19 autoevaluaciones Guadalmendina

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Acompaño 19 auto‐evaluaciones, por José María Romero Acompaño 19 auto‐evaluaciones o autocríticas de miembros del equipo al proceso seguido en la redacción de la propuesta para el concurso del río Guadalmedina. Sin mucho rigor, se han ordenado más o menos según han llagado, excepto la mía, que es la última. Aunque no llegan a la mitad de las que podrían haberse recogido, dan una buena muestra de lo que ha sido, o podría seguir siendo el proceso. Hay autocríticas bastante críticas (especialmente la de Pacopuche), agridulces (como la de Clara del Cerro), de un alto contenido conceptual (Eduardo Serrano), de una buena descripción del proceso y sus posibles consecuencias profesionales (Ana Vida, Jon Aguirre, Rubén Mora, Jorge Arévalo y Jara Jara), las hay precisas y bien escritas (Júlia Gomar), las hay de anécdotas y sucesos (de algunas/os estudiantes), las hay afectivas (muchas de ellas), o como diría Maturana, emocionales (sobre todo la de quien suscribe), las hay sin terminar y sin firmar (Yolanda Romero). También las hay que todavía no lo son (unas 30), e incluso, las hay de a quien no se le pidió (sólo por error), pero aún así la emitió, y que hay que agradecer de verdad (Anne Zardini). Además, acompaño los tres atractivos diagramas o gráficos que han intentado explicar en sucesivas aproximaciones el grupo que ha trabajado como equipo (lugares, tiempos, disciplinas…). Los ha desarrollado la siempre entusiasta y trabajadora Ana, sin que muchos hayan contestado a sus reiteradas solicitudes de corrección o mejora. Es lo que pasa con los trabajos colectivos y cooperativos, que pides cosas y te las dan cuando pueden, o no te las dan. Aún así, es un paso más para explicar, de alguna manera, una dimensión diferente del trabajo. No está cerrado el cupo de autocríticas. Ánimo a quienes todavía quieran y puedan. Incluso se podría hacer la crítica de las críticas. Muchas gracias a todas/os. Suerte! besos+abrazos José María Romero Málaga, 15 de abril de 2012 Pd.: Listado de autocríticos: Ana Vida, Jon Aguirre, Paco Puche, Eduardo Serrano, Marta Soto, Clara del Cerro, Júlia Gomar, Juan Manuel Pérez, Juan Manuel Benítez, Xabier Macías, Rubén Mora, María Dolores Díaz, Inmaculada Herrera, Juan Pedro Benítez, Jorge Arévalo, Jara Jara, Yolanda Romero, Anne Zardini y José María Romero. Diagramas del equipo: Ana Vida


AUTOEVALUACIÓN CONCURSO GUADALMEDINA. Por Ana Vida Pozuelo En primer lugar, debo decir que tenía ciertas dudas sobre la manera de funcionar de cara al concurso. Ya habíamos trabajado así en los workshops y clases de José María, pero un concurso me parecía algo más duro, hermético y definido. Y sin embargo, hemos conseguido abrir el concurso, cuestionarlo, apropiarnos de él y desarrollar lo que realmente nos importaba. Ha sido un acierto aceptar las bases y aportar nuestra visión desde dentro; como un virus, hemos inyectado nuestro veneno y esperamos ver qué pasa, cómo reacciona el huésped. Plantear lo mismo fuera de concurso no hubiera sido tan potente. Que la propuesta se acepte, se evalúe y se compare con las demás desde la fundación CIEDES me parece importante. Por otro lado, la libertad con la que hemos trabajado ha sido difícil de asimilar al principio, cuando nadie sabía muy bien qué hacer, ni cómo, cuando se han cuestionado las cosas y el proceso ha sido caótico; pero también muy satisfactoria. Esta manera de trabajar abierta y colaborativa ha sido mucho más productiva de lo que hubiera sido un proceso tradicional (jerárquico) con una o varias cabezas pensantes dirigiendo y vigilando toda y cada una de sus partes y estableciendo “normas”. Esta práctica de autonomía nos ha permitido a todos pensar y cuestionarnos las cosas, aprender. Y hemos logrado con ello aumentar nuestra potencia como individuos y como colectivo. Hemos sido piezas de un puzle dinámico que ha ido cambiando de aspecto a diario: todas diferentes, ninguna prescindible. Colocándonos y recolocándonos según iban llegando nuevos componentes, hemos encontrado de manera intuitiva nuestra forma de aportar algo al conjunto, de trabajar juntas. Igualmente, me parece fundamental lo pedagógico del proceso que hemos desarrollado: no sólo esta manera de trabajar ha sido válida para el concurso del Guadalmedina, sino que la hemos aprehendido y la llevaremos con nosotros en próximas ocasiones, en mayor o menor grado. El hecho de ser un equipo heterogéneo,-desde el punto de vista de las disciplinas, y también desde el punto de vista geográfico y educativo: distintos entornos y escuelas-, ha enriquecido enormemente el proceso y ha ayudado a cuestionar todo desde diferentes perspectivas: las cosas normalmente creemos que son como las vemos (entendemos), pero si las miramos desde otros ángulos, empezamos a saber cómo son realmente, o al menos a aproximarnos lo más posible a su realidad, incrementando nuestro conocimiento sobre las mismas y entendiéndolas de una manera más compleja. Y esto es lo que nos ha permitido exprimir al máximo las posibilidades del territorio para conseguir mostrar cual sería su “máximo potencial”. Aunque ya hemos trabajado muchas veces así, no deja de sorprenderme que esta forma de trabajo no sea habitual. En cuanto a la propuesta y su representación creo que hemos sido totalmente coherentes con los planteamientos teóricos iniciales y hemos logrado crear un discurso que haga visible el proceso como parte fundamental de lo que se propone. No sólo porque se haya conseguido explicar todo ello en los paneles, sino también porque hemos logrado ejemplificarlo en cierta


forma (la pedagogía que decía antes) a través de la manera de trabajar en el estudio de José María y de transparentarlo a través de las redes. Como siempre, me da la sensación de que algo más de tiempo hubiera venido bien (a mí, personalmente, me hubiera encantado poder llegar antes), pero también es cierto que muchas veces la escasez de tiempo hace que el ingenio se agudice y las decisiones no se dilaten demasiado, lo que en este caso ha supuesto una ventaja y nos ha obligado a dejar el proceso más caótico para organizarnos y producir los 6 paneles del concurso. Si es cierto que un último repaso para homogeneizar los criterios de representación de los paneles y colocar algunos títulos explicativos (hemos dejado todos los planos de tramo urbano del río sin que quede muy claro qué es lo que se pretende contar: entrevistas, edificios históricos, uso de los equipamientos…hay que leerse la letra chica para entenderlo) no hubiera venido mal. Pero esto son cosas que siempre pasan. Personalmente, este concurso ha supuesto para mí un revulsivo contra el cansancio, el aburrimiento y la falta de pensamiento crítico que venía desarrollando desde que terminé mi PFC.


Primero una sensación general, teñida de cierto sentimentalismo y nostalgia. Personalmente tener la oportunidad de estar involucrado en el proceso de Guadalmendina ha sido para mí una experiencia muy enriquecedora desde varios puntos de vista: a nivel personal, por la gente que he conocido y la experiencias compartidas; a nivel profesional, por la dinámica de trabajo desarrollada y las claves que de ella he obtenido para mi futuro desarrollo profesional; a nivel intelectual, por la cantidad de conceptos aprendidos y por ser un proceso que ha puesto en crisis y ha llevado al límite a mi mente, haciéndome sentir vértigo, lo cual es bueno porque significa que avanzas. En segundo lugar una reflexión más técnica, por llamarla de alguna manera. Creo que el proceso que se desarrolló con motivo de confeccionar (me gusta entender que no se generó, ni se proyectó, sino que se confeccionó) una propuesta para el concurso ha abierto muchos caminos muy interesantes a seguir en el desarrollo de nuestra actividad profesional como arquitectos, si es que tal calificativo puede utilizarse aquí. Puede que suene pretencioso, pero creo que de verdad con este tipo de estrategias y procesos estamos abriendo puertas al ejercicio de, por llamarlo de alguna manera, la arquitectura. Una de las cuestiones más relevantes a destacar fue que todo el proceso estuvo estructurado en torno a la colaboración. Todos entendimos que era necesario establecer una infraestructura tanto física (el estudio de José María Romero) como digital (el blog de Paisaje Transversal, la citiywiki y las redes sociales) que posibilitaran múltiples colaboraciones, entradas y salidas de personas e ideas. Me parece que hay que tender a eso, a generar estructuras y dinámicas de trabajo abiertas y colaborativas, en las que la autoría sea difusa, irrelevante, y que permitan nutrir al proyecto de perspectivas muy diversas lo que al final deviene en generar propuestas y procesos más eficaces y capaces de dar respuesta a más cuestiones y problemas que plantea la complejidad que supone intervenir en el territorio. En este sentido, me pareció fascinante el hecho de que las infraestructura física y la digital establecieron un camino de ida y vuelta, en el que las interacciones, ideas, conversaciones, propuestas, etc. que se generaban en ambas esferas tenían su replica la una en la otra y viceversa, generando un bucle de pensamiento en constante evolución. Así las dinámicas de la red tuvieron un reflejo en el estudio de José María, con constantes entradas y salidas de gente, lo cual a su vez enriquecía el debate en la esfera digital con las aportaciones que gente como Paco Puche, Eduardo Serrano, José Laulhé entre otros tantos hacían y se reflejaban en la red en forma de vídeos, reflexiones escritas etc. Sin duda, creo que el proceso iniciado durante el concurso de Guadalmendina puede dar muchas claves sobre cómo afrontar un proceso creativo en la contemporaneidad.

Jon Aguirre Such, miembro de la plataforma Paisaje Transversal


Autocrítica. Paco Puche. A modo de autoevaluación o crítica interior sobre el proceso "Guadalmedina es un río": Mucho rollo15M(añero) pero la botella de Coca-Cola me la habéis colocado detrás de mí, con premeditación y alevosía... a mí, que en la última vuelta del camino, me dedico con fervor a tratar de desmontar los monopolios, o sea las multinacionales. No lo perdono. Otrosí: mucho rollo de autenticidad y para engrosar el número de participantes de la clase de los ilustres, dais cabida en la serie a algunos que no han pisado el estrado de la Cueva de Menga 8. Yo confieso que, habiendo dado la murga con el río, desde tiempo inmemorial, a la hora de la verdad (concursito de ideas a decidir por tecnócratas y políticos sedicentes "atentos al bien común") he arrimado el hombro menos de lo deseado... otros asuntos me han consumido, si vale la justificación. He de confesar que la participación del superequipo "Seguí" me ha estimulado, porque si de ese laboratorio de planes urbanísticos, desastrosos para el medio ambiente y para la economía real del país, ha podido salir el engendro de Merinos (en Ronda), que puede vulnerar el derecho fundamental al agua potable de más de 10.000 personas (está concebido encima del acuífero carbonatado que los abastece), digo, que la aportación a que no salga premiado ha añadido a mis expectativas un notable grado de interés y rezo porque del equipo Romero salga airoso, y los "embovedados seguianos" pasen de largo. Luego, no sé si es achacable a vosotros. El tener que aportar un papelito diciendo que he estudiado (malamente) la licenciatura de Económicas no deja de ser poco alternativo: "la verdad es la verdad la diga Agamenon o su porquero"... y título de esto último no tengo. El Guadalmendina es un río, al alba o a la aurora. Salud Pacopuche


----- Original Message ----From: Paco Puche To: ROMERO JOSE MARIA Cc: Paco Puche Sent: Thursday, April 05, 2012 1:30 AM Subject: El Cautivo a su paso por el río de la ciudad

Aunque soy ateo de tejas para arriba y panteísta de tejas para abajo..., pero ¿que sería de Málaga si se tapara el Guadalmedina y no se pudiese repetir esta algarada del Cautivo cada año, todos los años? Saludos Pacopuche PS. Como panteísta apoyo al río, como ateo dejo a los teístas en paz con su Cautivo, a condición de que defiendan el río.


EL RÍO QUE SOMOS Por Eduardo Serrano

Recientemente se ha publicado la traducción del curso que Gilles Deleuze impartió entre 1982 y 1983*, según una transcripción bastante literal de lo que allí se dijo. Las clases trazaban dos recorridos paralelos: una indagación acerca de las imágenes-movimiento en el cine y por otra parte lo referido a las ideas de diversos filósofos sobre el tiempo, los signos y el pensamiento. Ese entrelazado le sirve al propio Deleuze para desplegar su propia indagación filosófica. Antes deayer estaba yo empezando a discurrir qué podía escribir sobre el concurso del Guadalmedina. Después de unas notas desordenadas y cansado de no hilar una argumentación coherente proseguí la lectura de un capítulo de ese libro, en donde se analiza el planteamiento de Kurosawa. Pero contraponiéndolo al del relato fílmico típicamente americano, especialmente el western clásico: un esquema que parte de una situación dada (S) caracterizada por los apuros o problemas de los personajes secundarios; luego aparece el protagonista, más o menos heroico, el cual tras pasar por varias pruebas acomete la acción decisiva (A) en forma de duelo personal o como participante principal del enfrentamiento entre dos potencias; finalmente se pasa a una situación (S') caracterizada por la resolución favorable del conflicto inicial. Kurosawa por su parte, aunque utilice también el esquema SAS', nos dice que debajo o tras la situación S hay una pregunta que en modo alguno está explícita, una pregunta cuyos datos están ocultos por la situación y que hay que construir. En los Siete samurais unos campesinos, acosados por unos bandidos, se dirigen a los samuráis: “¿quieren y pueden ayudarnos?” Ésa es la pregunta que claramente define aquí la situación S. Pero la verdadera pregunta no es esa. Los samuráis intuyen que hay algo más que sólo se desvelará en el curso de la trama. Al final, cuando los campesinos han vencido a los bandoleros (situación S') como consecuencia de las enseñanzas de los samuráis, aparece esa pregunta: “¿para qué sirve un samurai?” Y a la vez su respuesta: "para nada”. Los samuráis como clase ya no tienen espacio en ese momento histórico, en que los ricos pueden pagar su propia defensa y los campesinos aprenden rápido a defenderse. Deleuze añade otra observación: la verdadera pregunta y su respuesta surgen al mismo tiempo que los protagonistas devienen en otra cosa, pasan a "la periferia del mundo" (hoy diríamos que los samuráis se reconvierten en seguratas, se dedican a instructores en artes marciales o simplemente se jubilan). Otras dos observación se me ocurren: la situación S no es la apariencia engañosa de una supuesta esencia que hay que encontrar ni un simple velo que oculta la verdad, constituye el inicio del complejo problemático en cuyo seno debe madurar la pregunta decisiva. El conjunto del proceso SAS' proporciona, a lo largo de múltiples combinaciones e interacciones, los datos y condiciones necesarios para que brote (o no, eso no está nunca garantizado) el acontecimiento en forma de pregunta-respuesta. Y por otro lado lo que al final aparece es una verdadera invención, no es una realidad que, aunque oculta, exista por sí misma en la situación S, ni siquiera como potencia de los datos iniciales, pues estos son totalmente insuficientes. Ahora paso al "relato" de lo que me interesa sobre el concurso del Guadalmedina. Nada más llegar al estudio de José María, convertido como siempre en un campamento de nómadas, me llamó la atención que se decidiera exponer los antecedentes de la relación de algunos de los que estaban allí (y de otros que no estaban pero formaban parte del mismo flujo humano) con el río: desde algunos proyectos antiguos hasta los más recientes cursos en la Escuela de Arquitectura de Granada, trazando una especie de genealogía del proceso en curso. Y que se dedicaran los últimos paneles a otros posibles aconteceres futuros de la propuesta que se estaba elaborando, dejando bien patente que el concurso era sólo un segmento, una etapa más de un proceso mucho más dilatado**. Otro aspecto llamativo, aunque como el anterior totalmente consistente con el "modo rizomático" de participar en concursos, era la exposición (en los dos sentidos, como mostrarse y como arriesgarse) del grupo como un dato más de la propuesta, y no precisamente pequeño. Bien mirada esa coevolución del sujeto y del objeto que se describía en la propuesta debiera ser siempre asunto a ser estudiado en


cualquier trabajo profesional. Ocultar o tergiversar esa relación es la verdadera impostura. Esa condición, casi siempre oculta, es sin duda uno de los datos del problema a investigar. Pero sin que el proyectista acabe confundiéndose con el contenido del proyecto, sin que deje de situarse problemáticamente en relación con él. El ambiente creado en el lugar de trabajo estimuló un incesante, intenso y por momentos enredado debate sobre el qué hacer. Igual que aparecieron al principio planteamientos generales diversos, después surgieron diferentes ideas de propuestas,. Es de suponer que en algunos casos acabarían hibridándose, mientras que en otros quedarían aparcadas. Pero no olvidadas, pues esa riqueza de opciones y soluciones debería ser aprovechada (prueba de ello es precisamente la invitación a la que se responde desde este mismo texto para lanzar una mirada hacia lo que sucedió en esos días y relanzar de un modo crítico el trabajo). Queda como tarea venidera, útil tanto para el curso docente actual y los venideros, como para el desarrollo del debate técnico, institucional y ciudadano posterior al concurso (e incluso más allá todavía) que esas alternativas sean objeto de estudio y comparadas con las que temporalmente resulten seleccionadas o escogidas. Se formaría así una especie de ecosistema de ideas y alternativas que evolucionarían al relacionarse y componerse entre si como lo hacen los organismos que habitan un medio propicio. Esta ocurrencia es difícil de asimilar y sobre todo es improbable el que sea admitida, dada la tendencia a la reducción y simplificación de los modos imperantes de teorizar y actuar; pero el pensar en términos de multiplicidades dinámicas en vez de objetos acabados o de soluciones únicas puede que sea lo más adecuado al proceso posterior al fallo del concurso, cuando deberían ser convocadas las y los y ciudadanos para ocuparse de algo que les atañe, construyéndose este discurrir colectivo como cauce de un común y múltiple sentir. De hecho es así como se ha ido conformando ese grupo variable, pero cada vez más numeroso, de personas que de una u otra manera han participado en la propuesta del concurso; una pequeña comunidad cuyo sentido se construye en el vínculo con esa otra comunidad que llamamos río Guadalmedina. De esta manera el río de la ciudad se ha constituido en el eje de ese devenir social y subjetivo, como no podía ser de otra manera. (Bueno, rectifico, sí puede ser de otro modo, y de hecho es lo más habitual, pero no es el río sino una especie de fantasma que carece de presencia, y que sólo existe como representación en mapas, libros, fotos, diagramas, números, artículos periodísticos, planes urbanísticos, normas jurídicas). El frenesí de los días en que se elaboró la propuesta fue sólo el clímax de un proceso colectivo en el que el llamado "problema del Guadalmedina" devino en el problema de esa colectividad (un problema bien real, lleno de tensiones, dudas, ensayos infructuosos, esfuerzos agotadores; pero felizmente sin ningún conflicto personalizado según me ha dicho José María). El mismo que se ha querido relanzar multiplicado a toda la ciudad porque el tiempo de la solución no ha llegado ni puede llegar desde la manera en que se plantean todavía este tipo de asuntos. No se propone una solución si no un problema bien gordo, aunque fértil Y eso porque la pregunta del concurso ya no es la que interesa (problema común a todo concurso de esta naturaleza). Y henos aquí que seguimos en la construcción de los datos del problema, en un momento del proceso en que la pregunta todavía está oculta por la situación**. Hubo durante el concurso un instante en que me imaginé cuando podría ser el descubrimiento del río Guadalmedina por parte de los y las habitantes de Málaga. Podría suceder como cuando profes y estudiantes-excursionistas recorrieron su curso alto, cuando todos ellos y todas ellas pasaron a ser sus cómplices. ---------------------*

DELEUZE, Gilles. Cine II. Los signos del movimiento y el tiempo. Buenos Aires: Cactus, 2011

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Crítica: en mi opinión la propuesta final tendría todavía una carencia, que en el futuro debería ser tratada: su dificultad de lectura

*** Que para mí está vinculada a otra pregunta que me hago desde hace mucho tiempo, parecida a la de los samuráis: ¿por qué las-los arquitectos?


Autocrítica. Marta Soto

Desde mi punto de vista, lo más destacable del trabajo realizado y compartido con los miembros y colaboradores de Rizoma ha sido el muy buen ambiente de trabajo, en que el compañerismo y la participación han sido una constante durante todo el proceso. Particularmente, ha sido la primera vez que he formado parte de un equipo de trabajo tan multidisciplinar, lo que creo que ha contribuido al enriquecimiento de todos y al buen aprendizaje de otras ramas, a través sobre todo de los debates que se han ido generando. Por otra parte, entiendo que debido a la complejidad de la gestión de este gran número de personas, quizás haya faltado una comunicación más constante y directa entre grupos y personas de manera interna. Muchas gracias por todo, Un abrazote, Marta


Autocrítica. Clara del Cerro. Estudiante ETSA UGR Como todas las anteriores experiencias de trabajo colectivo en las que he participado, la sensación es doble y contrapuesta. Podría decir agridulce. Muchos de los procesos colaborativos, (y particularmente éste), se caracterizan por un alto grado de descoordinación intrínseco. Ésto, como cualquier cualidad, puede verse desde muchos puntos de vista. Por un lado se genera una espontaneidad y una libertad individual muy grande a la hora de aportar ideas y trabajar, y, al mismo tiempo, pueden darse circunstancias como trabajar doblemente, (hacer algo que ya ha sido hecho), falta de comunicación e incoherencias, falta de iniciativa de participantes que necesiten más regularidad, etc. Para mí lo positivo siempre compensa a lo negativo, pero tampoco se debería descuidar y es necesario seguir trabajando para mejorarlo, pues hay muchas maneras eficientes para trabajar en colectivos. En cuanto al carácter público de la propuesta, es cierto que se han hecho numerosos intentos y aciertos, y está absolutamente claro cuál ha sido la intención desde el principio: transparencia y participación. La transparencia creo que se ha conseguido sobradamente, pero no así la participación, refiriéndome a la participación pública de los ciudadanos afectados. Está claro que la razón ha sido la falta de tiempo; un proceso participativo real y sistematizado es algo muy largo y que precisa de un profesional que lo coordine para que sea riguroso. Espero que se siga probando en esta dirección, y me siento muy satisfecha de haber podido participar.



Autoevaluación Es la primera vez que participo en un concurso y más aun en un concurso colectivo, donde todos aportan y el resultado no es un producto definitivo e invariable, del cual dudaba si llegaría a buen fin o si todo se quedaría en palabras a la deriva; sin embargo la sensación tras “terminar” de estos días en los que se ha ido desarrollando y generando una forma de ver el río Guadalmedina en relación con la ciudad de Málaga y sus habitantes, mi percepción ha variado. No sólo participas en un proyecto, sino que conoces una ciudad desde sus necesidades urbanísticas hasta sus noches de fiesta, sin dejar de lado su comida, pero destacando sobretodo las nuevas amistades que me llevo de esta experiencia. Han sido días de tensión, nervios, alegrías, comidas, charlas, cafés y mucho papel y lápiz sobre la mesa, también portátiles, pero siempre con un espíritu de seguir avanzando hacía una respuesta clara de recuperación de un río mediterráneo. Habría que destacar la importancia que ha tenido la unión del grupo de trabajo que se ha creado, tal ha sido que no sólo se colaboraba en trabajo para el concurso sino que tras esto había vida y cabe destacar la anécdota con el coche de J. María, cuando estuvimos por Málaga llegamos temprano a eso de las 10 o 10:30 no sin antes dar unas vueltas de reconocimiento al barrio( nos perdimos), sin embargo esto era nada más que empezar, quien me iba a decir que tendría que empujar un coche, sólo con otra persona(Rubén), cuesta arriba hasta lograr colocarlo en una zona con suficiente pendiente como para poder arrancarlo a racha… pues sí, mi mañana trascurrió entre talleres. La tarde fue bien distinta el trabajo en el estudio estaba ya en marcha y me uní al grupo dando las primeras pinceladas a los formatos de presentación. Sinceramente lo que más destacaría es el ambiente de trabajo que allí se vivía.

Juan Manuel Pérez Guzmán


Autoevaluación sobre el trabajo del Guadalmedina, por Juan Manuel Benítez. Es la segunda vez que participo en un proceso colectivo de este tipo; me parece fascinante trabajar en algo que no tienes la menor idea de cómo acabará. Para mí el resultado, en este caso 6 paneles, es solo la guinda del pastel, lo que verdaderamente me emociona es el proceso; salir de Granada, conducir ciento y pico kilómetros para trabajar ¿en qué?, no lo sé, maqueta, esquemas, planos,..., me da igual, he venido a escuchar a Eduardo Serrano hablar sobre el procomún, a Juan Antonio hablando sobre aves migratorias mientras comemos pizza en un patio con vistas al mar, a Jose María intentando (mayoritariamente sin éxito) poner algo de orden en el caos,...; atrás quedan excursiones, clases, debates, croquis, workshops, esquemas, planos y diálogo, mucho diálogo "esa modalidad en la que se comunican dos o más personas en un intercambio de ideas por cualquier medio". Mi crítica es positiva, creo que hemos sido un colectivo libre.


AUTOEVALUACIÓN/Xabier Macías Ganuza Intentaré ser conciso. Con esta autoevaluación se intenta poner punto y final al proceso realizado en estos meses. Un breve recorrido que nos ha brindado la oportunidad de realizar actividades que quizás no hubiese completado si no estuviese matriculado en esta asignatura; ejercicios fuera del área docente, diferentes, flexibles y relajados: excursiones con las que pudimos descubrir una pequeña parte de Málaga, workshops con profesionales de diferentes disciplinas... Por otra parte, he podido participar en un concurso real por primera vez. Y he constatado que es posible el trabajo de profesionales de diferentes áreas, estudiantes, habitantes de Málaga... todos juntos en un sólo proyecto. Personalmente, me quedo con la idea de trabajo que se ha querido transmitir. El proyecto se ha querido empapar de la participación ciudadana, de la opinión de expertos en diferentes materias que podían aparecer de un momento a otro en el ejercicio. Sigue un poco la estela que he seguido en los últimos dos años en mi escuela, una avanzada de lo que puede ser la arquitectura de aquí en adelante. La materialización de todas esas ideas, plasmar todo ese proceso, es un trabajo complejo. A pesar de ello, me quedo con la base, que es, precisamente, lo que más me interesa en estos momentos. Para finalizar, una opinión personal. El programa de esta asignatura en el curso 2011/2012, me parece una propuesta interesante que puede tener continuación en los siguientes años. A pesar de que la gestión y la planificación de este proceso son mejorables, a través de él se potencia el trabajo en grupo y se da la oportunidad a los alumnos de introducirse, aunque sea de manera anecdótica, en la realidad de la arquitectura.


Por Rubén Mora Lo más interesante, desde mi punto de vista, del proceso de trabajo sobre el río Guadalmedina, es la cuestión de la autonomía. La autonomía tanto del grupo de personas que estamos implicadas, que se crea a sí mismo, cómo al intento de autonomía de todos los organismos vivientes de este territorio. Es decir, no pensarlos antropocéntricamente desde el exterior, sino intentar comprender el mundo propio de cada ser vivo, para que pueda conservarse y reproducirse por sí mismo. Se ha intentado, en la medida de lo posible las condiciones para que puedan tender hacia su máxima potencia de ser en cada momento del proceso. Esto es posible, y además le da mucha más relevancia al trabajo, debido a que el conocimiento ha salido en su mayor parte de una implicación directa con el territorio. Y además porque se le ha dado y se le sigue dando (de ahí estas reflexiones), mucha más importancia a lo procesual y sobre todo a lo relacional, frente a lo objetual o a los fines, tanto dentro del propio grupo de trabajo, como en la relación del grupo con el territorio estudiado. El trabajo en este sentido, se convierte en más simbiótico y sinérgico. Cómo en el funcionamiento de un ecosistema se intentan aprovechar las aportaciones de todos los que participan, sea mucho o poco, con trabajo material o inmaterial, reflexiones, ánimos, cuidados, etc. Al abordar este complejo proyecto, no es posible hacerlo sino cómo lo hemos planeado, de una manera integral, desde el trabajo interdisciplinar, capaz de conectar los “campos” que institucionalmente se mantienen separados y frente a la sectorialización temática e ideológica. Así, cualquier visión particular ha de unirse a las otras para ser (en el sentido original de la palabra) política, que surge de la energía constructiva de grupo. Por lo que no ha habido prisa por una solución acabada y cerrada, hay un modo más que un fin, un “cómo” más que un “qué.” Esta forma de trabajar en principio ha provocado ciertos bloqueos e incomprensiones, (a mí personalmente), porque se desbordan los planteamientos iniciales, ya que es mucho más creativo, y esta creatividad no nos ha permitido ser previsibles en ningún momento. Esta forma de trabajar, a un nivel más general, posee en sí misma una crítica al modo salvajemente destructivo de la prácticas que se han venido haciendo en la arquitectura y en el urbanismo hacia el medio en el que se insertan, hacia sus valores obsoletos pero dominantes. Una crítica no de una forma abstracta y teórica sino propositiva y concretándola en una práctica real de un entorno local. Pero también esta forma de actuar, tan pragmática y consecuente con sus declaraciones formales, que intenta poner en práctica a la vez el discurso, y desborda rápidamente lo instituido que la mayoría de las veces se queda en el enunciado de intenciones, es algo que creo que desde la fundación Rizoma debería estar abierta al continuo estudio y a la claridad y transparencia en su explicación, sin que reduzca lógicamente nuestra potencia de acción, porque nos ha creado ciertos “problemas” o “malos entendidos” al relacionarnos con otros grupos o instituciones. Así mismo, deberíamos cuidar que desde el exterior no se vea una excesiva “autoestima grupal” o “identidad narcisista” que separe e impida la mezcla o participación de otros grupos o gente en principio interesada. “ …el lenguaje se constituye y da en el fluir de las coordinaciones consensuales de acción, no en la cabeza o en cerebro,…” Humberto Maturana


Autoevaluación Auque sólo estuve en Málaga un único día con dos más de mis compañeros de clase la experiencia fue, como mínimo, interesante y una vivencia digna de redactar. Al principio, cuando llegamos a la casa de José María, tras perdernos unas ocho o veinte veces, tocar a casas equivocadas y ser sorprendidos por perros muy ladradores en las mismas y mujeres cotillas con preguntas como: ¿Y para qué buscáis a ese tal José María? Al final tras muchas vueltas pudimos llegar a unas horas dignas para desayunar, aunque no lo hicimos porque ya desayunamos en Granada. Esa misma mañana nos pusimos al día de todos los cambios que se iban a producir en el proyecto, primero por las bases del concurso, que casi nos excluyen y segundo porque la noche de antes a nuestra llegada se fueron los chicos de Madrid con sus ideas que dejaron las nuestras un poco patas arriba. Tras todo esto mi expresión fue un poco perpleja ya que nos teníamos que “poner las pilas” a un ritmo brutal, con una idea que aunque en esencia era muy parecida, pero con un planteamiento totalmente distinto. Y no sólo fue eso, teníamos que enfrentarnos al “papel en blanco” ya que el día que fuimos era ya en el que debíamos empezar a montar. Pues así transcurrió la mañana, con otra serie de imprevistos que se pueden quedar en anécdotas como que algunos compañeros del estudio llegaron tarde porque se llevaron el coche de José María, no arrancaba y tuvieron que ir a llevarlo… Y como esas otras tantas. Pues así transcurrió la mañana, con incidentes y con las ideas cambiadas, pero no hay nada mejor que llenar el estómago para pensar con más claridad y ordenarse mentalmente. Así que la tarde transcurrió mucho mejor. Ya nos organizamos y comenzamos a trabajar en serio y de una manera concisa. Nos dividimos el trabajo por grupos y comentábamos los asuntos en común, todo con un “buen rollo” que parecería casi irrealista. Lo mejor de la tarde fue cuando entre comandos de Autocad y comandos trajeron patatitas y refrescos y se soltaban chistes o comentarios graciosos. Aunque sólo estuve un día transcurrió bien y a pesar de que al principio no sabíamos muy bien cómo empezar, entre todos supimos resolverlo y continuar hasta el final del día. María Dolores Díaz Fernández, o Lola para los amigos.


EXPERIENCIA DE TRABAJO EN ESTUDIO DE MÁLAGA CONCURSO GUADALMEDINA

El planteamiento del concurso de ideas para el río Guadalmedina, permite experimentar con los nuevos modos de habitar de las especies animales, y también ha contribuido a experimentar con la forma de organizar y producir trabajo. Aunque breve, la experiencia de trabajo en el estudio de JM en Málaga resultó ser muy gratificante, ya que me recordó a mi etapa profesional, a esa que tanto añoro… Desde el primer momento, en el ambiente se respiraba una mezcla de trabajo, ilusión y compañerismo, el sentimiento de estar trabajando para la consecución de un mismo objetivo, un sentimiento de grupo que une, pese a que existan formas de ser y pensar distintas. Esta atmósfera creada te permitía de una forma casi intuitiva engancharte al proceso y realizar tu aportación. Así, junto con la ayuda de Juanma, nos pusimos manos a la obra repasando toda la trayectoria de trabajos, workshops, excursiones,…, que habían tenido lugar no sólo con el concurso Guadalmedina, sino con una labor mucho más amplia que se remontaba años atrás. Así, conformamos una serie de fichas que reflejaban el impacto que cada actividad propuesta había tenido según una serie de factores. En mi humilde opinión, el éxito de la participación en el concurso reside en el hecho de ampliar la visión, de ver más allá que “la solución para un río”, y abrir la mente, y así se refleja en los paneles presentados, una serie de inputs y outputs, que nos muestran como cada ACCIÓN, tiene una REACCIÓN o varias; y por supuesto, me quedo con el ambiente de trabajo y colaboración que se crea en este tipo de actividades que tienen por percusor a José María.

Inmaculada Herrera Guardia ETSAG_ Monográfico de Proyectos_ 2011_2012


Autocrítica. Juan Pedro Benítez García. Estudiante ETSA UGR

Me ha resultado un trabajo muy completo, en todos los aspectos : empezando con la excursión a la Sierra de Camarolos, la presa del Limonero, acciones múltiples,.... y lo más innovador el "trabajo en abierto y multidisciplinar". Estos últimos, han sido sin duda los más destacados. La cantidad de profesionales (y en proyecto) de distintas ramas, todos los medios de los que hemos hecho uso (redes sociales, blog, entrevistas personales, trabajos de campo, páginas web, etc. ), la amplia línea de trabajo... Ha sido la primera vez que he participado en un concurso "real", con una finalidad común; mis otras experiencias colectivas han sido durante la carrera en grupos de trabajo de las cuales tengo sensaciones diferentes (creo que es fundamental llevarte bien con los miembros del grupo y una actitud de trabajo, sino la cosa no funciona). En mi pequeño aporte al Guadalmedina y mi estancia por el estudio, he conocido a un grupo de gente muy heterogénea, pero todos tenían un punto en común, "la ilusión por trabajar", gente llena de ganas por hacer cosas, que te motivan y te contagian su ánimo por el trabajo. El trabajo en clase (monográfico de proyectos) ha sido una dualidad; por una parte creo en el trabajo libre, con flexibilidad, sin imposiciones.... se trabaja más cómodo , puedes aportar tus ideas, investigar sobre ellas,....; y por otra parte esa libertad de trabajo se puede volver en tu contra, si no encuentras tu línea quehacer, te pierdes, te desmotivas, te puede llegar a aburrir,...


AUTOEVALUACIÓN GUADALMEDINA por Jorge Arévalo Martín, paisaje transversal

Para comenzar a escribir mi evaluación de los días transcurridos en tierras andaluzas en torno al proceso abierto sobre el río Guadalmedina quise recuperar las notas que había tomado durante los días que pasamos trabajando en Málaga y de manera posterior en el transcurso de estos meses cuando bien en la oficina, el aula o una cafetería surgían los comentarios y las reflexiones acerca de la experiencia que habíamos vivido. Otra premisa que quiero seguir es expresarme de forma sencilla, ya que son muchos y desordenados los apuntes que tengo sobre la mesa y en mi cabeza, aunque ésta no prometo cumplirla, pues no me veo capaz de poner fin a este defecto que arrastro con facilidad. Confieso que al llegar me invadía un pensamiento de desconcierto, no sabía bien que hacíamos allí, que según transcurría el tiempo tornó en comodidad. Este cambio provocó que sentados en el estudio de José María Romero y con los miembros de la Fundación Rizoma fuese posible en todo momento expresar nuestras ideas y obsesiones sin miedo; ya formábamos parte del grupo y acabábamos de entrar por la puerta. ¿Por qué estábamos allí? Quizá la palabra que mejor lo defina sea colaboración. Teníamos que afrontar el Concurso de Ideas del Guadalmedina convocado por la fundación CIEDES y desde el primer momento convenimos que no supondría sino un hito más dentro del proceso abierto que ya habían iniciado Rizoma años atrás, y así lo expresaríamos en la documentación que se entregase. Las primeras reflexiones surgieron al respecto del término concurso. La RAE recoge en su vigésimo segunda edición, dos acepciones que quiero citar: 3. m. Asistencia, participación, colaboración. 6. m. Competición, prueba entre varios candidatos para conseguir un premio. Estábamos ante el primer conflicto, colaboración frente a competición. Nos habíamos definido, la estrategia era el desarrollo de un proceso colaborativo abierto. Las obsesiones sirven a la construcción de las ideas. Son metodologías espontáneas, en constante construcción y siempre cambiando, las dinámicas colaborativas ponen sobre la mesa una nueva forma de hacer que plantea numerosas cuestiones acerca de la gestión de las responsabilidades, la planificación del trabajo o la remuneración del mismo, ya que su máximo potencial se adquiere cuando se entienden de forma profesional. Así se hace necesario apelar a la creatividad de las diferentes disciplinas para generar las herramientas y los sistemas que permitan desarrollarlas. Entender la complejidad propia de la realidad requiere de la puesta en valor de procesos abiertos horizontales, no es la plasmación de unas ideas previas sino el proceso el que lleva a la elaboración de los proyectos. No existen las certezas, sólo es posible asumir la incertidumbre. En dichos procesos resulta fundamental la participación de todos los agentes que de alguna forma se ven afectados por ellos. De esta manera en el río Guadalmedina se destacó algo que en contextos urbanos suele pasar desapercibido, la participación del medio. Había que entender el grado y la forma en la que dar voz al medio natural. En relación con esta idea apareció el concepto ‘procomún’, como forma de expresar el interés por un bien natural que debía gestionarse y protegerse para el beneficio de toda la comunidad. La introducción de las estructuras comunitarias en el debate frente a lo público y lo privado revela la exigencia de la adaptación de los marcos jurídicos existentes lo que también quedaría patente en la propuesta para el concurso. Estos pensamientos intentan resumir lo principal de la agitación que existió durante los días que pasamos trabajando en el estudio y que se han extendido fuera de éste en el tiempo y el espacio.


He querido dejar para el final la valoración más personal. Creo que puedo afirmar que los días trabajando en Málaga han sido una de las experiencias más especiales que he vivido, y que ha servido como una fuerte dosis de motivación. Agradecer en todo momento la forma en que nos acogieron José María Romero y el resto de amigos de Rizoma, así como todos los colaboradores que pasaron por allí, y que permitió la creación de una importante fuente de conocimiento y un fabuloso ambiente de trabajo. El concurso quedo entregado pero el proceso sigue abierto y la colaboración se perfila imperecedera.


Wādi Medina. Otro río es posible. ¿Qué hacemos con el río Guadalmedina? Es la pregunta que constantemente planea en el cielo malagueño, en un debate interno entre los defensores de la opción de embovedar y los que quieren que se le devuelva su identidad natural y cultural para convertirlo en lo que nunca debió de dejar de ser: un río, o mejor dicho, el río de la ciudad. Es una de estas opciones, la de su recuperación natural y cultural, la que queremos difundir desde estas páginas. Mostrar que otro río es posible. El río Guadalmedina (o como nos contaba F. Puche, río de la ciudad del río), ha sido fuente de vida y razón para el asentamiento de una población. Así, la ciudad de Málaga nació, como otras muchas, después que su río, un tiempo antes de que los fenicios se instalaran en este territorio y lo llamaran Malaka. Más tarde vendrían romanos, árabes y cristianos, que nos regalarían muchos elementos característicos de la ciudad y que aún hoy conservamos. La conquista de los Reyes Católicos marcaría la primera de una serie de intervenciones que tuvieron como consecuencia el inicio de la deforestación de los Montes de Málaga y las posteriores inundaciones que asolaron la ciudad en diferentes episodios entre los siglos XVI y XX. Estas avenidas tan sólo se calmarían tras la implementación de diversas estrategias que culminaron con el plan de reforestación de la cuenca –sin finalizar en la actualidad. Es en este momento cuando la ciudad se desarrolla dándole la espalda a su río, reteniendo el agua, construyendo muros y quitándolo de su vista. Ojos que no ven, corazón que no siente. El río empieza a caer en el olvido. ¿Qué hacemos con el Guadalmedina? Es la pregunta que constantemente planea en el cielo malagueño, en un debate interno entre los defensores de la opción de embovedar y los que quieren que se le devuelva su identidad natural y cultural para convertirlo en lo que nunca debió de dejar de ser: un río, o mejor dicho, el río de la ciudad. Y es una de estas opciones, la de su recuperación natural y cultural, la que queremos difundir desde estas páginas. Mostrar que otro río es posible: un espacio dedicado a los ciudadanos en el que poder estar en contacto directo con la naturaleza, montar en bici, pasear, disfrutar de un concierto o una obra de teatro al aire libre, practicar tu deporte favorito o simplemente sentarte a leer o relajarte. Éstas son sólo algunas de las ideas que surgen pensando en un espacio abierto y naturalizado. La creatividad y la imaginación deben ser las herramientas que den forma y rescaten este nuevo espacio de nuestra ciudad, tan cotidiano y a la vez tan desconocido. En las voces que hablan de una posible renaturalización se intuye una opción abierta, con múltiple variedad de usos y permitiendo entre ellos la vida de esa otra población que forma parte de nuestra tierra, la vida animal y vegetal. Sin embargo, esta posibilidad queda descartada en la opción del embovedado, que se presenta como una opción más cerrada en usos y usuarios. De esta manera, la renaturalización del Guadalmedina, en contraposición al embovedamiento, supone una opción abierta, con una variedad infinita de usos, en los que la vida animal y vegetal recuperan el espacio que se les quitó, y con ella, la convivencia directa entre éstos y los humanos.


Sea cual sea la opción, lo verdaderamente importante es que decida la ciudadanía. Todos tenemos el derecho y el deber de estar informados y pensar cómo queremos que sea el territorio en el que vivimos, pensando en cómo lo dejaremos para las generaciones futuras y teniendo en cuenta que la participación no es un proceso exclusivamente humano sino que ha de contemplar el medio con todos sus agentes, vivos y no vivos, humanos y no humanos. Respetando ese contrato natural que existe. Llegados a este punto se hace necesario que vayamos cambiando esta forma de mirar y seamos conscientes de que sólo nosotros debemos ser los que decidamos de manera conjunta cómo debe ser la ciudad en la que vivimos y sus distintos espacios, fruto de un proceso común, en el que todos los que estamos involucrados tengamos voz y voto para expresarnos libremente y que se nos oiga, desde una perspectiva amplia que contemple un total respeto por todos los agentes que somos parte de este ecosistema. Firmando de esta manera un Contrato Natural que nos reconcilie con el Wādi Medina.


-------- Mensaje original -------Asunto:Re: mi autoevaluación provisional Fecha: Mon, 12 Mar 2012 15:02:25 +0100 azardini@unicaja.es De: Para: José Mª Romero <jmromero@arquired.es>

Hola José María, No sé si realmente quisiste añadirme a la lista de los destinatarios de este texto, pero me alegro de haber podido leerlo. Me refuerza una convicción íntima a la clásica pregunta "a que me dedicaría si pudiera volver a empezarlo todo?", llevo unos año respondiéndome yo a mÍ misma, "estudiaría arquitectura"... Me cuadran muchas cosas: el aspecto científico, el aspecto cultural, las necesarias referencias históricas para reinventar el presente... Leer tu texto es como confirmar que hubiera sido apasionante encontrarse gente como vosotros, con este enfoque de trabajar un proyecto de forma profundamente HUMANA ! Gracias ! Anne


AUTOEVALUACIÓN MONOGRÁFICOS DE PROYECTOS CURSO 20011/12 JARA JARA GUTIÉRREZ Para empezar a realizar esta autoevaluación debo de alguna manera hablar de la idea que se ha perseguido durante el curso y establecerme entre sus líneas para poder ser objetiva conmigo misma y con el trabajo que he realizado tanto individualmente como en colectivo. Basándonos en el proyecto de intervención de la cuenca fluvial del Guadalmedina (río que va a morir en el Mediterráneo al que se le asocia el desarrollo urbanístico de la ciudad de Málaga) se ha desarrollado un método de trabajo participativo por grupos o dimensiones, cuya teoría de trabajo por dimensión se basa en el análisis y nutrición de su parte a través de la relación con las demás. Una actividad horizontal. Todo este abanico de análisis de diferentes ámbitos se une en una recta final hacia la entrega del proyecto final que se apoya en el libre intercambio de todas aquellas personas interesadas más en mejorar el conflicto que en ganar un proyecto. En esas líneas generales he de determinar mi participación desde la dimensión histórico-social, que con el tiempo se convirtió más en el grupo encargado en la recopilación de la “voz ciudadana” respecto al tema del proyecto. Digamos que de alguna manera vamos unidos a todas las “acciones” que se han realizado a lo largo del curso. Estas han sido: visita al nacimiento del río, sierra de Camarolos (oct.2011), workshop en Málaga donde se realizó la visita al arroyo Chaperas y una toma de contacto directa con la zona de actuación (nov. 2012), y el día de acción de concienciación de la cuenca en su tramo urbano (14 dic.2011). Todas estas actividades se ven colmatadas en los 15 días últimos de creación de la imagen final del proyecto en los que se nos invitó a participar activamente. He de decir que me he encontrado muy cómoda en la relación con mis compañeros de la dimensión, así como en la relación más y menos estrecha con el resto de compañeros y responsables que nos echaban un cable para llevar a cabo todas las acciones propuestas. Básicamente nuestro trabajo se ha basado en la recogida de opiniones, el desarrollo del día 14 de diciembre, y puesta en común para el grupo. Me parece una tontería decir en qué actividades he participado y en las que no, no creo que se trate de medirme con lo establecido para saber si he llegado al cien por cien, simplemente me he dedicado a disfrutar de cada una a las que he asistido. Personalmente me he encontrado con algunas mareas contrarias que no imaginaba que iban a aparecer como la descoordinación de los alumnos entre ellos (no se puede aplicar a todo), relación alumnosprofesor, alumnos-actividades; pero en realidad son consecuencias de un planteamiento tan libre y participativo a medida de cada uno. También, como aprendizaje de este proceso he conseguido saber lo que significa un trabajo horizontal, así como la creencia en lo que es útil para un trabajo como el llevado a cabo. Recojo anécdotas muy agradables, buenos momentos, muchas risas, una manera de trabajar que incentiva a divertirse, no a la obligación del trabajo como tal, a la armonía y los buenos ratos. Es verdad que he pecado de esperar más de algunos compañeros, pero se salva con el trabajo y la unión con otros. Es más fácil dejar de mirar al que tienes al lado cuando lo que ves no te gusta que seguir intentando sacar algún jugo de su trabajo. Del contacto con las otras dimensiones he aprendido un valor cultural y biológico asociado a la cuenca que me ha hecho plantear los cimientos de la educación que recibo dentro de la escuela enfocándolo hacia un punto de vista más crítico y respetable con el medio que me rodea. No es tanto ser un arquitecto en el sentido de una profesión única, sino como un observador de lo que nos rodea, sacando lo positivo al movernos entre hilos tan finos, apostando por cambios de conciencia social, arriesgando por un cambio a mejor. Siempre es bueno luchar por las cosas en las que se cree. Por último dar gracias a las personas que nos han echado una mano, que nos han acogido, que han querido enseñarnos algo más.


Autoevaluación sobre el trabajo del Guadalmedina, por José María Romero. Cooperación y afectos "Lo humano se constituye en el entrelazamiento de lo emocional con lo racional. Lo racional se constituye en las coherencias operacionales de los sistemas argumentativos que construimos con el lenguaje para defender o justificar nuestras acciones. Corrientemente vivimos nuestros argumentos racionales sin hacer referencia a las emociones en que se fundan, porque no sabemos que ellos y todas nuestras acciones tienen un fundamento emocional, y creemos que tal condición sería una limitación a nuestro ser racional. Pero ¿es el fundamento emocional de lo racional una limitación? 1 ¡No! Al contrario: es su condición de posibilidad." Humberto Maturana

Conocemos bien el medio desde hace tiempo. Lo hemos pateado arriba y abajo en gran medida. Somos habitantes de él. También reconocemos a otros habitantes que no son humanos, especialmente a su flora y fauna, y las relaciones que los entretejen: sus ecosistemas. Animamos a otros amigos que están en historias parecidas a que se incorporen, de alguna manera, al trabajo cooperativo que deseamos hacer. Vienen por sus propios medios de Granada, Madrid, Sevilla, París, Barcelona... Formamos un grupo multidisciplinar bastante grande, heterogéneo y especializado. Y sin embargo, así no se garantiza la cooperación, ni se forma un colectivo. A los técnicos y profesionales nos cuesta entender que lo que proyectamos rara vez se acerca, hecho realidad, a lo pensado. Por eso dejamos fuera de nuestro alcance aquellas cuestiones que nos parecen ingobernables. De hecho, nunca forman parte de las preocupaciones técnicas. Es el caso de los procesos de entretejido que conforman cualquier territorio. Por lo menos hasta ahora. Para trabajar en colectividad hay que asumir un alto grado de indeterminación en el hacer, que a mucha gente le parece en realidad desorganización, falta de orden y control: justo lo que lo caracteriza. Por eso, hay que entender que en los procesos de este tipo suman tanto los pasos hacia adelante como hacia atrás. Como responsable del grupo que ha desarrollado el trabajo, la cuestión que me ha sorprendido más es hasta qué punto -y según el grado de implicación-, cada miembro del equipo iba haciendo lo que le apetecía. A más implicación, más autonomía en las tareas ejercidas, y mejor resultado para el conjunto. Ha sido la primera vez que me he sentido -en alguna medida-, como el jefe indio que era capaz de presumir de ser el más demócrata de los jefes al mandar, a cada uno de sus conciudadanos, lo que cada uno quería hacer. Por eso, como jefe, cuando he intentado reconducir algún tema, he sido esquivado hábilmente por la mayoría. Había que dejar hacer. El inicio fue muy importante. Quienes se animaron a venir el primer fin de semana desde Granada, y se hospedaron en la casa, dejaron impreso tras de sí, en ésta y en el estudio, además de las horas empleadas y su trabajo, el tono alegre que flotó en el ambiente hasta el final, quince días después (en esto, en el sentido del biólogo Humberto Maturana, reconozco que la ternura femenina casi es una condición). Pasado el primer fin de semana, vinieron los amigos de Madrid y Sevilla que, junto las nuevas incorporaciones de los de Málaga, fueron convirtiendo el proceso, durante toda la semana, en más 1

MATURANA, Humberto: "Emociones y lenguaje en educación y política". Dolmen Ediciones / Granica (1990) 1997. Santiago (Chile).


conceptual. Hubo sesiones mucho más sesudas que se iban haciendo públicas. Se cuestionó el trabajo realizado hasta replantearlo de nuevo. No habría proyecto. En la propuesta tenderíamos a informar cómo podría ser un futuro proceso cooperativo y participativo de la población en el territorio, eso sí, utilizando el extenso material previo elaborado. Mientras tanto, los que lo deseaban seguían trabajando en sus temas y preferencias, especialmente quienes se encargaban de las dimensiones más técnicas y profesionales. Las comidas y las salidas nocturnas colectivas y variadas -en sentido y número de participantes-, alegran más todavía, si cabe, al grupo, y lo refuerzan. La convivencia permite que el entendimiento sea más fluido. Si no somos capaces de ponernos en la piel de los otros, al menos, sabemos cómo seguir sus huellas. El segundo fin de semana se incorpora al trabajo más gente de Granada, e incluso hasta de París. Reemplazan en la casa a los que deben marcharse. El estudio y la casa están contagiados de vitalidad. Es uno de esos momentos en que cuesta separar la arquitectura de quienes la habitan. Se ha recreado un nuevo territorio -una nueva arquitectura-, que se ve reflejado en el proceso seguido en el trabajo y en su resultado final. Cuando el último retén observa los 6 paneles A0 ya impresos, que se van a presentar unos minutos después, queda asombrado por la calidad, profesionalidad y cantidad de trabajo expuesto; y más todavía, cuando recuerda el trabajo producido y que no se ha podido presentar. Los afectos de tonalidad alegre son la mejor malla para entretejer un grupo ¿Pero quién puede organizar, ordenar y controlar los afectos? ¿Cómo se entretejen los afectos? Lo que a la teoría le resulta imposible programar -ni los teóricos son capaces de comprender-, es cómo uno individualmente participa de verdad en un proceso colectivo, y se deshace para sentirse convertido en otra persona, junto a los demás (el teórico y el técnico sirven en la medida en que se desmontan y se convierten en habitantes, es decir, se implican prácticamente). Es entonces cuando las autonomías individual y colectiva se aproximan, aunque sea durante el escaso tiempo compartido. En nuestro caso, cooperación y afectos me remiten a la conformación de un ecosistema climácico territorio o grupo-, que permite que cada individualidad –o sea, singularidad-, adquiera la mayor potencia de ser, compuesta con lo colectivo, convirtiéndose en una nueva singularidad. Y esto, se me ocurre que sólo se puede aprender a hacer, haciéndolo. Si importante me parece el resultado del trabajo, mucho más lo ha sido la construcción del grupo. Literalmente: han pasado 50 personas por el estudio. Unos han colaborado apenas unas horas. Otros, todos los días y bastantes noches. Todos hemos sido colaboradores. Todos hemos sido necesarios para la singularidad de lo acontecido y hecho.


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