................................36 Ut-Napishtim el representante de la inmortalidad....37


El papel de los sueños en la Epopeya de Gilgamesh...37 Epopeya de Gilgamesh...................................................40 Tablilla I..........................................................................40 Tablilla II.........................................................................56 Tablilla III........................................................................66 Tablilla IV........................................................................79 Tablilla V.........................................................................82 Tablilla VI........................................................................88 Tablilla VII.......................................................................97 Tablilla VIII....................................................................102 Tablilla IX......................................................................104 Tablilla X.......................................................................111 Tablilla XI......................................................................126 Tablilla XII.....................................................................145 Moisés..........................................................................157 Sinopsis.........................................................................170


Introducción Corría el año de 1860 cuando se descubrió en la ciudad de Nínive la biblioteca del rey Arsubanipal, el arqueólogo Henry Layard, no sabía muy bien que era lo que había descubierto en ella, ya que se encontró con más de 25.000 tablillas de barro, que parecían "pisadas por los pájaros" así que decidió llevárselas a Gran Bretaña, ordenando que se las cargaran en cestos sin poner ningún cuidado en su transporte y menos en su embalaje, así las cosas, fueron trasladadas a Basora y de allí a Londres, a donde llegaron mucho más deterioradas que cuando se descubrieron, ya que habían sufrido el daño causado por la destrucción del Templo por los medos, en el año 612 a.e.c., años más tarde, a finales del siglo XIX, Georges Smith, un autodidacta aficionado a la arqueología consigue descifrar las "pisadas de pájaros" y se logra interpretar parte del contenido de lo poco que quedaba de las tablillas de Nínive y descubre la primera obra literaria de la humanidad.


Escritura cuneiforme

A pesar de ser una obra descubierta hace poco más de un siglo, ya se ha escrito sobre ella abundante material de muy diversa índole. No es nuestra intención caer en la pedantería intelectual de los análisis eruditicos y mucho menos academicistas y disciplinarios, lejos de todo ello, la esencia de la Epopeya de Gilgamesh, es perfectamente comprensible para cualquier lector, ya que fue creada para distracción de la plebe y lo que pretendemos es su divulgación, haciendo un ejercicio de interpretación sobre aquellos aspectos que pudieran ser poco entendidos, por seres humanos del siglo XXI alejados de la mentalidad de los pueblos que habitaban el valle de Mesopotamia.


No nos interesan las motivaciones subyacentes, ni los análisis estructuralistas, filológicos, mitológico astrales, ni morfológicos, de una cantata popular que narra las aventuras de un héroe local y que tiene todas las trazas de ser anónimo y cambiante en el tiempo, tal como queda reflejado en las distintas versiones a lo largo de los siglos posteriores a su aparición. Los amigos de las tinieblas, han querido ver en Gilgamesh a un extraterrestre que se humaniza, se hace un terrícola y coloniza la tierra para crear una nueva civilización en la galaxia, gracias a la conjura de los Dioses del universo, algo propio de mentes calenturientas y de civilizaciones más influenciadas por la tecnología moderna y el cine. Nada de eso corresponde con la realidad y lejos de ella, es una forma de frivolizar en versión cinematográfica una Epopeya que corresponde a una época en la que se acaba de descubrir la escritura y que se va a convertir en un "Best Seller" durante más de mil años, con toda probabilidad la obra de mayor éxito literario de todos los tiempos.


Orante arrodillado 2.000 años a.e.c.

Lo que sí es evidente, es que la Epopeya de Gilgamesh, a fuerza de ser cantada en plazas y mercados de toda la Mesopotamia llegó a ser conocida lejos de sus fronteras, sirvió de base, cuando no de texto directamente copiado, para crear las leyendas bíblicas de los judíos, más si tenemos en cuenta que Biblia viene de Babilonia, de Babel y sus primeras referencias provienen de la Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh, es el modelo literario de los héroes griegos de la Ilíada y de la Odisea, nadie lo pone en duda, de igual forma los dioses griegos son una copia de los dioses acadios, que heredarían las civilizaciones hasta el Imperio Romano.


La Epopeya de Gilgamesh, es una pieza literaria que hay que valorar por su edad y su continuidad en el tiempo, teniendo en cuenta el contexto en el que se desarrolla y partiendo de la premisa de su universalidad, ya que estamos ante la primera obra de literatura creada por el hombre, cuando acaba de descubrir la escritura, el lenguaje escrito que va a cohabitar con los lenguajes orales de distintos pueblos y durante varios siglos la escritura acadiosumeria, -la escritura cuneiforme- va a ser la lengua de intercambio entre las gentes cultas, lo que va a convertir a la Epopeya de Gilgamesh en una fuente de inspiración y un modelo a imitar durante generaciones. La Epopeya de Gilgamesh, pudo haber sido una representación teatral cantada por un grupo de actores y músicos que se ganaban la vida en los mercados, contando las hazañas del héroe nacional, un ser alto, fuerte y hermoso, que no tenía competencia y que gozaba de la protección de los Dioses, una especie de superhombre de la época.


Fue conocida por todos los pueblos del valle de Mesopotamia, llegó a todas las civilizaciones vecinas y se copió y difundió en todos los idiomas escritos hasta el Imperio romano. Los griegos a través de Heródoto tuvieron conocimiento de buena parte de la cultura mesopotámica, pero no hay que olvidar que el historiador griego vivió entre los años 484 a 425 a. e. c., más de mil años después de la primera versión de la Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh, llegó a conocer al Ut-Napishtim babilónico, Ziusudra para los sumerios y Atrahasis para los acadios, el Noé de los judíos, así que el tal Noé no era más que una referencia para dar paso a su héroe más famoso: Moisés, que será la versión judía y antitética de Gilgamesh.

Reconstrucción del Arca de Noé


Desde el punto de vista teatral, la Epopeya de Gilgamesh, se presenta en tres actos: Una descripción de la creación de la humanidad y de su proceso iniciático para los hombres a cargo de los Dioses, en el que juega un papel central la mujer, representada por la creación del hombre a manos de la diosa Aruru (Ninhursag), las sacerdotisas y su Diosa Ishtar.

Diosa Aruru (Ninhursag) creadora de los hombres

La lucha interna de las contradicciones del hombre, entre el bien y el mal, representadas por la doble personalidad representada por Gilgamesh y Enkidu, que unidas van a afrontar las aventuras de la vida y la muerte.


Y una tragedia producida por el castigo de las ofensas a los Dioses y el temor a la muerte, representada por el Diluvio Universal y la inevitable muerte del héroe. Desde el punto de vista religioso, la obra describe el universo a través de sus Dioses, que crean al hombre del barro que terminará convirtiéndose de nuevo en polvo. Explica el renacer de la humanidad después del Diluvio Universal, provocado por la enemistad entre los Dioses, describe el Paraíso como un jardín de joyas y el infierno como el inframundo bajo la tierra, deja claro que sólo los Dioses son inmortales, asoma la posible resurrección después de la muerte, permitiendo a reyes y héroes la entrada en el paraíso. Desde el punto de vista político, es usada con fines propagandísticos para ensalzar la estirpe de los pueblos del valle de Mesopotamia y representar a tres agentes sociales: Los Dioses del cielo, de la tierra y del inframundo, que crean y rigen los destinos de los seres vivos a su antojo. Los gobernantes que son sus delegados, que no son inmortales pero están dotados de divinidad y gozan del favor de los Dioses.


Los nobles, la plebe y los sirvientes, que son mitad animal mitad hombre y que están condenados a morir, a pesar de que Gilgamesh intenta negociar con los Dioses la vida después de la muerte, partiendo de su condición de héroe. Por lo tanto, la Epopeya sirve para difundir y dar prestigio a las formas de dominación de sus autores, escondidos y olvidados tras el anonimato. El autor, o autores, intentan compensar la inevitable muerte con las aventuras y el disfrute de los placeres que da la vida dentro de las murallas. Recordemos que se trata de una obra de autor desconocido que cuenta con varias versiones en distintos idiomas y que se difunde a lo largo de miles de años, de ahí que se conozcan varias versiones. La Epopeya, también establece la contradicción entre el campo y la ciudad, campos, bosques y montañas, como morada de las bestias salvajes, los pueblos nómadas, los temidos monstruos gigantes y los que son mitad hombres y mitad humanos, que habitan fuera de las murallas de Uruk, conde residen Dioses y reyes, que son signo de civilización y de pueblos protegidos por sus Dioses y sus reyes.


Por eso los reyes como Gilgamesh, que están formados por dos partes divinas y una parte humana, eran ensalzados glorificados, al ser los mediadores de los Dioses, de lo que da cuenta la oración o rezo que se dedicaba a nuestro héroe: Oh Gilgamesh, gran rey, juez delegado de los dioses del cielo, príncipe, gran dispensador de órdenes para la humanidad, vigilante de todos los países, gobernador del mundo, señor de todo lo que existe en la tierra, tú juzgas soberanamente y como un dios dictas sentencia. Oración sumeria para curar a los enfermos.


La Epopeya de Gilgamesh, tiene todas las características de una cantata popular, digna de Carmina Burana, de los cantares de juglaría, los cantares de gesta, los cantares de ciego o los poemas de los simposios griegos amenizados por actores y en buena medida debió servir de inspiración a la tragedia griega y en su parte aventurera de combates desiguales, a la lucha de los gladiadores contra las fieras en el Circo. Conviene señalar que la Epopeya debió contar con más de 3.000 versos, de los cuales sólo se conocen unos 2.000 y que fue difundida a lo largo de más de 1.000 años, lo que la convierte en la obra literaria más influyente y conocida de la civilización occidental hasta bien entrado el Imperio de Roma. Si comparamos la leyenda de Moisés con la de Gilgamesh, descubriremos muchas similitudes y a la vez podremos apreciar el rechazo de los judíos frente a los babilonios que los habían esclavizado, en la segunda parte de esta obra compararemos a ambos personajes.


Los judíos cambian a los babilonios por los egipcios y crean a su particular héroe (Moisés) que les libera de la esclavitud (de los babilonios) y los lleva a una nueva tierra prometida por su Dios (Jericó, más tarde Jerusalén), que se las va a conceder en propiedad a perpetuidad, (los Dioses, concedieron a Ut-Napishtim, la vida eterna en la desembocadura de los ríos, en Dilmún), Moisés va a recibir las tablas de la Ley grabadas en piedra de la mano de su Dios, para respetarlas y ser merecedores de la vida eterna en el paraíso, todo lo contrario de lo que había hecho Gilgamesh, que al entrar en el "jardín de las joyas" destruye a "los de piedra" que no son otra cosa que el Código de Hammurabi, las leyes talladas en piedra. Si tenemos en cuenta que en la mitología sumeria Dilmún es el lugar donde sale el sol, de donde viene la vida, considerado el destino otorgado por los Dioses a Ut-Napishtim como premio por haber salvado a los seres vivos del desastre del Diluvio Universal, que en el mito de Enki se dice que es una tierra virginal, donde los lobos no matan a los corderos ni los cerdos se comen el grano de las cosechas, estamos hablando del Paraíso Terrenal.


Sin embargo se nos ocurre, que también pudiera referirse a Mohenjo-Daro o Harappa, las ciudades a orillas del Indo, que por aquel entonces y de forma paralela habían desarrollado una civilización que tenía grandes coincidencias con Mesopotamia. La leyenda de Moisés es el anti-Gilgamesh, que representa al puritanismo de los pastores de rebaños, los pueblos nómadas (los que viven fuera de las murallas, lejos de las ciudades) pero que son los elegidos del único Dios verdadero. Si comparamos, los valores morales de los Diez Mandamientos con la Epopeya, entenderemos mejor esta antítesis, en la que los judíos presentan en su decálogo el respeto y la observancia de todo lo que no respetaba ni observaba Gilgamesh. Si además tenemos en cuenta que la cultura mesopotámica y sus leyes, fueron adaptadas casi literalmente por los griegos y los romanos, estamos ante una lucha entre dos bandos "ideológicoreligiosos", el monoteísmo frente al politeísmo, el puritanismo frente al liberalismo y la pluralidad, que representa la asamblea de los Dioses.


Harappa y Mohenjo-Daro Situados a orillas del Indo, los asentamientos de Moenjo-Daro y Harappa, tienen en común con los asentamientos mesopotámicos las construcciones piramidales similares a los Zigurats, el uso de la moneda y de la rueda en períodos coincidentes, con escasas diferencias formales. La Epopeya de Gilgamesh, habla del viaje de héroe a tierras lejanas allende las montañas, donde nace el sol y en las que habita Ut-Napishtim, el hombre al que premiaron los Dioses con la vida eterna después del Diluvio Universal. Durante el reinado de Sargón (2350 a.e.c.) Mesopotamia, parece ser que mantenía relaciones comerciales con Harappa, si nos atenemos a la presencia de algunos sellos encontrados en excavaciones, asociadas a este rey.


Los Natufian Se conoce como cultura Natufian, (los que sembraban el trigo) a una serie de poblados del levante Mediterráneo, en el que habitaron las primeras tribus sedentarias que comenzaban a practicar la agricultura, la artesanía, los enterramientos y una suerte de incipiente albañilería o técnicas de construcción, hace unos 12.000 años. Ya contaban con un lenguaje oral, pero tardarían en desarrollar la escritura. Algunos escritores judíos, están intentando establecer que los Natufian fueron las primeras tribus judías. Sumeria - Acadia - Babilonia Se dice que en el tercer o cuarto milenio antes de la era comúnmente aceptada, los acadios, que probablemente pertenecieron a la cultura Natufian, se mezclaron con los sumerios y de esa mezcla resultó dominante el acadio como lengua oral de la plebe, conservando el sumerio para el uso religioso y cultural de la clase dominante, de ahí la dualidad de los nombres de los Dioses durante este período. Hay que tener en cuenta que en el relato del Diluvio Universal, el Ut-Napishtim Babilonio, es el Ziusudra Sumerio, (Xisuthrus en griego) el último rey sumerio anterior al Diluvio, también conocido como Atrashasis de la época Acadia.


Ut-Napishtim, el que "encontró la vida" en la Epopeya del rey Gilgamesh de los babilonios, Zuisudra, el que "encontró la larga vida" en el Eridu Génesis sumerio, Atrashasis, el "muy prudente" en la Epopeya de Atrahasis y Noé el señor de la "comodidad" o el "descanso" en la Biblia judía. La humanidad, por suerte, cuenta con narraciones escritas de ese período y ha logrado un buen conocimiento tanto de la lengua oral como de la lengua escrita de esta época, gracias a que los sumerios escribían sobre tablillas de barro, muchas de las cuales cocían para su mejor conservación y otras resultaron cocidas por el azar de los incendios provocados de los lugares donde se almacenaban, también por suerte en grandes cantidades. El sumerio alcanzó tal importancia como lengua, que llegó a ser la lengua de intercambio entre los reinos de Oriente Medio, usada en las relaciones comerciales y diplomáticas, ya el lenguaje jeroglífico de los egipcios, era una lengua que sólo conocían y entendían las élites, resultaba farragoso, caro y complicado como escritura, así que el sumerio era más fácil de usar y entender, razón del éxito del sumerio, que fue usado por los egipcios y otros pueblos.


Las varias versiones del Diluvio, al igual que las de la Epopeya de Gilgamesh, proceden evidentemente de varios autores o traductores, ya que cada una de ellas está redactada en un idioma distinto y en una época distinta, ahora bien, todas ellas pertenecieron a la biblioteca de Asurbanipal, que inspiró a Alejandro Magno el deseo de poseer una igual, sueño que realizó Ptolomeo I cuando construyó la biblioteca de Alejandría, en memoria de su antecesor. Si tenemos en cuenta que se acaba de descubrir la rueda y es la edad de los metales, la escritura sumeria, va a circular como las nacientes monedas, entre los pueblos de todo el Mediterráneo, el Oriente Medio y parte de la India, pero con ella también se van a difundir sus primeras obras literarias una de cuyas joyas es la Epopeya de Gilgamesh, que servirá de inspiración a la Ilíada de Homero y a las leyendas de los judíos, que con el tiempo darían forma a la Biblia. En mi anterior libro, sobre el origen de la religiones, titulado “De la diosa de las rameras al dios de los musulmanes”, hago referencia a la epopeya de Gilgamesh y su influencia en el Judaísmo, la cultura griega y sus culturas periféricas.


Leer a Gilgamesh cambia la perspectiva de las religiones monoteístas, sobre todo si nos situamos en el contexto histórico y el desarrollo de la historia que sigue a Gilgamesh siglos después de su primera publicación en acadio hasta las publicaciones en otros idiomas de aparición más tardía.


Los personajes principales de la Epopeya Gilgamesh Pertenece a la primera dinastía de Uruk y se dice que reinó durante 120 años, sucediéndole su hijo Ur-Nungal, que reinaría 15 años. Sería el quinto rey de Uruk después del Diluvio Universal, en el año 2650 a.e.c..


Gilgamesh, era hijo de Lilla, sacerdote de Kullab lugar religioso de Uruk, un demonio, imbécil, medio loco, que se casó con Ninsun la Diosa vaca, sacerdotisa se Shamash Dios del sol, procreó al mítico rey sumerio, el cual estaba formado por dos partes divinas y una humana, de ahí que el poderoso Gilgamesh sea un semidios con una parte humana (débil) y dos partes divinas de las que nace su poder, era un ser hermoso y de facciones perfectas, admirado por su belleza varonil. En las primeras versiones, que aparecen entre los años 2330 - 2000 a.e.c., se dice que fue rey de Erech, señor de Kulab, príncipe de An y que era hijo de Lugalbanda y la Diosa Ninsun, hermano de la Diosa Inanna-Ishtar. En este período se conocen varias obras sobre Gilgamesh de las que se tiene referencia de al menos cinco poemas o epopeyas:


Gilgamesh y Agga de Kish Resumen: El rey Agga de Kish envió un ultimátum a la ciudad de Erech. Gilgamesh intentó convencer a los ancianos de que Erech en respuesta debería saquear Kish, pero los ancianos desearon someterse. Gilgamesh respondió llevándose de la ciudad a los hombres que accedieron a levantarse en armas. Agga acabó sitiando a Erech y Gilgamesh resistió con la ayuda de su criado, Enkidu. Envía a un soldado a través de la puerta a Agga al cual capturan, mientras que los soldados de Gilgamesh suben por las murallas y Agga es tomada por sorpresa, Agga capitula. Gilgamesh acepta la rendición de Agga. Gilgamesh y el país de los vivos Es probablemente una variación de las tablillas IV, V y VI Resumen: Gilgamesh, entristecido por las muertes que ve en su ciudad, decide ir a la “tierra de la vida” en compañía de Enkidu. A petición de Enkidu, Gilgamesh hace un sacrificio e implora a Utu (Shamash, Dios del Sol) protector de esas tierras. Después de implorar a Utu, llama a sus siete guardianes y a los héroes del tiempo. Gilgamesh reúne a cincuenta hombres para acompañarlo con espadas y hachas. Viajan sobre siete montañas, sobre árboles caídos a lo largo del camino y encuentra el “cedro de su corazón”.


Gilgamesh entra en un sueño profundo, probablemente después de un encuentro con Huwawa. Enkidu lo despierta. Ellos se lanzan sobre Huwawa y Gilgamesh lo distrae con halagos, después le pone un anillo en la nariz y ata sus brazos. Huwawa se humilla ante Gilgamesh. Enkidu discute con Huwawa y cuando este protesta, le corta la cabeza. Gilgamesh se enfurece por la acción impetuosa de Enkidu. Gilgamesh y el Toro celeste Es probablemente una de las tablillas correspondientes a la Epopeya, en la que se canta la lucha que sostienen Gilgamesh y Enkidu con el Toro enviado por los Dioses. Gilgamesh, Enkidu y los infiernos Al igual que la anterior, repite lo narrado en la Epopeya, con algunas variaciones de menos importancia. La muerte de Gilgamesh En esta última obra Gilgamesh es convertido en el guardián del paraíso, una especie de juez de los muertos. Gilgamesh es predestinado por Enlil a morir pero también a ser un guerrero incomparable. Cuando muere, su esposa y sus criados hacen ofrendas a los Dioses del inframundo.


Los Dioses del inframundo construyen para él un palacio en el que le veneran como un Dios menor de los muertos al que es obligatorio hacerle una visita antes al entrar en el inframundo. Así pues, sobre la obra de Gilgamesh, hubo versiones orales y versiones escritas en Acadio, sumerio, babilonio, hitita, hurrita, griego y otros idiomas de los cuales no se conserva más que referencias o partes muy pequeñas del poema. Pero no es hasta el período comprendido entre 1.750 1600 a.e.c. cuando aparece la Epopeya de Gilgamesh, conocida como la versión antigua o Babilónica, que dará paso a las últimas versiones en lenguas hitita y hurrita, entre otras, hasta la última versión de la época Asiria, conocida como la versión ninivita, probablemente 250 a.e.c., coincidiendo con la aparición de los primeros escritos religiosos judíos del Mar Muerto, cuando los creyentes judíos ya preparaban la Biblia. Gilgamesh, nos descubre la diferencia entre los dirigentes y los dirigidos, entre los poderosos y la plebe, entre los favorecidos por los Dioses, con los cuales habla de tú a tú y el resto de los mortales.


Gilgamesh, nos muestra el paraíso terrenal, el "jardín de las piedras preciosas" al que entra rompiendo las leyes inviolables, esas que están escritas sobre piedra (los de piedra), para hablar con el favorito del consejo de los Dioses, Ut-Napishtim el inmortal, el que sobrevivió al Diluvio Universal y fue premiado a vivir la vida eterna en la desembocadura de los ríos y donde nace el sol. Gilgamesh, no llega a descubrir con la confesión del secreto de Ut-Napishtim, que sólo se alcanza la vida eterna en el paraíso, cuando se agrada a los Dioses y no se les ofende, es tan engreído y egocéntrico, que sólo piensa en ser eternamente joven e inmortal. Gilgamesh, nos descubre la misogínia, cuando desprecia a la Diosa Ishtar, la insulta y declara su homosexualidad en la relación con su amado Enkidu, algo que probablemente va a influir en la literatura posterior, especialmente en los griegos. Gilgamesh, va a contar con el favor de los Dioses incluso después de su muerte, cuando se le concede el honor de ser el "portero" del inframundo al que van a parar los mortales, construyendo un templo a su entrada donde recibe a los muertos.


Enkidu, mitad hombre, mitad bestia El segundo personaje en importancia de la Epopeya, sirve de escusa para la descripción de la creación del hombre, que va a ser copiada literalmente para la Biblia. Aruru, Diosa madre del género humano, esposa del Dios Marduk, creará a Enkidu del barro, dándole el soplo de la vida y arrojándolo a la llanura donde habitan las bestias.


Enkidu es mitad buey y mitad hombre, bebe el agua en compañía de las gacelas y se alimenta de hierbas, predomina en él la bestia y para traspasar las murallas de Uruk, ha de ser "civilizado" por el procedimiento consagrado a la Diosa Ishtar a través de una sacerdotisa del templo, una ramera sagrada, una hieródula, que le enseñará a amar, a comer, a lavarse, peinarse, vestirse y comportarse como un ser humano. Enkidu, aparece en algunas versiones como un sirviente de Gilgamesh, se nos antoja que algo parecido a un escudero o guarda espaldas. Enkidu, interpreta los sueños de Gilgamesh y hace del malo que enoja a los Dioses con su osadía, como en el caso de Caín y Abel. Enkidu, va a compartir aventuras con Gilgamesh, con él, cortará el cedro gigante del bosque prohibido, va a dar muerte a su guardián Humbaba, cuando Gilgamesh, rechaza el amor de Ishtar, Enkidu arrojará las partes del Toro Celestial a la cara de la Diosa. Ishtar reclama la muerte de Gilgamesh, pero los Dioses se niegan y a cambio ofrecen la muerte de Enkidu. Enkidu, también nos descubre el infierno, al contar cómo es el inframundo bajo la tierra, donde habitan los muertos.


Ishtar como representación de la mujer y lo femenino Ishtar, Diosa del amor, la guerra, la fertilidad y las fuerzas de la naturaleza humana, moraba en la Casa del Cielo (Eanna) rodeada de sus sacerdotisas, su cuerpo era el de una virgen, mitad humana, mitad águila (alas y garras), sus garras se apoyaban sobre los lomos de dos leones y estaba acompañada por dos búhos vigilantes a derecha e izquierda. Es una de las primeras versiones de la Diosa del amor, hace referencia a Inanna, pero con el paso del tiempo será conocida como Ishtar. En esas primeras versiones, se dice que Inanna es hermana de Gilgamesh, al que se califica como "príncipe querido de An" (Dios del cielo), que realiza actos heroicos para la Diosa Inanna (Ishtar). El papel femenino en el elenco de los Dioses de Mesopotamia es tan importante que atribuye a la Diosa Aruru la creación de los Dioses y considera a Ishtar la favorita de la asamblea de los Dioses. Sin embargo en autor de la Epopeya, va a descargar todo su desprecio sobre esta Diosa, como representación de la mujer, poniendo en boca de Gilgamesh una lista de insultos que conducen al mayor de los desprecios, unido esto al amor homosexual que profesa Gilgamesh por Enkidu, nos presenta a un personaje misógino y engreído por su propia belleza física, que odia a las mujeres.


Ishtar, sirve de revelación de todos los males de la humanidad, cuando es rechazada por Gilgamesh, acusada de todo tipo de vicios, traiciones y odios despreciables. En boca de Gilgamesh, Ishtar es un "pringue que ensucia a quien la toca", "una sandalia que hace tropezar a quien la calza", una hechicera malvada… La Diosa Ishtar (la mujer), reúne todas las cualidades de un ser perverso, indigno de confianza y causa de todos los males de los hombres, en el texto sólo se habla de animales macho y de hombres perjudicados por sus amores. Pero a pesar de todo esto los hombres han de ser iniciados por sus sacerdotisas, al fin de la pubertad, para alcanzar la madurez de los adultos y conseguir de la Diosa la garantía de su fertilidad, no en vano la hieródula muestra su "desnuda madurez" a Enkidu para humanizarlo y cuando la sacerdotisa lo abandona se debilita (Tablilla III). Es entonces cuando Enkidu acompaña a Gilgamesh en busca de la fama y la gloria a través de sus aventuras hasta enojar a los Dioses. Ishtar, va a ser mencionada al comienzo de la Biblia (libro del Apocalípsis 17:3) como la "Gran Ramera, madre de todas las rameras" y será la representación del pecado para los judíos y posteriormente para los musulmanes que obligarán a sus mujeres a tapar todo su cuerpo, en contraposición a la total desnudez de Ishtar.


Pero como veremos en el primer canto de la Epopeya una de las quejas del pueblo es precisamente el hecho de que Gilgamesh "No deja a la doncella al lado de su madre, ni a la hija del guerrero, ni a la esposa del noble." Es decir, que "yacía" con toda mujer habida y por haber.


Siduri El tercer personaje de la obra es la tabernera del paraíso, Siduri, personaje contrapuesto al papel que más tarde se asignará a Gilgamesh como el portero del inframundo. Siduri, está al frente de una taberna a la entrada del nacimiento del sol, en la desembocadura de los ríos, la traducción de su nombre Siduri es mujer joven (en idioma hurrita), pero esta diosa, la diosa de la fermentación, la diosa de la cerveza, fue relegada a vivir en el confín del mundo, donde desembocan los ríos y nace el sol.


Por su simbolismo la podemos asociar a la cepa del vino, el árbol de la vida que da de comer y beber a los muertos que habitan en el paraíso. Siduri también asociada al nombre de Sabitu la mujer del vino, invita a Gilgamesh a la reflexión y al disfrute de los placeres de la vida que nos hacen olvidar la muerte, algo que veremos repetido en la Odisea de Ulises con la ninfa de Calipso. Suduri da de comer y beber a los muertos, a los que han llegado al jardín de las joyas, al paraíso, pero no logra convencer ni seducir a Gilgamesh, así que le envía en busca de Urshanabi el barquero.


Urshanabi Urshanabi, es el barquero que puede llevar a Gilgamesh hasta Ut-Napishtim, pero eso lo impiden "los de piedra" que son destruidos por Gilgamesh. Urshanabi, habrá de conducir a Gilgamesh por el río de la fertilidad, el río de la vida, el río del paraíso, hasta el lugar el que habita Ut-Napishtim y su mujer, para eso habrán de internarse en el mar, mar adentro, por eso deben cortar "pértigas" suficientes para construir una "nave", usando como vela la ropa, para atravesar las aguas de la muerte, hasta llegar a la morada de UtNapishtim.


Urshanabi, regresará con Gilgamesh a Uruk, así que el viaje de regreso lo harán río arriba contra corriente. Ut-Napishtim el representante de la inmortalidad Ut-Napishtim, juega el papel del inmortal que habla con el mortal y le ofrece una oportunidad de permanecer joven eternamente su cuida y come del fruto de una planta especial. Ut-Napishtim revela el secreto de su inmortalidad, que le ha sido concedida por el consejo de los dioses como premio al haber salvado a los seres vivos del Diluvio Universal. El papel de los sueños en la Epopeya de Gilgamesh Gilgamesh, no interpreta sus sueños, éstos son interpretados por su madre y por Enkidu, una constante en la historia de la interpretación de los sueños, que siempre está a cargo de una persona distinta del que los desarrolla. Se atribuye al hombre la capacidad de soñar, pero se le niega la capacidad de interpretar sus propios sueños. Pero los sueños interpretados por otros, son el anuncio del futuro inmediato que acecha al que ha soñado, son el anuncio de los Dioses, la advertencia de lo que va a suceder de forma irremisible.


Por otra parte y curiosamente, siempre son los héroes y los reyes los que tienen "sueños reveladores del futuro", algo que se va a repetir en la Biblia con los profetas, que sustituyen a los héroes. El sueño es una estado de muerte temporal, que permite a Enkidu conocer el inframundo y que lleva a Golgamesh a presagiar su condición de mortal. Ut-Napishtim, induce a soñar a Gilgamesh para conocer la voluntad de los Dioses, cuando le dice: En cuanto a ti, ¿quién reunirá a los dioses para que obtengas la vida que buscas? Vamos trata de dormir seis días y seis noches. de la siguiente frase de Gilgamesh se deduce la voluntad de los Dioses sin mencionarlo como un sueño: "Un demonio se ha apoderado de mi cuerpo; la muerte se hospeda en la estancia donde duermo; vaya donde vaya, ¡allá está la muerte!” Una vez más el simbolismo onírico aclara el futuro gracias a los sueños, ya que donde duerme el Héroe se hospeda la muerte, vaya a donde vaya le acompaña su condición de mortal, a pesar de haber atravesado la entrada al paraíso, el jardín de las joyas, donde habitan los inmortales, como Ut-Napishtim y su esposa. La Epopeya de Gilgamesh Texto completo conocido hasta nuestros días


Reproducimos la versión en castellano de Agustí Bartra, sobre las traducciones de Geroges Contenau y A.E. Speiser, (México 2012) que ha sido publicada por varias empresas editoras en lengua castellana. Una de las mejores y más completas en lengua española, perfectamente reseñada, clasificada y completada, en las diferentes lenguas en las que se escribió la Epopeya. Esta versión incluye la Tablilla XII que algunos autores consideran no pertenece a la Epopeya, algo que resulta verosímil si tenemos en cuenta que sobre Gilgamesh, se escribieron varios cánticos tal como hemos señalado al principio y esta Tablilla más bien parece estar relacionada con su hermana Ishtar, una primera versión del héroe y no con la posterior Epopeya de Gilgamesh, ya que en esta versión final Ishtar es aborrecida por el héroe y no parece que venga a cuenta que al final le regale un trono, un tambor y unos palillos. No compartimos la opinión de aquellos que atribuyen la recopilación de la Epopeya a Sin-Lequi-Unninni, ya que la obra es muy anterior a este personaje y no parece creible, que guarde otra relación con la obra, a no ser que se la quisiera atribuir en algún momento, después de siglos de existencia.


Gilgamesh el rey tirano que abusa de hombres y mujeres

Epopeya de Gilgamesh Tablilla I Tablilla I. El poeta nos advierte que va a cantar los hechos de un héroe sin par, del constructor de la gran muralla de Uruk. Pero Gilgamesh, el hombre “que ha visto hasta el fondo de todas las cosas” es también un rey tirano, cuyos súbditos piden a los dioses que los liberen del poderoso rey. Anu suplica a la diosa Aruru que cree un doble de Gilgamesh.


La diosa accede y, con barro, modela primero y luego da vida a Enkidu, hombre rudo y salvaje que vive con los rebaños de la llanura, se alimenta como ellos y se convierte también en una carga para el país porque protege a las bestias y las salva de las trampas de los cazadores. Uno de éstos se queja de la situación a su anciano padre, quien le aconseja que se dirija a Gilgamesh y le pida una hieródula o ramera sagrada del templo para llevársela a Enkidu. El cazador y la mujer esperan a Enkidu cerca de un aguadero, y sucede lo que el viejo y Gilgamesh habían previsto. La mujer propone a Enkidu llevarlo a Uruk, para que conozca a Gilgamesh. Éste, mientras tanto, ha sido avisado de la llegada de Enkidu por dos sueños, que su madre, Ninsun, interpreta. En uno de los sueños, un aerolito caía del cielo sobre él; en el otro, un hacha caía también del cielo y Gilgamesh se la ponía al costado. En los dos casos, explica Ninsun, se trata de Enkidu, que se convertirá en amigo de Gilgamesh. (Texto asirio) Columna I Quien ha visto el fondo de las cosas y de la tierra, y todo lo ha vivido para enseñarlo a otros, propagará su experiencia para el bien de cada uno. Ha poseído la sabiduría y la ciencia universales, ha descubierto el secreto de lo que estaba oculto.


Quien tenía noticia de lo anterior al Diluvio, emprendió largos viajes, con esfuerzo y fatiga, y sus afanes han sido grabados en una estela. Ha hecho levantar la amurallada Uruk, el sagrado Eanna, el puro santuario. cielo”, templo de Anu y de su hija,

(Eanna,“Casa del la Diosa Ishtar)

Ha visto la muralla, trazada a cordel, y el muro interior, que no tiene rival; ha contemplado el dintel, que data de siempre, se ha acercado al Eanna, templo de Ishtar, que ni hombre ni rey podrán nunca igualar. Ha paseado por las murallas de la ciudad de Uruk y mirado la base, su sólida fábrica, toda ella construida con ladrillos cocidos y formada por siete capas de asfalto. (Falta el resto de la columna. Un fragmento hitita corresponde, en parte, con la deteriorada porción inicial de la columna II, y parece contener algo del texto del final de la primera columna. De este fragmento se deduce que algunos dioses intervinieron en la creación


de Gilgamesh, a quien dotaron de dimensiones sobrehumanas. Finalmente, Gilgamesh llega a Uruk.)

Columna II Dos terceras partes de su cuerpo son de dios, la otra es de hombre. Su forma es perfecta… (Mutilado o perdido) …como un buey montaraz de gran alzada… En verdad, el choque de sus armas no tiene par. A son de tambor son despertados sus compañeros. Los nobles están sombríos en sus estancias: “Gilgamesh separa a los hijos de sus padres, día y noche suelta el freno a su arrogancia. Ése es Gilgamesh, el pastor de Uruk, el pastor de todos, imponente y sabio. No deja a la doncella al lado de su madre, ni a la hija del guerrero, ni a la esposa del noble”. Los señores de Uruk se quejaron a los dioses, y éstos a Anu, que era dueño de la ciudad.


“¿Ese buey montaraz no fue parido por Aruru? En verdad, el choque de sus armas no tiene par. A son de tambor son despertados sus compañeros. Gilgamesh separa a los hijos de sus padres, día y noche suelta el freno a su arrogancia. Ése es Gilgamesh, el pastor de Uruk, el pastor de todos, imponente y sabio. No deja a la doncella al lado de su madre, ni a la hija del guerrero, ni a la esposa del noble”. Cuando Anu hubo oído estas quejas, llamaron a la gran Aruru: “Tú, ¡oh Aruru!, que creaste a Gilgamesh, crea ahora su réplica, y que tenga un contrincante su furioso corazón. (Aruru. Esposa del dios Marduk y madre del género humano) ¡Deja que luchen, y haya paz en Uruk!” Tras haber Aruru oído este ruego, su espíritu vio una imagen de Anu. La diosa Aruru se mojó las manos,


y tomó arcilla y empezó a modelarla y a dar forma a Enkidu, el valiente héroe, el campeón de Ninurta. Su cuerpo está todo cubierto de vello, lleva el pelo tan largo como el de una mujer, sus guedejas son ásperas como campos de cebada; no conoce a la gente ni conoce el país, y va ataviado como el dios Sumuqan. Con las gacelas, en el llano, se alimenta de hierba, con las bestias se abreva, con los rebaños se deleita bebiendo. (Ninurta, Dios de las batallas y, también, primitivamente, divinidad de las aguas) (Sumuqan, Dios de los rebaños)

Un día, un cazador, un trampero al acecho, se topó con él delante del aguadero. U n día, dos días, tres días se topó con él delante del aguadero. Al ver al cazador su rostro se contrajo,


y luego regresó con sus bestias a su casa, donde mudo quedó, asustado y quieto, turbado el corazón y sombrío el rostro. El miedo hizo nido dentro de sus entrañas, su rostro era el de un hombre que llega de muy lejos. Columna III El cazador abrió la boca para hablar, y dijo a su padre: “Padre mío, un hombre ha llegado de los montes, el peso de su fuerza se siente en el país y tiene el vigor de un paladín de Anu; recorre sin cesar el país con sus rebaños se pavonea siempre por toda la comarca, y a los sitios de agua planta sus pies. ¡Estoy tan asustado que no oso acercármele! Ha llenado las zanjas que yo había abierto, ha destruido las trampas que yo había armado, ha hecho que escapen de mis manos las bestias y también me impide cazar en la llanura”. El padre respondió y dijo al cazador:


“Hijo mío, Gilgamesh reina en Uruk, nadie en el país lo ha vencido jamás, nadie lo aventaja en poder y fuerza, tiene el vigor de un paladín del dios Anu. Así, pues, orienta tu rostro hacia Uruk y habla a Gilgamesh de la fuerza de ese hombre. Y entonces, te dirá: “Ve y toma, cazador, una ramera del templo, llévala contigo y deja que venza al hombre con su poder. Cuando él llegue con sus bestias a beber al aguadero. la mujer deberá quitarse sus vestidos y mostrar su belleza. En cuanto el hombre la vea, deseará poseerla, y su rebaño que medra en el llano huirá de él”. Así, pues, siguiendo el consejo de su padre, el cazador decidió ir a ver a Gilgamesh. Se puso en camino y llegó a Uruk, y dijo a Gilgamesh: “Un robusto mocetón ha llegado de los montes, el peso de su fuerza se siente en el país,


tiene el vigor de un paladín del dios Anu, se pavonea siempre por toda la comarca, recorre sin cesar el país con sus rebaños y a los sitios de agua planta sus pies. ¡Estoy tan asustado que no oso acercármele! Ha llenado las zanjas que yo había abierto, ha destruido las trampas que yo había armado, ha hecho que escapen de mis manos las bestias y también me impide cazar en la llanura”. Gilgamesh habló al cazador, y dijo: “Ve y toma, cazador, una ramera del templo, llévala contigo y deja que venza al hombre con su poder. Cuando él llegue con sus bestias a beber al aguadero, la mujer deberá quitarse sus vestidos y mostrar su belleza. En cuanto el hombre la vea, deseará poseerla, y su rebaño que medra en el llano huirá de él”. Adelante siguió el cazador, con la ramera. Tomaron el camino, sin hacer rodeos,


y al tercer día llegaron al lugar designado, y el cazador y la ramera se sentaron en sus sitios. Dos días estuvieron sentados junto al agua. y entonces el rebaño llegó para abrevarse.

Columna IV Llegaron las bestias y aplacaron su sed. Y Enkidu, que había nacido en los montes, pacía en los prados con sus gacelas, bebía en los aguaderos junto con los rebaños, sí, con las bestias deleitábase bebiendo. La ramera lo vio, vio al rudo mocetón, al bruto llegado de las tierras altas. “¡Ahí está, ramera! ¡Descubre tus senos, desnuda tu pecho, y que posea tu belleza! ¡No tengas vergüenza! ¡Acepta su ardor! Así que te vea querrá poseerte. Quítate el vestido y que yazga sobre ti, efectúa con el bruto tarea de mujer, y su rebaño que medra en el llano huirá de él,


Porque el hombre tu amor habrá conocido”. La ramera descubrió sus senos, su cuerpo, y él acercóse y poseyó su belleza. Sin vergüenza, la mujer aceptó su vigor: quitóse su vestido, y sobre ella él descansó. Seis días y siete noches Enkidu conoció a la mujer, se allegó a la ramera, hasta que, cansado de yacer con ella, decidió salir en busca de sus bestias; pero al verlo las gacelas emprendieron la huída, los rebaños del llano se apartaban de su cuerpo. Enkidu tuvo miedo, temblaron sus miembros, inmóvil se quedó, mientras huía su rebaño. Enkidu no podía correr como antes, mas su espíritu ahora era sabio, comprendía. Volvió a sentarse a los pies de la ramera, y levantó los ojos para mirar a la mujer, dispuesto a escuchar lo que ella dijese. La ramera habló así al hombre, a Enkidu: “¡Eres sabio, oh Enkidu, eres bello como un dios!


¿Por qué andorrear por el llano con las bestias? ¡Ven conmigo! Te llevaré a la amurallada Uruk, al gran templo, morada de Anu y de Ishtar, donde vive Gilgamesh, el esforzado héroe, que es como un fiero toro en medio de su gente”. Así dijo la mujer, y él acepta sus palabras, porque su corazón anhela un amigo. El divino Enkidu contesta a la ramera: “¡Vamos, mozuela, condúceme al templo puro y sagrado de Anu y de Ishtar, donde vive Gilgamesh, el esforzado héroe, que es como un fiero toro en medio de su gente! Le lanzaré mi reto, osado le hablaré.

Columna V (Las columnas V y VI son una mezcla de los textos asirio y babilónico.) Gritaré en Uruk: “¡Sí, soy fuerte y capaz de mudar el curso de las cosas! El hijo del llano es robusto y pujante”.


La ramera contesta: “¡Adelante, pues! ¡Que él vea tu rostro! Te mostraré a Gilgamesh; sé muy bien dónde está. Ven, pues, ¡oh Enkidu!, a la amurallada Uruk, donde la gente bulle en atavíos de fiesta y todos los días son días festivos, donde… muchachos… y rameras… Su desnudez… llena de perfume. ¡Gobiernan a los grandes desde sus lechos! ¡A ti, oh Enkidu, que gozas de la vida, té haré ver a Gilgamesh, que es todo alegría! Lo verás, te digo, contemplarás su rostro; todo él resplandece de vigor y de vida; el deseo amoroso llena su cuerpo; su fuerza supera con mucho a la tuya; nunca descansa, ni de día ni de noche. ¡Oh Enkidu, diferente será tu vida! Shamash5 distingue a Gilgamesh con su afecto. Los dioses Anu, Enlil y Ea


lo han hecho sabio, de vasta inteligencia. (Anu, Dios del sol. Enlil, Dios de la atmósfera, del huracán. Ea, Dios del abismo y de las aguas, en las cuales flota la tierra) Antes que tú descendieras de los cerros, Gilgamesh, en Uruk, te ha visto en sus sueños, y al levantarse ha ido a contar a su madre lo que había soñado: “Madre, esta noche he tenido un sueño: he visto un cielo sembrado de estrellas que caía sobre mí como un vasallo de Anu; traté de levantarlo, mas era muy pesado, traté de zafarme, mas no pude moverlo. La gente de Uruk reunió se en tomo: los artesanos, los valientes, todos mis amigos le rindieron homenaje y besaron sus pies. Entonces lo abracé como se abraza a una mujer, lo levanté y fui a ponerlo a tus pies”. Ninsun la avisada, madre de Gilgamesh, la mujer que todo lo sabe, dice a su hijo: “Las estrellas del cielo son tus compañeros;


el que cayó sobre ti como un vasallo de Anu y trataste de levantar mas era muy pesado, e intentaste rechazar, mas no pudiste mover, y luego trajiste hasta mi presencia, he hecho de él tu compañero; lo abrazaste como un hombre abraza a su esposa,

Columna VI es un rudo camarada y sostén de su amigo; el peso de su fuerza se siente en el país. ¡Tiene el vigor de un vasallo de Anu! Aquel que abrazaste como si fuera una esposa, nunca te dejará. Tal es, Gilgamesh, la explicación de tu sueño”. De nuevo Gilgamesh se dirige a su madre: “Madre, anoche tuve otro sueño. En Uruk un hacha cayó del cielo, y había mucha gente mirándola, inclinada. y era un hacha, madre, de doble filo, que coloqué a tus pies;


sobre ella me incliné como si fuera una esposa, y tú me la has dado para que me acompañe”. La madre de Gilgamesh, sabia mujer que lo conoce todo, contesta a su hijo: “El hacha que has visto significa un hombre sobre el cual te inclinaste como si fuera una esposa, y yo he hecho de él un compañero tuyo, y lo he llevado a tu presencia; es un rudo compañero y sostén de su amigo, el peso de su fuerza se siente en el país, su vigor es el de un campeón de Anu, y he hecho de él tu compañero”.


Enkidu combate con Gilgamesh

Tablilla II Tablilla II. Texto muy mutilado. La hieródula emprende la tarea de iniciar a Enkidu a una vida humana y civilizada. Más tarde, mientras ambos se encaminan hacia Uruk, Enkidu se topa con un campesino que le revela la verdadera condición del hombre que debe ganarse la vida al precio de mil fatigas. Enkidu y la hieródula entran en Uruk. Se supone que es a causa de la mujer que Gilgamesh y Enkidu luchan. Gilgamesh, a pesar de su fuerza, es vencido por Enkidu; pero éste manifiesta su admiración ante la resistencia del rey de Uruk, y se hacen amigos. (Falta la columna I)


Columna II (Texto babilónico. La narración, más abreviada que en la versión asiria, reanuda, desde los primeros versos, el texto asirio de la columna IV.) Mientras Gilgamesh contaba su sueño, Enkidu estaba sentado cerca de la cortesana, y la acariciaba y la desvestía. ¡Enkidu olvidábase del lugar de su nacimiento! Durante seis días y siete noches Enkidu gozó de la ramera. Entonces ella abrió la boca y dijo a Enkidu: “Al mirarte, Enkidu, advierto que eres como un dios. ¿Por qué te juntas, en la llanura, con las bestias salvajes? ¡Ven conmigo! Te conduciré hasta Uruk de vastas plazas, al sagrado templo, morada del dios Anu. ¡Levántate, Enkidu! Te conduciré al sagrado templo, morada del dios Anu.


En Uruk vive Gilgamesh lleno de fuerza. Lo estrecharás entre tus brazos como si fueras una esposa, lo amarás como a ti mismo. ¡Vamos! Levántate del suelo, que es el lecho de los pastores”. Enkidu escuchó con placer estas palabras y el consejo de la mujer penetró en su corazón. Ella tomó uno de sus vestidos y se lo puso al hombre; con otra prenda se vistió ella. Luego, tomándolo de la mano como si fuera su hijo, lo guió hacia los verdes pastos donde se hallan los rediles, hasta el lugar donde yantan los pastores… (Laguna) porque Enkidu, que había nacido en los montes, hasta entonces había pacido con las gacelas,


con los rebaños bebía en las fuentes, con bestias salvajes placíale beber.

Columna III La leche de las bestias salvajes solía él mamar. Le sirvieron alimentos; inquieto, boqueaba, los miraba fijamente, sin saber qué hacer. Del pan que se come y de la cerveza que se bebe, nada sabía. La ramera abrió la boca y dijo a Enkidu: “Come de este pan, ¡oh Enkidu!, que da vida, bebe la cerveza, como es costumbre aquí”. Enkidu entonces comió pan hasta quedar saciado;


bebió luego cerveza, bebió siete veces, y su espíritu desatose, y habló en voz alta, lleno el cuerpo de bienestar y el rostro resplandeciente. Le cortaron la maraña de vello de su cuerpo, se frotó con aceite, como hacen los hombres. Púsose vestidos, ¡parecía un novio! Tomó su arma, atacó a los leones, y así los pastores descansaron por la noche. Atrapó lobos, capturó leones, y de los pastores que descansaban Enkidu fue el protector… (Faltan algunos versos) Columna IV


Enkidu levantó los ojos y vio al hombre. Dijo a la ramera: “¡Moza, llama a ese hombre! ¿A qué viene aquí?” La ramera llamó al hombre, el cual acercose a Enkidu, que lo vio y dijo: “Hombre, ¿a qué has venido? ¿Cuál es el objeto de tu penoso viaje?” El hombre abrió la boca y contestó: “En la Morada de la Reunión son detenidos, en verdad, los destinos de los hombres. El hombre se ve abrumado de trabajo en la ciudad. ¡Los campos son lugares de gemidos! ¡Por orden del rey de Uruk se arrastra al pueblo a los cultivos! ¡Por orden de Gilgamesh, rey de la amurallada Uruk, se arrastra al pueblo a los cultivos!


La mujer impuesta por la suerte, es pronto fecundada por el hombre, y luego ¡la muerte! Por orden del dios ha sido decretado que, desde el seno de su madre, tal sea su destino”. Al oír tales palabras, Enkidu palideció.

Columna V (Faltan unos 6 versos) Enkidu va adelante, y tras él marcha la ramera. Cuando entra en Uruk de anchas plazas, el pueblo sale a su encuentro. Se detiene en las calles de Uruk de anchas plazas, donde la gente se reúne y dice de él: “¡Cómo se parece a Gilgamesh!


Aunque es más bajo, tiene los huesos más recios… Ahora es uno de los más fuertes del país. La leche de los rebaños solía mamar. En Uruk habrá un constante entrechocar de armas…” Los nobles se regocijan: “Se ha presentado un héroe para el hombre de porte gallardo. Para Gilgamesh, semejante a un dios, ha llegado su parigual”. Para la diosa Isharra una cama ha sido preparada en la Morada de la Reunión. Gilgamesh, por la noche, se desliza afuera… Pero Enkidu, en la calle, cierra el camino a Gilgamesh… Se agarraron ante la puerta de la Morada de la Reunión.


(Faltan unos 9 versos)

Columna VI Contra Gilgamesh se lanzó Enkidu, greñudo. Se levantó contra él, y midieron sus fuerzas en la gran plaza. Enkidu obstruyó la puerta con su pie, y Gilgamesh no pudo entrar. Se asieron entrambos, como dos fieros toros se lanzaron uno contra otro. Hicieron astillas la puerta, tumbaron el muro. Gilgamesh y Enkidu se agarraron; como dos toros fieros se lanzaron uno contra otro.


Hicieron astillas la puerta, tumbaron el muro. Gilgamesh tuvo que hincar una rodilla en el suelo. Su cólera aplacose, su pecho se aquietó; cuando su pecho se hubo aquietado, Enkidu habló así a Gilgamesh: “¡Unico entre todos tu madre te parió, la fogosa vaca del establo, la divina Ninsun que ha elevado tu cabeza por encima de la de los otros hombres! ¡Enlil te nombró rey del pueblo!”


Tablilla III Tablilla III. Falta el principio de las dos columnas de la tablilla. Pena de Enkidu, causada seguramente por la pérdida de la hieródula. Gilgamesh le confía sus proyectos: ir a luchar contra Humbaba, el gigante que reina en el bosque de cedros, porque “quiere conquistar un nombre”. Fabricación de las armas. Los dos héroes celebran consejo con los ancianos de la ciudad. La madre de Gilgamesh ofrece un sacrificio propiciatorio para que su hijo triunfe.

(Antigua versión babilónica.) Columna I (Texto mutilado o perdido. Gilgamesh ha decidido emprender una expedición contra el monstruo Huwawa (en asirio Humbaba), que vive en el Bosque de los Cedros. Enkidu trata inútilmente de disuadirlo de su proyecto.)

“¿Por qué deseas hacer tal cosa?” ………


se besaron y sellaron su amistad. (El resto, perdido o mutilado) Columna II (Faltan unos 25 versos) Los ojos de Enkidu se llenaron de lágrimas, se golpeó el pecho, suspirando tristemente. Sí, los ojos de Enkidu se llenaron de lágrimas, se golpeó el pecho, suspirando tristemente. Con el rostro sombrío, Gilgamesh dijo a Enkidu: “¿Por qué están llenos de lágrimas tus ojos? ¿Por qué te golpeas el pecho y suspiras tristemente?” Enkidu abrió la boca y dijo a Gilgamesh: “La mujer que yo amaba, amigo mío,


ha echado sus brazos a mi cuello y se ha despedido de mí. Mis brazos cuelgan, flojos, y mi fuerza se ha convertido en debilidad”. Gilgamesh abrió la boca y dijo a Enkidu:

Columna III (Algunos versos perdidos) El fiero Huwawa vive en el bosque. (Huwawa, Humbaba, El enorme, el gigante animal mítico) Vamos, tú y yo, a darle muerte, para librar del mal al país… (Laguna) Enkidu abrió la boca y dijo a Gilgamesh: “Escucha, amigo mío, en la montaña, apacentando mis rebaños, a dos horas de aquí, en el corazón del bosque,


llegué hasta Huwawa. Su grito es la tempestad, su boca vomita fuego, su aliento es mortal. ¿Por qué deseas realizar tal hazaña? ¿Por qué seguir hasta el lugar donde vive Huwawa?” Gilgamesh abrió la boca y dijo a Enkidu: “…el cedro… escalaría su montaña…” (Texto muy mutilado) Enkidu abrió la boca y contestó a su amigo: “Cuando juntos lleguemos al bosque de los Cedros, cuyo guardián, ¡oh Gilgamesh!, es un guerrero poderoso que no descansa nunca, encontraremos a Huwawa…


Columna IV (Fragmento de la versión asiria) Para proteger al Bosque de los Cedros e inspirar terror a la gente, Enlil lo creó. Humbaba ruge en las aguas desatadas, su boca es fuego, su aliento es muerte. Desde sesenta leguas puede oír a las vacas salvajes del bosque. ¿Quién se atrevería “a adentrarse en el bosque? Para proteger a los cedros e inspirar terror a los mortales, Enlil lo creó; el decaimiento hace presa en quien se adentra en el bosque”. (Sigue la versión babilónica) Gilgamesh abrió la boca y dijo a Enkidu: “¿Quién, amigo mío, saldrá vencedor de la muerte? Sólo los dioses viven eternamente al lado de Shamash; los hombres tienen contados sus días;


todo cuanto hacen no es más que viento. Tú, ahora, temes a la muerte. ¿Qué se ha hecho de tu poder heroico? Deja, pues, que vaya delante; a pesar de lo que diga tu boca, temes acercarte. Si caigo, fundaré mi gloria. La gente dirá: ‘Gilgamesh cayó luchando contra Huwawa…’ ” (Laguna) Estoy decidido. a penetrar en el Bosque de Cedros, quiero fundar mi gloria. Pero, antes, quiero dar trabajo a los herreros, que forgen nuestras armas delante de nosotros”. Señalaron un lugar a los herreros, los cuales fundieron su equipo: fundieron hachas de tres talentos cada una, fundieron también puñales de dos talentos cada uno,


y uno y otro tuvieron a su lado una lanza de treinta minas, la empuñadura de oro de sus puñales pesaba treinta minas. Gilgamesh y Enkidu llevaban cada uno diez talentos de armas. …se reúne el pueblo. …en la calle de la amurallada Uruk. …Gilgamesh se sienta delante de Enkidu y dice: (Laguna)

Columna V “Yo, Gilgamesh, quiero ver a ése de quien se habla y de cuyo nombre está lleno el país. ¡Lo venceré en el Bosque de los Cedros! ¡El mundo sabrá cuán fuerte es el hijo de Uruk! Extenderé mi mano y caerán los cedros, conquistaré una duradera fama”. Las ancianos de la amurallada Uruk


hablaron así a Gilgamesh: “Eres joven, Gilgamesh, y tu corazón te arrastra. No comprendes el alcance de tu soñada empresa. Nos han dicho que el rostro de Huwawa tiene un aspecto asombroso. ¿Quién ha osado nunca afrontar sus armas? ¿Quién ha osado nunca adentrarse dos horas en la profundidad del bosque? Porque el grito de Huwawa es la tempestad, su boca vomita fuego y su aliento es mortal. ¿Por qué deseas realizar la hazaña de penetrar en la morada de Huwawa?” Gilgamesh escuchó las palabras de sus consejeros, miró de soslayo a Enkidu y le gritó: “¡Escucha, amigo mío, mi respuesta!: sé el temor que inspira Huwawa, y sin embargo, iré al bosque, y desearía ir contigo…”


(Laguna. Volvemos a encontrar al héroe implorando la protección de Shamash.) Sobre la muralla que rodea a Uruk, Gilgamesh arrodillóse y dirigió estas palabras al dios Shamash: “¡Deseo partir, oh Shamash, y elevo mis manos hacia ti! ¡Ojalá pueda volver con vida! ¡Haz que regrese a la amurallada Uruk! ¡Concédeme tu protección!” Y, dirigiéndose a Enkidu, dijo:

Columna VI “Voy a emprender un viaje desconocido; si triunfo, te celebraré en la alegría de mi corazón, te haré sentar en un trono”. Los herreros trajeron las espadas, el arco y el carcaj, y los pusieron entre las manos del héroe… ……… Los ancianos se acercaron a él


y le dieron consejos sobre el viaje: “No confíes, ¡oh Gilgamesh!, sólo en tu fuerza, marcha con ojo alerta y ten cuidado. Que Enkidu vaya delante de ti; él conoce la ruta, ha recorrido el camino hasta el desfiladero del bosque de Huwawa. El que va delante protege a su compañero; prepara tu viaje y sé prudente. ¡Que Shamash te dé la victoria, que tus ojos puedan ver lo que tu boca ha anunciado, que ante ti el sendero sea llano y la montaña se abra a tu paso! ¡Que el dios Lugalbanda, durante la noche, (Lugalbanda, Dios tutelar de Gilgamesh) diga la palabra que te alegre y no se aleje de ti, para que tu deseo se cumpla! ¡Que se establezca tu gloria de joven héroe y que te sea dado, como lo has resuelto, lavarte los pies en el río de Huwawa!


En tus horas de calma, cava un pozo, para que puedas tener agua pura en tu odre. ¡Ofrece agua fría a Shamash! ¡No olvides nunca a Lugalbanda!” Enkidu abrió la boca y dijo a su amigo: “Ya que has resuelto ponerte en camino, que tu corazón no se asuste; ten confianza en mí; sígueme, pues conozco la morada de Huwawa y también los lugares que frecuenta”.

(Versión asiria) Columna I Gilgamesh . entonces contestó a Enkidu con las siguientes palabras: “Levántate, amigo mío, y vamos a Egalmah, a ver a la divina Ninsun, la gran reina, a Ninsun, la sabia, para que nos indique el mejor camino”. Cogidos de la mano, Gilgamesh y Enkidu dirigieron sus pasos al augusto palacio,


se presentaron ante Ninsun, la gran reina, Gilgamesh se adelantó en el palacio, y dijo: “¡Oh divina Ninsun, deseo emprender un largo viaje al país de Humbaba; mas no sé cómo llegar allí, no conozco el camino que he de tomar. En tanto yo no haya regresado, en tanto, en el Bosque de Cedros, no haya sometido al terrible Humbaba, ruega a Shamash por mí!”

Columna II La divina Ninsun entró en su aposento, se puso sus vestidos y adornos rituales, por las escaleras subió hasta el parapeto y luego a la terraza, donde ofreció incienso a Shamash, y, levantando los brazos ante el dios, dijo: “¿Por qué has dado a mi hijo Gilgamesh un corazón sin reposo?


Has extendido tu mano sobre él, y ahora desea emprender un gran viaje hacia el lugar donde vive Humbaba, para librar una batalla incierta, para andar por caminos que no conoce. Hasta el día que, habiendo triunfado, regrese, hasta su llegada al Bosque de los Cedros, hasta que haya vencido al fiero Humbaba y extirpado del país el mal que tú aborreces, hasta el día que tú has fijado … ruego que tu esposa, la divina Aya, avive en tu memoria el recuerdo de mi hijo”.


Tablilla IV Tablilla IV. Texto muy incompleto. Gilgamesh y Enkidu llegan al bosque de cedros. Los dos amigos hablan de las dificultades de la lucha. Gilgamesh reconforta a Enkidu, en quien ha hecho presa el miedo. (Texto muy destruido. Fragmentos reunidos de versiones asirias, hititas y acadias.) Columna V (Todo el principio se ha perdido. Los dos amigos han llegado a la entrada del bosque, donde hay un guardián de Humbaba. Enkidu alienta a Gilgamesh.) “¡Recuerdo lo que dijiste en Uruk! ¡Vamos! ¡Levántate, que podrás matarlo! …Gilgamesh, la flor de Uruk”. Cuando Gilgamesh oyó estas palabras, su corazón se llenó de confianza. ¡Pronto, levántate! Mira que puede escapar, meterse en los bosques y desaparecer. Suele cubrir su cuerpo con siete capas; se ha puesto ya una; le quedan seis… Como un furioso toro…


se ha marchado. El guardián del bosque llama a Humbaba, como…

Columna VI (El principio se ha perdido) (Enkidu ha caído enfermo, seguramente como castigo por su escaso entusiasmo en acompañar a Gilgamesh en su expedición.) Un día, dos días permanece acostado Enkidu en su lecho; y luego tres días, cuatro días sigue Enkidu acostado, y cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez días la enfermedad no lo suelta, y tampoco se levanta al onceavo ni al doceavo día, en que habla a Gilgamesh: “Un dios me ha cobrado ojeriza porque en Uruk me asustó la idea de luchar…” (Laguna)


Enkidu toma de nuevo la palabra y habla así a Gilgamesh: “Amigo mío, no podremos llegar hasta el corazón del bosque. Mis manos están sin fuerza y mis brazos cuelgan inertes”. Gilgamesh contesta así a Enkidu: “Amigo mío, ¿seremos cobardes, cuando tú aventajas en la lucha a todo el mundo? (Laguna) (Enkidu, restablecido, y Gilgamesh siguen caminando hacia el bosque.) Gilgamesh dice: “Amigo mío, iremos juntos; no pienses en la muerte. El hombre valiente en quien se confía, y que va adelante y protegerá su cuerpo y salvará a su amigo, por sus hazañas ganará un nombre inmortal”. Al llegar a la entrada del bosque, los dos amigos dejaron de hablar.


Tablilla V Tablilla V. Descripción de las maravillas del hombre. Sueños de Gilgamesh antes del combate. Los vientos, que han acudido en ayuda de los héroes, deciden la lucha, y los dos amigos logran cortar la cabeza de Humbaba.

Columna I (Texto asirio) Están allí, admirando el bosque, contemplando la altura de los cedros, contemplando la entrada del bosque. En el lugar donde Humbaba pasea hay un sendero de recto trazado y buen andar. Contemplan la montaña de los cedros, la morada de los dioses. el santuario de la diosa Irnini. En la ladera, el cedro levanta su ramaje, su sombra es benéfica, llena de delicias; las breñas son achaparradas, desmedrados los esperamos…


(Laguna) Columna II (La víspera del combate, por la noche, Gilgamesh tiene un sueño, que cuenta a Enkidu.) “He tenido otro sueño. Habíamos subido a la cumbre de una montaña, y la montaña se derrumbó, y nosotros éramos como moscas de cañaveral, ¡nosotros que hemos nacido en la llanura!” Enkidu interpretó así el sueño a su compañero: “Amigo, el sueño es favorable, es un magnífico sueño; amigo mío, la montaña que has visto es Humbaba; venceremos a Humbaba y daremos al viento su cadáver, pisaremos sus despojos”. Al cabo de cuarenta horas tomaron algún alimento, al cabo de sesenta horas descansaron, y luego cavaron un foso frente al dios sol. Gilgamesh, desde el talud, esparció harina dentro del foso, diciendo:


“¡Oh montaña, tráenos sueños!” y la montaña les trajo sueños. (Laguna)

Columna III Gilgamesh permanecía sentado con la cabeza entre las rodillas, pero el sueño, destino de la humanidad, lo venció. Despertóse, al filo de la medianoche, se levantó y dijo a su amigo: “¿Me has llamado, amigo mío? ¿Qué me ha despertado? ¿No me has tocado? ¿A qué se debe mi angustia? ¿No ha pasado un dios? ¿Por qué me siento tan débil? Amigo mío, he tenido otro sueño, un sueño en verdad extraordinario. Diríase que un gran grito llenaba los cielos, la tierra resonaba, se oscureció el mundo, las tinieblas se extendieron, brilló un relámpago, corrió el fuego, las nubes se hincharon y llovió muerte.


Luego se extinguieron la claridad y el fuego, y todo lo que había caído se convirtió en cenizas. ¡Ea! Bajemos a la llanura, donde tomaremos una decisión”.

(Las columnas V y VI son inutilizables. Se intercalaba aquí otro sueño y luego venía la descripción del combate contra Humbaba. Sigue un fragmento hitita.) Emprendieron el camino, luego hicieron alto, y el sueño que vierte la noche se esparció sobre Gilgamesh, el cual despertó a medianoche y contó su sueño a Enkidu, su amigo: “¿No me has despertado? ¿Por qué me he despertado? ¡Oh Enkidu, amigo mío, he tenido un sueño…, y en mi sueño he visto una montaña, que cayó sobre mí, y no pude huir! Un hombre de gran belleza me sacó de debajo de la montaña, me dio a beber agua y mi corazón se sintió mejor, y me ayudó a levantarme…


(Los acontecimientos siguientes se refieren a la invocación de Gilgamesh al dios Shamash y al combate de los dos amigos contra Humbaba.) Columna VI (Fragmento hitita) Así habló Gilgamesh al dios-sol, al dios del cielo: “A ti acudo en súplica, dios-sol, dios del cielo, porque voy a ponerme en camino para el combate”. El dios-sol, el dios del cielo, escuchó el ruego de Gilgamesh, y he aquí que formidables huracanes se levantaron contra Humbaba: el ciclón, el viento del norte, el viento del sur, el viento de la tempestad, el viento que hiela, el torbellino, el viento de todo mal, ocho vientos se levantaron contra Humbaba, lo golpearán en el rostro y en la espalda, impidiéndole avanzar y retroceder.


Entonces Humbaba se rinde y dice a Gilgamesh: “¡No me aniquiles, oh Gilgamesh! Tú eres mi amo; yo seré tu esclavo. ¡Olvídate de todas mis amenazas! (Laguna) Entonces Enkidu preguntó a Gilgamesh: “¿Qué dice, pues, Humbaba? No lo escuches”. (Laguna)

Columna VI (Laguna. Texto asirio) Y cortaron la cabeza de Humbaba.


La Diosa Ishtar

Tablilla VI Tablilla VI. Terminado el combate, Gilgamesh procede a ataviarse. La diosa Ishtar, admirada de la belleza del héroe, se ofrece a él. Gilgamesh la rechaza, reprochándole lo que ha hecho a los numerosos amantes que ha tenido. La diosa, enfurecida, sube al cielo, se queja a su padre Anu y le pide la creación de un “toro celeste” para aniquilar a Gilgamesh. Anu accede a ello, pero a condición de que su hija, diosa de la fertilidad, haga prosperar, durante siete años, las cosechas y los rebaños. Centenares de hombres valerosos tratan de resistir al monstruo, el cual los dispersa sólo con su aliento. Finalmente, el toro es abatido por Enkidu. Ishtar se lamenta en la muralla de Uruk. Enkidu arranca las partes del toro y las lanza contra la cabeza de Ishtar.


(Texto asirio) (Después del combate) Gilgamesh limpió sus armas, las hizo brillar, se soltó la cabellera sobre los hombros, quitose sus vestidos manchados en la lucha, se puso otros limpios y se ajustó la túnica. Luego se cubrió la cabeza con la tiara. La gran diosa Ishtar puso sus ojos en la gran belleza de Gilgamesh: “¡Eh, Gilgamesh, sé mi amante, hazme el don de tu amor! Serás mi esposo y yo seré tu esposa; haré atalajar para ti un carro adornado de lapislázuli y de oro: sus ruedas son de oro y los cuernos de electro; cada día uncirás a él grandes caballos. Entrarás en nuestra casa bajo la fragancia de los cedros. Cuando entres en nuestra casa, los que están sentados en los tronos besarán tus pies, se inclinarán ante ti los reyes, los príncipes y los señores;


los montañeses y la gente del llano te ofrecerán sus tributos; tus cabras serán fértiles y tus ovejas parirán mellizos; tu asno irá más cargado que tu mula; tus caballos de .carrera serán famosos y tus bueyes, bajo el yugo, no tendrán rival”. Gilgamesh abrió la boca y dijo estas palabras a la divina Ishtar: “¿Y qué tendré que darte si me caso contigo? ¿He de darte aceite para ungir tu cuerpo y vestidos, pan y vituallas? …alimento para tu divinidad, …bebida que convenga a tu realeza? ¿Qué ganaría yo casándome contigo? No eres más que una ruina que no da abrigo, una puerta que no resiste a la tormenta, un palacio que los héroes han saqueado, una trampa mal disimulada, pringue que ensucia a quien la toca, un odre lleno de agua que moja a su acarreador,


un trozo de cal que se desprende de la muralla, un amuleto incapaz de proteger en país enemigo, una sandalia que hace tropezar a quien la calza. ¿A qué amante has sido fiel? ¿Cuál de tus pastores te ha gustado siempre? ¡Acércate! Te leeré la interminable lista de tus amantes. Damuzi, el amante de tu mocedad, fue, año tras año, objeto de tus torturas. Has amado al Pájaro-pastor de abigarrado plumaje y le has roto un ala, y ahora grita: ‘¡Mi ala!’, en el bosque. Amaste al León admirable y fuerte, pero hiciste cavar para él siete veces siete trampas. Amaste al Semental que se enardece en la batalla, pero lo sometiste a brida, espuela y látigo, lo destinaste a galopar catorce horas diarias y le diste a beber agua lodosa. Y para su madre, la divina Silili, fuiste motivo de llanto. Amaste al pastor que sin cesar quemaba incienso para ti


y cada día te sacrificaba cabritos, pero lo golpeaste y lo convertiste en chacal, y ahora sus propios zagales lo persiguen y sus perros desgarran su piel. Has amado a Ishullanu, el jardinero de tu padre, quien te llevaba cestos de dátiles y cada día adornaba tu mesa. Lo has mirado y, acercándotele, le has dicho: ‘¡Oh mi Ishullanu, deja que palpe tu vigor, extiende tu mano y acaríciame!’ Ishullanu te contestó: ¿Qué deseas de mí? ¿Acaso mi madre no ha cocinado, no he comido yo, para que tenga que recurrir a los alimentos de oprobio y maldición que me ofreces? ¿Y, contra el frío, acaso no me abrigan bastante las cañas?’ Al oír estas palabras, Ishtar, golpeaste a Ishullanu, lo convertiste en una araña y lo pusiste en medio de las ruinas,


donde no puede ni subir ni bajar. ¡Tu amor haría conmigo lo que has hecho con ellos!” Al oír Ishtar estas palabras enfureciose y subió al cielo. La diosa Ishtar fue a ver al dios Anu, su padre, y a la diosa Antu, su madre, y dijo: “Padre mío, Gilgamesh me ha llenado de insultos. Gilgamesh me ha echado en cara mis turpitudes, mis turpitudes y mis hechizos”. El dios Anu tomó la palabra y dijo a la divina princesa Ishtar: “Seguramente le has pedido su amor, y él ha enumerado tus turpitudes, tus turpitudes y tus hechizos”. La diosa Ishtar tomó la palabra y habló de esta manera al dios Anu, su padre: “¡Oh, padre mío, crea un Toro Celeste para que Gilgamesh sepa lo que es el miedo! Si no creas para mí el Toro Celeste, haré pedazos las puertas del mundo subterráneo


y el número de los muertos sobrepasará al de los vivos”. El dios Anu tomó la palabra y dijo así a la divina princesa Ishtar: “Si accedo a lo que me pides, habrá siete años de vainas vacías ¿Has apilado grano para el pueblo, has amontonado forraje para las bestias?” La diosa Ishtar tomó la palabra y contestó así al dios Anu, su padre: “He almacenado grano para el pueblo y habrá provisión de forraje para las bestias, en el caso de que la tierra sea estéril durante siete años”. (Algunos versos truncos. De ellos se colige, sin embargo, que Anu accede a crear el Toro Celeste, el cual mata a centenares de hombres con dos o tres resoplidos.) Enkidu agarró al Toro Celeste por los cuernos. El Toro Celeste echó espuma sobre el rostro del héroe, lo azotó con su gran cola. Entonces Enkidu abrió la boca y dijo a Gilgamesh:


“Amigo mío, hemos triunfado…” (Faltan unos 15 versos) Entre la cerviz y los cuernos hincó su espada. Muerto el Toro Celeste, le arrancaron el corazón y lo ofrendaron al dios Shamash. Luego se sentaron, como dos hermanos. Entonces la diosa Ishtar subió a la muralla de Uruk, subió hasta las almenas y lanzó su maldición: “¡Malhaya Gilgamesh, porque me ha insultado dando muerte al Toro Celeste!” Cuando Enkidu oyó estas palabras de Ishtar, arrancó las partes del Toro Celeste y se las arrojó a la cara, diciendo: “Si te agarro, haré contigo lo que he hecho con el toro. Y colgaré sus entrañas a tu cuello, como una guirnalda”. La diosa Ishtar llamó a las hieródulas del templo, y sobre las partes del toro todas gimieron. Pero Gilgamesh convocó a todos los artesanos


para que admirasen el tamaño de los dos cuernos, que formaban una masa de treinta minas de lapislázuli y cuya cavidad tenía una anchura de dos dedos. Seis medidas de aceite, lo que cabía en cada uno de ellos, ofreció Gilgamesh a su dios, Lugalbanda; le ofreció los dos cuernos, como vasos de ungüentos que colgó en el templo de la divinidad. Luego los dos amigos purificaron sus manos en el Éufrates y se pusieron otra vez en camino, atravesando la gran calle de Uruk. A su paso todo el mundo los miraba. Gilgamesh dijo entonces a los servidores de su palacio: “¿Quién señorea entre los héroes? ¿Quién es el más glorioso entre los hombres?” “¡Gilgamesh señorea entre los héroes! ¡Gilgamesh es el más glorioso de los hombres!” (Laguna) Gilgamesh dio una fiesta en su palacio. Cuando los héroes dormían en sus lechos, de noche,


Enkidu tuvo un sueño. Al levantarse, contó a su amigo lo que había soñado: “¿Por qué celebran consejo los grandes dioses del cielo?”

Tablilla VII Tablilla VII. Sueño de Enkidu, que la tablilla, mutilada, no ha conservado. Sin duda, como castigo por haber ofendido a Ishtar, Enkidu debe morir. Muy enfermo, maldice a la hieródula, origen de su enfermedad. Samash se lo reprocha y le hace ver que sólo beneficios ha recibido de la mujer. Enkidu, antes de morir, tiene la premonición de lo que es el país de donde no se regresa.

(Las dos primeras columnas de esta tablilla están perdidas en la versión asiria. Texto hitita.) “… y luego vino el día”. Enkidu contestó a Gilgamesh: “Escucha el sueño que he tenido esta noche. Anu, Enlil, Ea y Shamash, dios del cielo, estaban reunidos en consejo. y Anu dijo a Ea:


‘Por cuanto han dado muerte al Toro Celeste y a Humbaba que vivía en el Monte de los Cedros, deben ser condenados a morir’. Enlil contestó: ‘Enkidu debe morir, pero Gilgamesh no debe morir’. Entonces el dios del sol, el dios del cielo, se dirigió a Enlil, el valiente héroe: ‘¿No les ordenaste tú que dieran muerte al Toro Celeste y a Humbaba?’ Pero Enlil, colérico, gritó al dios del cielo: ‘Enkidu debe morir…’ ”

Columna III (Texto asirio) (Enkidu maldice a la prostituta) “Tu destino, ¡oh ramera!, voy a decretar, y nunca escaparás a él en este país. ¡Que la maldición caiga sobre ti!


¡La tierra donde descansan los rebaños será la casa de tus delicias, el camino será tu albergue, a la sombra de los muros esperarás, el acosado y el borracho te golpearán”. Cuando Shamash oyó estas palabras, gritó a Enkidu desde lo alto de los cielos: “¿Por qué, Enkidu, has maldecido a la ramera, a la hieródula? Ella te dio a comer alimentos dignos de los dioses, y te dio a beber vino digno de los reyes, y te cubrió con una rica vestidura, y te dio por compañero al gallardo Gilgamesh. y ahora Gilgamesh, tu amigo, tu hermano, te hace descansar en un vasto lecho, un lecho de honor y de reposo, a su izquierda, donde los príncipes de la tierra besan tus pies. ¡Te ha dado magníficas armas y por él has sido aclamado por el pueblo de Uruk! La hieródula ha hecho de su gente servidores tuyos.


y yo, a causa de ti, he tenido que consumar tu maldición: convertirla en perra que huye a través de los campos”. (Laguna) Al alba, las palabras del dios Shamash libraron del hechizo a Enkidu, cuyo corazón se calmó. (Laguna. Al final, Enkidu, arrepentido, bendice a la hieródula.)

Columna IV Enkidu, lleno de amargura, se acuesta. Por la noche, confía sus cuidados a su amigo: “Esta noche he soñado…” (Describe a un personaje cuyas uñas son garras de águila, el cual le dice:.) “Mira, mis brazos están cubiertos de plumas, como las alas de un ave. ¡Sígueme a la morada de las tinieblas donde vive el dios Nergal! (Nergal, Dios de la peste y de los infiernos, donde reina con su esposa Ereshkigal)


¡Sígueme a la casa donde se entra sin esperanza de salir, por los caminos que sólo son de ida, y nunca de vuelta! ¡Sígueme hasta la morada cuyos habitantes no tienen luz! Allí el polvo es su alimento, su alimento es el lodo. Las gentes de allá están revestidas de plumas, como los pájaros. No ven la luz, en tinieblas permanecen. En ese reino del polvo, adonde yo he penetrado, he visto a los que llevan corona, a los que gobiernan el país desde siempre, mientras los servidores de los dioses Anu y Enlil les preparan y les sirven carne asada, les escancian bebidas frías, sacadas de odres. En el reino del polvo, adonde yo he estado, se encuentran el Gran Sacerdote y su acólito, el hechicero y el vidente, los consagrados al apsu de los grandes dioses, el divino Etana, el dios Sumuqan y, finalmente, la reina de los Infiernos, la diosa Ereshkigal.


Belit-Tseri, la escriba de los Infiernos, se prosternó ante ella, luego levantó la cabeza y me vio…” (Laguna. Faltan las columnas V y VI)

Tablilla VIII Tablilla VIII. Muy mutilada. Al quiebro del alba, Gilgamesh canta las hazañas que él y su amigo muerto han realizado, y promete glorificar a su camarada. (Texto asirio. La columna I es casi inutilizable. Al salir el sol, Gilgamesh se lamenta por su amigo ante los ancianos de Uruk.) Columna II “¡Escuchadme, oh ancianos, escuchadme! Lloro a mi amigo Enkidu como una plañidera en el entierro; jamás volveré a empuñar el hacha que llevo a mi costado; ha desaparecido el puñal de mi cintura; mis lujosos vestidos no me causan ningún placer, el dolor me abruma, estoy sumido en la aflicción. i Oh Enkidu, mi amigo, mi querido amigo, hemos andado juntos por montes y por valles,


hemos vencido y dado muerte al Toro Celeste, hemos matado a Humbaba, que vivía en el bosque de los cedros. y ahora, ¿qué sueño te ha invadido? Tienes el rostro inmóvil y no me oyes…” Pero Enkidu no abre los ojos, Gilgamesh le pone la mano sobre el pecho: el corazón ya no late; abraza a su amigo como a una novia, ruge de dolor como un león, como una leona a quien se ha quitado su cachorro; vierte lágrimas, rasga sus vestidos y se despoja de sus adornos. (Columnas III, IV, V y VI, inutilizables.)


Muerto Enkidu, Gilgamesh va en busca de la vida eterna

Tablilla IX Tablilla IX. Presa de pánico ante el cadáver de Enkidu, Gilgamesh toma la resolución de partir en busca de la vida eterna. Llega a las montañas de Mashu, donde encuentra a los hombres escorpiones que guardan el camino del sol. Tras una penosa marcha, se topa con un árbol maravilloso.


(Texto asirio.) Columna I (Gilgamesh llora a su amigo, vagando por la llanura.) “¿No moriré yo también, como Enkidu? El miedo se ha metido en mis entrañas, la muerte me atemoriza y vago por la llanura; me pondré en camino en seguida, en busca del consuelo que me dará Ut-Napishtim, hijo de Ubartutu. Llegaré al desfiladero por la noche, y si me topo con leones y tengo miedo, levantando la cabeza hacia el dios-luna, elevaré mi ruego; a la diosa Ishtar, hieródula de los dioses, dirigiré mis súplicas…” (Laguna) Columna II El nombre de la montaña es Mashu. Cuando Gilgamesh llegó a las laderas de Mashu, encontró a los guardianes del sol naciente y del sol poniente. Sus cabezas rozan la base de los cielos,


sus pechos tocan los Infiernos: son los hombres escorpiones, guardianes de las puertas del Sol; suscitan gran terror y quien los contempla muere. Su imponente majestad siembra el espanto en las montañas. Cuando el sol se alza, cuando el sol se pone, velan por él. Gilgamesh los vio; el miedo ensombreció su rostro, pero se rehizo y les rindió homenaje. El hombre-escorpión dijo a su mujer: “¡Ese que se acerca tiene un cuerpo divino!” La mujer del hombre-escorpión contestó: “Dos de sus terceras partes son de Dios, la otra, de hombre”. El hombre-escorpión se dirigió a Gilgamesh en estos términos: “De muy lejos has venido hasta mí. ¿Por qué has cruzado mares tormentosos en tu viaje hacia mí? ¿Qué propósito te ha llevado hasta aquí?”


(Laguna) Columna III Gilgamesh contestó: “He venido a causa de Ut-Napishtim, mi antepasado, que supo llegar hasta el consejo de los dioses y obtener la Vida. Sobre la muerte y sobre la vida quiero interrogarlo”. El hombre-escorpión tomó la palabra y dijo a Gilgamesh: “Jamás ningún mortal, ¡oh Gilgamesh!, lo ha logrado. Nadie ha viajado nunca por el sendero que se adentra doce leguas en la montaña. La oscuridad reina allí, no brilla ninguna luz, ni al salir el sol ni al ocultarse”. (Texto mutilado) Columna IV “Presa de dolor o de tristeza, sufriendo calor o frío, suspirando o gimiendo, seguiré adelante. Ahora, abre la puerta de la montaña”.


El hombre-escorpión contestó a Gilgamesh: “Ve, Gilgamesh, tú que has podido llegar hasta los montes Mashu sano y salvo. La puerta de la montaña está abierta para ti”. Gilgamesh, siguiendo el consejo del hombre-escorpión, tomó al camino que sigue el sol. Tras haber andado una legua, la oscuridad lo envuelve, deja de ver la luz; nada ve delante, nada atrás, después de haber andado dos leguas.

Columna V (Faltan 22 versos) Cuando hubo recorrido cuatro leguas, la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido cinco leguas, la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido seis leguas,


la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido siete leguas, la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido ocho leguas, la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido nueve leguas, el viento del norte sopló sobre su rostro, pero la oscuridad era completa, no veía la luz, nada podía ver delante ni atrás. Cuando hubo recorrido diez leguas, llegaba al final de su viaje. Cuando hubo recorrido once leguas, apuntaba el alba. Cuando hubo recorrido doce leguas, el sol brillaba. Entonces vio un árbol y hacia él dirigió sus pasos. Los frutos son de rubíes,


bellas son las colgantes ramas, su follaje es de lapislázuli…


Gilgamesh se dispone a viajar por las aguas de la muerte

Tablilla X Tablilla X. Gilgamesh llega a la morada de la tabernera Siduri, cerca del mar. Siduri aconseja a Gilgamesh que, en vez de lamentarse, se entregue a los goces de la vida. Gilgamesh pregunta a Siduri cómo podrá llegar a la casa de Umnapishti, su ancestro, el único hombre que ha logrado alcanzar la inmortalidad. Viaje de Gilgamesh en la embarcación de Ursanabi, batelero de Ut-Napishtim. Atraviesan las aguas de la muerte. Encuentro con UtNapishtim, quien manifiesta a Gilgamesh que la inmortalidad no es patrimonio de los humanos.


Columna I (Texto babilónico) Shamash, apiadado, dice a Gilgamesh: “¡Oh Gilgamesh! ¿Por qué vagas de un lugar a otro? La vida que persigues no alcanzarás”. Gilgamesh contesta así al valiente dios Shamash: “Tras haber buscado mi camino en la llanura, en el corazón de la tierra sin luz de astros, donde pareciome que mi marcha duraba años, quiero que mis ojos contemplen el sol y que me inunden raudales luminosos. La oscuridad retrocede cuando tu luz brilla. ¡Que los muertos vean los rayos del sol!” (Laguna)

Columna I (Texto asirio) Siduri, la tabernera, vive cerca del mar profundo. Le han hecho una vasija, un lagar de oro.


La protege su techo. Gilgamesh corre hacia Siduri; va cubierto con una piel de fiera; a pesar de que su cuerpo es en parte divino, el dolor atenaza sus entrañas y su rostro es como el de alguien que llega de muy lejos. La tabernera, que lo ve acercarse, se pregunta: “Ese que se aproxima, ¿no será un asesino? ¿A dónde se dirige…?” Y Siduri atranca la puerta; sí, atranca la puerta. y él, Gilgamesh, comprende su intención, levanta la cabeza y, dirigiéndose a la mujer, le dice estas palabras: “Tabernera, ¿qué has visto que te ha hecho atrancar la puerta? Haré pedazos el batiente…” (Laguna) La tabernera dice a Gilgamesh: “¿Por qué está agotada tu fuerza e inclinas la cabeza?


¿Por qué está enfermo tu corazón y demudado tu rostro? ¿Por qué el dolor roe tus entrañas? Tu rostro semeja el de un hombre que regresa de un largo viaje; la desolación se lee en tu figura y vagas por el llano”. Gilgamesh contesta: “¿Cómo no ha de estar agotada mi fuerza e inclinada mi cabeza, enfermo mi corazón y demudado mi rostro, roídas por el dolor mis entrañas y mi rostro semejante al de un hombre que regresa de un largo viaje; cómo no se ha de leer la desolación en mi figura y cómo no vagar por el llano, si mi amigo, mi querido amigo, con quien he andado por montes y valles, Enkidu, mi joven amigo, con quien capturé el Toro Celeste


y di muerte a Humbaba, que vivía en el Bosque de los Cedros, y exterminé a los leones;

Columna II (Texto babilónico) Enkidu, que me acompañaba en todos los peligros, mi más amado amigo, se ha marchado hacia lo que es el destino de los humanos? Día y noche sobre él he llorado, antes de acostarlo en su tumba. Siete días y siete noches, como un gusano yació cara al suelo, y no recobró la salud. Entonces corrí por la llanura como un cazador. y ahora, tabernera, que estoy ante ti ya no veré a la muerte que temo”. Siduri contestó a Gilgamesh con estas palabras:


Columna III “¡Oh Gilgamesh! ¿Por qué vagas de un lado a otro? No alcanzarás la vida que persigues. Cuando los dioses crearon a los hombres decretaron que estaban destinados a morir, y han conservado la inmortalidad en sus manos. En cuanto a ti, ¡oh Gilgamesh!, llénate la panza; parrandea día y noche; que cada noche sea una fiesta para ti; entrégate al placer día y noche; ponte vestiduras bordadas, lávate la cabeza y báñate, regocíjate contemplando a tu hijito que se agarra a ti, alégrate cuando tu esposa te abrace…” Columna II (Texto asirio) Gilgamesh dijo, además, a Siduri: “Y ahora, tabernera, dime cuál es el camino que conduce a Ut-Napishtim. ¿Qué señal me lo hará reconocer? Dime la señal.


Si la cosa es hacedera, atravesaré el mar; si esto es imposible, iré por tierra”. La tabernera contestó a Gilgamesh: “Nunca ha existido tal senda, ¡oh Gilgamesh! y a nadie ha sido dado, desde los antiguos tiempos, cruzar las aguas del mar. El gran Shamash lo cruzó. Pero, excepto Shamash, ¿quién podría atravesar las aguas salobres? La travesía es difícil y el camino penoso, y las aguas de la muerte son profundas. ¿Qué ruta seguirías para franquear las olas? Una vez llegado a las aguas de la muerte, ¿qué harías? Escucha, Gilgamesh: Urshanabi es el batelero de UtNapishtim y lo acompañan ‘los de piedra’. Ahora él se encuentra en el bosque recogiendo urnu; ojalá halles gracia a sus ojos; si la cosa es hacedera, efectúa la travesía con él; si no lo es, emprende el regreso”. Cuando Gilgamesh hubo oído esto,


blandió el hacha, sacó el puñal y, como una flecha, cayó sobre ‘los de piedra’ Los de piedra, Estatuas mágicas de piedra que servían para propiciar el viaje a través de las aguas de la muerte. (Laguna de 15 versos) Columna IV (Texto babilónico) Entonces, en su furor, Gilgamesh quebró a ‘los de piedra’ y luego volvió el rostro hacia Urshanabi. Urshanabi lo miró a los ojos, Urshanabi habló a Gilgamesh, le habló de esta manera: “Dime cuál es tu nombre. Yo soy Urshanabi, el hombre del lejano Ut-Napishtim”. Gilgamesh contestó a Urshanabi en estos términos: “Me llamo Gilgamesh, y he llegado de Uruk, morada de los dioses, he atravesado las montañas he recorrido el largo camino del sol.


Ahora, Urshanabi, que estoy ante tu presencia, revélame la morada del lejano Ut-Napishtim”. Urshanabi respondió a Gilgamesh así: (Laguna) Columna III (Texto asirio) “Por qué está agotada tu fuerza e inclinas la cabeza? ¿Por qué está enfermo tu corazón y demudado tu rostro? ¿Por qué el dolor roe tus entrañas? Tu rostro semeja el de un hombre que regresa de un largo viaje; la desolación se lee en tu figura y vagas por el llano”. El divino Gilgamesh contestó: “¿Cómo no ha de estar agotada mi fuerza e inclinada mi cabeza, enfermo mi corazón y demudado mi rostro, roídas por el dolor mis entrañas y mi rostro semejante al de un hombre que regresa de un largo


viaje; cómo no se ha de leer la desolación en mi figura y cómo no vagar por el llano, si mi amigo, mi querido amigo, con quien he andado por montes y valles, con quien capturé el Toro Celeste y di muerte a Humbaba, que vivía en el Bosque de Cedros, y exterminé a los leones, y me acompañaba en todos los peligros, ha llegado al término de su destino? Seis días y seis noches lo he llorado, y luego lo he llevado a su tumba. y he tenido miedo; he temido a la muerte y he huido a través de los campos. Las últimas palabras de mi amigo son un fardo que me abruma. Quiero ir lejos, por la llanura, muy lejos. ¡No sé cómo callar, no sé cómo gritar! Mi dilecto amigo no es más que fango.


¿No me acostaré, como él, para no volver a levantarme jamás? y ahora, Urshanabi, dime cuál es el camino que conduce a Ut-Napishtim. ¿Qué señal me lo hará conocer? Dime la señal. Si la cosa es hacedera, atravesaré el mar; si esto es imposible, iré por tierra”. Urshanabi contestó así a Gilgamesh: “Con tus manos, ¡oh Gilgamesh!, has hecho pedazos a ‘los de piedra’. Blande, ¡oh Gilgamesh!, el hacha que cuelga de tu costado, ve al bosque y corta pértigas de sesenta codos cada una, alquitránalas y agúzalas, y luego me las traes”. Tras haber Gilgamesh oído estas palabras, blandió el hacha, sacó el puñal y se dirigió al bosque, donde cortó las pértigas, las alquitranó y aguzó, y luego las trajo a Urshanabi. Gilgamesh y Urshanabi se embarcaron, durante un mes y quince días navegaron, y al cabo de tres días más, Urshanabi miró


y advirtió que habían llegado a las aguas de la muerte.

Columna IV Urshanabi habló en estos términos a Gilgamesh: “Acércate, Gilgamesh; toma una pértiga, y que las aguas de la muerte no mojen tus manos. Toma una segunda, una tercera y una cuarta pértiga, ¡oh Gilgamesh! Toma una quinta, una sexta y una séptima pértiga, ¡oh Gilgamesh! Toma una octava, una novena y una décima pértiga, ¡oh Gilgamesh! Toma una onceava, una doceava pértiga, ¡oh Gilgamesh! Al llegar a las ciento veinte, se le acabaron las pértigas, y entonces despojóse de su vestido y lo fijó en el mástil, que alzó con las manos. Ut-Napishtim oteaba el horizonte, y mientras hablaba consigo mismo se interrogaba de esta manera: “¿Por qué va la nave a la deriva?


¿Por qué alguien que no es de la nave va en ella? ¡El que llega no es un hombre! Lo observo: ¡no, no es un hombre! Lo observo: no, no es un hombre! (Laguna de 22 versos, con los que se debía narrar el desembarco de Gilgamesh.)

Columna V Gilgamesh habló así a Ut-Napishtim: “Dije: quiero ir a ver al lejano y famoso Ut-Napishtim, He recorrido todos los países, he atravesado escarpados montes, he cruzado todos los mares y no he encontrado nada que fuese feliz. Me he condenado a la miseria y mi cuerpo ha sido un saco de dolores. Antes de llegar a la morada de la tabernera, mi vestido estaba andrajoso, he vivido con el pájaro kasu,


el león, la pantera, el chacal, el ciervo, las bestias de la llanura, y me he alimentado con su carne y vestido con sus pieles”. Ut-Napishtim, contestó así a Gilgamesh: (Laguna) Columna VI “¿Acaso construimos casas para siempre y para siempre sellamos lo que nos pertenece? ¿Acaso los hermanos comparten para siempre? ¿Acaso para siempre divide el odio? ¿Acaso la crecida del río es para siempre? ¿Acaso el pájaro kulilu y el pájaro kirippu suben para siempre al cielo mirando al sol? Los que duermen y los que están muertos se asemejan. El noble y el vasallo no son diferentes cuando han cumplido su destino. Desde siempre los anunnaki, los grandes dioses, se han reunido, y la diosa Mammitu, creadora del destino, con ellos fija los


destinos. Los dioses deciden sobre nuestra muerte y nuestra vida, pero no revelan el día de nuestra muerte”.


Gilgamesh se sumerge en el agua en busca de la planta de la vida eterna en la primera alusión al bautismo

Tablilla XI Tablilla XI. Sin embargo, él, Ut-Napishtim, la obtuvo: es el único hombre que escapó del Diluvio, cuya narración hace. Deseoso, sin duda, de demostrar a Gilgamesh la fragilidad humana, Ut-Napishtim recomienda al héroe que trate de mantenerse despierto durante seis días y siete noches. Pero Gilgamesh se queda dormido en cuanto se tiende a descansar. Ut-Napishtim despierta a Gilgamesh y lo despide, pero, a ruegos de su mujer, que se ha apiadado del hombre, vuelve a llamar a Gilgamesh para decirle que en el fondo del agua encontrará la planta de la eterna juventud. Gilgamesh se sumerge en la corriente y se apodera de la planta, que le es


arrebatada más tarde por una serpiente, mientras se baña en una fuente. Gilgamesh regresa a Uruk, terminado su inútil viaje, y muestra a Urshanabi la muralla de su ciudad.

(Texto asirio) Gilgamesh se dirigió al lejano Ut-Napishtim en estos términos: “Te admiro, Ut-Napishtim. y en nada te veo diferente de mí; verdaderamente, en nada te veo distinto de mí: tienes un corazón valiente y dispuesto a la lucha y descansas acostado de espaldas. ¿Cómo has podido presentarte ante la asamblea de los dioses para pedir la inmortalidad?” Ut-Napishtim contestó a Gilgamesh: “Voy a revelarte, Gilgamesh, algo que se ha mantenido oculto, un secreto de los dioses voy a contarte: Shuruppak, una ciudad que tú conoces y que se extiende a orillas del Éufrates, era una ciudad antigua, como sus dioses,


cuando éstos decidieron desatar el diluvio. Estaba allí Anu, el padre de los dioses, el valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su heraldo, Ennuge, cuidador de los regadíos. y también estaba presente Ninigiku-Ea, que en nombre de los dioses dice a la choza de caña: ‘¡Choza! ¡Choza! ¡Tabique! ¡Tabique! ¡Choza, escucha! ¡Tabique, presta atención! ¡Hombre de Shuruppak, hijo de Ubartutu, derriba esta casa y construye una nave, abandona las riquezas y busca la vida, desprecia toda propiedad y mantén viva el alma! Reúne en la nave la semilla de toda cosa viviente. Que las dimensiones de la nave que has de construir queden bien establecidas: su longitud ha de ser igual que su anchura; como a Apsu, dale un techo.’ Comprendí y dije a Ea, mi señor: ‘Será una honra para mí, ¡oh señor!,


ejecutar lo que has ordenado, ¿pero qué diré a la ciudad, al pueblo, a los ancianos?’ Ea abrió la boca y me contestó, a mí, su humilde servidor: ‘Les dirás lo siguiente: He sabido que Enlil es mi enemigo, y así no puedo vivir en nuestra ciudad ni pisar el territorio de Enlil. Por lo tanto, acudiré a las aguas profundas para vivir con mi señor Ea. Pero él os dará la abundancia: los más escogidos pájaros, los más raros peces, la tierra con sus ricas cosechas. Quien, al crepúsculo, gobierna los cereales, os mandará aludes de trigo.’ (Laguna) Los pequeños se encargaron de acarrear betún, mientras los mayores trajeron todo lo que era necesario. Al quinto día, levantó el armazón, cuyo fondo era de un acre.


Diez docenas de codos de altura tenía cada uno de sus lados, diez docenas de codos cada lado de la cuadrada cubierta. Di forma a sus dos costados y los uní. De seis cubiertas doté a la nave, que quedó dividida en siete partes. Dividí su planta en nueve partes. Examiné las pértigas y me procuré abastecimientos. Seis cargas de betún vertí en el horno, y vertí en él también tres cargas de asfalto, tres cargas de aceite trajeron en cestos los acarreadores, además de la carga que consumieron los calafateadores y de las dos que estibó el batelero. Sacrifiqué bueyes para la gente y degollé corderos cada día. Mosto, vino rojo, y aceite y vino blanco di a los trabajadores, así como agua del río, para que celebraran el día del Año Nuevo. Al séptimo quedó terminada la nave. La botadura fue muy difícil,


porque se tuvieron que sacar las planchas de abajo y de arriba, hasta que los dos tercios de la nave entraron en el agua. Todo cuanto yo tenía fue subido a bordo. Todo cuanto yo tenía de plata fue subido a bordo. Todo cuanto yo tenía de oro fue subido a bordo. Todo cuanto yo tenía de criaturas vivas fue subido a bordo. Toda mi familia y parientes fueron subidos a bordo. Los animales del campo, las bestias salvajes del campo y todos los artesanos, dispuse que subieran a bordo. Shamash había fijado la hora para mí: ‘Cuando el que gobierna el tiempo nocturno desate un gran aguacero, sube a bordo y cierra la escotilla’. Observé el estado del tiempo y vi que amenazaba tormenta. Subí a la nave, y cerré la principal escotilla y Puzur-Amurri, el batelero, cerró las otras y tomó el mando. Cuando apuntó el alba,


una negra nube cubría el horizonte. Dentro de ella Adad tronaba, de la tormenta)

(Adad, Dios

mientras Shallat y Hanish iban delante, (Shallat y Hanish Dios del Viento y Diosa del aliento celeste) corriendo como heraldos por lomas y llanos. Erragal arrancaba las estacas de los diques (Erragal, Dios del inframundo (infierno)) y Ninurta precipitaba las aguas. Los anunnaki levantaban las antorchas e incendiaban la tierra con sus llamas. A causa de Adad, la consternación llegaba al cielo, porque todo lo que había sido luz era negrura. La vasta tierra era sacudida como una olla. Durante un día sopló la tormenta, del sur, cada vez más rauda, sumergiendo a las montañas, alcanzando a todos como una batalla. Nadie podía ver a su compañero, ni desde el cielo ser reconocida la gente. Los dioses estaban asustados por el diluvio


y, temblando, regresaron al cielo de Anu. Los dioses, como perros acobardados, se habían agachado junto a la muralla. Ishtar gritaba como una mujer en trance de parto; la amante de los dioses, de dulce voz, ahora gritaba: ‘¡Ay! Los antiguos días se han convertido en barro, porque hablé malignamente en la asamblea de los dioses. ¡Cómo pude hablar malignamente en la asamblea de los dioses, aconsejando la lucha para la destrucción de mi gente, cuando yo misma parí a mi pueblo, que es semejante a los pececillos del mar!’ Los anunnaki lloraban por ella, los dioses, llenos de humildad, sollozaban sentados, apretando los labios … Durante seis días y seis noches sopló el viento del diluvio, la tormenta del sur barrió la tierra. Al séptimo día, la tempestad comenzó a ceder,


como un ejército en la batalla. El mar se calmó, la tormenta amainó, la inundación cesó. Observé el tiempo: reinaba la calma y la humanidad se había cambiado en barro. El paisaje aparecía liso como un techo. Abrí una escotilla, y la luz cayó sobre mi rostro. Me incliné, reverente, senteme y lloré. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Busqué con la mirada la línea de la costa en la expansión de las aguas. En cada una de las catorce regiones emergía una montaña. La nave se detuvo en el monte Nisir. El monte Nisir retuvo firmemente a la nave, sin dejar que se moviera. Un día, dos días el monte Nisir retuvo firmemente a la nave, sin dejar que se moviera. Tres días, cuatro días el monte Nisir retuvo firmemente a la nave,


sin dejar que se moviera. Cinco días, seis días el monte Nisir retuvo firmemente a la nave, sin dejar que se moviera. Cuando llegó el sexto día, solté una paloma. La paloma emprendió el vuelo, pero regresó: no había encontrado donde posarse. Entonces solté una golondrina. La golondrina emprendió el vuelo, pero regresó: no había encontrado lugar donde posarse. Entonces solté un cuervo. El cuervo emprendió el vuelo, vio la mengua de las aguas, corrió, resbaló, croó y no regresó. Entonces hice que todo saliera, hacia los cuatro vientos, ofrecí un sacrificio, en la cumbre de la montaña, preparé siete hogueras para incienso. En su base amontoné caña, cedro y mirto. Los dioses percibieron el aroma y acudieron como una nube de moscas,


rodearon al sacrificador. Cuando la gran diosa Ishtar llegó, hizo tintinear sus ricas joyas, obra de Anu, y dijo: ‘¡Oh dioses que estáis reunidos aquí!: tan cierto como que nunca me olvido de este collar de lapislázuli, jamás me olvidaré de estos últimos días! Que los dioses tomen parte en el sacrificio, pero que Enlil se mantenga aparte, porque, irreflexivamente, desencadenó el diluvio y lanzó a mi pueblo a la destrucción’. Cuando Enlil llegó y vio la nave enfurecióse contra los dioses del cielo. ‘¿Ha escapado algún alma humana? ¡Ningún hombre ha sobrevivido a la destrucción!’ Ninurta abrió la boca y dijo ‘¿Quién, excepto Ea, puede formar planes? Sólo Ea lo sabe todo’. Ea abrió la boca y dijo al valiente Enlil:


‘¡Oh tú, héroe, tú, el más sabio de los dioses! ¿cómo pudiste, sin razón, desatar el diluvio? ¡Al pecador castígalo por su pecado y al transgresor por su transgresión! Sin embargo, sé indulgente, para que él no sea aniquilado; sé paciente, para que no sea desalojado. En vez de desatar el diluvio, mejor hubiera sido que un león mermara a la humanidad. En vez de desatar el diluvio, mejor hubiera sido que un lobo mermara a la humanidad. En vez de desatar el diluvio, mejor hubiera sido que el hambre mermara a la humanidad. En vez de desatar el diluvio, mejor hubiera sido que la pestilencia mermara a la humanidad. No fui yo quien descubrió el secreto de los grandes dioses. Dejé que el sabio Ut-Napishtim tuviera un sueño


y penetrara el secreto de los dioses. Ahora reflexiona sobre lo que debes hacer con él’. Oído esto, Enlil subió a la nave, donde me tomó de la mano; luego tomó de la mano a mi esposa e hizo que se arrodillara a mi lado. Colocándose entre ambos, tocó nuestras frentes y nos bendijo: ‘Hasta ahora, Ut-Napishtim, sólo has sido humano; pero desde este momento, tú y tu esposa, seréis como dioses. ¡Irás a vivir lejos, en la desembocadura de los ríos!’ Tras lo cual, me llevó a vivir lejos, en la desembocadura de los ríos. En cuanto a ti, ¿quién reunirá a los dioses para que obtengas la vida que buscas? ¡Vamos! Trata de dormir durante seis días y seis noches”. En cuanto Gilgamesh se hubo puesto en cuclillas, el sueño lo envolvió como un huracán. Ut-Napishtim dijo a su esposa:


“Mira al hombre fuerte que desea la inmortalidad: el sueño, como un viento furioso, lo ha envuelto”. La esposa del lejano Ut-Napishtim contestó a su marido: “Sacude a ese hombre para que despierte, y que vuelva sobre sus pasos, sano y salvo. Que trasponga, de regreso a su país, la puerta del mundo que ha atravesado”. Ut-Napishtim contestó así a su mujer: “El dolor de ese hombre te entristece. Bueno, prepárale comida y déjasela cerca de su cabeza”. Y mientras Gilgamesh dormía en la azotea, la mujer preparaba la comida, diciendo a su marido: “Primero, ahí está el montón de harina, que empiezo a amasar y extender; ahora hay que rociarla; ya está blanca la torta, la pongo en el horno, ya está cocida, y por fin…” En ese momento, Ut-Napishtim despertó a Gilgamesh, quien se dirigió a su huésped con estas palabras: “¡Vaya! El sueño me invadió,


y de pronto, me has sacudido, para despertarme”. Ut-Napishtim contestó a Gilgamesh: “Mi mujer iba enumerando lo que hacía mientras preparaba tu comida. En el momento en que dijo: ‘por fin…’, te he despertado”. Gilgamesh dijo al lejano Ut-Napishtim: “¿Qué haces Ut-Napishtim? ¿A dónde ir? Un demonio se ha apoderado de mi cuerpo; la muerte se hospeda en la estancia donde duermo; vaya donde vaya, ¡allá está la muerte!” Ut-Napishtim se dirigió así a su batelero Urshanabi: “Regresa por donde has venido, Urshanabi, y procura que embarque ese hombre que patalea en la orilla; ese hombre que has ido a buscar, ¿no andará con el cuerpo sucio o bien una piel de bestia no ocultará la belleza de su cuerpo? Ve con él, Urshanabi, y condúcelo a la fuente, para que lave la suciedad de su vestido


y lo arroje al mar y pueda ser admirado su cuerpo; que sea cambiada la cinta que rodea su cabeza y que se le den vestiduras y ceñidor. Hasta que regrese a su ciudad, hasta que llegue al término de su viaje, que su vestidura no se desluzca, que sea siempre nueva”. Urshanabi condujo a Gilgamesh a la fuente, para que lavara y dejase limpio su vestido, tiró las pieles con que se cubría, el mar se las llevó y pudo admirarse su cuerpo. La cinta de su cabeza fue cambiada y, además del ceñidor, fue cubierto con una vestidura que, hasta el día que llegase a su ciudad, hasta que hubiese llegado al término de su viaje, no se estropearía, se mantendría nueva. Gilgamesh y Urshanabi subieron a la embarcación, la pusieron a flote y empezaron a navegar. La esposa de Ut-Napishtim dijo a su marido: “Gilgamesh ha venido de lejos, se ha afanado,


¿qué le darás antes que regrese a su país?” Mientras tanto, Gilgamesh, usando su pértiga, hizo que la embarcación se acercara a la orilla. Ut-Napishtim se dirigió a Gilgamesh y le dijo: “¡Oh Gilgamesh, has venido de lejos, te has afanado! ¿Qué te daré antes que regreses a tu país? Escucha, Gilgamesh, voy a revelarte un secreto… (Laguna) En el fondo del agua hay una planta semejante al licio espinoso, y que pincha, como el rosal, y te hiere las manos; si tus dedos la cogen, ¡poseerás la inmortalidad!” Gilgamesh, tras oír estas palabras, ató gruesas piedras a sus pies, se hundió hasta el fondo de las aguas y arrancó la planta, aunque ésta hirió su mano; luego cortó los lazos que amarraban las piedras a sus pies y regresó a la orilla. y Gilgamesh habló así al batelero: “Urshanabi, ésa es una planta famosa;


gracias a ella el hombre renueva su aliento de vida. La llevaré a Uruk, haré que coman de ella, la compartiré con los demás. Su nombre será: “el viejo se vuelve joven”. ¡Comeré de la planta y volveré a los tiempos de mi juventud!” Al cabo de veinte leguas comieron un bocado; treinta leguas más adelante, descansaron. Entonces Gilgamesh descubrió una fuente de agua fría, descendió hasta ella y se bañó. Mientras tanto, una serpiente percibió el olor de la planta, salió de su agujero y se la llevó. Al advertir lo ocurrido, Gilgamesh sentose y lloró; las lágrimas surcaban sus mejillas. Tomando la mano del batelero, dijo: “¿Para qué, Urshanabi, haberme herido los dedos? ¿Para qué haber derramado la sangre de mi cuerpo? Ningún beneficio he obtenido: he trabajado para un reptil.


y ahora el ladrón de la planta se encuentra a veinte leguas de aquí. Cuando vea la señal, prepararé mis cosas y desembarcaré, abandonaré la nave en la orilla”. Al cabo de veinte leguas, comieron un bocado; treinta leguas más adelante, descansaron. Cuando llegaron a la amurallada Uruk, Gilgamesh dijo a Urshanabi: “Sube, Urshanabi, a la muralla de Uruk y, paseando, examina su fábrica. ¿No está construida de ladrillos cocidos y tiene siete capas de alfalto? Un sar de tierra ha sido tomado de la ciudad otro sar proviene de los jardines,otro son escombros del templo de Ishtar; total: tres sars que he amontonado para terminar la muralla”.


La serpiente roba a Gilgamesh la planta de la vida eterna es la primera relación entre serpiente, árbol y vida eterna.

Tablilla XII Tablilla XII. Descripción de un árbol fabuloso, entre cuyas raíces vive una serpiente, en la cima un águila y un demonio femenino (o una gaviota, según algunos comentaristas) dentro del hueco tronco. Gilgamesh tala el árbol, dispone que con su madera se haga un trono y un lecho para Inanna-Ishtar y, con las ramas y raíces, se fabrican dos instrumentos musicales de poder mágico. A causa de un error en el rito de la ceremonia, esos dos instrumentos caen en la Gran Morada de las Sombras. Desesperación de Gilgamesh. Enkidu, o su espíritu, se ofrece para ir a buscarle los perdidos instrumentos y le dice lo que debe hacer para no irritar a los espíritus de los muertos. Gilgamesh desobedece, tal vez para incitar a los espíritus a que salgan y, de esta manera, volver a encontrarse con Enkidu. Por último, Nergal, dios de los infiernos, permite al espíritu de Enkidu que suba a la tierra por unos instantes. Gilgamesh pide a su amigo que le descubra cuál es la ley del mundo subterráneo. Enkidu


accede, y su descripción es desconsoladora. Aquí termina el poema. (Texto sumerio) (Se describe seguramente el árbol que, después de la creación del universo, creció a orillas del Éufrates y fue desarraigado por el viento del sur. Inanna (Ishtar) tomó el tronco flotante y lo plantó en su jardín de Uruk, con la intención de usarlo, con el tiempo, como madera para su lecho. Cuando algunos seres hostiles se opusieron al designio de Inanna, Gilgamesh ayudó a la diosa, la cual, agradecida, construyó con un tocón un pukku (tambor mágico) y con la copa un mikku (seguramente los palillos del instrumento.) La serpiente “que no descansa nunca” había anidado entre las raíces; el pájaro de la tempestad había colocado a su cría en la copa; el medio, Lilla construyó su casa… (Laguna) Gilgamesh empuñó su hacha y golpeó con ella a la serpiente “que no descansa nunca”; el ave de la tempestad que anidaba en la copa del árbol


huyó a la montaña con su pequeñuelo. Gilgamesh destruyó la casa de Lilla y dispersó los escombros. Taló el árbol por las raíces, golpeó su copa y luego la gente de la ciudad vino a cortarla. Dio el tronco a la brillante Inanna, para que con la madera se hiciese un lecho y una silla, y con las raíces se construyó un pukku y con la copa un mikku. (Gilgamesh efectúa algunos ritos mágicos con el pukku y el mikku. Traza un círculo en torno al pukku. Todos callan, excepto una niña, que lanza un grito, y entonces:.) el pukku y el mikku cayeron en la Gran Morada. Gilgamesh introdujo la mano, mas no los pudo alcanzar; puso el pie, mas no los pudo alcanzar. Ante el palacio de los dioses subterráneos se sentó Gilgamesh, y lloró, amarillo el rostro. “¡Oh mi pukku! ¡Oh mi mikku!


¡Mi pukku, cuyo poder era irresistible! ¿Quién rescatará a mi mikku del mundo subterráneo?” Enkidu, su servidor, le dijo: “¿Por qué lloras, mi amo? ¿Por qué está triste tu corazón? Hoy iré a recoger tu pukku del mundo de las sombras, iré a rescatar tu mikku…” Columna I (Texto asirio) (Un mago, o el mismo Enkidu, da consejos a Gilgamesh acerca de la conducta a seguir durante el duelo, para no irritar a los espíritus.) “No te pongas una vestidura limpia, ni te unjas con aceite, porque los espíritus de los muertos, atraídos por el olor, se te echarían encima. No deposites tu arco en el suelo, porque los espíritus de los que han sido muertos por el arma te rodearían; no empuñes tu bastón, porque los espíritus de los muertos te encadenarían;


no te calces las sandalias, para no hacer ruido al andar. Si amas a tu mujer, no la beses; si estás furioso contra ella, no la golpees; Si amas a tu hijo, no lo beses; si estás furioso contra él, no lo golpees. Porque la lamentación del mundo de las sombras te cogería… La muerta que yace, la muerta que yace, la yacente madre de Ninazu, jamás volverá a cubrirse los hombros, jamás volverá a cubrirse los senos en forma de redoma”. Columna II Gilgamesh fue al templo, se puso una vestidura limpia, se frotó con aceite puro y los espíritus lo rodearon. Puso su arco al suelo


y los espíritus de los que habían sido muertos por el arma lo rodearon, empuñó su bastón, se calzó sandalias e hizo ruido al andar. Se allegó a su mujer y la besó; se encolerizó contra ella y la golpeó; lleno de ternura, besó a su hijo; encolerizado contra él, lo golpeó, y el duelo de la tierra lo embargó. La muerta que yace, la muerta que yace, la yacente madre de Ninazu, jamás volverá a cubrirse los hombros, jamás volverá a cubrirse los senos en forma de redoma. ¡Que Enkidu pueda subir del mundo de las sombras! El destino no se ha apoderado de él, ningún espectro lo ha apresado, la tierra lo ha cogido.


No lo ha apresado un súbdito del inflexible Nergal, lo ha cogido la tierra. lo ha mordido el polvo en el campo de batalla de los valientes, lo ha cogido la tierra. El hijo de Ninsun se lamenta de Enkidu; se dirige solo al templo de Enlil y dice al dios: “¡Oh padre, oh Enlil, he aquí que el pukku y el mikku han caído en el mundo de las sombras! Columna III ¡Ojalá pueda Enkidu subir del mundo de las sombras, porque el destino no se ha apoderado de él, ningún espectro lo ha apresado, la tierra lo ha cogido. No lo ha apresado un súbdito del inflexible dios Nergal, lo ha cogido la tierra. No ha mordido el polvo en el campo de batalla de los valientes, lo ha cogido la tierra”. Enlil, el padre, no contestó;


se dirigió solo a ver al dios Sin, y le dijo: “¡Oh padre, oh Sin, he aquí que el pukku y el mikku han caído en el mundo de las sombras! ¡Ojalá pueda Enkidu subir del mundo de las sombras, porque el destino no se ha apoderado de él, ningún espectro lo ha apresado, la tierra lo ha cogido! ¡No ha mordido el polvo en el campo de batalla de los valientes!” El padre Sin no contestó; se dirigió solo a ver al dios Ea, y le dijo: “¡Oh padre, oh Ea, he aquí que el pukku y el mikku han caído en el mundo de las sombras! ¡Ojalá pueda Enkidu subir del mundo de las sombras, porque el destino no se ha apoderado de él, ningún espectro lo ha apresado, lo ha cogido la tierra! ¡No ha mordido el polvo en el campo de batalla de los valientes, lo ha cogido la tierra!”


Ea, el padre, se dirige al esforzado héroe Nergal: “¡Ahora abre el agujero que da al mundo de las sombras, y que el espíritu de Enkidu regrese y pueda conversar con su hermano!” El esforzado héroe Nergal abrió el agujero que da al mundo de las sombras, y el espíritu de Enkidu, como un hálito, salió. Enkidu y Gilgamesh entablaron conversación. Columna IV Dime, amigo mío, dime, amigo mío, dime la ley del mundo subterráneo que conoces. No, no te la diré, amigo mío, no te la diré; si te dijera la ley del mundo subterráneo que conozco, te vería sentarte para llorar. Está bien. Quiero sentarme para llorar. Lo que has amado, lo que has acariciado y que placía a tu corazón, como un viejo vestido, está ahora roído por los gusanos.


Lo que has amado, lo que has acariciado y que placía a tu corazón, está hoy cubierto de polvo. Todo eso está sumido en el polvo, todo eso está sumido en el polvo. (Faltan el final de la columna IV y la columna V) Aquel a quien la muerte de… ¿Lo has visto? Lo he visto; está tendido sobre el lecho y bebe agua fresca. Aquel que cayó en la lucha, ¿lo has visto? Lo he visto; su padre y su madre le sostienen levantada la cabeza y su mujer lo estrecha entre sus brazos. Aquel cuyo cadáver está abandonado en la llanura, ¿lo has visto? Lo he visto; su espíritu no halla reposo en el mundo de las sombras. Aquel ante cuyo espíritu nadie rinde culto, ¿lo has visto? Lo he visto; come los restos de las ollas y las sobras


de los platos que se echan a la calle…


Gilgamesh y el árbol fabuloso

Hasta aquí la Epopeya de Gilgamesh En la Tablilla XI, cuando se habla de la preparación de la comida, existe otra versión más "creíble" en la cual la mujer de Ut-Napishtim coloca cada día una oblea de pan junto a la cabeza del héroe y cuando despierta le dice que han transcurrido seis días, pues las obleas se han ido deteriorando con el paso de los días. Como se puede ver la tablilla XII no mantiene el mismo estilo narrativo de las anteriores, y parece no pertenecer a la Epopeya de Gilgamesh, pudiendo corresponder a otro cántico o a otro poema dedicado a la trilogía Gilgamesh - Ishtar - Enkidu, en esta tablilla final Enkidu aparece como un sirviente y no como el amigo casi


amante del Gilgamesh de la Epopeya y no parece guardar ninguna relación la historia del árbol y el regalo a Ishtar, a la cual insulta y desprecia Gilgamesh en la Epopeya. Por otra parte Enkidu ya había servido para describir el inframundo (mundo subterráneo) en la tablilla VII. Probablemente con el tiempo y buena suerte, se descubran nuevas tablillas que sirvan para completar la Epopeya de Gilgamesh, por eso es importante la difusión de la obra, que a buen seguro llegó a ocupar las estanterías de la Biblioteca de Alejandría y de más de un ilustrado de la cultura grecolatina, así como la de los inquietos hindúes y orientales, muy dados a los dioses aventureros y divertidos.


Moisés

Moisés La primera respuesta a la Epopeya de Gilgamesh, es la historia del milagroso Moisés La historia de Moisés parece ser una respuesta a la liberación de Ciro El Grande (558-530 a.e.ec.)ya que los judíos se refieren a Ciro como un Mesías y la historia de su época es muy similar a la narración de la leyenda de Moisés, siempre recreada en el contexto de Mesopotamia y bajo la influencia de la mitología sumeria y la Epopeya de Gilgamesh.


Si hay un personaje que defina esencialmente a los creyentes judíos, ese es Moisés, ya que fue él y no otro, el héroe fundador de una seudonación que nunca había existido, a la cual dotó de un solo Dios, al que él mismo dio el nombre propio de Yahvé, frente al coro celestial y terrenal de los Dioses mesopotámicos, le otorgó unas leyes inmutables escritas sobre piedra como las de Hammurabi y redactó el argumento de la historia de un pueblo creado por su único Dios, al que le concedió a perpetuidad las tierras más fértiles del mundo conocido, donde pastoreaban sus rebaños. Moisés, desciende directamente de Adán, de Noé y de Abrahán, luego proviene del linaje más puro y por la voluntad divina de un solo Dios verdadero, "el creador de todas las cosas, de todos los Dioses y de todos los hombres". Moisés al igual que Sargón el Grande, el creador del primer gran imperio de Acad (2.334 a.e.c.), es salvado de las aguas del río para convertirse en el primer profeta judío, su primer héroe legendario imbatible, en una clara copia de la literatura acadia, lo cual va a ser una constante en el tiempo, ya que los creyentes judíos evidentemente no sabían escribir por aquellos años y sólo se les conoce algo escrito en arameo imperial a partir del año 250 a.e.c., por lo tanto van a beber de las fuentes de la literatura de otros pueblos y esos pueblos


no son otros que los del gran Creciente Fértil, formado por el valle del Nilo y Mesopotamia. Esta curiosa transposición de los egipcios por los babilonios, merece un estudio serio, ya que resulta sorprendente, que se pretenda haber sido sometidos por un imperio como el egipcio, que estaría encerrado en sí mismo durante siglos y en el que se llevaba un registro minucioso de su vida cotidiana en varios idiomas convertibles y especialmente en escritura cuneiforme, que a su vez eran archivados de forma meticulosa, tal como han demostrado las numerosas excavaciones arqueológicas correspondientes a todos y cada uno de los faraones y sus respectivas dinastías, en ninguna de las cuales aparece rastro de pueblo o creyentes que se pueda relacionar con los judíos y su versión bíblica. Moisés es el superhéroe perfecto, piadoso, abnegado, sacrificado y santo, frente al héroe corrupto, licencioso, incestuoso, homosexual, vanidoso y que no respeta a los Dioses pretendiendo alcanzar la vida eterna sin haberse sacrificado para obtenerla. Moisés ofrece sacrificios a su Dios, cuanto más importantes y abundantes son los sacrificios, más alegra a su Dios. Su pueblo se vio obligado a sacrificarse vagando por la incertidumbre del desierto durante 40 años, pero el milagroso Moisés siempre estuvo a la


cabeza de su pueblo para interceder ante Dios y mitigar sus penas. Moisés no cedió ante las quejas y las debilidades de su pueblo (ni las de su conciencia) ni cuando lo apedrearon, ni cuando lo insultaron, ni cuando intentaron abandonarlo. Moisés fue un padre y un general para su pueblo, ganó todas las batallas combatió a todos los enemigos de su pueblo y de su Dios. Moisés fue un combatiente incansable de la fe de los hebreos en la esperanza de alcanzar la tierra prometida. Pero en la historia de Moisés hay varios errores imperdonables, que demuestran que es la historia fabulosa de un héroe y un pueblo mítico y no la historia de un pueblo que hubiera existido realmente. Es posible que Moisés haya existido, tan posible como que hubiera existido Gilgamesh, no lo vamos a poner en duda, pero ambos personajes son la contra propaganda de dos culturas enfrentadas en Mesopotamia. Ambos corresponden a la contradicción entre el campo y la ciudad, entre las tribus nómadas y los ciudadanos ( en tanto que habitantes de las ciudades), entre la cultura "civilizada" de las ciudades y la ignorancia semi animal de los pastores, dedicados a la trashumancia y el nomadismo del ganado.


Curiosamente, el Éxodo es lo más parecido al nomadismo, un pueblo que "vaga" por el desierto durante 40 años hasta establecerse en una ciudad en la que no nacieron y de la que han de derribar sus muros, para ocuparla a la fuerza. Insistimos en que resulta sorprendente que aquellos que escribieron las aventuras de Moisés, hayan cambiado la realidad de la historia, al señalar a los egipcios como el imperio al que estaban sometidos como esclavos, cuando en la historia escrita de la civilización egipcia, no existe referencia alguna a los creyentes judíos, mientras son de sobra conocidas las referencias de la esclavización de los judíos en toda la literatura Babilónica, Asiria y de otros pueblos de Mesopotamia. La zarza ardiente (el fuego y el árbol de la vida) que le habla a Moisés es la misma imagen del cordero que se alza frente al árbol de la vida encontrado en Ur, o al árbol de la vida profusamente representado en la cultura babilónica y en la cultura micénica. El agua que derrama su mano al suelo y se convierte en sangre es la sangre derramada en los sacrificios que agradan a Dios, el mismo Dios que le dice que vaya a habitar la tierra en que habitó Abrahán. El primer sortilegio de Moisés, es el de las diez plagas, esas plagas que diezman las cosechas que producen el


grano para alimentar a las ciudades, vuelven el agua putrefacta, producen enfermedades, destrucción y muerte. Moisés no lucha contra animales míticos, como lo hace Gilgamesh, Moisés hace milagros míticos, al separar las aguas del mar y recibir las armas de sus perseguidores en la orilla. Pero Moisés no muere, Moisés desaparece en el valle de Moab, mientras los hijos de Israel, lo lloraron durante treinta días, pero siguen cantando la canción de Moisés, que no es otra cosa que la alabanza al único Dios de los judíos, que van a intentar imponer al resto de los pueblos de Oriente Medio. Moisés compuso una canción a Dios "en versos hexámetros, expresando sus alabanzas y agradeciéndole su voluntad".(Éxodo 15:1-21) Lo más parecido a una cantata para la época y de fácil recitación.


La canción de Moisés a Yahvé Cantaré al SEÑOR, pues ganó la victoria sobre sus enemigos. Lanzó al mar al caballo y al jinete. El SEÑOR es mi fuerza y mi canción; se ha convertido en mi salvación. Él es mi Dios, lo alabaré. Es el Dios de mi padre, lo adoraré. El SEÑOR es un guerrero. ¡Su nombre es YAVÉ! Lanzó al mar los carros de combate del faraón y a todo su ejército. Sus mejores oficiales se ahogaron en el mar Rojo. Las olas los cubrieron, se hundieron como piedras en lo más profundo. ¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha es gloriosa y fuerte. ¡Oh SEÑOR! Tu mano derecha destruyó al enemigo.


Con tu gran poder aplastaste a los que se enfrentaron contigo. Tu furia los destruyó como el fuego quema la paja. Con el soplo de tu nariz, amontonaste el agua; Las olas se levantaron como un muro; el centro del mar profundo se quedó inmóvil. El enemigo dijo: “Los voy a perseguir, los voy a alcanzar. Dividiré las riquezas, sacaré mi espada y mi brazo los destruirá”. Pero tú soplaste, y el mar los cubrió. Se hundieron como plomo en las aguas turbulentas. Oh SEÑOR, ¿qué otro dios es como tú? ¿Quién es tan grande y santo como tú? Eres muy poderoso, haces grandes milagros. Extendiste tu brazo derecho


y la tierra se los tragó. Con tu bondad guiaste a este pueblo que salvaste. Con tu poder los llevaste a tu santa casa. Los otros pueblos temblarán al oír esta historia. El pueblo filisteo temblará de angustia. Los líderes de Edom se aterrorizarán. Los líderes de Moab temblarán de miedo. El pueblo de Canaán ya no será tan valiente. Esos pueblos se llenarán de terror cuando vean tu poder. Se quedarán quietos como piedras hasta que pase el pueblo del SEÑOR, hasta que pase el pueblo que hiciste tuyo. Guiarás a tu pueblo hacia la montaña. SEÑOR, los dejarás vivir cerca del lugar que elegiste para hacer tu trono, Señor; el santuario que armaste con tus manos. ¡El SEÑOR reinará por toda la eternidad!


Habrá que convenir que Faraón es cualquier rey y que egipcios son los pueblos de Mesopotamia o el Creciente Fértil, para poder entender de qué están hablando los judíos, pues no tiene ningún sentido, que se hable de los egipcios y estos no sepan nada de los judíos o los ignoren de una forma tan escandalosa. Los judíos se oponían a la pluralidad democrática de los Dioses y pretendían imponer la dictadura de un solo Dios… el suyo, al que llamaron Yahvé, pero prohibieron que fuera nombrado fuera del recinto sagrado del Tabernáculo y por cualquier otra persona que no fuera el Sumo Sacerdote. A diferencia de Gilgamesh, que desprecia a la Diosa Isthar, tutea a los Dioses y fuerza las puertas del paraíso para hablar con Ut-Napishtim, Moisés habla con Yahvé con temor y sumisión a sus deseos, llegando al servilismo ya conocido en la historia de Abrahán, que lo conduce al extremo de aceptar el sacrificio de su hijo para satisfacer a su Dios. Estamos pues ante dos personajes que representan dos culturas distintas y enfrentadas: Por un lado Gilgamesh, un rey de ciudad, en la que el liberalismo se impregna de libertinaje, aplicado a Dioses, reyes y hombres; que se empeña en alcanzar la inmortalidad luchando a lo largo


de su vida contra los monstruos creados por los Dioses y un Moisés campesino y pastoril, disfrazado o salpicado de príncipe egipcio, puritano y temeroso de su único Dios, al que recurre constantemente para que resuelva sus dudas y problemas, atemorizado por los terribles castigos que pueda infringirle a él, a su pueblo y a toda la humanidad. Dos visiones antagónicas de la vida, que se prestan a múltiples interpretaciones para la plebe y sirven de "divertimento" a los intelectuales. La parte correspondiente a Moisés está claramente influenciada y favorecida por la cultura grecolatina, goza de las ventajas de una mayor y mejor difusión, después de haberse borrado en el tiempo la Epopeya de Gilgamesh, precisamente por el auge de la literatura griega. La cual absorbió en gran medida la cultura religiosa de Mesopotamia. La religión mosáica alcanza su mayor difusión entre el año 250 a.e.c. y el año 70 cuando es destruido el Templo de Jerusalén por Tito Flavio, a consecuencia de las guerras entre las facciones judías; a partir de entonces toma el relevo un nuevo personaje: El hijo de Dios hecho hombre, que va a morir en la cruz de los romanos, para redimir los pecados de los judíos.


Jesucristo es la imagen inversa de Gilgamesh, ya que mientras Gilgamesh desciende al inframundo para habitar en el Templo de la entrada, Jesucristo subirá a los cielos a sentarse a la diestra de Dios Padre. Gilgamesh, ha servido de argumento a los judíos, para buena parte del Antiguo Testamento, Gilgamesh, es la representación de una sociedad libre de prejuicios, que va a ser combatida por el puritanismo pastoril ignorante, del mitad humano, mitad animal, representado por Enkidu que conocerá el infierno, pero que preferirá el jardín de joyas en el que habita Noé eternamente. Los pastores nómadas del desierto, impresionados por los fabulosos dioses con cabeza de águila, los toros alados y las gigantescas construcciones de las ciudades estado, debían sentirse sobrecogidos, al comparar sus miserables vidas, con las idílicas vidas de los pobladores de las ciudades. Nada de eso debería ser bueno, porque nada de eso podía ser alcanzado por ellos, en consecuencia, sus valores eran inversos, eran justo lo contrario, las ciudades eran el infierno y el imperio del mal, al que eran llevados como esclavos y donde eran tratados como a los animales, mientras que el desierto, los prados y las montañas, eran la morada del único Dios que los consolaba de sus miserias, ese Dios que habitaba en la cumbre de la montaña, lo más cercano al cielo, el


Dios de los nómadas que vagaban errantes por la tierra desde tiempos inmemoriales, hasta que Moisés les enseñó su camino y su destino. No fueron iniciados a la vida por una ramera como Ekindu, fueron orientados y educados por Abrahán y los profetas. El pueblo de los creyentes judíos fue liberado por el milagroso Moisés, aunque realmente se tratara de Zorobabel, travestido en héroe para convertir en leyenda la liberación de Babilonia. El odio a los babilonios se encargaría de sustituir a estos por los egipcios, en plena decadencia por aquel entonces precisamente a consecuencia del auge del imperio persa.


Sinopsis La obra literaria más antigua de la humanidad fue reproducida desde el inicio de la escritura por distintas ciudades, distintas culturas y distintos pueblos del Creciente Fértil durante más de 2000 años, en todos los idiomas conocidos de la época y sin apenas sufrir variaciones. Esta es una versión personal sobre el origen y el significado de la Epopeya de Gilgamesh y su influencia en la literatura posterior, especialmente en la religiosa.


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