por qué tiemblan #7

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por qué tiemblan

Poesía · Ilustración · Ensayo · Fotografía · Crítica

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Mayo de 2015

TIEMBLAN Teresa Gras · Lucas Tolaba · Macarena Trigo · Jacobo Lozano · Alejandra Machuca Gutiérrez · Jardiel Santi · Macarena Trigo · Felipe Perea · Marilina Manica · Fran Cisera · Lerryns Hernández · Miren la Luna · Adriana Rodríguez Juan Francisco Andreani · David Parra · Óscar Ernesto Solis · Nélida Cañas Axam Galdámez · Alba Vicente

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Portada Felipe Perea Dirección Jesús Borda Noelia Palma Pablo Romero Diseño Águeda Alonso

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Mayo de 2015

TEMBLAMOS EN

Blog: www.porquetiemblan.blogspot.com Revista disponible en issuu.com/pablo-romero Contacto E-mail: porquetiemblan@outlook.es Facebook: www.facebook.com/porquetiemblan Twitter: PQTiemblan

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TERESA GRAS 6-8

DAVID PARRA 30

LUCAS TOLABA 9 / 23 / 26

ÓSCAR ERNESTO SOLIS 31

TEORÍA Y PRÁCTICA SOBRE EL FALSO FINAL (TAN) REPETIDO MACARENA TRIGO 10-11

NÉLIDA CAÑAS 32

EL ÚLTIMO TREN DE ATOCHA JACOBO LOZANO 12

GABRIEL MARTÍNEZ 34

DEBIÓ LLAMARSE OUSÍA ALEJANDRA MACHUCA GUTIÉRREZ 13

AXAM GALDÁMEZ 33

ABISAL ALBA VICENTE 35

JARDIEL SANTI 14-15 ENSAYO SOBRE QUÉ MACARENA TRIGO 16-17 FELIPE PEREA 18 MARILINA MANICA 19 ASTURIAS FRAN CISERA 20-21 LERRYNS HERNÁNDEZ 22 PAINT IT BLACK MIREN LA LUNA 24 - 25 ADRIANA RODRÍGUEZ 27 AMANTE DURMIENDO JUAN FRANCISCO ANDREANI 28 - 29

SUMARIO por qué tiemblan #6

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TERESA GRAS I Pero entonces yo vomité acero y tú te alejaste como un cangrejo silencioso. Entonces me sentí mal e intenté olvidarte. Pero seguía vomitando y echaba por mi boca clavos, vértebras de cremallera, imperdibles enlazados, clips retorcidos como los dedos de una mano rota, los restos de tu mirada metálica y todos los rascacielos de Chicago o quizás los nuevos de Abu Dabhi. Entonces tú volviste pero ya no te abrí la puerta. Entonces golpeaste la puerta y el cerrojo cedió porque el acero era fresco (lo había regurgitado hacía apenas unas horas) y entonces llegaste y seguí vomitando pero ya no marchabas y tuve que recurrir a mis verdaderas entrañas tuve que echar la pasta blanda el hormigón que aún no ha secado la hierba aplastada por mis pies y por mi lengua previamente mascada por cien vacas que decidieron no es lo suficientemente buena ellas también la echaron tras cien horas de viaje intestinal y de reflexión ardua pero entonces eché todo aquello y al final te fuiste.

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II Fue el cumple de mi hermano y lo celebramos por skype él soplaba las velas y yo me comía la tarta cantamos el cumpleañosfeliz papá destrozó el piano y mis oídos hablamos de cosas insustanciales un largo rato todos sabíamos que esta conversación debía ser más larga que las otras, que debíamos parecer felices y sentir como una elevación espiritual y unos vapores bajo nuestros pies por eso sonreíamos hasta que dolía, desorbitábamos los ojos, tensábamos los dientes, nos sentábamos erguidos y comentábamos qué bien está el mundo hoy que cumples años, hoy eres un poco más viejo pero el mundo brilla casi con rabia, el sol que nos alumbra no es el mismo en tu mundo y en el mío, eso lo sé por la ventana al fondo de tu pantalla y porque en las Américas todos vivís como si aún quedara más tiempo del que realmente queda, hermano, aquí esta anocheciendo pero tú crees estar aún en los comienzos de tu aniversario y de tu vida y de tu muerte hermano, el reloj te engaña aquí se ve ya el ocaso por eso mamá siempre llora cuando cortas la comunicación y se nos informa de que estás “ausente”, empiezo a dudar si eres humano o tan solo unos cuantos millares de píxeles convenientemente estructurados si te llegó el olor del bizcocho que preparé toda la tarde, si te diste cuenta que se había quemado por debajo, si estas en algún lado, o ya has dejado de estar en modo alguno.

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III Nunca pensé que pudiéramos realmente pudrirnos de hambre porque nos dijeron que el agua siempre llegaba en primavera y el agua no ocupa pero sí alimenta, sí sacia, sí calma. No pensé nunca en la muerte porque la muerte es algo tan abstracto que no cabe en un plan de pensiones, no pensé que pudiéramos dormir con tanto silencio, sin el ruido de los coches o de tus lágrimas, porque siempre había agua en primavera, porque mayo es un mes de agua y abundancia y fertilidad naciente porque nunca nos dijeron que también en primavera pasan cosas malas y el suelo se seca y está caliente y me quema.

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LUCAS TOLABA

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MACARENA TRIGO

TEORÍA Y PRÁCTICA SOBRE EL FALSO FINAL (TAN) REPE Suena y sube la música, despega la pantalla y parece que sí pero es un no. Te duele la butaca y tenés hambre y mandan apagón y estás por aplaudir cuando alguien habla y sigue. No nos vemos ya más y no te jodo y no sueño con vos y no me obligo y no explico el motivo del silencio. Y pasan muchos meses y te mando un whatsapp porque son gratis y yo imbécil.

SINOPSIS

TESIS

Como si lejos fuera una distancia y no esta mentirita imposible con vos desde el comienzo porque entraste de una como el fondo más blanco de un vodka extranjerísimo incendiando gargantas como si.

Tropezarte de nuevo, piedra puta, y a toda hora mentir. Fingir el espejismo de un olvido perfecto. Cuánto oasis. Y a toda jurar, en vano y sobre fuego, que la lluvia es olvido y no sólo memoria.

EJERCICIO Pongamos que hoy es martes y no llueve / y no sirve de nada / y no hay ningún motivo para el verso, / ni razones cualquiera / para mandarte fruta / y hacer como si nada. / Pongamos que es verdad que sos así / y yo me decepciono por capricho, / por insana costumbre, / por certeza aprendida / en millones de vidas / donde te encuentro siempre para qué.

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ETIDO

ANTÍTESIS Venís y golpeás sin hacer ruido pero el hueco está hecho. Y se cae la pared. Muro de contención de todo miedo.

SÍNTESIS Tu cuerpo es un misterio donde cada palabra se acostumbra a vivir. Remotas conclusiones Recortar este trozo, este tiempo por vos. Reenviarlo en paloma mensajera . The end.

BIBLIOGRAFÍA Las tarjetas de embarque de todos esos vuelos directos hasta hoteles donde éramos tan otros.

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JACOBO LOZANO EL ÚLTIMO TREN DE ATOCHA

El ruido de los trenes hace que me acuerde de los gritos que viven dentro de mi almohada, infantil depósito de lágrimas y plumas. Un tren estático en la mente de los peces, bañados de plata, agua y oro y a veces bronce o níquel. Un tren de escaramuzas trascendentes en el fondo del Manzanares, colores en movimiento en los trenes de la noche. Ese ruido como de playa agonizante en las esquinas de los relojes. Ese ruido de monstruos, de motos hambrientas que roen las uñas de los jóvenes empapados en alcohol e impotencia. Ese ruido que llama a mi puerta, se extingue sobre las sombras de las farolas con el tic tac de los trenes en el borde de las cosas. Ese ruido de tiempo, ese ruido de temprano y de tarde, que recorre mis espinas rozando mi equilibrio. Viajes de humo, liberación y endorfinas, ruido de seres viscosos y veloces, sobre la risa de los niños de veinte y sobre la almohada llena de trenes.

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ALEJANDRA MACHUCA GUTIÉRREZ DEBIÓ LLAMARSE OUSÍA Debió llamarse ousía Debió nacer del ángel Poesía Aplicar la técnica del mármol En la fabricación de hojas de seda Debió cortar al viento Poesía Decir Yo amo Y amar hasta la muerte Decir Yo muero Y ahogarse con ternura

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JARDIEL SANTI

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MACARENA TRIGO ENSAYO SOBRE QUÉ

Entre los muchos temas que debiera abordar a esta altura del breve calendario - mi vida, sus orillas y otros circos de paso -, percibo en este instante la certeza fugaz de saber que toda mi escritura es una sombra. La de un árbol lejano, por supuesto, aquel árbol talado hace mil años que logró seguir vivo para siempre adentro de algún libro que nos hizo felices. Pero también la sombra de otros muchos. Todos los que pasaron dejando en bancarrota mi corazón cuajado de imposibles. Maestros que sembraron el terror hacia la ciencia exacta y empujaron mi balsa a las letras purísimas de versos incendiarios donde encontré respuestas y grata compañía en el insomnio. También, y sobre todo, me llenaron los versos la vida de preguntas haciéndome dudar de cuanto existe y me dieron valor cuando hizo falta y fueron aliados de todos mis delirios cada vez que juré que estaba amando y los mandaba al frente como si una viviera dentro de una novela del s. XIX y madame Bovary c’est moi, qué mala suerte. Tengo claro recuerdo de cómo empezó todo una buena mañana en un pueblo cualquiera con un cuento infantil en plena clase. Milagros cotidianos de los que a nadie importan. Cómo nace un poeta. No digo que naciera en ese instante, hubiera sido fácil y distinto. Pero sé que ese día me fascinó la forma. El ritmo que con rima nos invitaba al juego. Insisten los que saben: quien no juega, no gana. No

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crea, no destruye. La cosa es que se crece demasiado deprisa y se juega tan poco que nos gana el olvido y la rancia costumbre con su fondo de inercia y de desgana. Es difícil salvarse de la fosa común, tirar piedras al ojo y aprender de las olas la lección de constancia, belleza y parsimonia que ejercen en la orilla. Es difícil ser una. Vivir contra el espejo y estar siempre esperando un aeropuerto que nos haga mejores o nos llene de excusas los cuadernos, de ideas pasajeras como todo equipaje que debiera perderse más seguido. Es absurdo tener que definirse, explicar que se come oportunípora – léase, lo que haya –, que nos importa nada tantísimo discurso pero me tiemblan todos los cimientos si una frase me pega donde debe y además sintetiza y soluciona alguna de mis dudas. O coincide con ellas y conmigo. (Y hasta a veces con él, cuando hay un él). Acá vuelve la idea de la sombra. Cuando lees aquello que estás necesitando y logras escribir lo que nunca pensaste. Cuando llega el poema que precisas ahora. Y te traduce el día y la nostalgia. O apacigua el runrún insobornable que ya estaba aturdiendo hacía rato. Escribo cuánto puedo, apenas cómo sé, con todo lo que tengo, que es poquísima cosa porque nunca hubo dote ni ajuar ni lotería que bendijera un poco. Escribo porque invento en lo que digo razones para estar, para seguir. Escribo por echarle al fuego, para sacarme el frío. Y a veces sólo escribo


porque soy una ingenua y aspiro a que me quiera quien menos me conviene porque se dará cuenta de que puedo llenarle los días de ficción y eso tiene su cosa, su aquel, su noséqué.

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FELIPE PEREA

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MARILINA MANICA 1. ALZARSE Cómo abrir la boca más de ciento ochenta grados sin desgarrarse un poco. A ver, hay que mirar un poco para arriba un poco las gárgolas de la Buenos Aires del siglo veintiuno, un poco más muertas que en mil novecientos y pico, y abrir la boca para llenarla de agua de lluvia. Así se hace tu arquitectura un poco oscura y un poco victoriana como esas faldas. Mi falda es más bien de niña gitana niña. Sin padres huérfana. Falda de huérfana. Y miro para arriba cómo vuelan los aguiluchos que trajo a la ciudad algún corrupto para que se coman a las palomas. Pobres palomas llenas de piojos. Y me crecen alas llenas de piojos. Y me queda la mandíbula antagónica y la falda más huerfana y las alas más muertas que las gárgolas catalépticas. Y soy un poco de náusea pero sigo teniendo estos ojitos de la infancia que no pudieron mutilarme porque por inercia no crecí nunca. Aun conservo mi cuna con las sábanas rosas es el encierro. Y un poco sé volar destartalada porque sabés el smog le hace tanto daño químico a los niños. Y el cigarrillo. Y fumo un poco de todo eso del cigarrillo del caño de escape de los vehículos de los dientes la orfandad y los parásitos pero siempre alzo la cabeza levanto un poco la mandíbula y miro cómo llueve en los tejados con este par de ojos religiosos. Para escribir también hay que mirar un poco el cielo. 2. HUMO Tiene un poco de punzante la córnea, mirar la nada. Quiero decir el humo negro del cigarrillo levitando en el brazo del sillón donde me hundo. Del sillón que me aspira del humo que me sofoca como un hilado de alambres en el cuello, un collar de perlas dulces. Me lo arranco y me las trago como una docena de venenos al cuerpo, me las trago al cuerpo. Bueno, no me gusta flagelarme pero siempre digo que es menester cuando se es ciego. Y leo en voz alta todo lo que estoy escribiendo, digo puta malnacida y digo enferma y dejo la palabra latente. Escupo. Me meto los dedos en la boca, casi la mano entera. Hay que poner un poco de orden en la rabia, es que la niña llora y yo convulsiono. El ejercicio de la paz me deprime. No sé bien la caja musical completa, la bailarina dando vueltas a la máquina. La niña llora y yo nunca tuve una. No llores, mi amor, es que mamá no la puede arreglar ahora, tiene que llevarla al doctor (hay que mentirse un poco para amortiguar el golpe). La cara estampada en llanto contra la cajita de madera petrificada como la muñequita, esa muñequita de mierda parapléjica en la pesadilla. No hay que ser nunca una bailarina de juguete, con la sonrisa en la cara pintada en Pekín por alguien que no sabe jugar, jamás. Le canto una nana y la arullo, mi niña, mi niña. Tenés que sonreir un poco, a dormir, tenés que dormir, mi niña, a dormir, a dormir. Cuando te despiertes va a girar y vos también, mi amor, vos también. De todos modos nunca le importa quién es su madre cuando está casi dormida, la soledad se hace tangible cuando se está despierto en una habitación sin cuna fumando un cigarrillo. En silencio quemándose la boca pintada por la infancia, agonizando el cuerpo impenetrable.

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FRAN CISERA ASTURIAS

Roja camina hacia la vorágine lleva una piedra codiciada por maestros sin memoria (insensatos que creen en el tiempo y viven para siempre en el dolor) en sus manos, aferrada cierta suerte extraña y yo mismo sospechando un fin ocultándolo me arrastro hasta allá el calor y el frío intercambian destinos entre sus dientes mejor callarme ya todo se confunde para siempre no distingo qué parte de tu cuerpo urgente estoy sintiendo ya siento que todo pasó y va a pasar va a ocurrir lo que siento todo el tiempo incontenible insoportable fatal va a ocurrir el tiempo el gran problema echaráse a andar brotando acabándome y acabando con nosotros así ahora soy un puente entre mí mismo

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tendido, y por debajo cruza tu cuerpo sin remos ni vela no creo haberte visto así pero estoy equivocado, pensando mientras afuera la tormenta camufla la noche y el río crece y se lleva todo puente todo vestigio opaco denso todo lo roto quebrado reseco toda estructura tiene íntimas ansias de ceder toda criatura tiene necesidad de transformase ahora somos serpientes con hambre infinita ahora somos un barco en altamar otra vez ahora somos lo negro lo más oscuro de la muerte flotando en el espacio muy lejos ahora somos palabras cayendo sin red en una cama.

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LERRYNS HERNÁNDEZ X Ya no es suficiente saborear el incienso después de una bocanada en la pipa compartida ni el orgasmo silencioso en la destemplanza de una habitación oscura Tampoco el harakiri cotidiano con papel periódico ni las orgías con los espectros del yagé Ya no es suficiente inervar hasta el ánima agobiada ya no alcanza la prometida eternidad Nada satisface XI La vida sodomiza despacio despertando vicios y parafilias Vinimos para abusar de manera despiadada Huir

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LUCAS TOLABA

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MIREN LA LUNA PAINT IT BLACK

Miércoles, 1 de Abril del 2015 Maybe then I fall away And not have to face the facts. I’ts not easy facing up When yor whole world is black. The Rolling Stones - Paint it Black He atorado mi convulso respirar. Hogar famélico en derribo. ¿Acaso si escribo me rescatará el mar? Cuerpo tapiado, anclado. Sin surcos para desertar. Bélico y lúgubre. He amado la oscuridad asesinando el transcurso del tiempo. Trasijada e inmóvil. Duermo alienada en sueños. Días eternos; cubierta de muerte entre sábanas.

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La luna; triste, comprende el fiero negro inmolándose. Solo sus aullidos lejanos. Su coraje al reírse mientras los cirios se consumen. Solo su cuerpo, agreste y dulce; desvelando mis sentidos. ¿Cómo pedirle volver juntos al malecón? Cubiertos de agua salada y algazara. ¿Cómo decirle que ampara, sin prisa, mi vida sombría?

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LUCAS TOLABA

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ADRIANA RODRÍGUEZ “Sólo tienes que amarte a ti misma, confiar en Dios y escribir poesía.” El asunto es que no quiero amarme confiar ni escribir poesía, papá. Porque en la poesía se filtra la tristeza. Si escribiera un poema, mencionaría (estúpidamente) al perro con el nombre de mi amor platónico la gata que adopté por un ex y los 8 cáctus que quedaron de mi relación anterior. Si escribiera poesía, papá, te diría que estoy sola y con hambre. Un hambre perenne que juega con la frustración. Los poetas van a los bares fuman beben tiran escriben aman colocados borrachos poderosos hermosos eternos Yo me quedé sin vicios no fumo no bebo no tiro no escribo no amo Calciné la belleza en una adolescencia desenfrenada donde logré terminar el bachillerato porque los profesores -del perfecto sistema de educación bolivarianoeran tan malos y baratos como el vodka que bebía en ese entonces. Si escribiera poesía, papá, quizás explicaría mi relación DD/lg y confesaría el número de veces que susurré en habitaciones love me like my daddy never did 21. En un poema declamaría que me importa un carajo ¡un carajo! el título de Licenciada en Educación. Porque el papel de chica docente/decente cordial bien portada de maneras perfectas me lo fumé hace meses. Yo sólo podría enseñarles a ver el caos de cerca y a escribir poemas. Cuando sostienes las tristezas con letras, tienes galaxias en papel. Quiero sostener mis galaxias. Confieso en este poema, que quizás sólo quiero ser poeta, papá.

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JUAN FRANCISCO ANDREANI AMANTE DURMIENDO

Vos ya lo hiciste pero yo no puedo dormirme entonces te miro Tengo que acostumbrarme a la oscuridad para verte mejor En penumbras trato de adivinar tu silueta la acaricio con mis ojos, con mis ganas sin tocarte y celebro con una sonrisa la fortuna de estar a tu lado Noto con esfuerzo tu boca entreabierta me acerco para verla mejor tus dientes, tus labios por un instante veo un tigre cazando un ciervo y luego ya no, ya no puedo imaginar nada más que tus dientes y tus labios y me deshago y me vuelvo a armar para mirarte otra vez Siento el vaivén de tu respiración y mientras tanto una nube cambia de forma incontables veces Me acerco un poco más cuidando de no despertarte y noto algún detalle Me acerco a un lunar en tu frente y veo a un astronauta caminando sobre él Me acerco a tu cabeza, a tu pelo y me pierdo en un monte frondoso Me acerco a tu nariz e imagino que si hubiese sido más corta la faz del mundo hubiese sido diferente Me acerco a tus párpados cerrados y siento que esconden la laguna de Huacachina. Me acerco a una de tus orejas y suspiro sobre ella y veo mi suspiro como un viento que recorre los pliegues de Atacama Me acerco a tu cuello y veo a través de él tu traquea, tus glándulas, tus cuerdas vocales Poco a poco me voy acostumbrando a la sombra gigante de mi habitación ya no preciso verte de cerca ahora, desde acá, desde mi lugar, el detalle se aprecia junto al todo Ahora puedo notar lo sutil esa capa antes imperceptible de grasa sobre tu piel Imagino tus poros secretando cebo y pienso que alguna hermosa razón hay para que eso suceda Y si imagino algo que no está ahí, imagino una taza de leche tibia un tobogán, un manojo de llaves, o un pimpollo en el alba Me detengo en tus manos, las veo nítidamente con sus pocos pelitos casi traslúcidos con alguna que otra cicatriz pequeña con sus articulaciones, sus cutículas, sus uñas, sus años Noto los ríos de venas que la recorren y la alimentan noto las lineas que la definen

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e imagino todos los cuerpos que habrán tocado cariñosamente antes de tocarme a mí e imagino otras manos, las inconmensurables manos del mundo y acerco estas, estas pobres, las mías, a mi rostro y siento que soy un anciano insomne y desesperado por estrechar con fuerza un poco de vida Quiero apretar tu mano ansío apretar tu mano desespero por apretar tu mano pero no te toco te despertaría si lo hiciese y si te despertase no tendría palabras para explicarte lo infinito.

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DAVID PARRA Nosotros, los ahogados. Desde esas playas congeladas donde mujeres envueltas con pieles lloran en silencio frente los huesos de las ballenas Desde la quietud de los naufragios que se oxidan cubiertos por una belleza que solo entiende la muerte Nosotros los ahogados venimos a decir tu nombre. sobre todos nuestros huesos sobre nuestras naciones de mendigos y ladrones Está construidos los pilares de lo conocido Y en la quietud que antecede al huracán con la sangre reventando desde lo crudo en nuestros ojos clamamos: Tabula Rasa, Tabula Rasa, Tabula Rasa Para que el día de la resurrección de los muertos A nosotros, los ahogados Nos entreguen por fin el olvido.

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ÓSCAR ERNESTO SOLIS

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NÉLIDA CAÑAS “El aire se estremeció. ¿O fue la mano? Quedó en suspenso, creo, suspendida. No sé si lo recuerdo. ¡Inventamos/ tantas cosas!” Chantal Maillard

DESASOSIEGO Cuando el viento crea ese extraño desasosiego entre las hojas y los pájaros callan en el refugio de las ramas, algo crece dentro de mí. Una bruma densa que opaca y que sujeta. Entonces no soy yo la que revisita la desdicha, es mi cuerpo. El cuerpo tiene una memoria demencial de la desdicha…Él sabe de aquellos pasadizos oscuros y estrechos. El miedo se vuelve una presencia amenazante. Desmedida. Soy otra vez la niña abandonada en la voracidad del páramo. Los brazos, que se dan y se reciben así mismos, una confirmación del abandono. El horizonte siempre está más lejos. Y dios no habita en los detalles. LOS PLIEGUES DE LA NOCHE En el silencio de la noche, un desgarramiento. Como si una seda preciosa se rompiera… A veces una oscura lamentación. Un dolor que no puede articularse. Sólo el desgarramiento y la sangre preciosa que se pierde entre los pliegues de la noche. ANHELO En la alta noche sólo quiero abrazar a mi perra –su cuerpo tibio, su suave olor animal-. Lejos de los subterfugios del lenguaje, de sus bastones de hierro. Lejos de la ebriedad de los sentidos y sus vidrios oscuros. Sólo la quietud de la noche. El cuerpo tibio de mi perra. Su perfume, Su profunda entrega al sueño. Lejos, tan lejos de este mundo demencial.

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AXAM GALDÁMEZ Amor, Libertad y Soledad Al aire son las caricias, por el mundo, siempre palabras en solitario, siempre hablándole de amor al amor y el amor siempre hablando palabras de tierras imposibles, busco la utopía, es mi condena… y mi salvación y el tiempo tan impredecible, como el mar ante esta costa como mi boca en tu piel, en cual mundo estemos. Es su interminable deseo para su finita libertad, llevarla al lado eterno de la vida, como ver la antimateria convertirse en materia; y no se si fue el rostro, los labios, el sueño o el aire entre ellos; hay un ladrón de tiempo, se lleva esos momentos de libertad donde los sentimientos pueden ser sentimientos y la razón puede ser razón. El derecho a defender lo indefendible, a cuestionar lo incuestionable, a pensar lo impensable, son historias de estrellas caídas, de estrellas aferradas a no caer y de estrellas que quieren caer, son saltos al vacío; diferencia de vacuo infinito entre soledad y solitario dos amores no correspondidos que entrelazan dedos como sol y luna entrelazan luz. Y sin embargo es demasiado buscar esta amalgama, el futuro y sus interminables bifurcaciones libres coexisten libres de si mismas, más tienen el mismo origen el mismo núcleo de vida, humanidad y divinidad.

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GABRIEL MARTÍNEZ Un vete a tomar por culo, cabrón y un portazo que hizo grieta en forma dejódete, fue lo último que escuchó de ella. Una de esas discusiones donde las palabras se convierten en cuchillos afilados o balas, en esas batallas que no sabes dónde empiezan y no entiendes cuándo acaban. No era el momento apropiado para ponerse a llorar. En realidad, nunca hay un momento apropiado para eso, a no ser que uno esté solo y pueda decir que ese momento no existió. Lo que dicen de que los fuertes no lloran, o si lo hacen es a espaldas del mundo cuando nadie puede verlos. Tampoco era el caso, a pesar de todo lo que circulaba por su cabeza. La última de sus heridas la había cerrado con medio vaso de ginebra mientras caía en la cuenta de que el teléfono no iba a sonar. Conocía a la perfección cada milímetro de su cuerpo. El color en hexadecimal del lunar que decoraba su mejilla izquierda. La curvatura de su espalda pasadas las cuatro de la tarde. Las coordinadas exactas de su punto de ebullición. La presión de sus labios en el lugar donde colocaba el cigarrillo. La inapreciable línea en sus ojos que marcaban la diferencia entre el sí, el no y el tal vez. Como tener un manual de estilo aprendido de memoria y, sin embargo, encontrarse cada vez más lejos. La habitación, por suerte, seguía siendo cuadrada. Sólo la oscuridad alteraba la composición del espacio, uniendo y desuniendo figuras imposibles, como un sofá convertido en un camello de tres jorobas o una mancha de humedad en el techo que guiñaba un ojo si la mirabas desde el ángulo adecuado. El tiempo se había detenido mediante la absurda fórmula del si no lo ves, no existe. Sin embargo, bajo su estado de anestesia general, las manijas del reloj actuaban como bisturís en algún lugar de su inconsciencia. Y ocurrió. El sonido de cada gota al chocar con el suelo rebotaba en su oído en forma de eco infinito, se le clavaba en el cerebro y le bajaba por la garganta a modo de papel de lija. Frente a él, una figura que no distinguía bien, pero real. Se incorporó para verla dejando sobre la tela del sofá una silueta de sangre seca que no era suya. La mujer, en carne viva, le sonreía.

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ALBA VICENTE ABISAL

Que las algas se hagan cuerdas en mi garganta. Si yo fuera horizonte abriría mis gigantes fauces y me tragaría a todas las gaviotas y con la boca aún chorreante de sus tripas calientes y húmedas gritaría a Alberti: ¿DÓNDE QUEDA TU MAR? Tu mar es el cadáver de lo que antes fue cielo y ahora sólo es [abismo.

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