Cuaderno de creacion nº8

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Cuaderno de creación

palimpsesto

ISSN 2174-7601

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EL ALBA Y SU CRIMEN - EFECTO BERNHARD - LA NOCHE - TROMPE L´OEIL - de LA MANO DE OBRA de MANUAL PARA NADIE - de SEMÁNTICA DE UN TORNILLO ENAMORADO - de INSTANTES - LOS DÍAS LABORABLES - CITY OF BENARES - COMO UNA PERRA MÁS - CRISÁLIDA DE LAS HORAS SIN TÍTULO [ilustración] - 7ª POR SI NO LLEGAS A VERLO - ASCENSIÓN [ilustración] - NORMAS INTERNACIONALES - LEBENSGEFAHR - CALMA TIMOTEO Y EL LITERATO

Año uno, 2012 Publicación trimestral Poesía Narrativa Ilustración Fotografía


Grupo palimpsesto2punto0

Edición diseño y maquetación

Ilustración de portada: “The poet”

©Copyright de los textos, fotografías e

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Juan Luis Gavala @Eugene Ivanov

ilustraciones, propios de cada autor. •

Sevilla, a 29 de Febrero de 2012.




EL editorial Un cuaderno en la mano, sus dibujos inconclusos, las notas que perdieron su importancia, su significado. O cruzarse con alguien que camina con las manos cruzadas a la espalda y sentir un presagio en su figura... Álvaro Muñoz Robledano, de Salvoconductos. Ed. Sloper, 2006. Colección “La guantera”.

Yo hubiera elegido este poema como epílogo de este cuaderno, pero no solo como resumen, sino como consecuencia de su lectura final. Recorriendo significados, planteamientos estructurales y compositivos siempre me queda la sensación, ese presagio, esa figura que me convierte en una nota inconclusa, absolutamente perdida en un cuaderno de soledades. Y Breve. Muy breve. Ameno y diverso. Novedoso, para los que nos siguen de cerca desde hace un año. A lo largo de estas páginas os vamos a presentar dos pasitos más del proyecto. La primera es la nueva sección que encontraréis al final del cuaderno, y la segunda es la presentación de los tres autores que, de momento, pondrán su talento sobre las páginas de la editorial y que podréis disfrutar a finales de año. Queremos traeros desde Venezuela la voz de Carlos Ildemar Pérez, desde la trinchera francesa donde quedó sepultado durante la primera guerra mundial, a Jean de la Ville de Mirmont; y desde tierras malagueñas, al gaditano Jesús Martín Camacho. Del trabajo poético de Carlos podréis disfrutar una muestra de La mano de obra, un paseo por su particular manera de enfocar la creación y mostrar su proceso. Su Estrictis de la muchacha más cercana será editada por primera vez en España por nuestro grupo. Del señor de Mirmont os traeremos su narrativa breve y su poesía, o El horizonte imposible [título no definitivo]. Y de Jesús Martín, nuestro querido novel, os desglosamos en imágenes lo que será Instantes, un libro de haikus (pero no solo un libro...). Ya. @jlgavala [Nota: mi agradecimiento especial a Román Piña (Ed. Sloper), que me ha proporcionado la oportunidad con su regalo de encontrar, por puro azar, el texto que encabeza (y da el pie que tenía irremediablemente perdido), este editorial.]


FOTO O DIBUJO NOCHE


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Iván Vergara

EL ALBA Y SU CRIMEN Robarle a la noche su escándalo de cantina, emborronarla con fichas y bastos, serle infiel robarle sus desnudos y sea todo una desgracia, como cuando el tiempo perpetua su amor ligero, como cuando sopla la mierda por sus calles y sones robarle a la noche corderos blandos de tiempo, siluetas de oro cauto, oro pobre robarle a la noche su escapada hacia el día, su penoso atraso, sus pasos sordos y bellos robarle su esperanza de luz, robarle su continuidad de vida, robarle el tiempo del poema, su inquietud santa y lunática robarle el silencio, hacerla cómplice, quejarse de su suerte serle tigre y vil

[del poemario, Era Hombre, Era Mito, Era Bestia. Inédito.]

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Ferrรกn Destemple

EFECTO BERNHARD Tachaduras y reescrituras sobre textos de Thomas Bernhard

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Cordelia

LA

Otra noche más. Otra noche viviendo un infierno. Estaba nuevamente en la cama, mirando hacia el techo, sin poder dormir y con la culpa martilleándole en el cerebro. Su corazón llevaba un ritmo desorbitado y el sudor había empapado ya la sábana y la almohada. Había regresado otra vez al momento de sufrimiento y culpa. Sabía lo que le esperaba. Un día, otro día, otro día. Irían pasando lentamente, como una tortura, hasta que llegara de nuevo aquel día, el día, ese día en que el demonio de su interior comenzaría a atacarle, a incitarle, y él, como siempre, tendría que darle todo lo que le pedía para que se callase. Y vuelta a empezar, vuelta al infierno que comenzaba al meterse en la cama, insomne y culpable. Debería estar acostumbrado, y sin embargo sentía que no podía soportarlo más. Era como si el palpitar desbocado de su corazón obligara a sus pensamientos a acompasarse a ese frenético ritmo. Intenta relajarse, concentrarse en su respiración: Inspira. Espira. Inspira. Espira. Pero su corazón iba a otro ritmo y piensa y piensa y piensa en todo lo malo que hace, en lo despreciable que se siente. La culpa… ¿por qué su conciencia le castigaba de esa manera? Intentaba cerrar los ojos, quería dormir. Piensa y piensa y piensa. El ruido de sus latidos cada vez era más fuerte. Relájate, duerme. Piensa y piensa y piensa. Pronto sonaría el despertador para ir a trabajar. Se levanta de la cama, en un desesperado intento por buscar la paz que le falta. O al menos silencio. Pero siente cómo sus pasos resuenan por el pasillo al ritmo de su corazón. Paso y paso y paso. Y oye como sus pensamientos chillan enloquecidamente. Piensa y piensa y piensa. Es imposible. Y luego vendrá lo de siempre -piensa y piensa y piensabuscando algún rincón en el poder dejar caer los ojos. Piensa y piensa y piensa. No supo cómo ocurrió. Había vagado inconscientemente por la casa, paso a paso, y en un instante se encontró delante del armero. Piensa, piensa, piensa. No soy bueno, hago sufrir a todo el mundo, no debería haber nacido, no debería vivir. Piensa. Piensa. Piensa. Se sienta. Piensa. Piensa. Piensa. Las manos ocupadas. Piensa, piensa piensa piens piens pien pien pun pum pum pum pum…

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Enrique García

TROMPE L´OEIL

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Carlos Ildemar

[de LA MANO DE OBRA] Poetología autocrítica del proceso creador.

“La mano de obra es una aventura sin brújula por los laberintos de sus múltiples textos, es un lance donde hemos sido invitados a presenciar, más aún, a participar en un duelo metódico, detallado y sin concesiones entre el poema y el poeta, un duelo en el que el segundo intenta analizar un texto que él escribió y sobre el cual no tiene certidudes sino, por el contrario, interpelaciones que, al final, pone bajo escrutinio el oficio mismo del poeta. Los textos aquí reunidos incluyen un laborioso trabajo a partir de un poemario inédito que, en primera aproximación, incluye títulos, cuerpo del poema, análisis y comentarios en prosa y notas al pie de página. Ninguno de esos componentes, visualmente identificables, está alejado de los otros, como tampoco lo están aquellos textos y aquellos actores que emergen de la lectura.” José Enrique Finol

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Contra el dilema teórico, las utilidades distintas Rechazo cualquier árbol sacado de raíz mala intención de guardar restos mortales prefiero estar de ceniza abierto a los aires Más que la muerte como tema poético, inquieta la moralidad del poema que estructura su entierro fijo. El quid del asunto consiste en la histórica lucha entre la tradición de la saliva y la de la letra impresa, entre el esplendor de lo efímero con su teatralidad irrepetible, y la seguridad del trazo de la acumulación que se archiva. Ya sabemos que el mar de la poesía resiste los embates de ambas orillas, y en raras ocasiones la balsa de la complementariedad aparece29. Este poema aspira a una cierta rebeldía, toma partido por una de las orillas como cabe esperar, pero con férrea ironía, también toma la precaución de asegurar su vida en la orilla contraria.

Pretender imponer al decir del poema una ubicación específica, acaba por descabezar sus aspiraciones de estar donde menos se le espera. Más aún si la poesía moderna, como dice Octavio Paz, es una tentativa por abolir todas las significaciones. Praxis creadora definida por Blanchot como el esfuerzo hacia la desaparición. Visto lo anterior, bien errado estaría yo si pretendiera encajonar lo inefable. 29

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El des como prefijo de la esperanza que indica la severidad de otra noción El lado de la moneda que yo elija caerá por fin a mi favor bastando con el leve beso en la mejilla de suficiente eternidad Hacer de la precariedad un fetiche, del ego el centro verbal, como si la poesía estuviera para abusos íntimos, me parece detestable absolutamente. El cerrado diagnóstico de las 4 líneas favorece la crisis de la crítica, que gusta de engordar de parafraseos grasosos38. Desde el poema se pueden establecer, según entiendo en este caso específico, tres puntos de arraigo que interactúan para nutrirse unos de otros: 1) yo, 2) esfuerzo inútil, 3) grandeza. Que pueden sintetizarse, a su vez, en otros tres puntos, más abstractos: 1) opción creadora, 2) pesimismo, 3) hipótesis vital. Dinamismo esquemático sin mayores sobresaltos que no le quita el sueño al poema, él se sabe un nudo sin cabos sueltos capacitado para dar de comer al pedigüeño39 eso que no existe. La preocupación de la crítica está en atar los cabos, en describir la dimensión y densidad del nudo. Lo digo de una vez, todo está hecho por fuera y desde fuera, y en esta búsqueda antipoética, se agota la explicación por sí sola40. 38 La poesía funciona como paráfrasis del mundo, algo similar a una traducción en la que la exactitud importa menos cada vez menos, o sólo importa en tanto funcione como prueba de exactitud. 39 Metáfora del poeta cuando cumple labores de lector y que no sabe como confrontarse antes sus propios poemas, ora como poeta, ora como un crítico. A este último le antecede su acostumbrado desprestigio. 40 Cuando quise aprender literatura de veras, comencé mal, tomé un atajo para llegar rápido a la literatura y me dispuse a leer a cuanto crítico ha habido. Hasta tal punto fue mi confianza en ellos que me volví una cita ambulante, un loríto bibliográfico, una máquina repetidora. Al poco tiempo, descubrí la poesía donde los atajos están desterrados, con ella he ido conociéndome en el poema y aprendiendo a no negarme el ser en sus esencialidades.

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IsaBel Tejada

de MANUAL PARA NADIE inédito

Querrás tu acompañarme a palpar de lo real su pared A buscar lo comprensible si no una definición algo que se acerque a esta poligamia de vivir respirando una masa híbrida de sospechas que a menudo contradicen la facilidad A no ser sólo alguien que se limita a ver para no agotarse A ser un seguidor de la luz y aventurar en su tejido la función de su espectáculo ascendente A entender de su estructura algo que no me haga renunciar La habilidad es entender lo necesario

o eso dicen todos los libros que negarás haber leido para ser más asertivo más zen discípulo del feng shui maestro del bricolaje pero tú sigues sin saber cuál es tu lugar dónde alojar lo que no cabe sin coincidencia sin gestos si nadie te acompaña

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Luis Perozo Cervantes

de SEMÁNTICA 1.1 Para poema me parto en palabras en partículas habladas en bosque de formas en desierto de sentido. 2.1 Tú eres una entidad de dos caras inmotivada en la calle arbitraria en la cama eres mi signo soy tu significante para gestar el lenguaje de nuestra imagen acústica

DE UN TORNILLO Pág 18


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[inédito]

3.1 El vulgar hablar de tu campo lexical del hiperónimo de tu sexo que no tiene cohesión en esta sustitución reducida a la polisemia de nuestra viceversa. 4.1 Una lexía se ha suicidado un ortónimo disecado La paráfrasis (in)significante del coito mudo.

ENAMORADO Pág 19


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5.1 Todo parte de Ferdinand de Saussure la convencionalidad y el contexto cada objeto mental que nos estalla la imagen la imagen que desarrolla colores así no se conoce la casa en la geografía del ojo sino un vulgar sentido de actualidad que disgrega a Saussure en el negro de mi café.

6.1 Las ciencias se abrazan en la semántica de lo que yo quiero

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(muy complejo) estamos en un nivel de abstracción estamos en la lectura previa una convergencia donde abrazo no significa historia de dos cuerpos sino una chica rubia que me ama.

7.1 Descubrimos que la polisemia es un estudio de ánimos si te amo polivalente heroico no sé

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jamás sabré (quizá sea un problema cognitivo) ¿por qué ahora adulto no puedo aprehender otra lengua ajena a la tuya? ¿a tu visceral análisis del discurso?

8.1 Individua mía dame la proporción exacta quiero encontrarte como un monema en la cama de un sábado cualquiera

9.1 Quizá valga la pena esta clasificación pon tu clasema de este lado

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en el rincón y déjame ver tu lexema lo que te esconde en todo el significado dame tu unidad mínima de entendimiento ese morfema prohibido porque, quizás sólo quizás, tu metonimia descubra la quiebra de mi lenguaje

10.1 “¿Pa onde vais a coger con esa pata hinchada?” pregunta el individuo número uno a la sutura de mi corazón no vale ningún círculo lingüístico mucho menos un cuadrado

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mucho menos esos triángulos amorosos “Vení, echate una” decía el individuo dos “vení, ya no lloréis mijo” insistía el individuo uno Valga decir que este índice pragmático de la realización alcohólica no tiene más remedio extralingüístico supraléxico sino puramente contextual

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JesĂşs MartĂ­n

de

instantes [libro de haikus]

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NOTA DEL EDITOR Cada instantánea representa una de las siete partes en que Jesús Martín Casablanca. Fotograma Camacho nos ha telegrafiado su discurso poético, en el que cada pausa es quizá lo más importante. Cada silencio, cada espacio tiene espera a tu tiempo, lustración de la edición original de Juan como una Sinmiedo, de los Hermanos Grimm. ruina, para vencer al vacío. [En Diciembre, en nuestra colección de_Sastre.]

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Helena con H

Los días laborables No recordaba cómo era lo del pelo ni lo del agua, y el vino no existía desde Agosto. Hice inventos nuevos, conjuros. Cambié mis uñas de color del negro azul al negro negro. Y nada. Así que ya no miro la predicción del tiempo no quiero saber cuánto aprietan la lluvia o el invierno o si es el mismo sol el que nos cae encima. Ya no quiero. Acepto la franqueza de un sofá de dos plazas para mí y mi perro y no espero las malditas vacaciones; no tiene sentido pensar ese viaje. Lo mejor de la distancia es no oler.

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Jean de la Ville de Mirmont

Jean de La Ville de Mirmont nació el 2 de diciembre de 1886 en Burdeos. Vástago de una familia protestante de intelectuales —su padre, Henri de La Ville de Mirmont, era un reconocido profesor de Literatura en la Universidad de Burdeos, además de traductor de los Discursos de Cicerón y Consejero Municipal de la ciudad—, a los veintidós años se instala en París, donde se reencuentra con su amigo de infancia François Mauriac, del que se convierte en íntimo. Consigue un puesto de funcionario en la Prefectura del Sena, y en 1914, cuando estalla la Primera Guerra Mundial, es movilizado con el grado de sargento del 57º Regimiento de Infantería. Muere el 28 de noviembre de 1914, sepultado por la explosión de un obús junto al Chemin des Dames, en el frente de Verneuil.1 Fue escritor de una brillantez desusada, cuyo arte apenas había comenzado a despuntar, su obra maestra es Los domingos de Jean Dézert, publicada pocos meses antes de alistarse en el ejército y que está inspirada en su vida gris de funcionario parisino. Esta obra ha sido publicada en España por la Editorial Impedimenta. En Diciembre, podréis ver la edición que preparamos de su obra poética y su narrativa breve.

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Anaïs Moreno [Traducc.]

City of Benares Aconteció que el City of Benares, un tres mástiles franco, se convirtió un día en su único amo, tras Dios, el cielo y el mar. La aventura que le costó, sin mayores males, la pérdida de su tripulación, no dejó huella en la memoria de los hombres. Podemos imaginar (pero sin mayor certitud) que los marineros y el sobrecargo, que descendieron del navío con barriles y odres para conseguir agua en la costa de una isla de Oceanía, fueron reducidos a la servidumbre por fanáticos pueblos y sirvieron de holocausto a alguna divinidad de madera pintada. Pero ¿cómo explicar que ni el capitán (que dejó, al parecer, una vieja madre ciega y sin medios en un suburbio de Londres), ni el grumete (un niño extraviado), ni tan

City of Benares Il arriva que le City of Benares, trois-mâts franc, devint un jour son seul maître après Dieu sous le ciel et la mer. L’aventure qui lui valut, sans autre mal, de perdre son équipage, n’a pas laissé de traces dans la mémoire des hommes.

On peut supposer (mais rien n’est moins certain) que les matelots et le subrécargue, descendus avec des barils et des outres, pour faire de l’eau sur la côte d’une île d’Océanie, furent réduits en servitude par des peuplades fanatiques et tinrent lieu d’holocauste à quelque divinité de bois peint. Mais comment expliquer que ni le capitaine (il a laissé, paraît-il, une vieille mère aveugle et sans ressources dans

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siquiera Sam (el cocinero negro y risueño, originario del sur del Estado de Virginia), no fueran jamás avistados, en ningún país, ni abandonados en algún puerto, o partiendo en algún navío, ni completamente ebrios en un cabaret de algún lugar del mundo. El caso, único en los anales de la marina mercante, ha estado hasta nuestros días velado por el más impenetrable misterio. El City of Benares, sea como fuere, no estaba hecho para representar durante su existencia, los intereses de la casa Habburton and C° limited de Edimburgo (lanas de Australia) con la esperanza de, al final de sus días, una jubilación aleatoria como pontón embarcadero en el Támesis. La curva de su estrave y la inclinación de sus mástiles, su precisión para mantenerse a ras del viento, y su soltura al cabalgar las olas, lo aparentaban con los más selectos veleros de la Compañía de Indias. Tales disposiciones habrían decantado su vocación natural hacia la competición o el tráfico de ébano, sin la injusticia de las circunstancias que lo avocaron a la monotonía de un

un faubourg de Londres), ni le mousse (un enfant trouvé), ni même Sam (le cuisinier nègre et hilare, originaire du Sud de l’État de Virginie), ne furent jamais signalés dans aucun pays, en rade d’aucun port, en partance sur aucun navire, ivres-morts dans aucun cabaret du monde entier. Le cas, unique dans les annales de la marine marchande, est jusqu’ici resté voilé du plus impénétrable mystère.

Le City of Benares n’était pas fait, quoi qu’il en soit, pour représenter, durant une existence, les intérêts de la maison Habburton and C° limited, d’Edimbourg (laines d’Australie) avec l’espoir, à la fin de ses jours, d’une retraite aléatoire comme ponton embarcadère sur la Tamise. La courbe de son étrave et l’inclinaison de ses mâts, sa précision à tenir le vent au plus près, et sa souplesse à monter à la lame,

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comercio de largo curso pero de poco esplendor. Por ello, cuando ya no oyó sobre su puente y su cala más que el sordo trasegar de la madera y las bruscas carreras de las ratas, en cuanto no conoció más límite para su fantasía que la perfecta e inmutable circunferencia del horizonte, el City of Benares, estiró sus vergas en un gesto de gran sosiego. Durante toda una tarde de calma chicha, dormitó, derivando suavemente sobre una corriente desconocida, mientras que en la mar, donde los vuelos de las gaviotas se habían posado en círculo, reverberaba el sol en todas direcciones por la agitación incesante de sus danzarines espejos. La brisa no se alzó hasta la caída de la noche. El tres mástiles vaciló un instante, buscando el viento. Después, inclinado bruscamente hacia babor, recibió el soplo en sus velas, que restañaron y arremangándose un aventurado mostacho de espuma, huyó bajo la claridad de una luna que, incluso durante las noches más calurosas,

l’apparentaient aux plus fins voiliers de la Compagnie des Indes. De telles dispositions eussent incliné sa vocation naturelle vers la course ou le trafic du bois d’ébène, sans l’injustice des circonstances qui le vouèrent à la monotonie d’un commerce au long cours, mais de peu d’éclat.

dans les profondeurs de sa cale que le travail sourd du bois et les courses brusques des rats, et dès qu’il ne connut plus à sa fantaisie d’autre limite que la circonférence immuablement parfaite de l’horizon, le City of Benares étira-t-il ses vergues dans un geste de grand délassement.

Aussi, lorsqu’il n’entendit plus sur son pont et

Pendant tout un après-midi de calme plat, il

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siempre parece tener frío. Se decía a sí mismo: “ Más allá de todos los continentes y de la luz nocturna del último faro de la última costa debe extenderse un océano más estéril y más bello que los más desiertos mares en los que he dejado mi reflejo y trazado mi estela. El ritmo de las paralelas marejadas se haya regulado por el perpetuo aliento de los alisios. Ahí acaba todo negocio, el reino de los hombres, y comienza el país de las naves libres y de los abandonados pecios, que no temen ya ni bonanza, ni golpes de viento, trombas, ciclones o tifones”. El City of Benares en su ingenuidad de navío de madera, partió así en busca del fin del mundo. No podemos precisar cuanto tiempo persiguió su quimera y jugó a ser el gran “Holandés errante”, fuera de todo trillado camino del mar. Navegaba con las velas bajas, habiendo la usura destruido las partes altas de su arboladura. Su carena que ganó en peso poco a poco, se

somnola, dérivant doucement sur un courant inconnu, tandis que la mer, où des vols de mouettes s’étaient posés en rond, réverbérait le soleil dans tous les sens par l’agitation continuelle de ses miroirs dansants. La brise ne fraîchit qu’à la tombée de la nuit. Le trois-mâts hésita un instant, cherchant le vent. Puis, penché brusquement sur bâbord, il reçut le souffle dans ses voiles qui claquèrent, et, retroussant à la proue une

aventureuse moustache d’écume, s’enfuit sous la clarté de cette lune, qui, même par les nuits les plus chaudes, a toujours l’air d’avoir froid. Il se disait : « Au-delà de tous les continents et de la lumière nocturne du dernier phare de la dernière côte doit s’étendre un océan plus stérile et plus beau que les plus

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Anaïs Moreno [Traducc.]

hundía en el oleaje hasta casi la pavesada. Estaba más abandonado que las ruinas cuyo predestinado nombre portaba. Ningún tiburón le seguía: el último había muerto de hambre a la espera de que algún grumete problemático cayera en su estela. Alguna vez, sin embargo, pájaros marinos se posaban sobre su puente maculado con sus heces. Pero ni los eiders de las regiones polares que establecían sus precarias moradas en los glaciares, ni las fragatas que duermen mientras planean, ni los cormoranes que pescan nadando, izados como galeras por las grandes olas de equinoccio, ni los gaviones, cuyo vuelo anuncia tormenta, ni las gaviotas, cuya ala en los cuadros de marina tiene siempre la forma de un acento circunflejo, ni tan siquiera los petreles, que están locos, habrían elegido para depositar su puesta este punto en infinito desplazamiento. Tras haber cruzado frente a buen número de tierras ignoradas, de las que ningún libro de abordo menciona y tras haber atravesado océanos verdes, mares azules,

déserts où j’ai laissé mon reflet et tracé mon sillage. Le rythme des houles parallèles s’y trouve réglé par l’haleine perpétuelle des alizés. Là s’arrête, avec tout négoce, le royaume des hommes et commence le pays des vaisseaux libres et des épaves abandonnées qui ne craignent plus ni bonace, ni saute de vent, ni trombe, ni cyclone, ni typhon ». Le City of Benares, dans sa naïveté de navire en

bois, partit ainsi à la recherche du bout du monde. On ne peut préciser combien de temps il poursuivit sa chimère et joua le rôle du « Grand Voltigeur Hollandais », hors de tous chemins battus de la mer. Il naviguait sur basses voiles, l’usure ayant détruit les parties élevées de la mature. Sa carène,

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violetas, grises o blancos, el City of Benares concibió la noción desoladora por la cual comienza la instrucción racional de los niños de los hombres en los pupitres de la educación primaria. A fuerza de tanto dar vueltas alrededor del mundo se dio cuenta de lo vano de su búsqueda y de que la tierra no es más que una bola, que se dice, ligeramente aplanada en sus polos. Desde ese momento no le quedaba más que el elegir su muerte, único modo de hacer retroceder los confines de un planeta demasiado limitado.

alourdie peu à peu, s’enfonçait dans les flots presque jusqu’au pavois. Il était plus délaissé que les ruines dont il portait le nom prédestiné. Aucun requin ne le suivait. Le dernier avait péri de faim en son attente d’un mousse problématique tombant dans l’angle du sillage. Quelquefois, pourtant, des oiseaux marins se reposaient sur son pont maculé de leur fiente. Mais ni les eiders des régions polaires, qui établissent leur précaire demeure sur les glaçons, ni les frégates qui dorment en planant, ni les cormorans qui pêchent à la nage, soulevés comme des galères par les grandes vagues d’équinoxe, ni les goélands, dont le vol annonce l’orage, ni les mouettes, dont l’aile, sur les tableaux de marine, a toujours la forme

d’un accent circonflexe, ni même les pétrels qui sont fous, n’auraient choisi pour y déposer leur couvée ce point mouvant sur l’infini. Après qu’il eut croisé en vue de bien des terres ignorées, dont aucun livre de bord ne porte la mention et qu’il eut traversé des océans verts, des mers bleues, violettes, grises ou blanches, le City of Benares conçut cette notion désolante par laquelle commence l’instruction rationnelle des enfants des hommes sur les bancs de l’école primaire. A force de tourner autour du monde il se rendit compte de la vanité de ses recherches, et que la terre n’est qu’une boule, légèrement aplatie ? dit-on ? aux pôles. Dès lors il ne lui restait plus qu’à choisir sa mort, seul moyen de reculer les bornes d’une planète trop limitée.

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A lo largo de las Islas de la Sonda, en un calmo mar, cuyo color más sombrío permitía prever un recto abismo, con las vergas en cruz, se hundió a seis mil brazas de profundidad. Hacía ya tiempo que el valor mercante del City of Benares había sido inscrito en las pérdidas y ganancias del gran libro de la casa Habburton and C° limited, de Edimburgo (lanas vírgenes de Australia).

Au large des Iles de la Sonde, sur une mer très calme, dont la couleur plus sombre laissait prévoir un abîme, tout droit, les vergues en croix, il coula par six mille brasses de fond.

Depuis longtemps la valeur marchande du City of Benares était inscrite à profits et pertes sur le grand livre de la maison Habburton and C° limited, d’Edimbourg (laines brutes d’Australie).

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Raquel Egea

como una perra más camino a cuatro patas como una perra más

la acidez de la naranja me mata hasta que llega a ser jugo gástrico

arrodíllate y tírame ese hueso herniado

no esperes que te lo devuelva lleno de saliva porque ayer se me secó la boca

corro ahogando entre mis manos el tiempo que me ata en corto con una correa antipulgas

lánzame ese hueso herniado mientras muerdo tu espinazo acuchillándolo como una perra más

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Apunte

El Pensador fue concebido como coronamiento de la Puerta de infierno y aperece ya en el primer conjunto arquitectónico que hizo Rodin para el conjunto en 1880. En un principio la estatua debía representar a Dante contemplando el Infierno. El pesador medita sobre el mundo como Dante meditaba sobre la condenación.

En 1904, Gabriel Mourey editor de la revista Les Arts de la Vie escribió que el Pensador “ya no es el poeta suspendido sobre los abismos del pecado y de la e x p i a c i ó n ; anonadado por la piedad y el terror ante la inflexibilidad del dogma, ya no es un ser excepcional, el héroe; es nuestro hermano en el sufrimiento, en la curiosidad, en el pensamiento, en la alegría”, ofreciendo una interpretación que lo convertía en mito socialista y proletario atribuyéndole un significado político nada coherente con la concepción poética del mismo Rodín.

Rodin


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I Mis manos líquidas llenan tus heridas. Somos alquimia

Aymara Infante

CRISÁLIDA DE LAS HORAS

II El día deambula por mi piel, la fuerza de mi voz es una pantera, dejo cicatrices para no olvidar tus frases. III Mis manos se desnudan en tú presencia, mis pies descalzos juegan a mariposas, se diluyen los pensamientos mientras me engancho a tú piel. IV Tus rastros juegan en cuadernos que revolotean la mesa, mis días se recortan, me libro de tu fantasma mirando por la sombra de la ventana.


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Ana Herrera]

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Francisco Javier García

7ª POR SI NO LLEGAS A VERLO En el futuro, todas las casas serán desmontables, podrás ser nómada de barrio, los vecinos mudarán como piezas de puzzle perdidas. Dormirás en la misma casa y en otro país si tienes billetes de vuelo y de dinero para transportarlas, si sabes montar la cama. Las casas hinchables quedaron obsoletas por el vandalismo. En el futuro, los coches no tendrán ruedas y las carreteras serán un mar aéreo sin faros y sin señales. ¿Por qué hay elefantes sobre la tierra? ¿Por qué hay ballenas en el mar? ¿Por qué en el aire no hay nada importante? Encenderemos la tele con la mente, nos leeremos el pensamiento, los unos a los otros y acabaremos medio-locos en la colonia humana que no huele, (planeta virgen) una copia de seguridad de la Tierra que alguien descubrirá, puede que un animal de los que se les operó en el cerebro y saben hablar. Por fin podrás decir con propiedad que te has tirado a una tigresa y que te has casado con ella por su dinero.

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Ana Herrera

Ascensi贸n


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Victor Manuel Domínguez Calvo

NORMAS INTERNACIONALES

Contra las cuerdas sobre el cuadrilátero, esquinado hacia el norte de todas las mentiras el luchador jadea. El tiempo se ha parado y son los golpes páramos imposibles en su pecho. Con los ojos cegados adivina el combate pero entonces la vida inventa nuevas reglas y es otro el ring y otra la mentira.

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Irán Infante

Lebensgefahr 1 Ella gritó El hacha astilla el día Danza su llama en el hueso de las horas ululantes. 2 La noche es piel cuando el poema ya no tiene plumas y el silencio habita en la sien de las sobras. 3 Acróbata de la palabra remojas las horas en la baba del vidente. 4 La blancura de los abrazos aniquila Los besos perforan Profeta desterrado muero como poema calcinado.

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Pedro Padilla

CALMA SOBREVIVIR es ver perecer. Ver pasar esos ojos arrastrados por la corriente. Como estrellas fugaces, como lágrimas guillotinadas. Esos ojos,? desorbitados, reflectantes, esos ojos que imploraban aún en el conocimiento de la imposibilidad. Aferrarse al vacío, oprimir los párpados y asistir esa noche al velatorio de un héroe. Sobrevivir es la culpabilidad de seguir en vida. Despertar cada mañana, viéndolos alejarse como un ejército de ausencias, silenciosos, sin reproches. Sobrevivir es encomendarse ciegamente al tiempo.

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Genus irritabile vatum, ha dicho un poeta latino. E s t a expresión bastaría a probarnos que el amor propio ha sido en todos tiempos el primer amor de los literatos, si hubiésemos menester más pruebas de esta incontestable verdad que la simple vista de los más de esos hombres que viven entre nosotros de literatura. No queremos decir por esto que sea el amor propio defecto exclusivo de los que por su talento se distinguen: generalmente se puede asegurar que no hay nada más temible en la sociedad que el trato de las personas que se sienten con alguna superioridad sobre sus semejantes. ¿Hay cosa más insoportable que la conversación y los dengues de la hermosa que lo es a sabiendas? Mírela usted a la

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cara tres veces seguidas; diríjale usted la palabra con aquella educación, deferencia o placer que difícilmente pueden dejar de tenerse hablando con una hermosa; ya le cree a usted su don Amadeo, ya le mira a usted como quien le perdona la vida. Ella sí, es amable, es un modelo de dulzura; pero su amabilidad es la afectada mansedumbre del león, que hace sentir de vez en cuando el peso de sus garras; es pura compasión que nos dispensa. Pasemos de la aristocracia de la belleza a la de la cuna. ¡Qué amable es el señor marqués, qué despreocupado, qué llano! Vedle con el sombrero en la mano, sobre todo para sus inferiores. Aquella llaneza, aquella deferencia, si ahondamos en su corazón, es una honra que cree dispensar, una limosna que cree hacer al

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plebeyo. Trate éste diariamente con él, y al fin de la jornada nos dará noticias de su amabilidad: ocasiones habrá en que algún manoplazo feudal le haga recordar con quién se las ha. No hablemos de la aristocracia del dinero, porque si alguna hay falta de fundamento es ésta: la que se funda en la riqueza, que todos pueden tener; en el oro, de que solemos ver henchidos los bolsillos de éste o de aquél

alternativamente, y no siempre de los hombres de más mérito; en el dinero, que se adquiere muchas veces por medios ilícitos, y que la fortuna reparte a ciegas sobre sus favoritos de capricho. Si algún orgullo hay, pues, disculpable, es el que se funda en la aristocracia del talento, y más disculpable, ciertamente, donde es a toda luz más fácil nacer hermosa, de noble cuna, o adquirir riqueza, que lucir el talento que nace entre abrojos cuando nace, que sólo acarrea sinsabores, y que se encuentra aisladamente encerrado en la cabeza de su dueño como en callejón sin salida. El estado de la literatura entre nosotros y el heroísmo que en cierto modo se necesita para dedicarse a las improductivas letras, es la causa que hace a muchos de nuestros literatos más insoportables que los de cualquiera otro país; añádase a esto el poco saber de la generalidad, y de aquí se podrá

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inferir que entre nosotros el literato es una especie de oráculo que, poseedor único de su secreto y sólo iniciado en sus misterios recónditos, emite su opinión oscura con voz retumbante y hueca, subido en el trípode que la general ignorancia le fabrica. Charlatán por naturaleza, se rodea del aparato ostentoso de las apariencias, y es un cuerpo más impenetrable que la célebre cuña de la milicia romana. Las bellas letras, en una palabra, el saber escribir, es un oficio particular que sólo profesan algunos, cuando debiera constituir una pequeñísima parte de la educación general de todos. Pero si, atendidas estas breves consideraciones, es el orgullo del talento disculpable, porque es el único modo que tiene el literato de cobrarse el premio de su afán, no por eso autoriza a nadie a ser en sociedad ridículo, y éste es el extremo por donde peca don Timoteo. No hace muchos días que yo, que no me precio de gran literato, yo que de buena gana prescindiría de esta especie de apodo, si no fuese preciso que en sociedad tenga cada cual el suyo, y si pudiese tener otro mejor, me vi en la precisión de consultar a algunos literatos con el objeto de reunir sus diversos votos y saber qué podrían valer unos opúsculos que me habían traído para que diese sobre ellos mi opinión. Esto era harto difícil en verdad, porque, si he de decir lo que siento, no tengo fijada mi opinión todavía acerca de ninguna cosa, y me siento medianamente inclinado a no fijarla jamás: tengo mis razones para creer que éste es el único camino del acierto en materias opinables: en mi entender todas las opiniones son peores; permítaseme esta manera de hablar antigramatical y antilógica.

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Fuime, pues, con mis manuscritos debajo del brazo (circunstancia que no le importará gran cosa al lector) deseoso de ver a un literato, y me pareció deber salir para esto de la atmósfera inferior donde pululan los poetas noveles y lampiños, y dirigirme a uno de esos literatazos abrumados de años y de laureles. Acerté a dar con uno de los que tienen más sentada su reputación. Por supuesto que tuve que hacer una antesala digna de un pretendiente, porque una de las cosas que mejor se saben hacer aquí es esto de antesalas. Por fin tuve el placer de ser introducido en el oscuro santuario. Cualquiera me hubiera hecho sentar; pero don Timoteo me recibió en pie, atendida sin duda la diferencia que hay entre el literato y el hombre. Figúrense ustedes un ser enteramente parecido a una persona; algo más encorvado hacia el suelo que el género humano, merced sin duda al hábito de vivir inclinado sobre el bufete; mitad sillón, mitad hombre; entrecejo arrugado; la voz más hueca y campanuda que la de las personas; las manos mijt y mijt, como dicen los chuferos valencianos, de tinta y tabaco; grave autoridad en el decir; mesurado compás de frases; vista insultantemente curiosa y que acecha a su interlocutor por una rendija que le dejan libre los párpados fruncidos y casi cerrados, que es manera de mirar sumamente importante y como de quien tiene graves cuidados; los anteojos encaramados a la frente; calva, hija de la fuerza del talento, y gran balumba de papeles revueltos y libros confundidos, que bastaran a dar una muestra de lo coordinadas que podía tener en la cabeza sus ideas; una caja de rapé y una petaca: los demás vicios no se veían. Se me olvidaba decir que la ropa era adrede mal hecha, afectando desprecio de las cosas terrenas, y todo el Larra


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conjunto no de los más limpios, porque éste era de los literatos rezagados del siglo pasado, que tanto más profundos se imaginaban cuanto menos aseados vestían. Llegué, le vi y dije: «Éste es un sabio». Saludé a don Timoteo y saqué mis manuscritos. -¡Hola! -me dijo, ahuecando mucho la voz para pronunciar. -Son de un amigo mío. -¿Sí? -me respondió-. ¡Bueno! ¡Muy bien! -y me echó una mirada de arriba abajo por ver si descubría en mi rostro que fuesen míos. -¡Gracias! -repuse. Y empezó a hojearlos. -«Memoria sobre las aplicaciones del vapor.» ¡Ah! esto es acerca del vapor, ¿eh? Aquí encuentro ya... Vea usted... aquí falta una coma: en esto soy muy delicado. No hallará usted en Cervantes usada la voz «memoria» en este sentido; el estilo es duro, y la frase es poco robusta... ¿Qué quiere decir «presión» y...? -Sí; pero acerca del vapor... porque el asunto es saber si... -Yo le diré a usted; en una oda que yo hice allá cuando muchacho, cuando uno andaba en esas cosas de literatura... dije... cosas buenas... -Pero ¿qué tiene que ver?... Larra


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-¡Oh!, ciertamente, ¡oh! Bien, me parece bien. Ya se ve; estas ciencias exactas son las que han destruido los placeres de la imaginación: ya no hay poesía. -¿Y qué falta hace la poesía cuando se trata de mover un barco, señor don Timoteo? -¡Oh! cierto... Pero la poesía... amigo... ¡oh!, aquellos tiempos se acabaron. Esto... ya se ve... estará bien, pero debe usted llevarlo a algún físico, a uno de esos... -Señor don Timoteo, un literato de la fama de usted tendrá siquiera ideas generales de todo; demasiado sabrá usted... -Sin embargo..., ahora estoy aquí escribiendo un tratado completo con notas y comentarios, míos también, acerca de quién fue el primero que usó el asonante castellano. -¡Hola! Debe usted darse prisa para averiguarlo: esto urge mucho a la felicidad de España y a las luces... Si usted llega a morirse, nos quedamos a buenas noches en punto a asonantes... y... -Sí... y tengo aquí una porción de cosillas que me traen a leer; no puedo dar salida a los que me... ¡Me abruman a consultas! ¡Oh! Estos muchachos del día salen todos tan... ¡Oh! ¿Usted habrá leído mis poesías? Allí hay algunas cosillas... -Sí; pero un sabio de la reputación de don Timoteo habrá publicado también obras de fondo y... -¡Oh! No se puede... no saben apreciar... ya sabe usted... a

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salir del día... Sólo la maldita afición que uno tiene a estas cosas... -Quisiera leer, con todo, lo que usted ha publicado: el género humano debe estar agradecido a la ciencia de don Timoteo... Dícteme usted los títulos de sus obras. Quiero llevarme una apuntación. -¡Oh! ¡Oh! «¿Qué especie de animal es éste, iba yo diciendo ya para mí, que no hace más que lanzar para mí, monosílabos y hablar despacio, alargando los vocablos y pronunciando más abiertas las aes y las oes?» Cogí, sin embargo, una pluma y un gran pliego de papel presumiendo que se llenaría con los títulos de las luminosas obras que habría publicado durante su vida el célebre literato don Timoteo. -Yo hice -empezó- una oda a la continencia..., ya la conocerá usted... allí hay algunos versecillos. -«Continencia» -dije yo repitiendo-. Adelante. -En los periódicos de entonces puse algunas anacreónticas; pero no con mi nombre. -«Anacreónticas»; siga usted; vamos a lo gordo. -Cuando los franceses, escribí un folletillo que no llegó a publicarse... ¡Como ellos mandaban...! -«Folletillo» que no llegó a publicarse.

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-He hecho una oda al huracán, y una silva a Filis. -«Huracán, Filis.» -Y una comedia que medio traduje de cualquier modo pero como en aquel tiempo nadie sabía francés, pasó por mía: me dio mucha fama. Una novelita traduje también... -¿Qué más? -Ahí tengo un prólogo empezado para una obra que pienso escribir, en el cual trato de decir modestamente que no aspiro al título de sabio; que las largas convulsiones políticas que han conmovido a la Europa y a mí a un mismo tiempo, las intrigas de mis émulos, enemigos y envidiosos, y la larga cadena de infortunios y sinsabores en que me he visto envuelto y arrastrado juntamente con mi patria, han impedido que dedicara mis ocios al cultivo de las musas; que habiéndose luego el Gobierno acordado y servídose de mi poca aptitud en circunstancias críticas, tuve que dar de mano a los estudios amenos que reclaman soledad y quietud de espíritu, como dice Cicerón; y en fin, que en la retirada de Vitoria perdí mis papeles y manuscritos más importantes; y sigo por ese estilo... -Cierto... Ese prólogo debe darle a usted extraordinaria importancia. -Por lo demás, no he publicado otras cosas... -Conque una oda y otra oda -dije yo recapitulando-, y unasilva, anacreóntica, una traducción original, un folletillo que no llegó a publicarse, y un prólogo que se

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publicará... -Eso es. Precisamente. Al oír esto no estuvo en mí tener más la risa; despedime cuanto antes pude del sabio don Timoteo, y fuime a soltar la carcajada al medio del arroyo a todo mi placer. -¡Por vida de Apolo! -salí diciendo-. ¿Y es este don Timoteo? ¿Y cree que la sabiduría está reducida a hacer anacreónticas? ¿Y porque ha hecho una oda le llaman sabio? ¡Oh reputaciones fáciles! ¡Oh pueblo bondadoso! ¿Para qué he de entretener a mis lectores con la poca diversidad que ofrece la enumeración de las demás consultas que en aquella mañana pasé? Apenas encontré uno de esos célebres literatos, que así pudiera dar su voto como en legislación, en historia como en medicina, en ciencias exactas como en... Los literatos aquí no hacen más que versos, y si algunas excepciones hay y si existen entre ellos algunos de mérito verdadero que de él hayan dado pruebas positivas, no son excepciones suficientes para variar la regla general. ¿Hasta cuándo, pues, esa necia adoración a las reputaciones usurpadas? Nuestro país ha caminado más deprisa que esos literatos rezagados; recordamos sus nombres que hicieron ruido cuando, más ignorantes, éramos los primeros a aplaudirlos; y seguimos repitiendo siempre como papagayos: «Don Timoteo es un sabio». ¿Hasta cuándo? Presenten sus títulos a la gloria y los respetaremos y pondremos sus obras sobre nuestra cabeza. Y al paso que nadie se atreve a tocar a esos

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sagrados nombres que sólo por antiguos tienen mérito, son juzgados los jóvenes que empiezan con toda la severidad que aquéllos merecerían. El más leve descuido corre de boca en boca; una reminiscencia es llamada robo; una imitación plagio, y un plagio verdadero intolerable desvergüenza. Esto en tierra donde hace siglos que otra cosa no han hecho sino traducir nuestros más originales hombres de letras. Pero volvamos a nuestro don Timoteo. Háblesele de algún joven que haya dado alguna obra. -No lo he leído... ¡Como no leo esas cosas! -exclama. Hable usted de teatros a don Timoteo. -No voy al teatro; eso está perdido... Porque quieren persuadirnos de que estaba mejor en su tiempo; nunca verá usted la cara del literato en el teatro. Nada conoce; nada lee nuevo, pero de todo juzga, de todo hace ascos. Veamos a don Timoteo en el Prado, rodeado de una pequeña corte que a nadie conoce cuando va con él: vean ustedes cómo le oyen con la boca abierta; parece que le han sacado entre todos a paseo para que no se acabe entre sus investigaciones acerca de la rima, que a nadie le importa. ¿Habló don Timoteo? ¡Qué algazara y qué aplauso! ¿Se sonrió don Timoteo? ¿Quién fue el dichoso que le hizo desplegar los labios? ¿Lo dijo don Timoteo, el sabio autor de una oda olvidada o de un ignorado romance? Tuvo razón don Timoteo.

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Haga usted una visita a don Timoteo; en buena hora; pero no espere usted que se la pague. Don Timoteo no visita a nadie. ¡Está tan ocupado! El estado de su salud no le permite usar de cumplimientos; en una palabra, no es para don Timoteo la buena crianza. Veámosle en sociedad. ¡Qué aire de suficiencia, de autoridad, de supremacía! Nada le divierte a don Timoteo. ¡Todo es malo! Por supuesto que no baila don Timoteo, ni habla don Timoteo, ni ríe don Timoteo, ni hace nada don Timoteo de lo que hacen las personas. Es un eslabón roto en la cadena de la sociedad. ¡Oh sabio don Timoteo! ¿Quién me diera a mí hacer una mala oda para echarme a dormir sobre el colchón de mis laureles; para hablar de mis afanes literarios, de mis persecuciones y de las intrigas y revueltas de los tiempos; para hacer ascos de la literatura; para recibir a las gentes sentado; para no devolver visitas; para vestir mal; para no tener que leer; para decir del alumno de las musas que más haga: «Es un mancebo de dotes muy recomendables, es mozo que promete»; para mirarle a la cara con aire de protección y darle alguna suave palmadita en la mejilla, como para comunicarle por medio del contacto mi saber; para pensar que el que hace versos, o sabe dónde han de ponerse las comas, y cuál palabra se halla en Cervantes, y cuál no, ha llegado al summum del saber humano; para llorar sobre los adelantos de las ciencias útiles; para tener orgullo y amor propio; para hablar pedantesco y ahuecado; para vivir en contradicción con los usos sociales; para ser, en fin, ridículo en sociedad, sin parecérselo a nadie?

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Para la nueva sección ARTÍCULOS ESCOGIDOS hemos elegido AL SEÑOR LARRA como principio y paradigma. Desde esta base OS LA OFRECEMOS para que abordéis todos los campos CREATIVOS desde cualquier punto de vista CON EL TONO que creais oportuno. CINE teatro TV música FOTOGRAFÍA PINTURA arquitetura DISEÑO etc

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fin de la octava parte Pr贸xima edici贸n en sus pantallas el 31 de Mayo de 2012


Iván Vergara Ferrán Destemple Cordelia Enrique García Carlos Ildemar Pérez Isabel Tejada Luis Perozo Cervantes Jesús Martín Camacho Helena con H Jean de la Ville de Mirmont Raquel Egea Aymara Infante Ana Herrera Francisco Javier García Vito Domínguez Calvo Irán Infante Pedro Padilla Larra

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