Distribución Gratuita
Ciudad: FIESTA Y TEATRO
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Secciones
Oct. Nov. 2017
COLUMNISTAS:
Pamela Martínez R. Maximiliano Soto S. Pablo González Z Andrés Garcés A. Eduardo Abarca L. Sofía Calvo F. Andrea Zamora A. Alex Moreno Z.
Arte Pag. 02 - 03 Letras Pag. 04 Experiencia Pag. 05 Ciudad y Territorio Pag. 06-07
Obra: Pamela Martínez Rod
Diseño Pag. 08 Técnica Pag. 09 Tecnología y Comunicaciones Pag. 10 Expo Pag. 02 - 10 Editorial Pag. 11
AR TE
“Danza alrededor del becerro de oro”
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Obra de Emil Nolde realizada en 1910
CROQUERA Alex Moreno. Arqto UC
Cuadernos de croquis
realizados el 2007 a propósito de la Batalla de San Romano del pintor italiano Paolo Uccello.
En esta época de fiestas quiero invitarlos a conocer o a reconocer la obra de Emil Nolde. Este artista alemán nació en 1867 y vivió su adultez en medio de las guerras europeas. Su arte fue calificado como “arte degenerado” por los nazis, por lo que su obra fue censurada y retirada de los museos y colecciones públicas. Emil Nolde tiene varias obras dedicadas al tema de la fiesta, sobre todo la expresada por los cuerpos a través del baile. Es de este modo que quiero acercarme al tema de la fiesta, a través de su manifestación en el cuerpo. La pintura al óleo “Danza alrededor del becerro de oro” realizada en 1910, muestra varias figuras semidesnudas sumidas en una danza frenética, las caras borrosas llevan nuestra atención a los cuerpos, brazos y piernas que se mueven con gran libertad y energía en medio de un entorno que aunque borroso nos da la idea de una multitud festiva que observa y participa. Nolde pertenece al llamado movimiento artístico expresionista, que buscaba mediante la fuerza del color y la pincelada expresar los sentimientos y emociones humanas sin preocuparse tanto ni del tema ni de la precisión del dibujo. Este movimiento pretendía ser un lenguaje de lo psicológico que impactara
al espectador sensorialmente principalmente a través del color. Por ello, en “Danza alrededor del becerro”, sus personajes pintados de brillantes amarillos y cabelleras naranjas son siluetas de color más que cuerpos perfectamente dibujados. Si nos fijamos con detalle, vemos que podemos seguir con la mirada la pincelada que las ha pintado como si fuera una sola para cada uno de los bailarines. Esta manera de pintar las siluetas con un solo trazo agresivo, insistente y ondulante nos da una sensación de borrosidad y de movimiento, como cuando hacemos una fotografía de una fiesta y los bailarines nos salen movidos y difuminados. La historia del becerro de oro, es parte del relato bíblico del Antiguo Testamento, Éxodo, 32. Es el relato del pueblo de Israel que impaciente durante la espera de Moisés que estaba en el desierto, piden a Aarón que realice una figura para poder adorarla como un dios. Para ello funden joyas y realizan un becerro -un toro joven- de oro. Al llegar Moisés del desierto se enfurece con el pueblo inmerso en una fiesta desenfrenada de adoración a la figura y por ello la destruye poniéndoselas en el agua para que la bebieran. Este episodio bíblico es interpretado como un acto de paganismo y como enseñanza de que sólo hay un
dios único. Numerosos artistas han pintado esta escena bíblica, donde el pueblo celebra y baila ante la figura del becerro. Quizás Nolde quiso pintar este conocido relato religioso como forma de darle un nuevo sentido centrado más que en relato religioso en la propia danza como máxima expresión de devoción, entrega y pasión. El movimiento de los cuerpos, como modo de comunicación principal de la fiesta, está relacionado con la afirmación de la existencia. Las fiestas no tienen nada de superfluo, es la manera en que cortamos con lo cotidiano y nos abrimos a lo extraordinario, liberamos las energías retenidas, compartimos, nos consumimos y nos derrochamos en energía, baile, intercambio con los demás con quienes convivimos a diario y a quienes normalmente no hacemos ningún caso. En la fiesta, dice Júlia Torres, “el dispendio gratuito nos humaniza, nos recuerda que no somos máquinas. En el (mal) gasto gratuito de energía nos encontramos vivos, expresando una fuerza estrictamente humana”. La fiesta es la celebración del presente, es entrar en conciencia del propio cuerpo, los placeres de los excesos y con ello las bondades de la vida. Por ello la fiesta siempre ha formado parte de los rituales
y celebraciones, incluso de los más tristes como los rituales funerarios. Aunque esta relación del ritual con la fiesta se ha ido desdibujando, la importancia de la fiesta permanece como constructor de relaciones humanas, de sentido y de lugar. Felices fiestas!
“La fiesta es la celebración del presente, es entrar en conciencia del propio cuerpo, los placeres de los excesos y con ello las bondades de la vida.”
Pamela Martínez Rod
Es artista, madre, Diseñadora Gráfica por la Universidad Católica de Valparaíso, Doctora en bellas artes por la Universidad de Barcelona.
“Danza alrededor del becerro de oro”. Óleo sobre lienzo Emil Nolde. 1910
Dimensiones: Módulos 19 x 14 cm aprox. Técnica Mixta: Lapiz Tinta y acrílicos. Sustrato: Papel Hilado.
Análisis y reflexión de una obra, por la Artista Plástica Pamela Martínez Rod
EX PO
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LE TRAS
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EXPE RIENCIA
De la Fiesta al carnaval: entre ordenamiento y reordenamiento simbólico REFERENCIAS Bakhtine, M. (2010). L’oeuvre de François Rabelais et la culture populaire au Moyen Âge et sous la Renaissance. Paris, Gallimard. Nietzsche, F. (2007). El origen de la tragedia. Madrid, Austral. Petrovich, D. & González, D. (2013). No es permitido de dios que esa flor permaneciera, CD1 y CD2.Valparaíso, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Schultz, U. (dir.). (1994). La fiesta. De las Saturnales a Woodstock. Madrid, Alianza Turner, V. (1988). El proceso ritual. Estructura y antiestructura. Madrid, Taurus
Maximiliano Soto Sepúlveda Doctor en Sociología, mención Socioantropología. Universidad de Estraburgo. Francia Magíster en Antropología. Universidad de Chile. Profesor de Historia y Ciencias Sociales. PUCV. Actual académico de las Facultades de Arquitectura y Humanidades de la Universidad de Valparaíso.
Las manifestaciones festivas de individuos y comunidades son expresiones que nacen de lo religioso, donde originalmente no existía la distinción entre lo sacro y lo profano. De hecho si pensamos, por ejemplo, en dos fiestas de la región de Tarapacá como son la Fiesta de la Tirana (16 de julio) y la Fiesta de San Lorenzo (10 de agosto), podemos aún presenciar esa unión entre lo sacro y lo profano como una sola expresión. Dos fiestas tarapaqueñas que entre procesiones llevan a cientos de peregrinos para visitar a la “Chinita” y al “Lolo”, donde muchos acuden por primera vez como visitantes mientras que otros acuden cada año para cumplir sus mandas como acto de devoción. Dos fiestas populares de dicha región donde los bailes, la música, las máscaras, los trajes, el fuego configuran un tejido de símbolos donde se entrecruza la fe, la feria y el festín que acompaña el espíritu festivo. Podríamos seguir sumando fiestas como las Saturnales en honor al dios Saturno (17 de diciembre) que se desarrollaban antes que el cristianismo fuera oficializado como religión del Imperio Romano (Edicto de Milán, 313 d.c.); también podríamos hacer referencia a las fiestas de locos que durante el medioevo transformaban la ceremonia de la liturgia en antiliturgia, lo ceremonial en burlesco; o a la fiesta del asno (14 de enero) que recordaba la huida a Egipto, una fiesta plena de simbolismo asociado al imaginario medieval o al simbolismo del asno. Las fiestas tienen un origen religioso (Schultz, 1994), y podríamos afirmar que todo lo festivo respondería a una orientación religiosa, donde unas manifestaciones pueden apuntar más a un espíritu dionisíaco y otras hacia un espíritu más apolíneo, pero en el fondo ambas tienen una orientación religiosa. Por ejemplo podríamos pensar en las Bacantes de Euripides y sentirnos próximos a un espíritu dionisíaco donde lo festivo y placentero tiene un carácter popular vinculado a lo carnavalesco. Y por otro lado pensar en los
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Fiesta del mar
rituales de Semana Santa o en el Sabbath que nos pueden llevar a una orientación más apolinia que responde a la recreación racional de un ritual. Sin embargo el pensar y el presenciar las manifestaciones festivas de lo humano/divino responde a una dualidad, alternancia y fusión de lo apolíneo y dionisíaco (Nietzsche, 2007). Un principio de comunicación y de interacción entre el orden natural y cultural que actúa en función de la necesidad de guardar de forma permanente un orden de carácter simbólico entre lo humano y lo divino. Un orden que responde a fechas precisas, a un calendario festivo, y que en el caso de acontecer un suceso que altera el orden natural/cultural durante, por ejemplo, un periodo de siembra o cosecha como es en el caso del fallecimiento de un recién nacido, se apela a un ritual de duelo/fiesta que reordene lo simbólico a través de un velorio de angelito (Petrovich & González, 2015). Pero así como las fiestas religiosas reproducen simbólicamente la sociedad hay rituales festivos que la invierten apelando al desorden simbólico. El hecho de hacer referencia a lo festivo es centrarse en la cultura popular, en sus expresiones públicas (Bakhtine, 2010) y en uno de sus principales rituales festivos como lo es el carnaval. Es el caso del Carnaval de Río, del Carnaval de Oruro, del Carnaval de Venecia o del Carnaval de Basilea, por mencionar algunos. Cuatro manifestaciones carnavalescas que desde su polisemia preparan desde lo profano el camino hacia lo sacro, siendo el anverso de la cuaresma, y donde las metamorfosis del paso de la vida a la muerte, y a la resurrección, o el paso de Rey a Bufón, o de Obispo a Pecador, que se representan a través de máscaras y bailes, constituyen una suerte de práctica ritual (Turner, 1988) que compensa las diferencias propias de una sociedad políticamente inestable apelando a la reunión de las diversidades que la pueblan.
Recuerdo venir en el metro, como a la altura de Caleta Portales, sentado al lado de la ventana mirando hacia el mar, allí estaban todos los botes en la procesión de San Pedro, llevando al Patrono de los pescadores en uno de ellos, en dirección hacia el muelle Prat . Recuerdo que era un día soleado, en blanco y negro y horizontal, me dediqué a sacar fotos en ese formato, el juego de brillos en el mar, el contraluz de los botes , sus banderines al viento, estaban vestidos para la ocasión y la gente acompañando por el borde de la playa o por el paseo Wheelwright, caminando, trotando o en bicicleta, me hicieron querer atesorar este momento en fotos. Estación Barón, estación Francia, estación Bellavista, seguimos mirando por la ventana del metro el conjunto de embarcaciones de distintos tamaños y su recorrido por el mar, adelantándonos a su destino, que sería el mismo nuestro. Hasta que llegamos a la última estación, nos bajamos en la estación puerto y caminamos en dirección hacia el muelle, ahí estaban todos esperando la llegada del Patrono, para dar inicio a una nueva procesión, esta vez por tierra. Vecinos, turistas, pescadores, escuelas de baile, bandas instrumentales, comercio ambulante, la ley y el orden, la familia Miranda, y uno que otro perro, estábamos esperando su llegada. Pasado unos minutos
arriba la procesión, nos acercamos al borde mientras suben al Patrono por las escaleras del muelle. Sobre una suerte de camilla adornada con flores se yergue la figura de San Pedro y en su mano izquierda, pegada a su pecho, la llave del Reino de los Cielos. Todos los feligreses dispuestos en cada línea de peldaños, o desde el bote salvavidas estaban viendo como se daba inicio a un nuevo peregrinaje, llevando a San Pedro en andas, el Carnaval está iniciado, la música comienza a sonar y los bailes al ritmo de esta, van avanzando por las calles, la gente se suma a la caminata, de repente aparece un auto con “alguien” sentado en el capo, cual mascarón de proa, abriéndose paso en el mar de personas, quien más que el maravilloso Tuga (asumo que cualquier porteño que se precie de tal debe conocerlo), mundial pero definitivamente patrimonio porteño. Iniciamos la procesión también, al son de bombos, platillos y bronces nos mezclamos entre los centenares de coloridos bailarines de las distintas cofradías que rinden tributo a la Virgen y al Patrono. Entre bailes, saltos, brincos y cánticos, hacemos el recorrido hacia el Norte por calle Errázuriz, Antonio Varas y Altamirano, hasta llegar a Caleta el Membrillo. Una vez ahí se realizó la tradicional misa, se pidió por los pescadores artesanales y una vez finalizada, ba-
jamos a la misma caleta, obviamente, a degustar la pescá frita, el vaso de vino y un pedazo de pan. Algunos miraban desde lo alto en las barandas, otros pululaban entre los mesones de atención, algunos continuaban bailando, otros mirábamos atentamente las pailas gigantes calentadas con grandes fogatas de leña, donde introducían las merluzas previamente pasadas por la mezcla, por lado y lado, esperando nuestro turno. Así cada año, así por más de 100 años, Valparaíso acoge esta fiesta religiosa, fiesta de los pescadores, fiesta patrimonial, fiesta urbana. Donde se une el mar y la tierra, religión y devotos, música y baile, comida y comensales, tradición y patrimonio. Todos de alguna manera participamos de ella, quizá como meros espectadores, mirando desde lo alto de los cerros, o mirando sentado en la playa, quizá como devotos feligreses, acompañando arriba de un bote, o como bailarín religioso o andino. Como cada ritual tiene sus distintos grados de participación. Princi-
palmente es una fiesta que nace del mar, mar que últimamente, se nos está haciendo cada vez más esquivo. Bien es sabido que Valparaíso es una ciudad puerto, y que inevitablemente debe responder a este destino y vocación, ya sea, con el tan polémico proyecto de expansión portuaria, a través del ampliación del Terminal 2 o el puerto a gran escala en Sector Yolanda (T3), proyectos que deben ser dialogados, revisados, consensuados, para no transformarse en una gran razón de negación al mar, y en definitiva, el desprecio por hacerse cargo de un borde costero urbano, accesible y patrimonial. Quizás no sólo los pescadores artesanales deban encomendarse al Santo Patrono para que les de buena pesca y los cuide en el mar, quizás nosotros también deberíamos pedir al Patrono que con su llave dorada, nos mantenga las puertas abiertas al mar y así no tener que acabar definitivamente con la fiesta. Yo por lo menos ya me encomendé. Amén.
... fiesta que nace del mar, mar que últimamente, se nos esta haciendo cada vez mas esquivo...
Pablo González Zavala Arquitecto Universidad de Valparaíso. 2007 Derecho Urbanístico PUCV. 2017 Fundador de TALLER 986, Oficina enfocada en el desarrollo colaborativo e interdisciplinario de proyectos de arquitectura de bajo costo, pertinentes en su emplazamiento urbano y carácter publico-social.
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dianos y extraordinarios. Pero también hay un riesgo en una ciudad cuando, por querer capitalizar estas virtudes, esta se transforma en un verdadero producto temático y escenográfico. Valparaíso tiene esa capacidad de ver y verse, de quien puede subir un cerro y recorrerlo para encontrarse de vez en cuando con una ciudad nueva pero siempre con la constante presencia del mar, un mar que se presenta en fragmentos de rada. Ya quisieran los griegos haber tenido una ciudad como ésta, siempre convergiendo para quedar ante su propio destino –que para el caso de los porteños es el mar, su océano no tan pacífico.
joramiento urbano con el objeto de recuperar su patrimonio arquitectónico. Con esto se zonificó una parte de la ciudad para su recuperación implementando una serie de proyectos tanto urbanos como arquitectónicos y normativos para conservar y recuperar los inmuebles. Esto provocó una especulación económica de los inmuebles que en diez años ha superado el mil por ciento de su valor original, lo que ha significado, el gran interés por vender y con esto una gentrificación que ha significado la partida de gran parte de las familias que históricamente habían vivido en estos sectores.
el Teatro para los griegos. Tal condición, nos puede llevar a otra medición que es cuando las ciudades fruto de sus ofertas y su comercio, se van volviendo espacios de espectáculo, a través de productos temáticos que las van estigmatizando. Las ciudades del ver o las ciudades visuales, como diría Guy Debord 2 que, más rápido de lo que se quisiera, van siendo tomadas, apropiadas por un sistema (casi siempre económico) que sólo mira hacia afuera perdiendo trágicamente su adentro, su ser, su identidad.
encontrar en la historia, nos permiten considerar que, si miramos bien a través del espejo podemos revisar lo que está dentro y lo que está afuera, medirlo, equilibrarlo. Es el ajuste que posibilita tanto al ciudadano como al extranjero, reconocer lo mismo, o al menos distinguir lo verdadero, de lo verosímil y también lo falso.
transformarse en una ciudad de cartón, incluso, aunque su reconocimiento patrimonial fuera por el valor intangible de su sociedad. Aún así, y ya recorriendo sus calles seudo-nuevas, se puede ver la pérdida de lo original tanto en lo socio-cultural como en lo material. Tarea nada de fácil es esta de restaurar sin perder el estado inmediatamente previo en el cual se reconocía su originalidad. ¿Qué pasó con el óxido de las planchas de aluminio ondulado que habían otrora en las calles del cerro Concepción y que de algún modo sostenían su identidad, por lo menos de aquellos años? Preguntará quien vuelve a la ciudad luego de un tiempo de no haber estado en ella y por las cuales reconoce su historia, la propia y la de todos.
1536–, entonces estos sectores no reciben los mismos beneficios ni los mismos parámetros normativos, permitiendo el desarrollo inmobiliario de grandes edificios emplazados en la parte alta de los cerros, que vienen a cambiar radicalmente la morfología original y las relaciones sociales que existían en estos sectores. Valparaíso es una ciudad muy sensible a los cambios, puesto que puede verse a sí misma como un total, como un gran teatro abierto: desde diversos puntos se puede reconocer la ciudad como un todo, considerando que en cada promontorio de los 50 cerros de la ciudad que se distribuyen en forma de herradura, existe un mirador por muy precario que éste sea. Cuando se dice erróneamente que Valparaíso es un gran
“anfiteatro” que mira al mar –puesto que se reconoce por anfiteatro la mala costumbre de llamar así a los teatros al aire libre–, podría pensarse, que este error, arraigado en la cultura porteña, se debe a su configuración en forma de herradura, como un gran teatro griego que mira su extensión de mar desde todos sus frentes. Lo correcto sería decir entonces que Valparaíso es un buen
ejemplo de “Ciudad-Teatro”1 por sus cualidades geográficas y urbanas. Y, si bien este título ha surgido por diversas razones, más históricas y culturales que urbanas, con el tiempo andado vemos que no cualquier ciudad puede ser nombrada así y que a su vez dicho título nos permite distinguir la cualidad espacial que tiene la ciudad de Valparaíso y advertir lo que sucede cuando las ciudades se van convirtiendo en escenografías de su propia nostalgia.
do (fondo de escena vista desde la perspectiva del teatro griego), sin
Existe una diferencia fundamental entre una ciudad sin fon-
por su capacidad de reflejar o no su propio destino, como lo fuera comprende la zona de los primeros asentamientos desde el año
Valparaíso de esta manera corre el riesgo de perderse, y
El teatro o ciertos principios de teatralidad que podemos
escogida según los criterios de valor patrimonial –que por lo demás
Podemos contemplar las ciudades actuales y valorizarlas
tiene fondo, fruto de su identidad, de su cultura, de sus ritos cotiUNESCO el año 2003, ha desarrollado un plan director de me-
Como el resto de la ciudad no tiene los atributos de la zona
algo que le dé soporte, identidad, consistencia, historia y otra que
Doctor en Arquitectura Profesor Adjunto y Jefe Asistencia Técnica EAD PUCV
Andrés Garcés Alzamora
Croquis Gentileza de Catalina Noguera Ferrada Arquitecto. PUCV
2.-Devord, Guy, La Sociedad del espectáculo, ediciones pre-textos, valencia, 2007.
REFERENCIAS 1.- El concepto de Ciudad-Teatro, es la definición con la que el autor desarrolla y obtiene el título de doctor bajo el nombre “ La Ciudad-Teatro, el lugar de la escena y otros lugares”, en el cual realiza un estudio comparado de la historia del Teatro y sus transformaciones con la historia de la ciudad y de la arquitectura, observando las reciprocidades que puedan existir entre ambas disciplinas.
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Valparaíso, nombrada Patrimonio de la Humanidad por la
Ciudad Teatro
Valparaíso:
Ciudad Territorio
Se armó la fiesta!!! Moda en fiesta
La fiesta es un momento de excepción, un instante donde está permitido “ser otro”, donde la ropa adquiere un valor simbólico asociado a la celebración. De hecho, es el único minuto en que no existen cuestionamientos hacia la moda, ya que “producirse” es parte de la esencia. No se puede ir de fiesta sin un buen traje o vestido , ni menos con lo primero que se pilló o encontró en el clóset. Por lo mismo, este contexto ayuda a derribar los prejuicios relacionados al vestir, diluyendo los sesgos de género y frivolidad, con los que muchos tienden asociar a un sector cuyo
Esta expresión nos sitúa plenamente ante una construcción y una estructura que de antemano hace presumir que toda fiesta tiene elementos, que cuenta entonces con orden y forma y también un espíritu y sentido a la manera de estructura que le permite sostenerse como un tiempo acotado y revestido por lo festivo. Entonces queda claro que la fiesta tiene que armarse. La CIUDAD de FIESTA nos refiere también a una magnitud, una dirección y un sentido, esta visión casi vectorial trata entonces de conjugar el lugar, el motivo y la experiencia de celebrar. Se podría contar entonces como punto de partida con algunas precisiones que permitan distinguir la celebración de lo celebrado y junto con ello el comprender el tono festivo y ritual que adquieren ciertos movimientos, gestos, objetos y elementos. Así vista la comprensión y articulación vectorial de la fiesta permite afirmar en ese sentido que la “magnitud de
ciudad” se configura en la percepción y “validación colectiva del sentido” de lo celebrado, así la fiesta adquiere una “dirección que ordena el acontecer” y le da forma al acontecimiento. La fiesta comparece entonces como una construcción que da cabida a la alegría por medio de la configuración de un tiempo especial para la celebración (acontecimiento) y la definición de un tono condicionado por lo celebrado (acontecer). Naturalmente la fiesta trae de suyo el carácter de celebración donde lo celebrado como motivo busca un lugar, se viste y reviste para distinguirse de lo cotidiano y da lugar a la celebración. Las Fiestas Patrias de septiembre son un buen caso para comprender algunas de las ideas planteadas: • Aunque para muchos chilenos no es claro lo que se celebra, si se valida de manera colectiva la celebración, ello dice que si bien el motivo y el
sentido de la fiesta son constitutivos no necesariamente su comprensión es una condición para celebrar. • Para que la fiesta se arme debe entonces darse cuenta del pretexto y a partir de él se define el lugar y su correspondiente entorno objetual. • La fiesta se arma con lugar
valor de mercado es de 3 trillones de dólares y, donde trabajan alrededor de 75 millones de personas a nivel mundial. De hecho, las vestimentas de festejo se han transformado en piezas claves de museos a nivel nacional e internacional por su innegable importancia patrimonial. El Museo Histórico Nacional, por ejemplo, alberga una interesante colección de prendas de fiesta de mujeres y hombres, que nos permiten desentrañar las maneras y modos de celebración de diversos grupos sociales de Chile. Por otra parte, la fiesta como fenómeno de diseño y negocios ha permitido el surgimiento de figuras claves en la industria internacional de la moda como Oscar de la Renta, Giambattista Valli, Carolina Herrera, Prabal Gurung, Vera Wang, Elie Saab, por nombrar algunos, que han convertido esta tipología en la base de sus colecciones. Por su parte, la moda de autor nacional, es decir, aque-
y objetos estructurando el espacio para el acontecimiento, la ramada, el patio, la parrilla, la guirnalda, el campo, los volantines, la comida,la bebida, etc.. • Esta configuración de elementos dieciocheros son la interfase para la definición, orden y secuencia que guía el acontecer de la fiesta. • En este momento es donde llegan los invitados que ya no responden con su atuendo al tradicional y extinto “Fiestas patrias, ternos nuevos”. Ellos articulan por medio de movimientos y gestos los momentos de la fiesta a la manera de un ritual en el que brindar, comer, jugar, cantar, bailar adquieren un sentido extraordinario y festivo. Armar la fiesta entonces es darle lugar a la alegría y proponer un orden a los gestos y movimientos, de ese modo este tiempo especial adquiere sentido en una dimensión colectiva y también individual en la que la celebración y lo celebrado se tornan esplendidos. lla expresión del diseño de indumentaria que supone un proceso creativo con un alto componente de innovación y originalidad, que se manifiesta en un relato propio; también ha visto en la fiesta una oportunidad de inspiración o foco. Lo destacable de lo anterior, es que esta apuesta creativa no solo se refiere a confeccionar ropa de fiesta, sino también a observar las fiestas religiosas y criollas como espacios de referencia al momento de crear propuestas que serán usadas en el cotidiano. En esta línea encontramos a Roberta de Daniela Hoehmann con su verano 2012 y a Lupe Gajardo (marca homónima) con su verano 2014, quienes utilizan a la fiesta nortina de La Tirana como hilo conductor. Asimismo, existen diseñadores que han optado por perfilar su carrera sólo en esta línea, creando marcas cuya especialidad es satisfacer las necesidades femeninas ligadas a ciertas
DI SEÑO
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Eduardo Abarca Lucero Diseñador Industrial PUCV Académico Escuela de Diseño Universidad de Valparaíso
efemérides de vida –graduaciones y matrimonios- que suponen una fiesta en si misma. Allí tenemos a las etiquetas Santa Clara, Paulo Méndez, Rodrigo Valenzuela, Karina Latorre, Rodolfo Vera, entre otros. Todo lo anterior nos demuestra no sólo que la indumentaria ligada a las celebraciones es una pieza clave de una industria millonaria, sino también que es esencial en nuestro relato autobiográfico, porque no existe fiesta, sin ropa de fiesta.
Boceto Diseño Gentileza Rodolfo Vera / art couture Diseñador de vestuario Docente Duoc UC +56 9 50055367 Imagen Modelo Gentileza “Pasarela Valparaíso”. TÉC
NICA
Sofía Calvo Foxley Periodista y MBA en Dirección de Empresas. PUCV. En 2007 creó el sitio web, Quinta Trends (QT), cuyo foco editorial está orientado principalmente a relevar la moda de autor latina y a reflexionar sobre sus alcances como promotores de la identidad y economía de sus países. Asimismo es socia fundadora de la consultora, Matriz Moda. Dentro de sus otras actividades en el mundo del diseño, se cuentan la publicación de los libros “El Nuevo Vestir” (RIL Editores, Fondo del Libro Convocatoria 2016) y “Relatos de moda” (autoedición - 2013). Además ha asesorado a instituciones y marcas de la escena de autor chilena y latinoamericana, ha realizado clases de pregrado y postítulo sobre marketing y periodismo digital, entre otros.
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Tecnología y Comunicaciones
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EDITO RIAL
Estrategias de difusión de eventos
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Estamos de Fiesta !
Se nos aproxima fin de año y nuestro cuerpo lo sabe.
Junto con la primavera viene el color, reaparece el sol y
nuestro estado de ánimo comienza a manifestarse a través de las distintas festividades que nos ofrece la ciudad. Si bien durante todo el año hay distintas excusas, ya sean religiosas, patrióticas, heroicas, etc., siempre existe un algo porque celebrar y cobra más presencia en este último trimestre, por lo mismo hemos destinado parte de nuestro espacio en la revista para relajarnos y salir de la monotonía del tráfago del sistema. En esta oportunidad, analizar la fiesta desde
Las estrategias en redes sociales siempre dependen de cómo el usuario reciba el contenido.
Andrea Zamora Acosta Magister en Comunicación y Periodismo Digital. U. Mayor Periodista Licenciada en Comunicación Social. PUCV Especializada en Comunicación Estratégica Digital Directora General en Lúdica Digital
¿Cómo usar internet para difundir tus eventos? El 26 de diciembre del 2016, Rubí Ibarra celebraría sus 15 años. Sus papás, en el entusiasmo de que todos festejaran a su hija, publicaron un video en Youtube invitando a toda la localidad mexicana de La Joya a la fiesta. Lo que no imaginaron es que ese video alcanzaría más de 3 millones de reproducciones. Tampoco que del millón 300 mil personas que confirmó su participación en el evento en Facebook, llegarían cerca de 15 mil al pequeño pueblo. Y así el cumpleaños de Rubí se convirtió en un hito. Sin embargo, no todos tienen la convocatoria y éxito de Rubí. La mayoría de las veces, al difundir un evento o una fiesta en internet, el proceso no es al azar y no todos los contenidos son tan virales como prometen. El contexto actual no permite improvisar cuando de entregar contenido de valor a nues-
tros usuarios se trata. Qué debes hacer antes, durante y después Para que la difusión de un evento sea óptima, hay que planificar meses de gestión. Así, las personas se enterarán de manera anticipada y, además, se generará una conversación que puede extenderse hasta después de la actividad. Qué hacer antes 1. Elige las plataformas de acuerdo al público al que quieres llegar: Ten claridad respecto de quienes son los que participarán de la actividad para comunicarte con ellos en las plataformas que frecuenten. No sirve publicar en Snapchat si los usuarios objetivo, por edad y perfil tecnológico están en Instagram, por ejemplo. 2. Comienza a hablar sobre tu evento con anticipación: Si tienes un sitio web o un blog, planifica la generación de contenidos. No son noticias que anuncien el evento, sino artí-
culos que generen contexto e interés por participar. Sus atributos, los estilos musicales, artistas e invitados son temas para abordar. 3. Usa un hashtag que sea recordable y que no haya sido usado antes: Permite identificar los contenidos relacionados de manera más fácil. Todo lo que se comunique debe llevar el hashtag elegido y estar presente en la publicidad, tanto on como off line. Qué hacer durante 4. Todas tus redes sociales hacia el mismo objetivo: Debes definir qué publicarás en cada red y con qué frecuencia, antes de que se realice el evento. No es algo espontáneo. Considera a personas distintas que publiquen en cada red para que sea un trabajo ordenado y eficiente. 5. Realiza transmisiones en vivo: El streaming puede ser una buena opción para aumentar más el público que participa.. Puedes usar Youtube o Face-
las distintas especialidades.
book Live para una transmisión principal y Stories de Instagram para videos más cortos. 6. Publica contenido de los participantes: Comparte los mensajes y fotografías de los asistentes que utilicen el hashtag del evento, tanto en redes sociales, en las pantallas del lugar y en la transmisión en vivo. Qué hacer después 7. Concentra la información de valor en un solo lugar: Publica fotografías, ponencias o playlist en plataformas especializadas, pero centraliza su difusión en tu sitio web y redes sociales. 8. Agradece la participación: Si tienes los emails de las personas que asistieron, puedes enviarles un email que agradezca que hayan ido, entregue los highlights del evento y los invite a la próxima edición. 9. Genera un informe de resultados: Ahí debes considerar métricas como visitas al sitio web, principales fuentes generadoras de tráfico, alcance en redes sociales, etc. No hay fórmulas perfectas para que un evento resulte, principalmente, porque las estrategias en redes sociales siempre dependen de cómo el usuario reciba el contenido. Tener claridad en lo que se quiere lograr y una planificación ordenada, permitirá mejorar los resultados.
El concepto se ha desplegado con la intensión de apunta-
lar y verificar que, a pesar de parecer un tema aparentemente superficial y banal, es una materia que tiene una complejidad mayor que involucra a la ciudad en sus distintas escalas, por lo tanto no podemos desconocer, sino más bien sincerar que es parte de nuestra vida y es por esto que COTA intenta poner en valor las distintas variables que despliega un concepto como es el de “la fiesta”.
En esta edición nos remontamos a los orígenes y saber
cuál era ese algo que los motivaba a celebrar; el análisis de una obra pictórica que se enmarca en el ánimo de los cuerpos en fiesta, luego la experiencia de una celebración desde la mirada del arquitecto; el acto de la celebración desde el movimiento, el objeto y el gesto llegando hasta el propio vestir que en esta instancia cobra gran relevancia. Todo esto enmarcado en el análisis y reflexión del territorio geográfico, propio de la ciudad de Valparaíso que, desde su morfología y la relación con el mar, predispone a los habitantes y visitantes a celebrar en una ciudad teatral como si se dispusiera frente a un gran escenario. Es así como el territorio nos anticipó la vocación frente a la celebración, espacio predispuesto y regalado que los ciudadanos han sabido apreciar y reconocer como suyo sacándole lustre a la lugaridad frente a un espectáculo natural. Con este tercer número finalizamos el 2017, preparándonos con más energía y temas para el año siguiente, agradecido de seguirnos y hacer crecer este proyecto, cuya única intención, como se ha manifestado en más de alguna oportunidad, es aproximar la academia al ciudadano, ya sea ajeno a la especialidad como al habitante común y corriente. Agradecer además a los columnistas y colaboradores, por confiar en el proyecto y que de manera desinteresada aportaron gratuitamente parte de su tiempo en la construcción de textos, imágenes, pensando siempre en ustedes, los lectores. Finalmente a los auspiciadores y colaboradores que sin su aporte no habríamos podido llegar en versión papel a cada uno de ustedes.
Obra Portada Título: Baile I Técnica: Guache, tinta y lapiz sobre papel
Felices Fiestas de fin de año.
Gentileza de Pamela Martínez Rod
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