Pañol de la Historia # 1

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Pa帽ol

de lahistoria

Fasc铆culo No. 1 Direcci贸n de Acci贸n Integral Armada Nacional


Presentación A los marinos de Colombia se dedica este trabajo de investigación sobre historia naval, plasmado en crónicas que resumen las hazañas de aquellos que combatieron por todas las causas, navegando cargados de ilusiones y tiñendo el mar con su sangre. Los INSTRUCTIVOS NAVALES, son un homenaje al pasado que como el mar, es infinito e inescrutable, pretendiendo rememorar la historia, convirtiendo la pluma en espada, los argumentos en un cañón y la verdad en un acorazado. Agradezco al señor Almirante Mauricio Soto Gómez, Comandante de la Armada Nacional, la deferencia de publicar en el periódico "A la mar" los resúmenes de este modesto colaborador que desea llevar el mensaje de la historia a aquellos hombres de mar y de guerra, que fueron arrullados por las olas y embriagados con su encanto. Jorge Serpa Erazo

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Pañol de la historia

Buque ARC Gloria

“La bandera del mundo” El general Francisco de Miranda y el poeta J. W. Goethe se encontraron, una noche del invierno de 1785, en una fiesta celebrada en una importante casa de Weimar. Miranda había nacido en Venezuela, era un ferviente admirador de la obra de Cristóbal Colón y sólo tenía 34 años, pero había asistido a los primeros pasos de la democracia estadounidense y había servido, como general, en la dramática revolución francesa (su nombre está grabado en el Arco del Triunfo de la ciudad de París). Goethe, por su parte, había publicado "Las penas del joven Werther", una novela extraordinaria, y, muy a su pesar, había inspirado a cientos de suicidas europeos a tomar la única decisión de sus vidas. En una carta al conde Woronzoff, fechada siete años después de aquel encuentro histórico, Miranda escribió sobre aquella noche ya lejana diciendo que Goethe había estado fascinado con sus historias sobre la búsqueda de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Por eso, cuando los demás asistentes a la celebración comenzaron a bailar y a contar secretos a voces, el poeta romántico se le acercó, se burló de sus zapatos, de su cara aplastada y le dijo las famosas palabras: "Su destino es crear, en su tierra, un lugar que no falsee los colores primarios". Faltaban 25 años para que Goethe publicara su “Esbozo de una Teoría de los Ccolores”, pero, ante el asombro de Miranda, tuvo que explicarle, paso por paso, lo que estaba diciendo. Jamás imaginó que en las próximas dos horas sentaría, en la cabeza de aquel idealista, las bases para el nacimiento de un nuevo continente. Primero me explicó la forma como el iris convierte la luz en los tres colores primarios, escribió Miranda al conde Woronzoff. Si se tratara de fundar un paraíso, de inventar un mundo ideal, le dijo, lo mejor sería nombrarlo en honor a su origen y crearle un emblema que tuviera esos tres colores. Un país parte de un nombre y de una bandera y se convierte en ellos, como un hombre que cumple un destino, concluyó el poeta. Le comprobó por qué el amarillo es el color más cálido, noble y próximo a la luz, por qué el azul es esa mezcla de excitación y serenidad, una lejanía que evoca las sombras, y por qué el rojo es la exaltación del amarillo y el azul, la síntesis, el desvanecimiento de la luz en la sombra. No es que el mundo esté hecho de amarillos, azules y rojos, le aclaró Goethe a Miranda: Es que así, como una combinación al infinito de aquellos tres colores, lo vemos todo. El joven general venezolano entendió, de inmediato, a qué se refería. Y aceptó que sus zapatos no eran de buen gusto.

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En la madrugada, cuando volvió a la casa en donde se hospedaba, Miranda dibujó una bandera con esos tres colores, dispuestos en franjas horizontales, y, para que la luz siempre le ganara a la sombra, y porque se había pasado un poco de tragos, hizo que el amarillo fuera el primero y el más grande de todos. Era, según pensó, el emblema perfecto: recordaba haber visto, en un fresco, pintado por Lázaro Tavarone hacia 1600, en el Palacio Belimbau de Génova, que amarillo, azul y rojo eran los colores de la bandera que el almirante Cristóbal Colón, su ídolo, había ordenado izar en los cuarteles de Veragua. A esa tierra, a la tierra que Colón pisó por primera vez, a una Colombia de los colores primarios, en donde todos los hombres son libres porque pueden ver todo como es, era a la que él, Miranda, quería regresar. Y la triste verdad es que, aunque siempre quiso servirle a su inmenso país, y lo hizo todo para traer la democracia norteamericana y la libertad francesa a su patria, sólo el 31 de diciembre de 1810, a los 60 años y después de varios desembarcos frustrados, pudo poner los pies sobre su tierra. En el mástil de su nave, el buque "Leandro" por supuesto, ondeaba la que sería la bandera de Colombia. Venezuela se independizó el 5 de julio de 1811. Y el 9 de ese mismo mes, el general Francisco de Miranda presentó, ante el Congreso Constituyente, la nueva bandera de su patria. En un discurso memorable les explicó a todos sus compañeros de lucha la razón de ser de cada uno de los colores y les propuso crear un nuevo continente, un gran país que se convirtiera en su nombre y su bandera, pero no, no fue suficiente. Pronto descubrió, en carne propia, que regresar a los tiempos de Colón no sería fácil: después de cuarenta años de exilio sus teorías habían perdido, por completo, el contacto con la realidad. Para comenzar, aquel país no quería ser liberado. Las élites rechazaban el nuevo estado, la Iglesia se mostraba fiel a la monarquía, los esclavos se rebelaban contra el Gobierno justo antes de que se aboliera la esclavitud y la guerra no parecía detenerse. Porque se alejó de la barbarie de la independencia y concilió con los españoles, porque se apartó de unos remedios que comenzaban a parecerle peores que la enfermedad, Miranda fue declarado, por el propio Simón Bolívar, traidor a la patria y entregado a los españoles. Murió en Cádiz preso y encadenado en una mazmorra (prisión subterránea) en 1816, luego de cuatro años de cautiverio. Todas sus ideas fueron enterradas en un par de meses y distorsionadas. Se dijo que el amarillo sería el oro perdido, el azul los océanos del horizonte y el rojo la sangre de la guerra por venir. Ya no existiría un Estado al servicio del hombre, sino un hombre al servicio del Estado: la filosofía del siglo XVIII sería reemplazada, poco a poco, por las campañas militares del siglo XIX y Miranda se convertiría, de un día para otro, en un personaje del pasado. Bolívar continuaría sin él la lucha por la independencia y llevaría, por todas partes, la bandera de la Gran Colombia. Cuarenta y cinco años después de la muerte de Francisco de Miranda, 31 después de la de Simón Bolívar y 29 después de la J. W. Goethe (quiero ver la luz, más luz, fueron sus últimas palabras), el general Tomás Cipriano de Mosquera decidiría en 1861, que aquella bandera, la diseñada por Miranda, sería la bandera de nuestro país. En el último párrafo de su carta al conde de Woronzoff, embajador de Catalina II en Londres, aún puede leerse una frase de Miranda, el idealista, que contiene el sentido de su vida y hace más triste su triste final: "Esa bandera con esos tres colores podría ser la bandera del mundo" dijo.

Resumido y adaptado de un escrito de Ricardo Silva Romero.

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Batalla del río de la Plata 13 a 17 de diciembre de 1939 El Tratado de Versalles prohibió a Alemania construir buques con más de 10.000 toneladas de Registro Bruto, además la flota alemana había quedado reducida a una escuadra sin mayor capacidad, que la de vigilar el tráfico marítimo en sus costas. La necesidad de construir una poderosa flota se hacía evidente, pero en vista de las limitaciones, los ingenieros alemanes estaban obligados a planificar una flota diferente. Se hacía imperioso diseñar un tipo de nave con las características de un acorazado, pero con las limitaciones que el tratado imponía. Acorazados de bolsillo Para ese efecto, utilizaron aleaciones muy ligeras pero de gran resistencia y en especial reemplazaron los remaches, por la soldadura de penetración. De esa forma, el casco resultaba más liviano que cualquier otro barco de su época, con las mismas dimensiones. En consecuencia, fue posible equipar a la nave con cañones de gran potencia de fuego, impensable en buques de la época con mayor calado.

Acorazado de Bolsillo “Graf von Spee” Así nacieron los Acorazados de Bolsillo, barcos con la versatilidad de un crucero pero con la potencia de fuego de un acorazado. Se planificaron tres barcos gemelos, el Admiral Scheer, el Deutschland y el Graf von Spee, puesto en servicio en 1934. Buques corsarios A Alemania sólo le quedaba como posibilidad aplicar el plan de operaciones del Almirante Raeder que consistía en sacar los acorazados de bolsillo para usarlos como buques corsario, azotando las rutas de navegación de los mercantes aliados. El Graf von Spee tenía esa misión y para el efecto Adolfo Hitler despedía al Capitán de Navío Hans Langdorff en la Cancillería y más tarde el buque se hacía a la mar, desde su puerto de Willhelmshaven, el 21 de Agosto de 1939. Tres días después zarpaba el Deutschland rumbo al Atlántico. El Deutschland (Alemania) era para Hitler motivo de preocupación, pues temía que algún día se diera la noticia del "Alemania enviado al fondo del mar". No pasaría mucho tiempo antes que ordenara cambiarle el nombre por Lutzow.

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Compás de espera El Capitán Langdorff tenía como plan de operaciones el navegar hacia el Atlántico sur, mantenerse en una ruta de espera frente a las costas de África y esperar la orden de iniciar operaciones contra los mercantes que recorrían esas aguas. Lo abastecería el carguero Altmark, que estaba autorizado a cambiar de nombre, colores y bandera y tenía documentación para atracar en cualquier puerto neutral. El estallido de la guerra ocurrió el 01 de Setiembre cuando el Graf von Spee permanecía en su zona de espera en la línea Dakar-Puerto Rico. A partir de ese momento estaba en libertad de hundir cuanto mercante aliado o barco contrabandista de armas se pusiera en su camino, evitando enfrentarse con otros buques de guerra aliados, a menos que fuera absolutamente necesario. El Clement El día 30 de Septiembre, frente a Pernambuco, encuentra y hunde al carguero inglés Clement de 5051 Tns. Inmediatamente el Almirantazgo Británico puso en marcha la cacería de los barcos alemanes. Newton Beach y Ashlea El día 5 de Octubre, avista y detiene al Newton Beach de 4651 Tn, y el día 7, detiene al carguero británico Ashlea de 4222 Tn, y lo hunde frente a las costas de África. Al día siguiente hunde al Newton Beach.

Ashlea Las operaciones del Deutschland Por su parte, el Deutschland hunde al Stonegate frente a Groenlandia y cuarenta y ocho horas después, frente a Terranova, intercepta al mercante americano City of Flint, que llevaba material bélico a bordo. Este buque es capturado y enviado a Alemania con una dotación reducida. Huntsman y Trevanion El día 17 de Octubre hunde al Huntsman y el día 22 el Graf von Spee detiene al carguero británico Trevanion de 5299 Tn y lo hunde. El 4 de Noviembre Langdorff decide dirigirse hacia el Océano Índico. Africa Shell El día 15 de Noviembre, detiene al buque cisterna Africa Shell de 706 Tn, en las costas de Lourenço Marques y lo hunde. En Diciembre decide regresar al Atlántico. Ese mismo día, el Deutschland regresa a Alemania atracando en el puerto de Gdynia, llamado entonces Gotenhafen.

HMS Achilles

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Pañol de la historia Doric Star y Tairoa El día 2 de Diciembre avista al vapor británico Doric Star de 10.086 Tn y lo hunde. Al día siguiente encuentra al buque frigorífico Tairoa de 7983 Tn y lo manda al fondo del mar. Rendez-vous con el Altmark El día 6 de Diciembre hace un rendez-vous con el Altmark en las coordenadas 25.5º Sur y 24.5º Oeste. Para entonces, ya se había encontrado con el Altmark 9 veces para aprovisionarse de combustible y transbordar prisioneros y este resultó ser su último encuentro. En esos momentos, el capitán Langsdorff decide poner rumbo hacia el río de la Plata, para ocultar sus verdaderas intenciones de regresar a Alemania. Streonshalh El día 7 de Diciembre el Graf von Spee se encuentra con el vapor británico Streonshalh de 3895 Tn, que a la postre sería su última captura. Llevaba ya más de 50 mil toneladas de buques hundidos. La Fuerza G británica El día 13 de Diciembre de 1939, El Graf von Spee entraba en las aguas donde operaba la Fuerza G, al mando del Comodoro Henry Harwood, cuya misión era asegurar la ruta Montevideo-Rio de Janeiro, con base en las Islas Malvinas. La flotilla de Hardwood estaba compuesta por los cruceros pesados Cumberland y Exeter, acompañados de los Cruceros ligeros Ajas y Achilles. De acuerdo a los informes de inteligencia, Harwood sabía que tarde o temprano, el acorazado de bolsillo entraría en aguas del Atlántico Sur y que le tocaría a él enfrentarlo. La inteligencia había detectado también que, en Montevideo y Río de Janeiro, se realizaban grandes movimientos de víveres, bajo el control del agregado naval alemán y que no podían ser para otro, que para el Graf von Spee.

HMS Ayax El olfato de Hardwood Viendo el mapa, Harwood sabía que el buque alemán tenía tres posibilidades, llegar el día 12 cerca a Río de Janeiro, aproximarse a Montevideo el día 13, o moverse por los alrededores de las Malvinas el día 14. Hardwood se decidió por concentrar sus fuerzas frente al Río de la Plata desde el día 10. Primer error de Langdorff El día 9 de Diciembre la inteligencia naval alemana informaba de un convoy de cuatro buques en las costas suramericanas escoltados por un crucero. El día 13 de Diciembre el Graf von Spee avista los barcos en el horizonte. Langdorff comete un error. Piensa que los ingleses lo habían divisado y decide atacarlos, sin embargo los vigías británicos sólo se percatan de la presencia del navío alemán, 45 minutos después. ¡Abran Fuego! Los tres barcos británicos estaban formados en línea. Probablemente Langdorff pensó que se trataba de un crucero de escolta y dos destructores que acompañaban al convoy y decide entrar en combate. El Exeter vira a babor para atacar desde el Sur. Los otros dos buques mantienen rumbo norte. El Graf Spee se encuentra entre dos fuegos y es alcanzado, pero

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sin mayores consecuencias. Por su parte el Exeter recibe varios impactos que lo dejan muy maltrecho. Langdorff ordena dirigir el fuego a los otros dos navíos y cambia de rumbo en dirección al estuario del Río de la Plata. Los barcos ingleses están en muy malas condiciones y Harwood decide suspender el ataque hasta el anochecer. Se intercambian algunos disparos sin mayores consecuencias.

HMS Exeter

Segundo error de Langdorff El Exeter, incapacitado para abrir fuego, pone proa a las Malvinas y el ajas que se encuentra en muy mal estado, junto al Achilles siguen al barco alemán que se dirige al puerto de Montevideo. Segundo error del capitán alemán. Langdorff pretende entrar a puerto a realizar reparaciones y dejar heridos, pero también está consciente de que está muy corto de municiones para forzar una posterior salida. ¿Por qué eligió Montevideo y no Buenos Aires, donde habría podido recibir mejor apoyo? Posiblemente, por desconocimiento de la situación política del momento. La inteligencia y propaganda El Cumberland, procedente de las Malvinas se une al ajas y Achilles, mientras en Montevideo y Buenos Aires los británicos hacen circular el rumor que una gran flota se había reunido frente al estuario del Río de la Plata. En realidad se trataba de los tres buques mencionados, a los cuales, estando el Graf von Spee en buenas condiciones, hubiera podido enfrentar, con buenas probabilidades de éxito. Decisión final de Langdorff De acuerdo a las leyes internacionales, el buque tenía 72 horas para realizar reparaciones antes de salir del puerto. Las diligencias diplomáticas alemanas para extender el plazo no fueron más eficaces que las que realizaban los británicos para que se cumplieran con las leyes internacionales. Bajo esas circunstancias, desde Alemania, Langdorff recibe las instrucciones de salir peleando o hundir el buque. Específicamente recibe la orden de no permitir el internamiento del buque en Uruguay. Langdorff sabe también que no tiene suficientes municiones para intentar una salida, en especial si hay más barcos esperándole.

Hundimiento del Graf von Spee

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Pañol de la historia Hundimiento del Graf von Spee Sepelio de los caídos en combate El día 15 de Diciembre, 320 oficiales y tripulantes, incluyendo al Capitán Langdorff , bajan a tierra para enterrar a los muertos. El final El día 17 de Diciembre, incapaz de poder dirigirse a Buenos Aires, la tripulación es transferida al barco alemán Tacoma y a otros barcos argentinos, los cuales posteriormente fueron internados en Uruguay pero enviados más tarde a Argentina. El Graf von Spee, se hace a la mar con una tripulación reducida y una vez fuera del puerto es abandonado. A las 19:56, unas explosiones inician el fin del Graf von Spee, que se incendia, escora y se hunde, dejando ver los restos, a ras de las aguas poco profundas. Langdorff se suicida Langdorff y la tripulación, regresan a tierra. El día 19, en su habitación en el Arsenal Naval de Buenos Aires, se suicida de un disparo en la cabeza. El día 20 encuentran el cuerpo del marino, envuelto en la bandera del buque. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio del Norte, de Buenos Aires.

Entierro del Capitán Hans Langdorff Resumen del capítulo III "La guerra del Corso" del libro " La guerra naval en el Atlántico" de Luis de la Sierra

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“Operación Baldur” C.C. Gunther Prien Comandante del U-47 Objetivo: Scapa Flow La base de Scapa Flow estaba considerada como un centro vital de las actividades navales de Gran Bretaña. Situada en la isla Pomona, perteneciente al archipiélago de las Orcadas junto a la casta noreste de Escocia, ocupaba el espacio de una bahía de veinte kilómetros de longitud por catorce de anchura. Se trataba de un refugio extremadamente seguro para la Armada Real Inglesa, que la había utilizado intensamente durante la Primera Guerra Mundial. Desde ella, Inglaterra controlaba el mar del Norte, así como las grandes rutas que cruzaban el Océano Atlántico. Ya durante la anterior conflagración Alemania había tratado infructuosamente de lanzar un ataque, debido a la importancia que poseía. De hecho, la base se encontraba protegida ante todo por el mismo físico de su entorno, definido por un paraje desolado -y batido de forma continua por vientos huracanados y persistentes nevadas. Durante la década de los veinte, el interés germano seguirá puesto sobre este punto, de cara al posible estallido de otro conflicto generalizado. El Almirante Canaris, situado en el puesto más importante de los servicios de espionaje, incidirá en la cuestión y, a partir del año 1929, destacará al oficial de Marina Alfred Wehring como elemento de información en Gran Bretaña. Este, simulando ser relojero se instaló a partir de la primavera de 1933 en la localidad de Kirkwall, en la misma isla de Pomona. Habiendo conseguido la nacionalidad británica, ira recopilando datos acerca de las posibilidades de ataque a la base a partir de los comentarios emitidos por los pescadores y demás habitantes de la población.

HMS Royal Oak

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Pañol de la historia Una vez comenzada la guerra, los servicios alemanes deciden la puesta en práctica del ataque, denominado "Operación Baldur". Así, a partir del material aportado par el espía Wehring, los primeras días del mes de octubre son los señalados para pasar a la acción. El ocho de ese mes sale de la base de Kiel el submarino U-47 comandado por el capitán Gunther Prien. En la mañana del doce penetró en la rada de Scapa Flow mediante hábil maniobra realizada a través de la rocosa costa. Operación Baldur Cuando el 3 de septiembre de 1939 Gran Bretaña declaró la guerra al Reich alemán, hacía ya largo tiempo que unidades pesadas de la Marina de guerra germana, y una gran parte de los submarinos, operaban en el Atlántico, convertido en base preferente de actuaciones. Entre los comandantes de submarinos que, ese día, mantenían por doquier una actitud expectante se encontraba también un joven teniente de navío llamado Günther Prien. Un año antes, en el otoño de 1938, había recibido por primera vez el mando: el submarino U-47, con una dotación de 38 hombres. Para sus jefes, Günther Prien tenía todo el prestigio de un soldado modelo, aunque para la opinión pública fuese todavía desconocido. La guerra submarina comenzaba formalmente con la entrada de Inglaterra en la conflagración mundial. Un 80% de los submarinos alemanes se encontraba dispuesto para ello desde el primer día de la contienda, pero los enfrentamientos aún se mantenían en el plano de un conflicto secreto. A finales de la segunda semana de guerra, un informe de la Wehrmacht anunciaba un primer éxito espectacular: el U-29, mandado por el teniente de navío Otto Schuhart, habían hundido el portaaviones inglés Courageous lanzándole dos torpedos. De pronto todo el mundo empezó a hablar de los submarinos. Al tiempo, el jefe de la flota submarina (F.d.U.), Karl Dónitz, trabajaba en un plan que, poco más tarde, convertiría el interés creciente por los submarinos en verdadero entusiasmo y que transformaría a Günther Prien en el primer héroe de la segunda Guerra Mundial.

U-47 atracado en Kiel antes de zarpar el 8 de octubre de 1939 El plan de Dónitz u "Operación Baldur" consistía en introducir subrepticiamente un sumergible alemán en el punto clave de la Royal Navy, el puerto natural, gigantesco, de Scapa Flow, y era por dos motivos, lo que entre los soldados se conoce como un «viaje al otro,mundo». El primero de esos motivos, de todos conocido, era éste: la bahía, situada en la isla Mainland, del archipiélago de las Orcadas, proporcionaba a los ingleses un abrigo seguro contra la irrupción del enemigo. Al tiempo disponía de un sistema perfecto de alerta, hasta el punto de que penetrar en la rada era imposible y suicida. Según informaciones de agentes, había una posibilidad aprovechable: las barreras de protección estaban oxidadas en parte, o dañadas, o no se habían reparado desde hacía años. El F,d.U., Karl Dónitz, había llegado al convencimiento de que era posible situar un submarino alemán en Scapa Flow. Sobre este proyecto

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habló con Prien. Durante un día y una noche, el Teniente dio vueltas al plan propuesto por su jefe. Luego pidió hablar nuevamente con Dónitz y le dijo que estaba dispuesto a intentarlo. Si se llegó a hablar del segundo peligro, desde luego mayor que el primero, es algo que no ha trascendido. Pero este segundo obstáculo era más que conocido para la mayor parte de los comandantes de submarinos alemanes. Y lo era por propia y amarga experiencia. Cajus Bekker, autor del libro «Verdammte See» («Océano infernal»), dice en el titular de un capítulo: «Los torpedos alemanes no servían para nada». Hay que suponer que también Prien conocía de sobra esta particularidad. Él mismo llamaría después a este arma «fusiles de madera», una expresión que en él parecía ir envuelta en una especie de resignación macabra. A ciertos torpedos les fallaba el mecanismo de dirección; a otros, el percutor de la espoleta, por lo que llegaban al objetivo pero no estallaban; otros aún, dotados de un resorte magnético, hacían explosión mucho antes de llegar al objetivo. Preparado para lo peor Prien preparó la misión con plena conciencia de lo que significaba. Aparte de su propia vida, también se ponía en peligro la de otros 45 hombres. Únicamente él conocía el objetivo, el cúmulo inmenso de peligros que les aguardaban, el mínimo de posibilidades de sobrevivir a la acción. Sólo cuando se encontraba cerca de Scapa Flow, en la noche del 12 al 13 de octubre de 1939, la tripulación tuvo la noticia del punto de destino. Envuelto en las sombras de la noche, el U 47 consiguió lo que parecía imposible: penetrar en la boca del lobo. Los británicos se sentían tan seguros en su bahía que ni siquiera tenían en servicio lanchas patrulleras. El U-47 de Prien no tuvo más que navegar lentamente sobre la superficie de las aguas, hacia Scapa Flow. En ese momento eran las 0,58 horas. De lo que sucedió en la media hora siguiente informa el propio Prien en su libro «Mi camino hacia Scapa Flow», que apareció en 1940. Podría pensarse que el comandante conocía perfectamente lo que había ocurrido, pero la realidad es otra. Según cuenta Günther Prien, fueron disparados dos torpedos, de los cuales uno alcanzó el buque de línea HMS Repulse, dañándolo seriamente, y el otro destruyó el HMS Royal Oak de 29.150 toneladas. Lo que no pudo ver Prien fue que el navío dañado no era el HMS Repulse, sino el buque de apoyo de aviones HMS Pegasus, que se encontraba mucho más lejos y en parte cubierto por el HMS Royal Oak. Pero lo que sí conocía con precisión, y falseó después en su relato, era el número de los torpedos lanzados. Desde luego fueron más de dos. En años sucesivos, cuando ya no obligaba el secreto, afloró la verdad. Entonces se supo que el Teniente de Navío Prien tenía los nervios de acero. Según parece, se dispararon cuatro torpedos contra el HMS Royal Oak en el primer ataque, que tuvo lugar a las 0,58 horas. Pero sólamente tres salieron de los tubos lanzatorpedos, mientras el cuarto quedó alojado en él.

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Pañol de la historia U-47(Maqueta)

«Éste ya tiene lo suyo» Por lo menos dos de los tres proyectiles lanzados no alcanzaron el enorme e inmóvil buque de línea, a pesar de haberlos disparado un hombre con experiencia como el oficial Endrass. En el submarino se percibió una explosión, relativamente atenuada. Los hombres que ya antes habían tratado al Teniente de Navío Prien excluyen que éste pudiera interpretar aquella detonación como si el torpedo hubiese alcanzado al buque situado detrás del HMS Royal Oak, interpretación que tampoco haría suya Endrass. A pesar de todo comentaría el «Ghost-writer» (censor) de Prien al oficial que había hecho el disparo: «Éste ya tiene lo suyo». El Comandante del submarino contaba con una experiencia, sumamente dramática, en materia de «fusiles de madera». Pero decidió insistir. No había aceptado el riesgo de la misión para entrar tan sólo en el puerto de la flota británica. Ordenó que prepararan el torpedo de popa, el submarino viró 180 grados y volvió a disparar. Pero el único torpedo de popa desapareció silenciosamente. No se oyó detonación alguna. La tripulación se sumió en una especie de furor apenas ahogado y una profunda desesperación. Lo habían arriesgado todo, cautiverio, salud y vida, habían conseguido dominar el miedo, la añoranza de sus familias, habían mantenido tensos los nervios hasta desgarrarlos... Y ahora se encontraban con que, de cinco torpedos, cuatro no habían alcanzado el objetivo y otro ni siquiera se había movido del tubo lanzatorpedos. Y todo esto en medio de un puerto militar enemigo del que resultaría aún más difícil salir que entrar. En esta situación, Prien ordenó todavía que se dispusiesen otros dos torpedos. La maniobra se realizó mientras el submarino emergía envuelto en la pálida luz del norte que iluminaba con claridad crepuscular Scapa Flow. A la 1,22, exactamente media hora después de la primera andanada fallida, los dos torpedos de reserva estaban listos para el disparo. El U-47 adoptó la posición adecuada para hacer fuego. Segundos después un doble impacto hendía el casco del buque de línea HMS Royal Oak y 833 marineros ingleses se hundieron con él. Por su parte, el U-47 logró salir a duras penas de Scapa Flow. Al día siguiente Prien y su tripulación, cuando se encontraban de regreso hacia puerto alemán, oyeron una noticia a través de la Emisora de Alemania: «En la bahía de Scapa Flow, el buque de línea inglés HMS Royal Oak ha sido torpedeado por un submarino alemán y se ha hundido. Según informaciones inglesas, el submarino atacante también ha encontrado el mismo final». Prien debe callar Pocos días después Hitler recibía en Berlín a la tripulación del submarino. Günther Prien se convirtió en el primer oficial de Marina condecorado con la Cruz de Caballero. La segunda Guerra tenía ya su primer héroe naval. Nadie podía barruntar que el héroe había abusado peligrosamente de un arma tan imperfecta como aquellos torpedos, y si alguien cayó en la cuenta prefirió mantener silencio. Hablar de ello era casi tan peligroso como hacerse a la mar con esos torpedos, cuyo funcionamiento dependía en mayor o menor medida, de la casualidad.

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Prien con los oficiales del U-47

Durante el primer mes de la guerra, sólo un par de semanas antes de la aventura de Günther Prien en Scapa Flow, el 12 y 14 de septiembre de 1939, la Marina alemana perdió los submarinos U-39 y U-27 al fallar sus torpedos. A finales de 1939, Dónitz reconocería: «Por lo menos un 30% de los torpedos no sirven para nada». Dónitz, por supuesto, había colocado el porcentaje muy por debajo de la realidad. En abril de 1940, al comienzo de la lucha contra Noruega, ordenó que se concentrasen 31 submarinos ante las costas de ese país, en previsión de un contraataque inglés. Prien también acudió con su U-47. En él se depositó una gran esperanza, fundada en su aureola como «toro de Scapa Flow». Disparó sus torpedos a una distancia mínima (750 m), desde la que prácticamente no podría errar el tiro. Pero de ocho disparos, siete resultaron fallidos. El balance final de todos los efectivos submarinos fue tan deprimente como el conseguido por Prien: de 31 disparos en condiciones óptimas, ni uno solo logró su objetivo. Entretanto, la industria de armamento alemana trabajaba febrilmente para remediar los fallos observados. Con todo, los submarinos continuaban saliendo a alta mar, armador con los viejos torpedos y con otros nuevos, para combatir a los ingleses. También Günther Prien, ascendido ya a Capitán de Corbeta, se incorporó a la lucha. Comenzaba la etapa de las batallas contra los grandes convoyes, también llamada «de los lobos grises» Era una táctica para la lucha submarina en la que el ataque se producía en grupos («manadas de lobos») que asaltaban los convoyes. La nueva táctica obtuvo grandes éxitos pero a costa de elevadas pérdidas en las propias filas. La muerte de Prien A pesar de la táctica del ataque en «manada» se perfilaban ya los grandes ases del arma submarina: Kretschmer, Prien y Schepke. Los tres acabarían por sucumbir ante la defensa del radar inglés en un plazo de nueve días. El submarino de Kretschmer fue abordado el 17 de marzo de 1941, y tanto él como 39 marineros tuvieron que ser salvados por los ingleses. El mismo día tuvo un percance similar Schepke: seis hombres lograron salvarse en una lancha; entre ellos no se encontraba el comandante, por lo que se supuso que se había hundido con su nave. En esos momentos Günther Prien llevaba ya perdido varios días. En la noche del 7 de marzo estableció contacto con un convoy y dispuso el ataque, pero perdió la pista. En la tarde siguiente volvió a localizarlo. Cuando se preparaba para hacer fuego su submarino fue divisado por un destructor, que trató de abordarlo. Prien no tuvo más remedio que huir. Tras cinco horas de persecución, con lanzamiento de cargas de profundidad, hubo de volver a la superficie con toda rapidez, al comprobar que había sido alcanzado el submarino. Al intentar emerger Prien observó que el destructor le esperaba y no le quedó otro camino que regresar a las profundidades, al tiempo que se repetía el lanzamiento de cargas explosivas. El Capitán de Corbeta Günther Prien, sus hombres y el submarino U-47 jamás volverían a la superficie. Dos meses y medio después, el 23 de mayo de 1941, en un informe de la Wehrmacht se decía: «El submarino mandado por el capitán de corbeta Günther Prien no ha regresado de su última expedición contra el enemigo. En consecuencia hay que contar con la pérdida de este submarino.

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Pañol de la historia El Capitán de Corbeta Günther Prien, héroe de Scapa Flow, distinguido por el Führer, en reconocimiento de sus méritos, con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, y su valiente dotación, permanecerán vivos en el corazón de todos los alemanes». Respecto al hundimiento del U-47 hay dos versiones; una (la que se acepta como hecho histórico) que el destructor británico HMS Wolverine lo hundió con cargas de profundidad y la otra, que el destructor británico HMS Wolverine en realidad estuvo atacando al submarino UA de Eckermann, que debió retirarse con daños serios. Se especula, que el submarino de Prien fue alcanzado por uno de sus propios torpedos el cual navegaba en círculos. Dos submarinos estadounidenses sufrieron ese mismo tipo de percance, en el Pacífico. De cualquier forma, el día 7 u 8 de marzo de 1941, el U-47 se hundió con Prien y sus 45 tripulantes.

Hitler condecora con la Cruz de Caballero al primer héroe de la Segunda Guerra Mundial

Resumen del capítulo II "Guerra Crepuscular" del libro " La guerra naval en el Atlántico" de Luis de la Sierra

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A R M A D A N A C I O N A L w w w. a r m a d a . m i l . c o

Preprensa e Impresi贸n: Rasgo & Color Ltda. 314 3540 / 2400 495

Pa帽ol de la historia


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