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Presente y futuro de la minería de Santa Cruz
El Macizo del Deseado es un distrito geológico de clase mundial, ubicado en la Provincia de Santa Cruz. Delimitado al Norte por la ruta provincial N° 49; al Sur por una línea paralela al río Chico hasta el paraje Las Horquetas; al Oeste por la Ruta Nacional N° 40, desde Las Horquetas hasta la localidad de Perito Moreno y al Este por el Océano Atlántico, ocupa aproximadamente el 30% del territorio provincial. A pesar de que el desempeño de las compañías mineras que se encuentran en producción ha proyectado en términos de valor exportado, a la Provincia de Santa
Cruz al primer lugar como distrito exportador de metales de la Argentina, cabe apuntar que solo un pequeño porcentaje del macizo ha sido debidamente explorado hasta el día de hoy.
En la intención de buscar reflejar un panorama preciso acerca del estado de la minería en la provincia de Santa Cruz, se requiere necesariamente posar la mirada sobre dos grandes campos, el primero de los cuales abarca la actual situación por la que atraviesa la industria, mientras que el segundo aborda los interrogantes existentes acerca del futuro desarrollo de la misma. Como marco general conviene aquí apuntar, como bien se sabe, que en todas sus etapas la minería es una actividad de largo aliento, con plazos en su proceso de desarrollo que en ocasiones se miden en décadas, por lo que el reclamo de reglas claras y estables en el tiempo no lleva implícita la búsqueda de ningún privilegio o trato especial, sino que resulta esencial, o directamente imprescindible, para lograr su normal desenvolvimiento.
Respecto a la actual situación por la que atraviesa la industria, hace ya más de 10 años, en declaraciones a la prensa, un alto
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Cementing isolation ejecutivo de la compañía minera decana de la provincia de Santa Cruz expresaba de este modo su preocupación: “La inflación y el retraso cambiario impactan doblemente sobre nuestro balance, ya que mientras la inflación hace subir la mayoría de nuestros costos operativos, que tienen un predominante origen local, el estancamiento del tipo de cambio neutraliza e incluso disminuye el impacto positivo que tendría en la actividad la suba del precio internacional, en el caso del oro”. Mas adelante agregaba: “Por otra parte, las restricciones a las importaciones que actualmente se implementan, no solo disminuyen la productividad, sino que ponen en riesgo la continuidad misma de la producción, porque hay áreas virtualmente paradas por falta de insumos que no se producen en el país”.
La definición de este ejecutivo refleja, en una perfecta síntesis, la situación que el sector minero atravesaba en aquel entonces, y que es el mismo que sigue enfrentando una década después. Hasta el momento, las reiteradas gestiones realizadas ante las autoridades nacionales por las entidades gremiales empresarias que representan institucionalmente a la industria (CAEM, CAMICRUZ, etc.), puntualmente dirigidas a intentar resolver el estrangulamiento que para el devenir de nuestra industria significa la traba a la importación de insumos críticos, no han logrado que el panorama existente en la materia sufra correcciones significativas. Esta delicada situación se vuelve particularmente grave para los emprendimientos que, ya sea por su escala, o bien porque se encuentran en una etapa de la producción ya muy avanzada, deben recurrir a equilibrios financieros cada vez mas delicados con el fin de man- tenerse viables.
Párrafo aparte merecería la mención del hecho de que el aumento de los costos de producción provocado por los factores arriba enunciados comienza a volver económicamente crítica la explotación de determinados recursos metalíferos, lo que repercute en un acortamiento de la expectativa de vida de los yacimientos en cuestión. La búsqueda de soluciones en esta materia deberá canalizarse, en nuestra opinión, a través del esfuerzo conjunto del sector minero y del Estado provincial, economía del país arriba mencionados, así como a ciertas decisiones políticas poco felices, enunciadas en algún momento del pasado reciente por la pasada administración provincial (el recordado proyecto que proponía gravar la actividad exploratoria es el más conocido de ellos), han conspirado para que el desarrollo de la potencialidad aludida, no pudiera materializarse con el vigor y la premura que la hora exige. planteando ante las autoridades nacionales, de la manera mas vigorosa posible, la demanda de respuestas satisfactorias a un tema que, no solo aflige el presente de la industria minera sino que, por extensión, comienza a hacer sentir sus efectos sobre la provincia toda.
En cuanto al futuro de la actividad, a pesar que la enorme potencialidad que subyace en las entrañas del macizo del Deseado, debería permitir avizorar un futuro venturoso para la minería santacruceña, hace ya demasiados años que la recurrencia de diversos factores negativos, ligados esencialmente a los aspectos de la macro
La minería santacruceña solo será sustentable si los yacimientos ya existentes logran extender la vida útil de los mismos o si nuevos yacimientos vienen a ocupar el lugar de los que deban abandonar el ruedo, una vez agotado el recurso que los mantiene activos. En términos de futuro, el destino de la minería en Santa Cruz estará, en nuestra opinión, directamente ligado a la creación de un potente programa de fomento a la exploración minera, que debería comenzar tan pronto como sea posible, que busque concitar el interés de las inversiones que se decidan a tomar esta oportunidad, y cuyo concurso resultará imprescindible si de garantizar la continuidad de la actividad minera en Santa Cruz se trata. Ya en un artículo aparecido en una revista especializada en minería editada en Santa Cruz en el año 2012, puede leerse: “Si se deja de explorar, si no se descubren y cuantifican nuevos yacimientos, el círculo en algún momento se cortará e inexorablemente, en el mediano y largo plazo, los puestos de trabajo y los recursos irán mermando, como lo demostraron los sucesos recientemente acaecidos en la actividad hidrocarburífera”. Transcurridos 11 años de aquel pronóstico, su vigencia parece comenzar lamentablemente a confirmarse. En un pasado cercano, Santa Cruz contaba con 7 proyectos en producción plena. Hoy ya solo quedan 5 y, de no mediar en lo inmediato la implementación de alguna política destinada a impedirlo, ese número seguirá mermando.
Sin intención de apelar al desánimo, sino por el contrario de incitar a la acción, podríamos decir sin temor a exagerar, que la cuenta regresiva para el actual esquema de la explotación minera en la provincia de Santa Cruz, ya ha comenzado, y solo está en nuestras manos intentar detener el conteo.
En la columna del haber pueden sin duda apuntarse los considerables avances que la actividad minera ha logrado en la Provincia de Santa Cruz, tanto en lo referente a la consideración de su quehacer, no solo entre la población de las localidades mas directamente ligadas a la labor minera, sino en la opinión pública de la provincia en general, así como en lo referente a la relación de franco diálogo que hoy existe entre el sector y las autoridades provinciales, que ha alcanzado un grado de madurez encomiable.
En otro de los capítulos importantes, como lo es el de la incorporación de la mujer al ámbito laboral minero, la juventud de la minería santacruceña ha sido tal vez uno de los factores importantes que han promovido que esa incorporación se fuera dando de manera más natural que en otras jurisdicciones, donde una tradición cimentada a lo largo de décadas había ido consolidando el paradigma masculino como el predominante, o directamente excluyente, para nuestra actividad. Las políticas de igualdad de género que comenzaron a ser implementadas en Argentina cada vez con más fuerza a partir de las postrimerías del siglo pasado, donde podríamos tomar como ejemplo lo que fue la revolucionaria incorporación en 1995 de personal femenino en un ámbito masculino por antonomasia, como lo era el de las Fuerzas Armadas, contribuyeron sin duda a que la incorporación femenina se diera en nuestro sector de manera armónica y en absoluto traumática. Las distintas políticas públicas inclusivas o referidas a la igualdad de género promovidas a lo largo de estos años por el Estado provincial, sumado a la buena predisposición demostrada en esta materia por las compañías mineras y a las efectivas medidas desplegadas en ese sentido por nuestro gremio AOMA, han dado como resultado el alentador panorama del que gozamos en la actualidad.
Como corolario podríamos decir que, así como la naturaleza ha favorecido a la Provincia de Santa Cruz depositando en su suelo un enorme potencial mineral del cual, hasta el día de hoy, solo una muy modesta parte ha sido puesta en valor, así también el destino puso en nuestras manos una gran responsabilidad. El camino transitado hasta el presente, así como los frutos recogidos, muestra que no solo no será en vano redoblar el esfuerzo y agudizar el ingenio en la búsqueda de crear las condiciones que permitan continuar con lo iniciado, sino que sería de desear que, quienes hoy estamos en posición de elegir cual será el camino que queremos recorrer para que las futuras generaciones de santacruceños puedan seguir contando con el producido de los recursos con que tan pródigamente ha sido bendecido este suelo, puedan recordarnos como aquellos que, cuando llegó el momento, supimos estar a la altura de las circunstancias.