Planteamiento kantiano del problema del conocimiento

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento

EL PLANTEAMIENTO KANTIANO DEL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

1.

BIOGRAFÍA Y SEMBLANZA INTELECTUAL DE KANT.

Lo primero que llama la atención de nuestro personaje es el hecho de que una vida en apariencia vulgar tuviese tanto interés para sus coetáneos (en vida de Kant llegaron a publicarse hasta tres biografías del filósofo). Pero el que la vida de un profesor universitario perdido en una pequeña ciudad alemana despertase entre sus conciudadanos interés por saber qué comía, cómo trabajaba, a quiénes frecuentaba, en qué empleaba su tiempo libre, etc. da cuenta tanto de la grandeza de su obra como del reconocimiento de que esta personalidad singular debía encerrar, en sí misma, el secreto de aquélla.

Cronología

Immanuel Kant (1724-1804) evolución intelectual de Kant.

En 1724, tres años antes de la muerte de Newton, nace en Königsberg Inmanuel Kant, en el seno de una humilde familia (su padre era guarnicionero) que practicaba la religión pietista (variante del luteranismo)

En 1740 inicia sus estudios de filosofía, matemáticas y ciencia natural en la universidad de su ciudad natal. Estos estudios le hacen interesarse por la filosofía racionalista de Wolff. Este mismo año el filósofo empirista David Hume publica en Inglaterra el "Tratado acerca de la naturaleza humana", que años más tarde influirá decisivamente en la

En 1746, Kant termina sus estudios universitarios y, para ganarse la vida, imparte clases como profesor particular hasta 1755, año en que obtiene el grado de doctor e inicia su carrera docente en la universidad de Königsberg como profesor no titular. En 1770 obtiene el puesto de profesor titular de lógica y metafísica. Durante estos quince años Kant escribe trabajos muy variados que van desde los temas científico-naturales, que son los que más le interesaban al principio, hasta los de lógica, moral y antropología. Durante los más de diez años que tarda en publicarse la “Crítica de la razón pura” (CRP) Kant apenas si publica nada. Todos sus esfuerzos están centrados en la elaboración de la obra que le daría fama universal.

En 1781 con la publicación de la CRP su popularidad crece en Alemania y se extiende al resto del continente. Kant tiene 57 años cuando comienza su etapa más fecunda e innovadora. Ante las dificultades de comprensión que la obra suscita escribe “Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera presentarse como ciencia" (1783). Al mismo tiempo desarrolla una intensa actividad como divulgador de las ideas ilustradas. En 1786 es nombrado rector de la universidad y un año más tarde publica la segunda edición de la CRP. Posteriormente publica la “Crítica de la razón práctica”(1788) y la “Crítica del juicio” (1790). En 1793 publica “La religión dentro de los límites de la mera razón" . Esta obra se vio envuelta en la polémica, ya que mereció la reprensión del ministro de asuntos eclesiásticos y culturales que en una nota, firmada por el propio Federico Guillermo II de Prusia, acusa a Kant de que, abusando de su filosofía, deforme las doctrinas básicas de las Sagradas Escrituras y del cristianismo. Kant rechazó la acusación pero renunció finalmente a hacer, en vida del rey, declaraciones sobre temas religiosos.

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En 1797 publica ”Metafísica de las costumbres” y se despide de la universidad, a los 73 años, convertido en una celebridad. Después, disminuyen sus capacidades físicas y una demencia senil le obliga a permanecer en una silla de ruedas hasta el 12 de febrero de 1804, en que murió a la edad de 80 años, en su ciudad natal.

Semblanza del filósofo

Inmanuel Kant era un hombre muy bajito - medía 1´50 - y tímido, que siendo niño fue calificado de "torpe" por sus maestros y padeció raquitismo, por lo que los médicos pronosticaron que no sobreviviría a la adolescencia. A pesar de los malos augurios llegó a ser un intelectual genial y vivió ochenta años gracias a una vida rigurosamente metódica que se haría legendaria. Kant es posiblemente el filósofo que más biógrafos ha tenido y su dilatada existencia dio pie a que numerosas plumas explotaran, en tono a menudo jocoso, pero siempre cariñoso, sus rarezas y manías que no resistimos la tentación de revelar:

ASUNTOS

Nunca aceptó nada de nadie, no se hizo servir gratuitamente nada y nunca debió nada, y todo ello a pesar de sus escasísimos recursos económicos.

Cuando era profesor, estaba tan gastado su único traje que algunos alumnos intentaron regalarle uno nuevo. Kant se regocijaba en su vejez al recordar la fuerza con la que rechazó tal ofrecimiento y de que siempre tuvo la misma levita, remendada pero limpia, con tal de no soportar el peso de una deuda: “Siempre pude con pecho tranquilo y sereno responder cuando llamaban a mi puerta: ¡adelante!, porque estaba seguro de no ver nunca delante de mí a un acreedor”.

CUIDADO

hasta la llegada del sueño.

ECONÓMICOS

DE SU SALUD

Hombre de salud muy frágil, Kant llegó a analizar su cuerpo con una meticulosidad asombrosa y así ideó un “método higiénico” cuya observancia le permitió alcanzar los ochenta años sin padecer ninguna enfermedad seria. He aquí alguna de sus curiosas recetas:

Dominar la tos y el dolor pensando en asuntos poco excitantes

Pasear solo para evitar conversar y, con ello, abrir la boca. Kant pensaba que era la mejor manera de no contraer afecciones reumáticas. No es difícil imaginar el serio trastorno que le producía encontrarse durante uno de sus solitarios paseos a un amigo con ganas de charlar.

El método determinaba también la dieta, las horas de sueño, el modo de hacer la cama y hasta la manera de arroparse.

MOLESTIAS

Y OBSTÁCULOS

Le molestaba sobremanera el ruido. Cambió varias veces de casa por cosas tales como el canto mañanero de un gallo o los piadosos cánticos de los presos de una cárcel cercana.

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Sentía auténtica aversión por la música, a la que siempre calificó de "arte inoportuno".

Todo lo que le interrumpía el rutinario transcurrir de su vida le era desagradable: Kant hizo cortar a un vecino los álamos de su jardín porque le impedían fijar su mirada sobre la cercana Torre Loebenicht. Al

atardecer, Kant distraía su pensamiento contemplando la torre, lo que le procuraba conciliar mejor el sueño.

Le costó infinito trabajo despedir a su viejo criado Lampe, un golfo que le acompañó durante cuarenta años. Cuando su avanzada edad y su salud hicieron necesario buscar otras ayudas, Kant despidió al criado no sin antes escribir en uno de sus cuadernos de mayor uso: “es preciso olvidar a Lampe”.

ORDEN DE SU

VIDA

Sus días siempre estaban ordenados de acuerdo con un plan perfecto que nunca se saltó: siete horas de sueño. acostarse a las diez de la noche y levantarse a las cinco en punto. De cinco a siete, estudio. De siete a nueve, clases. De nueve a una, estudio. Tres horas de vida social a partir de la una, comida y sobremesa incluidas (Siempre comía con cuatro personas y jamás hablaba de filosofía en ese momento) Después, pequeña siesta y paseo de una hora siempre por el mismo lugar. Por la tarde, lectura. En el crepúsculo, meditación.

El metódico plan de vida de Kant incluía almorzar siempre acompañado y jamás hablar de filosofía durante la comida

Tan estricto era el cumplimiento del plan que en Königsberg los vecinos ponían sus relojes en hora cuando Kant iniciaba su paseo vespertino.

Celibato

Kant murió soltero. En cuanto al matrimonio, decía, siempre compartió la opinión de San Pablo: “Casarse es bueno; no casarse, mejor”.

2. OBRAS DE KANT año

obra

1704

Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime

1707

De la forma y de los principios del mundo sensible y del mundo inteligible

1781

Crítica de la Razón Pura (1)

1787

Crítica de la Razón Pura (segunda edición) (1)

1783

Prolegómenos a toda metafísica del futuro que quiera presentarse como ciencia (1)

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento 1784

Idea de una Historia Universal desde un punto de vista cosmopolita

1784

Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración?

1785

Fundamentos de la Metafísica de las Costumbres (2)

1786

Primeros principios metafísicos de la Ciencia de la Naturaleza

1788

Crítica de la Razón Práctica (2)

1790

Crítica del Juicio

1793

La Religión dentro de los límites de la mera razón

1795

Por la paz perpetua

(1) principales escritos relativos al uso teórico de la razón: estudio de Las facultades cognoscitivas y de Los elementos a priori correspondientes a coda una de ellas; (2) principales escritos de ética.

3. EL PROPÓSITO DE LA FILOSOFÍA DE KANT. El verdadero propósito de la filosofía de Kant se enmarca con perfecta exactitud dentro de los ideales del movimiento ilustrado. Como muchos de sus antecesores, Kant constata en su época una situación humana de “minoría de edad” propiciada por la pereza, el encerramiento en la individualidad y las convenciones, es decir, una situación de falta de libertad. El ser humano aún no se atreve a pensar por sí mismo, y ha dejado en manos de “tutores” el orden y gobierno de su vida:

El 26 de Agosto de 1789 la Asamblea Nacional Francesa aprobó la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en la que se establecían las bases de una nueva sociedad. Kant fue un entusiasta defensor de los principios de la Revolución Francesa. Su filosofía no puede entenderse si no es como una contribución a la libertad y a la emancipación de los seres humanos

“¡Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! La pereza y la cobardía son la causa de que una gran parte de los hombres, a pesar de que la naturaleza hace tiempo que los ha librado de guías extrañas, permanezcan con gusto bajo ellas toda su vida. Por eso le es muy fácil a otros erigirse en sus tutores ¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con solo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea.” (¿Qué es Ilustración?, 1783) La filosofía, según la entiende Kant, debe ayudar al género humano a salir de ese estado de esclavitud en el que se encuentra sumido e iniciarlo en un proyecto de vida independiente en verdadera libertad. Este propósito es animado por un presupuesto típicamente moderno: la razón humana es autónoma y capaz de determinar por sí misma, sin la tutela de ninguna autoridad externa:

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Las condiciones bajo las cuales es posible el saber científico de la naturaleza (responder a la pregunta ¿qué puedo conocer?).

Las leyes de la acción moral humana libre y responsable (responder a la pregunta ¿qué debo hacer?).

El sentido de la vida. Las aspiraciones del género humano y las condiciones que posibilitarán su realización (responder a la pregunta ¿qué me cabe esperar si hago lo que debo?).

En otras palabras, Kant definió claramente los perfiles que habría de tener la razón para sacar a los humanos de su minoría de edad: una razón que somete a juicio tanto nuestro conocimiento como nuestro comportamiento, nuestro saber y nuestros valores morales. El juicio (crítica) al que Kant somete a la razón humana, tanto en su vertiente teórica (razón pura) como en su vertiente práctica (razón práctica), pretende conocer sus posibilidades y convertirla así en fuente de conocimientos ciertos y en instrumento de decisiones morales acertadas, acotando, al mismo tiempo, el campo de temas para cuya investigación está dotada:

“El hecho no es ciertamente efecto de la ligereza, antes bien del maduro juicio de la época que no quiere seguir contentándose con un saber aparente y exige a la razón la más difícil de sus tareas, a saber: que de nuevo emprenda su propio conocimiento y establezca un tribunal que, al mismo tiempo que asegure sus legítimas aspiraciones, rechace todas las que sean infundadas, y no haciendo esto mediante arbitrariedades, sino según sus leyes inmutables y eternas. Y este tribunal no es otro que el de la Crítica de la Razón Pura” (Crítica de la Razón Pura, Prólogo A). En esta unidad nos ocuparemos de la teoría kantiana del conocimiento, dicho con otras palabras, de la crítica que efectúa Kant de nuestra “razón teórica” (respuesta a la pregunta “¿qué puedo conocer?”. Crítica de la Razón Pura)

4. LA TEORÍA KANTIANA DEL CONOCIMIENTO (LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA) ¿Racionalismo o empirismo? La teoría de Kant sobre el conocimiento humano parte de un hecho y de una crítica: El hecho: Existen dos ciencias perfectamente consolidadas: las matemáticas (desde los griegos) y la física (con Newton), mientras que otros saberes, fundamentales en el pasado, aún no han logrado el estatuto de cientificidad. Kant está pensando en la Metafísica (“la arena de las disputas sin fin”) y se pregunta por las características que debe reunir un saber para convertirse en ciencia y cuál es el camino (método) para lograrlo. ¿Podrán alguna vez resolverse las cuestiones sobre Dios, el alma humana o la libertad con la misma exactitud y “objetividad” que se han resuelto los problemas del ámbito de la Física?

Retrato de Isaac Nwton. Para Kant la Física de Newton es el paradigma de la Ciencia: el rigor de sus afirmaciones, su capacidad predictiva y su exactitud la hacen acreedora de ese nombre. Kant se preguntará por las condiciones que hacen posible saberes como este.

La crítica: Dos escuelas filosóficas se habían disputado hasta el momento el primer puesto en la carrera por determinar el alcance y las posibilidades del conocimiento humano. Por una parte, los racionalistas sostenían que la razón, partiendo de su poder deductivo y de las ideas innatas que posee, puede alcanzar un conocimiento exacto y seguro de la realidad; por otra, los empiristas defendían que la razón sólo opera con el material de la experiencia y que como este es concreto y cambiante, nuestro conocimiento sólo puede aspirar a ser más o menos probable.

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento Kant, racionalista en su juventud, se mostró insatisfecho con ambas interpretaciones: productos de la razón humana tales como la Física de Newton (Sus leyes y teorías tienen una validez universal y se cumplen con absoluta necesidad), no puede ser un producto de la razón operando al margen de los datos empíricos (Racionalismo), porque los “conocimientos” que ésta produce a priori están vacíos de contenido empírico, no se refieren a nada real; ni constituidos puramente a posteriori (Empirismo), porque si nos adaptamos pasivamente a las sensaciones que vienen desde fuera, nuestros conocimientos resultantes son limitados e inseguros, dependientes de los datos empíricos, inservibles para realizar predicciones sobre el futuro (todo lo contrario que la Física newtoniana). A juicio de Kant, el conocimiento científico tiene que ser el resultado de la actuación tanto de los sentidos como de la razón; dicho de otra manera, que dos son las condiciones imprescindibles para que exista un saber progresivo y fiable sobre la naturaleza:

1. Estar en contacto con la realidad exterior a través de los datos de los sentidos(poder recibir impresiones sensibles), teniéndolos en buen estado o ampliando incluso su capacidad con instrumentos precisos (telescopios, microscopios, audífonos…). A estas condiciones las llama Kant condiciones materiales del conocimiento.

2. Estar en posesión de una serie de principios o conceptos racionales innatos (no extraídos de la experiencia) que ordenen, determinen y den sentido a los datos empíricos. A estas otras condiciones las denomina Kant condiciones formales o trascendentales del conocimiento. Por tanto, el conocimiento científico es Para Kant, la mente humana no se adapta pasivamente a la para Kant la síntesis de un elemento dado realidad sino que le impone sus condiciones. La propia al sujeto que conoce (elemento material) y un estructura innata de nuestra mente por un lado permite y por elemento puesto por el sujeto que conoce otro condiciona nuestro conocimiento de las cosas. (elemento formal). Esto quiere decir que los empiristas tenían razón cuando afirmaban que sin experiencia no hay conocimiento, pero que los racionalistas no se equivocaban cuando decían que en el conocimiento no todo es experiencia, que el sujeto aporta algo sin lo cual la experiencia sería insuficiente para conocer. Siguiendo el ejemplo propuesto por Jostein Gaarder en El Mundo de Sofía, la mente humana se asemeja a un individuo muy miope que tuviese que usar para ver unas gafas con los cristales tintados de color rosa. Si no usase las gafas, evidentemente no vería nada; pero abriendo los ojos y mirando a su alrededor no captaría pasivamente la realidad de su entorno, sino que ésta se “adaptaría” al color del cristal con que es mirada (se vería todo de color rosa). En la “Crítica de la Razón Pura” Kant investiga las condiciones trascendentales que hacen posible el conocimiento científico (de las materiales poco más habría que decir), o sea, el papel de la razón en el proceso cognoscitivo de la Naturaleza, una vez que ha entrado empíricamente en contacto con ella.

Los juicios sintéticos a priori Para Kant la ciencia se expresa mediante juicios 1. De hecho estimaba que las distintas proposiciones científicas podrían reducirse a un conjunto de juicios. Después de todo, las teorías se componen de juicios. De este modo, la pregunta por las condiciones que hacen posible la ciencia se convierte en una pregunta sobre las condiciones que hacen posible los juicios. Kant realiza una clasificación de los juicios basándose, en principio, en la distinción establecida por Hume entre “relaciones entre ideas” y “cuestiones de hecho”. Sus conclusiones son las siguientes: 1

Un juicio es una proposición lingüística sobre la realidad con estructura sujeto-predicado en la que de un sujeto se predica alguna cosa.

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Juicios analíticos. Un juicio es analítico cuando el predicado está contenido en el sujeto. Basta con analizar (descubrir, desarticular) la noción que actúa en el juicio como sujeto para descubrir que la noción que actúa como predicado le conviene necesariamente (afirmar lo contrario supondría una contradicción lógica, un absurdo)

Los juicios analíticos se asemejan a las muñecas rusas: sólo descomponen al sujeto en conceptos parciales incluidos en él mismo

Son juicios explicativos, puesto que lo único que hacen es explicar lo que ya estaba implícito en un concepto conocido. No aumentan, por tanto, nuestros conocimientos sobre las cosas aunque no son totalmente inútiles para la ciencia: el análisis previo de los conceptos siempre resulta de gran interés para el quehacer científico.

Ejemplos: “El todo es mayor que cada una de sus partes”. “Todos los cuerpos son extensos”. Juicios sintéticos. Un juicio es sintético cuando el predicado no se encuentra incluido en el sujeto (aunque puede conectarse con él) Son juicios informativos. Aumentan nuestros conocimientos, justamente porque establecen relaciones entre conceptos hasta el momento desconocidas o no bien fundadas. Ejemplos: “Todos los metales se dilatan con el calor”; “La luna es el único satélite de la Tierra”; “El sesenta por ciento de los parlamentarios españoles son licenciados en Derecho”. Juicios a priori Son aquellos cuya verdad o falsedad puede ser conocida independientemente de la experiencia y, como tales, son universales y necesarios. Así, no es posible ninguna excepción al juicio “Todos los cuerpos son extensos”.

A diferencia de los analíticos, los juicios sintéticos son extensivos o informativos puesto que añaden al sujeto un concepto o una noción que no estaba incluida en él

Todos los juicios analíticos son juicios a priori, pero no todos los juicios a priori son juicios analíticos. Juicios a posteriori Son aquellos cuya verdad o falsedad sólo se puede determinar por medio de la experiencia y, como tales, son contingentes, es decir, admiten excepciones: es posible pensar sin contradicción casos contrarios. Todos los juicios a posteriori son juicios sintéticos, pero no todos los juicios sintéticos son a posteriori. Juicios sintéticos y a priori. Hay, según Kant, otro tipo de juicios que son los que constituyen verdaderamente el cuerpo de conocimientos que llamamos “Ciencia”. Estos juicios son, a la vez, sintéticos (por tanto, informativos, extensivos de nuestros conocimientos) y a priori (por tanto, expresan un conocimiento universal y necesario

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento al poderse establecer su verdad o falsedad con independencia de la experiencia). Ejemplos: “Todo suceso tiene una causa”; “la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos”; “en todas las transformaciones del mundo corporal la cantidad de materia permanece inalterable”. Kant descubre que las proposiciones de las matemáticas y las de la física tienen un carácter sintético (son extensivas, amplían nuestro conocimiento sobre las cosas) y a priori (lo que expresan sobre la realidad abarca todos los casos posibles – son universales – y se cumplen sin excepciones – son necesarias -). Se opone así a los empiristas, que pensaban que las proposiciones de la matemática son a priori, pero analíticas (no ampliarían nuestro conocimiento inicial de los hechos, lo que supondría negar el carácter progresivo a estas ciencias y adjudicarle uno simplemente explicativo) y las de la Física sintéticas, pero a posteriori (no tendrían un carácter universal y necesario, sino particular y meramente contingente). Teniendo en cuenta que las leyes y teorías científicas son conocimiento sobre la Naturaleza que se expresa por medio de juicios sintéticos y a priori, la investigación sobre las condiciones trascendentales del conocimiento se reducirá a averiguar qué condiciones trascendentales hacen posible la existencia de este tipo de juicios en matemáticas y en física y si tal cosa es posible en metafísica. En otras palabras: Kant se pregunta cómo es posible que nuestro conocimiento sobre los fenómenos de la naturaleza sea, a la vez, sintético (informativo, progresivo) y a priori (no derivado de la experiencia y, por tanto, universal y necesario) y si será posible obtener alguna vez conocimientos de esta clase sobre Dios, el alma humana, el origen del mundo, etc.

El proceso de conocimiento y las facultades cognoscitivas

Siguiendo a Kant, la mente humana bien podría asemejarse a una torre rodeada por un triple recinto amurallado. Cada una de las murallas representaría a una de las facultades cognoscitivas: la sensibilidad, el entendimiento y la razón Kant considera que el conocimiento es un proceso sintético (conocer no es más que referir datos múltiples y variados al menor número posible de conceptos o principios). Esa labor de síntesis se realiza a partir de los datos empíricos caóticos que los sentidos recogen pasiva e indiscriminadamente del exterior, y a 3 niveles, es decir, es realizada progresivamente por las tres facultades cognoscitivas humanas que Kant reconoce: la Sensibilidad, el Entendimiento y la Razón. Cada una de estas facultades cuenta para su labor sintética con un elemento dado (a posteriori) y con un elemento que cada una de ellas pone (a priori).

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento El estudio de cada una de las facultades cognoscitivas, y de los correspondientes mecanismos de conocimiento (síntesis), es realizado por Kant en las 3 partes de que consta su obra fundamental, la Crítica de la razón pura (CRP):

La ESTÉTICA TRASCENDENTAL (estudio de la Sensibilidad)

La ANALÍTICA TRASCENDENTAL (estudio del Entendimiento)

La DIALÉCTICA

TRASCENDENTAL

(estudio de la Razón)

Utilicemos una metáfora para explicar en qué consiste, según Kant, ese proceso al que denominamos “conocer”: Si en Platón el conocimiento sensible era pura sombra que se reflejaba en el interior de una oscura caverna, Kant sostendrá que es esa misma experiencia el punto de partida de un camino que llega, tras superar sucesivos “controles”, hasta el interior de una torre constituida por un triple recinto amurallado. Cada una de las murallas concéntricas de la torre (la mente humana) representa una facultad cognoscitiva: Cada uno de esos estudios conlleva, además, la respuesta a las siguientes preguntas: (1) ¿Cómo se producen los juicios sintéticos y a priori en Matemáticas (estética trascendental) y en Física (analítica trascendental)? (2) ¿Serán posibles los juicios sintéticos y a priori en Metafísica (dialéctica trascendental).

PRIMERA MURALLA: LA SENSIBILIDAD

En la Estética Trascendental Kant analiza la primera facultad que interviene en el proceso de conocimiento: la sensibilidad. La sensibilidad es la capacidad de abrirnos al mundo, la receptividad necesaria para que podamos formarnos una representación de él. Es así como la primera muralla nos pone en contacto con el mundo exterior a través de cinco ventanales (los sentidos), sin los cuales nada podríamos saber del exterior. Ahora bien, como ya quedó dicho más arriba, esos “ventanales” de la sensibilidad tienen su propio e inevitable cristal, lo que sin duda ya nos condiciona a ver el mundo de una determinada manera. Hablando En esta fotografía de Erich Lessing vemos la esfera del reloj (símbolo del con más precisión, para Kant la tiempo) repitiéndose en el espacio. Espacio y Tiempo son para Kant formas sensibilidad está constituida por de nuestra mente, o sea, no “algo dado” sino “algo puesto” una estructuras innatas (formas a priori de la sensibilidad ) que nos obligan a organizar las impresiones que recibimos del exterior de una determinada manera. Esas estructuras son el Espacio y el Tiempo. Basta pensar un poco para darnos cuenta de que es imposible representarnos cosa alguna si no la situamos en un lugar y en un momento determinados. Cualquier representación es, por tanto, una impresión situada en el Espacio y en el Tiempo. Por eso dice Kant que cualquier “intuición” del mundo es una síntesis del material sensorial y de las estructuras a priori de la sensibilidad. Sin esa primera síntesis la realidad nos pasaría desapercibida (no podríamos “percibirla”).

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento En la Estética Trascendental, Kant demuestra que la existencia de juicios sintéticos y a priori en matemáticas se debe, precisamente, al Espacio y al Tiempo:

La geometría, formula juicios acerca del Espacio. Al ser el espacio una forma a priori de nuestra sensibilidad (algo “puesto”), tales juicios son independientes de la experiencia (es decir, son a priori). Pero al ser el Espacio la forma ineludible que tenemos de percibir, lo que se descubre de él será válido para cualquier objeto que se perciba en el espacio, es decir, para todos los objetos de la experiencia posible (habida y por haber)

La aritmética formula juicios acerca del Tiempo (las sucesiones). Al ser el Tiempo una forma a priori de nuestra sensibilidad (algo “puesto”) tales juicios son independientes de la experiencia (es decir, son a priori). Pero al ser el Tiempo la forma ineludible que tenemos de percibir, lo que se descubre de él será válido para cualquier objeto que se perciba en el Tiempo, es decir, para todos los objetos de la experiencia posible (habida y por haber).

SEGUNDA MURALLA: EL ENTENDIMIENTO

Si la Estética Trascendental estudiaba las condiciones sensibles del conocimiento la Analítica Trascendental estudiará las condiciones intelectuales del conocimiento; o, lo que es lo mismo, si la estética estudiaba la facultad de la sensibilidad, la analítica estudiará la facultad del entendimiento. Y el entendimiento es la facultad por la que producimos conceptos. ¿Cuál es la función de los conceptos? Si nuestra mente se limitara a recibir impresiones y sensaciones pero no las ordenara, organizara, estructurara, es decir, no las entendiera, no habría conocimiento. Y este proceso de ordenar y estructurar el material sensible no es otra cosa que referirlo a algún concepto, que es los que nos hace entender lo que percibimos. Imagínate que estás en el campo y alguien te dice que le entregues una amapola; si no supieras lo que es, es decir, no tuvieras el concepto de ella, podrías tenerla delante y no ser capaz de identificarla. Si te fijas referir percepciones a un concepto lo hacemos mediante un juicio (decimos, esto es un libro, esto es una margarita, etc.). Así pues, puede considerarse también al entendimiento como la facultad de los juicios.

Los conceptos son imprescindibles para poder “pensar” los fenómenos. Mis sentidos perciben aquí y ahora una multiplicidad de formas, tamaños y colores. Sin referirlas el concepto “reloj, ”esas percepciones serían caóticas e incomprensibles

En la Analítica Trascendental Kant afirma que el entendimiento produce dos tipos de conceptos con los que la mente humana puede pensar la realidad:

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento 1. Los conceptos empíricos (casa, perro, árbol, hombre, amapola...), que son producidos a posteriori, o sea, extraídos a partir de la observación de las semejanzas y rasgos comunes de diferentes objetos.

2. Los conceptos puros o categorías (sustancia, existencia, causa, necesidad, realidad...). No son fenómenos de la experiencia sino coordenadas que son producidas espontáneamente (innatas) por el entendimiento para ordenar los fenómenos de la experiencia Hay doce categorías, algunas muy conocidas, como la de causalidad, sustancia o existencia. El número de ellas las deduce de los tipos de juicio existentes. Después de todo es en los juicios donde realizamos la operación de ordenar y estructurar las percepciones refiriéndolas a un concepto. A veces las estructuramos de forma causal (si A entonces B), otras de simplemente afirmamos algo (el libro es verde), otras negando (la mesa no es redonda), etc. etc. Lo que hacemos es una síntesis o unificación de impresiones o percepciones al formular cualquier juicio. Kant clasificó los juicios en 4 tipos y de ahí dedujo otras tantas categorías:

TABLA DE LOS JUICIOS

TABLA DE LAS CATEGORÍAS

Universales:

Según la cantidad

“ Todo A es B” Particulares: “Algún A es B” Singulares:

Unidad De la cantidad

Totalidad

“Este A es B” Afirmativos:

Según la cualidad

Según la relación

“Es cierto que A es B” Negativos: “A no es B” Indefinidos:

Realidad De la cualidad

Negación Limitación

“A es no B” Categóricos

Inherencia y subsistencia

“A es B” Hipotéticos:

(sustancia y accidentes) Causalidad y dependencia

“Si A es B, entonces es C”

De la relación

Disyuntivos: Problemáticos: “A puede ser B” Asertóricos:

(causa y efecto) Comunidad (acción recíproca entre agente y paciente)

“A es B, o C, o D” Según la modalidad

Pluralidad

De la modalidad

“A de hecho es B” Apodícticos: “A es necesariamente B”

Posibilidad - Imposibilidad Existencia – No existencia Necesidad - Contingencia

La aplicación de estos conceptos puros a los fenómenos de la experiencia sensible, provoca la segunda síntesis: dichos fenómenos son pensados como una unidad, una pluralidad o una totalidad; como sustancia o accidentes; como causas o como efectos; como posibles o como existentes, y convertidos así en auténticos objetos de conocimiento. Los conceptos puros o categorías son condiciones necesarias (trascendentales, las llama Kant) de nuestro conocimiento. Esto significa que en el acto de pensar estamos aplicando categorías. Y estas categorías son vacías, no tienen contenido. Son algo así como unos moldes que posee nuestra mente y en donde encajan o se amoldan las percepciones. Naturalmente estos moldes han de aplicarse a una materia sensible, de lo contrario se estarían aplicando a la nada, al vacío y no habría conocimiento. Si se hace este tipo de aplicación se está haciendo lo que Kant llama uso ilegítimo de las categorías. No se pueden aplicar, pues, fuera de

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento los límites de la experiencia sensible, del marco espacio-temporal. Compara estos ejemplos: si decimos "los alumnos que estudian aprueban", de entrada aplicamos categorías como unidad (por la cantidad, pues decir “los” es decir “todos”), realidad (es un juicio afirmativo) y causalidad (podíamos haber dicho "si estudian entonces los alumnos aprueban"). Pero si decimos algo como "los marcianos son verdes" aplicamos categorías a algo de lo que no tenemos impresión (no que no la podamos tener algún día). En la Analítica Trascendental, Kant explica que los principios fundamentales de la Física (como el principio de causalidad, por ejemplo), amen de constituir un conocimiento sintético (extensivo) de la Naturaleza, se construyen a priori y por eso constituyen un saber universal y necesario de la misma, es decir, afirman algo verdadero e irrefutable de cualquier objeto de la experiencia posible. Los principios fundamentales de la física no se refieren a fenómenos de la experiencia sino al uso que nuestro entendimiento hace de las categorías para comprenderlos. Como las categorías son conceptos puros y a priori del entendimiento (algo “puesto”), tales juicios tienen que ser independientes de la experiencia (es decir, a priori), pero como no hay experiencia que no se subsuma en estos conceptos, lo que se diga de ellos será válido para cualquier objeto de la experiencia posible. Así, cuando yo afirmo de un suceso que “debe tener una causa”, aunque no haya sido capaz de determinar qué causa en concreto, estoy afirmando algo a priori de ese suceso: que no es posible para una mente como la humana concebirlo sino como efecto de algo.

TERCERA MURALLA: LA RAZÓN.

En la tercera parte de la Crítica de la Razón Pura, Kant analiza la tercera de las facultades cognoscitivas de los humanos. Una vez que el entendimiento ha referido las impresiones a conceptos y a estos los ha asociado formando juicios, la razón entra en escena enlazando unos juicios con otros y formando razonamientos o argumentaciones.

En la imagen, Visiones después de la muerte de El Bosco. Para Kant cuestiones como la inmortalidad del alma o la existencia de Dios, nunca podrán ser resueltas.

La función de un razonamiento es siempre la de proporcionar conocimientos más generales. Así, si yo me pregunto por el fundamento del juicio “Todos los filósofos son mortales”, podré formular un razonamiento que lo establezca: TODOS LOS HUMANOS SON MORTALES; TODOS LOS FILÓSOFOS SON HUMANOS; LUEGO TODOS LOS FILÓSOFOS SON MORTALES. Mi conclusión sobre la mortalidad de los filósofos tiene como fundamento un juicio mucho más general que hace referencia a la mortalidad de los humanos (sean o no filósofos). Puedo repetir la operación tratando de encontrar una justificación a mi conocimiento sobre la mortalidad humana: TODOS LOS ANIMALES SON MORTALES; TODOS LOS HUMANOS SON ANIMALES; LUEGO TODOS LOS HUMANOS SON MORTALES. Y así sucesivamente.

Sin esta labor de la razón, el conocimiento sería fragmentario. Gracias a los razonamientos englobamos los juicios del entendimiento en principios cada vez más generales que nos permiten explicar una mayor cantidad de fenómenos (ese es, precisamente, el objetivo de las investigaciones científicas). Sin embargo, Kant advierte una tendencia irrefrenable de la razón a remontarse más allá de los fenómenos (y, por tanto, de toda experiencia posible) tratando de encontrar su explicación última. Semejante propósito lo pretende satisfacer situando en lo más íntimo de la tercera muralla de nuestra mente tres “ideas” o conceptos innatos generalísimos: (1) La idea de Alma. El sujeto de todas las vivencias personales. Con ella unificamos todos los fenómenos subjetivos procedentes de la experiencia interna (recuerdos, sensaciones...), dándoles “identidad”.

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la idea de Mundo. El sujeto de todos los fenómenos naturales. Con esta idea unificamos y tratamos todos los fenómenos de la experiencia externa como procedentes de una misma entidad: el Universo, La Naturaleza...

(3) La idea de Dios. La causa primera del alma y del mundo. Con esta idea concebimos los fenómenos internos y externos como originados en una misma realidad: El Ser Supremo, El Creador... Para Kant existe un uso legítimo y útil de estas ideas cundo se las trata como principios reguladores para recomponer una realidad que se nos presenta fragmentada: tomarlas como metas ideales que estimulen el avance científico en su búsqueda de la explicación última de todos los fenómenos de la naturaleza y de la vida humana. En este sentido, la razón no produciría conocimiento pero facilitaría los éxitos en el terreno científico. Sin embargo, existe un uso fraudulento de las ideas de la razón: tomar al Alma, a Dios, y al Universo como realidades objetivas. Considerar estas ideas como realidades empuja a la razón a intentar conocerlas; es entonces cuando traspasa los límites de lo que es posible conocer y es víctima de ilusiones y engaños.

El “giro copernicano” en la interpretación del conocimiento Con la Crítica de la Razón Pura Kant sienta las bases de lo que él mismo denomina “giro copernicano” en la interpretación tradicional del conocimiento (una interpretación tan revolucionaria en filosofía como la que supuso la de Copérnico en astronomía). La podemos resumir en los siguientes puntos:

(1) La

En la imagen, manuscrito de una obra que revolucionó la astronomía y la visión del ser humano en general: el De revolutionibus orbium coelestium de Copérnico, publicado en 1543. Está abieto por la página donde se ve el sistema heliocéntrico copernicano, con el Sol en el centro del sistema y la Tierra girando en torno a él. La filosofía de Kant supuso una revolución semejante, en el terreno del conocimiento, a la que supuso la teoría de Copérnico en astronomía. En su caso, Kant hizo girar la realidad en torno al sujeto que la conoce.

seguridad de nuestros conocimientos sobre la Naturaleza y, por tanto, la posibilidad de las ciencias, radica en un hecho: nuestra mente no se adapta pasivamente a las sensaciones que nos llegan desde fuera (en ese caso, nuestros conocimientos serían limitados e inseguros, dependientes de los datos sensibles, incapaces de aventurar nada sobre lo que aún no tenemos impresión – Hume –), sino que participa activamente en su organización (síntesis), contribuyendo a formar nuestra imagen del mundo.

(2) Conocer a priori algo de los objetos (cometido de la ciencia, ya que sólo un saber independiente de la experiencia puede ser seguro y fiable) consiste, en definitiva, en conocer las leyes y principios racionales que el sujeto aporta en la constitución del conocimiento.

(3) Las leyes de la naturaleza deben ser interpretadas en realidad como leyes de nuestro pensamiento y es precisamente por esto por lo que se las puede considerar eternas e invariables (mientras exista un sólo sujeto humano, el mundo seguirá siendo como es porque nuestras estructuras

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento mentales son invariables). Por lo tanto, es el sujeto el que impone sus leyes a la Naturaleza (entendida como el conjunto de los fenómenos de la experiencia) y no al revés. Esa importancia que Kant reserva al sujeto en el proceso de conocimiento ha supuesto que su filosofía se conozca con el nombre de Idealismo trascendental. Idealismo, porque sólo las estructuras mentales innatas del sujeto (espacio, tiempo y categorías) permiten el conocimiento de la realidad; y trascendental, porque estas ideas son universales y trascienden todos los casos concretos.

REVOLUCIÓN COPERNICANA EN FILOSOFÍA

Revoluci ón

En astronomía

En filosofía

Problema a explicar

El movimiento aparente de los astros

El conocimiento a priori

Antes de la “revolución”

La Tierra en el centro del Universo y el sol girando a su alrededor

El sujeto llega al conocimiento cuando se somete a las cosas, el sujeto es pasivo Objeto Sujeto

Consecuencia

No se puede explicar el movimiento aparente de los astros

No se puede explicar el conocimiento sintético a priori a priori

Después de la revolución

El Sol en el centro del Universo y la Tierra girando a su alrededor

El sujeto impone características a las cosas que se van a experimentar; el objeto se pliega al sujeto en la experiencia Sujeto Objeto

Consecuencia

Se puede explicar el movimiento aparente de los astros

Se puede explicar el conocimiento sintético a priori

La imposibilidad de la metafísica La teoría que Kant ha elaborado sobre el conocimiento humano obliga a negar la posibilidad de conocimiento científico en el ámbito de la metafísica. Veamos por qué: Los metafísicos han tomado a Dios, al Alma y al Mundo como objetos de sus tradicionales elucubraciones. Sus razonamientos acerca de la inmortalidad del Alma, de la creación o eternidad del Universo, de Dios, parten de una suposición injustificable: tales objetos existen y se pueden conocer. Pero eso no es posible: en los juicios de la metafísica se produce una síntesis a priori entre elementos puramente formales (“puestos”), a saber, las categorías y las ideas de la razón… y aplicar las categorías a otra cosa que no sean fenómenos de la experiencia es ilegítimo y produce un saber aparente. Por otro lado, los tradicionales razonamientos filosóficos sobre el alma, el mundo o Dios, además de conducir a continuas disputas argumentativas sin que se pueda establecer en ellas ninguna verdad (tan “demostrable” es que el alma es inmortal como que es mortal, que el mundo tiene un origen en el tiempo como que es eterno), son peligrosos en otro sentido que afecta al avance de la ciencia: la razón se hace acomodaticia, cree poder “deducir” el conocimiento de su propio caudal de ideas innatas y se dispensa de investigar empíricamente la naturaleza. Ese fue el gran error del racionalismo. Ese es el error que enmienda Kant con su crítica. En estas circunstancias, la metafísica no puede pretender ser una ciencia, no puede pretender ser conocimiento válido: no cumple las condiciones necesarias de todo conocimiento posible. Y esa es la razón de que no haya progresado como otros saberes, que siga enzarzada en discusiones bizantinas y en manos del dogmatismo, el fanatismo y la superstición. A este respecto, la función de la crítica de Kant ha sido negativa y demoledora: la crítica ha descubierto el fracaso de la metafísica racionalista. Kant ve en la Metafísica la ambición desmesurada de una razón que quiere ir más allá de los fenómenos y acceder a la realidad en sí o noúmeno. Este paso, ha quedado demostrado, es ilegítimo; el noúmeno es

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento inaccesible para el ser humano, constituye el límite de aquello que puede conocer. La metafísica pretende superar ese límite. Precisamente eso es lo que la condena. La metafísica no es una ciencia ni llegará nunca a serlo. Cuestiones como la libertad personal, la inmortalidad del alma o la existencia de Dios jamás podrán ser resueltas. La razón pura o teórica no puede demostrarlas. Por este motivo, desde el ámbito del conocimiento, sólo se puede justificar con coherencia una posición agnóstica. Ahora bien, el ser humano no se limita a conocer, sino que también vive y actúa. Tal vez las ideas trascendentales hallen su lugar en el ámbito de la razón práctica (la moral). Tal vez lo que resulta imposible para la razón teórica será factible para la razón práctica.

5. GLOSARIO DE TÉRMINOS Fuente: Javier Echegoyen Olleta. Historia de la Filosofía (Vocabulario y ejercicios). Vol. I. Madrid, Edinumen, 1997

A POSTERIORI Aquello que tiene como fundamento la experiencia o que se obtiene de ella. Lo “a priori” y “a posteriori” no se limita al tema del conocimiento, también está presente en la ética kantiana. En general, “a priori” es lo que no tiene su origen ni mediato ni inmediato en la experiencia, y “a posteriori” es lo que tiene un origen empírico pues descansa en la experiencia, y en último término en la percepción.

A PRIORI Los elementos, principios, estructuras o conocimientos que no tienen un origen empírico pues descansan en la naturaleza de la propia razón. Uno de los objetivos fundamentales de la filosofía kantiana es la comprensión de la existencia de lo a priori: en el ámbito del conocimiento, los conocimientos sintéticos a priori que creyó encontrar en las matemáticas y en la Física de Newton; en el ámbito de la moral, los mandatos a priori, incondicionados o absolutos, como es el caso los imperativos categóricos.

CATEGORIAS O CONCEPTOS PUROS DEL ENTENDIMIENTO Conceptos innatos o no empíricos del entendimiento. El entendimiento es capaz de generar conceptos a partir de la experiencia (conceptos empíricos como el concepto “perro”, el concepto “mesa”, ...); pero en él también se encuentran conceptos o representaciones que no se extraen de la experiencia y que recuerdan las ideas innatas del racionalismo. Estas representaciones no empíricas del entendimiento constituyen la condición de posibilidad para poder pensar los objetos. Son, según Kant, doce y reciben el nombre de categorías.

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento ENTENDIMIENTO Facultad de los conceptos y los juicios. Gracias a esta facultad somos capaces de conceptualizar o utilizar conceptos para comprender lo que se da a la percepción. Además de conceptos empíricos, Kant cree que en el entendimiento hay doce conceptos puros cuyo origen no está en la experiencia; estos conceptos reciben el nombre de categorías.

FENÓMENOS Los fenómenos constituyen el objeto de nuestro conocimiento. No son las cosas en sí mismas sino sólo tal y como a nosotros se nos presentan: las cosas ya sometidas a la estructura de nuestras facultades cognoscitivas, al tiempo y el espacio como formas a priori de la sensibilidad y a las categorías del entendimiento. Son fenómenos psíquicos todo aquello que se da a la sensibilidad o percepción interna (sentimientos, actos de voluntad, recuerdos, pensamientos, en suma nuestra vida psíquica no interpretada en términos metafísicos, es decir , no interpretada en términos de propiedades del alma); son fenómenos físicos todas las cosas que se ofrecen a la percepción o sensibilidad externa (plantas, seres inertes, animales, ...).

Vista posterior de la casa de Kant. Aunque esta es su casa más conocida, Kant, obsesionado por el silencio en la bulliciosa Köenisberg, cambió varias veces de vivienda.

Una de las tesis características del Idealismo Trascendental es que el conocimiento humano no puede alcanzar las cosas tal y como puedan ser ellas mismas sino sólo tal y como se nos muestran a nuestras facultades cognoscitivas y, por lo tanto, influidas o mediatizadas por la propia estructura de dichas facultades.

FORMAS A PRIORI DE LA SENSIBILIDAD O intuiciones puras. Estructuras aprióricas dependientes de la sensibilidad impuestas por el sujeto a todo aquello que pueda ser experimentado. El espacio y el tiempo. Según Kant, el espacio y el tiempo no son rasgos que las cosas tengan independientemente de nuestro conocimiento de ellas. El espacio y el tiempo son las formas a priori de la Sensibilidad externa (o percepción de las cosas físicas) y el tiempo la forma a priori de la sensibilidad interna (o percepción de la propia vida psíquica). Estas representaciones no tienen un origen empírico, es decir, no se extraen de la experiencia sensible, sino que son su condición de posibilidad. Gracias a estas formas de la sensibilidad el sujeto cognoscente estructura las sensaciones proyectando todo lo conocido en la dimensión espacio – temporal (las cosas físicas en el espacio – tiempo y los fenómenos psíquicos en la dimensión meramente temporal).

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento IDEAS Conceptos de la razón referidos a objetos que nunca pueden ser percibidos. Los propone la naturaleza misma de la razón y son trascendentes porque superan los límites de toda experiencia. Son alma, mundo y Dios. Las ideas son representaciones puras – no empíricas – de la razón. Se generan como consecuencia del peculiar funcionamiento de esta facultad cognoscitiva (la búsqueda de lo incondicionado o fundamento último de los fenómenos) y constituyen el objeto tradicional de la metafísica: el alma, el mundo y Dios. No tienen un uso constitutivo sino regulativo: aquello a lo que se refieren (el alma, el mundo como totalidad y Dios) no puede ser objeto de conocimiento (la metafísica no es posible como ciencia) pero sirven como elementos reguladores y directivos de la actividad científica. Aunque los objetos a los que se refieren estas ideas no se muestran en la experiencia ni de ellos puede haber conocimiento, no podemos rechazarlos absolutamente pues tienen un importante papal en la explicación de la experiencia moral.

NOÚMENO (O COSA EN SÍ)

Vista general de la ciudad de Köenisberg según una litografía de 1840.

Las cosas en sí mismas, fuera de su relación con nuestro modo de intuirlas o percibirlas. No son objeto de nuestros sentidos, ni por lo tanto de nuestro conocimiento.

Para Kant no cabe un conocimiento de la realidad nouménica pero es posible acceder a dicha realidad mediante la experiencia moral. Por ejemplo, aunque sólo podemos conocernos a nosotros mismos como seres sometidos a la causalidad dominante en el ámbito de los fenómenos (es decir, como no libres), tenemos que pensarnos también como libres si queremos aceptar la posibilidad de una conducta sometida a imperativos categóricos (es decir, una conducta moral).

SENSIBILIDAD Facultad cognoscitiva gracias a la cual tenemos sensaciones. Se divide en sensibilidad interna y sensibilidad externa. En el lenguaje cotidiano la palabra “sensibilidad” designa la capacidad para captar valores estéticos y morales, pero en la filosofía kantiana esta expresión designa la facultad para tener sensaciones. Aunque no es muy exacto, podemos identificarla con la percepción. La sensibilidad se divide en sensibilidad interna y sensibilidad externa. La sensibilidad interna es la percepción interna, es decir la capacidad para tener un conocimiento inmediato, directo, de la propia vida psíquica, como cuando sabemos que estamos tristes o que estamos recordando o pensando. La sensibilidad externa es la percepción externa, es decir, la capacidad para tener un conocimiento inmediato de los objetos físicos, como cuando vemos una mesa o escuchamos una canción. El espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad externa, y el tiempo es la forma a priori de la Sensibilidad interna.

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6. TEXTOS DE KANT Respuesta a la pregunta ¿Qué es Ilustración? Fuente: J. Manuel Navarro Cordón/Tomás Calvo Martínez. Historia de la Filosofía COU (Andalucía). Madrid, Anaya, 1996, pp. 234-251 LA OBRA

El texto ¿Qué es la Ilustración?, aparecido en 1784, es una muestra clara de cómo la filosofía de Kant, como toda verdadera y gran filosofía, está, aunque sea a través de caminos teóricos abstractos, en muy estrecha relación con cuestiones que importan al común de los hombres. En este texto, junto a otros tales como Idea de una historia universal desde el punto de vista cosmopolita (1784), o Qué significa orientarse en el pensamiento (1786), por citar sólo los más cercanos en el tiempo, aborda cuestiones candentes de la situación social, religiosa, política y cultural, velando por, y en defensa de, la libertad y la dignidad del hombre. Caracterizamos los núcleos temáticos fundamentales el texto: 

Caracterización de la Ilustración como una salida, como un proceso, probablemente sin término, pues aquello a lo que aspira, la libertad en todos los ámbitos, es una tarea infinita; y los peligros que la acechan, en nosotros mismos y fuera de nosotros, son igualmente persistentes. No es fácil ni cómoda la tarea de “pensar por sí mismo”. La distinción entre “uso público” y “uso privado” de la razón es fundamental. Importa sobremanera la publicidad y la intersubjetividad de la razón y el pensamiento. Sin ellos la educación en y para la libertad, así como su ejercicio, son imposibles. Se pone en la esfera de la religión y de la política los ejemplos más claros, y a la vez más humillantes, de la minoría de edad. De especial interés nos parece la afirmación de que ningún grupo, pueblo o época (y mucho menos una persona) puede hipotecar para sus sucesores la posibilidad de la ilustración. Así como la confirmación de que el hombre es algo más que una máquina.

TEXTO

L

servirte de tu propio a entendimiento!, he aquí el Ilustración lema de la Ilustración. es la salida del La pereza y la cobardía hombre de su son las causas de que una autoculpable gran parte de los hombres minoría de permanezca, edad. La gustosamente, en minoría minoría de edad de edad a lo largo de la significa la vida, a pesar de que hace incapacidad de ya tiempo la naturaleza los servirse de su liberó de dirección ajena propio (naturaliter majorennes); entendimiento y por eso es tan fácil para sin la guía otros el erigirse en sus La libertad guiando al pueblo. Cuadro de Delacroix de otro. tutores. ¡Es tan cómodo Uno ser menor de edad! Si mismo es tengo un libro que culpable de esta minoría de edad cuando la piensa por mí, un director que espiritual que causa de ella no reside en la carencia de reemplaza mí conciencia moral, un médico entendimiento, sino en la falta de decisión y que me describe la dieta, etc., entonces no valor para servirse por si mismo de él sin la necesito esforzarme. Si puedo pagar, no guía de otro. Sapere aude! !Ten valor de tengo necesidad de pensar; otros asumirán

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento por mí tan fastidiosa tarea. Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado

Kant se pronuncia en este escrito a favor de la libertad de expresión: “el uso público de la razón debe ser siempre libre; sólo este uso puede traer Ilustración entre los hombres... Entiendo por uso público de la propia razón aquél que alguien hace de ella en cuanto docto ante el gran público del mundo de lectores”. En la imagen, una imprenta antigua.

fórmulas, instrumentos mecánicos de uso racional – o más bien abuso de sus dotes naturales – , son los grilletes de una permanente minoría de edad. Quien se desprendiera de ellos apenas daría un salto inseguro para salvar la más pequeña zanja, porque no está habituado a tales movimientos libres. Por eso, pocos son los que, por esfuerzo del propio espíritu, han conseguido salir de esa minoría de edad y proseguir, sin embargo, con paso seguro. Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, algo que es casi inevitable si se le deja a algunos hombres que piensen por si mismos, incluso entre los establecidos tutores de la gran masa, los cuales, después de haberse autoliberado del yugo de la minoría de edad, difundirán a su alrededor el espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación de todo hombre a pensar por si mismo. Pero aquí se ha de señalar algo especial: aquél público que anteriormente habla sido sometido a ese yugo; y esto es algo que sucede cuando el público es incitado a ello por algunos de sus tutores incapaces de cualquier Ilustración. Por eso es tan perjudicial inculcar prejuicios, pues al final terminan vengándose de sus mismos predecesores y autores. De ahí que el público pueda alcanzar sólo lentamente la Ilustración. Quizá mediante una revolución sea posible derrocar el despotismo personal junto a la opresión ambiciosa y dominante, pero nunca se consigue la verdadera reforma del modo de pensar, sino que tanto los nuevos como los viejos prejuicios servirán de riendas para la mayor parte de la masa carente de pensamiento.

peligroso por la gran mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no puedan atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprenderían a caminar solos después de unas cuantas caídas; sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo posterior intento.Por tanto, es difícil para todo individuo lograr salir de esa minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya. Incluso le ha tomado afición y se siente realmente incapaz de valerse de su propio entendimiento, porque nunca se le ha dejado hacer dicho ensayo. Principios y

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento Pero para esta Ilustración únicamente se requiere libertad, y, por cierto, la menos perjudicial entre todas las que llevan ese nombre, a saber, la libertad de hacer siempre y en todo lugar uso público de la propia razón. Mas escucho exclamar por doquier: íNo razonéis! El oficial dice: ¡No razones, adiéstrate! El funcionario de hacienda: ¡No razones, paga! El sacerdote: íNo razones, ten fe! (Sólo un único señor en el mundo dice: razonad todo lo que queráis y sobre los que queráis, pero obedeced). Por todas partes encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿qué limitación impide la Ilustración? y, por el contrario, ¿cuál la fomenta? Mi respuesta es la siguiente: el uso público de la razón debe ser siempre libre; sólo este uso puede traer Ilustración entre los hombres. En cambio, el uso privado de la misma debe ser a menudo estrechamente limitado, sin que ello obstaculice, especialmente, el progreso de la Ilustración.

Kant afirma en este escrito que no habrá Ilustración si no se permite al pueblo libertad de conciencia e insta a los gobernantes a favorecerla. No es de extrañar esta insistencia de Kant si consideramos que hasta la edad moderna el control ideológico de la población a través de los púlpitos era total Entiendo por uso público de la propia razón aquél que alguien hace de ella en cuanto docto ante el gran público del mundo de lectores. Llamamos uso privado de la misma a la utilización que le es permitido hacer en un determinado puesto civil o función pública. Ahora bien, en algunos asuntos que transcurren en favor del interés público se necesita un cierto mecanismo, léase unanimidad artificial, en virtud del cual algunos miembros del Estado tienen que comportarse pasivamente, para que el gobierno los guíe hacia fines públicos o, al menos, que impida la destrucción de estos fines. En tal caso, no está permitido razonar, sino que tiene que obedecer. En tanto que esta parte de la máquina es considerada como miembro de la totalidad de un Estado o, incluso, de la sociedad cosmopolita y, al

mismo tiempo, en calidad de docto que, mediante escritos, se dirige a un público usando verdaderamente su entendimiento, pueda razonar, por supuesto, sin que por ello se vean afectados los asuntos en los que es utilizado, en parte, como miembro pasivo. Así, por ejemplo, sería muy perturbador si un oficial recibe una orden de sus superiores quisiere argumentar en voz alta durante el servicio acerca de la pertinencia o utilidad de tal orden; él tiene que obedecer. Sin embargo, no se le puede prohibir con justicia hacer observaciones, en cuanto docto, acerca de los efectos del servicio militar y exponerlos ante el juicio de su público. El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que lo son asignados; incluso una mínima crítica a tal carga, en el momento en que debe pagarla, puede ser castigada como escándalo (pues podría dar ocasión a desacatos generalizados). Por el contrario, él mismo no actuará en contra del deber de ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la inconveniencia o injusticia de tales impuestos. Del mismo modo, un sacerdote está obligado a enseñar a sus catecúmenos y a su comunidad según el símbolo de la iglesia a la que sirve, puesto que ha sido admitido en ella bajo esa condición. Pero, como docto, tiene plena libertad e, incluso, el deber de comunicar al público sus bienintencionados pensamientos, cuidadosamente examinados, acerca de los defectos de ese símbolo, así como hacer propuestas para el mejoramiento de las instituciones de la religión y de la iglesia. Tampoco aquí hay nada que pudiera ser un cargo de conciencia, pues lo que enseña en virtud de su puesto como encargado de los asuntos de la iglesia lo presenta como algo que no puede enseñar según su propio juicio, sino que él está en su puesto para exponer según prescripciones y en nombre de otro. Dirá: nuestra iglesia enseña esto o aquello, éstas son las razones fundamentales de las que se vale. En tal caso, extraerá toda la utilidad práctica para una comunidad de principios que él mismo no aceptará con plena convicción; a cuya exposición, del mismo modo, puede comprometerse, pues no es imposible que en ellos se encuentre escondida alguna verdad que, al menos, en todos los casos no se halle nada contradictorio con la religión íntima. Si él creyera encontrar esto último en la verdad, no podría en conciencia ejercer su cargo; tendría que renunciar. Así pues, el uso que un predicador hace de su razón ante la comunidad es meramente privado, puesto que esta comunidad, por amplia que sea,

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Número de página HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA BACHILLERATO IX. El planteamiento kantiano del problema del conocimiento siempre es una reunión familiar. Y con respecto a la misma él, como sacerdote no es libre, ni tampoco le está permitido serlo, puesto que ejecuta un encargo ajeno. En cambio, como docto que habla mediante escritos al público propiamente dicho, es decir, al mundo, el sacerdote, en el uso público de su razón, gozaría de una libertad ilimitada para servirse de ella y para hablar en nombre propio. En efecto, pretender que los tutores del pueblo (en asuntos espirituales) sean otra vez menores de edad constituye un despropósito que desemboca en la eternización de las insensateces (...) Si nos preguntamos si vivimos ahora una época ilustrada, la respuesta es no, pero sí en una época de Ilustración Todavía falta mucho para que los hombres, tal como están las cosas, considerados en conjunto, puedan ser capaces o estén en situación de servirse bien y con seguridad de su propio entendimiento sin la guía de otro en materia de religión. Sin embargo, es ahora cuando se les ha abierto el espacio para trabajar libremente en este empeño, y percibimos inequívocas señales de que disminuyen continuamente los obstáculos para la Ilustración general, o para la salida de la autoculpable minoría de edad. Desde este punto de vista, nuestra época es el tiempo de la Ilustración o el siglo de Federico. Un príncipe que no encuentra indigno de si mismo declarar que considera como deber no prescribir nada a los hombres en materia de religión, sino que les deja en ello plena libertad y que incluso rechaza el pretencioso nombre de tolerancia, es un príncipe ilustrado, y merece que el mundo y la posteridad lo ensalcen con agradecimiento. Por lo menos, fue el primero que desde el gobierno sacó al género humano de la minoría de edad, dejando a cada uno en libertad de servirse de su propia razón en todas las cuestiones de conciencia moral. Bajo el gobierno del príncipe, dignísimos clérigos - sin perjuicio de sus deberes ministeriales- pueden someter al examen del mundo, en su calidad de doctos, libre y públicamente, aquellos juicios y opiniones que en ciertos puntos se desvían del símbolo aceptado; con mucha mayor razón esto lo pueden llevar a cabo los que no están limitados por algún deber profesional. Este espíritu de libertad se expande también exteriormente, incluso allí donde debe luchar contra los obstáculos externos de un gobierno que equivoca su misión. Este ejemplo nos aclara cómo, en régimen de libertad, no hay que temer lo más mínimo por la tranquilidad pública y la unidad del

Estado. Los hombres salen gradualmente del estado de rusticidad por su propio trabajo, siempre que no se intente mantenerlos, adrede y de modo artificial, en esa condición. He situado el punto central de la Ilustración, a saber, la salida del hombre de su culpable minoría de edad, preferentemente, en cuestión religiosa, porque en lo que atañe a las artes y las ciencias nuestros dominadores no tienen ningún interés en ejercer de tutores sobre sus súbditos. Además, la minoría de edad en cuestiones religiosas es, entre otras, la más perjudicial y humillante. Pero el modo de pensar de un jefe de Estado que favorece esta libertad va todavía más lejos y comprende que, incluso en lo que se refiere a su legislación, no es peligroso permitir que sus súbditos hagan uso público de su propia razón y expongan públicamente al mundo sus pensamientos sobre una mejor concepción de aquélla, aunque contenga una franca critica de la existente. También en esto disponemos de un brillante ejemplo, pues ningún monarca se anticipó al que nosotros honramos. Pero sólo quien por ilustrado no teme a las sombras y, al mismo tiempo, dispone de un numeroso y disciplinado ejército, que garantiza a los ciudadanos una tranquilidad pública, puede decir lo que ningún Estado libre se atreve a decir: ¡Razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis pero obedeced! Se muestra aquí un extraño e inesperado curso de las cosas humanas, pues sucede que, si lo consideramos con detenimiento y en general, entonces casi todo en él es paradójico. Un mayor grado de libertad ciudadana parece ser ventajosa para la libertad del espíritu del pueblo y, sin embargo, le fija barreras infranqueables. En cambio, un grado menor de libertad le procura el ámbito necesario para desarrollarse con arreglo a todas sus facultades. Una vez que la naturaleza, bajo esta dura cáscara, ha desarrollado la semilla que cuida con extrema ternura, es decir, la inclinación y vocación al libre pensar; este hecho repercute gradualmente sobre el sentir del pueblo (con lo cual éste se va haciendo capaz de la libertad de actuar) y, finalmente, hasta llegar a invadir a los principios del gobierno, que encuentra ya posible tratar al hombre, que es algo más que una máquina, conforme a su dignidad. Kant, ¿Qué es la Ilustración?, est. prel. de A. Maestre, trad. de A. Maestre y J. Romagosa, Madrid, Tecnos, 1988, pp. 9-17

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