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La realidad de la economía china

Pronósticos cruzados, entornos apocalípticos, medidas anticíclicas son denominadores comunes acerca de China y su economía, pero la realidad dista de esos mensajes catastróficos: se está generando un grado de transformación y acomodamiento para establecer las bases de un nuevo despegue.

La reciente volatilidad de los mercados, la cual ha impactado directamente en las materias primas como minerales y metales, llama a la reflexión acerca de cuál es el estado de situación de la economía de China, verdadero artífice del súper ciclo minero. El cambio de rumbo es evidente, pero de allí a hablar de una crisis severa hay una gran diferencia: aunque algunos sospechen sobre este posible escenario, otros defienden a rajatabla que la segunda potencia mundial está pasando por un proceso de transformación.

Algunos titulares señalan: “La economía china se encuentra en un camino hacia ningún lado”, “La economía de China podría estar en peor estado de lo que la gente piensa” (MarketWatch), e inclusive el Wall Street Journal indicó: “Una recesión global podría estar gestándose en China”, sumado a Forbes que se pregunta: “¿La economía de China colapsará?”

Los más destacados analistas no dudan en señalar que la economía del país más poblado del planeta se encuentra afectada por una posible entrada a crisis de deuda: un fiel reflejo fue la gran caída de los títulos valores en el mes de agosto, así como la decisión de devaluar el yuan.

Pero, de la misma forma, la mirada no es universal. The Economist se pregunta: “¿Y si los temores sobre la economía china son exagerados?” De la misma forma que el Wall Street Journal destacó, de una forma diametralmente opuesta a la señalada anterior- mente: “¿Y si el pánico acerca de China es un error?”

Comúnmente se afirma que China no está creciendo, pero en realidad los denominados fundamentals no han cambiado sustantivamente; lo que sí se puede observar es un crecimiento en los niveles de deuda, lo que no significa que un estancamiento.

Luego de casi tres décadas de crecimiento exponencial, China está experimentando un período de transformación de su economía, lo que no implica que se haya detenido. Y, en lo que hace a los minerales y metales, la caída en la cotización de los mismos es sindicada, muy rápidamente, como consecuencia de la realidad del su tamaño: a este momento, la actividad es más que el doble respecto a los registros de 2007. En dicho año, la misma tenía una masa del orden de los US$5 billones (US$5 trillones angloparlantes), y si creció al 10%, significa que se agregaron US$500.000 millones de nueva actividad económica. Hoy, la economía es de US$10 billones (US$10 trillones angloparlantes), y si crece a un 7%, ello equivaldría a unos US$700.000 millones.

Por lo tanto, el crecimiento del 7% en una economía de US$10 billones es singularmente mayor al crecimiento del 10% en US$5 billones; China se está desplazando de ser una economía “con crecimiento a toda velocidad” hacia una más balanceada.

No es menor dar a conocer que las inversiones en capital fijo, a este momento, están en las cercanías del 50% del PBI, en comparación con otros países emergentes como Corea, con un 30%. Una economía más balanceada indica que otras áreas como bienes de consumo, exportaciones y servicios entrarán a participar más activamente.

Algunos de los puntos a tener en cuenta incluye el hecho de que la valuación del mercado de capitales de China no sería en realidad un buen indicador del crecimiento de ese país, porque el desempeño de la Bolsa de Valores tiene, muy frecuentemente, una muy poca relación con la economía, especialmente por su forma de valuación (Gráfico 1)

Respecto al yuan, su devaluación no ha sido una medida especulativa para salvar la economía a través de esta acción. En agosto pasado, Beijing cambió su forma de valuar su moneda, permitiendo a los mercados una mayor partici- país en cuestión. Ciertamente que hay cierto nivel de “responsabilidad”, por así decirlo, pero también hay que tener en cuenta que no es solo una cuestión de demanda, sino de un exceso de oferta: las estadísticas demuestran que las importaciones no han disminuido significativamente, pero sí se puede convenir que estamos ante un mercado altamente sobrepasado por la oferta.

Economía china: tamaño y crecimiento

Se habla constantemente de la velocidad del crecimiento de la economía china, pero no de pación en el tipo de cambio. Desde hace largo tiempo, la presión ha bregado por una depreciación, por lo que permitir que la divisa sea más determinada por el mercado permitiría, en el corto plazo, ver al yuan en niveles menores.

Frente a una canasta de monedas globales, el yuan se ha apreciado a lo largo del último año por cerca de un 15%. Y ello a pesar de la intervención del gobierno para prevenir que la moneda perdiera su valor.

Por otro lado, el panorama del PBI no sería tan oscuro como se sospecha: las criticas provienen del hecho que el modelo económico está en proceso de cambio; ello porque el sector de los servicios está comenzando a jugar un rol importante. Por lo tanto, el hecho de que el cre- cimiento industrial se haya desacelerado no significa un freno, como sí lo hubiera sido hace 10 años. Un buen indicador de ello es el consumo de electricidad.

Otros indicadores demuestran que el país se está movilizando con las reformas de mercado, liberalizando la economía: ejemplo de ello es que, en medio de la corrección de los mercados, Beijing abrió las puertas de los mercados interbancarios a los bancos centrales, fondos soberanos e instituciones financieras. Asimismo, el Banco Central está anticipándose con la liberalización de la tasa de interés.

Probablemente sea necesario corregir los resultados de algunas deficiencias estructurales; mayores reformas, así como un rebalanceo de la política puede proveer el potencial para una asociatividad entre ellos, siendo los principales el reciente despeño de los mercados bursátiles –con poca relación con la industria, y por consiguiente los minerales y metales-, y la supuesta devaluación del yuan para sostener el crecimiento. Desde otro punto de vista hay que agregar las nuevas medidas de parte de las autoridades monetarias para flexibilizar los tipos de cambio y permitir el ingreso de nuevos actores, ello en concordancia con una política más flexible. continuidad en el desarrollo del crecimiento económico. La economía de China está mucho más saludable de lo que parece, aunque un poco de claridad serviría para eliminar cierto grado de incertidumbre.

Los minerales y metales se han sentido afectados por la actual situación en China, pero no se puede endilgar el total del retroceso de los commodities mineros a este país: una conjunción de factores, sumado a un exceso de oferta ha llevado a esta realidad.

Conclusiones

Las voces de alarma sobre la segunda economía mundial se basan sobre ciertos parámetros económicos que no tienen mucha

Hablar de “crisis china” puede ser demasiado exagerado; si se puede concluir que el crecimiento exponencial sostenido durante casi tres décadas debía tener un momento de corrección porque no iba a ser eterno. Ahora se abre un espacio de tiempo en el cual los estrategas de la política económica china deberán trazar y diagramar nuevos planes a corto, mediano y largo plazo, para que China continúe siendo la locomotora que ha impulsado y transformado la economía mundial durante las últimas dos décadas.

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