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Caveat emptor

POR Ricardo Graham

Caveat emptor es una frase latina que significa «que el comprador tenga cuidado». Utilizo la frase aquí porque me preocupan los buenos miembros de la Pacific Union Conference. Déjame explicarte.

Durante los 45 años de mi experiencia ministerial ha sido mi observación que cuando se produce una crisis o surge una emergencia, especialmente cuando se trata de las creencias religiosas únicas de la Iglesia adventista del séptimo día, siempre hay personas que aprovechan la oportunidad de «vender» algo basado en los temores del comprador potencial. Siempre surge por ahí una teoría de conspiración. Caveat emptor.

En el ámbito espiritual o religioso, esto generalmente se presenta a través de declaraciones engañosas que a menudo sacan fuera de contexto las declaraciones del Espíritu de Profecía y, para los adventistas del séptimo día, que las hacen inaplicables (al menos) o potencialmente dañinas para el viaje espiritual de una persona (en su peor nivel).

La situación COVID-19 ha creado una oportunidad única para que las ideas y los conceptos sean «vendidos» a los creyentes, incluyendo a los adventistas del séptimo día. Los estafadores espirituales están proliferando. Caveat emptor.

Recientemente, recibí una presentación en PowerPoint que planteó ideas conspiratorias sobre el gobierno, o algún otro nefasto poder, obrando para llevar a cabo el cumplimiento de las profecías y el fin de la libertad religiosa y/o el inicio del fin de todas las cosas. Todo esto supuestamente estaba sucediendo por medio de la pandemia COVID-19.

Cuando le pregunté al remitente cómo había examinado la información o la persona que presentaba los hechos alegados, no obtuve una respuesta que respondiese a mi pregunta. Recibí una referencia a

otra persona que creía en esa teoría. Hmm...

Si bien creo que el coronavirus es una pestilencia como las que Jesús mencionó en Lucas 21:11, todavía no estoy convencido de que sea una de las últimas plagas que algún día caerá sobre la tierra, como lo predice el Apocalipsis. Según entiendo la profecía, otras cosas sucederán primero.

Tampoco estoy convencido de que COVID-19 sea parte de una conspiración mundial. No dije que no lo fuera; simplemente no estoy convencido de que lo sea.

No deberíamos creer algo solo porque aparezca impreso. Tampoco debemos dejar de creerlo. Tenemos que ejercer la debida diligencia e investigar los hechos por nosotros mismos. No debemos creer todo lo que leemos en el Internet. Si bien es una gran herramienta para la investigación, tenemos que ejercer una diligencia cuidadosa en ese medio, lo mismo que en las redes sociales.

Por lo tanto, al escuchar cosas o leer cosas que suenan demasiado increíbles para ser verdad, debemos andar con cuidado hasta que revisemos las cosas.

Un colega me envió un enlace a un artículo en Christianity Today, una revista que no he leído en mucho tiempo. El artículo, «On Christians Spreading Corona Conspiracies: Gullibility is not a Spiritual Gift», de Ed Stetzer, incluyó esta declaración: «Tristemente, los cristianos parecen estar desproporcionadamente engañados por teorías de conspiraciones. También he dicho antes que cuando los cristianos difunden mentiras, necesitan arrepentirse de esas mentiras. Compartir noticias falsas nos hace parecer como bobos y daña a nuestro testimonio».

Estoy muy de acuerdo.

Si bien es cierto que nos enfrentamos a una pandemia aterradora que está matando a la gente a diario, tenemos que ejercer cierto escepticismo intelectual cuando se nos presentan teorías inciertas.

«Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas» (Mateo 10:16, NVI). Ten cuidado. Asegúrate de los hechos. No dañes a nuestro testimonio. Caveat emptor.

Tenemos que ejercer la debida diligencia e investigar los hechos por nosotros mismos. No debemos creer todo lo que leemos en el Internet.

«Estas cosas os he hablado—dijo—, para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo». Cristo no desmayó ni se desalentó, y sus seguidores han de manifestar una fe de la misma naturaleza perdurable. Han de vivir como él vivió y obrar como él obró, porque dependen de él como el gran Artífice y Maestro. Deben poseer valor, energía y perseverancia. Aunque obstruyan su camino imposibilidades aparentes, por su gracia han de seguir adelante. En vez de deplorar las dificultades, son llamados a superarlas. No han de desesperar de nada, sino esperarlo todo. Con la áurea cadena de su amor incomparable, Cristo los ha vinculado al trono de Dios. Quiere que sea suya la más alta influencia del universo, que mana de la fuente de todo poder. Han de tener poder para resistir el mal, un poder que ni la tierra, ni la muerte ni el infierno pueden dominar, un poder que los habilitará para vencer como Cristo venció.

El deseado de todas las gentes, p. 634

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