Sacerdotes y magistrados

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Invierno 07

LA REVISTA DIVULGATIVA DE LA ASOCIACIÓN HISPANIA ROMANA

Una civilización a la mesa del potaje a las especias

¡Salud, por Apolo! medicina, magia y religión

Carisio y los astures guerra en las alturas

Sacerdotes y magistrados El poder en sus manos


CARTA DEL DIRECTOR

Gente para todo

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ice un aforismo popular que el dinero no hace la felicidad, sino que la compra hecha. Algo así se podría decir del estilo, ya que hoy en día hay personas que alquilan su buen gusto. Estos paladines de la apostura cobran caro por acompañar a sus clientes a comprar trajes y perfumes con los que conseguir el aspecto mundano e interesante que, tal vez, su personalidad les niega. Cuando me enteré de la existencia de estos zahoríes del “buen tono”, como se decía antes, me quedé sorprendido. «¡Hay gente pa’to!», pensé, recordando la rotunda frase del torero Rafael Gómez Ortega “el Gallo”. El caso es que la aparición de profesiones nuevas, consideradas extravagantes en un primer momento, es una constante a lo largo de la Historia. Cambian las circunstancias y aparecen nuevas necesidades.

Al igual que el resto de sociedades, los romanos también experimentaron este fenómeno, a medida que su civilización iba madurando. Sacerdotes y órganos de representación civil fueron repartiéndose las labores de gestión, incrementando el colectivo dedicado a sostener el Estado. En este número, Stilus repasa dos momentos de la Historia de Roma —el periodo de la Monarquía y el Alto Imperio— y describe la organización política que se daba en cada uno de ellos. Se trata de dos fórmulas diferentes que, compartiendo ciertas figuras e instituciones, muestran la evolución de una sociedad que tenía en alta estima la dedicación a los asuntos públicos. La creciente complejidad administrativa constituye una manifestación más de la expansión de la Urbe, que hacía afluir hacia Roma riquezas que acabaron transformando la sociedad. Con más recursos, los ciudadanos quisieron

una vida mejor y empezaron a demandar servicios cada vez más especializados. Así, los rudimentarios métodos de los curanderos cedieron terreno ante la sofisticación de los remedios griegos y egipcios, como se explica en la sección de “El rincón de Esculapio”, dedicada a los primeros pasos de la medicina. Asimismo, los ‘arqueogastrónomos’ de KuanUm!, empresa que recupera recetas ancestrales, relatan para Stilus como el paladar sibarita de los más pudientes revalorizó las habilidades culinarias de la servidumbre. El asombro que sentirían los ciudadanos más tradicionales ante la reputación de los cocineros profesionales sería muy similar al que despiertan hoy los gurús del buen gusto. Probablemente los austeros romanos de la “vieja escuela” se mirarían y afirmarían ceñudos: «¡Hay gente pa’tó!». roberto.pastrana@yahoo.es

PASIÓN POR ROMA • • • •

pollo numídico ? ¿Cómo se maneja un gladio ? ¿Qué dicen las inscripciones ? ¿Cómo se pone una toga ? ¿A qué sabe el

Si quieres saber la respuesta a estas preguntas y charlar con personas interesadas en la historia y las costumbres romanas:

HISPANIA ROMANA www.legioviiii.es


ROSTRA

¿Conservación del patrimonio? DAVID-LLOYD PAÍS Responsable del blog Commentariola Hispaniae

L

a web del Ministerio de Cultura informa de que la conservación del patrimonio español es responsabilidad del Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE): «Al Servicio de Monumentos le corresponde la elaboración y ejecución de los planes para la conservación y restauración de los monumentos, conjuntos históricos, patrimonio arqueológico y etnográfico, así como la cooperación con otras administraciones y entidades públicas o privadas para el desarrollo de dichos planes y su seguimiento. »Se encarga de la conservación y restauración de edificios y conjuntos urbanos a través de operaciones de consolidación, reparación y mantenimiento del patrimonio arquitectónico adscrito a la Administración del Estado, así como a través de convenios con otras Administraciones Públicas. »Asimismo, desarrolla la actividad del Instituto en la excavación, investigación y estudio de yacimientos arqueológicos, conservación de materiales y difusión de los resultados, además de en las labores de investigación y documentación etnográfica». A partir de estas declaraciones, ¿qué? ¿Quién se ocupa realmente de conservar el patrimonio histórico español? Esta es una pregunta que me he hecho en multitud de ocasiones sobre todo cuando me encuentro con un vestigio de nuestro pasado. Desgraciadamente no soy capaz de encontrar una respuesta satisfactoria, sobre todo viendo determinados atentados contra la integridad de ese patrimonio. Centrándome en los restos arqueológicos de época romana, uno se queda de piedra cuando visita zonas con vestigios arqueológicos, teóricamente patrimonio histórico y teóricamente, también, protegidos por las administraciones públicas. Como ejemplo dos pequeñas muestras: Hace trece años trasladé mi residencia desde Madrid capital a Alcalá de Henares. Me hacía ilusión el traslado a una ciudad con más de 2.000 años de historia: Iplacea, Complutum, Al-Ka’a-Nahar y por fin, Alcalá de Henares. Un crisol de culturas. Cuan lejos de la realidad mis ilusiones... Al visitar la zona del foro romano de la antigua Complutum me encontré con una zona vallada y deteriorada, con un cartel manuscrito (pero tirado en el suelo entre la maleza) oculto tras la llamada Ermita de los Santos Niños que indicaba que aquel erial era lo que quedaba del Foro de la ciudad de Complutum. Pregunté a un señor mayor que aún recordaba que allí había habido “piedras”, pero que hacía mucho que el Ayuntamiento las había dinamitado para construir un vivero municipal y viviendas de protección oficial. Pasaron cerca de siete años antes de que mis ojos viesen a gente trabajar en el yacimiento del foro (según la web del Ayuntamiento de Alcalá para recuperar la zona y crear un parque arqueológico). Diez años después de trasladarme a Alcalá me enteré de la existencia de restos de una villa romana, un puente de época romana y una calzada romana (aunque “malas lenguas” hablan también de restos del primer asentamiento romano dentro de una área militar cercana). Prefiero correr un tupido velo sobre el lamentable estado de conservación (¿desconservación, deterioro?) tanto de la villa como del puente. Así que ¿quién debe proteger nuestro patrimonio? Espero que algún día las administraciones dejen de discutir sobre competencias y realmente se pongan manos a la obra. Si no, nos pasará lo que nos está pasando: perderemos nuestro bagaje cultural.

es una publicación de

Dirige: Roberto Pastrana. Consejo Editorial: Alejandro Carneiro, Francisco Gómez y Francesc Sánchez. Colaboran en este número: Pablo Amado, Francisco Bascuas, Alejandro Carneiro, Francisco José García Valadés, Juana María Huélamo, David-Lloyd País, Óscar Madrid, Salvador Pacheco, Francesc Sánchez, David P. Sandoval y José María Solias. Correo: asociacionhr@yahoo.es Foto de portada: “Procesión de magistrados”, detalle de un relieve perteneciente al Ara Pacis (Roma).

EN ESTE NÚMERO SECCIONES COMMENTARIOLA NOTICIAS HR PASATIEMPOS BREVIARIUM

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REPORTAJES TEMA DEL NÚMERO DERECHO ROMANO

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REYES Y CIUDADANOS. Por Francesc Sánchez.

ADMINISTRACIÓN

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MUCHOS PUEBLOS, UN MODELO DE GESTIÓN. Por Pablo Amado y Alejandro Carneiro.

FIRMA INVITADA

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UNA CIVILIZACIÓN A LA MESA. Por Juana María Huélamo y José María Solias.

EL RINCÓN DE ESCULAPIO 18 ¡SALUD, POR APOLO! Por Salvador Pacheco.

LA HUELLA DE LAS LEGIONES 24 CARISIO Y LOS ASTURES. Por Francisco J. García

Valadés.

ENTREVISTA

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DAVID P. SANDOVAL. Por Roberto Pastrana.

LA CINEMATECA DE CLÍO

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EL SIGLO DE LA SANGRE.

Por David P. Sandoval.


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COMMENTARIOLA

Selección de noticas recogidas de http://commentariola.blogspot.com/

ALICANTE

TARRAGONA/ Albergó al ejército que logró destruir Cartago Nova

Los romanos introdujeron el regadío en Levante

Hallan un gran campamento de Escipión el Africano

INTERNACIONAL

Pegamento universal Científicos del Museo de Renania (Alemania) han descubierto en un casco romano restos de un potente pegamento realizado con resina, betún y sebo de vaca, a los que probablemente les fue incorporado harina de ladrillo u hollín como sustancias minerales. Por otro lado, en una villa de Herculano (Italia) se ha encontrado un trono de madera y marfil, con relieves de la resurrección de Attis. 04/12/2007.-

Viene en todos los libros de Historia como la fecha oficial de la llegada de Roma a Hispania. Corría el año 218 a. C. y las legiones llegaron a las costas catalanas. Desde hace poco ese dato está un poco más constatado gracias al hallazgo del campamento romano más antiguo en la Península. Está en Palma de l’Aldea (Tarragona) y con una extensión estimada de 30 hectáreas pudo albergar hasta 25.000 soldados. El descubrimiento se hizo hace casi dos años y, durante todo el tiempo que ha transcurrido, se han llevado a cabo dos intervenciones arqueológicas. Las monedas localizadas (un tetradracma helenístico de Ptolomeo o una 22/10/2007.-

moneda romano-campana) permiten datar la estructura al periodo correspòndiente a la segunda guerra púnica. Uno de los responsables de

la excavación, Jaume Noguera, ha afirmado que «se trata sin duda de uno de los campamentos de Publio Cornelio Escipión el Africano».

Foto: Aviladigital.com

La construcción de una depuradora para Novelda y Monforte (Alicante) ha dejado al descubierto una acequia de los primeros siglos de nuestra era. El hallazgo pone de manifiesto que la sofisticación de las técnicas de regadío, que se creían introducidas por los árabes en el Levante español. La construcción de la infraestructura hídrica ha constatado la existencia de otros tres yacimientos. La riqueza del patrimonio arqueológico de Monforte del Cid es conocida. De hecho se cree que la antigua ciudad de Iaspis se encuentra en las cercanías. 30/11/2007.-

La villa que apareció en San Pedro del Arroyo (Ávila) sigue deparando gratas sorpresas. Aparte de tumbas visigodas, han aparecido notables mosaicos datados entre el siglo III y IV d. C. Nuevas sorpresas en el Vergel.-

ARAGÓN/ Aparecen en Calatayud los restos de unas grandes termas

Unas piscinas revelan que hubo una importante ciudad cerca de Bilbilis 28/12/2007.- La tradición

historiográfica sostenía que la moderna Calatayud nació al amparo de la cercana Bilbilis, antigua ciudad celtíbera y luego romana, de la que dista 19 kilómetros. Los hallazgos encontrados en la ciudad aragonesa se intepretaban como pertenecientes a un grupo más

o menos disperso de villas y explotaciones agrícolas vinculadas al municipio romano. Sin embargo esta idea acaba de demostrarse errónea al aparecer en la Plaza de Ballesteros los vestigios de unas termas de gran tamaño, destinadas a dar servicio a una ciudad importante.

Las piscinas que se han hallado ahora, algunas de amplias dimensiones, parecen haber estado en funcionamiento los cinco primeros siglos de nuestra era, lo que revela que la nueva ciudad descubierta sobrevivió a Bilbilis, que entró en rápido declive y acabó despoblándose en el siglo III.


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VALENCIA/ La ciudad-estado íbera desapareció en el siglo III d. C.

Los arqueólogos encuentran la “candidata perfecta” a Kili Tres líneas de murallas (alguna de ellas de un metro de grosor), una superficie de 8,5 hectáreas, numerosos yacimientos a su alrededor y una ocupación de más de siete siglos. El yacimiento de La Carència, en el municipio valenciano de Turís, cuenta con muchas papeletas de ser la antigua ciudad de Kili o Gili, de cuya existencia sólo se sabía por referencias en algunas monedas 09/10/2007.-

encontradas en el entorno de Valencia. La arqueóloga Rosa Albiach, que ha dirigido las últimas excavaciones, ha confirmado que los recientes trabajos permiten conjeturar que el tercer y último anillo defensivo se acabó de construir en el siglo I a. C. Tras la llegada de las tropas romanas la ciudadestado íbera no desapareció, ya que se han encontra-

do restos que constatan la ocupación humana durante el periodo republicano, el altoimperial, certificándose la desaparición de la ciudad hacia el siglo III d. C. La última campaña de trabajos en La Carència se ha dedicado a consolidar lo encontrado en años anteriores y a profundizar en su conocimiento, aunque la labor en zonas inexploradas ha conseguido conocer la superficie total de la ciudad.

LEÓN / Bajo la Fundación Sierra Pambley

TERUEL

Más datos sobre el cuartel de la Legio VII

Las termas de Azaila recuperan su mosaico El erudito José Galiay afirmó a mediados de los años 40 que las termas del yacimiento del Cabezo de Alcalá, en Azaila, tenían un bello mosaico geométrico. La afirmación era la única noticia que se tenía de esta obra, que no aparecía citada ni siquiera en los escritos del propio descubridor del yacimiento, Juan Cabré. Los estudiosos daban por sentado que el mosaico se perdió en algún momento de las últimas décadas. Pero no fue así. Nuevos trabajos han encontrado el mosaico, de unos 20 metros cuadrados de superficie, bajo una capa de medio metro de tierra. La obra, con motivos geométricos, decoraba el vestuario de las instalaciones.

Foto: El Mundo/La Crónica

09/11/2007.-

Las obras realizadas en la sede de la Fundación Sierra Pambley han sacado a la luz una pieza más del cuartel general (los principia) de la Legio VII, germen de la actual ciudad de León. En concreto, los trabajos han revelado una parte del cerramiento de estas instalaciones, consistente en un canal realizado con tégulas y una calle de nueve metros de ancho. La Junta ha decretado el interés de los restos que, 14/10/2007.-

musealizados, pasarán a formar parte del edificio de la Fundación. El arquitecto Mariano Sáenz de Miera ha instalado dos lucernarios que permitirán contemplar los restos. Uniendo los diferentes hallazgos realizados se sabe que los principia tuvieron una superficie de 7.000 metros cuadrados. Se han delimitado por el este, norte y sur. Quedaría constatar el cierre oeste, que se cree tendría una puerta ornamental.

BREVES Guissona completará este año sus termas La campaña de excavaciones de este año en las termas de la antigua Jesso, la moderna Guissona (Lérida), ha dejado al descubierto una piscina de 70 metros cuadrados. Este año se prevé que acabarán las excavaciones en este ámbito, de 1.500 metros cuadrados. 26/11/2007.-

Hace dos mil años había balleneros en Ceuta El arqueólogo Darío Bernal ha constatado que los pobladores de Ceuta en época romana ya pescaban ballenas, tras un estudio de restos óseos encontrados en el enclave africano. 22/10/2007.-

Inscripciones en la curia de Labitolosa Se han encontrado en la curia del yacimiento de Labitolosa (Huesca) once inscripciones con los nombres de los cargos públicos que se reunían en su interior, así como 25 zócalos destinados a soportar estatuas. 22/10/2007.-

Rabanales (Zamora) quiere ser Curunda El pueblo de Rabanales esgrime la aparición de una dedicatoria a Augusto como prueba de la importancia de este enclave, hace dos mil años. Según un estudio, Rabanales podría ser la mítica Curunda, capital del pueblo de Zoelas. 04/11/2007.-


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DERECHOROMANO

Reyes y ciudadanos Foto: Jastrow

Representación de la loba amamantando a Rómulo y Remo (esquina inferior izquierda). Rómulo es, según la tradición, el fundador y primer rey de Roma. Altar de mármol del siglo I d. C., encontrado en Ostia. Palazzo Massimo.

La monarquía tuvo una corta vida en la Historia de Roma, pero buen número de las instituciones creadas entonces sobrevivieron al derrocamiento de Tarquinio el Soberbio. El conocimiento de estas instituciones ayudará a entender el marco jurídico que se desarrolló en siglos posteriores y que Stilus repasará en los próximos números.

Por Francesc Sánchez.

La leyenda ha fijado la fundación de Roma en el año 753 a. C., según los cálculos de Varrón, si bien la realidad es que surge tras un largo proceso de integración de las aldeas primitivas (pagi). El primer régimen político conocido de Roma es la Monarquía, que

se fundamenta en tres órganos: el rey, el senado y los comicios. Este sistema desaparecerá en el año 509 a. C. con la expulsión del último rey etrusco y con su sustitución por dos magistrados anuales, los cónsules, iniciándose así el período republicano. Roma se configura, pues, como una ciudad-estado, una civitas, entendiendo

como tal «un agrupamiento de hombres libres, establecidos sobre un pequeño territorio, todos ellos dispuestos a defenderlo contra cualquier injerencia extraña y conjuntamente partícipes de las decisiones que importan al interés común», según lo define Juan Iglesias, catedrático de Derecho Romano. La tradición reconoce durante este período siete reyes, cuatro de origen latino y tres de origen etrusco. El primer rey de origen latino sería Rómulo, descendiente de Eneas y mítico fundador de la ciudad conjuntamente con su hermano Remo, al que mata. Gobierna con un corregente, Tito Tacio, rey de los sabinos. A continuación nos encontramos con Numa Pompilio, sabino, y que desarrolla una gran actividad legisladora. Como tercer rey tenemos a Tulo


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Hostilio, destructor de Alba Longa y con el que Roma empieza a erigirse como potencia local. Le sigue Anco Marcio y con él se da un periodo pacifico, en el que destaca la construcción del pons Sublicius y el puerto de Ostia. Es el último rey latino-sabino. Con el fin de los reyes latinos llegan los etruscos. Tarquinio Prisco es

el primero, al que sigue Servio Tulio, reformador del ejército. Y finalmente, y como último rey Tarquinio el Soberbio, rey déspota. Por su forma de gobernar se produjo contra él un levantamiento popular dirigido por la nobleza, que condujo a la instauración de un nuevo sistema político, la República.

Reyes de por vida El rey era un personaje único y vitalicio, primero escogido de forma electiva y posteriormente hereditaria. Al rey le correspondía el culto a los dioses, facultad que ejercía presidiendo los sacrificios. También tomaba los auspicios, fijaba el calendario determinando qué días eras fastos y cuáles

La casta esposa que derribó al rey

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uenta la leyenda que el final de la

monarquía y la proclamación de la república tuvo como principal motivo la triste historia de la aristócrata romana Lucrecia. Tito Livio narra el episodio en el Libro I de su “Historia de Roma desde su fundación”. Según nos explica, el último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, estaba en guerra con la ciudad de Ardea en Italia, a la cual tenía sitiada. Un buen día, estando bebiendo en su tienda, Sexto Tarquinio, hijo del Rey, y Lucio Tarquinio Colatino, sobrino suyo, hablan de las virtudes de sus respectivas esposas. Cada cual alaba a la suya respectiva y para demostrar cuál de ellas es más virtuosa, se presentan de improviso en Roma y encuentran a la esposa del hijo del rey en plena diversión, mientras que Lucrecia, esposa de Colatino, se encuentra tejiendo en su habitación acompañada de sus esclavas. Gana por tanto la apuesta Colatino. Sin embargo Sexto se siente atraído por la belleza de Lucrecia y se propone a partir de aquel momento hacerla suya. Días más tarde el hijo del rey se presenta en el domicilio de la infortunada Lucrecia, y ante la negativa de esta a aceptar sus requerimientos amorosos, espada en mano y bajo amenazas, la viola. Al día siguiente Lucrecia llama a su esposo y a su padre Espurio Lucrecio que llegan acompañados por Lucio Junio Bruto y les cuenta lo sucedido. A continuación y sin darles tiempo a reaccionar se suicida clavándose un puñal en el corazón. En el momento de su muerte Lucrecia proclama: «Vosotros veréis cuál es su merecido; por mi parte, aunque me absuelvo de culpa, no me eximo de castigo; en adelante ninguna mujer deshonrada tomará a Lucrecia como

ejemplo para seguir con vida». Bruto extrae el puñal y jura solemnemente perseguir y expulsar al rey diciendo: «Juro por esta sangre castísima que la injuria hecha por el hijo del rey recibirá su merecido. Desde hoy Roma ya no tiene rey». A continuación arenga al pueblo y se subleva contra él. Sexto Tarquinio muere asesinado y el rey y su familia son condenados al destierro. Se pone de esta forma fin a la monarquía y se nombran dos cónsules, uno el propio Lucio Junio Bruto y otro Lucio Tarquinio Colatino, esposo de Lucrecia. Corría el año 509 a. C. cuando Lucio Junio Bruto fundó la República en Roma. Seguramente lo contado por Tito Livio no sea más que pura leyenda, pero al igual que con la fundación de Roma por Rómulo y Remo, los grandes momentos de su historia necesitaban de grandes leyendas que la hicieran más grande y mítica.

“Lucrecia”, de Lucas Cranach el Viejo. Galería Dahlem, en Berlín.


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nefastos, ostentaba el mando supremo militar, dirigía la política interior y exterior, convocaba al pueblo y al Senado, y finalmente administraba justicia. El rey nombraba como delegados de su poder a una serie de cargos: los duoviri perduellionis que juzgaban delitos de alta traición; los quaestores parricidii, especializados en casos de parricidio; el praefectus urbi, que sustituía al rey cuando se ausentaba de Roma; el magister equitum, que era su jefe de caballería; el magister populi, jefe de infantería; y los tribuna celerum, los comandantes de la caballería de élite y de la guardia imperial. Por su parte, el Senado era, en origen, la asamblea de los jefes de las familias o gentes (patres), formada por los mayores (senex). La denominación del Senado perduró durante toda la Historia de Roma. Todavía hoy se utiliza en muchas asambleas legislativas. Inicialmente estaba formada por 100 senadores, llegando a tener antes de la instauración de

la República unos 300 miembros. En la época monárquica, el Senado ejercía el interregnum. Al ser, al principio, un sistema electivo, al fallecimiento del rey se abría un periodo de transitoriedad hasta el nombramiento del nuevo sucesor. El Senado se hacía cargo del gobierno, escogiéndose un senador (interrex) cada cinco días para ejercer el poder, trasmitiéndolo al finalizar este período a otro miembro del Senado, también por cinco días, y así sucesivamente hasta que se elegía al nuevo rey. La función del Senado consistiría en el asesoramiento al rey, ejerciendo su autoridad moral, y la ratificación de las decisiones de las asambleas populares, los comitia. El papel del pueblo La organización social de la civitas romana, en su origen, se fundamentó en las familiae, entendidas como grupos familiares formados por per-

Funciones terrenas para hombres divinos

sonas, animales, fundos y aperos de trabajo. Todo ello se encontraba bajo el gobierno de un paterfamilias. La agrupación de diversas familias daría lugar a una gens. La asociación de grupos de gentes y familiae da lugar al nacimiento de las tribus. La división en tribus de la sociedad romana se considera realizada por Rómulo y fueron tres al principio: Rammes, Tities y Luceres. No se tienen muy claro las bases de creación de cada una de ellas, si fueron por motivos territoriales o por dependencia a determinados reyes. La agrupación de tribus en diferentes asambleas dio lugar al nacimiento de distintos comicios. Uno de ellos, los comitia curiata, estaba compuesto por 30 curias, diez por cada tribu. En su origen tenía como fin proporcionar miembros al ejército: 300 jinetes de caballería y 3.000 soldados de infantería. Estaban presidiadas por el rey y cada curia tenía un voto. Expresaban

Pontífices

Su origen se remonta al propio Rómulo y eran los encargados de conocer e interpretar la voluntad de los dioses. Tenían carácter vitalicio y al principio eran tres aunque con el paso de tiempo fueron aumentando en número. Ningún acto importante que afectase a la vida pública (designación del rey, elección de magistrados, declaración de guerra, etc.) se realizaba sin

El rey Numa es su creador. Los pontífices eran cargos vitalicios y en un principio eran tres. Hay diversas teorías sobre el origen de su nombre. Según Varrón, deriva de su competencia para hacer puentes (pontes facere) y la confirmaría el hecho de que el colegio tenía la custodia del Pons Sublicius. Otros autores mantienen que su origen está en la relación que mantienen los pontífices con los dioses más poderosos (posse et facere). Los pontífices se reunían en la Regia, un edificio situado en el foro en donde vivía el Pontifex Maximus, la principal autoridad en la interpretación de las normas del jus pontificale. De hecho, el Pontífice Máximo señalaba los ritos a seguir y las fórmulas a aplicar. Su obligación era hacer cumplir las normas establecidas por los dioses (fas) y rechazar lo prohibido (nefas). También, a partir de mediados de la república, publican anualmente los Annales Maximi, que descri-

previamente haber consultado a los augures. Estos utilizan diversas técnicas como la caelestia auspicia, estudio de alteraciones atmosféricas; tripudia auspicia, estudio de alimentos ingeridos y dirección del vuelo de las aves; o la exta auspicia, análisis de vísceras de animales.

bían los acontecimientos sucedidos cada año. Finalmente, eran los encargados de fijar el calendario, estableciendo los días fasti que eran propicios a los dioses y se podía impartir justicia y hacer negocios, y los nefasti, cuando no se podían hacer estas actuaciones.

El progresivo crecimiento de Roma fue complicando tanto la labor del rey, que se estableció la delegación de ciertas funciones en corporaciones presididas por el monarca. Así es como, a lo largo de los siglos, surgieron los colegios pontificales, cuyas características principales se repasan a continuación.

Augures


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su parecer sobre las consultas que les realizaba el rey. Los comicios curiados tenían también funciones relacionadas con el derecho de familia y la organización de la familia y de la gens. Así, ante las curias que actuaban como testigos, el paterfamilias otorgaba testamento, designaba sucesor y realizaba adopciones. Ante las curias se realizaba la detestatio sacrorum que era la renuncia al culto familiar, así

como la cooptatio o adopción de una nueva gens; o al contrario, la adrogatio o sometimiento de una familia a la potestad de otra familia. Otro tipo de comicios eran los centuriados. Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso atribuyen al rey Servio Tulio la creación de los comitia centuriata, que eran una asamblea formada por diversas unidades independientes de 100 personas cada una. Si bien con el tiempo varió el número, se respetó el

nombre. En un principio estaba compuesta por 93 centurias, cada una de las cuales ostentaba un voto. La adscripción de una persona a una centura no dependía de la pertenencia a determinada familia o gens. El motivo de la inclusión en una u otra centuria era, al menos en los primeros tiempos, la capacidad de costearse una armadura. Posteriormente este criterio varió, pasando a ser la piedra de toque la riqueza personal. ◙

chez

Foto: Francesc Sán

PARA SABER MÁS: • FERNÁNDEZ DE BUJÁN, A. (2007): Derecho público romano, Civitas. • VIÑAS, A. (2007): Instituciones políticas y sociales de Roma: Monarquía y República, Dykinson.

Sacrificio de un toro. Detalle de un altorrelieve del arco de Septimio Severo de Leptis Magna. Museo de Trípoli.

Flámines Vestales Colegio femenino, presidido por la Virgo Vestalis Maxima, que rendía culto a la diosa del fuego Vesta. La llama del templo debía permanecer siempre encendida. Las vestales, en número de seis, eran elegidas por sorteo y debían observar el voto de castidad durante todo el período de sacerdocio que era de 30 años. Si inclumplían el voto era sepultadas vivas. Tenían derecho a desplazarse escoltadas por lictores y no estaban sujetas a patria potestad. Al finalizar el término del sacerdocio quedaban libres y podían contraer matrimonio.

Viri Sacrorum Colegio sacerdotal que asumió la custodia de los libros sibilinos, procedentes de Cumas. Podían ser consultados en contadas ocasiones, a requerimiento del Senado.

Sacerdotes que se consagraban a un dios determinado y no actuaban colegiadamente. Había tres mayores y doce menores. Los primeros y más importantes eran el flamen dialis, dedicado a Júpiter, el flamen martialis, a Marte, y el flamen quirinalis, a Quirino.

Feciales Dedicado a asuntos relacionados con la política exterior, este colegio formado por 20 sacerdotes de carácter vitalicio debía participar necesariamente en los ritos previos al inicio de un enfrentamiento armado (jus fetiale) o en la firma de tratados de paz. Los ritos para iniciar la guerra estaban totalmente regulados y antes del inicio de cualquier conflicto armado, debía proponerse un acuerdo por medio de una comisión negociadora, y si este no era aceptado, se iniciaban las hostilidades tras lanzarse una lanza sobre territorio extranjero.


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LASCIUDADESROMANASENHISPANIA/3

ADMINISTRACIÓN

Muchos pueblos, un modelo de gestión Unos cien años tras su definitiva pacificación, hacia el 73-74 d. C., el emperador Vespasiano extendió a toda Hispania el derecho latino. La medida confirmaba la consolidación de la civilización romana en la península, un triunfo que ya se apreciaba en las ciudades, donde las élites replicaban la estructura administrativa de la Urbe. El auge de la estructura municipal permitió un gran desarrollo en Hispania.

Por P. Amado y A. Carneiro.

Toda colonia y municipio, por pequeño que fuera, era un reflejo de la Roma misma. Los habitantes se regían por el Derecho Romano, y los edicta de los magistrados mayores de Roma –cónsules y pretores– tenían efecto en estas ciudades. Sus habitantes podían disfrutar de una doble ciudadanía. O mejor dicho, gozaban de ciudadanía y media, ya que eran ciudadanos de su civitas y después ciudadanos de Roma... o no. Porque para ser ciudadano de pleno derecho en cada una de estas comunidades era necesario poseer individualmente el mismo derecho que el de la ciudad correspondiente, o uno superior. Es decir, un ciudadano romano podía ser miembro con pleno derecho en cualquier ciudad, pero un latino sólo podía ser miembro de pleno derecho en las ciudades latinas y peregrinas. Por esta regla, un peregrino sólo se sentiría ciudadano en las ciudades peregrinas. En la ciudad donde estaban inscritos, los ciudadanos romanos gozaban de plenitud de derechos pasivos (fun-

damentales) y activos (de votar y ser elegidos). También podían votar en los comitia de Roma si se desplazaban a la Urbe en elecciones, pero esta molestia era innecesaria, pues en Roma los cargos públicos no se elegían, los otorgaba el emperador de turno. Por otra parte, un ciudadano romano que se asentase en otra colonia o municipio romano (o en la misma Roma) al inscribirse en el censo recibía la ciudadanía de su nueva residencia. El gobierno de la colonia o municipio

Vespasiano extendió el derecho latino a toda Hispania, permitiendo que todas las ciudades disfrutasen de las mismas prerrogativas. El desarrollo de la administración municipal fomentó la estabilidad y el auge del Imperio.

era una simplificación del sistema de la propia Roma. Existían tres ámbitos (Senado, magistrados y pueblo), a los que se añadía el cuerpo de sacerdotes, entre los que destacan por su singularidad los dedicados al culto imperial, los seviri augustales, único cargo público que podían ostentar los libertos enriquecidos de la ciudad. Ricos e influyentes El senado de la ciudad era el cuerpo más importante, al igual que en Roma. En cada colonia y municipio lo formaba el ordo decurionum, compuesto por ciudadanos elegidos en fun-


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ción de su riqueza y prestigio social. Cada ciudad decidía por sí misma el número de decuriones según su censo y riqueza. No existió un número fijo a escala imperial, aunque se pensó durante mucho tiempo que eran 100, siguiendo un texto de Plinio el Joven, que hablaba de los 100 decuriones de su querida Como. Sin embargo, por los restos epigráficos hispanos, se deduce que por aquí eran menos por norma general. Por ejemplo, en Urso (Osuna) posiblemente eran 75, y en las leyes de la pequeña Irni (El Saucejo) estaban fijados en 63. Tampoco hay una norma general sobre la capacidad económica y otras cualidades necesarias para alcanzar el decurionato. Varían bastante según la ciudad del imperio de que se trate. En el caso de Urso, como curiosidad, se exigía residir en un radio de una milla en torno a la ciudad. Los poderes de este cuerpo eran aconsejar a los magistrados y debatir las cuestiones políticas tomando decisiones de alcance municipal en todos los ámbitos, desde la fijación de los días de fiesta hasta la formación de una milicia local o el envío de embajadas. En el caso de las colonias, en el momento de la fundación, los decuriones eran elegidos a razón de uno por cada diez colonos varones, mayores de edad, libres y, por supuesto, ciudadanos romanos. Según la colonia crecía, los puestos del senado eran ocupados por los antiguos magistrados que pertenecían a los ciudadanos más ricos, los únicos capaces de pagar la campaña electoral. El cargo de decurio era vitalicio y sólo podía ser expulsado del cuerpo por un crimen grave o una afrenta moral, como el adulterio. Tiempo de elecciones Los cargos de magistrados estaban mucho más acotados, estaban jerarquizados, pues había que ascender por una cadena de rangos o cursus honorum; eran colegiados, siempre por parejas, y de duración anual, sin posibilidad de renovación hasta transcurridos una cantidad de años fuera del cargo. Este plazo variaba según el lugar. Los magistrados eran elegidos a finales de año por el pueblo tras cele-

La participación en la vida municipal permitía a los ciudadanos más influyentes intervenir en asuntos públicos tales como instituir días de fiesta (arriba, fragmento de un calendario), pero también incrementar su estima social mediante el patrocinio de espectáculos como los juegos gladiatorios (abajo, recreación del grupo Ars Dimicandi).

Foto: R. P.

brar elecciones después de una larga campaña electoral, de la cual Pompeya nos ha dejado buenas muestras que podrían extrapolarse sin problemas a una ciudad hispana. Los cargos, que daban popularidad y prestigio costaban un buen puñado de dinero, pues se consideraba parte de las obligaciones (munera) de los magistrados la construcción a su costa de templos y edificios públicos —como mercados, bibliotecas, baños públicos o anfiteatros— y, principalmente, la celebración de espectáculos para el pueblo, siempre deseoso de distracciones y dispuesto a que la frase “pan y circo” no pasase de moda. De ahí que la reglamentación de los juegos sea de las partes más importantes dentro de las leyes de las ciudades. Y que lo primero que hacían los magistrados al ser elegidos fueran unos ludi para regocijo del pueblo, tanto los duoviri como los aediles. En aquellas ciudades sin anfiteatro, se solían celebrar en el foro o en el teatro. A su vez, los elegidos conmemoraban sus actividades con estatuas monumentales del emperador reinante, o de ellos mismos, acompañadas de las oportunas inscripciones que recordaran los autores y el por qué de las grandes obras realizadas. Pero estos dispendios y excesos de gastos eran a corto plazo. En la práctica, permitían ascender en la escala social y otorgaban nuevas oportunidades de enriquecerse a mayor escala en el futuro, ya que ejercer una magistratura local posibilitaba la entrada en la administración imperial y el ejército. Cargos y funciones Las cualidades del candidato no se medían por su programa político ni por las promesas electorales, que son prácticamente inexistentes, sino que un candidato recibía apoyo por sus cualidades morales. Si un candidato era honesto se suponía que su gestión política lo sería igualmente. La honradez en el trabajo era, pues, apreciada entre los electores tanto como en los tiempos actuales. Incluso mucho más, pues parecía la principal causa oficial para ser elegido. Por rango ascendente, los magistrados eran dos quaestores, aunque en


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Candidatos por las paredes Sabemos que en Pompeya todas las primaveras comenzaba la fiebre electoral. Como no existía ningún lugar específico para anunciarse, las paredes se inundaban de mensajes pidiendo el voto. El propietario de la vivienda o negocio podía comprometerse con los candidatos y prestarles su apoyo. Los que se presentaban a una magistratura no pedían el voto, no se-

Los carteles presentan una estructura formular y la mayor parte de las veces fija. En primer lugar se coloca el nombre del candidato en acusativo y el cargo para el que se le propone. Después suele aparecer el nombre del que propone al candidato pidiendo el voto (en nominativo) y la fórmula ROG(at/ant): propone/ proponen. También es muy habitual la fórmula O(ro) V(os) F(aciatis): os

ría digno para un romano, sino que sus seguidores lo hacían por ellos. En un marco en el que no existían los partidos políticos tal como los conocemos hoy, se votaba exclusivamente a la persona. Los carteles electorales se pintaban generalmente en rojo. Estaban hechos por pintores profesionales en un tipo de letra denominada scripta actuaria. Primero se blanqueaba la pared y luego se escribía sobre ella.

pido que hagáis. Los carteles más abundantes en Pompeya son los que proponen a un solo candidato. Concurrir en pareja no parecía la costumbre.

LOS CARGOS EN LAS PINTADAS ELECTORALES Las abreviaturas encontradas en los carteles electorales son: • AED = AED(ilem) = aedilem (edil) o AED(iles) = aediles (si son dos candidatos). • II VIR = II VIR(um)= duovirum (duunviro) o II VIR(os) = duoviros (con dos candidatos). • II VIR I D = II VIR(um) I(ure) D(icundo) = duovirum iure dicundo (duunviro para administrar la justicia) o II VIR(os) I(ure) D(icundo) = duoviros iure dicundo (con dos candidatos).

A la derecha, pared inundada de pintadas pidiendo el voto para los candidatos que se presentaron a las últimas elecciones municipales en Pompeya. Arriba, detalle de uno de estos anuncios.

Hispania aparecen en muy pocas ocasiones, dos aediles y dos duoviri de jure dicundo. A veces, sobre todo en Hispania, se agrupan los aediles y duoviri bajo el título de quattuorviri. Los quaestores se dedicaban a labores de recogida de impuestos, aprovisionamiento y policía (las cuestiones de murallas hacia fuera); los aediles,

a organizar los eventos religiosos y festejos y mantener los edificios públicos (las cuestiones de murallas hacia adentro). En lo más alto, los duoviri, que eran una imagen de los cónsules de Roma, gobernaban la ciudad y administraban justicia. Todos estos magistrados tenían potestas, es decir, capacidad para pronunciar edicta, pero

no imperium, poder para condenar a muerte y regir el ejército. Sólo los cónsules y pretores de Roma y después el emperador tenían estas facultades. Quienes ejercían el imperium en provincias eran los procónsules y propretores, que eran elegidos por el Senado y, más tarde, por el emperador entre los ex magistrados de la Roma imperial.


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Finalmente, podían existir, dependiendo de la importancia del municipio, cargos municipales auxiliares o subalternos, llamados en general apparitores, que la mayoría de las veces eran esclavos o libertos que podían ser propiedad de la colonia o municipio. Por ejemplo, en el municipio de Urso cada aedilis tenía un secretario, cuatro esclavos públicos, un pregonero, un flautista para anunciar su paso por la calle y... ¡un adivino! La última esfera de poder estaba en la asamblea popular, el pueblo, compuesto por todos los ciudadanos masculinos que habitaban en el perímetro urbano de la colonia o municipio. Formaban el

censo de la ciudad y se dividían en curias. Sus principales funciones eran las de elegir a los magistrados municipales, los sacerdotes (si era la costumbre) y aprobar los decretos honoríficos del senado local. Como contrapartida, debían participar en prestaciones gratuitas de jornadas de trabajo para la ciudad, normalmente reparaciones y construcción de obras públicas. Dignatarios para el culto Los sacerdotes de la ciudad se ocupaban del culto, que era la relación de la ciudad como comunidad con sus dioses titulares, generalmente una tría-

Las tablas de la ley La instauración del derecho latino en Hispania incorporó esta provincia a un modelo administrativo que ya se aplicaba en otras partes del Imperio. Hasta ese momento, las ciudades hispanas se había regido por códigos surgidos en la época de la conquista romana, bien fuese tras su conquista o por el nacimiento de una nueva ciudad. Cabe destacar que, en este último caso, no existían unas leyes fundamentales de fundación de la ciudad. El equivalente eran las tabulae de bronce que se exhibían en el foro de la ciudad y cuyas originales en papiro se guardaban en el archivo municipal. Estas eran concesiones de leyes de emperadores respecto a la ciudadanía, pero también incluían cuestiones de derecho territorial y de organización. Ejemplos de estas tabulae se han encontrado por toda España, pero son muy fragmentarias. Las

tes tipos: los referentes a la ciudadanía con sus requisitos y la enumeración de las concesiones de ciudadanía de los diferentes emperadores; los organizativos del gobierno de la ciudad; la extensión del ager o territorio rural de la colonia y la potestad para cobrar impuestos en los caminos, puentes y puertos tanto fluviales como marítimos (vectigalia). Debido a la igualdad de muchos párrafos de estos documentos en diversos lugares del imperio se piensa que había un modelo en Roma, un prototipo, que se adaptaba a las características locales. En definitiva, sobre la amplia variedad de pueblos se extendía una capa homogénea de organización urbana que unía e identificaba cada pequeña localidad con la urbe capital, cada polis con la madre del imperio universal, ofreciendo un modelo de vida a los habitantes de las diferentes pro-

más completas son las de Salpensa, Malaca, Urso y principalmente Irni, que conserva seis de las diez tablas originarias. Como las leyes modernas, estas tabulae estaban organizadas en artículos, que se pueden clasificar en los siguien-

vincias que los romanos, y poco a poco los pueblos subyugados, identificaron con la idea de civilización, como oposición al bárbaro sin ciudad, “incivilizado”. Y hasta hoy seguimos pensando lo mismo.

da, con el objetivo mantener el favor divino para la ciudad. El culto, al ser público, se realizaba con ceremonias que incluían sacrificios y festivales en días señalados como la fundación de la ciudad o los días dedicados a cada divinidad. Las ceremonias eran muy complicadas y ritualizadas, establecidas según las leyes religiosas. Los cargos sacerdotales eran el de pontifex, que debía residir siempre en la ciudad, los flamines, encargados del culto imperial, y los augures. Los cargos eran elegibles anualmente y, en contadas ocasiones, vitalicios. Debían estar casados y tener una moral impecable. Otorgaban una gran dignitas y se convertían en el final del cursus honorum para cualquier magistrado local... y un trampolín de primera para la administración provincial o incluso imperial. Un caso especial de sacerdocio eran los seviri augustales, colegio de seis personas nombradas por los decuriones durante el periodo de un año. Se dedicaban a realizar las ceremonias del culto al emperador. Al ser elegidos estaban obligados a pagar una importante suma de dinero, por lo que era un cargo monopolizado por libertos enriquecidos, que además lo utilizaban como medio de promoción social para ellos y sus familias. Era como un título de nobleza para ellos. El atractivo de este cargo para los libertos urbanos lo manifiesta claramente el liberto Trimalción en el “Satyricon” al pedir que aparezca en su epitafio «se le concedió el sevirato en ausencia». ◙

PARA SABER MÁS: • ETIENNE, R. (1992): La vida cotidiana en Pompeya, Temas de Hoy. • MANGAS, J. (1996): Aldea y ciudad en la antigüedad hispana, Arcos Libros. • MANGAS, J. (2001): Leyes coloniales y municipales de la Hispania romana, Arcos Libros.


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FIRMAINVITADA

GASTRONOMÍA

Una civilización a la mesa Banquetes interminables, decenas de platos, comensales vomitando para

Mosaico del Museo de Aquileia (Italia). La representación de los restos de un banquete muestra de qué se alimentaba una familia acomodada hacia el siglo I-II d. C. Pescados y mariscos eran considerados productos de lujo.

poder comer más... Poca verdad hay en los clichés que se suelen manejar sobre la dieta romana. Frente al paladar sibarita de algunos acomodados aficionados a las especias, el pueblo sobrevivía a base de potajes y gachas.

Por J. M. Huélamo y J. M. Solias.

Tratar sobre la comida en Roma es complejo por el hecho de haber de referirse, no sólo a un modelo de consumo y transformación alimentaria, sino también a una evolución continuada de alimentos y procesos culinarios a lo largo de alrededor de un milenio, y de una cultura nutricional que se adapta a las diversas realidades económicas, sociales y ecológicas que van constituyendo su propia historia. Es distinta la comida de un pueblo que se desarrolla en un pequeño territorio en el centro de Italia, de la de un imperio que domina la mayor parte del orbe conocido. Esta evolución de la cultura romana sentó, sin duda, las bases de nuestra civilización occidental. Si bien la imagen que se nos ha transmitido de la gastronomía romana suele

Foto: Sebastià Giralt

asociarse con los banquetes, el lujo, el exceso y los productos exóticos, la base de su cocina hay que buscarla en el consumo de platos compuestos por harinas vegetales y escasa carne. Esta base alimentaria se mantuvo bastante invariable durante siglos, y se le fueron añadiendo sucesivas capas de refinamiento gastronómico y de nuevos productos a medida que Roma iba conquistando el mundo y teniendo acceso directo a ellos. Comedores de potajes Plinio presenta como históricos los orígenes —para nosotros legendarios— del inicio de la transformación de los cereales en aquella cultura. Cuenta el sabio almirante como el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, enseñó a los romanos a tostar el trigo, abandonando así la tradicional comida a base de bellotas. La harina resultante

de la molienda de aquel cereal se mezclaba con agua, formando el puls o pulmentum, las gachas que constituían el alimento principal de los romanos en época arcaica. Hay que aclarar, asimismo, que la harina se podía obtener no sólo de trigo, sino también de otros cereales, o incluso de legumbres. Podemos seguir la pista de este consumo en los nomina y cognomina de las grandes familias. Evocadores son los Léntulo (lenteja), Fabio (haba), Cicerón (que tenía una verruga como un garbanzo) o Pisón (guisante). Si estas preparaciones se completaban con grasas, carnes o verduras, estamos hablando de potajes, platos importantes en la dieta romana. Tal es así que incluso la denominación sarcástica de un romano era la de comedor de potajes: pultiphagus o pultiphagnides (Plauto).


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Foto: KuanUm!

Foto: Sebastià Gira

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Dieta popular y alta cocina. Arriba, un fresco encontrado en una taberna de Ostia muestra alimentos típicos del pueblo. De izquierda a derecha, un plato de guisantes y rábano con salsera, un vaso de vino y salazones. El mosaico de la derecha, encontrado en Libia, muestra diversos productos apreciados, como una mano de cerdo.

Los había de diversos ingredientes. Así, por ejemplo, en el pulte fabacia et larido, mencionado por Macrobio, la harina, las habas y la grasa del tocino son los ingredientes de peso. El proceso es pura economía alimentaria: se aprovecha la grasa del tocino sobre la base de una mezcla de harina de cereal y habas. Más potajes con nombre propio son, entre otros, el pultes julianae sic coquuntur y el pultes cum jure oenococti, ambos mencionados en “De Re Coquinaria” de Apicio. Su aparición en recetas de alta cocina nos sugiere su cotidianeidad en la mesa romana. En la misma obra hay más platos con ingredientes y procesos de elaboración similares. Así encontramos la tisanam et alicam, un tipo de crema de cebada y sémola aromatizada con las hierbas y condimentos habituales, que cuenta en su composición con el complemento cárnico de un codillo de jamón. Además de esta, existen diferentes clases de pultes que incluyen siempre

variados tipos de harinas, además de sesos y otras carnes trituradas (comida, esta última, de gentes más favorecidas, claro está). Hasta el siglo II a. C., además de estas papillas o potajes, el común de los romanos se alimentaba también de otras cosas sencillas: verdura –comían mucha col–, queso y algunas frutas, básicamente, manzanas e higos. Por lo que respecta a la carne, esta se consumía con bastante moderación. En las llanuras próximas a Roma abundaba el cerdo, pero, a partir de la conquista de las montañas centrales de la Península Itálica y el dominio de las rutas de trashumancia, aumentó, asimismo, el consumo de carne de oveja y cordero. Llega el refinamiento Un momento importante en esta evolución culinaria se produjo a partir de mediados de siglo II a. C. Este momento coincide con la expansión mediterránea de Roma. Se producen interesantes

contactos con la gastronomía griega y los lujos de Oriente y, a partir de entonces, ya todo empieza a cambiar. Echemos mano de la literatura como apoyo documental de este cambio. Ovidio nos ofrece el recuerdo que se tenía de la pérdida de los primeros tiempos frugales: «¿Me preguntas por qué se come tocino grasiento en aquellas calendas, y por qué mezclan habas con espelta caliente? Ella (la diosa Carna, cuya festividad se celebraba en las calendas de junio) es una diosa antigua y se alimenta con la comida que acostumbraba antes, y no es golosa como para desear manjares de importación. El pez nadaba con aquellas gentes antiguas sin temor al anzuelo y las ostras estaban seguras dentro de sus conchas. El Lacio no conocía las aves que suministra la rica Jonia (el francolín) ni el pájaro que se deleita con la sangre pigmea (la grulla). Y del pavo real no agradaban más que las plu-


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mas, y la tierra no había enviado antes los animales capturados. El cerdo estaba en estima: las fiestas se celebraban con matanza de cerdos. La tierra sólo daba habas y espelta dura. Quien quiera que coma en las calendas del sexto mes estos dos productos al mismo tiempo, dicen que a este no le pueden doler las tripas» (“Fastos”, VI, 101). La diversidad culinaria se amplía con el dulzor de las nuevas frutas venidas de lejos: melocotones de Persia, albaricoques de Armenia, dátiles de África... Frutas nuevas que las excavaciones van sacando a la luz y las representaciones iconográficas nos muestran con delectación gráfica. Pero más importante aún, las formas de preparar y servir los alimentos se complican y hacen necesaria la aparición de especialistas. La figura del cocinero alcanza un cierto prestigio y empiezan a llegar a Roma profesionales griegos, esclavos o libres, para servir en las mejoras mesas. También es el momento en que empiezan a triunfar los panaderos que ofrecen diversos tipos de panes a sus clientes. La vajilla, por otro lado, evoluciona y de ella nos habla con precisión la arqueología.

Foto: S. Giralt

A mediodía tenía lugar el prandium. Esta colación debía ser muy frugal, ya que sabemos que, por ejemplo, Plinio el Viejo se la tomaba muchas veces de pie y sin siquiera lavarse las manos, como nos explica su sobrino. En las ciudades, además, existía la posibilidad de adquirirlo o consumirlo en un establecimiento público, el thermopolium. Estos establecimientos eran pequeños bares o casas de comida caliente donde se ofrecían diversas especialidades culinarias y diferentes bebidas

a modo de los actuales “fast food”, tan frecuentes en nuestros espacios urbanos. La gran comida del día se tomaba al anochecer y recibía el nombre de cena. En ese momento de la jornada, cuando ya habían finalizado las obligaciones, se reunían las familias y los amigos para gozar de manjares y compañía. La gente comía en la sala que recibía el nombre de triclinium. En esta se encontraban tres camas que se disponían en forma de ‘U’ alrededor de una pequeña mesa. En cada una de ellas se podían acomoLas casas de comidas abundaban en las ciudades. En el mostrador de este thermopolium de Herculano aún se pueden observar los recipientes donde se conservaba la comida.

Foto: KuanUm!

Una cena copiosa Pero, al igual que hoy, no se comía lo mismo a todas las horas del día y los menús variaban según las estaciones (lo que hoy llamaríamos “cocina de mercado”). La variedad en la comida era una realidad que cada vez se iba haciendo más habitual en el mundo romano. De todos modos, las comidas eran básicamente estas. La primera del día recibía el nombre de jentaculum, era un desayuno frugal que se tomaba nada más salir el sol. Podía consistir en un trozo de pan con queso; incluso podían ingerirse los restos de la cena del día anterior. Muy habitual debía de ser también prepararse un moretum, o salsa de queso con hierbas y especias, tal como se recoge en las múltiples variantes de esta receta que se datan desde el siglo II a. C. hasta, como mínimo, el siglo IV de nuestra era.

Foto: KuanUm!

La prosperidad de las clases pudientes se reflejó en la aparición de productos más refinados como el pan blanco. A la izquierda, hogaza preparada por la empresa KuanUm! siguiendo restos encontrados en Pompeya. Arriba, hornos de moler, de una panadería de esa ciudad.


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El reino de las especias La comida romana de época clásica era, sobre todo, de consistencia blanda y jugosa, ya que los procedimientos básicos consistían en hervir o cocer para posteriormente, pero no siempre, freír. La salsa, generalmente, se añadía al final de la preparación, justo antes de la presentación. Siendo así, los morteros debían ser elementos importantes en las preparaciones culinarias, tal y como

demuestra la arqueología. La manteca servía para untar las cazuelas antes de la preparación, pero aparece poco en los libros de Apicio. De gran importancia eran las hierbas, especias y condimentos utilizados quizás a veces en demasía: 107 diferentes se llegan a contabilizar en “De Re Coquinaria”. Pimienta, y sobre todo, garum, son los más usados en las cocinas exquisitas. Este garum, verdadero oro líquido de la Antigüedad, consistía en una salsa de pescado azul realizada a partir de la fermentación de las vísceras de caballa, morralla –alevines de anchoa y sardina– y otros peces. La comida se regaba sobre todo con vino, rebajado con agua, y la mayor parte de las veces, con adición de otros elementos que ayudaban a controlar sus propiedades organolépticas, para conse-

guir una bebida de sabor más agradable y ayudar a evitar su deterioro. Los romanos conocían perfectamente las diferentes variedades y procedencias de los vinos. Producían caldos muy apreciados, como el másico y el falerno (que habitualmente se confunden entre sí) y que se cosechan al pie de los Montes Másicos, en las tierras campanas linderas con el Lacio, una de las más afamadas denominaciones de origen. En contrapeso se hallaban vinos detestables, como los del campo Vaticano, proverbialmente considerado un vino flojo y de baja calidad y otros, como el vino layetano (de los alrededores de Barcelona), abundante aunque de ínfima calidad. Pero, hagamos una pausa y brindemos, amigos, acabando aquí porque esa es otra historia. ◙ FUENTES CONSULTADAS

Mesa de especias de KuanUm!, utilizada en la reconstrucción de platos romanos. Se ha constatado el uso de más de cien especias.

• APICIO, M. G.: De Re Coquinaria. • COLUMELLA, L. J. M.: De Re Rustica. • MARCIAL: Epigramas. • OVIDIO NASÓN, P.: Fastos. • PLAUTO: Poenulus y Mostellaria. • PLINIO EL JOVEN: Cartas. • PLINIO EL VIEJO: Naturalis Historia.

PARA SABER MÁS: • FEEMSTER JASHEMSKY, W.; MEUER, F. G. (eds.) (2002): The Natural History of Pompeii. Cambridge University Press. • HARRIS, M. (1994): Bueno para comer, Madrid, Biblioteca temática Alianza, núm. 7, Ed. El Prado. • HUÉLAMO GABALDÓN, J. M.; SOLIAS ARÍS, J. M. (2006): Herbes, espècies i condiments en época romana, Museu de Badalona. • HUÉLAMO GABALDÓN, J. M.; SOLIAS ARÍS, J. M. (2007): El vi en época romana, Museu de Badalona.

Foto: KuanUm!

dar al mismo tiempo tres comensales, los cuales accedían con la mano derecha a los viandas que iban depositando los esclavos en la mesita. Como los alimentos venían ya trinchados de la cocina, los únicos cubiertos que se usaban eran cuchillos y cucharillas, por lo que era imprescindible el uso de las manos para asir la comida. Esto convertía en imperiosa la necesidad de lavárselas con frecuencia, cosa que realizaban con agua los esclavos que pululaban alrededor de los comensales, y también se usaban las servilletas de lino que cada comensal llevaba consigo. Servilletas que a menudo hacían servir los invitados, para llevarse las sobras a casa. Marcial nos dejó testimonio del uso intensivo que hacían de ella los gorrones: «No hay nada más miserable ni más glotón que Santra (el gorrón de turno). Cuando llega corriendo invitado a una cena en toda regla, que ha estado buscando tantos días y noches, pide tres veces criadillas de jabalí, cuatro veces lomo, y ambos muslos de una liebre y sus dos brazuelos, y no se ruboriza por jurar en falso acerca de un tordo (y jurando no haberlo comido, conseguir engullir otro) y arramblar con las descoloridas mollas de las ostras. Con unos bocados de tarta pone pringando su asquerosa servilleta, allí se ponen también unas uvas de orza, unos pocos granos de granada, el repugnante pellejo de unas parias (esto es, placentas, bocado considerado exquisito) vaciadas y un higo lagrimeando y un hongo boleto desequido. Pero cuando la servilleta ya revienta con sus mil y un hurtos, esconde al calor de su seno unas costillas mordisqueadas y una tórtola trinchada, luego de devorar su cabeza» (“Epigramas”, VII, XX).

• IBÁÑEZ ARTICA, M. (1995): APICIO De Re Coquinaria. Gastronomía en la Antigua Roma Imperial. Comentarios y traducción a cargo de Miguel Ibáñez Artica, Bilbao, R&B Ediciones.


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ELRINCÓNDEESCULAPIO

LA MEDICINA MÁGICO-RELIGIOSA

¡Salud, por Apolo! Mitos y supersticiones se mezclan en la explicación que las civilizaciones de la Antigüedad dieron a la enfermedad. Conjuros, amuletos y extravagantes remedios pretendían mantener apartado el mal y el dolor. Por Salvador Pacheco.

Foto: Michael Wilson

Restos del templo de Apollo Medicus, en Roma, construido al parecer para acabar con una epidemia que se desató en 431 a. C. Antes de adoptar a Esculapio, Apolo era verenado como protector de la salud.

En los primeros siglos de la historia de Roma no existió la profesión de médico. Así lo afirman las fuentes. De esto se hace eco Plinio en su “Historia Natural” al constatar primero que «existen millares de pueblos que viven sin médicos y sin embargo no sin medicina», y más al afirmar que Casio Hemina, autor antiguo, escribió que «el primer médico que se estableció en Roma fue Arcagato del Peloponeso». Ciertamente, esta afirmación debe tomarse con cierta prudencia, o al menos debe entenderse en lo referente a los médicos griegos, pues ya Dionisio de Halicarnaso nos indica que durante la peste del año 453 a. C., en la que murieron casi todos los esclavos y la mitad de los ciudadanos, «no fueron suficientes los médicos y el auxilio de los parientes y de los amigos para atender a los enfermos». Tampoco deja de ser significativo que en las obras de Plauto (254-184 a. C.) aparezcan va-


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rios médicos, lo que indudablemente nos indica que esta era una actividad conocida en la ciudad. Existieran o no profesionales encargados de la salud de sus conciudadanos, la llegada de la medicina griega significó una inflexión conceptual en la forma de entender este arte. Veamos cómo era la medicina en Roma antes de la llegada de Arcagato (219 a. C.), o lo que es lo mismo, antes del triunfal desembarco de la medicina griega. Mitos y creencias Para comprender la medicina romana, tanto durante la monarquía como en los primeros siglos de la república, resulta imprescindible explicar las necesidades que llevaron a la aparición de la medicina y a las distintas formas en que esta se fue materializando; y el modo en que aquellas gentes vivieron la enfermedad y su tratamiento, introduciendo, sobre una visión general, algunas particularidades del mundo romano. Si hoy podemos afirmar que la actual medicina es un cúmulo de disciplinas científicas aplicadas a los procesos morbosos que se desarrollan en el organismo humano y que, aunque pueda parecer lo contrario, esta medicina es una ciencia o un arte relativamente nuevo, no es menos cierto que la enfermedad es más antigua que la propia raza humana. Asaltó a ésta desde su propio inicio, antes de que los hombres pudieran darle una interpretación racional. El temor a la muerte llevó desde los orígenes de los tiempos a una interpretación terapéutica basada en mitos, creencias y ritos, apareciendo así una medicina mágico-religiosa, que sin duda ha sido la que por más tiempo y en más lugares se ha aplicado. Aún hoy, incluso en las zonas más cultas y civilizadas se sigue practicando, pues el pensamiento mágico religioso ante la enfermedad no ha cambiado en su esencia: subjetividad, creencias colectivas profundamente ligadas a las culturas tradicionales, sin la noción del devenir histórico y que hacen diferir la esperanza de curación a unos mitos ancestrales sitos en los orígenes

del mundo. Este conocimiento ancestral, encerrado en sí mismo, no puede nunca ser partida para nuevos conocimientos. Es preciso un planteamiento nuevo y radical para, sobrepasando esta mentalidad, descubrir un nuevo mundo, el del empirismo, la razón, y con el tiempo, la ciencia. La verdadera medicina aparece cuando una voluntad consciente trata de buscar las causas y los remedios para sanar una enfermedad.

Curación o enfermedad ya no depende de fuerzas externas al propio enfermo, no es el poder del rito, ni la actuación del ser sobrenatural la que induce la curación o la enfermedad. Es un desequilibrio que hay que corregir. Es el hombre el que ha enfermado y no al que han enfermado al sustraerle sus fuerzas por ser invadido por demonios malvados. Esto no prueba que esta medicina mágico-religiosa no tenga eficacia y

Remedios mágicos En la historia de Roma podemos recoger, salpicados en distintas citas, elementos de esa medicina mágica. Así, cuando Columela nos informa de que para que el vitíligo sea realmente eficaz, debe ser recogido con la mano izquierda y antes de que salga el sol; o la creencia en la acción preventiva de la palabra «Salus» –hoy sustituida por «Jesús»– que pronunciada tras un estornudo podía facilitar la curación del catarro; o la superchería expuesta por el culto Plinio de que, tras admitir la incapacidad de la medicina del primer siglo para combatir las “fiebres cuartanas” (el paludismo), refiere algún remedio de mago, como la

eficacia de un amuleto realizado con la tierra, convenientemente envuelta en un lienzo atado con hilo rojo, donde se haya revolcado un halcón; o la utilidad del colmillo de un perro negro para este mismo mal. No por menos mágica debe tenerse la creencia de que la sangre recogida y bebida, aún caliente, de la cabeza de un gladiador recién fallecido era un eficacísimo remedio contra las enfermedades mentales. Tal creencia se extendió a lo largo de los siglos de manera que, abolidos los juegos gladiatorios en el año 400, la sangre de los gladiadores fue sustituida por la de los reos decapitados.

El mosquito anopheles es responsable del contagio del paludismo, que los romanos intentaban curar con sangre de gladiadores y ajusticiados.


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esta eficacia no se haya mantenido en los mismos niveles desde que apareció con las primeras culturas. Es evidente que la fe del enfermo juega un papel trascendente en la convicción de poder sanar o enfermar. Sirva como ejemplo, en este caso negativo, de lo denominado por W. B. Cannon como “Voodoo Death”. Entre los aborígenes australianos, la imprecación lanzada por un hechicero contra determinado individuo lleva a su

lenta e inexorable muerte por la sola convicción de la imposibilidad de evitarla. Pecado y castigo ¿Cuál fue el origen de esta medicina mágica? Podemos intuir que fue la angustia del hombre ancestral por la muerte, la inseguridad de la vida la que le llevó a armarse de una serie de estructuras psicológicas que le dieran una sensación de seguridad. Estruc-

turas tal vez familiares, sociales, tribales, mítico-religiosas, estructuras que en último término introducen un orden personal y cósmico donde uno se puede encontrar, comprender su propia e íntima situación, y tener armas que sirvan para enfrentarse a la angustia propia de la vida consciente. Es evidente que si la seguridad se obtiene de este orden inquebrantable, la salida de él no sólo es un terrible crimen, sino que va empa-

Una pléyade de deidades benéficas Muchas son, en el mundo romano, las deidades de mayor o menor rango, propias o extranjeras, que actuaban en el mantenimiento o recuperación de la salud. Y por tanto, también eran múltiples los sacerdotes que hacían de intermediarios entre el dios y el rogante. El propio Apolo estaba relacionado con la salud y la medicina, pero también otros menores como la diosa Salus, personificación de la salud, a la que se debía acudir especialmente antes de iniciar un viaje. Esta deidad fue una de las primeras asociadas al emperador por lo que fue conocida como Salus Augusta. Salus, que terminó por confundirse con la Higia (o Higieya) griega, tuvo un santuario en el Quirinal como consecuencia del voto realizado durante las guerras samnitas por el cónsul Junio Bubulco. Encargada de la salud individual, la del emperador y la colectiva del pueblo romano, recibía sacrificios el 8 de agosto por la salud común. También la diosa Streva, que poseía un templo cerca del Coliseo; o Sumnus que facilitaba el sueño al que requería el descanso reparador, durante el cual se le mostraba lo que debía hacerse para recuperar la salud. A estos podemos añadir a Febris, eficaz contra las fiebres y honrada en sus templos de los montes Palatino, Equilino y

Quirinal. Los enfermos que a ella recurrían, y cuya acción permitía la curación, dedicaban tales remedios a la diosa. También Mephitis, que disipaba las miasmas y que sobre el Esquilino tenía su templo. Subigo, que velaba por los desfallecimientos viriles. Antevorta y Postventa que corregían las malas posiciones fetales en el momento del parto. Ossipago que consolidaba los huesos de los recién nacidos. La diosa Cardea o Carna, protectora de las funciones vitales y de órganos como el propio corazón (y de los goznes de las puertas), cuyo templo estaba en el monte Celio. No menos importante era su misión de protección contra las aves striges –feroces y voraces rapaces nocturnas que

Retrato de Higieya, fechado a mediados del siglo II y encontrado en las cercanías de los baños públicos de Odessos, hoy Varna (Bulgaria).

chupaban la sangre y devoraban las vísceras de los niños–. En sus fiestas, celebradas en las calendas de junio, se comían habas en su honor y le era sacrificada una lechoncita cuyas entrañas, a modo de rito de sustitución, quedaban expuestas sobre su altar. Se podría seguir con esta lista hasta la extenuación: Mena, Juno Fluonia, Cinxia, Virginense, Mutus Tutunus, Estimula, Juno Lucina, Prosa, Cunina, Vagitanus, Rumina...


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rejado al castigo y la enfermedad. Así, el mantenimiento del orden social, religioso y personal (salud) queda íntima e inseparablemente unido: trasgresión social, pecado y enfermedad (particular o colectiva) quedan insolublemente unidas en muchas sociedades. Sanar, en muchos casos, es purgar un pecado y reconstruir el orden social roto. En este sentido se cuentan las ordalías que aún –al menos en el pasado siglo XX, y posiblemente aún hoy– seguían practicándose en muchas partes de África, consistente en la toma de venenos que tendrían por misión tanto diagnosticar el pecado, como en su caso castigarlo. Si tras el rito el individuo fallece, esto se debe no al veneno en sí: la muerte es la demostración de su culpabilidad en la falta. El veneno sólo sirve para ponerlo de manifiesto, y es el instrumento que castiga y permite expulsar drásticamente de la comunidad al que ha incumplido sus normas. En este mismo orden de cosas, en el antiguo Israel las enfermedades impuras debían ser apartadas de la comunidad, previo diagnóstico por los sacerdotes, no sólo por su posible contagio, sino para demostrar que están apartadas del beneplácito de Yahvé. Igualmente en el antiguo Egipto, como en tantas otras culturas antiguas (cf. los libros Védicos mesopotámicos), la medicina estuvo ligada a los sacerdotes. Éstos no sólo podían interpretar la voluntad de los dioses, saber qué faltas se habían cometido contra ellos, sino también conocer cómo atraer la voluntad de los dioses bienhechores y evitar la ira de dioses y demonios hostiles. La salud se confunde con estar en paz con los dioses, los espíritus y los muertos. También esto lo vemos en el mundo romano, tanto en lo individual como en lo colectivo. Baste citar como los sordomudos eran considerados como la manifestación del castigo ante una grave falta propia o de los progenitores. También en lo personal, la enfermedad podía ser atraída al invocar a las fuerzas oscuras mediante la magia negra. Y en lo

Restos del templo de la ninfa Juturna, en Roma.

Foto: Anthony M.

Manatiales de salud Los romanos veneraban a innumerables deidades que vivían en fuentes y manantiales, a los que conferían poderes curativos. Por esta razón, el día 13 de octubre tales manantiales eran merecedores de una fiesta pública. Citemos primeramente a la ninfa Juturna que poseía un templo en el Campo de Marte y una fuente aún localizable en el Foro Romano. Se celebraba su fiesta el 11 de enero y en ella tomaban una especial participación los fontaneros de la ciudad. Si nos centramos sólo en la Hispania romana podemos citar deidades acuáticas como Airo, que aparece en una lápida de Uclés, Cuenca; o el Genius Fontis Agineesis en Boñar; o Bormanicus en Caldas de Vicela; Edovinus en Caldas de Reis; Lacubegus; Durbelicus. En Hispania también abundaban las ninfas. Así, conocemos la existencia de Salus Umeritana; Ameipicer en Bracara; las ninphae fontis Ameucni en León; Castaeca en Santa Eulalia de Barrosa; Celiborca en Villasbuenas; Celenae Aquae en Caldas de Reyes; Aquae Eeletenses en las antiguas aguas termales de Retortillo; Fovida en Braga; Lapitae en el concejo de Villa Real

de Tras-os-Montes; Salus Bidiensis en la fuente Bidia, en Montánchez; Tanitacus en Santa Eufemia de Ambia; las ninphae Varcilanae en Valtierra; las Caparenses en los Baños de Montemayor... Como vemos en la inagotable relación de deidades acuáticas y ninfas hispanas, Roma no tuvo reparo en asimilar dioses extranjeros, como los egipcios Isis y Serapis o el asiático Mitra, o el propio Esculapio, griego en su origen, en cuyo templo se practicaba la incubatio, donde el dios se presentaba en sueños para indicar al enfermo el mejor modo de resolver sus males. Otras deidades también prestaban mediante este sistema sus consejos. Es conocido como Julio César, en el templo gaditano de Hércules-Melqart, soñó que yacía con su madre, lo que fue interpretado por los sacerdotes como la inequívoca señal divina de que su designio era dominar el orbe identificado con la figura materna. Con esta abigarrada lista se comprueba la necesidad de recurrir a fuerzas sobrenaturales de nuestros antiguos ancestros que protegieran cada momento particular de sus vidas.


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Maleficios en plomo Este sería el caso de las tabellae defixionum. Ovidio describe cómo se practicaba este rito tratando, en este ocasión, de forzar la acción de Tácita Muta (o Lara, madre de los Lares). Aquella que fue condenada por Júpiter al silencio eterno, al exiliarla en el reino de los Manes tras chismorrear las lascivas intenciones del dios a la ninfa Juturna: «Tomando con tres dedos tres granos de incienso, los coloca bajo el umbral por donde un minúsculo ratón ha practicado un pasadizo secreto. A continuación ata con negruzco plomo, con hilos encantados y remueve en su boca siete habas negras. Asa al fuego, después de haberla cocido, una cabeza de anchoa que previamente ha embadurnado de pez y atravesado con una aguja de bronce. Vierte además unas gotas de vino». Con este rito se ha forzado al hechizo, exclamando la

Foto: Sa

colectivo, sirva de ejemplo la “peste antonina” declarada en el año 167 e importada desde la remota Siria –según afirma Eutropo– por las victoriosas tropas de Lucio Vero, vencedor de los partos. La última causa de este azote que castigaba a toda Roma era, según Amiano Marcelino, un acto sacrílego realizado por las tropas en el saqueo de Seleucia, en relación a un cofrecillo donde eran guardados los secretos de los caldeos. De lo expuesto es lógico que de aparecer la enfermedad, lo primero que deba practicarse es un examen de conciencia, y descubierta la ofensa, una oración, un sacrificio podrá aplacar la cólera de la deidad ofendida. En estas últimas razones podemos ya distinguir un cambio entre la mentalidad propiamente mágica y la mentalidad religiosa, donde la propia apreciación de la impotencia humana lleva, mediante una actitud humilde, a rogar al dios todopoderoso que se apiade de su mal. Por el contrario, en la mágica, mediante ritos, se quiere llegar a la deidad, al demonio o a los espíritus causantes, y forzarles a actuar según nuestros intereses.

Reconstrucción de una tabla de deifixión encontrada en Hadrumetum (Túnez), realizada contra los aurigas de las facciones blanca y verde. El anverso representa un demonio que sostiene un vaso con asa y una lámpara o inciensario. A su lado se leen palabras máginas de oscuro significado.

vieja satisfecha al marchar: «Hemos encadenado las lenguas hostiles y las bocas enemigas». Evidentemente, magia y religión muchas veces conviven y se confunden. Sabiéndolas diferenciar, es lícito hablar de una mentalidad o medicina mágico-religiosa. Y es más, esta convivencia se da aún con la medicina empírica y aun en la científica: ¿la propia creencia en la omnipotencia de la ciencia no es una modalidad más de esta mentalidad? Una separación difusa Los egipcios, que conocían fórmulas eficaces, solían acompañar su producción con encantamientos que


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potenciaran sus efectos, o por el contrario, como parte del mismo rito, podían usarse sustancias en unos casos realmente eficaces por sí mismas (los opiáceos, por ejemplo), pero otras veces, de acción totalmente espuria. La frontera entre medicina mágica, religiosa, empírica, y aun científica, no siempre es clara y precisa. Descrito hasta aquí el pensamiento médico más antiguo, conviene advertir que sin una separación clara, fue apareciendo otro tipo de medicina. Evidentemente, había lesiones donde la relación causa-efecto era evidente y completamente natural: traumatismos, luxaciones, fracturas, abscesos, lo que hizo surgir un grupo de médicos distintos a los sacerdotes: los prácticos.

En grandes obras, ejércitos, grandes complejos palaciegos, no es desdeñable que se vieran en la necesidad de contar con personas diestras en resolver este tipo de lesiones. Su dedicación fue haciendo que fueran cada vez más precisos en el diagnóstico, pronóstico y técnicas terapéuticas a aplicar, de modo que en fechas muy lejanas podemos ver verdaderos tratados quirúrgicos en antiguas civilizaciones como la egipcia (por ejemplo, en el papiro de Edwin Smith, 1550 a. C.). Esta medicina empírica aún se conserva hoy en día y con la misma distinción que hace tantos siglos. Mientras que el sanador, el curandero, está imbuido de ciertos poderes sobrenaturales, el “algebrista”, el

componedor de huesos, es considerado por los asiduos a estas “medicinas” populares como una persona de gran habilidad y de conocimientos antiquísimos transmitidos de generación en generación; pero no por poseer poderes distintos al resto de los mortales. A estos nos dedicaremos en otra entrega. ◙

PARA SABER MÁS: • LAIN ENTRALGO, P. (1982): Historia de la medicina. Ed. Salvat. • STAROBINSKI, J. (1965): Historia de la medicina. Ed. Madrid.

Sustancias repulsivas contra la enfermedad Desde tiempos inmemoriales, los médicos no han rechazado el uso de sustancias repulsivas o hediondas para expulsar al espíritu malo del cuerpo del enfermo. El objetivo es hacer a este espíritu incómoda su permanencia en el organismo, mediante productos malolientes o la ingesta de materias repulsivas. Esta forma de atajar el mal ha pervivido hasta fechas recientes, pues hasta el siglo XVIII la farmacopea fecal estuvo en vigor en Europa. Y también en la medicina —llamémosla racional— romana podemos verlo. Así, Dioscórides nos manifiesta la utilidad del estiércol bovino para reducir la inflamación de las heridas aplicado sobre estas. También recomienda la boñiga de toro quemada como sahumerio

para resolver el prolapso de matriz. Y nos avala como las de cabra, bebidas con vino y especialmente si la cabra es montesa, son muy útiles para la ictericia. No se quedan atrás las producidas por la oveja, que en cataplasma con vinagre solucionarían las verrugas o los callos. Pero si el enfermo sufre de expectoración de sangre, mucho mejor serán los excrementos

del jabalí, secos y bebidos con agua o vinagre. Si por el contrario es epilepsia lo que padeciera, lo más recomendable serían las deyecciones de cigüeña bebidas con agua. Y por no seguir más con esta lista de tan peculiares medicamentos, los excrementos de perro, recogidos con los calores del estío, secos y bebidos con agua o vino serían de gran utilidad para restriñir el vientre. Foto: Mary Harrsh.

La farmacopea fecal no ha desdeñado las heces en sus productos y bebedizos. Copa de plata del periodo augústeo. Metropolitan Art Museum de Nueva York.


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LASHUELLASDELASLEGIONES

Publio Carisio y la hostilidad de los astures

La cima del monte Curriechos, en Asturias, aún muestra restos de un campamento romano que formó parte de la ofensiva de Augusto sobre los nativos de estas latitudes. Las legiones eligieron la ruta más escarpada para aproximarse Plano Google

UBICACIÓN

al corazón del último reducto no sometido en Hispania.

Pico Boya o Curriechos, Pola de Lena (Asturias).

COORDENADAS 43º 45’ 29” N; 5º 42’ 10” O.

DESCRIPCIÓN Campamento romano a 1.728 metros de altura situado en la misma Cordillera Cantábrica. Controla el paso en altura de la llamada Vía Carisa, un ramal de la Ruta de la Plata, así como el acceso a los valles centrales de Asturias. Consta de un recinto aterrazado en atalaya con anillos de fosos concéntricos, y de otro inferior, de forma triangular, limitado por un doble foso que acota un espacio para habitación, dejando en su interior un manantial que asegura el suministro estival.

DATACIÓN Existen evidencias de diferentes ocupaciones, pero la mayor parte de las estructuras defensivas se corresponden con el periodo de conquista del territorio astur transmontano en torno al 23 a. C.

Texto y fotos: F. J. García Valadés.

El castra necessaria de La Carisa fue contemplado, ya a mediados del siglo XIX, por Tuñón y Quirós como un castro indígena. Tal interpretación se debió a la característica disposición concéntrica de las defensas de su atalaya y a su ubicación agreste. Hasta las últimas décadas del siglo XX esta ha sido la opinión de los expertos. Resultaba difícil atribuir a la presencia romana un campamento en un paraje tan hostil, a 1.728 metros de altura, casi sobre el mismo eje de la Cordillera Cantábrica, en el que la nieve reina durante seis meses al año. Esto obliga a su ocupación temporal, como castra aestativa, restringida a la época estival. Sólo un manantial perfectamente incorporado dentro de las defensas exteriores permite el suministro de agua.


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glosario · Castra necessaria: campamento romano de diseño adaptado al terreno. · Castra aestativa: campamento romano de ocupación estival. · Fossa duplex: doble foso con caballete central. · Fossa cuadruplex: doble fossa dúplex. · Fossa fastigata: foso con sección en V. · Agger: talud interior sobre el foso por el que discurre el vallum. · Contra-agger: talud exterior sobre el foso, era opcional. · Vallum: balizamiento del castra. · Intervallum: espacio libre entre defensas. · Titulum: tipo de entrada al campamento consistente en adelantar parte del lienzo defensivo dejando dos vanos de acceso.

Su importancia es tal, que condiciona los límites del recinto. Los últimos estudios realizados por J. Camino, R. Estrada e Y. Viniegra han puesto en evidencia el carácter romano del emplazamiento. El yacimiento se sitúa en una loma sobre la dorsal de un estrecho cordel que se interna en Asturias a tan sólo cuatro kilómetros del eje de la Cordillera Cantábrica. La loma está coronada por un cerro de formas suaves,

El plano muestra un fuerte desnivel entre las estructuras.

Las legiones eligieron el camino más seguro para entrar en la Asturia: los cordeles de la Cordillera Cantábrica

con la parte superior amesetada, y desde cuya base se precipita la ladera. Tal ubicación se corresponde con los emplazamientos en altura propios de los campamentos romanos de las campañas con en terreno montañoso. Como se viene constatando en la zona cántabra del conflicto, las vías de entrada de las legiones eran a través de cordadas, nunca por los valles, por evidentes razones de seguridad y de control estratégico.

El hombre de Augusto en el frente norte Al parecer, el nombre de Carisa que designa a la vía sobre la cual se sitúa el campamento, es un eco del mismo nombre de Carisio que, como legado de Augusto, abrió este acceso en altura a la Asturia Transmontana. Huella bimilenaria indeleble que da pistas sobre la importancia del general en el curso de la historia de estas tierras. Fiel a la causa de Octaviano, se sabe que Carisio toma partido contra Marco Antonio durante la guerra civil. Se ve recompensado al ser nombrado pretor de Lusitania entre 26 y 22 a. C. Aparentemente apaciguado el territorio astur, Publio Carisio fundó en

el 25 a. C. Emerita Augusta. Sería el destino de sus legionarios licenciados. Legionarios que dejarían en la Asturia numerosos núcleos de futuras ciudades, tales como la actual Astorga, de manos de la Legio X Gemina, e incluso León, pues está confirmada la presencia de la Legio VI Victrix. En el año 22 a. C se desata una rebelión entre los astures. La razón pudiera haber sido el comportamiento severo y cruel del propio Publio Carisio con los recién conquistados. Quizás las defensas correspondientes al espacio triangular del campamento de La Carisa fuesen de este momento. Estos hechos necesitaron

del auxilio del legado de la Tarraconense, Cayo Furnio. Apaciguada la revuelta, Carisio fue destituido. Pero su impronta en la historia de estos pueblos aún perdura, evocándose su mismo nombre incluso en leyendas que oralmente se han ido contando durante más de dos mil años, de generación en generación. La misma Vía Carisa ha sabido conservar el recuerdo de su fundador. A la que se puede añadir un excepcional ejemplo de castra necessaria de sus legiones, en unas condiciones topográficas y climatológicas tales, que aún nos hablan de la hostilidad de la Guerra de los Astures.


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Restos del enlosado original de la calzada que domina el campamento.

Una vía hacia la costa Igual que los legados del ejército de la Cantabria, Carisio abrió vías de acceso en altura hacia los valles centrales de la Asturia Transmontana. Buscaba así mayor seguridad para sus fuerzas, además del control de puntos estratégicos hasta llegar a la misma costa. Una de esas vías sería la llamada Carisa, que abandona el último pueblo de la meseta, Pendilla, para acceder a la Asturia Transmontana a más de 1.500 metros de altura. Discurre al menos hasta Ujo, ya en los valles abiertos centrales. Aún hoy podemos contemplar fragmentos del empedrado original al pasear por buena parte de su trazado primitivo en una bella ruta perfectamente señalizada. Sobre la propia Vía Carisa se fortaleció la posición de un cerro con excepcional valor estratégico. En un principio fue vanguardia misma del avance romano. Momento al que corresponden las estructuras defensivas concéntricas de la “atalaya”. Posteriormente mantendría su valor estratégico como punto de

control y escala de suministros hacia el interior. Las excepcionales defensas con las que cuenta el castra y una posible defensa muraria astur localizada frente a él, puede llegar a hacer plausible la idea de que hubiese sido campo de batalla mismo. Al menos arroja luz sobre las dificultades encontradas por las legiones de Carisio en su avance hacia la costa.

Hoy la señalización impide perder el rumbo al seguir el trazado de la Vía Carisa.

Desde la “atalaya” del castra de La Carisa se dominan visualmente las cabeceras de los valles de los ríos Lena y Aller, al encontrarse sobre la propia línea de vertiente de aguas. A sus pies discurre la llamada Vía Carisa, un ramal de la Vía de la Plata que acaba de dejar la meseta para internarse en Asturias, que permite el control sobre el tránsito. Se pueden contemplar, además, las cumbres occidentales de Picos de Europa y el valle central donde actualmente se encuentra Oviedo. En días despejados se puede apreciar incluso la bruma del mar. Sobra justificar su valor estratégico. Indudablemente la elección del lugar fue muy bien estudiada e impresiona por sí misma. El análisis de las defensas también se explica por la naturaleza romana del enclave. Tales defensas se agrupan en torno a una “atalaya” que se corresponde con el mismo cerro del Pico Curriechos y una posible zona de acampada anexa por el suroeste, delimitada por dos líneas defensivas que confluyen en el manantial. El sistema defensivo de la “atalaya” consiste en líneas concéntricas y sucesivas de fosos. En la base del cerro se contempla una fossa duplex que lo circunvala. A media altura discurre una fossa cuadruplex que sólo cubre el frente que recorre su vertiente oeste de norte a sur. Tiene una sección cóncava, pero es muy posible que se deba al efecto de la colmatación. En relación con el resto de fosos del yacimiento, probablemente se trataran igualmente de fossae fastigatae, de sección en ‘V’, de una profundidad no superior a un metro. Se pueden apreciar pasillos entre las fosas concéntricas que se podrían identificar como intervalli. Parece ser que estas estructuras pudieron configurar el núcleo original de las diferentes ocupaciones. El resto de las defensas se incorporarán en posteriores campañas. Por esta Pasa a la página 28


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La guerra de los astures En el año 26 a. C. se inicia la campaña contra las tribus no sometidas del noroeste peninsular. Antistio Veto era el pretor de la provincia Tarraconense y junto con Augusto desarrolla un ataque contra la Cantabria dividiendo el cuerpo del ejército en tres brazos. La arqueología parecer aclarar que la estrategia consistió, en una primera fase, en hacer operaciones de castigo a los núcleos castreños normeseteños, los de mayor entidad. Posteriormente se abrirían paso buscando la costa a través de pasos en altura por cordales montañosos, evitando los valles, que se controlarían a modo de “ojeo de fieras”, como alude el historiador romano Floro, hasta posteriores intervenciones. Dejamos el frente cántabro, que discurre paralelo al astur. En el año 25 a. C. Publio Carisio asume como legado el control de operaciones del frente astur. Los astures habían sido meros espectadores de las operaciones del año anterior contra la Cantabria. Las legiones que le son encomendadas pasan el invierno en tres cuarteles junto al Esla, el antiguo río Astura, en la frontera misma. Las tribus astures se organizan y anticipan, conocedores de lo que Roma había iniciado en la Cantabria. Proceden a atacar en tres cuerpos de ejército los diferentes campamentos invernales, cuando aún las nieves sobre las cumbres anuncian que es pronto para la guerra, pero no así para la supervivencia. Los brigecios, una tribu astur, posiblemente fronteriza y próxima a los acuartelamientos romanos, avisan a Publio Carisio de las intenciones del resto de tribus astures. Las fuentes afirman que el desastre hubiese sido de gran magnitud para las tropas romanas de no haber sido alertados con la suficiente antelación

El frente astur (25-22 a. C.)

Posible mapa de operaciones tras la toma de Lancia por Carisio. como para movilizar las legiones en busca de campo abierto. Publio Carisio pudo desplegar sus fuerzas con intención disuasoria. Los astures tal vez optasen por volver a sus “montañas” para esperar más seguros en una guerra montaraz, como así venían desarrollando los cántabros con graves consecuencias para el ímpetu de las legiones. Pero no fue así. Los astures decidieron arriesgar seguros de sus fuerzas enfrentándose en campo abierto a las tres legiones con que contaba Carisio. Sería la primera y la última batalla de tal magnitud frente a frente. Fueron rechazados por los romanos aunque con grandes bajas. Sólo el hecho de desbaratar los planes astures hizo contemplar la batalla como triunfo para Roma. El grueso del contingente astur en retirada se reagrupó en la ciudad de Lancia, el más grande de los castros astures cismontanos. La ciudad fue asediada por Publio Carisio. Cuando cayó rendida prohibió el pillaje y su incendio para que fuese testimonio de su gran victoria.

Poco más lejos llegan las fuentes históricas a cerca del Bellum Asturicum, la Guerra de los Astures. Pero la paz no parece que llegara tan inmediata a la batalla de Lancia. Si hasta aquí el relato es posible, en adelante se entra en la total conjetura. En apoyo del mismo relato acudimos al campamento de La Carisa, un ejemplo de que las campañas posteriores se parecerían a las hostilidades expuestas por la historiografía para el caso de la Cantabria. Carisio acuarteló sus legiones dentro de la Asturia Cismontana; posiblemente la X Gemina, VI Victrix y V Alaude. Posteriormente obligó a abandonar los emplazamientos castreños de las montañas para bajar a los valles, siguiendo las órdenes de Augusto. Publio Carisio se enfrentó como legado hasta el 22 a. C. con la necesidad de afianzar una conquista que requería el sometimiento de la Asturia Transmontana, a pesar de su inferior interés para la explotación de recursos.


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razón existen solapamientos entre los fosos del espacio triangular inferior, con los propios de la atalaya, y en ocasiones estos últimos son drásticamente modificados. Abierto al suroeste el vallum exterior de la atalaya, se fractura para dejar una puerta en titulum, que quedaría posteriormente incluida dentro del espacio de habitación triangular. Las defensas exteriores se corresponden con el espacio triangular que arranca de la base del cerro por el suroeste hasta cerrar el manantial en su interior. Constan de contra-agger, doble fossa fastigata y agger. Las fosas de sección en ‘V’ tendrían una profundidad aproximada de un metro y la anchura superior próxima a los cinco. Entre ambas fosas discurre un estrecho caballete central. El agger se elevaría unos dos metros sobre el foso, y por encima de él discurriría el vallum. Estos fosos acusan una fuerte pendiente para recoger en su extremo el manantial que asegure el suministro de agua. El espacio habitacional sumaría una superficie de más de tres hectáreas, a las que habría que añadir el espacio de un supuesto tercer recinto que en la ladera sur quedaría limitado por un doble escalón muy erosionado, que aún está por investigar. Vemos así también cómo las estructuras defensivas se ajustan a los cánones de castramentación romana, lo que confirma la naturaleza del yacimiento. Igualmente abundan en él los

En la foto superior, vista de una de las fosas de la fossa duplex que circunvala la atalaya del campamento.

Arriba, sección de la fossa duplex del recinto triangular en fuerte desnivel hacia el manantial. Aún hoy las defensas se mantienen imponentes, mientras la niebla evidencia la dureza de las condiciones. Abajo, vista de la atalaya del Pico Curriechos, en la que se contemplan los aterrazamientos y líneas de fosos concéntricos. En primer término una fossa duplex. En la parte superior una fossa cuadruplex.


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Vista desde la Collada Propinde, sobre el valle del Lena, a los pies de la Vía Carisa. El paso original está aún a mayor altura. Sólo así se garantizaba la seguridad en un territorio tan hostil.

objetos asociados al emplazamiento. Se han localizado cimentaciones de elementos defensivos de madera. Se han hallado puntas y regatones de pila, un dardo de ballista, proyectiles plomados de honda, azadas, una dolabra, un hacha y piquetas de tienda. Entre las monedas descubiertas

Las condiciones climáticas en la cima del campamento cambian rápido en una misma mañana. Todo para estar intacto y en alerta destacan un denario de Julio César, conmemorativo de su victoria sobre los germanos, y una moneda acuñada entre el 30 y el 29 a. C. con las efigies de Augusto y Agripa. Se suman

a estos restos, aquellos encontrados en las proximidades, como un casco de bronce con relieves, localizado en 1849 por un vaquero, o lo que se ha descrito como una cimera, encontrada en 1860. Esta visita es recomendable para todo aquel que disfrute de la montaña y del pasado. El paisaje estremecedor de Asturias desde las alturas. Imaginarse portar el peso de la impedimenta durante tantos kilómetros en ascensión. Las condiciones climáticas tan duras que en una misma mañana se puede acabar creyendo haber estado en dos sitios distintos. Viento, sol y niebla. Humedad, mucha humedad... Contemplar desde allí la bruma marina cuando se acaba de entrar en Asturias, las agrestes cumbres occidentales de Picos de Europa, el mismísimo Vindius, los valles del Lena y el Aller. Todo a nuestros pies… El silencio es inquietante en un lugar tan inhóspito. Hasta las escarpadas laderas recientemente desbrozadas estremecen con las retorcidas formas de

los restos quemados de sus arbustos. Descender vertiginosamente por los dobles fosos de proporciones aún imponentes. Ver como un pobre manantial condiciona todas las estructuras por la pura razón de supervivencia... Más que resultar evocador, todo parece estar intacto y en alerta. ◙

PARA SABER MÁS: • CAMINO, J.; ESTRADA, R.; VINIEGRA, Y. (2003): “La Carisa Camp”, Morillo,A. & Aurrecoechea J. (eds.), The roman army in Hispania: an archaeological guide, León, págs. 306-309. • CAMINO, J.; ESTRADA, R.; VINIEGRA, Y. (2001): El campamento romano de Vía Carisa en Astura Transmontana, págs. 261-271. • MARTINO, E. (2002): Roma contra cántabros y astures. Nueva lectura de fuentes, León.


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NOTICIASHR

Más información y fotografías en http://www.legioviiii.es/galeria/galeria.htm

La Asociación Hispania Romana crece un 40% en su primer año de vida Trece personas ingresaron el año pasado en Hispania Romana, lo que representa un crecimiento del 40% respecto al 2006. Este dato fue uno de los que se hicieron públicos durante la Asamblea General de la Asociación, que repasó los logros conseguidos durante 2007 y el estado de la organización. Más allá del aumento del número de miembros, el presidente de HR, David Sandoval, destacó que en el primer año de vida de la Asociación al margen de Nova Roma «fue satisfactorio comprobar que hay más implicación e ilusión por lo que hacemos». La Asamblea General dio su visto bueno a las cuentas presentadas y eligió a una nueva Junta Directiva, en la que repiten dos personas: David Sandoval, reelegido como presidente, y Roberto Pastrana, que pasa de vocal a secretario. La reunión anual de socios, que contó con la participación de más de la mitad de los miembros, constituyó una oportunidad para supervisar el estado de los proyectos que tiene en marcha la Asociación, entre los que sobresale la participación en las jornadas de reconstrucción de Lyon, a mediados de 2008, o la celebración de una nueva edición del campamento legionario, tras los buenos 24/11/2007.-

Dos momentos de los debates de la Asamblea General, celebrada en Olesa.

Nueva Junta Directiva de HR Presidente: David. P. Sandoval sceptia@yahoo.es Tesorero: José Gabriel Puche jgpuche@actuarios.org Secretario: Roberto Pastrana roberto.pastrana@yahoo.es Vocal: Arantxa Monteagudo legioviii2002@yahoo.es Vocal: Óscar Madrid marcus_flavius_lupus@yahoo.es

resultados de la experiencia organizada en Numancia el pasado mes de julio. También se repasó la labor de las comisiones encargadas de la reconstrucción de diferentes aspectos de la vida en la antigua Roma. Asimismo, la Asamblea General aprobó establecer en 50 euros la cuota a pagar por los socios este año y se dio un plazo de dos meses para satisfacerla. Este plazo finaliza el 1 de marzo de 2008.

EN CONSTRUCCIÓN ¿Te gusta la Historia? ¿Disfrutas escribiendo? ¿Se te da bien el dibujo? Seguro que puedes echarnos una mano para hacer una revista mejor. Colabora en su realización. e s c ri b e

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a a h o o .e s y r@ h o c ia c io n


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Jugando a ser oradores Aprender oratoria jugando. Con este objetivo se reunieron los socios de la AHR el pasado 27 de octubre. La sesión comenzó con una representación teatral de un texto clásico: un escándalo moral que –nos cuenta Flavio Josefo– sacudió la Roma del s. I. Un acaudalado caballero, Decio Mundo, soborna a los sacerdotes del templo de Isis para conseguir los favores Paulina, una bella y virtuosa matrona. Esta acude al templo engañada con el supuesto amor del dios Anubis, que no es otro que Mundo disfrazado. En este marco histórico y moral, 27/10/2007.-

dos equipos representaron un juicio contra Paulina, ¿mujer adúltera o humillada? (género judicial); tras el cual, otro dos presentaron propuestas sobre el destino de los bienes confiscados al templo, ¿Escuela de Virtud o Termas Nudistas? (género deliberativo). Como guía para preparar los discursos, se repasaron algunos consejos de Cicerón sobre retórica: argumentación, estructura y orden en los discursos, elocución, técnica de memoria, declamación. Otros medios de persuasión, no menos romanos, como el soborno, las amenazas o los abucheos, formaron también parte del juego.

Una ventana hacia los clientes de Caja Navarra

agenda 19 DE ENERO

Visita a la exposición SPQR Visita a la exposición “SPQR Senatus Populusque Romanus”, en la Fundación Canal (Madrid). 19 DE ENERO

Gastronomía antigua Evento organizado en Madrid para socios de HR, donde se podrán degustar diversos platos de la gastronomía romana. 20 DE ENERO

Entrenamiento legionario Prácticas del grupo de reconstrucción militar, en Madrid. 17 DE FEBRERO

Entrenamiento legionario Prácticas del grupo de reconstrucción militar, en Madrid. 1 Y 2 DE MARZO

Mercado romano de Sagunto

Representación del aseo y el vestuario de una matrona romana. 06/11/2007.- Los mejores proyec-

tos no pueden llegar a buen puerto si no cuentan con recursos. Por este motivo, la Asociación Hispania Romana participa en el proyecto “Tú eliges: tú decides” de Caja Navarra. La Asociación expondrá su proyecto cultural a los clientes de diversas sucursales de la entidad financiera para buscar su apoyo. Caja Navarra somete cada año a votación, para que sus clientes decidan, en qué invertir parte del presupuesto de su obra social, que en el año 2006 ascendió a 42 millones de euros. Esta cantidad se repartió entre más de 1.300 proyectos presentados por un millar de

entidades sin ánimo de lucro. Hispania Romana hizo su primera presentación en la oficina de la Caja, ubicada en la calle Zurbano (Madrid). En un intento de mostrar a los clientes de la entidad la vertiente divulgativa de HR, varios socios pusieron en escena dos charlas dramatizadas sobre los primeros momentos del día en una familia acomodada de la antigua Roma y sobre la equipación y las tácticas de las legiones. Durante 2008, HR realizará nuevas presentaciones de su proyecto en defensa del patrimonio. Los eventos, aún sin fecha fija, tendrán lugar en sucursales de Madrid y Navarra.

La Asociación ha sido invitada a participar en la celebración de un evento lúdico-cultural en Sagunto (Valencia). Los legionarios de la Legio VIIII patrullarán en el mercado romano organizado en esta milenaria ciudad. 7-9 DE MARZO

Reunión de HR en Zaragoza La Asociación Hispania Romana celebrará su primera reunión de 2008 en la provincia de Zaragoza. Para la ubicación de este evento se barajan dos posibilidades: Daroca y Calatayud. Información actualizada en http://legioviiii.ief.st/


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LAENTREVISTA

David P. Sandoval La Asamblea General celebrada a finales de noviembre  le ratificó como presidente de la Asociación Hispania Romana. En su segundo y último mandato, David P. Sandoval se propone consolidar un marco normativo ágil que permita a la asociación continuar su crecimiento, tanto en número de asociados como en actividades. —Para aquellos que no conocen HR, ¿podría explicar brevemente a qué se dedica esta asociación? ¿Cuáles son sus fines? —Hispania Romana es una asociación cultural que pretende aunar la recons-

todo el mundo aficionado al período romano en la península e ínsulas, dejando libertad siempre para elegir el grado de implicación del socio. Ante todo, esta Asociación está para disfrutar de nuestro pasatiempo.

pal, como he dicho, el querer disfrutar junto con otras personas de una afición cultural interesante. Intercambiar información de libros, de trabajos, enseñar objetos recreados y su forma de uso o finalidad, visitar conjun-

Hispania Romana estará este año en las jornadas de reconstrucción de Lyon trucción histórica, la investigación y la divulgación del conocimiento adquirido. Como tal, pretende ser punto de encuentro para

—¿Qué perfil o qué características comparten los miembros de esta Asociación? —El primero y princi-

tamente exposiciones, yacimientos, lugares de gran interés, y en suma pasar buenos ratos con personas afines. El siguiente, un

Fotos: R. P.

amor por la Historia, la hispanorromana, por supuesto, pero en general por una disciplina que resulta hoy día tan compleja y a la vez manipulable. Y por supuesto, el gusto por encontrarse con personas agradables y cuyos esfuerzos son, muchas veces, impresionantes. —Finalizado ya el año 2007 es buen momento para los balances. ¿Cuáles son las principales diferencias entre la Asociación que afrontaba el 2007 y la que acaba ese ejercicio? —La primera de todas es que nuestra Asociación es, aunque sea redundante, nuestra. Fuera del ámbito


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de Nova Roma, con quienes esperamos mantener aun relaciones, pero que considero una etapa ya pasada, tenemos más expectativas tanto de actuación como de crecimiento. Ha costado asentar ciertos procedimientos, pero claro... ¡nacimos como asociación en el 2003! Este año estamos quizá más cohesionados, con mayores grados de conocimiento de los mecanismos internos; tenemos más claros los medios y los fines, y hemos madurado en las relaciones interpersonales. El cambio mayor ha sido dejar los teclados para vernos las caras más a menudo. Y desde luego, la Legio ha sido el motor del cambio, pero como todos los motores, necesita una buena carrocería y mantenimientos. —¿Qué logros destacaría de lo conseguido en 2007? —Bueno, el hecho de haber acudido a los eventos a los que hemos ido y tenerlos compensados económicamente... Aparte de ese, el de asentar administrativamente gran parte de la Asociación, si bien queda mucho trabajo que es cansado, ingrato y poco lucido. También resaltaría el haber logrado dotarnos de una identidad propia partiendo de atrás. Creo que hemos consolidado muchas cosas. Otro logro es el de tener esta revista, un proyecto de muchos que nunca pensé que pudiera arrancar, y mira, estamos en el tercer número... —¿Cuáles son las actividades más importantes que ha llevado a cabo HR este año?

Dos de las actividades más representativas de HR durante 2007: el campamento legionario de Numancia (arriba) y su presencia en las jornadas divulgativas de Keltiberoi (derecha).

Foto: F. J. García Valadés

El año pasado dejamos de lado el teclado del ordenador para vernos las caras más a menudo

Las cuotas de 2008 serán 20 euros más baratas para tres de cada cuatro socios

—Destacaría tres: la reconstrucción, en verano, de un campamento legionario. Fue una actividad divertida, enriquecedora y gratificante. También hemos participado con nuestros amigos pintianos en Garray, en el segundo evento de Keltiberoi al que acudimos. Otra cosa que destacaría, de nuevo, es la publicación de la revista Stilus. —Usted ha sido reelegido como presidente. ¿Qué retos se plantea para el 2008? —En primer lugar, que todos los eventos en los que participemos no cuesten dinero al socio y dejen

un remanente importante a la Asociación, para futuras actuaciones como, por ejemplo, acudir a jornadas como las que se celebran en Lyon. Esta será la segunda salida de la Asociación fuera de España y espero que lo hagamos en mejores condiciones que la primera. Otro de los retos que me planteo es lograr una administración eficiente y clara que facilite la participación sin preocuparse mucho de las “tripas” de la Asociación. Quizá así consigamos participar en cada vez más eventos de divulgación, dándonos a conocer a todo el mundo y realizando una buena tarea, poniendo


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nuestros conocimientos de Roma al alcance de todos. Al fin y al cabo, nuestra tarea es popularizar las ideas, valores y visiones del mundo romano, de acuerdo con la realidad histórica. Otros compromisos son los de fomentar la implicación de los socios, el rodaje de ese ansiado cortometraje (o medio o largo) que bien puede ser ficción o documental. Y sobre todas las cosas, mi reto principal... ¡No volver a ser elegido para el 2009! (risas). —Dentro del conjunto de asociaciones afines, ¿qué ofrece de nuevo HR? —Destacaría que no somos simplemente un grupo de recreación, si bien es una de las principales actividades. Tampoco somos simplemente una sociedad de aficionados que se reúnen periódicamente para hacer lo que se puede hacer individualmente. Visitar una exposición con un colega que sepa de numismática, con otro ingeniero, con un epigrafista, con un arqueólogo, con un historiador, con un experto militar o con personas que tienen conocimientos más bien amplios da un mayor grado de satisfacción y de empaque a estas visitas. Nuestro punto de diferenciación, también, es que no somos elitistas o cerrados. Estamos abiertos a todo el mundo, con mayores o menores conocimientos, puesto que dentro de la Asociación, se van a “romanizar” gracias a los demás socios. La implicación por tanto es mayor y más personal. Y sobre todo, creo yo, que en este grupo nadie hará nada que no quiera ha-

cer, y encima lo hará con la participación de otros muchos. Creo, en suma, que es una comunidad excepcional y especial. Veremos si en el futuro, si crece, se pueden mantener estas características tan positivas. —Uno de los puntos que se debatieron en la última Asamblea General fue el de la cuota anual, que se estableció en 50 euros. ¿No es muy ambiciosa para una asociación tan joven? —El dinero es el nervio de la guerra y de la paz, y por ello siempre hay que tratar de gastar la menor cantidad posible para que la afición no sea muy onerosa. En 2007, más o menos un 75% de los socios pagaban 72 euros, frente a un 25% aproximado que pagaba 30 euros. En definitiva, se han bajado 20 euros a la mayoría y subido esa misma cantidad al resto. Creo que ahora mismo es un pago asequible, sin contar con que se ha aprobado una cuota especial de 20 euros para los menores de 21 años, ya que los jóvenes suelen tener poco dinero pero mucho entusiasmo y empuje. —¿En qué se dedica el dinero recaudado por la Asociación? —En primer lugar, a pagarme la próxima hipoteca (risas). No, en serio, prioritariamente a sostener los gastos fijos de la Asociación, como el seguro de responsabilidad civil, la web que está en marcha, los gastos administrativos propios de toda organización, la promoción de la Asociación y a iniciativas que

revierten sobre los propios asociados. Otro uso que se la da a las cuotas es la obtención de equip aciones útiles para los fines recreacionistas: tiendas, estacas, herramientas y materiales que nos permitan cubrir los objetivos que se marquen los socios.

Nova Roma es una etapa pasada, pero espero que mantengamos relaciones con esa asociación

—Antes comentaba que habrá una partida para iniciativas que reviertan en los socios. ¿A qué iniciativas se refiere? —Entre otras iniciativas, queremos regalar nuestro polo asociativo, una especie de “uniforme” que nos identifica y da cierta identidad, así como el otorgar un pañuelo legionario, el focale, a aquellos recreacionistas que más hagan por la Asociación. Otra idea es la de tratar que las reuniones sean aparte de una ocasión para debatir nuestros asuntos, una oportunidad para conocer una zona interesante ya sea por sus yacimientos, restos u otras características y que cueste poco al socio. El buscar siempre su participación en actividades culturales en condiciones mejores a las que se podrían obtener de manera individual. Y por supuesto, que el socio sea parte eficaz participando, ya de palabra, ya de obra, en aquello que nos haga a todos más felices. Esto es una afición... y como tal, hay que disfrutarla. —HR también pretende fomentar la conservación del patrimonio romano. ¿Cuáles son las acciones prioritarias para asegurar esta conservación? —En primer lugar, debo


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admitir que el año 2007 ha sido escaso, por no decir nulo, en este ámbito respecto de nuestras actuaciones. Si bien nuestras actividades de divulgación y de participación en ciertos eventos buscan esta finalidad, las mejores acciones son, a mi juicio, el actuar con cierta rapidez. En España la Historia, como digo, es una cenicienta, y la arqueología tiene que lidiar con una ley mediocre ─en comparación con otras como la británica─, una falta de sensibilidad muy acentuada y una indiferencia mortal para el patrimonio. Eso no quita que debamos buscar medios de denuncia, como el mandar

cartas de protesta a aquellas administraciones públicas responsables cuando seamos conocedores de una violación en el patrimonio, incluso llegando, si es el caso, a personarnos para realizar manifestación pública del desacuerdo con dicha violación. También una acción prioritaria será el contactar con asociaciones afines que puedan ampliar y amplificar el alcance de dicha defensa mediante el trabajo conjunto. En todo caso, es posible que busque, siguiendo mi apreciada afición a delegar, a un responsable para estas tareas. —¿Cómo pueden asociarse a la Asociación Hispania Romana las

personas interesadas? —Sencillo, mandando un correo a nuestro foro provisional (www.legioviiii.ief.st) e indicando su deseo de asociarse. Entonces recibirán un correo de un miembro de la Junta Directiva con los pasos a seguir. También se puede dirigir directamente a un miembro de la Junta Directiva [las direcciones de la directiva se puede consultar en la página 31], quien le indicará qué tiene que hacer. El pago se podrá efectuar a partir del 1 de enero de 2008 y a lo largo de todo el año, pagando la mitad de la cuota a partir del 1 de julio. Ya actualizaremos datos en el foro y página web.

—¿Dónde se podrá ver a la Asociación en acción este año? —Espero que en colegios y centros educativos, explicando el mundo romano a los alumnos. Espero que también en algunas ciudades emblemáticas como Sagunto, Guissona, Baeza, Lyon o Segovia, entre otros. Y también, por supuesto, en eventos como Keltiberoi en Garray (Numancia) y otros que están pendientes. En todo caso, también se podrá disfrutar, siendo socio, del castra campamento legionario, con más actividades y experimentaciones. Y siempre en visitas a yacimientos, exposiciones, museos y similares. Lo nuestro es afición.

Un buen espectáculo puede hacer mucho por la Historia —HR realiza eventos divulgativos apoyados en sus grupos de reconstrucción. ¿En qué estado se encuentran estas actividades en comparación con otros países de nuestro entorno? —En mantillas. Estamos en un país donde el mayor grupo en cuanto a medios y capacidades es, quizá, el del Proyecto Fénix de Tarragona, con su Legio VII. Hay muchos más grupos, como la Prima Germánica, los Septimani Seniores, los de Iruña Veleia, Orgenomescos, Legios IV y V, y más personas o entidades que tratan de darle más empaque al asunto. Pero de momento no existe una implicación de las administraciones públicas, como en países de nuestro entorno, como Alemania, Gran Bretaña o Francia. Echamos de menos más apoyo político. En muchas ocasiones se equipara la reconstrucción militar

romana con actos de apología del fascismo. Falta un conocimiento serio de la Historia por parte política para apostar por la divulgación como complemento al mundo académico. Y en el mundo de la enseñanza, sobre todo la superior, falta cierto acercamiento a la gente de la calle que permita evitar igualar Historia con libros polvorientos, quevedos viejos y ancianos resabiados y pedantes. La Historia puede estar viva, ser materia de conocimiento con estos medios. En el extranjero lo saben. Un buen espectáculo puede hacer mucho por la Historia, siempre que se sepa hacer. —Es una visión pesimista... —No todo es negativo; creo que el grupo de la Legio VIIII Hispana ha sabido crecer y aumentar su capacidad, siendo críticos con nuestros equipos y exigentes con nuestras

investigaciones. Si alguien de nuestro grupo dice “Esto se hacía así” siempre lo apoyará con un trabajo de investigación en fuentes primarias y en otras fuentes posteriores, argumentando el porqué de lo que hace o no hace. Y la discusión fluye siempre con las exigencias mínimas del respeto y de la coherencia. A este respecto, me gustaría hacer una mención especial e individual a varias personas que han dado un empuje muy enérgico a esta Asociación: Arantxa y Salvador, además de nuestro armero y suministrador, Jordi. Extiendo esta mención al resto que, en la sombra, callados, pero investigando sus libros, sus fuentes, dedicando tiempo, tratan de acercarnos a un mundo muy desconocido. Desde la humildad, estamos ahí, mejorando. Pero queda, en general en el panorama español, mucho, muchísimo por hacer...


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PASATIEMPOS

Los viajes de

Septimius

¿Has leído con atención Stilus? Veamos si recuerdas algunas nociones que han aparecido en este número. Por Roberto Pastrana.

Q

uerido primo Gneo: Supimos por un soldado licenciado que pasó por la ciudad, que te destinaron a Batavia y que estás bien. Nos alegramos de que la escaramuza con los caucos quedase

sólo en un susto. También se alegra tu madre, aunque lo niegue. Sigue sin comprender por qué te enrolaste en la legión, cuando podrías haber hecho carrera aquí. Para serte sincero, nadie lo entiende. Supongo que fue la vena excéntrica de tu padre. Los Septimios siempre fueron un poco raritos.

El caso es que tu madre se entristece cuando llegan las elecciones y piensa que tú podrías estar luchando por una magistratura. Tu venico Crescens, que nació el mismo año que tú, comenzó su carrera política al alcanzar la edad requerida. No le costó ser elegido para el primer puesto, el de ..................... Tampoco fue difícil su siguiente paso, el de ser ................, y no esconde su afán de llegar a ..................... de su ciudad natal. Lo logrará con el dinero que tiene su familia. Tiene gracia: ¿te acuerdas de que cuando éramos pequeños y jugábamos en la calle nadie quería a Crescens en su equipo? Pues mira donde ha llegado. No hay nada como ver tu nombre escrito en las paredes, pintado en .............. ................, para ser respetado. Y mientras, tú dando vueltas por el mundo y sin un puñado de harina para mezclar con agua y hacer un mísero plato de .............. Primo, ¡vuelve! soluciones en la página siguiente

Drusus, un centurión en Hispania Por Óscar Madrid

¡¡A LA C

ARGA,

La Legio Nona avanza por tierra de pintianos. Pero alguien acecha...

VACCE O

S!!

¡Legionarios, formación en círculo!

Esta es la razón de la alta tasa de mortalidad entre los centuriones.

¡¡¡¿EING?!!!

¡¡Pero dejadme entrar en el círculo,

MAMONEEES!!


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BREVIARIUM

punto de lectura

CONSPIRATIO. EL CASO.../Ben Pastor Seix Barral, 2007 - 448 págs.

BÁRBAROS Y ROMANOS EN HISPANIA Javier Arce

En el año 304 d. C., el soldado e historiador Elio Espartanio recibe el encargo de escribir la biografía del emperador Adriano, fallecido casi 175 años antes. Para ello deberá esclarecer los sucesos que rodearon la muerte de Antínoo, favorito del emperador, ahogado en extrañas circunstancias. Una novela detectivesca ambientada en el esplendor del Imperio romano.

¿Quién era...

J

(150-212 d. C.)

El siglo V d. C. es uno de los peor conocidos de la historia de la Península Ibérica. La llegada de los llamados ‘pueblos bárbaros’ suele presentarse como un período de ‘invasión’, caos y destrucción en el que se desintegran las estructuras políticas, administrativas y económicas romanas existentes, así como la estructura social de la Hispania romana. Este libro, sin embargo, revisa los textos disponibles para demostrar que ‘los bárbaros’ no pretendieron acabar con el Imperio sino integrarse y establecerse en él.

¿

Emilio Papiniano

Marcial Pons Ediciones, 2007 320 págs.

urista y experto en leyes al servicio del emperador Severo. Probablemente originario de Siria y pariente del emperador por afinidad, fue asesor del pretor prefecto y actuó como secretario del emperador desde el 194 al 202 d. C., respondiendo a las peticiones dirigidas Severo. En 205 d. C., sucedió a Fulvio Plautiano como prefecto pretorio. Escribió sobre asuntos legales tanto oficial como extraoficialmente, y entre sus obras más importantes destacan la titulada “Quaestiones”, recogida en 37 libros y finalizada antes del 198 d. C., y “Responsa”, publicada en 19 libros, entre los años 206 y 212 d. C. Su estilo es conciso y a la vez complejo, pero su argumentación y razonamiento son poderosos y demuestran un fuerte sentido de la equidad como fundamento del principio de imperio de la ley. Sus obras tuvieron una gran influencia incluso tras su muerte. Constantino le puso a la altura de los juristas Paulo y Ulpiano. La ley de citas de 426, que regulaba la recitatio de las obras de los juristas ante los tribunales (o sea, qué juristas podían ser invocados y los criterios para la decisión del juez ante opiniones diversas de estos) le concedió la preeminencia entre los juristas romanos clásicos, al establecer que, si no existía mayoría en un sentido o había empate entre Gayo, Paulo, Ulpiano, Modestino y él, prevalecía su opinión. En caso de que no se hubiera manifestado sobre el particular, el juez quedaba libre de elegir entre las opiniones presentadas por las partes. Al llegar al poder en 211, el emperador Caracalla le destituyó y permitió a los pretorianos darle muerte tras haberse negado Papiniano, ese mismo año, a justificar el asesinato de Geta, hermano del emperador. Por Francisco Bascuas.

SOLUCIONES A

Los viajes de

Septimius

1------------Quaestor 2------------Aedil 3------------Duovir 4------------Scripta actuaria 5------------Puls/pulmentum


p re se n ta .. .

de a c e t a La cinem

Clío

El siglo de la sangre JULIO CÉSAR Julius Caesar (1953) Director: J. L. Mankiewicz. Guión: W. Shakespeare/ J. L. Mankiewicz. Actores: Marlon Brando, James Manson, John Gielgud. Duración: 120 minutos.

Por David P. Sandoval.

Tras las guerras serviles, llegaron las guerras civiles. En esta época se ambientan dos grandes superproducciones: “Cleopatra” y “Julio César”. Ambas películas comparten mucho, tanto que podrían contarse una como continuación de la otra. Dirigidas por Joseph Leo Mankiewicz y protagonizadas por un rutilante elenco de estrellas, en la primera, todo acaba con la batalla que enfrenta a Marco Antonio contra Bruto (Filipos) mientras que en la segunda comienza con la batalla de César contra Pompeyo (Farsalia) y acaba con la derrota en el mar de Marco Antonio y Cleopatra ante un Octaviano poco Augusto (Actio). Por tanto, un recorrido por las guerras civiles más largas y sangrientas de Roma que derivarían, posteriormente, en el Principado de Augusto. Rodada la primera en estudio (salvo algún exterior) y la segunda, con mayor coste, en gran parte de España, ambas comparten, no obstante, la misma idea de vistosidad, de grandiosidad de Roma. En “Julio César”, un remedo del Coliseo recibe a Julio César triunfante ante Pompeyo, con rencores acusados entre ciertos senadores. Y naturalmente, las dudas de Bruto, la inquina de Casio (como el otro Casio de Otelo que es Yago) y el desbordante discurso de Marco Antonio en las escaleras de la Curia, forman parte de esa vistosidad. Aquí importa la palabra, el verbo violento, más que las túnicas de

fantasía, los soldados de chapa y otros aspectos pocos realistas. No ocurre así en la procesión inicial, con los lictores bien representados y el trabajo de documentación de ciertas prácticas religiosas y supersticiosas. En cuanto a “Cleopatra”, aun mutilada y maltratada, es uno de los mayores monumentos cinematográficos, grandioso como las Pirámides, y amplio como la

muchacho desquiciado, violento, cobarde; dejando el mando a Agripa en Accio por un mareo enfermizo o matando al embajador de Cleopatra–. Y por supuesto, los magníficos planos como la pompa de Cleopatra en Roma, bajo el reproducido Arco de Constantino, la tortuga de César en Alejandría o, sobre todo, la mejor batalla naval jamás rodada en cine. Pero los detalles cuentan. Las togas de los senadores son auténticas togas praetextas, las maniobras de la testudo son muy reales y la batalla está cuidada; si bien, en atención al espectador, un juego de maquetas, como en muchas otras películas bélicas, ayuda a componer la situación, hasta el punto que todo queda claro. Y por supuesto, la propia Cleopatra, representada como Isis junto a su hijo, Cesarión-Horus, junto con las

Historia. Si peca de megalomanía, de un excesivo protagonismo de Liz Taylor o de una cierta abulia interpretativa de Richard Burton, lo compensa el magnífico César interpretado por Rex Harrison –el mejor de todos, a mi juicio, y con una entrada en Alejandría magníficamente rodada– y el villano encarnado en Octaviano –impagables secuencias como un

joyas y demás adornos muy elaborados y cuidadosamente copiados. Sin duda, dos películas para disfrutar del ambiente y el sabor de Roma en sus guerras civiles; sangre, lucha por el poder, sexo sofisticado... Pedazos de la historia viva, narrada por Plutarco o Suetonio, y revividos, en el siglo XX, por un nuevo romano, Mankiewicz.

CLEOPATRA Cleopatra (1963) Director: J. L. Mankiewicz. Guión: J. L. Mankiewicz, R. McDougall, Sidney Bunchman. Actores: Elisabeth Taylor, Richard Burton, Rex Harrison. Duración: 240-330 minutos.


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