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La difícil decisión

18/11/2012 Cada vez que tengo que teclear una entrada en Globedia.com, mi conciencia se estremece, me abruma por momentos la responsabilidad de lo que escribo. No es una cuestión de cantidad de entradas (post), es una cuestión de prioridades según para que país

El asesinato de María Santos Gorrostieta en Tiquicheo, Michoacán, estaba anunciado y precedido por la muerte de su marido y varios atentados anteriores al que ocasionó su muerte. Una mujer valiente, progresista, decidida a enderezar la retorcida sociedad heredada de anteriores gobernantes. Es aquí donde se ve el valor de un político, es en ella donde se personifica la ejemplaridad y la vocación de servicio a su sociedad, a su pueblo.

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México hace saltar lágrimas en miles de ojos que ven con desesperación, como se destruye día a día la convivencia entre ciudadanos, entre hijos del pueblo. Porque los narcotraficantes, no dejan de ser hijos del pueblo, hijos de un desgobierno casi secular que desde las filas del PRI, han ido conformando una sociedad corrupta, mafiosa y descompuesta, capaz de generar tales monstruos sanguinarios, que a su vez se auto erigen en salvadores de la Patria, redentores de injusticias y generadores de riquezas efímeras.

Servir al pueblo a la mayoría le sale caro

El pueblo mexicano, no se merece este castigo, pero el pueblo mexicano es reincidente a la hora de dar su apoyo electoral al sector más corrupto y degradado moralmente de la sociedad mexicana: el PRI Es imprescindible que la sociedad mexicana en su conjunto se revele contra esta basura moral que sólo conduce a la barbarie, a la destrucción y el caos en México. Como citó Gerardo Fernández Noroña en su día, es un insulto que en México haya 60 millones de pobres!!! De los cuales 40 millones se encuentran en extrema pobreza!!! Pero los parlamentarios del PRI se reían mientras lo denunciaba en el Congreso. Basta de muertes, basta de corrupción, basta de desvergüenza.

Podría haber hablado de los bombardeos de Gaza o de la Cumbre Latinoamericana, o de… Lo que me sacude la conciencia.

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