‘‘Somos Pací fico’’ Edición Nº 7 Mayo de 2010 ISSN-2010-02200 Carrera de Comunicación- Pontificia Universidad Javeriana Cali.
EDITORA GENERAL Katherine Martínez CONSEJO EDITORIAL Katherine Martínez Jóse Betancourt Carlos Mayorga Diana Laverde Jorge Manrique ASESOR Jorge Manrique COLABORACIÓN EN ESTE NÚMERO Andrea Guzmán Anyimar Cova Carlos Rendón Claudia Suárez Daniela Vaca Diana Laverde Jorge Mario Ramírez José Betancourt Juan Carlos Lorza Katherine Martínez Laura Rodríguez Lina Uribe Luis Alberto Forero Luis Ángel Muñoz Luis Ernesto Loaiza María Alejandra Bolívar María del Mar Jaramillo Natalia Guevara Samuel Zuluaga Sebastián Arias
Otras miradas Jóvenes contra la violencia y la intolerancia en Venezuela
Regiones El Pacífico está de moda Martina Pombo
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Santiago Lozada Katherine Martínez ILUSTRACIÓN Julián Vargas FOTOGRAFÍA Juan Sebastián Bedoya Carlos Miguel Varona / Fotos Pacífico www.miguelvarona.com CARICATURA Cristian Sánchez (xtian) www.caricaturasxtian.com http://revistapasalavoz.blogspot.com ISSN: 2010 - 02200
Lugares Retrato de una época La Calle del Muerto… Por donde transita la vida.
Videojuegos En los guayos de un avatar de la Liga de Campeones
Ilustración de Julián Vargas / Estudiante de Diseño de Comunicación Visual
Fotografía de Juan Sebastián Bedoya / Estudiante de Comunicación
‘‘Mamados’’ de política / Editorial Por Laura Rodríguez Estudiante de Derecho
Estamos “mamados”. La política sigue siendo el escenario predilecto de corruptos y narcotraficantes. Bien lo han dicho los medios: Muchos han sido elegidos “en cuerpo ajeno”. A pesar de haber sido “renovado”, tiene muchas caras nuevas, el Congreso de la República sigue siendo lo mismo de siempre. Los congresistas investigados y condenados por parapo olítica usaron una maravillosa táctica: poner de candidatos a sus hermanos, a sus esposas y a sus fieles asesores para no perder su clientela electoral.
Es eso lo que propone el candidato presidencial por el Partido Verde, Antanas Mockus. Es esa cara fresca y sincera, la que muchos de los jóvenes queremos ver en el poder.
La Misión Electoral de la OEA (MOE), de acuerdo con la revista Semana, denunció compra de votos, constreñimiento al elector e intervención indebida de funcionarios a favor de algunos candidatos. Para muchos de nosotros, esto no es un hecho aislado de los resultados obtenidos por los “herederos” de la parapolítica.
Pero no nos digamos mentiras. En la mayoría de nuestro territorio la opinión no define las elecciones. Estas son definidas, lamentablemente, por los mercados, los tamales, las lechonas y la plata… Y bien sabemos los que creemos en Mockus que ese no es su fuerte.
Está demostrado, entonces, que corruptos, narcotraficantes y delincuentes de cuello blanco se perpetuarán en el poder gracias a la miseria e ignorancia de la población, que no tiene otra opción que seguir cambiando votos por dinero o alimentos. Nosotros, los jóvenes, queremos verdadera renovación por transformación. Sin embargo, primero hay muchos asuntos por resolver. La educación es la opción, la salida y la renovación de nuestro sistema político.
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Mientras sigamos inmersos en la cultura del narcotráfico, el trabajo fácil, el dinero aún más fácil y la cultura del no voto y el escepticismo, nuestro país jamás será el que queremos ver. Está en nuestras manos seguir permitiendo las mismas barbaridades. No lo hicieron nuestros padres... ¡Hagámoslo nosotros! No nos conformemos con el pensamiento de que todo seguirá igual… Participemos, votemos y opinemos y hagamos de nuestro país lo que siempre hemos soñado.
El mundo se vuelve una pelota Por Natalia Guevara Estudiante de Comunicación
El 2010, sobre todo para los hombres, significa la culminación de una eterna espera de cuatro años, que como recompensa trae de nuevo ese hipnotizante y pandémico fenómeno de la pelotamanía. no hagan goles, nos recompensan con su presencia ante tanto hombre con síndrome de pelota, es decir, con tanto hombre ciego, sordo y mudo frente a nosotras.
Desde sus inicios en 1930 la Copa Mundial de Fútbol ha sido para los humanos un evento trascendental que marca un antes y un después de las distintas generaciones que coexisten en el mundo. Es un fenómeno mediático que enfrenta sanamente a las naciones del planeta, impulsa el crecimiento de la economía, sincroniza las miradas mundiales, controla igual y sorprendentemente a todos los hombres, pero también facilita el trabajo de las mujeres, ya que dónde están y qué hacen los hombres tienen respuestas obvias durante un mes. Asimismo, fomenta el chisme y la unión de mujeres temporalmente solteras, y de paso deleita sus miradas.
Los apáticos, juzgados mal porque no les gusta el fútbol, no saben qué hacer en vacaciones con los medios saturados de este deporte, sin amigos con quiénes contar y con tanta mujer ignorada. Así pues, de Sudáfrica 2010 nos separa una cuenta regresiva que ansiosamente esperamos se termine. Por lo pronto, cada quien, a su manera,sobrelleva estas semanas previas. Los afiebrados andan aferrados a su álbum Panini, y ahorran costos en alimentación, transporte, copias y vida social si es necesario con tal de llenarlo. Los ansiosos entran hasta cinco veces al día a la página oficial de FIFA para mirar cuántos días, horas, minutos
A los hombres, así les toque trasnochar, madrugar y acomodarse a un horario ajeno para pegarse a una pantalla, lo hacen. Les importan poco sus obligaciones y se olvidan fácilmente de que tienen novia, mujer o entuque. y segundos faltan para el Mundial. Los hinchas apasionados no hacen sino hablar y predecir, al desayuno, al almuerzo y a la comida, los octavos y cuartos de final, y algunos que se tienen más fe, la semifinal y la final. Los frustrados porque no pudieron ir a Sudáfrica, al menos tienen el LCD más grande del mercado para estar lo más cerca posible a la realidad. Los apáticos, juzgados mal porque no les gusta el fútbol, no saben qué hacer en vacaciones con los medios saturados de este deporte, sin amigos con quiénes contar y con tanta mujer ignorada. Las mujeres, por nuestro lado, tenemos cualquier cantidad de ideas cruzándonos por la cabeza. Quizás sea el momento más oportuno para desatrasarnos mutuamente de nuestras vidas. O tal vez sea divertido vivir el Mundial a nuestra manera, y aunque los hombres odian y detestan nuestra preguntadera y comentarios fuera de contexto en los partidos (qué le ven a 22 bobos corriendo detrás de una pelota), no está de más ver uno que otro partido en los que jueguen personajes como Kaká o Cristiano Ronaldo, que jueguen o no jueguen bien, hagan o
No obstante, aunque el género femenino goce en menor proporción que los hombres de este torneo, lo cierto es que el Mundial de Fútbol, más allá de un gol o del triunfo de un equipo, despierta pasión, alegría y magia en todo el planeta. Cabe destacar que por primera vez en la historia se realizará un Mundial en el continente africano, allí donde después de años de opresión, ahora el deporte representa equidad y paz en este mundo dividido por tantas banalidades, pero que se muestra unido por uno de los mejores inventos del ser humano: el fútbol.
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Jovenes contra la violencia y la intolerancia en Venezuela
Por Anyimar Cova Estudiante de Comunicación. Universidad Católica Andrés Bello de Caracas.
La juventud venezolana cree que es necesario un mensaje de tolerancia y reconciliación para un país dividido en dos corrientes: quienes apoyan el sistema de gobierno de Hugo Chávez y quienes se le oponen. Desde hace un par de años, estudiantes de distintas universidades del país se han dedicado a promover alternativas para reparar lo que han hecho las irregularidades ocurridas durante 11 años de gobierno del presidente Hugo Chávez. Exigen, entre otras cosas, libertad de expresión, seguridad, equidad en las leyes, derecho al trabajo, electricidad y agua (por los cortes de estos servicios registrados desde noviembre de 2009). Sin embargo, los futuros profesionales consideran que hay un problema aún más grave que los anteriores: la intolerancia y la polarización. “En estos 10 años se ha aunentado la brecha entre clases sociales y lamentablemente no hay una política que atienda las demandas reales de la población”, dice Anyelitz Yánez, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Opinión similar tiene el futuro 6
ingeniero de la Universidad de Oriente (UDO), Rodolfo Spitaleri, quien cree que la polarización que se ha establecido en el país compromete el desarrollo de las generaciones venideras. “Si logramos pasar esta crisis no sabemos si en vez de vernos como chavistas y opositores, volveremos a tratarnos como simples venezolanos”, destaca. Américo Orsi, estudiante de Urbanismo de la Universidad Simón Bolívar (USB), considera que la polarización en el país se ha implantado a través del discurso violento que constantemente pronuncia el oficialismo y se ha incrementado con las reacciones negativas que frente a él ha tomado la oposición. Aunque el presidente Hugo Chávez ha dicho en varias alocuciones de su programa dominical Aló Presidente que “no hay reconciliación posible”, Orsi piensa todo lo contrario. “Nosotros hemos hecho un trabajo
Fotografías de Gabriel Bastidas Estudiante de Comunicación Social UCAB
interesante para llevar un mensaje más neutral y más inclusivo que permita promover el encuentro entre nosotros”, asegura. Las dos vertientes del país hallan un punto de encuentro en un problema social que no distingue tendencias políticas: la inseguridad. Según un informe emitido por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), la cifra de homicidios en el país se elevó el año pasado a 16.047, frente a los 14.589 de 2008. No en vano la Organización de Naciones Unidas señaló en 2009 a Venezuela como el país con la tasa de homicidios más alta de Suramérica. Este es otro motivo de preocupación de los jóvenes, quienes en muchos casos prefieren abandonar la nación en busca de mejores oportunidades laborales y de un ambiente en el que puedan disfrutar de seguridad. Frente a un panorama que podría resultar desalentador para los futuros profesionales, Nicolás Cárdenas, estudiante de Economía de la Universidad Metropolitana (UNIMET), asevera: “Vivimos en un país donde el enfretamiento y el odio pasan a ser política de Estado. No obstante los jóvenes venezolanos creemos en tres cosas fundamentales: la democracia, la reconciliación y la tolerancia”.
Ya próximas las elecciones parlamentarias (26 de septiembre), las peticiones a corto plazo de los jóvenes apuntan a que el Gobierno garantice un proceso electoral justo, equitativo y transparente. A la oposición exigen alternativas serias frente al modelo político impuesto por el oficialismo, conscientes de que el trabajo debe ser no sólo crítico sino propositivo. Los estudiantes también deben reducir la cantidad de futuros profesionales que se marchan del país o que no participan en las actividades propuestas. “Ha sido difícil incorporar a nuevos jóvenes por la apatía que existe. Parte de nuestro trabajo es buscar la manera de identificar el mayor número de personas y demostrarles que existen maneras de mejorar nuestras condiciones de vida”, asegura Rodolfo Spitaleri. Anyelitz Yánez remata: “Los jóvenes somos los principales promotores de la reconciliación porque somos inclusivos, poseemos menos prejuicios y aceptamos los cambios de manera más fácil que el resto de la sociedad. El trabajo debe ser integrado”.
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Jovenes C ON GANAS de cambio
Por Katherine Martínez Estudiante de Comunicación
Quinto semestre de comunicación. Mitad de carrera. Hora de tomar decisiones: ¿qué enfásis seguir? En mi caso, la respuesta estaba dada: Organizaciones. No tenía duda de que eso era lo que quería, pero el miedo siempre está presente, y más cuando te dicen que irás de lleno con una organización; no un caso inventado, sino con personas de carne y hueso, algo totalmente REAL. El primer paso: la elección. Cuatro organizaciones estaban en el menú: Javefami, Movimiento Latino, Buitres en Acción y Tengo Ganas. De todas, una se quedo en mi cabeza: Tengo Ganas, una organización juvenil de Santander de Quilichao. Después de dialogar con mi grupo de trabajo y de que todas manifestáramos el mismo interés, sólo nos quedaba ganarnos el derecho a trabajar con ellos. Luego de un pequeño examen de conocimiento del proceso de Tengo Ganas y una larga semana a la espera de resultados un correo nos alegró: ¡Nosotras seríamos el equipo Tengo Ganas 2009-2! Después de tanta espera la hora decisiva estaba por llegar. Nuestra primera visita fue un viernes en la mañana. El camino a Santander de Quilichao fue eterno. La incertidumbre de cómo nos recibirían y qué tan bien haríamos nuestro trabajo me carcomía a cada segundo. Tras casi una hora de viaje y una pequeña pérdida por fin llegamos a nuestro destino. Nos esperaban nueve muchachos, quienes con su esfuerzo y compromiso han levantado esta organización y contribuido a la resolución pacífica de conflictos entre los jóvenes de su municipio.
¿Cómo? Siendo Conversadores Juveniles, un título que ellos mismos adoptaron, y que representa la realización de Conversatorios Juveniles, una técnica que consiste en la presentación de spots en que se reflejan diferentes problemáticas de los jóvenes, seguidos de reflexiones sobre el tema y una invitación a involucrarse en el cambio.
Después de un semestre de trabajo con ellos puedo decir que me siento afortunada de haber escogido una organización con tanto ánimo de luchar, de vivir y de aportar a la comunidad. Dhaira, Óscar, Alexis, Cristian, Marcela, Jenny, Yuly, Carlos y Angie son Tengo Ganas, pero además son muchachos con actitud, liderazgo y ganas de generar conciencia y cambio entre los jóvenes de Santander. Después de un semestre de trabajo con ellos puedo decir que me siento afortunada de haber escogido una organización con tanto ánimo de luchar, de vivir y de aportar a la comunidad.
Este proceso, como todo en la vida, no siempre fue color rosa. Lloré y sentí frustración, hubo tropiezos en el camino; sin embargo, nunca estuve sola. Carolina, Lina, Alejandra, Julie y yo fuimos un equipo que afortunadamente siempre estuvo en plan de ayudar. Por supuesto, contamos con el apoyo de Fanny y José Luis, que siempre estuvieron dispuestos a soportar nuestras crisis y nos motivaron a seguir adelante. Tengo Ganas fue un proceso que se convirtió en parte de mi vida. En mi memoria se mantienen el amor y la pasión que estos jóvenes le tienen a su organización, y agradezco infintamente que nos permitieron entrar (y ser parte) a un proyecto con el que aprendimos y crecimos no sólo como comunicadoras, sino también como seres humanos. Corazón, entrega, pasión y dedicación los definen; el liderazgo y el trabajo son su mayor fuerza y los sueños, su gran motor. Así es Tengo Ganas, una organización que cree en la resolución pacífica de conflictos y que TIENE GANAS de cambiar aunque sea una partecita del mundo.
‘‘Memoria y milagro,’’ en el corazon de un trabajo de grado Por Andrea Guzmán Estudiante de Comunicación
Mi trabajo de grado en Comunicación lo titulé Arte y Milagro: una reflexión sobre el arte contemporáneo, y mi intención en este artículo es narrar brevemente el proceso de esa investigación. Para ello hay que empezar por el principio… Cuando participé en el semillero estudiantil del grupo de investigación Arte y Paz, tuve la oportunidad de hacer parte del proyecto pedagógico del 41 Salón Nacional de Artistas -SNA, denominado Escuela de mediadores, Voceros del arte. Este espacio fue la oportunidad para acercarme a una comprensión más actual y cercana de las tendencias y propuestas del arte contemporáneo en Colombia y el mundo. A lo anterior se sumó la importancia de participar en una coyuntura en la esfera del arte: por primera vez un Salón Nacional se hacía en Cali. Sería la primera vez que las tendencias del arte contemporáneo serían protagonistas y que se llevaría a cabo un proyecto pedagógico con la intención de acercar el arte a las personas. En este contexto, decido entonces el tema de mi trabajo de grado: un documental en el marco del 41SNA. Avanzando en la experiencia de la Escuela de Mediadores me surgió la pregunta que dio forma a mi trabajo de grado: ¿por qué algunas producciones artísticas logran conmoverme y otras no me producen más que desazón, o me son indiferentes? También, por una casualidad muy afortunada, di con un texto de Hannah Arendt que llegó a mis manos a través del semillero estudiantil. Este texto, titulado Libertad, me dio la pista. Encuentro las ideas clave para responder mi pregunta y de este modo los conceptos Arte y Milagro se constituyen en el eje del marco teórico de mi investigación. La comprensión de estas ideas fue maravillosa porque me permitió establecer una triangulación conceptual entre el arte contemporáneo y la filosofía política; la Comunicación fue el puente y el soporte de análisis documental entre estas dos esferas, mi profundo interés. Por ello participo del grupo de investigación en Arte y Paz. El primer paso fue la realización de un registro general por las salas de exposición, el registro de mesas de conversación con artistas y la revisión de material sobre las produciones artísticas que participaban del salón, con la intención de escoger 10 proyectos que a manera de candidatos pudiesen, en potencia, cumplir con las características de Acción y Milagro planteadas por Arendt.
Finalmente, escogí un proyecto de curaduría en fotografía histórica, en el cual en definitiva lo más importante no fueron las imágenes, sino las historias que una comunidad construye y actualiza a través de ellas. Prosiguió, entonces, la gran prueba: lograr sistematizar la experiencia y concretarla en un texto y un producto audiovisual. Pasé muchas, muchas horas revisando y tomando notas sobre el registro elaborado, pero también lamentando aquello que no se incluyó. Escribir fue dispendioso, tuve que hacer varias correcciones, pero esto fue mucho más sencillo para mí que elaborar el montaje del documental. Sin embargo, logré hacerlo. Curiosamente, terminé aplicando la primera idea que había tenido de guión y que había hecho a un lado ante el deseo de ser más creativa. Pero la ruta fue circular. Regresé al principio para concluir el cuerpo de esta experiencia. Para mi fortuna, Ana María Castro, curadora de Así Narra el Fotógrafo (curaduría que escogí para analizar en profundidad), quedó encantada. Finalmente, puedo decir que lo más valioso de esta experiencia fue darme la oportunidad de que el proyecto tomara un rumbo propio mientras avanzaba. Nunca imaginé que escoger esta curaduría me llevaría a hacer una investigación en Memoria, a enfrentar el temor que me producen los viejos, - en especial aquellos que pasan sus días en un ancianato silencioso - y a comprender que sin la capacidad para recor dar, el artificio humano, aquello que conocemos como mundo, carecería de sentido. Encontré una ruta de investigación no sólo a una pregunta de tesis, sino a una pregunta estructural: ¿qué es vivir? Hoy digo que es actuar; las acciones son el milagro. ¿Qué, cómo, cuándo, dónde?... Son los capítulos por escribir.
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El Pací fico está de moda
Por Samuel Zuluaga Estudiante de Comunicación
El Pacífico está de moda y no me refiero a la inmensa extensión del hermoso océano en el cual viven miles de especies en mundos paralelos al nuestro. La idea del Pacífico y su moda toma fuerza con los discursos que se elaboran en torno a la cultura. Tal parece que ante la ausencia de una identidad caleña se oye hablar muy frecuentemente de la sensibilidad hacia lo afro y las culturas del Pacífico.
Existen diferentes tipos de modas, ya sean estéticas, lingüísticas o hasta políticas, como la de Uribe, que afortunadamente ya está llegando a su fin. Pero también están las modas intelectuales mediatizadas por lugares comunes. Está bien que hablemos del Pacífico y que interioricemos el gran significado y legado cultural que reposa sobre estas costas y su cultura afrodescendiente. Pero no está bien perder la mística y volver todo un producto que termine haciendo parte de las lógicas del mercado. Celebro que el Pacífico esté de moda en nuestra ciudad y que se estén realizando festivales como el de la Marimba, que son propuestas que brindan un excelente espacio para disfrutar de ese bello sonido que evoca selvas, manglares y acantilados. Pero también aprovecho este espacio para referirme al difícil momento que vive Bahía Málaga, lugar donde cada año se aparean las yubartas. Allí el Gobierno y los grandes empresarios quieren hacer un puerto, sobra decir que este puerto causaría un gran daño ecológico y perderíamos un hermoso espectáculo, patrimonio biológico del país. Pienso que debemos entender este fuerte desequilibrio que ocurriría si se da vía libre a esta iniciativa y si es necesario manifestarnos frente a ello.
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Fotografìas de Carlos Miguel Varona / www.miguelvarona.com
Parece ser entonces que la cultura afrodescendiente se ha vuelto el tema de moda de ciertas élites intelectuales caleñas. Bastantes discursos giran alrededor de este asunto. Fotógrafos, comunicadores y antropólogos, entre otros, ahora están tratando de dar cuenta de esta realidad que siempre ha estado ahí pero que apenas hoy se ve.
Martina Pombo y las músicas que viajan por el río Por Luis Ernesto Loaiza Estudiante de Comunicación
Cultura, tradición, música, pintura, fotografía y sonido… Creo que no hace falta nada más para satisfacer mis gustos… Hablo de un espacio de aprendizaje donde he obtenido beneficios no sólo trabajando, sino también interactuando y conociendo personajes mágicos que traen consigo una gran historia; la historia de las músicas tradicionales del norte del Cauca: Martina Pombo. ¿Pero qué es Martina Pombo? Es un proyecto de investigación cultural sobre música tradicional del valle geográfico del río Cauca que incluye actividades de documentación y divulgación de expresiones musicales de distintas comunidades, entre ellas la de las cantoras de Villa Rica, Cauca. Martina Pombo no es una persona. Es un nombre compuesto que se adaptó a la búsqueda de una identidad que tiende un puente entre lo tradicional y lo popular en cuestiones musicales. Martina se debe a doña Martina Magdalena Olaya, tía abuela de una de las cantoras de Villa Rica quien hoy, a sus 90 años, nos cuenta que fue ella quien le enseñó los cantos tradicionales. Pombo se debe a Fidel de Pombo, un payanés que en el siglo XIX se interesó por las diversas formas del bambuco y las difundió por toda Colombia. Martina Pombo trabaja desde varios frentes: el investigativo, que desarrolla el trabajo académico; el visual, que propone divulgación con la pintura, la fotografía y el video; el social, que busca resaltar el trabajo de actores culturales de la región; y el musical, que propone la fusión de sonidos contemporáneos con música tradicional norte- caucana. Así se logra, en conjunto, una propuesta cultural muy completa.
Mi trabajo en Martina Pombo consiste en el apoyo logístico. Soy uno de los estudiantes universitarios que forma parte del equipo de producción de Martina Pombo. Realizamos los documentales, hacemos la propuesta audiovisual en escena, manejamos la iluminación y el sonido, nos encargamos del diseño gráfico e industrial requerido y de la administración de la web, ofrecemos el soporte tecnológico para el desarrollo del trabajo de investigación y divulgación de los resultados, hacemos la logística de las muestras culturales y damos apoyo técnico en ingeniería. Además, Martina Pombo cuenta con músicos, antropólogos, investigadores, fotógrafos, pintores, ingenieros, diseñadores gráficos, industriales y de vestuario, estudiantes, administradores y cada vez más fans. Lo más importante de ser parte de este gran proyecto es la posibilidad de abrir puertas que generan oportunidades de adquirir de forma constante conocimientos en técnicas sobre producción audiovisual, sonido y logística, - campos que me interesan mucho - y de aprender más sobre nuestra identidad cultural. Puedo asegurar que lo que más me ha gustado es haberme dejado seducir por la música tradicional de las cantoras de Villa Rica, que inspira a Martina Pombo. Conocer a estas maravillosas señoras, poder interactuar con ellas, escuchar sus historias, sus cuentos, rezos y adoraciones, descubrir las historias de sus canciones y vivir junto a ellas lo que cotidia namente pasa en Villa Rica ha despertado en mí el interés para no dejar morir lo que somos, para mostrarle al mundo que en Colombia hay un lugar llamado Villa Rica donde se puede encontrar la música más rica del mundo que viaja por un río.
Volver a la U Por Luis Alberto Forero Estudiante de Filosofía
Una ilusión y un deseo hechos realidad treinta y cuatro años después de haber estado por primera vez en la Universidad estudiando Derecho y Comercio Exterior… Ahora me encuentro aquí en la Pontificia Universidad Javeriana Cali estudiando Filosofía. Una mirada al pasado muestra un camino recorrido y las huellas que en él se dejaron: recuerdos, enseñanzas y satisfacciones. Nos muestra que la vida hay que vivirla y dejarla vivir. Por eso, qué mejor motivación que volver a la Universidad en esta etapa de la vida, que la satisfacción del deber cumplido, y el espíritu decantado para razonar y pensar desde el campo filosófico. Entonces, ese primer semestre de la Carrera de Filosofía se constituyó para mí en la readaptación a la vida universitaria. La alegría del volver contrastaba con la expectativa de departir y compartir en un salón de clases con jóvenes que inician su recorrido por la vía profesional. En efecto, fui muy bien recibido y hoy ya me encuentro cursando el segundo semestre. Los jóvenes que no me conocen creen que soy un profesor más. Ya conozco toda la Universidad y disfruto de sus jardines, lagos y todas las especies de árboles, y me agrada el trinar de los pájaros, el nadar de los patos y el ambiente libre y descomplicado que invita a estudiar. Con muchos de los jóvenes comparto mi camino por la vida, y estoy seguro de que además de aprender con ellos, aporto algo a su desarrollo;por ello mi satisfacción es doble. 12
Homero, desde la ‘‘ cultura Simpson ’’
Por María del Mar Jaramillo Estudiante de Diseño de Comunicación Visual
Hace unos días veía una serie de televisión bastante popular entre los jóvenes de Latinonoamérica y escuché un comentario que llamó mucho mi atención. La protagonista del programa reconocía su desconocimiento con respecto a Menelao y su relación con Helena de Troya… Realmente quedé sorprendida. La Ilíada, texto en que se desarrollan ampliamente los motivos de la guerra de Troya, es una epopeya griega de importancia irremplazable, pues es el poema escrito más antiguo de la literatura occidental. Dada su importancia, los individuos que han recibido una educación promedio deberían tener conocimiento, o al menos, una referencia mental de quiénes son sus personajes, teniendo en cuenta su importancia en el desarrollo de la literatura universal.
La lectura es un hábito que va en declive, no sólo entre los jóvenes sino en toda la población colombiana. Esto se ve reflejado en cosas tan simples como los errores ortográficos en los anuncios que llenan nuestras calles o en la falta de cultura general de las nuevas generaciones. Leer libros es un hábito importante para el crecimiento integral; no lo dejemos desaparecer.
Cada vez menos personas leen habitualmente. En el año 2000 lo hacía el 67.9%; para el 2005 esta cifra pasó al 65.9%, y así ha seguido disminuyendo con el paso de los años.
¿Reflejará esta serie animada la forma de pensar de los jóvenes promedio actualmente? Tomé el asunto en mis manos y pregunté a algunos estudiantes si conocían la relación de los dos personajes en cuestión. Sus respuestas, en gran medida, dejaron mucho que desear. Desgraciadamente, en este caso la ficción del programa televisivo es un vivo reflejo de la realidad. Esto no sorprende, pues según el estudio Hábitos de lectura y consumo de libros en Colombia, de la Cámara Colombiana del Libro y Fedesarrollo, hoy en día los colombianos, en especial los jóvenes, prefieren la televisión y el Internet a la lectura. Cada vez menos personas leen habitualmente. En el año 2000 lo hacían el 67.9%; para el 2005 esta cifra pasó al 65.9%, y así ha seguido disminuyendo con el paso de los años. El mismo estudio indicó que cayó la proporción de lectores habituales en Colombia así como el número promedio de libros leídos al año. También descendió la cantidad de horas que los encuestados dedican a la lectura por gusto o entretenimiento.
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Retrato de una epoca Por Daniela Vaca Estudiante de Comunicación
Nos bajamos en la Plaza San Francisco, un lugar de esos a los que uno nunca va pero en donde curiosamente se respira un aire familiar. Como tengo prisa, me enfoco en la búsqueda de alguien a quien entrevistar para un trabajo de la Universidad. Encuentro sólo a un hombre, que está muy ocupado comiendo, y temo interrumpir. De pronto, una cámara antigua colgada al cuello logra captar mi atención y me dirijo hacia un señor de edad que se encuentra parado en una esquina de la Plaza. Como suele sucederme en estos casos, me pregunto qué actitud tendrá ante mis acechantes preguntas, pero para mi tranquilidad y grata sorpresa recibo como respuesta a mi escueto saludo (“Buenas… Señor, ¿podría hacerle unas preguntas?”) un fuerte apretón de manos: “Migdonio Agudelo Porras, mucho gusto”. “¿Cuánto tiempo lleva trabajando aquí?”, me aventuro a preguntar ya con más confianza, como para ir entrando en materia. “No, pues, yo llevo días ya. Como unos… veintinueve años”. ¡Días! No puedo evitar cuestionarme, desde mi condición de estudiante e hija del ferviente capitalismo, qué ha hecho que un hombre permanezca tanto tiempo tomando fotos en una plaza, día tras día, año tras año, y aún mostrarse tan optimista y cómodo con ello. Pues don Migdonio no sólo parece sentirse cómodo, sino que se entusiasma con la plática, cosa que hace complicada la 14
entrevista (y no menos interesante), y se inicia una conversación en torno a nuestros quehaceres. “Pues usted debe de tener algo que ver con la salud…” le dice a mi amiga. “Y usted no. Usted está apenas en el bachillerato, con esa carita de niña…”, me dice a mí. Nos reímos por el asombro ante el acierto de la observación frente a mi amiga, y yo…, pues digamos que ya me resigné a que me resten años de vida. Intento volver al tema de mi entrevista, la fotografía: “¿Usted qué prefiere: cámaras digitales o análogas?” Para mi sorpresa saca una cámara digital de su bolsillo y nos cuenta que con esa toma todas sus fotos, y que la análoga que trae colgada al cuello no la usa hace tres años. “¡Yo sí uso la mía!”, le respondo en tono de protesta. Él continúa explicando que las digitales tienen más tecnología y que abaratan costos y que las fotografías son de mejor calidad.
Yo mientras tanto miro con nostalgia la camarita, muy puesta en su sitio, muy diciente, pero muy inútil, y pienso en lo curioso de objetos como este, tan representativos de un oficio pero ya no imprescindibles, sino más bien accesorios. Y como aquí no estamos hablando con un principiante, don Migdonio nos cuenta de los tiempos aquellos cuando la fotografía consistía en todo un proceso de revelado y retoque y cuando se hacían cosas como el collage. Añade con desdén que no le gusta esa palabra pero que no encuentra otra (corroboré después que efectivamente tan común anglicismo ya forma parte de nuestro diccionario). Pero sigamos. Si a mí hoy me hablan de collage o algo parecido, yo me remito casi de inmediato al Photoshop, mas en esa época de laboriosidad no todo era tan sencillo como apretar un botón, y el proceso para una buena foto tardaba bastante más que un click. “El artesano se ha perdido”, afirma nuestro personaje con nostalgia, casi adivinando el rumbo de mis pensamientos. Añade que ya tampoco es necesario saber sobre manejo de luz, tiempo de exposición o composición; que ahoraólo basta fijar el encuadre y ¡listo! la misma cámara y el Photoshop (una vez más el mágico Photoshop) hacen el resto. Entonces, explica, ya tampoco se puede hablar de artista, pues cualquiera que tenga una cámara puede hacer una foto. Don Migdonio afirma conocer a muchos que se dedican a este tipo de “actividad”, y mientras lo dice mira a su alrededor con expresión desairada, como si se sintiera
invadido por ellos. “Ya no se puede hablar ni de fotógrafos, sino de “´toma-fotos´”, concluye. “¿Entonces al fin cuáles prefiere?” (había que precisar la pregunta). Para este fotógrafo de los ochenta es claro que los tiempos cambian, aunque los lugares no tanto, y que si se quiere seguir en el negocio “hay que adaptarse a latecnología, ¡porque qué más se hace!” Y Don Migdonio sí que se ha sabido adaptar. Le digo que necesito una foto tomada por él, y se apresura a acomodarnos a mi amiga y a mí con la iglesia San Francisco de fondo. “Eso, bien bonitas”. Entonces nos muestra la foto en la pantalla de su cámara digital, y apenas le decimos que sí, que está bonita, nuestro fotógrafo contemporáneo se apresura a actuar: “¡Diez minuticos!”, y lo vemos atravesar rápidamente la plaza y perderse entre las callecitas del centro. Mi amiga y yo esperamos lo que efectivamente fueron pocos minutos, y obtuvimos nuestra tradicional fotografía de plaza. Aún faltaba una pregunta: “¿Considera que las cámaras digitales reemplazarán las análogas?” La respuesta fue contundente: “¡Ya las reemplazaron!” ¿La razón? Una vez más la “diosa tecnología” y sus renombradas virtudes. ¿Y qué pasará con las análogas? Según este experto del retrato, tan bellos objetos, existentes desde hace casi un siglo y cuya técnica es tan antigua que estuvo en boca de Aristóteles y llenó manuscritos de Da Vinci, se convertirán muy pronto en piezas de colección en los museos.
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cuento
El día de la suerte
Por María Alejandra Bolívar Estudiante de Comunicación
Daniel era un ingeniero industrial ya graduado. Un tipo muy inteligente, demasiado racional, egocéntrico y poco humilde. Una vez graduado buscó ejercer su profesión. No quería ser el trabajador de alguien más, sino su propio jefe. Por obvias razones nunca consiguió un trabajo con esas condiciones… Entonces se dedicó a vivir de sus padres. Un día, como de costumbre, Daniel salió a trotar para mantener su escultural cuerpo. Mientras lo hacía, observa una hermosa mujer de figura esbelta, cabello negro, cejas pobladas y ojos verdes con mirada profunda. Era joven. Su vestimenta resultaba extraña. Tenía un vestido largo de colores tierra, muchas pulseras en las manos, un anillo en forma de espiral en el dedo índice y unas chancletas que parecían recién sacadas de la basura. A Daniel el corazón le empezó a latir mucho más rápido, como si se hubiera enamorado de la mujer a primera vista. Ella nisiquiera se percató de su presencia. Al ver cómo desaparecía la joven al cruzar la esquina, él sintió la profunda necesidad de seguir el contonear de sus caderas, e hipnotizado la persiguió.
Sin temor, se dejó llevar por el brillo de los ojos de aquella mujer y al llegar al final de la cueva escuchó por primera vez la melodiosa voz de Zaira; ese era su nombre. Lo tenía inscrito en un tatuaje que tenía en su cuello, y que sólo notó cuando se corrió el cabello para un lado. Le pidió que se sentara y él lo hizo. Sacó sus cartas y Daniel, al ver la frialdad de la mujer, se puso a su mismo nivel. Le pidió que guardara sus cartas porque el sólo había ido por una razón. Zaira pensó que ese sería el momento de una incómoda declaración de amor, pero Daniel únicamente le pidió que le dijera cómo y cuándo sería su muerte.
No entendía por qué cuando intentaba detenerse sus pies no atendían sino que lo guiaban en la dirección de ella. Era un deseo incontenible de volverla a ver... Mientras Daniel estaba en su trance quiso cruzar la calle y al hacerlo casi es arrollado por un carro; lo alcanzó a rozar. Fue entonces cuando despertó, movió la cabeza varias veces y se echó a correr para alcanzarla.
En ese momento, el verde de los ojos de Zaira se intensificó, y sin decir palabra alguna agresivamente tomó la mano de Daniel, miró su palma, la detalló durante unos segundos y la soltó de la misma manera como la había agarrado. Lo miró fijamente a los ojos y sin pudor alguno le dijo que él moriría ese mismo día y a causa de un perro.
Al tenerla cerca, Daniel intentó entablar una conversación con ella; le coqueteaba. Pero la misteriosa mujer lo ignoró y en cambio, entró a un misterioso lugar llamado La suerte. Daniel, vio que ese sitio era uno de los que él tanto se reía, pues lo suponia uno de esos negocios en los que algún charlatán te pide dinero a cambio de una supuesta predicción del futuro que nunca sucede.
Daniel trató de seguirla, pero ella le pidió de una manera seca que se retirara. Él salió de aquel lugar desconcertado, y aunque supuestamente era escéptico a las predicciones de la mujer, cuando vio el primer perro lo esquivó. Hizo igual ante cualquier señal que tuviera que ver con canes. Después de tranquilizarse un poco se paró en la esquina del semáforo para cruzar la calle y cuando se puso en rojo para los carro Daniel pasó. Cuando iba apenas por la tercera línea de la cebra, un carro lo atropelló.
Sin embargo, al ver que la mujer había entrado ahí, Daniel, en contra de su escepticismo, también entró… El ambiente era algo oscuro, lo suficiente para causar terror y escalofríos, pero también estaba lo suficientemente iluminado para ver los extraños artefactos que adornaban el lugar. Al fondo, en una cueva simulada, se podían divisar aquellos ojos verdes por los cuales Daniel estaba allí.
Daniel murió pensando que la suerte y el destino no existían. El conductor del auto iba hablando por celular, y por evadir a un niño que iba detrás de una pelota que su papá le había comprado de consuelo porque una señora le había tumbado su paleta por esquivar a un perro que iba suelto atropelló a Daniel.
Berlín... Por Sebastián Arias Estudiante de Comunicación Estudiante Comunicación
Berlín, ciudad de historia y juventud. Donde el grito de libertad y de unión ha logrado perpetuarse en cada uno de los corazones de sus habitantes y en cada trozo de muro que aún conserva… Aquel muro que alguna vez sumergió al mundo en un baño frío de miedo profundo. Cada pedazo de hielo que fue picado aquel 9 de noviembre de 1989 se ha derretido por cada calle de Berlín, y creando ríos de memorias, aguas que convergen en un inmenso mar de prosperidad. El pueblo alemán ha logrado por fin correr aquella cortina gris, para así poder ver juntos el amanecer y para nuevamente enfrentarse a palabras hermosas y acciones retadoras, como Justicia y Democracia. Las cenizas de aquel camino que alguna vez dividió a Oriente de Occidente aún se respiran en el aire de Berlín, ciudad que no está dispuesta a olvidar su pasado, pero tampoco a repetirlo.
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El menu de C esar
Por Claudia Ximena Suárez Estudiante de Comunicación
César Duque es un Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana Cali que después de haber estudiado Electrónica Básica en Comfandi, Música e Ingeniería Electrónica está a punto de graduarse de la que él considera la mejor carrera. Con su innovación, emprendimiento, positivismo y creatividad inició en la Universidad Javeriana Cali un grupo estudiantil para promover la cultura de la comida sana. ¿Estudiaste algo antes de Ingeniería Industrial? Primero fui bombero y paramédico en el colegio. Hice dos cursos de Electrónica Básica en Comfandi, estudié Música, luego entré a la Universidad a Ingeniería Electrónica. Me gané media beca y entonces preferí cambiarme a Ingeniería Industrial para poder mantener la beca, porque unas materias me dieron muy duro en Electrónica. En Industrial me gané otras tres medias becas, hasta cuando falleció mi papá. ¿Cómo te conseguías los recursos para poder estudiar? ICETEX y trabajo. Fui DJ entre los 15 y los 19 años, cargué equipos de música, vendía cosas en el colegio, hacía trabajos a mis compañeros… He sido promotor institucional en la Javeriana, he trabajado en el Fondo de Empleados, en el Centro San Francisco Javier. Tuve una empresa de postres, trabajé con Rehabitec y Antoninas, y administré los minibares de los hoteles Torre de Cali e Intercontinental. ¿Tenías algún sueño antes de entrar a la Universidad? Los papás siempre le dicen a uno: estudie una buena carrera en una buena Universidad y luego trabaje en una buena empresa… Sin embargo, siempre me ha gustado hacer lo que me nace… Jugué futbol, fui campeón de hockey, de patinaje, en intercolegiados de canto, en poesía… Siempre fue una búsqueda, y digamos que en este momento me encuentro muy satisfecho con lo que he hecho. ¿Cómo nació el grupo estudiantil Menú? De tres ideas. La primera, me encanta la cocina. Es algo muy bacano de explorar. Me fascina la cultura que se mueve a través de la gastronomía. La segunda, enseñarle a cocinar a mi novia. La tercera, apoyar a una amiga mía que estudiaba gastronomía en las mañanas, pero en las tardes dormía .¿Cuál es el fin del grupo estudiantil Menú saludable? Lograr la integralidad en los estudiantes en aspectos como nutrición, gastronomía y actividad física. 18
¿Por qué decidiste volverlo empresa? Por la demanda de servicios que se generaron y el nivel de aceptación que tuvimos, aún sin tener siquiera una estructura legal de empresa... Me apasiona tener mi empresa, que tenga impacto y sirva de experiencia estimulante e innovadora. ¿Cuál es la diferencia entre el grupo estudiantil y la empresa? En el grupo estudiantil de alimentación saludable el estudiante puede participar, a muy bajos costos, en los talleres y servicios de la empresa. Tiene también la oportunidad de conocer proyectos de ciudad y hacer parte de ellos, conocer un mundo y personas llenas de cultura. La empresa, por su parte, ofrece servicios educativos, asesorías en cuanto a nutrición y gastronomía. En Colombia se dictó una norma que declara a la obesidad como una enfermedad. ¿En que beneficia esa ley a Menú? Muchísimo, ya que la empresa Menú brinda servicios a empresas públicas y privadas. Esta ley sale para que las organizaciones reaccionen ante la obesidad como algo por lo que todos tenemos que preocuparnos. Esto me permite vender servicios profesionales de asesoría en estas materias. ¿Cuál es el menú favorito de César? Mi menú favorito es muy sencillo. Me encanta el sudado con arroz y una ensalada de cebolla y tomate con limón. De postre no me quitan la leche condensada cada semana, con piña calada, con fresas o con uvas y con hielo picado.
Sin ser Javeriano, lo soy Por Luis Ángel Muñoz Estudiante de Comunicación de la Universidad del Valle en intercambio
No es un manual, no es una verdad, y no sé si les vendría bien leerlo. Eso no importa. Primero, no soy javeriano, y lo digo no por evitar los prejuicios de los otros, ni con un tono despectivo. Lo digo porque es verdad. No soy Javeriano. Hace algunos meses pensaba realizar un tipo de intercambio académico, salir de mi universidad, salir de Univalle. Conocer y experimentar otras docencias, otros ambientes, conocer a otra gente, otros pensares y oír otras risas, y hasta de pronto conocer otra ciudad. Pensé en la gran ciudad, la Capital, la Universidad pública, la Escuela de Cine y Televisión. Lo pensé; pero la falta de dinero me hizo desistir. Y es que además del costo del transporte público, las fotocopias (a veces inentendibles), los antojos de un tinto y un cigarrillo en el break de una clase, los almuerzos, el agua para una buena ducha, una cama, un techo…, también pensé en las noches bogotanas, las cajas de vino en el chorro de Quevedo, los cigarrillos de mil pesos, las espectaculares luces de las discotecas y las discotecas sin luces del centro. No. Definitivamente no tendría el dinero suficiente. Me quedaría en Cali.
monstruos, de los prejuicios adquiridos, y es bastante estimulante confrontarlos, saber que te equivocas, que sólo es posible hablar de algo cuando lo conoces, cuando lo vives. Por eso ahora hablo de otra Javeriana. De una Universidad cómoda, amena, tranquila. De unos profesores bastante comprometidos con el proceso de aprendizaje. De unos estudiantes Javerianos que luchan contra el escepticismo político, que se encintan con sus proyectos académicos, que disfrutan de un Festival Iberoamericano de Teatro, que se devoran las letras de un Cortázar o Kafka, que seguramente se logran excitar con los relatos del Marqués de Sade y que se emborrachan sentados en un andén mientras intentan cambiar el mundo en una charla. Esto no fue un manual, ni una verdad, ni sé si les vino bien leerlo. Eso no importa. Y es cierto: yo tampoco soy Javeriano. Pero en el futuro lo habré sido por un semestre; un semestre bastante agradable que me dejará un buen recuerdo, y lo mejor: me dejará la satisfacción de haberlos conocido.
Entonces, la única posibilidad: Pontificia Universidad Javeriana Cali. ¿Qué sentido tendría realizar un intercambio en la misma ciudad? ¿Valdría la pena la experiencia? Confieso que hace tres meses no tenía esas respuestas. Lo único de lo que estaba seguro era de querer salir por un semestre de Univalle. Compartí mis planes con mis amigos y compañeros de Univalle, y ellos no pudieron evitar sus chistes, sus miradas asaltantes, sus prejuicios convertidos en gestos. Pero de algo sí estaba seguro y era que quería vivir otra cosa. La extrañeza empezó el primer día, justo en la entrada. Y es que pasar un carné por un lector electrónico para ingresar a la U era para mí ciertamente extraño. Luego vendrían las clases con quince estudiantes, los profesores que se sientan con uno en la misma mesa de la cafetería. Y a la hora del almuerzo ya no estaban las interminables filas de la Cafetería Central de Univalle. Ahora esas dos horas parecían más largas… Hay un poco más de tiempo para fumar un cigarrillo; hablar sobre el fin de semana, sobre la última encuesta para las próximas elecciones presidenciales, sobre las labores académicas, sobre las películas que nos mueven las vísceras; tiempo para confrontar los prejuicios bastante tontos de un univalluno egocéntrico, como cualquier otro. Y es que será imposible librarse de esos 19
Ilustración de Julián Vargas / Estudiante de Diseño de Comunicación Visual
Ilustración / Julián Vargas Estudiante de Diseño de Comunicación Visual
Florencia:
La profesora con mirada de arco iris.
Por Hanssen D. Díaz Estudiante de Artes Visuales
Hija, esposa, madre, artista, aficionada a la aviación, abogada, literata, amante de los animales y docente. Estas son algunas de las pistas para acercarse a Florencia Mora Anto, quien aunque nacida en Medellín, ahora comparte sus conocimientos con los jóvenes artistas caleños. Se empezó a involucrar en las artes plásticas cuando apenas estaba terminando la secundaria. Su iniciativa la impulsó a estudiar en el Instituto Popular de Cultura (IPC) de Santander. Quería estudiar aviación, pero se desanimó por las palabras de un compañero de clase: “¡Cuidado!... Al desafiar el peligro puede encontrar cucarachas”. Estas curiosas palabras hicieron hueco en ella y el pánico a las cucarachas provocó un cambio de decisión al momento de escoger carrera universitaria: estudiaría, entonces, Derecho. Sin embargo, ese cambio de profesión no le impidió volar aviones pequeños de vez en cuando con la ayuda de su padre, quien era piloto... Está familiarizada con el lenguaje de la aeronáutica y ama volar.
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Humanista de corazón Florencia es una apasionada del humanismo. Cuando inició su carrera universitaria, su sueño era ser penalista, y visitaba el Palacio de Justicia para estar presente en las audiencias. Después de estudiar Derecho siguió con las Ciencias Sociales e hizo un énfasis en Geografía Humana. Posteriormente, empezó el pregrado en Literatura y al mismo tiempo hizo una especialización en historia de Colombia. Recientemente terminó la maestría en Filosofía. La mayor parte de sus estudios los realizó en la Universidad del Valle. Su vida está llena de lectura: “Tiempo libre no tengo… Todo el tiempo leo. Mejor dicho, no tengo tiempo libre porque cualquier minuto que me queda estoy leyendo. No puedo encontrar nada que tenga letras porque me lo leo… Igual, si me ponen a buscar algo con letras me quedo leyendo. Toda mi vida se basa en leer… Leo de todo… Poesía, literatura, novela, economía, historia, política… ” Pero también escribe, y mucho: “Escribo cuentos, crónicas… Todo el tiempo estoy escribiendo…”. Sin embargo, leer y escribir no son sus únicas pasiones. Sus pasatiempos y su vida fuera de la universidad están cargados de actividad. “Camino, oigo música, veo documentales, veo videoarte, voy al campo, tengo plantas en cantidades,
tengo perros… 12 perros de todas las razas, desde los más finos hasta los más ´cuscos´. Me dan mucho pesar los animales abandonados. Tengo, además, dos gatos y tres cacatúas. No como carne, no me como los animales…”. Docente por convicción Florencia empezó a trabajar con artistas en el Instituto Popular de Cultura en escritura creativa y luego se vinculó como docente enseñó investigación en Artes Plásticas. Convirtió 14 proyectos en uno solo para poder concursar por un premio nacional de artes visuales, que finalmente obtuvieron. Con el dinero del premio adecuaron una sala de audiovisuales en el Instituto. Después del IPC se vinculó como docente de Artes Visuales en la Universidad del Valle; posteriormente, con la apertura del programa de Artes Visuales en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, ingresó como docente de planta. “…No me gusta otra cosa que no sea la docencia; yo me emociono, ¡quiero a los estudiantes muchísimo!... Es un regocijo. Yo no voy brava a una clase; voy con optimismo, con emoción, con toda la pasión”. Además de abogada, docente y literata, Florencia también es artista. Hace parte de un colectivo de artistas integrado por seis personas que se llama Descarrilados. Con este grupo se ha ganado varios premios y recientemente fue invitado a la X Bienal de La Habana y al 41 Salón Nacional de Artistas que se cumplió en Cali.
También es la representante del Ministerio de Cultura en el Consejo Nacional de Artes Visuales, oportunidad que considera importante porque puede aportar en las políticas públicas relacionadas con las Artes Visuales en Colombia. Artista por naturaleza Por otro lado, Florencia tiene una rara pasión por el vidrio… “Algo que me apasiona y que hace parte de mi estilo de vida es la colección de todo recipiente de vidrio que encuentre. El vidrio me lo puedo encontrar en la calle, me lo pueden regalar, lo puedo comprar, alguien me puede dar algo de vidrio, ¡me encanta el vidrio!”. Ella pinta sobre vidrio, ensaya texturas, experimenta distintas técnicas pictóricas, pero no vende su trabajo. “Me han dicho que les venda algo de lo que he hecho, que les venda una botella y yo les digo que no se la vendo, ¡se la regalo! Porque yo no vendo arte. Yo no hago arte para vender.” Pero la profesora Florencia no siempre está desempeñando el papel de docente o el de artista fuera de la Universidad. Es también es esposa ¡y madre de 19 hijos! Ella tiene tres hijos adultos, profesionales e independientes, y los tres de la misma edad… Pero aparte de sus tres hijos tiene 16 más que aún la siguen acompañando a ella y a su esposo. Los únicos niños que le quedan en su casa y que no se han independizado: los perros, los gatos y las cacatúas; ellos son unos niños para nuestra alegre Florencia Mora Anto, la profesora con mirada de arco iris que nos dejó inspirados con esta conversación.
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El Consultorio de la escritura
Por Katherine Martínez Estudiante de Comunicación
“Introducción, planteamiento, argumento, contraargumento, conclusión… Introducción, planteamiento, argumento, contraargumento, conclusión”. Tu cabeza repite una y mil veces las mismas palabras. ¿Por qué? Porque son ellas las culpables de que pases tu fin de semana ence rrado en las cuatro paredes de tu cuarto. Gracias a ellas trasnocharás el domingo y serán ellas las responsables de que el profe te raje. En medio de tantas cavilaciones sólo un pensamiento prima en tu cabeza: “¿Para qué rayos me sirve escribir un ensayo?” Sin embargo, no tienes de otra, o comienzas a escribir o la tortura será eterna. Primer párrafo: Introducción. Intentas presentar el tema, pero las palabras no te salen. Es como si una muralla las detuviera y no las quisiera dejar pasar, así que comienzas a poner lo primero que se te viene a la cabeza… Una cantidad de palabras que aunque no tengan sentido llenan hojas, y como debes completar al menos tres, no tienes opción. De pronto, se te ilumina la cabeza y recuerdas que existe esa maravillosa herramienta llamada Internet. Enciendes el módem y abres San Google, que como dicen en algún lado: “todo lo puede y todo lo sabe”. Colocas las palabras mágicas y das enter. Tu conjuro parece surtir efecto y al instante tienes más de mil páginas a tu disposición... 24
“¿Cuál abro? ¿Cuál abro?”… Al fin te decides: abres la primera, una tal Wikipedia que por ahí has escuchado decir a tus amigos que es buena; lo intentas. La miras y sientes que el mundo te ha sonreído. Al parecer no pasarás el fin de semana frente al computador pensando en “introducción, argumento, conclusión”. Las cosas se te simplifican: control C, control V y trabajo terminado. ¡Vas por un cinco! Lunes, siete de la mañana, hora de entregar tu maravilloso trabajo. Orgulloso, te levantas de tu silla y se lo pasas al profesor. Les comentas a tus amigos que estaba muy fácil y sales del salón. Una semana después estás sentado en la misma silla esperando que te entreguen lo que, según tú, es un cinco asegurado. El profesor te llama y ¡oh sorpresa!: el ensayo parece haber sido acribillado. Gotas de tinta roja bañan cada espacio blanco de la hoja. Pero una palabra resalta por encima de las demás: PLAGIO. Indignado, le reclamas al profesor. Él te mira y te manda a un tal Centro de Escritura. Te dice que si le demuestras que has ido, te
La hora, después de todo, no se perdió. Aprendiste unas cuantas cosas y al menos ya tienes una idea de cómo mejorarle “eso” al profesor. Además, te diste cuenta de que esa platica que tus papás pagan cada semestre incluye “consultas” a lo que tú le acabas de llamar “los médicos de la escritura”, es decir, una revisión detallada recibirá nuevamente el ensayo y te permitirá subir ese horrible 0.5 que descansa sobre tu “perfecto” trabajo. No le ves alternativa. Como si el dichoso ensayo no te hubiera causado problemas suficientes, te toca pedir una cita y perder una hora de tu valioso tiempo con alguien que cree que sabe escribir. Llega el día de la tortura. Subes las escaleras del Samán, que cada día parecen más. Pasas por el laberinto de oficinas y llegas. Una chica te está esperando. Te limitas a decirle un “hola” y dejarte caer sobre la silla. Abres tu maletín y le entregas tu ensayo. Esperas que ella te lo corrija, preferiblemente rápido, para poder irte. Sin embargo, ella lo pone sobre la mesa, y con un “vamos a corregirlo juntos” comienza a leer.
A pesar de que estás cero interesado, ella busca la forma de que comprendas el tema. Llega un momento en que te da pena y comienzas a prestarle más atención. La charla, después de todo, no estaba tan aburrida. Descubriste que San Google no es del todo malo, que sólo basta con saber de dónde y cómo tomar la información, y que después de todo sí sabes escribir, sólo que eres desorganizado. Sales de la oficina mucho más animado que cuando entraste. que sumado a tu propio esfuerzo te permitirá recuperarte de esa batalla ensangrentada de palabras, y que tal vez, después de unos cuantos cuidados intensivos, te permitan conseguir un verdadero cinco. Mientras bajas las escaleras piensas en tu almuerzo, y en algún lugar de tu cabeza ronda la idea de “el viernes volveré”.
En medio de tanto aburrimiento logras captar algunas palabras. Ella te explica la importancia de citar y cómo hacerlo. Mira tus errores como si de un chequeo médico se tratara. Busca los males de tu ensayo e intenta hallarles alguna cura. 25
‘‘ Linda Iris,’’ a punto de convertirse en la primera película gestada en la Javeriana Cali Al final de su Carrera de Comunicación en la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Juan Carlos Lorza y Katherine Vásquez se le midieron al reto de montar una historia para cine como trabajo de grado, con la dirección de la profesora Adriana Villamizar.
Todo comenzó con un relato del escritor Germán Castro Caycedo. De allí nació Linda Iris, un guión cinematográfico premiado por el Ministerio de Cultura que ahora se encuentra en proceso de rodaje. Juan Carlos Lorza está trabajando para la revista Semana en Bogotá. Anteriormente había creado el portal Galería Colombia y también figura en la nómina de escritores de la revista El Clavo. Dialogamos con él en uno de sus cortas visitas a Cali. Pasá La Voz: Nos contaron que está viviendo en Bogotá. ¿Qué tal la experiencia? Juan Carlos Lorza: Excelente. Bogotá te pone a prueba. Es una ciudad de contraste. Por un lado, está la ciudad fría y ajena, pero por otro la de las ilusiones, las nuevas posibilidades, donde se ven más cercanos tus sueños. PLV: ¿Por qué salir de Cali… No se podían cumplir sus sueños aquí? JCL: Cali es lo mejor, pero me di cuenta que estaba sobre una especie de disco rayado. Las cosas que hacía en Cali eran importantes; pero necesitaba probarme, arriesgar y buscar un nuevo ciclo. PLV: Ahora es periodista de la revista Semana ¿Cómo fue eso? JCL: Cuando llegué a Bogotá tenía dos objetivos. Uno, escribir para la revista Semana. Dos, abrir espacios para la película que escribimos con Katherine Vásquez. Por eso desde el primer día, a todo el que me encontraba, donde fuera, le preguntaba si conocía a alguien de Semana, y así fui formando una cadena de contactos por donde mandaba hojas de vida. Y bueno, tres semanas después me llamaron a una entrevista. Yo mostré todo el trabajo en Galería Colombia y mis artículos en El Clavo… Ese mismo día salí de ahí con trabajo. PLV: Y entonces, ¿qué lo pusieron a hacer?
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PLV: Y entonces, ¿qué lo pusieron a hacer? JCL: Soy periodista de unos especiales sobre regiones de Colombia. Viajo a los lugares, recojo la información y escribo un promedio de 30 artículos por especial. Actualmente he participado en dos especiales: uno sobre el Valle y otro sobre el Caribe. PLV: ¿Qué tan difícil ha sido su trabajo? JCL: Escribir es delicioso. Pero sí tuve una experiencia difícil. Cometí un error: cité a un amigo inventando las palabras y eso casi me cuesta la amistad y el trabajo. Por confiado e inexperto tuve que poner la cara. Afortunadamente, les había gustado mi trabajo; si no, no estaría aquí contándoles esta historia sino buscando trabajo. PLV: Anteriormente dijo que otro de sus objetivos era abrir espacios para su película Linda Iris. ¿Cómo va eso? JCL: Los primeros meses fueron frustrantes porque todas las productoras leían el guión, decían que muy bueno, que muy bien escrito, pero que temas con guerrilla… a metros. Eso me deprimió un resto. Pero empezando 2010 varios de esos mismos productores que me dijeron NO, empezaron a decirme que le hiciera, que ellos me asesoraban, que no me quedara esperando sentado que llegara alguien a producir la peli porque no iba a ser así. Y bueno, llamé a Kathe (Katherine Vásquez), armamos un plan de trabajo, lo enviamos a Proimágenes, aprobaron y aquí estamos, dándoles gracias por las asesorías a Dynamo, Colombo Films, Movie Makers, y de Imagemedia que se vinculó en todo el trabajo de oficina. PLV: Y entonces, ¿ahora en qué andan? JCL: Kathe está concentrada haciendo a unos ajustes del guión, de acuerdo con una asesoría qué recibimos en el Festival de Cine de Villa de Leyva, donde fuimos invitados. Yo tomé las riendas de la producción junto con Alejandra Cedeño, las convocatorias las está manejando Juliana Casadiego y estamos resolviendo lo legal. Los domingos buscamos locaciones. Viene una asesoría en Ley de Cine. Esto es como un laboratorio. Estamos aprendiendo. En la U aprendimos de planos, diegesis, sinopsis, flashbacks… Acá estamos aprendiendo a hacer una película desde la logística y la administración de los recursos. Y estamos registrando este proceso gracias a la iniciativa de un fotógrafo que está haciendo un documental de la preproducción.
1 de febrero de 2011 estaremos rodando la película. Ahora la tarea es conseguir más plata. Tenemos este año para darle. Con las alianzas y asesorías que tenemos nos hemos dado cuenta de que es posible. Lo principal es que confiamos en que tenemos una muy buena historia por contar. PLV. ¿Hay más proyectos? JCL: (Risas)… Es suficiente, pero surgen cosas. Estamos arrancando con un nuevo proyecto, se llama Agüita’ e Coco. Es un Artbar, un concepto que vi en Lima, Perú, y que es traído de New York. Es un bar de fiestas temáticas, donde se expone y se vende fotografía, pintura, escultura, donde se habla de música y se escucha buena música, donde hay cine club. Es un espacio de expresión y rumba, era una idea que tenía, les conté a dos amigos, les gustó, y bueno, pues ya casi es una realidad. En pocos días inauguramos. PLV: ¿Y qué pasó con Galería Colombia? JCL: Nada. Galería Colombia sigue. Ahora solo soy socio. Tomé algo de distancia con la ida a Bogotá. PLV: Un mensaje para aquellos jóvenes que estudian Comunicación actualmente. JCL: …Yo apenas estoy empezando también. El camino es largo, pero creo que esto es cuestión de expresarse, de leer mucho, de vivir muchas cosas también, de arriesgarse, de tener una fuerte pasión y de gozarse lo que uno hace.
PLV: ¿Para cuándo tendremos a Linda Iris en pantalla? JCL: La meta es que entre el 11 de noviembre de 2010 y el 27
El panico escenico de la practica profesional Por Diana Laverde Asistente Carrera de Comunicación
Llegó la hora de la independencia (eso creemos)… Cuatro años esperando este momento. Momento de liberación, responsabilidad y de entrar en caída libre al mundo real. Yo sólo recuerdo haber dicho algún día no tener miedo a la práctica, y de hecho nunca lo tuve; pero la presión del trabajo y tu compromiso con quienes esperan algo de ti te llevan al pánico de salir a escena ya en la realidad social, económica y laboral de nuestra ciudad, de nuestro país o nuestro mundo. Durante toda la Carrera hemos anhelado llegar a este momento… Levantarnos temprano pero para ir a trabajar y producir, ser útiles a la sociedad, ayudar en la casa, gastar lo de uno y mantener el bolsillo lleno de billetes. Manifestamos estar mamados de estudiar, de los profes, de los compañeros y hasta de tanta rumba. Pero, ¿qué pasó ese día que estabas ahí, más asustado que nunca y arreglado hasta la conciencia para sentarte frente a tu futuro jefe y convencerlo en 20 minutos de ese plus que sólo tú tienes, de todas tus cualidades en el campo personal y profesional? Todos pasamos por esto. Las presiones son infinitas, ¡y empiezan en cosas tan bobas pero tan importantes!, como la ropa que usas para asumir este nuevo rol; pasan por las presiones laborales de no saber ni cómo, ni dónde, ni quién puede ayudarnos y terminan en el proceso que cada uno lleva en su ser, los sentimientos heridos y las susceptibilidades escondidas que deben permanecer así para hacernos fuerte. Poco sabemos de ambientes laborales e ignoramos procesos indispensables. Entramos con la memoria vacía y nos la llenan en dos días, ¿y después qué hacemos? Cuando empezamos a vivir la experiencia, es duro; no sólo por las madrugadas sino por la angustia que desde ese día vivimos, la incertidumbre con la que nos despertamos y la felicidad que sentimos al terminar el día. No creemos en lo que sabemos pero sí creemos ciegamente no estar seguros. Ser un empleado no es fácil; recibir regaños menos; y guardar la compostura, ni hablar. Es un choque muy fuerte (aunque no lo digamos) y quienes tenemos metas y propósitos luchamos a diario por llegar adonde queremos estar.
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Después de todo el proceso, de soñar con un jefe y con el trabajo, entramos a jugárnosla toda; paniquiados eso sí. Hacemos posible lo que creímos imposible, somos proactivos para estar un paso adelante, autocríticos para mejorar a diario nuestras prácticas, respetuosos desde siempre y defensores fehacientes de un espacio en esa organización para que la Comunicación sea valorada por su sentido y pertinencia. Ahora sí creemos en lo que podemos lograr. El pánico de entrar a escena se fue y llegó la seguridad de ser un profesional, un verdadero profesional de la Comunicación.
Comunicacion, en proceso de renovacion del Registro Calificado
Por Diana Laverde Asistente Carrera de Comunicación
Después de ocho años de funcionamiento, la Carrera de Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana Cali inicia el proceso de Renovación de su Registro Calificado, mediante el cual se garantiza ante el Ministerio de Educación Nacional –MEN- que el programa cumple con las condiciones de calidad para continuar siendo una alternativa en la formación de profesionales de la Comunicación. Registro Calificado
El Registro Calificado es una certificación emitida por el MEN luego de verificar que la Universidad y la Carrera cumplen con las condiciones de calidad para formar profesionales. Estas condiciones involucran desde el por qué la Carrera se denomina Comunicación hasta la justificación de su existencia, pasando por la presentación de las investigaciones que profesores y estudiantes realizan, la infraestructura (laboratorios de nuevos medios, el estudio de televisión, la cabina de sonido, etc.), las relaciones con el sector externo y las prácticas profesionales de los estudiantes como forma de aproximación al mundo laboral. Todos estos aspectos deben ser demostrados con hechos y datos.
Participación
En la construcción de este documento participan todos los miembros de la comunidad académica: la Universidad, la directora de la Carrera, el director del departamento de Comunicación y Lenguaje, la asistente de
la Carrera, los profesores de planta y hora catédra, los estudiantes y los egresados. La comunidad académica participa siendo parte de los procesos de evaluación y realizando propuestas de mejoramiento para la Carrera en actividades relacionadas con la enseñanza y el aprendizaje, además de participar en procesos de investigación y aportar en términos de proyección social.
Evaluación
En este momento se realizan dos procesos de evaluación con estudiantes y egresados para indagar sobre el proceso de formación en la Carrera. Posteriormente, se consultará a empleadores y centros de práctica, para finalmente compartir los resultados con la comunidad educativa.
Información
Se recolectará información sobre actividades académicas, trabajos de grado sobresalientes y experiencias significativas para demostrar lo que hemos hecho tanto estudiantes como profesores durante estos ocho años.
La invitación
Es momento de participar e involucrarnos en el proceso de renovación del Registro Calificado de nuestra Carrera para avanzar en los estándares de una formación de calidad acorde con las exigencias del mundo actual.
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cuento
Confesion
Por Lina Alejandra Uribe (*) Estudiante de Comunicación
Sí padre, yo lo maté. No, no. No me diga nada. Primero deje que le cuente mi historia. Le pido que trate de entenderme, nunca he hablado de esto con nadie. Es más, hace mucho tiempo no hablo con nadie de nada. Perdón por no haberme presentado antes. La verdad estoy muy nerviosa. Mi nombre es Lucía, tengo 19 años… o mejor 15, los últimos cuatro no merecen ser contados como parte de mi vida. Se preguntará por qué le digo esto. No se desespere, muy pronto lo sabrá. Todo empezó un 19 de noviembre. La casa estaba llena de familiares que celebraban mi cumpleaños número 15. Yo no estaba tan feliz como los demás. Algo me decía que una tragedia se avecinaba. La fiesta no duró mucho, a la media noche ya la gente se estaba despidiendo y partía rumbo a sus hogares. A la una todos estábamos en la cama dispuestos a descansar. Algo me impedía cerrar los ojos. Mi corazón latía muy rápido. De repente ocurrió lo que tanto temía: la puerta del cuarto rechinó y vi aquella sombra que me asustaba desde hace algunos meses. Era él: Óscar, mi padrastro. Entró con su horrible sonrisa, se acercó a mí y me susurró al oído que la fiesta aún no había terminado. Traté de gritar pero me tapó la boca y me inmovilizó completamente. Empezó a deslizar sus manos por mi cuerpecito mientras me decía que cumplir los 15 no significaba volverse mujer, que él me ayudaría a conseguirlo completamente. No me gustaría describir más la escena padre, siento que esos recuerdos me desgarran el alma. Usted ya se imaginará qué más pasó. Unos días después le conté todo a mi mamá, pero no me creyó. Defendió a su esposo y dijo que él nunca sería capaz de hacer algo así, que no fuera tan desagradecida y que le pidiera perdón por hablar mal de él. Tampoco contaba con el apoyo de mis hermanitas, aunque él les hacía lo mismo que a mí. Ellas decían que “papi Óscar” era muy tierno y que nos quería mucho. Pasaron unos meses y la situación no mejoraba. Óscar seguía visitando mi cuarto de noche y me decía que la fiesta todavía no terminaba. Ya no le contaba nada a mi mamá porque siempre me hacía arrepentirme frente a su detestable esposo. Fue así como un día decidí armar mi maleta y abandonar ese hogar maldito. Prefería morir de hambre que seguir sintiendo cómo esas manos gigantes me acariciaban casi todos los días.
Las cosas no eran tan fáciles como pensaba. Necesitaba encontrar un trabajo para poder sobrevivir. Me acordé de una señora del pueblo a la que le gustaba contratar jovencitas para que le ayudaran en los oficios de la casa, así que un día me arreglé y fui a buscarla. Todo fue sencillo, al otro día ya estaba trabajando en su casa. Pero pocos meses después el infierno regresó. Carlos, “el patrón”, un moreno gigante, me dijo que ya era hora de que empezara a agradecerle por haberme dado trabajo, comida y dormida. Usted entiende a qué se refería, padre. Yo no estaba dispuesta a aceptar semejantes peticiones así que al otro día muy temprano armé mis maletas y me dispuse a dormir en la calle de nuevo. Desde ese momento no quise volver a trabajar con nadie. Preferí aprender a clasificar basuras y así me gané la vida estos últimos años. Pero hace poco, padre, me enteré de que Óscar frecuentaba un prostíbulo reconocido del pueblo. Mi sed de venganza se volvió más grande que nunca, me armé de valor y fui a hablar con el dueño para que me contratara. Era un viejo gordo y calvo. Me observó y me dijo que yo servía, que tenía buen cuerpo y que la cara era aceptable. Fue así como empecé a trabajar en ese lugar. Cada noche esperaba ansiosa que mi cliente de turno fuera ese maldito que se atrevió a arruinarme la vida ese 19 de noviembre. Las noches se hicieron eternas, padre, usted no se imagina. Me visitaban señores de esos que uno ve en la televisión con corbata. No le cuento más para no asustarlo. El caso es que anoche por fin llegó aquel que esperé durante semanas. Óscar entró al cuarto. Yo estaba de espaldas. Lo reconocí por su voz y su “hola muñeca” que nunca se había borrado de mi mente. Me volteé y lo miré a los ojos. Él me reconoció y me dijo que le alegraba verme mientras una sonrisa nerviosa se dibujaba en sus labios. Yo le dije que a mí también, aunque en el fondo lo que más deseaba era verlo muerto. No voy a describir lo que pasó, padre. Sólo le digo que volver a sentir sus manos sobre mi cuerpo cuatro años después me hizo convertir en alguien totalmente distinta a lo que había sido. Sin dudar ni un instante tomé el cuchillo que había metido debajo del colchón y me deleité atravesando el cuerpo de mi cliente de turno. Sí padre, le hablo de la misma noticia de la primera página de los periódicos de hoy. Yo lo maté. Y quiero que sepa que si él volviera a nacer no dudaría en matarlo de nuevo… Lo haría cuantas veces fuera necesario. Y ni crea que me voy a entregar a las autoridades. A la Lucía que nació ayer ya no le importa nada. ¿Entiende? Nada.
(*)La autora fue ganadora del II Concurso Nacional de Cuento organizado por RCN y el Ministerio de Educación Nacional.
Migraciones exitosas que
engrandecieron al país Jorge Mario Ramírez Estudiante de Comunicación
El proceso de modernización del Estado colombiano, que comenzó entre 1850 y 1930, careció casi por completo del impacto de mentes foráneas, procedentes de países industrializados que contribuyeran al avance tecnológico y social, como de hecho, ocurrió en otros países de la región. Sin embargo, la influencia de los escasos grupos extranjeros que se radicaron en el país durante ese período y los que siguieron, condujo a un incremento significativo de la actividad desarrollista de la nación. Así pues, es poco lo que se sabe acerca de las varias y distintas oleadas de inmigrantes que se establecieron en el país. Tal vez muchos conozcamos a alguien de origen extranjero o descendamos de ancestros venidos de otras tierras, constituyendo así segundas y terceras generaciones que desconocen -en la mayoría de los casosla herencia tradicional de aquellos bisabuelos, abuelos o padres que escogieron a Colombia como su hogar. Las razones de este olvido -o desconocimiento- de nuestros orígenes apuntan a que la historia no valoró suficientemente esta cuota extranjera en el acontecer nacional.
el telégrafo, el correo, la aviación y la radiodifusión; la diáspora judía, que escapar de los horrores de la Europa en guerra redescubrió aquí El Paraíso que su hijo Jorge Isaacs había encontrado; las familias japonesas, que atravesaron el Pacífico en busca de ese mismo Paraíso de La María; las oleadas españolas y francesas, que con sus ideales y conocimientos de ingeniería contribuyeron al avance de la minería y la educación.
Es posible afirmar que la desinformación acerca de las comunidades extranjeras en Colombia se debe a que éste no fue exactamente un “buen país receptor”, pues las rígidas normas proteccionistas, la desconfianza colectiva y el nacionalismo arraigado llevaron al gobierno nacional a promulgar normas que desestimularon el ingreso de inmigrantes. Estas normas obligaron a los judíos a ocultar su fe y a los japoneses, a castellanizar sus nombres.
Décadas después de las primeras oleadas migra torias que atracaron en nuestros puertos, vemos instituciones dedicadas al intercambio cultural permanente entre las comunidades llegadas y la local; una simbiosis perfecta entre los idiomas y el desarrollo, la educación y las artes, la innovación y la tradición. Ejemplos como las Fundaciones colombo-alemanas, las Asociaciones colombo-japonesas, la Fundación Hispanoamericana y las Alianzas colombo-francesas son claves para comprender la riqueza multicultural existente en nuestro país, que más allá de proporcionar diferentes y novedosos matices a la vida cultural de las ciudades colombianas brindan un acercamiento directo, neutral y caluroso con las culturas y las oportunidades que ofrece cada uno de los países que representan, convirtiéndose entonces, en puentes de sociedades, de ciudades y de países sin ninguna intervención política o económica, sólo con el animo puro de la interacción humana.
Más adelante, cuando el gobierno nacional reconoció el aporte de los ciudadanos foráneos en el desarrollo del país, se expidieron leyes, como la 161 del 24 de diciembre de 1948, en la que se instaba “la inmigración de personas o familias extranjeras que por sus conocimientos y especializaciones sean un aporte efectivo al progreso y desarrollo de la riqueza nacional”. Sin embargo, para ese momento, la violencia bipartidista y su consecuente impacto en la vida social y económica surtieron el efecto contrario. Vale la pena recordar algunos ejemplos de comunidades que a pesar de las adversidades lingüísticas, culturales y económicas lograron establecerse exitosamente en el país como la inmensa colonia siriolibanesa, con sus múltiples ventas regateadas; la influencia alemana y sus aportes en el transporte fluvial, el ferrocarril, el cine,
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En los guayos de un avatar de la Liga de Campeones Carlos Efraín Mayorga R. Estudiante de Comunicación
He estado entrenando durante más de un mes para poder llegar a jugar la Champions League y alcanzar la gloria y la satisfacción de una nueva copa para mi equipo. Será un torneo brillante repleto de estrellas en el que todos tendrán la misma consigna llegar hasta la final y ganarla. Con el paso del tiempo los partidos se convierten en una pasión incontrolable. Es un sentimiento que va más allá de ser un hincha que acompaña a su equipo. En cada partido hago los cambios necesarios para que los jugadores no se desgasten tan rápido y así poder contar con ellos en los momentos decisivos. En la fase de grupos los partidos son rápidos. Un descuido significa perder tres puntos. Es una batalla sin tregua. Pero para ganar la guerra hay que tener elementos secretos que pueden darte la victoria. Varios de esos elementos secretos son detalles pequeños que no pasan inadvertidos, como el cambio de los botines Adidas a unos Nike. Asimismo, la actualización de la divisa con nuevos patrocinadores genera ganancias para adquirir una nómina de lujo. El mercado de pases es también un método para generar recursos económicos. Al equipo le tocó liberar a una de sus estrellas para poder contratar a un defensa y a un delantero, ambos de nacionalidad brasileña. Después de la fase de grupos, disputamos los octavos de final con un difícil rival que casi termina con el sueño de jugar la final. Tuvimos el coraje suficiente para remontar el uno a cero que tuvimos hasta el segundo tiempo, cuando a escasos veinte minutos yo pude anotar los dos goles que aseguraron la clasificación a cuartos de final. En esta instancia del torneo cualquier resultado favorable, por mínimo que sea, es una ganancia. Aunque en el partido de ida perdimos uno a cero, en el de vuelta estábamos jugando de locales y ahí la historia cambia. Los cánticos y el apoyo de la afición se sienten. El gramado estuvo perfecto y fue el principal factor para ganar el partido. Salimos a la cancha con la idea de jugar el partido con un planteamiento supremamente ofensivo. Afortunadamente, logramos el gol del descuento por medio de Ghillerme, el brasileño. Duramos empatados todo el partido y nos tuvimos que ir a tiempos extras. Ya casi al final del primer tiempo extra anotamos el gol que nos daría el pase a las semifinales de la Champions League. El júbilo de los jugadores fue grande y la celebración algo fuera de lo común. Para las semifinales, el rival fue el campeón del año pasado, el Barcelona, un equipo muy compacto que no iba a regalar nada, con un Messi que metía miedo con cualquier gambeta y un Henry dispuesto a meter la pelota entre la
malla. El primer gol, para sorpresa de todos, lo hicimos nosotros. La dicha sólo nos duró hasta el minuto ochenta, cuando Zlatan Ibrahimovich cabeceó luego de un tiro de esquina cobrado por Messi. Una joya de gol que nos cayó como un balde de agua fría. Logramos resistir todo el resto del partido hasta cuando el juez dio el pitazo final. Nos fuimos con un empate valioso que nos llenó de confianza para el partido de vuelta. A la semana siguiente el estadio se llenó totalmente. Las banderas se agitaban con mucha más fuerza. Carteles por todos lados nos daban más confianza para ganar este partido y poder llegar a nuestro sueño. Yo me había cambiado los botines y me puse unos amarillos para que me dieran la suerte que necesitaba y pudiera hacer historia con este club. Mi objetivo era lograr el gol que nos enviara a la final de una vez por todas. El “Barca” no se iba a dejar ganar fácilmente. Estaba a un nivel muy superior al de la copa pasada, pero finalmente lo superamos en un partido que muchos catalogaron como el mejor del año. La figura de la cancha fue nuestro portero Van Der Sar. Tapó hasta un penalti cobrado por Messi. Finalmente, yo no pude hacer el gol, pero mi compañero el Baby Rooney lo anotó después de recorrer casi toda la cancha y sacarse a varios rivales. Fue un golazo que grité como si estuviera a punto de ganar la Copa del Mundo. Fue así como clasificamos a la final que se disputaría en el estadio Santiago Bernabeu, en Madrid. El rival a vencer
era el durísimo Inter de Milán. Los italianos venían de vencer al Arsenal en el Emirates Stadium por tres a cero. Las finales son otro cuento y no valen los resultados anteriores. Además, es un solo juego donde es a matar o morir. Con esa mentalidad estábamos concentrados para disputar este partido. El show previo fue impresionante, los jugadores alistándose en los vestidores… De repente, sale una toma del estadio desde un helicóptero que muestra el lleno total en las graderías. Salen los jugadores con los árbitros. Suena el himno oficial de la Champions League y la piel se me pone de gallina. Empiezo a sentir la presión cuando rueda el balón. El Inter de Milán, con todas sus figuras, juega un partido a un ritmo muy competitivo. Llegada de un lado, contraataques por todos los frentes… Una atajada brillante del arquero Julio César hace que el grito de gol se ahogue entre los aficionados. Aparece una jugada magnífica de Rooney, que se lleva a dos jugadores en la mitad de la cancha. Hace que yo me desborde por la lateral derecha en diagonal y llegue al área chica. Ronney me da el pase y yo le pego al balón casi sin fuerzas; era como imaginarse una toma en cámara
lenta con la música de suspenso. El balón pega en la esquina inferior del vertice izquierdo y entra lentamente. El arquero sólo hace sombra y no alcanza el balón. En ese momento el estadio entra en júbilo total, y yo, simplemente disfruto del momento con una celebración eufórica. El partido se volvió aún más intenso. Nos fuimos al final de primer tiempo con la victoria en nuestras manos. En el descanso se realizaron varios cambios. Salió Rooney, lesionado, y entró Guillerme, el brasileño, para aguantar el resto del partido.
Salen los jugadores con los árbitros. Suena el himno oficial de la Champions League y la piel se me pone de gallina En el segundo tiempo el ambiente fue mucho más violento. Las patadas y las tarjetas amarillas se hicieron sentir. No fue un trabajo fácil para el árbitro, quien terminó expulsando a dos jugadores del Inter y a uno de nuestro equipo. Finalmente, el partido llegó a los 90 minutos. El juez agregó cinco minutos que se conviertieron en una eternidad. Hasta casi nos anotan un gol de no ser por el arquero. Cuando
el árbitro dio el pitazo final ya éramos campeones de la Champions League. El Manchester United cumplió su meta. El Fifa 2010 para PC me hizo vivir una realidad absoluta, y fue así como pasé un momento indescriptible. Pero la realidad aún continúa y un próximo campeonato comenzará muy pronto. El mercado de pases está abierto y muchos equipos me hacen ofertas millonarias para que juegue con ellos la próxima temporada. Al fin y al cabo con el Manchester puedo llegar a alcanzar grandes cosas. Una sorpresa final fue la convocatoria que me hicieron para integrar la selección Colombia en partido amistoso contra la selección de España. Así que la vida como jugador virtual en Fifa 2010 aún continúa. Espero anotar con la selección Colombia y pensar en jugar el campeonato Mundial de Fútbol algún día.
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Campanazos de vida que no se desvanecen Por José Bayardo Betancourt Estudiante de Comunicación
Cada carcajada es como un campanazo que retumba en los oídos para luego ser escuchada en lo profundo de cada ser. El tiempo ha fortalecido sus nombres y los ha envuelto en esperanza. Cada mirada alude a un porvenir de vida que lejos de buscar salidas o quebrantar el alma se resguarda en los recuerdos de antaño, que para la mayoría se van desvaneciendo y perdiendo en la lejana visión del ayer.
Despiertan si la noche ha dejado dormir. Inician el día como cualquier otro en el que sus pasos van declinando y sus rostros siguen cambiantes al compás del tiempo, que no da espera. Quizás el ladrido de algún perro o el quiquiriquí de los gallos ayuden a que sus párpados se vayan separando. En aquel lugar en el que habitan aquellos cuerpos, firmes a la espera del qué traerá un nuevo amanecer, van emergiendo de manera casi automática. Levantarse, bañarse, si el agua no está muy fría. Tomar el desayuno e ir al mismo espacio de siempre. Sentarse en sus sillas favoritas a escuchar a sus compañeros de hogar, o a ver o a observar algún programa de televisión. ”Vida hogar”, así se llama aquel centro geriátrico o “ancianato”, como se le conoce popularmente. Allí habitan 16 personas. Quince adultos mayores y una mujer acompañante. Aquel espacio es un lugar deteriorado al que los mandatarios no han puesta mayor atención, quizás “porque los recursos no alcanzan”. Es una vivienda que no responde a las necesidades de quienes la habitan. Una casa de tres habitaciones, dos de ellas un poco más amplias que la otra. En ellas duermen cuatro o cinco personas. Sus camas no dan la mejor impresión. Parecieran de colchones y espacios inapropiados. El olor proveniente de los cuartos quizás es el que su carne cansada de divagar expulsó en los días de enfermedad o, quizás, en aquellos en los que simplemente el sol llega y se va. En medio de las alcobas, una sala de televisión con algunas sillas. En el fondo dos cortinas rojas que dejan entrever la cocina mediana. Al salir de allí, por la puerta principal, se observan los pasillos y su gran barandal que rodean la casa. Unos pasos más allá se divisa una piscina vacía, pero sin ninguna clase de advertencia o protección frente al peligro que representa para los adultos mayores que caminan por allí.
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Corre el reloj, y las historias y anécdotas que cuentan los personajes se van llenando de nostalgia, de sonrisas y hasta de besos. María Manrique Álvarez, mujer que aparenta tener unos setenta y nueve años de edad, tiene una forma de hablar que refleja que su vida no ha sido sencilla, pero le pone alegría a cada frase que pronuncia seguida de una larga sonrisa… Se despide con un beso. Así como en María hay alegría, en don Luis Eduardo Buitrón hay necesidad, y dice: “Necesitamos que el gobernador nos colabore… Aquí en el ancianato necesitamos platos… Necesitamos más espacios”. A pesar del vaivén de su vida, tiene gran memoria y expectativa frente a ella. Con sus mejillas colgantes y ojos tristes dice que él nació el 17 de noviembre de 1921.
“Yo me llamo Juan Francisco García. A mí el Emoporfeno me controla las enfermedades… Soy bueno para hablar inglés.. Tengo 88 años”… Don Juan continúa diciendo: “Soy del Paraíso, Antioquia. Soy comedor de arepa. Tengo 28 hijos”. Además, cuenta un chiste: “El diablo se fue a bañar y se le robaron la ropa, y la diabla carcajeaba al ver al diablo en pelota” Hay quienes cantan, bailan, tocan algún instrumento, aplauden, comparten alguna prosa o algún chiste. Asimismo, hay historias que se relatan sin necesidad de hablar. Aquellas miradas, sonrisas y abrazos emergieron para que aquellos campanazos que tocaron el alma no se desvanezcan.
Alejandro Lozada tiene 73 años y relata que toda su familia se ahogó en el río. Sus ojos se pierden cuando habla de ellos. Parece que se congelara en su silla cuando recuerda ese momento… es lo único que suele repetir.
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Mi primera vez... Por Lina Botero Estudiante de Comunicación
El discurso: interesante, importante, pertinente. Dieciseis años y sin impor tarme un pepino. Que lo que hago lo amerita, que lo que voy a hacer y ser, lo amerita. No importó. Jamás tocada y jamás esperando serlo. Virgen entré al mundo, queriendo creerme el cuento de lo innecesario que era para mi vida. Y seguí así, recorriendo más discursos universitarios, recorriendo más charlas de ocio donde combinaban la arepa y las papas fritas con el tema en cuestión. QUE NO y punto: fue mi tema en cuestión.
Tres años después y seguía sin ser tocada. Seguía en las conversaciones con la gente, con amigas, con amigos y hasta con mis papás. En serio no quería. No quería pretender jugar a algo que no era y que de hecho, si de pretensiones se tratara, el cuento no me lo comería tan fácil. Pero, como en todo, me llegó mi momento. Me dejé llevar por las palabras con aliento a almuerzo casero y entré en un discurso que al parecer no sólo me estaba creyendo sino que me estaba interesando. Me echaron el cuento; solo que este cuento sí era de verdad, sí era interesante, sí tenía pasión y fundamento. Como que estaba a punto de encontrarme con mi primera vez. Mi primera vez fue verde. Fue con un hombre barbado. Pero debo aceptarlo. No fue uno, fueron tres. Yo era primípara en eso. Cuando estoy en mi casa y prendo el televisor, resulta que están dando noticias. Todo lo relaciono con política. Y cuando tenía esos dieciseis años, esa vaina me sabía a todo menos a bueno. Me pedían ensayos sobre la situación con el gobierno de Cali, me pedían ensayos sobre conciencia ciudadana y un sin número de temas que si bien llegaron a ser interesantes, me sonaban a política y, en serio, sin duda alguna, decidía no hacerlos. Qué hacía si no sólo no entendía esto, sino que lo que escuchaba decir a otros eran cosas negativas. Para qué quería impregnarme de algo que podría ser o no ser bueno para mí.
Ilustración / Lina Botero
Pero volvamos a lo que en ese entonces era un futuro. Sí, dije que mi primera vez me supo a verde, era verde y hablaba en verde. De escuchar y escuchar tanto el tema sobre las elecciones me golpeó en la cabeza el asunto de la mayoría de edad, me cacheteó eso de ser comunicadora, me sacudió ese asunto del poder y del deber votar. El ladrillo que más duro cayó fue, entonces, la gran pregunta: ¿por quién votar? Y a leer se dijo. Entendí un poco del pasado, del porqué y del cómo fue… Escuché argumentos, y escuché a algunos sabios que veo en las mañanas en una que otra clase. Las cosas se estaban se poniendo verdes, perdón, claras.
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No sé de dónde me saqué la idea de hacerle el feo a la política. Es como si le estuviera haciendo ese “feo” a todos los días de mi vida cuando me levanto y decido qué me voy a poner hoy. Esta cosa rara que a veces vemos tan de lejos es más cercana de lo que parece. Esta cosa rara que llamamos política resulta que podemos volverla algo sencillo: ojo, dije sencillo y no simple. Resulta que lo que llamamos política en ocasiones importantes también hace parte de los momentos previos en los que vamos a decir si nos gusta o no el café.
no en lo que yo creo, pero ante todo saber que sólo con decir me gusta el verde o no se está hablando de política, y que es tan necesaria como elegir un chocolate de entre miles. Sería un buen chocolate.Por el momento, sólo admito que la primera vez fue para mí única e irrepetible, fue interesante. Tuvo momentos de pasión, de calma; pero en todo caso al final me terminó abrazando y quedándose conmigo. Tomé una decisión. Acabar.
Es tener un punto de vista, es tener una perspectiva de las cosas, es intervenir en lo social con mi opinión. Más hecha no puede estar la tarea. Entonces pasó que yo reunía las características del concurso. Veía desde un lado, pensaba las cosas y hablaba a veces bien, a veces mal sobre un algo en común. He aquí la política, ha nacido y fue para quedarse. Me tocó, me rozó, me habló, me mostró, me aclaró, me hizo sentir, me hizo ver, me hizo gritar. Se vino… el momento en el que tomé una decisión. Ya tenía desde dónde mirar y tenía esos argumentos con los que antes no podían conquistarme. Me apasionó. Me metí casi que de lleno. Ahora no juego a pretensiones, no juego a politiquear, no juego a que me creo el cuento. Esta vez me lo creí. Y la razón es la siguiente: fui tan de buenas que me tocó una época en la que unos personajes me propusieron su punto de vista y me gustó; una época en la que otros personajes me mostraron una vaina que no me convence, que me enseñan únicamente a no creer en cosas que pueden llamarse “vainas” y que sin duda alguna encajen de manera tan excelente en ese tipo de apodos (irrelevantes). Nació un alter ego que ahora me gusta más y que me lo pienso quedar, porque tomo la decisión (hago política) y elijo ante el público quedarme con este nuevo personaje más grande, más maduro y con sabor a mujer que le gusta esto de elegir, que le gusta esto de creer en argumentos que transfiguren situaciones, que le gusta esto de apoyar planes que realmente pueden generar cambios. Ahora uno que otro día le muestro al que ahora está leyendo y queriendo dejarme a un lado una imagen de alguien que podría ser oportuno en la situación estatal (reservando nombres). Le muestro también que tiene la decisión de, como ahora, cerrar el libro o cambiar de página, creer o
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La Calle del Muerto... Por donde transita la vida.
Por Carlos Rendón Estudiante de Comunicación
Cuando hablamos de barrios tradicionales de Cali los más aclamados pueden ser sectores como La Merced, El Peñón, Versalles, San Nicolás, inclusive Ciudad Jardín y tal vez, por allá, lejos de nuestras mentes, podamos ubicar a Miraflores, un barrio empinado pero también plano, lleno de árboles pero también de cemento, lleno de casas residenciales pero también de negocios artísticos, que limita con dos de las calles más importantes de nuestra ciudad: la Calle Quinta y la Avenida de los Cerros. Años atrás, Fanny Mickey era una de las más importantes promotoras del arte en nuestra ciudad y realizaba diferentes eventos artísticos en Miraflores. Este peso histórico ha sido heredado por el sector. Allí podemos encontrar colectivos de teatro como “El presagio”, sedes de música como el IPC (Instituto Popular de Cultura), escuelas de baile, talleres de pintura, escultura, carpintería, fundaciones, y la revista EL CLAVO, entre otras. ¿Qué se nos puede venir a la cabeza cuando oímos nombrar a una calle como la Calle del Muerto? Por nuestra cabeza pueden pasar miles de conjeturas, desde las más absurdas hasta las más lúcidas. Puede que sea un barrio muy peligroso y en esa calle matan a todo el que se atreva a cruzarla. Puede ser también una calle con altos índices de accidentalidad o tal vez pueda ser un artificio sarcástico por parte de un imaginario histórico perteneciente a sus habitantes que, sin duda alguna, ha deteriorado la imagen del sector. 38
La Calle del Muerto desemboca en las Siete Esquinas, un lugar donde no sólo confluyen siete importantes calles de Miraflores; allí también confluyen sus habitantes, sus comercios, sus vehículos, bastantes taxis y hasta largometrajes como El Rey o Dito el Niño Explorador. Bajando por la Calle se pueden observar fachadas muy tradicionales, algunos huecos, peluquerías por doquier, algunas panaderías, negocios familiares. Pero lo más sorprendente de la Calle del Muerto es su soledad, que alude mucho a su nombre. Al llegar al final de la calle la soledad es abrumada por el espeso ruido de la Quinta. Miraflores es un sector de contrastes, de subidas y de bajadas. Sus calles son como laberintos que pueden terminar confundiendo a sus visitantes y en ocasiones sirven de guarida para maleantes. Sin embargo, allí hay algo artístico que respira en medio de la agitada ciudad.
C ristian Sanchez Humor de vez en diario
www.caricaturasxtian.com Estudiante de Artes Visuales / Javeriana Bogotรก