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La Cuadra, pluralidad cultural

La complicidad de un grupo de artistas de reconocimiento en la ciudad, cuyos talleres se concentraban en un perímetro urbano común y la presencia en el área de una institución cultural como el Centro Colombo Americano, con un objeto social centrado en la promoción de la cultura y el arte, se amalgamaron y dieron vida a La Cuadra Talleres Abiertos.

La ejecución del proyecto aparentaba ser simple; los artistas y el Colombo Americano dispusieron sus talleres y los adecuaron como salas para las diferentes expresiones artísticas, pero el trasfondo ocultaba una tarea titánica que demandaba recursos financieros y humanos, relaciones públicas, contactos con artistas individuales y con comunidades, logística, trámite de permisos ante diferentes oficinas y secretarías del sector público, labor que se repetía cada mes, diez meses al año, durante 20 años.

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Pero, aunque la palabra “rendición” rondó en muchas ocasiones la mente de sus gestores, alimentada principalmente por las restricciones financieras y la excesiva tramitología, el ánimo se imponía y la voluntad se fortalecía. Para todos era claro que este experimento innovador representaba un espacio de participación colectiva, de construcción de ciudadanía, un punto de encuentro, de camaradería, de goce y disfrute bajo un esquema de vivencia cultural que debía continuar. Y en ello radicó el éxito de La Cuadra. La pluralidad cultural a través de todas las manifestaciones artísticas: pintura, escultura, fotografía, danza, música, teatro, poesía, artesanía, diseño, gastronomía. La heterogeneidad de los participantes: no existía límite de edad ni para los artistas, ni para los asistentes: niños, jóvenes de colegio, estudiantes universitarios, docentes, grupos indígenas, comunidades de nuestro departamento y de muchos otros, profesionales, jubilados, representantes de los sectores público y privado compartían ese espacio, que consideraban suyo cada primer jueves del mes.

Las viviendas, los talleres de los artistas, las aulas del Centro Colombo Americano y las calles de esa área urbana en el sector de La Circunvalar permitieron a los artistas desplegar su talento, transmitir su sensibilidad, compartir su conocimiento, motivar nostalgias, sonrisas y esperanzas con su arte, y a los asistentes generar camaradería, amistad, alegría y disfrute de las diferentes manifestaciones culturales.

Haber entregado a la ciudad durante dos décadas un proyecto cultural innovador, de amplio reconocimiento a nivel local, regional y nacional nos debe llenar de orgullo y satisfacción. Sin lugar a dudas, La Cuadra le cumplió a Pereira.

Luz Marina Velásquez Naranjo,

Directora Centro Colombo Americano 1999-2017

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