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TERAPIA GESTALT

Este enfoque fue desarrollado por Fritz Perls en el año de 1940 y se traduce, literalmente, como “todo”. En este tipo de terapia la atención se centra en la totalidad de la experiencia de una persona, incluyendo sus pensamientos, sentimientos y acciones, con el objetivo de que la persona sea más consciente de sí misma.

La Terapia Gestalt es una terapia perteneciente a la Psicología Humanista (o Tercera Fuerza), la cual se caracteriza por no estar hecha exclusivamente para tratar enfermedades, sino también para desarrollar el potencial humano. se enfoca más en los procesos que en los contenidos. Pone énfasis sobre lo que está sucediendo, se está pensado y sintiendo en el momento, más que en el pasado. En este sentido, se habla del aquí y ahora, no para dejar de lado la historia de la persona, sino que esta historia se mira desde el presente, cómo se viven, afectan, etc.… los hechos pasados a día de hoy. La persona es quien es, entre otros, por lo que ha vivido. El objetivo de la Terapia Gestalt es ayudar al paciente en su problemática, haciéndole más consciente de cómo ha llegado hasta el punto en el que se encuentra y cómo aprender a hacer de otras maneras, devolviéndole la capacidad de elegir que opción quiere tomar para afrontar la vida, ampliar el campo de posibilidades y dejar de reducirla a una o unas pocas opciones (adicciones, depresión, ansiedad, etc.). Gracias a esto, la persona puede conocerse mejor y recobrar la creatividad perdida. La terapia Gestalt puede ayudar a los pacientes con problemas como la ansiedad, la depresión, la autoestima, las dificultades para relacionarse e incluso los problemas físicos como migrañas, colitis ulcerosa y espasmos en la espalda. Ya que, como en cualquier otro tipo de terapia, influyen varios factores, como el motivo de la consulta, la profundidad a la que se quiera llegar y el ritmo de trabajo, este proceso puede durar entre 1 y 2 años.

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Técnicas Supresivas

Pretenden básicamente evitar o suprimir los intentos de evasión del cliente del aquí/ahora y de su experiencia; es decir, se busca con ello que el sujeto experimente lo que no quiere o lo oculto a fin de facilitar su darse cuenta. Entre las Principales Supresivas tenemos: Experimentar la nada o el vacío, tratando de que el "vacío estéril se convierta en vacío fértil"; no huir del sentimiento de vacío, integrarlo al sí mismo, vivirlo y ver que surge de él. Evitar "hablar acerca de", como una forma de escapar a lo que es. El hablar debe sustituirse por el vivenciar.

Detectar los "deberías" y antes que suprimirlos es mejor tratar de determinar qué puede haber detrás de ellos. Los "deberías" al igual que el "hablar acerca de" son forma de no ver lo que se es. Detectar las diversas formas de manipulación y los juegos o roles "como si" que se desempeñan en terapia. También, antes que suprimirlos es mejor vivenciarlos, hacer que el sujeto se dé cuenta de ellos y del rol que juegan en su vida. Entre las principales formas de manipular podemos hallar: las preguntas, las respuestas, pedir permiso y las demandas.

Técnicas Expresivas

Se busca que el sujeto exteriorice lo interno, que se dé cuenta de cosas que posiblemente llevó en sí toda su vida pero que no percibía. Se buscan tres cosas básicamente: Expresar lo no expresado: Maximizar la expresión, dándole al sujeto un contexto no estructurado para que se confronte consigo mismo y se haga responsable de lo que es. Se pueden trabajar con inducciones imaginarias de situaciones desconocidas o raras, para que aflores temores, situaciones inconclusas. También se puede minimizar la acción no-expresiva. Pedir al cliente que exprese lo que está sintiendo. Hacer la ronda, que el sujeto exprese lo que quiera a cada miembro del grupo o se le da una frase para que la repita a cada uno y experimente lo que siente. Terminar o completar la expresión: Aquí se busca detectar las situaciones inconclusas, las cosas que no se dijeron, pero pudieron decirse o hacerse y que ahora pesan en la vida del cliente. Una de las técnicas más conocidas es la "silla vacía", es decir, trabajar imaginariamente los problemas que el sujeto tiene con personas vivas o muertas utilizando el juego de roles. También se pueden utilizar inducciones imaginarias para reconstruir la situación y vivirla nuevamente de manera más sana, expresando y experimentando todo lo que se evitó la primera vez.

Repetición: La intención de esta técnica es buscar que el sujeto se percate de alguna acción o frase que pudiera ser de importancia y que se dé cuenta de su significado. Ejemplos: "repite es frase nuevamente", "haz otra vez ese gesto", etc.

Exageración y desarrollo: Es ir más allá de la simple repetición, tratando de que el sujeto ponga más énfasis en lo que dice o hace, cargándolo emocionalmente e incrementando su significado hasta percatarse de él. También, a partir de una repetición simple el sujeto puede continuar desarrollando su expresión con otras cosas para facilitar el darse cuenta.

Traducir: Consiste en llevar al plano verbal alguna conducta no verbal, expresar con palabras lo que se hace. "Qué quiere decir tu mano", "Si tu nariz hablara que diría", "Deja hablar a tus genitales".

Actuación e identificación: Es lo contrario a traducir. Se busca que el sujeto "actúe" sus sentimientos, emociones, pensamientos y fantasías; que las lleve a la práctica para que se identifique con ellas y las integre a su personalidad. Es muy útil en el trabajo de sueños.

Técnicas Integrativas

Se busca con estas técnicas que el sujeto incorpore o reintegre a su personalidad sus partes alienadas, sus hoyos. Aunque las técnicas supresivas y expresivas son también integrativas de algún modo, aquí se hace más énfasis en la incorporación de la experiencia. El encuentro intrapersonal: Consiste en que el sujeto mantenga un diálogo explícito, vivo, con las diversas partes de su ser; entre los diversos subyos intra-psíquicos. Por ejemplo, entre el "yo debería" y el "yo quiero", su lado femenino con el masculino, su lado pasivo con el activo, el risueño y el serio, el perro de arriba con el perro de abajo, etc. Se puede utilizar como técnica la "silla vacía" intercambiando los roles hasta integrar ambas partes en conflicto. Asimilación de proyecciones: Se busca aquí que el sujeto reconozca como propias las proyecciones que emite. Para ello se le puede pedir que él haga de cuenta que vive lo proyectado, que experimente su proyección como si fuera realmente suya. Ejemplo: P: "Mi madre me odia". T: "Imagina que eres tú quien odia a tu madre; ¿cómo te sientes con ese sentimiento? ¿Honestamente, puedes reconocer que ese sentimiento es tuyo realmente?". Es importante recordar que estos procedimientos o técnicas son sólo un apoyo para lograr los objetivos terapéuticos, pero que no constituyen en sí la Terapia Gestalt. Lo importante, lo realmente terapéutico, es la "actitud guestá-tica" que se adopte, el reconocimiento de la importancia de proceso, y el respeto por el ritmo individual del cliente. No empujar el río, dejarlo ser. Tampoco aplicar las técnicas estereotipadamente, son asimilar la filosofía implícita en el Enfoque Gestalt.

En su tentativa de lograr un funcionamiento integrado del individuo, el terapeuta gestaltista investiga las divisiones o escisiones manifiestas en su personalidad. Naturalmente, toda «escisión» que se descubra será función del marco de referencia del terapeuta y de su poder de observación. Una de las principales divisiones postuladas es la que hay entre el «opresor» y el «oprimido», según se los denomina. El opresor es el equivalente aproximado del superyó psicoanalítico: es moralizador, imperativo y condenatorio, y su especialidad son los debes. El oprimido tiende a oponerle una resistencia pasiva, a encontrar excusas para su conducta y dar razón de sus demoras. Cada vez que se presenta esta división, se le pide al paciente que mantenga un diálogo real entre dichos dos componentes de sí mismo. Por supuesto, la misma técnica de diálogo puede aplicarse para cualquier escisión significativa dentro de la personalidad (el agresivo contra el pasivo, el «buen muchacho» contra el villano, el masculino contra el femenino, etc.). En ocasiones, puede aplicárselo incluso a diversas partes del cuerpo: la mano derecha contra la izquierda, la parte superior del cuerpo contra la parte inferior. También puede desarrollarse el diálogo entre el paciente y alguna persona significativa para él: el sujeto se dirige a ella como si estuviera presente, imagina cuál sería su respuesta, le contesta a su vez, y así sucesivamente.

Hacer la ronda

A veces el terapeuta puede encontrar conveniente que uno de los pacientes, que se ha referido a un tema en particular o ha expresado determinado sentimiento, repita eso mismo frente a cada uno de los integrantes del grupo. Si un paciente afirmó: «No soporto a ninguna de las personas que hay en este cuarto», el terapeuta podrá decirle: «Muy bien, haz la ronda. Repite esas palabras ante cada uno de nosotros, añadiendo alguna observación vinculada con tus sentimientos en cada caso». La técnica de la «ronda» es, desde luego, infinitamente flexible y no es preciso limitarlo a la interacción verbal: puede incluir conductas como tocar o acariciar a los demás, observarlos detenidamente, asustarlos, etcétera.

Asuntos pendientes

Los asuntos pendientes hacen referencia a esos hechos del pasado que afectan a nuestro presente. Son emociones no gestionadas, sentimientos atascados, nudos personales que nos quitan vitalidad en el aquí y ahora. Según la Gestalt, todos nosotros tenemos asuntos pendientes con amigos, con familiares, exparejas, e incluso personas que ya no están con nosotros. No hay que eludirlos. Debemos ser capaces de sacar a la luz esas emociones para dejar de apegarnos al sufrimiento, a la pérdida o incluso al resentimiento. Para ello podemos llevar a cabo una simulación, un proceso mental de reencuentro, afrontamiento y despedida. Asimismo, también podemos evocar mentalmente a la persona y expresarle aquello que necesitamos decirle. Desnudaremos las penas, airearemos los desconsuelos, las faltas o incluso el rencor. Una vez expuesto y reconocido, los dejaremos ir. Cerraremos el círculo para avanzar.

Se utiliza para favorecer encuentros y proyecciones imaginarias de otras personas, intentando favorecer así procesos de duelo y también para resolver traumas. Sin embargo, dentro del campo del crecimiento personal se usa también con otros fines. Generar un diálogo interno es uno de ellos, ahí donde deben quedar escenificados “nuestros opuestos”. en una fase preparatoria, se realiza la confrontación física del paciente con la silla vacía. Es decir, se posiciona la silla vacía delante del individuo (si bien en ocasiones se coloca orientada diagonalmente de modo que no se vea una oposición a la persona o situación imaginada). A continuación, se indica al paciente que proyecte imaginariamente en la silla a la persona, situación o sentimiento o parte de la personalidad con la cual se va a producir el diálogo. En una tercera fase, se invita al paciente a que describa la proyección realizada, con el fin de fortalecer la imagen imaginaria que se ha representado. Se ha de mencionar tanto lo positivo como negativo, tanto de la persona como de la situación o sus efectos.

Me hago responsable

Este juego se basa, en algunos de sus elementos, en el continuo de conciencia, pero en él todas las percepciones se consideran actos. Por ejemplo, cuando un sujeto expresa algo que le está sucediendo, se le puede decir que añada a esa percepción: "Y me hago cargo de ello". Resulta así: "Me doy cuenta de que mi voz es tranquila, y me hago responsable de ello". "Me doy cuenta de que estoy nervioso e intranquilo, y me hago responsable de ello". Con esta fórmula, el paciente deja de echar la culpa al mundo de sus estados, y tiene la oportunidad de hacer algo por sí mismo para cambiar o disminuir sus consecuencias.

Aunque a simple vista parece mecánico, se ve enseguida que tiene una gran importancia. Sirve para que la persona se responsabilice de sus percepciones y actos, y para evitar que vaya por la vida echando la culpa de todo lo que le pasa a los demás. Le permite darse cuenta de cuáles son sus necesidades y, como consecuencia, satisfacerlas, y si no logra satisfacerlas, responsabilizarse de ello y no responsabilizar al mundo, donde coloca la culpa y el poder. Este juego le permite ser más activo en el cambio de su conducta y asumir el poder que esto le proporciona. A partir de esta experiencia tendrá que aceptar que lo que le ocurre es porque hace o deja de hacer algo, y el resultado es el producto de sus acciones u omisiones.

Tengo un secreto

Esta técnica permite investigar los sentimientos de culpa y vergüenza. Cada persona debe pensar en un secreto personal celosamente guardado, pidiéndosele que no comparta con los demás el secreto en sí, pero imagine (proyecte) de qué manera, a su juicio, reaccionarán los otros frente a él. Luego puede solicitársele que se jacte ante los demás de poseer un terrible secreto; comienza entonces a salir a luz el vínculo inconsciente con el secreto como logro preciado.

Muchas aparentes percepciones son en realidad proyecciones. Verbigracia, al paciente que dice «No puedo confiar en usted» se le pedirá que represente el papel de una persona poco digna de confianza, con el objeto de descubrir su conflicto interno en este ámbito. Otro paciente se quejará al terapeuta diciéndole: «Usted no está verdaderamente interesado en mí. Hace esto nada más que para ganarse la vida»; se le solicitará entonces la representación de la actitud que le imputa al terapeuta, tras lo cual se le puede preguntar si no cree que él posee, también, el rasgo mencionado.

Antítesis

Uno de los caminos de que dispone el terapeuta gestaltista para aproximarse a ciertos síntomas o dificultades es ayudar al paciente a que advierta que la conducta manifiesta suele ser la antítesis de los impulsos subyacentes o latentes. Se usa entonces la técnica de la antítesis. Por ejemplo, al sujeto que dice sufrir inhibiciones o una timidez excesiva se le hace representar el papel de exhibicionista; al internarse en ese terreno tan lleno de ansiedad para él, toma contacto con una parte de sí mismo que había permanecido sumergida durante mucho tiempo. O bien, si el sujeto desea tratar su extrema sensibilidad a las críticas, se le hará representar el papel de escucha atento a todo lo que se le dice en especial las críticas sin necesidad de defenderse o de contraatacar. O, si se trata de un individuo que no hace valer sus méritos y que se muestra demasiado delicado con la gente, se le pedirá que haga el papel de una persona egoísta y malvada.

El ritmo de contacto y apartamiento

Como consecuencia de su interés por la totalidad de los procesos vitales, por los fenómenos de figura y fondo, la terapia gestalt hace hincapié en la índole polar del funcionamiento vital. La capacidad de amar se ve obstaculizada por la incapacidad para resistir la ira; el descanso es necesario para restaurar energías; una mano no es una palma abierta ni un puño cerrado, pero puede abrirse o cerrarse. La inclinación natural a apartarse de todo contacto, que el paciente experimentará de vez en cuando, no se considera como una resistencia que debe ser superada sino como una respuesta rítmica que debe respetarse. En consecuencia, cuando el sujeto desea apartarse, se le dice que cierre los ojos y lo haga en su fantasía a cualquier lugar o situación en los que se sienta seguro. Tras describir el panorama que se le ofrece y lo que siente en tales circunstancias, se le pide que abra los ojos y vuelva al grupo. Se retoma entonces la tarea tal como se la venía desarrollando; por lo general, el paciente suministra nuevo material en estos casos, dado que el apartamiento le ha permitido recuperar energías. El enfoque gestáltico nos propone que aceptemos la necesidad del apartamiento en todas las situaciones en las que la atención o el interés disminuyen, pero permaneciendo conscientes del rumbo que toma nuestra atención.

Ensayo teatral

Según Perls, nuestro pensamiento consiste, en buena medida, en un ensayo y preparación internos de los roles sociales que habitualmente debemos representar. La experiencia del miedo al público no es más que nuestro temor de que no haremos un buen papel. De acuerdo con ello, los integrantes del grupo juegan a compartir sus respectivos ensayos, con lo cual ganan conciencia sobre los preparativos a que recurren para apuntalar sus roles sociales.

Esta técnica está íntimamente vinculada al principio del continuo de conciencia y nos brinda un medio adicional de comprender el lenguaje del cuerpo. En muchas ocasiones, un movimiento o ademán involuntario del paciente parece constituir una comunicación significativa pero tales movimientos pueden ser incompletos o no alcanzar un total desarrollo una mano que describe un semicírculo, tal vez, o un ligero golpe con la pierna sobre el suelo. Se le solicitará entonces que exagere y repita el ademán, tratando por lo general de que se ponga más de manifiesto su significado interno. A veces se le pedirá que convierta su movimiento en un paso de baile, de modo que entregue más de sí mismo en una expresión integrada. Se emplea una técnica similar para la conducta puramente verbal, en lo que bien podría llamarse la técnica de la repetición.

Técnica de la repetición

Si un paciente hace alguna declaración importante pero pasa apresuradamente a otro tema o revela de alguna manera que no ha absorbido plenamente su impacto, se le pedirá que la repita varias veces, en caso necesario, y, sí resulta conveniente, con voz cada vez más fuerte. Pronto habrá comenzado a escucharse atentamente a sí mismo, en lugar de emitir palabras simplemente.

¿Me permites que te dé una oración?

Al escuchar u observar al paciente, el terapeuta puede llegar a la conclusión de que hay una cierta actitud o mensaje implícitos. Le dirá entonces: ¿Me permites que te dé una oración? Repítela, a ver cómo te queda a ti, y dísela a varios de los aquí presentes». Le propone entonces su oración y el paciente prueba a ver cuál es su reacción frente a ella. Como regla, el terapeuta no ofrece meras interpretaciones. Es evidente que en esta técnica hay un fuerte elemento interpretativo, pero el paciente debe hacer suya la experiencia a través de una participación activa. Si la oración que se le propuso es verdaderamente importante, él mismo desarrollará la idea en forma espontánea.

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