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La Voz de la Esperanza: Mensajes de fe y entusiasmo
from El Centinela: Entre el temor y la confianza
by Pacific Press Publishing Association / AdventistBookCenter.com
OMAR E. GRIEVE
¡Cobrad ánimo!
La gigantesca rueda de la sociedad parecía nunca parar. Todos corrían sin cesar, buscando cristalizar sus sueños y alcanzar sus metas. Ahora, con la incertidumbre de la duración de la pandemia, el miedo al contagio, la angustia de no tener control de lo que sucede, y el temor de perder a nues tros amados, todo ha cambiado.
Ante la magnitud de la emergencia nos preguntamos: ¿Se interesa Dios en nosotros? Habiendo millones de seres humanos en este mundo, ¿puede él preocuparse por ti y por mí?
¡La Santa Biblia nos dice que sí! “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios” (S. Lucas 12:6), dijo nuestro Redentor. Si Dios toma nota de los pajarillos, con más razón se interesa en nosotros.
Las profecías que Dios dio en su Palabra nos dicen dónde estamos hoy en la procesión del tiempo. Lo que enfrentamos indica claramente que nos hallamos en el umbral de otros acontecimientos aun más grandes y solemnes. Los gobernantes y los pen sadores tienen la atención fija en estos eventos insólitos. Observan la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis estupenda.
Lo bueno es que todo esto solo pre ludia un final glorioso y un luminoso amanecer para los que aman a Dios. Jesucristo dijo: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levan tad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (S. Lucas 21:28).
Entre tanto, no desesperemos. El Señor nos insta: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo…, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desampa rará” (Deuteronomio 31:6).
Cerremos las ventanas del desánimo que dan hacia la tierra, y abramos las ventanas de la esperanza que dan hacia el cielo. Pidámosle a Dios que nos lleve de la mano, y que nos induzca a forta lecer a otros que desfallecen.
El autor es director y orador de La Voz de la Esperanza.