3 minute read

Southeastern California Conference

Next Article
Arizona Conference

Arizona Conference

DERECHA: Carrie Carreón, maestras de tercer y cuarto grado, utiliza un organizador de cajones como soporte para computadora portátil para permitir que los estudiantes puedan ver claramente lo que escribe en la pizarra.

IZQUIERDA: Mikal Clark, profesora de matemáticas de la escuela secundaria, enseña álgebra en línea.

Llamado a una misión:

Calexico Mission School enfrenta COVID-19

Las escuelas de todo el mundo han experimentado desafíos adaptándose a su nueva normalidad, pero Calexico Mission School (CMS) se enfrenta a algunos desafíos especiales. El 85% del cuerpo estudiantil de CMS son residentes mexicanos, debido a su ubicación en la frontera México-California. En tiempos pre-COVID, esos estudiantes hacían cola en un puerto de entrada durante una hora o más cada mañana antes de la escuela, luego caminaban los diez minutos hasta CMS.

«”Misión” no está en nuestro nombre solamente para sonar genial», comenta Oscar Olavarría, director de la escuela. «Servimos a una comunidad que en su mayoría no es adventista. Sin embargo, contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, muchos de esos estudiantes también son ciudadanos estadounidenses, aunque sus padres no lo son».

Cuando COVID-19 cerró escuelas en todo el mundo, también cerró las fronteras internacionales. Eso significó que incluso cuando CMS calificaba para una exención estatal para reabrir, tenía poco sentido, ya que una gran mayoría de sus estudiantes no podían asistir o no volverían a clases. Cuando la educación se consideró un «viaje esencial» para que los estudiantes pudiesen cruzar la frontera, muchos padres, debido a que no podían acompañar a sus hijos, no se sentían seguros enviando a sus hijos de vuelta a la escuela.

A diferencia del gobierno de los Estados Unidos, el gobierno mexicano no proporcionó cheques de estímulo ni beneficios de desempleo a sus ciudadanos, por lo que a muchas familias de CMS se les ha dificultado navegar por las finanzas en los últimos meses. Como resultado, la matrícula en CMS ha disminuido en un 20%.

La tecnología también ha sido una preocupación.

«Muchas de nuestras familias tienen acceso a aparatos, por lo que el aprendizaje a distancia es posible», explica Olavarría. «Sin embargo, tenemos algunos cuyo único aparato es un teléfono celular, hace que las clases en línea sean casi imposibles».

El aprendizaje virtual plantea otro desafío cuando se tiene en cuenta el bajo porcentaje de padres que son capaces de hablar y leer inglés lo suficientemente bien como para ayudar a sus hijos con su trabajo en clase.

«Las familias nos ven como una escuela de idiomas, en su mayoría», indica Olavarría. «Envían a sus hijos a esta escuela porque saben que sus hijos aprenderán inglés y saben que ser bilingüe aumentará sus posibilidades de éxito. Como todos los padres, quieren que sus hijos tengan mejores oportunidades que ellos».

Olavarría destaca también el increíble trabajo que han realizado los profesores de CMS, adaptándose sobre la marcha una y otra vez, con altas expectativas y largos días. «Lo que hacen esencialmente los coloca, en mi mente, justo ahí arriba con los trabajadores de primera línea», comenta.

El número de desafíos a los que se enfrenta CMS parece insuperable algunos días. Estar ubicado en el condado con el mayor número de casos COVID per cápita no ayuda, pero Olavarría dice que él y su equipo de maestros están llamados a una misión y encuentran en esto coraje y motivación.

«Cada uno de los miembros de nuestro equipo tiene una historia sobre cómo Dios los ha guiado aquí», comparte. «Dios ha puesto a estos estudiantes en nuestro camino, y vamos a hacer todo lo posible para ministrarles, esperando que todo lo que pongamos en sus corazones les lleve en la dirección para ver cumplidos los planes de Dios para sus vidas».

____________________ Por Becky St. Clair

This article is from: