Patagon Journal Nº 16 www.patagonjournal.com
REVISTA DE LA PATAGONIA
NATURE - CULTURE - TRAVEL - OUTDOORS / NATURALEZA - CULTURA - VIAJES - AIRE LIBRE
Patagonian
Ice Fields
Campos de Hielo Patagónicos
Exploring the Last Frontier of Patagonia Explorando la última frontera de la Patagonia
Bruce Chatwin’s “In Patagonia” at 40
“En la Patagonia” de Bruce Chatwin cumple 40 años
Can Chile Protect its National Parks? Nº16
¿Puede Chile proteger sus parques nacionales? The Ethics of Catch and Release Fly Fishing La ética de la pesca con devolución PLUS Touring Peninsula Valdes Viaje a Península Valdés Chile $4.500 / Argentina $90.00 / USA and other countries $10.95
ED. 16 - SUMMER / VERANO 2018
18
38
contents
<contenidos>
10
48
64
FEATURES ARTÍCULOS EXPLORATION / EXPLORACIÓN
10 Nomads on the Ice Nómadas en los hielos By Andrés Pinto Photos by Carlos Hevia
18 Crossing the Southern Patagonian Ice Field Travesía en el Hielo Patagónico Sur By Pablo Besser
26 Cedomir Marangunic: Between Summits and Ice Entre cumbres y hielos
LITERATURE / LITERATURA
By Tomás Moggia
By Patrick Nixon
INTERVIEW / ENTREVISTA
PHOTO ESSAY / ENSAYO FOTOGRÁFICO
32 Gino Casassa Documenting Climate Change and the Rapid Retreat of Patagonian Glaciers Documentando el cambio climático y el rápido retroceso de los glaciares patagónicos
48 Bruce Chatwin: In Patagonia at 40 En la Patagonia cumple 40 años
DEPARTMENTS SECCIONES CURRENTS ACTUALIDAD
82 The end of HidroAysén, Llanquihue: City of Wetlands, and Climate Change Disaster El fin de HidroAysén, Llanquihue: Ciudad de Humedales, Desastre producto del cambio climático.
54 Nature is My Teacher La naturaleza es mi maestra
BOOKS LIBROS
By João Paulo Barbosa
y Península Antártica”
86 “Aves de Chile: Sus Islas Oceánicas FLY FISHING PESCA CON MOSCA
DESTINATIONS DESTINOS
88 Catch and Release Pesca con devolución
By Jimmy Langman
64 Touring Península Valdés Recorriendo Península Valdés
By Jack Miller
NATIONAL PARKS / PARQUES NACIONALES
By Wayne Bernhardson Photos by Kevin Zaouali
94 Protecting top predators at Península Valdés
38 Chile’s National Parks: The Big Challenge Ahead Parques Nacionales de Chile: Un gran desafío por delante By Cristóbal Pérez
Conservando depredadores tope en Península Valdés
78 The Rise of Mapuche Cuisine El auge de la cocina mapuche By Zoe Baillergeon
COVER/PORTADA: Campo de Hielo Norte. Photo by PABLO VALENZUELA VAILLANT
Patagon Journal
ENVIRONMENT MEDIO AMBIENTE
1
By Romina Bottazzi
95 DIRECTORY DIRECTORIO
editor’s letter <editorial>
Exploring Patagonia Explorando la Patagonia
E
ven today, as technology advances and transportation links improve, Patagonia still includes areas that are very much a last frontier for explorers, and none more than the several hundred glaciers that encompass the vast Patagonian Ice Fields. In this edition, we include three stories about three generations of explorers of the Patagonian ice. Andres Pinto, a young mountain climber from Chile, writes about his recent odyssey battling the unforgiving conditions of the Southern Patagonian Ice Field. Pablo Besser, perhaps the greatest-ever explorer of the Patagonian Ice Fields, contributes an essay about his experience completing the first longitudinal crossing of the southern ice fields in 1999, and how, almost 20 years later, the ice fields and exploration itself have gone through profound changes. And we profile Cedomir Marangunic, one of the pioneers in the annals of Chilean mountaineering, who explored the ice fields together with none other than the legendary British mountaineer Eric Shipton in the early 1960s.
I
ncluso hoy en día, pese a que la tecnología avanza y la accesibilidad mejora, la Patagonia todavía posee áreas que en gran medida son una última frontera para los exploradores, sobre todo los cientos de glaciares que abarcan los vastos Campos de Hielo Patagónicos. En esta edición, incluimos tres historias sobre tres generaciones de exploradores del hielo patagónico. Andrés Pinto, un joven montañista de Chile, escribe sobre su reciente odisea luchando contra las implacables condiciones del Campo de Hielo Patagónico Sur. Pablo Besser, quizá el mejor explorador de los Campos de Hielo Patagónicos, contribuye con un artículo sobre su experiencia completando el primer cruce longitudinal del Hielo Sur en 1999, y cómo, casi 20 años después, los campos de hielo y la exploración en sí misma han sufrido cambios profundos. También incluimos un perfil de Cedomir Marangunic, uno de los pioneros del montañismo chileno, quien exploró los campos de hielo nada menos que con el legendario expedicionario británico Eric Shipton a principios de la década de 1960.
I remember when I first traveled to Chile way back in February 1995, and my closest companion during my journey was Bruce Chatwin’s beautifully written book In Patagonia. Patagon Journal pays its respects to Chatwin on the 40th anniversary of the publication of this classic work of travel literature. And when it comes to ecotourism, I can’t think of a better place in South America to see up close whales and other charismatic wildlife than Peninsula Valdes on Patagonia’s Atlantic coast. The veteran travel writer Wayne Bernhardson gives tips on how to go and talented photographer Kevin Zaouali provides spectacular images of what you can see there. As we enter our seventh year, we’re proud of what we have produced so far, and have great plans for 2018 and beyond! The mission of Patagon Journal is to build a greater understanding, appreciation and environmental protection of Patagonia and the world’s last wild places. Please consider supporting us as a subscriber, sponsor, or donor. Thank you. Recuerdo cuando visité Chile por primera vez allá por febrero de 1995, y mi compañero de viaje más cercano fue el libro En la Patagonia, bellamente escrito por Bruce Chatwin. Patagon Journal rinde homenaje a Chatwin en el cuadragésimo aniversario de la publicación de esta clásica obra de literatura de viajes. Y cuando se trata de ecoturismo, no puedo pensar en un lugar mejor en América del Sur para ver de cerca ballenas y otros animales carismáticos que Península Valdés, en la costa atlántica de la Patagonia. El veterano escritor de viajes Wayne Bernhardson entrega consejos sobre cómo ir y el talentoso fotógrafo Kevin Zaouali proporciona espectaculares imágenes de lo que puedes ver allí. Al ingresar a nuestro séptimo año, estamos orgullosos de lo que hemos producido hasta ahora y tenemos grandes planes para el 2018 y el futuro. La misión de Patagon Journal es construir una mayor comprensión, aprecio y protección medioambiental de la Patagonia y los últimos lugares salvajes del mundo. Considera apoyarnos como suscriptor, patrocinador o donante. Gracias. Jimmy Langman, Executive Editor
Cuarenta y cinco años en el desarrollo P R E S E N TA N D O
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Patagon Journal
5
contributors this issue <contribuyeron en esta edición> ANDRÉSPINTO
PABLOBESSER
JOAOPAULOBARBOSA
An avid mountain climber for ten years and ins-
Pablo Besser, an orthopedic surgeon, has partici-
João Paulo Barbosa, from Brazil, has worked
tructor for the University of Chile Mountaineering
pated in numerous expeditions and first ascents
as a historian and professional photographer for
Club, Andrés Pinto has written for publications
of mountains and ice in Patagonia since the early
more than 20 years. His photography encom-
such as Outdoors and works professionally on
1990s and is one of Chile’s most accomplished
passes diverse subjects and has included travel
environmental conservation projects. His story
mountaineers. He is the only person to have ever
to all corners of the globe, garnering him a shelf
in this edition is about an expedition in February
completed what he dubs the “Grand Slam Patago-
full of awards from National Geographic, Banff
2017, part of the Vida Glaciar project co-spon-
nico,” completing a longitudinal crossing of both
Centre, Memorial Maria Luisa and others, inclu-
sored by Patagon Journal, which aims to raise
the Southern Patagonian Icefield (1998) and the
ding first prize in the environment category of
awareness about glacier protection issues.
Northern Patagonian Icefield (2006).
Patagon Journal’s Third Patagonia Photo Contest
Ávido montañista con diez años de experiencia
Pablo Besser, traumatólogo y ortopedista, ha
last year. More info at www.ashramphoto.com
e instructor del club de montañismo de la Uni-
participado en numerosas expediciones y pri-
João Paulo Barbosa, de Brasil, ha trabajado como
versidad de Chile, Andrés Pinto trabaja profe-
meros ascensos de montañas y hielos en la Pata-
historiador y fotógrafo durante más de 20 años. Su
sionalmente en proyectos de conservación del
gonia desde principios de la década de 1990, y es
fotografía abarca diversos temas y ha incluido viajes
medioambiente. Su historia en esta edición es
uno de los montañistas más destacados de Chile.
a todos los rincones del mundo, conformando un
sobre una expedición de febrero de 2017, par-
Es la única persona que ha completado lo que él
estante lleno de premios de National Geographic,
te del proyecto Vida Glaciar, copatrocinado por
llama el «Grand Slam Patagónico», completando
Banff Center, y otros, incluido el primer premio en
Patagon Journal, que tiene como objetivo crear
un cruce longitudinal tanto en el Campo de Hie-
la categoría de medioambiente del Tercer Concurso
conciencia sobre los problemas de protección
lo Patagónico Sur (1998) como en el Campo de
de Fotografía de la Patagonia realizado por Patagon
de los glaciares.
Hielo Patagónico Norte (2006).
Journal. Más información en www.ashramphoto.com
KEVINZAOUALI
JACKMILLER
ROMINABOTTAZZI
After studying biology for four years at Univer-
Jack Miller first arrived to Patagonia in 1964.
At just 6-years-old, Romina Bottazzi already
sidad Nacional de la Patagonia in Argentina,
The five months he spent hiking and climbing in
had learned to dive and assist her father with
and a year of studying film at Centre Factory in
the region established a strong bond with Pata-
the whale watching excursions that their family
France, Kevin Zaouali has since dedicated his
gonia that had him returning to explore almost
pioneered in Península Valdés. Today, she helps
life to photographing and filming nature around
every year. A former trip leader for Mountain
runs the Bottazzi Whale Watch company, based
the world. He has lived in five countries, and
Travel, Jack is a contributing editor to Patagon
in Puerto Pirámides, and is founder and director
is currently based in Lyon, France, where he is
Journal and has written for National Geographic,
of Fundación Protejamos Patagonia which ca-
a freelance photographer and director of Lyra
GEO and American Alpine Journal.
rries out environmental education campaigns to
Films. More info at www.kevinzaouali.com
Jack Miller llegó por primera vez a la Patagonia
protect the puma and other wildlife in the region.
Después de estudiar biología durante cuatro años
en 1964. Los cinco meses que pasó haciendo
Con apenas 6 años, Romina Bottazzi ya había
en la Universidad Nacional de la Patagonia en Ar-
caminatas y escalando en la región lo hicieron
aprendido a bucear y a colaborar con su padre
gentina, y luego de estudiar cine por un año en el
establecer un fuerte vínculo con la Patagonia, al
en las excursiones de avistamiento de ballenas,
Centre Factory de Francia, Kevin Zaouali ha de-
punto que lo ha traído de vuelta a explorar casi
en las que su familia fue pionera en Península
dicado su vida a fotografiar y filmar la naturaleza
todos los años. Exlíder de viaje de Mountain Tra-
Valdés. Hoy, ella ayuda a dirigir la compañía Botta-
en todo el mundo. Ha vivido en cinco países, y
vel, Jack es un editor contribuyente de Patagon
zzi Whale Watch, y es fundadora y directora de la
actualmente está radicado en Lyon, Francia, donde
Journal y ha escrito para National Geographic,
Fundación Protejamos Patagonia, la cual realiza
es fotógrafo independiente y director de Lyra Films.
GEO y American Alpine Journal.
campañas de educación ambiental para proteger
Más información en www.kevinzaouali.com
al puma y otros animales salvajes de la región.
6
Patagon Journal
exploration <exploración>
The Patagonian Ice Fields Los Campos de Hielo Patagónicos E
ighteen thousand years ago, an ice sheet covered most of Chile and southern Argentina. Today’s Patagonian Ice Fields are its last remnants, which consist of two non-contiguous sheets—the Northern Patagonian Ice Field and the Southern Patagonian Ice Field, the world’s third-largest continental ice sheet after those of Antarctica and Greenland. Altogether, these ice fields span 17,200 square km (6,640 square miles), with 90 percent of the glaciers in Chilean Patagonia. The Patagonian Ice Fields are a desolate, white landscape, with some mountain peaks rising more than 3000 meters high (9,842 feet) and often inhospitable weather and knock down winds. Legendary British mountaineer Eric Shipton, who between 1958 and 1961 led three expeditions to the ice fields, once described its extraordinary environment this way: “The incessant wind, heavily charged with moisture, forms immense deposits of rime, draping vertical precipices, building vast cornices on the windward side of the ridges and a fairy-land of weird shapes, minarets, giant mushrooms, jutting gargoyles, all with a floral pattern of ice crystals.
8
Seen from a distance, it is beautiful; to be in the midst of it is fantastic.” Exploration here did not truly begin until 1913, when German mountaineer Federico Reichert entered the ice cap via Perito Moreno Glacier. In 1931, Father Alberto De Agostini notably accomplished the first east to west crossing of the Southern Patagonian Ice Field, in 20 days trekking and climbing from Lake Argentino to Falcon Fjord on the Pacific. Still, as Pablo Besser recalls in his essay in this edition of Patagon Journal, it was not until 1999 that anyone was able to complete a longitudinal crossing of the Southern Ice Field, when he and three other Chileans - Jose Pedro Montt, Mauricio Rojas, and Rodrigo Fica - achieved the feat after making their way down and over, what had been up until then, the “impassable” Reichert Fault. The Patagonian Ice Fields remain largely a frontier landscape, with the border in the southern sheet still not even agreed upon by Chile and Argentina as each country eyes the enormous fresh water resources preserved in the glacial ice. It’s also a threatened environment, with climate change more than doubling the pace of glacial retreat over the past two decades.
Patagon Journal
H
ace dieciocho mil años, una capa de hielo cubría la mayor parte del Chile y sur de Argentina. Los hielos patagónicos actuales son sus últimos remanentes, que consisten en dos láminas no contiguas: el Campo de Hielo Patagónico Norte y el Campo de Hielo Patagónico Sur, la tercera capa de hielo continental más grande del mundo después de las de la Antártica y Groenlandia. Juntos, estos campos de hielo abarcan 17.200 kilómetros cuadrados, con el 90 por ciento de los glaciares ubicados en la Patagonia chilena. Los Campos de Hielo Patagónicos son un paisaje desolado, blanco, con algunos picos montañosos que se elevan a más de 3.000 metros de altura y con un clima inhóspito y vientos devastadores. El legendario montañista británico Eric Shipton, quien entre 1958 y 1961 dirigió tres expediciones alli, una vez describió su extraordinario entorno de esta manera: “El viento incesante, fuertemente cargado de humedad, forma inmensos depósitos de escarcha, esculpiendo precipicios verticales, construyendo enormes cornisas por el lado de barlovento, y una tierra de hadas plagada de formas extrañas, minaretes, hongos gigantes, gárgolas sobresalientes, todo con un patrón de cristales de hielo. Visto desde la distancia, es hermoso; estar en el medio es fantástico”.
Patagon Journal
La exploración allí realmente no comenzó hasta 1913, cuando el montañista alemán Federico Reichert ingresó a la capa de hielo a través del glaciar Perito Moreno. En 1931, el padre Alberto De Agostini realizó el primer cruce de este a oeste del Campo de Hielo Patagónico Sur, tras 20 días caminando y escalando desde el lago Argentino al fiordo Falcón en el Pacífico. Sin embargo, como Pablo Besser recuerda en su artículo en esta edición de Patagon Journal, no fue hasta 1999 que alguien pudo completar el cruce longitudinal del Campo de Hielo Sur, cuando él y otros tres chilenos -José Pedro Montt, Mauricio Rojas y Rodrigo Fica- lograron la hazaña después de descender y sobrepasar lo que hasta entonces había sido la “impasable” falla Reichert. Los Campos de Hielo Patagónicos siguen siendo en gran parte un paisaje fronterizo, con los límites de la capa sur aún no acordados íntegramente por Chile y Argentina, mientras cada país observa los enormes recursos de agua dulce preservados en el hielo glaciar. También es un entorno amenazado, con el cambio climático más que duplicando el ritmo de retroceso de los glaciares en las últimas dos décadas. (J.L.)
9 PABLO VALENZUELA VAILLANT
Nomads on
Nómadas en los hielos Text by ANDRÉS PINTO Photos by CARLOS HEVIA
Campsite on the plateau of the Southern Patagonian Ice Field. Campamento sobre la meseta del Campo de Hielo Sur.
W
hat profound silence. There, on that vast and isolated Patagonian landscape, the look on my companions’ faces expressed the same distress I was feeling.There was no turning back, no escaping whatever fate had in store for us. Just a few minutes earlier, we were waving goodbye to Marcus, who brought us by boat to that cold and solitary beach off the side of O’Higgins Glacier. He was the last person we would see for three long weeks. “What do we do now?” we seemed to ask one another in silence. We had loaded our backpacks with all they could hold in preparation for the long voyage to the central plateau of the Southern Patagonian Icefield, the world’s third-largest continental ice mass after Antarctica and Greenland. Our purpose in those remote lands was to climb the Lautaro Volcano and Mount O’Higgins which have been climbed only once, by Cedomir Marangunic, Eduardo García, and others in the
10
early 1960s. In part, it was the stories of these pioneers that had brought us there. But more importantly, it was our desire to enter into a world of diffuse horizons and uncertain limits, to become nomads in the middle of a frozen and ice-cracked sea, its stark beauty protected by implacable and unpredictable forces of nature that test you at every moment. We made our way into a labyrinth that had been formed by the patient work of the immense, receding O’Higgins Glacier over an unfathomable time scale. As Erick and I were fighting against the Patagonian wind, which strikes with fearsome force here, Carlos turned his head and yelled, “Hey guys, what is this?” His worried shriek warned of the desolate landscape ahead. A violent, rough moraine appeared at our feet -- there below a powerful river ran until it disappeared into the sides of the glacier. We just stared in disbelief.We dropped
Patagon Journal
the ice
exploration
<exploración>
en un proceso que habla de otra escala de tiempo. Mientras Erick y yo luchábamos contra el fuerte viento patagón, que en esa zona cobra una fuerza temible, Carlos giró su cabeza para gritar: “¿Chicos, qué es esto?”. El inquietante alarido auguraba un paisaje desolador. Una morrena violenta y rugosa se mostraba a nuestros pies, allá abajo, donde corría un potente río que se perdía en las murallas laterales del glaciar. Miramos sin encontrar respuesta alguna. Dejamos la carga ahí y decidimos volver a la playa, quizá con la esperanza –ilusa, por cierto- de que Marcus estuviera esperándonos para llevarnos de regreso a la civilización. Quizá simplemente necesitábamos adaptarnos a ese entorno de la forma más dura, realizando varios porteos de nuestro equipo. Sinceramente, esa noche no se habló mucho.
Un porteo sin tregua
E
Q
ué silencio tan profundo. Allí, en esa vastedad y aislamiento tan propio de la Patagonia, las caras de mis compañeros eran elocuentes: denotaban la misma angustia que sentía yo. Era el momento en que ya no parecía haber marcha atrás, ese umbral a partir del cual quedábamos entregados a nuestra suerte. Pocos minutos antes alzábamos nuestros brazos para despedir a Marcus, quien nos había trasladado en su embarcación hasta esta solitaria y fría playa ubicada a un costado del glaciar O’Higgins. Fue la última persona que vimos durante tres largas semanas. ¿Qué hacemos ahora?, parecíamos preguntarnos de forma silente. Cargamos nuestras mochilas con lo que más pudimos con la intención de realizar un porteo largo, lo más cerca posible de la meseta central
del Hielo Patagónico Sur, la mayor extensión de hielos continentales tras la Antártica y Groenlandia. Nuestro objetivo en aquellas tierras remotas era ascender el volcán Lautaro y el monte O’Higgins, ese que todavía registra apenas una ascensión, realizada, entre otros, por Cedomir Marangunic y Eduardo García a principios de los 60’. En parte eran esas mismas historias de pioneros las que nos habían llevado hasta allí. Pero quizá lo más relevante era entrar a un mundo de horizontes y límites difusos, ser nómades en medio de un mar gélido y agrietado, una belleza resguardada por fuerzas de una naturaleza implacable e impredecible, que te pone a prueba a cada instante. Nos adentramos en un laberinto que había sido labrado pacientemente por el retroceso del inmenso glaciar O’Higgins,
Patagon Journal
11
ra el quinto día de expedición y la cuarta noche que pasábamos en el refugio ubicado donde el glaciar O’Higgins se desprende de la meseta superior del Hielo Patagónico Sur. Temprano en la mañana partimos nuevamente a la playa con el fin de realizar el último porteo. ¿El tiempo? Malo; inhóspito, más bien, como todos los días que llevábamos allí. Cargamos las cosas una vez más y nos adentramos en el ya familiar laberinto. A esas alturas, la morrena no nos asustaba, teníamos el camino memorizado, pero sí causaba estragos en nuestros lastimados tobillos. Sin embargo, en la retina teníamos algunos atisbos de lo que era el Campo de Hielo y eso nos levantaba el ánimo. Desde el refugio, el monte O’Higgins se escondía recelosamente de nuestras miradas lujuriosas, y sólo un par de veces tuvimos la opción de observar su hermosa cumbre. Jugando el mismo juego, entre nube y nube se asomó el Ilse, cerro que fue bautizado así en honor a la expedicionaria alemana Ilse Von Rentzell, quien exploró esta área en los albores del siglo XIX. Pero el volcán Lautaro, para nuestro pesar, nunca posó ante nuestros ojos durante la primera semana.
exploration <exploración>
Seracs on the Great Plateau. Seracs en la Gran Meseta.
our gear there and decided to go back to the beach, perhaps with the delusionary hope that Marcus would be waiting there to take us back to civilization. Or maybe we just needed to adapt to this environment the hard way, making various trips in order to haul the gear across. Honestly, that night we spoke very little.
Portage without pause
I
t was the fifth day of the expedition, and our fourth night in a shelter located where O’Higgins Glacier comes off the uppermost plateau of the Southern Patagonian Icefield. Early in the morning, we left the beach once again for our final portage. The weather? Bad, inhospitable, very much like all of our days there. We packed our things once again and went into the now familiar labyrinth. At this point, the moraine no longer frightened us because we had memorized the path, but it ravaged our aching ankles. Still, we had glimpses of the Patagonian Icefield as we advanced and this lifted our spirits. From the perspective of our shelter, Mount O’Higgins seemed to conceal itself, as though wary of our looks of longing. Only twice could we make out its beautiful peak. Playing the same game, peeping out occasionally from between the clouds, was the Ilse, a peak named in honor of the German expeditionary Ilse Von Rentzell, who explored this area at the dawn of the 19th century. But to our great regret,
12
Ese último día de porteo fue eterno. Las horas transcurrían con una lentitud pasmosa, y antes de montarnos en el primer glaciar, la lluvia se desató con furia, sin ningún tipo de misericordia. Eran cerca de las 19 horas y aún nos quedaba mucho camino por delante. Con nuestros crampones puestos empezamos a remontar el hielo, paso a paso, metro a metro, sorteando grietas y buscando la ruta idónea. El aguacero no cesaba, y para peor, el viento empezaba a soplar cada vez más fuerte. Poco a poco nuestros cuerpos comenzaron a resentirse frente a la tempestad, con un frío que calaba hondo, pero que al mismo tiempo nos impulsaba a movernos con rapidez. Hay veces en que simplemente hay que saber mantenerse en movimiento. La luz se apagaba en el horizonte y nos vimos obligados a sacar nuestras linternas frontales. En una jornada sin tregua, ya anocheciendo ingresamos al refugio, estilando, sin una gota de calor. Al menos habíamos terminado la tediosa tarea de portear todo el equipo hasta la meseta central del Hielo Patagónico Sur. Ese era el gran consuelo.
Cavilaciones y determinaciones
T
eníamos que decidirnos pronto. Partíamos al día siguiente o nos quedábamos aguantando la tormenta que se avecinaba. Las opciones se resumían
Patagon Journal
the Lautaro Volcano never revealed itself before our eyes that first week. On our final day of portage, the hours passed so slowly that time seemed to stand still. And before we even got onto the first glacier, the rain poured with merciless fury. It was close to 7 p.m., and we still had far to travel. Our crampons on, we began to climb the ice, step by step, meter by meter, bridging gaps in the ice and searching for a suitable route. The downpour would not stop, and to make things worse, the wind began to blow harder by the minute. Little by little, our bodies felt the punishing effects of the storm and its penetrating coldness, but it also pushed us to move quickly. There are times when you must know to simply keep moving. As the light faded in the horizon, we took out our headlamps. After an entire day without stopping, we returned to our tent, dripping wet and chilled to the bone. We had at least finished the tedious task of getting all of our equipment to the central plateau of the Southern Patagonian Icefield. We could take comfort in that.
Rumination and resolutions
W
e had to decide quickly. Would we leave the next day, or stay put and weather the approaching storm? Our options were to go forward into the rain with low visibility, or endure the next five days holed up in a tent. We opted for the former. According to our calculations, if we moved on the next day, we would be on track to reach the Eduardo Garcia Shelter by the day’s end, where we would have a chance of waiting out the worst of the storm under a solid roof. But nature has its own ideas, irrespective of human desires, and the next morning we awoke to blinding, white-out conditions. The hills we contemplated the night disappeared without a trace. We only learned that we were in the skirt of Lautaro Volcano after hiking for two days across the Hickens Corridor. Silence again took hold amongst us. Without speaking, we broke camp, prepared our sleds and skis, and departed, tentatively, in a straight line into the unknown. On the first stretch, we simply had to retrace our steps. Confused, we consulted the GPS, but the information it gave only perplexed us more. Then we saw the tracks. “We’re not alone,” we thought. But incredibly, these were our own footprints which we had left just hours earlier. We must have been moving in a large circle. Bewildered, we decided to look more closely at the GPS. That’s when, suddenly, the walls and mountains surrounding us reappeared. Is that the Lautaro again? Are we behind the Pyramid mountain range? It took us awhile, but we finally
a salir con lluvia y poca visibilidad, o soportar cinco días enclaustrados en la carpa. Optamos por la primera. Según nuestros cálculos, si lográbamos avanzar ese día, quedaríamos bien encaminados al refugio Eduardo García, lo que nos daba una chance de enfrentar lo peor de la tormenta bajo techo. Pero la naturaleza tiene su propio afán, ajeno a las pretensiones humanas, y la mañana siguiente se presentó ciega. De los cerros que contemplamos la noche anterior no había ni rastro. Sólo sabíamos que estábamos en la falda del volcán Lautaro después de dos días cruzando el corredor Hickens. El silencio volvió a apoderarse de nosotros. Mudos, levantamos campamento, armamos los trineos y los esquíes, y salimos en fila rumbo a lo desconocido, casi a tientas. En el primer tramo simplemente debíamos volver sobre nuestros pasos. Confusos y con poca certeza, consultamos el GPS, pero la información que nos proporcionaba nos desconcertaba. Y encontramos huellas. “No estamos solos”, pensamos. Pero no, increíblemente, eran nuestras propias pisadas. Marcas de algunas horas atrás: estábamos dando vueltas en círculo. Abrumados, decidimos trabajar de forma más seria con el GPS. Al rato, murallas y cerros aparecieron de la nada. ¿Ese es el Lautaro, de nuevo? ¿Estamos detrás del cordón del Pirámide? Costó, pero por fin nos ubicamos con certeza. Hacía frío y había que caminar, y mucho. A la distancia, el portezuelo que lleva al glaciar Marconi se asomaba como jugando a las escondidas. Con buenas condiciones de nieve, intentamos randonear sin pieles para avanzar
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“We made our way into a labyrinth that had been formed by the patient work of the immense, receding O’Higgins Glacier over an unfathomable time scale.” “Nos adentramos en un laberinto que había sido labrado pacientemente por el retroceso del inmenso glaciar O’Higgins en un proceso que habla de otra escala de tiempo”.
Dead ice at the start of Viedma Glacier. Hielo muerto, al inicio del glaciar Viedma.
managed to orient ourselves. It was cold, and we had to walk a lot more. In the distance, the pass leading to Marconi Glacier appeared to be playing hide-and-seek. With good snow conditions, our plan was to conduct our ski tour without skins to make faster progress. Unfortunately, it was not to be. Out of nowhere, we came upon a new crevassed terrain that led into Chico Glacier. Once again, in our constant search for bridges, we found ourselves instead in a labyrinth, leaving us no option other than to set up camp. We needed rest. But Patagonia has its rewards; after much hard work it delivers small doses of ecstasy. The rain stopped, the winds died down, the clouds began to lift, and an afterglow tinged the horizon. To our left appeared the Marconi mountain range with its two shining stars -- the peak of Chaltén, or Mount Fitz Roy, and beyond that, Cerro Torre.
A stormy shelter
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he storm would not stop. Inside the shelter, the windows steamed over as we played one card game after another. After being holed up there for two days, we just wanted to leave.The night we got there, we arrived literally soaked. Now, in the warm shelter, the storm was again testing our strength and patience in other ways. We at least had gotten some rest, but the
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más rápido, pero no hubo caso. De la nada surgió un nuevo campo de grietas que desembocaría en el glaciar Chico. Nuevamente en nuestra incesante búsqueda de puentes nos adentramos en un laberinto, y no quedó más opción que armar campamento. Había que descansar. Pero la Patagonia recompensa. Después de tanto trabajo entrega pequeñas dosis de éxtasis. La lluvia paró, el viento amainó, las nubes comenzaron a subir y el arrebol tiñó el horizonte. A nuestra izquierda asomaba el cordón del Marconi, teniendo como estelares la punta del Chaltén –o Monte Fitz Roy- y más allá, el cerro Torre.
Un refugio tormentoso
L
a tormenta no paraba. Adentro del refugio las ventanas se empañaban y nuestros juegos de naipes se repetían una y otra vez. Queríamos salir, ya llevábamos dos días encerrados. La noche en la que llegamos allí lo hicimos empapados, literalmente. Ahora, en la calidez del refugio, nuevamente la tormenta ponía a prueba nuestra fortaleza y nuestra paciencia. Al menos habíamos logrado descansar, pero los reportes del tiempo no eran alentadores, y nuestro ánimo decayó. La espera se volvía eterna. Quizá a la mañana siguiente. Un nuevo día, y seguía nevando. Todo parecía repetirse. Sin embargo, a las 10 am los primeros rayos de luz surgieron por entre las nubes. Decidimos ascender
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exploration
<exploración>
weather reports were not encouraging and our spirits were falling. The wait felt eternal. Maybe the next morning, we thought. A new day, and it was still snowing. It was like the days were repeating themselves. However, finally, at 10 a.m. the first rays of light broke through the clouds. We decided to try to climb the Gorra Blanca, but fate would not allow it. Wind, and then more wind, and then more snow, stymied even the thought of it.That afternoon, the storm calmed and we headed toward the Circo de los Altares. We had dreamt of gazing on the iconic granite walls of Chaltén and Cerro Torre from there, surrounded by those upright, secondary spires. We left behind the Eduardo García Shelter, named after a man who, in his lifetime, was a member and instructor in our very own University of Chile Mountaineering Club. At times, a deep blue sky would struggle to emerge from the middle of the grey vault, pleasing us with vestiges of celestial blue and lifting our mood. At least the snow was good, and we were able to make swift progress. At the bottom, the Lautaro’s farewell felt almost like an invitation for us to return and, this time, climb it. Suddenly, though, everything was concealed again and it began to rain. It was that blinding horizontal rain, which strikes violently and, maybe even worse, leaves one completely drenched on one side and dry on the other, so that one is cold and warm at the same time. With almost no visibility, we moved forward yet again in virtual blindness. Whump! I was suddenly yanked to the ground. It felt as if someone had pulled me down toward the frozen and dark depths of the ice. My sled had fallen into one of the cracks, and it almost carried me with it. I managed to stabilize myself with my poles while Carlos raced over to help me. It was time to set up camp. We must have been in front of the Circo de los Altares, but we could see nothing, absolutely nothing. Not a wall, not a spire. Not even a speck of the granite of our dreams.
In search of an exit
W
e were finishing our third week on the ice when we were overcome by the feeling that something wanted us out of there. A furious wind and an immense crevasse field set the scene for a long, painful, and slow march. We
el Gorra Blanca, aunque el destino diría otra cosa. Viento y más viento. Y otra vez la nieve. Vaya intento infructuoso. En la tarde la tormenta se calmó y nos dirigimos hacia el Circo de los Altares. Soñábamos con las icónicas paredes de granito del Chaltén y el Torre desde esa perspectiva, rodeados por esas enhiestas agujas secundarias. Atrás dejábamos el refugio Eduardo García, quien fuera en vida instructor y miembro de nuestro club: la Rama de Montaña de la Universidad de Chile. A ratos, un cielo de celeste profundo emergía a duras penas en medio de la bóveda gris, y con esas migajas nos conformábamos. Era como un golpe anímico. Al menos la nieve estaba buena, avanzábamos rápido. Y al fondo, el volcán Lautaro se despedía como invitándonos a volver, esta vez para ascenderlo. De repente, todo se tapó y comenzó a llover. Era esa lluvia horizontal, que molesta la vista y golpea con violencia, y quizá peor aún, que hace que un lado del cuerpo esté completamente empapado y el otro seco, brindando frío y calor al mismo tiempo. La visibilidad era nula. Otra vez avanzábamos casi a ciegas. ¡Paf! Un tirón me hizo caer al suelo. Se sentía como si alguien me jalara hacia abajo, hacia las gélidas y oscuras profundidades del hielo. Mi trineo había caído a una grieta, y casi me lleva con él. Logré autoasegurarme con los bastones mientras Carlos apuraba el tranco para auxiliarme. Era hora de armar campamento. Debíamos estar frente al Circo de los Altares, pero no vimos nada, absolutamente nada. Ni una pared, ni una aguja. Ni una pizca del granito de nuestros sueños.
Buscando una salida
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ompletábamos tres semanas en el hielo y sentíamos que nos querían sacar de ahí. Un viento con furia y un campo de grietas inmenso era el escenario de una marcha doliente, lenta, sufrida. Cargábamos nuestros trineos con una mano mientras nuestros pies sufrían por el terreno irregular. Con poca visibilidad, no encontramos la salida lógica del Campo de Hielo hacia la laguna Ferrari, y luchábamos por acercarnos a una morrena en las nacientes del glaciar Viedma. Nadie pronunciaba una sola palabra, todos caímos en una
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“We focused our energy on getting around the crevasses and walls blocking our progress. But even after scaling the huge walls we found ourselves, still, prisoners on the ice.” “Toda nuestra energía estaba focalizada en sortear las grietas y los muros que obstaculizaban nuestro andar. Tuvimos que escalar verdaderos murallones, pero seguíamos allí, prisioneros en el hielo”.
“Nature has its own ideas, irrespective of human desires, and the next morning we awoke to blinding, white-out conditions.” “La naturaleza tiene su propio afán, ajeno a las pretensiones humanas, y la mañana siguiente se presentó ciega”.
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loaded our sleds with one hand while our feet suffered the irregular terrain. Unable to see, we could not find the logical exit from the Patagonian Ice Field toward Laguna Ferrari. Instead, we fought our way toward a moraine at the source of the Viedma Glacier. No one spoke as we fell into a sort of trance, lulled only by the sounds of our own breathing and footsteps. With total concentration, we focused our energy on getting around the crevasses and walls blocking our progress. But even after scaling the huge
walls we found ourselves, still, prisoners on the ice. The afternoon brought with it more cold and wind. We were a mere 200 meters (650 feet) from mainland, but we could not find a way out. In one of the many occasions when I turned to my companions for a solution, I saw Erick being literally swept up and knocked to the ground by winds swirling at more than 100 km (62 miles) per hour. Once again, Patagonia had taken us to the limit, facing once more those forces beyond our control. Exhaustion, fear, and frustration embodied our frozen faces.We felt truly defeated, like we would never find a way out of there. The fight continued even after we set up the tent and got inside. The wind kept blowing, forcing the three of us to try to hold up the tent and secure the canvass and the rods. Despite our
efforts, the violent winds smacked them up against our bodies with all the blizzard’s fury. We felt utterly disheartened. Carlos asked for a hug, he needed support, just like the rest of us. Tears welled in our eyes, as we turned to the voices of loved ones to calm the storm that brewed inside.
hat afternoon I tried to follow the river bank. My feet relished the feel of the grass, and my body became oddly lethargic after having spent weeks on the ice with all of my senses
especie de trance, donde solo oíamos nuestra respiración y las pisadas. La concentración era total, toda nuestra energía estaba focalizada en sortear las grietas y los muros que obstaculizaban nuestro andar. Tuvimos que escalar verdaderos murallones, pero seguíamos allí, prisioneros en el hielo. La tarde trajo consigo más frío, y viento. Estábamos a escasos 200 metros de la tierra firme, pero no encontrábamos la salida. En una de las tantas veces que me volteé en busca de respuestas de mis compa-
on constant alert. I enjoyed this peace, knowing that nothing bad could happen here. Now, nature seemed to extend its arms to protect us. We were tired, but while it was not easy to carry the 40-kilo (88-pounds) pack, it was nothing compared to what we had lived on the ice just days before. We walked with weary steps along the final meters of the path leading to El Chaltén. I thought of the last time I turned around at Paso del Viento to say goodbye to the Southern Patagonian Icefied. The sun had finally come out after 21 days and 120 km (75 miles) on the ice. What a farewell. It was a moment that I will never forget. Behind us remained our story on the ice, where our emotions had been pushed to extremes,where we confronted relentlessly the implacable forces of nature that respect neither plans nor objectives.
ñeros, vi cómo Erick era literalmente barrido por el viento, que a más de 100 kilómetros por hora no tuvo problemas para tirarlo al suelo. Otra vez la Patagonia nos llevaba al límite, enfrentando una vez más esas fuerzas que siempre escapaban de nuestro control. Agotamiento, miedo y frustración encarnaban nuestros gélidos rostros. Era una verdadera derrota no haber salido de allí. Y la lucha continuó al armar la carpa, y luego dentro de ella: el viento no nos dejaba en paz. Los tres intentábamos mantener la forma de la tienda, sujetando tela y varillas. La carpa era brutalmente aplastada contra nuestros cuerpos por la furia de la ventisca. Estábamos abatidos. Carlos pidió un abrazo, necesitaba apoyo, tal como el resto de nosotros. Algunas
Under the sun again
T
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lágrimas brotaron de nuestros ojos, y sólo la voz de nuestros seres queridos pudo apaciguar nuestra tormenta interior.
De nuevo bajo el sol
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sa tarde caminé tratando de seguir la orilla del río. Mis pies disfrutaban del pasto y mi cuerpo entraba en un extraño letargo después de haber pasado semanas en el hielo con todos los sentidos alerta, casi sin pausa. Disfrutaba de esa paz, de saber que nada malo podía pasarnos. La naturaleza ahora parecía extendernos sus
brazos para cobijarnos. Estábamos cansados, no era fácil llevar unos 40 kilogramos en la espalda, que a estas alturas se hacían sentir de forma tortuosa, pero nada comparable con lo que habíamos vivido días atrás. Caminábamos a paso cansino por los últimos metros del sendero que lleva a El Chaltén. Mientras tanto, rememoraba la última vez que giré en el portezuelo del Paso del Viento para despedirme del Hielo Patagónico Sur. Por fin salía el sol. 21 días en el hielo y 120 kilómetros después. Vaya despedida. Es una postal que no podré borrar jamás. Atrás quedaba nuestra historia en el hielo, allí donde nuestras emociones fueron llevadas al extremo, resistiendo de forma incesante frente a una naturaleza implacable, que no respeta planes ni objetivos.
Crossing the Southern Patagonian Ice Field Travesía en el Hielo Patagónico Sur By PABLO BESSER
Nearly 20 years after he successfully crossed for the first time ever the Southern Patagonian Ice Field, the author reflects on his historic achievements. Casi 20 años después que pudo cruzar por primera vez el Campo de Hielo Patagónico Sur, el autor reflexiona sobre sus históricos logros.
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exploration
<exploración>
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still remember organizing our first largescale expedition to the Southern Patagonian Ice Field. Together with Rodrigo Fica and Jorge Crossley, our goal was to become the first team to cross the entire length of the glacier field – 400 kilometers (259 miles) of desolate, unexplored terrain where the unforeseeable is the rule rather than the exception. It was, in a way, a form of revenge over a past failure. One year earlier, we had been invited by explorer Arved Fuchs to take part in an international effort to achieve the same feat. In the end, neither his ex-
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ún recuerdo cuando armamos nuestra primera gran expedición al Hielo Patagónico Sur. Era 1996. Junto a Rodrigo Fica y Jorge Crossley queríamos ser los primeros en cruzar en sentido longitudinal la vastedad de ese campo glaciar. 400 kilómetros de desolación donde lo inexplorado y lo imprevisible es lo común, no una excepción. Fue una especia de revancha, motivada por haber participado un año antes en un intento internacional para lograr la misma proeza, cuando fui invitado por el explorador Arved Fuchs. Sin embargo, ni sus éxitos
perience, nor his prior success as the only German to have reached both the North and South Poles within the span of a year, proved sufficient. So, in 1996, we decided to try again the “Chilean way.” At that time, the ice field represented the last great polar crossing still not yet achieved by anyone. However, once again, we failed. It wasn’t because of our equipment. We had only ourselves to blame. We did not yet fully understand that the “human element” is by far the most decisive factor in such a quest.
Over the next two years, Rodrigo Fica and I committed to better preparing ourselves. During this time, I joined our German friend Fuchs for polar crossings in Greenland and the Arctic once again. Finally, Fica and I organized a formidable expedition that was strong in both its material and human dimensions. And this time, we were able to endure 98 days in that place, and all but nine in extreme conditions. The storms were unyielding and offered us no respite. Still, we advanced, making our way little by little. At times, we were forced to wait a day or two for conditions
ni su experiencia como único alemán en haber llegado a ambos polos en un año fue suficiente. Todavía sabíamos muy poco del Hielo Sur: faltaban datos y experiencias. Pero en 1996 intentamos nuestra versión, a la chilena, de lograr el gran cruce. El último gran desafío de travesía tipo polar pendiente. Sin embargo, también en esa oportunidad fallamos. No el equipo, sino nosotros como grupo humano. No vislumbramos que eso era lejos el factor decisivo. Junto a Rodrigo Fica dejamos pasar dos años. Nos preparamos mejor. Fui a Groenlandia y al ártico nuevamente junto
al germano Fuchs. Y al regresar armamos una expedición potente, en lo humano y material. Así resistimos 98 días de durísimas condiciones climáticas, donde solo nueve días fueron buenos. El resto, una tormenta continua, incesante, que no daba tregua alguna. Pero avanzábamos, siempre un poco. A veces esperábamos mejores condiciones, un día o dos. En otra ocasión, nueve días estuvimos enterrados esperando en una cueva al borde de una gran caída de 600 metros, al borde sur de la Falla de Reichert. Pues sí, el Hielo Sur no es solo nieve plana. Es una sucesión de cumbres y
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“We organized a formidable expedition that was strong in both its material and human dimensions. This time, we were able to endure 98 days.” “Armamos una expedición potente, en lo humano y material. Así resistimos 98 días”.
Above / Arriba: Expedition at the Northern Patagonian Ice Field in 2006. Expedición en el Campo de Hielo Norte en 2006.
to improve. On one occasion, we were holed up for nine days in a cave at the edge of a 600-meter (1,969 feet) drop at the southern border of the Reichert Fault. Indeed, the Southern Ice Field is not a flat, snowy plane, but rather a succession of peaks and mountain passes that pose almost constant challenges along the way. I was dubbed “the navigator” by Fica, and he was “the narrator.” Another member of our team we nicknamed “the poet,” because he recited verses for us on stormy nights. The last of our group, “the stoic” — what a name! — once went out on a stormy night to put up a 30-meter (98 feet) antenna in hope of communicating with the outside world via our high-frequency radio. We were the four “storm riders”: Fica, José Pedro Montt, Mauricio Rojas and myself. Today, twenty years later, I do not believe I could do it again, but if I did, it would have to be with them. Together, we had boundless drive. The wind is constant on those icy fields. It is a tireless companion, as is the cold, but what is hardest to bear is the humidity. The temperate glaciers hover around zero degrees Celsius, meaning that the cold is always accompanied by moisture. This is different from the Arctic and other places that are colder but drier and, for that reason, more bearable. In the humidity of the Southern Patagonian Ice Field, constant movement is the only way to keep from freezing. We would climb out of our sleeping bags in the morning and travel the whole day by ski, dragging our 90-kilo (198 pounds) sleds behind us and wanting nothing more than to get back into our warm sleeping bags at night. This was especially
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pasos de montaña conectados entre sí, que desafían la navegación casi ininterrumpidamente. Yo era el navegante, como Rodrigo me bautizó. Él era el narrador. Otro el poeta que nos recitaba poesías en las noches de tormenta. El último era estoico. Qué buen nombre. Eso se requería para salir en la tempestad, de noche, a estirar una antena de 30 metros y esperar que lográramos la comunicación con el exterior vía radio HF. Además de Fica, estaban José Pedro Montt y Mauricio Rojas. Fuimos los cuatro jinetes de la tormenta. Hoy, 20 años después, no creo poder hacer lo mismo, y si lo hiciera, solo sería con ellos. Simplemente la motivación que teníamos era inmensa. Al final, conseguimos vencernos a nosotros mismos, pasar ese umbral que ciertas expediciones logran, donde lo que haces es más grande que uno. Es el equipo el que lo lleva a cabo, y la unidad es lo que le da fuerza. El viento es constante en esas planicies heladas, es tu compañero incansable, infatigable. El frío también. Pero lo más difícil de sobrellevar es la humedad. Al ser glaciares templados, siempre están muy cerca del 0° Celsius: la humedad junto con el frío son la norma, a diferencia del ártico u otros lugares más fríos donde curiosamente se está mejor; seco, pero frío. Acá, si no nos movíamos, nos enfriábamos muy rápidamente. Salíamos del saco de dormir y todo el día solo caminábamos con nuestros esquíes, arrastrando nuestros trineos de 90 kilogramos, para solo esperar volver al cálido saco de dormir por la noche. Especialmente al final del viaje, donde todos perdimos peso, y el frío golpeó con fuerza.
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exploration
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Above / Arriba: In 2006, Besser was part of the first ever crossing of the Northern Patagonian Ice Field in winter.
Below / Abajo: Descending Cerro Bastión (2,250 mts) during the first longitudinal crossing of the Southern Patagonian Ice Field in 1998-99.
En 2006, Besser fue parte de la primera travesía del Campo de Hielo Patagónico Norte en invierno.
Descendiendo el cerro Bastión (2250 mts) durante el primer cruce longitudinal del Campo de Hielo Patagónico Sur en 1998-99.
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“The wind is constant on those icy fields. It is a tireless companion, as is the cold, but what is hardest to bear is the humidity.” “El viento es constante en esas planicies heladas, es tu compañero incansable, infatigable. El frío también. Pero lo más difícil de sobrellevar es la humedad”.
so near the end of the trip, when all of us had lost weight and the cold seemingly hit us still harder. Somehow, we decided that in order to lighten our load or to move more quickly, we should leave some of the food behind on the final stretch of our journey. It was a mistake that forced us to go almost a month eating only a third of what we should have been consuming. Hunger took hold of us. Nevertheless, we managed to go only two days without food by the time we made it out at Last Hope Sound in Chile’s Magallanes Region. One day before, we had left the ice for good. With one step, we leapt onto the sand, leaving Balmaceda Glacier behind. It was raining, but the water no longer touched us. We looked at one another and embraced, but without the eruption of joy that one might imagine. We said, simply and with sincerity, “it’s over.” We were done. That was it. We had nothing left in us. The real celebration happened thirty days prior, on January 9, 1999, when we successfully crossed the Reichert Fault for the first time - the very place that had frustrated numerous explorers, including not only the Germans I had gone with previously, but Italians, Spanish, Swiss, and Brits, among others. There was a long list of those who failed to not just cross the ice, but understand it. At the time, adequate information simply was not available.
20 years later
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wenty years later, things are so much easier. Now, carrying equipment weighing less than 500 grams (1.1 pounds), it’s possible to have power, a satellite telephone, and GPS — just about everything one needs. Twenty years ago, this would have meant carrying a minimum of 15 kilos (33 pounds) in solar panels, radios, antennas, and often erratic GPS equipment. The climate has also changed. Twenty years ago, I crossed the ice facing the O’Higgins Glacier. Recently, in 2016, I went back to
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Lo mismo el hambre. De alguna manera, para evitar llevar tanta carga o avanzar más rápido, fuimos dejando comida de lado en la parte final. Fue un error que nos obligó a estar casi un mes comiendo la tercera parte de lo que debíamos ingerir. El hambre nos abrazó. No obstante, alcanzamos a salir luego de pasar solo dos días sin comida: llegamos al Seno Última Esperanza. El mismo lugar que truncó los sueños de navegantes creyendo que habría una vía náutica mejor, nos recibió con alegría. Era el término de nuestro viaje. Un día antes nos habíamos bajado del hielo para siempre. Un paso y saltamos a la arena, dejando el glaciar Balmaceda detrás. Llovía, pero el agua ya no nos tocaba. Nos miramos, nos abrazamos, sin ninguna explosión de alegría o felicidad como uno podría imaginarse. Simplemente y con sinceridad nos dijimos: “se acabó”. Terminamos. Finito. Estábamos destruidos. La alegría había ocurrido 30 días antes, cuando un 9 de enero de 1999 logramos cruzar por primera vez la gran Falla de Reichert. Esa misma falla que detuvo a numerosas expediciones, a los mismos alemanes con los que participé, a italianos, argentinos, españoles, suizos, ingleses y muchos más. Una larga lista que no solo no pudo cruzar el hielo, sino que tampoco entenderlo. Faltaba información.
20 años después
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oy es todo más fácil. 20 años no es nada, dice la canción. Pero sí lo es en tecnología. Ahora con 500 gramos tengo energía, teléfono satelital y GPS. Casi todo lo necesario. Hace 20 años eso implicaba mínimo 15 kilogramos de paneles solares, radios, antenas y erráticos GPS. El clima también cambió. Hace 20 años crucé la gran Meseta de Todas las Madres frente al glaciar O’Higgins. Ahora, en 2016, volví a subir a ese glaciar, pasando por un estupendo refugio instalado por la Dirección General de Aguas, e intentamos junto a Max Villar el volcán Lautaro. El tiempo y la visibilidad no nos ayudaron mucho,
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Scenes from the several expeditions Besser has been a part of on the Patagonian Ice. In the photo at the top of the page, they are passing over the Viedma Nunatak, moments before stopping to build camp near some of the most beautiful mountains of Patagonia, the Fitz Roy and the group of Cerro Torre. Escenas de las numerosas expediciones en los Campos de Hielo donde Besser ha participado. La foto de la parte superior de la página grafica el paso por sobre el nunatak Viedma, momentos antes que la cordada del autor se detuviera a descansar y armar campamento. De fondo algunas de las montañas más hermosas de la Patagonia: el Fitz Roy y el grupo del Cerro Torre.
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“Today, it's all so much easier. 20 years is nothing, so the song goes. But it really is when it comes to technology.” “Hoy es todo más fácil. 20 años no es nada, dice la canción. Pero sí lo es en tecnología”.
climb this glacier. I stayed overnight at a wonderful shelter installed by Chile’s national water agency, and made an attempt on the Lautaro Volcano with Max Villar. The weather and visibility were not much help, but it was nothing compared to the stormy conditions we had experienced in 1998. The glacier has receded significantly. It is filled
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sin embargo, ni se acerca a lo tormentoso que fue en 1998. El glaciar retrocedió bastante, se llenó de grietas, y los nunatak o formaciones de roca que salen a la superficie se elevaron, pues el manto de hielo está bajando dramáticamente. Ya no es lo mismo. Por un lado, la tecnología, la facilidad de comunicaciones y los pronósticos del tiempo han facilitado enormemente las expediciones; y por otro, han sepultado aquello que las hacía más interesantes: la incertidumbre. El no saber qué te deparará la ruta o el siguiente día. En esta última visita sabíamos, por ejemplo, que seguían al menos diez días de mal tiempo mientras esperábamos en un cómodo refugio con luz eléctrica y paneles solares. Por eso decidimos regresar, aunque tampoco había esperanza de que mejorara el tiempo si seguíamos esperando un poco más. Sin embargo, la aventura no está del todo perdida, ya que con las facilidades de hoy en día se puede hacer más con menos. Es posible organizar expediciones más ambiciosas, pero con menos gastos y una logística más sencilla. Por ejemplo, al bajar del glaciar O’Higgins, en vez de esperar a una lancha o un barco, simplemente inflamos nuestros packrafts o balsas inflables personales que llevábamos en nuestras mochilas y remando por nuestra cuenta regresamos por las gélidas aguas del lago homónimo. Hace más de 50 años, cuando Eduardo García retornó del cerro O’Higgins en ese mismo sector, le tomó cerca de un
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exploration
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Grand Slam Patagónico
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ablo Besser is the only person to have ever completed what he dubs the “Grand Slam Patagonico,” completing a longitudinal crossing of both the Southern Patagonian Icefield (1998) and the Northern Patagonian Icefield (2006).
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ablo Besser es la única persona que ha completado lo que él llama el “Grand Slam Patagónico”, completando un cruce longitudinal tanto en el Campo de Hielo Patagónico Sur (1998) como en el Campo de Hielo Patagónico Norte (2006).
with cracks, and the nunatak or rock formations have risen as the ice cover is lowering dramatically. It just is not the same anymore. As well, technology, ease of communications, and accurate weather predictions have made expeditions in the area much easier and all but buried what made these explorations so attractive in the first place: the uncertainty, not knowing what the route or the next day will bring. Still, adventure is not entirely a thing of the past. Today, thanks to modern day conveniences, one can do more with less. It is possible to organize more ambitious expeditions than ever, and with lower cost and simpler logistics. For example, upon descending O’Higgins Glacier during our most recent expedition, we did not have to wait for a boat to pick us up. Instead, we just inflated the pack rafts that we carried in our backpacks and rowed ourselves home through the icy waters of the lake. Fifty years
ago, when Eduardo García returned from his first ascent of O’Higgins, it took him close to a month to get the transportation he needed to make it back to civilization. Altogether, I have spent nearly a year of my life on the Patagonian Ice Fields. I have made four expeditions to the Southern Ice Field and five to the Northern Ice Field (many during winter), making me the only person to have ever crossed both ice fields and thus achieve the so-called “Patagonian Grand Slam.” And although things have changed, I still believe this is a landscape of infinite adventure. Every day, those expeditions stay alive in my memory and I like to think that in those past times I was happier, more alive, and more aware than at any other. There are still a few virgin, unexplored spaces left on the map, patiently awaiting their first human visitor. And some of those untouched places are in the Patagonian Ice Fields, waiting for you.
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Three of the team of four that made the first ever longitudinal crossing of the Southern Patagonian Ice Field. Tres individuos pertenecientes al equipo de cuatro integrantes que fueron los primeros en hacer un cruce longitudinal del Campo de Hielo Sur.
mes conseguir transporte para volver a la civilización. He vivido cerca de un año de mi vida en los Hielos Patagónicos. Han sido cuatro expediciones al Hielo Sur y cinco al Hielo Norte, varias en invierno, convirtiéndome en la única persona que ha cruzado ambos campos de hielo: el llamado Grand Slam Patagónico. Pese a todo, todavía lo considero un terreno de aventura infinito. Cada mes, cada expedición permanece viva en la memoria. Me gusta pensar que en ese tiempo pasado estuve más vivo, feliz y consciente que muchos otros.
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Las nuevas tecnologías lo han hecho más amigable. El clima está más benigno, no así la geografía con el derretimiento de los hielos. Pero sigue siendo un lugar raramente visitado. Se extrañan las largas expediciones. Al parecer, también el montañismo ha cambiado. Quizá siendo más acorde a estos tiempos vertiginosos, se privilegia la dificultad por sobre la extensión. Hoy en día quedan pocos lugares blancos en el mapa, vírgenes y sin ser hollados, esperando pacientemente por su primera visita humana. De todos ellos, varios permanecen allá. Esperándote.
Cedomir MARANGUNIC
A life among Patagonian summits and ice Entre cumbres y hielos By TOMÁS MOGGIA
Part of some of the first expeditions to the Patagonian Ice Fields, several of them with the legendary English mountaineer Eric Shipton, Cedomir Marangunic has led a life firmly attached to the mountains and adventure. Siendo parte de algunas de las primeras expediciones a los Campos de Hielo Patagónicos, varias de ellas con el legendario montañista inglés Eric Shipton, Cedomir Marangunic ha llevado una vida apegada firmemente a las montañas y a la aventura.
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ust a few minutes from the Chilean capital lies mountainous valleys representing a peaceful refuge from the packed metropolis. Cajón del Maipo is one of these valleys, and is home to rivers, forests, mountain peaks, glaciers and even volcanoes, making it one of the hidden treasures to be found in Santiago’s backyard. And it's hardly a surprise that Chilean geologist and glaciologist Cedomir Marangunic
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tan solo unos minutos de Santiago se esconden valles montañosos que representan un verdadero refugio y descanso a la bullente capital de Chile, atestada con sus poco más de cinco millones de habitantes. El cajón del Maipo es uno de ellos, un lugar que alberga ríos, bosques, cumbres, glaciares y hasta volcanes que conforman uno de los grandes tesoros que es posible encontrar en el patio trasero de
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Cedomir Marangunic, Eduardo García, Waldo Espinoza and Francisco Vivanco on the summit of Mount O’Higgins in 1960, a first ascent. Cedomir Marangunic, Eduardo García, Waldo Espinoza y Francisco Vivanco en la cumbre del cerro O’Higgins en 1960, un primer ascenso.
exploration
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has chosen to live and work here. I am here to interview him at his office, Geoestudios, his consultant firm for much of a professional career that has won him significant recognition both at home and abroad. For anyone who loves mountains, ice and snow as much as Marangunic, there could hardly be a better spot for his home base. After a brief wait, Marangunic emerges to greet me at the entrance to his office. His firm, Geoestudios, founded in 1981, offers consulting and research services in issues ranging from glaciers, avalanches and natural risks to hydrology and geology. His clients have included diverse public and private sector organizations from Chile and worldwide, as well as companies in the mining and electricity sectors. Marangunic, now 81, walks slowly but with purpose. This tall, strong-jawed, somewhat awkward man looks more like a “gringo,” or foreigner, than a Chilean, and as we talk his calm demeanor sometimes gives way to a mischievous smile. Cedo (pronounced Chedo), as he is known to his friends and colleagues, has always had a taste for adventure, and his face lights up as he tells me about his escapades on mountains and glaciers. Marangunic was a true pioneer in the exploration of the Patagonian Ice Fields, and his most notable journeys and expeditions on the ice include those he carried out alongside Eric Shipton, the renowned English mountaineer who led some of the first expeditions to Mount Everest and numerous other peaks in the Himalayas and the Karakorum. In spite of his momentous achievements, Marangunic remains a humble man with a profound appreciation for life’s simpler pleasures.
First experiences in the mountains
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orn to Croatian immigrant parents in 1937, thanks to the encouragement of his mother and uncles, Marangunic first developed a connection to nature and the wilderness in the barren steppes of Patagonia. He still remembers his first visits to Torres del Paine before it was a national park and the summers he spent with an uncle in the countryside just outside Punta Arenas. This was
Santiago. Desde esa perspectiva, la residencia del destacado geólogo y glaciólogo chileno Cedomir Marangunic en Las Vertientes no resulta antojadiza. Tampoco la ubicación de Geoestudios, la oficina desde la cual ha desarrollado gran parte de su carrera profesional, forjando un importante reconocimiento tanto en su país como en el extranjero. Para un amante de las cimas, los hielos y la nieve como él, su campamento base no podía ubicarse en otra parte.
sonrisa traviesa. Poseedor de un fuerte aprecio por la aventura, a Cedo -pronunciado como Chedo-, como lo suelen llamar sus amigos y colegas, se le ilumina el rostro al recordar sus historias sobre montañas y glaciares. Pionero en la exploración de los Hielos Patagónicos, en su historial de travesías y expediciones destacan aquellas realizadas junto a Eric Shipton, renombrado montañista inglés que encabezó algunas de las primeras expediciones al monte Everest y a diversas cumbres en las cordilleras del Himalaya y del Karakórum. Pero sus relatos con tintes épicos están lejos de la soberbia y la pedantería; denotan la sencillez y humildad de un tipo que valora las cosas más simples de la vida.
Primeros acercamientos a la montaña
H Cedomir Marangunic.
where he climbed his first peaks, awakening a love for mountaineering that has stayed with him throughout his life. The year 1948 was a difficult year in Chile, and the so-called Ley Maldita (“Damned Law”), which outlawed the Chilean Communist Party, forced part of Marangunic’s family to leave the country. Thus, just 11-yearsold Cedomir went to live in the land of his ancestors in what is now Croatia, near Zagreb. While this was a tough time for those closest to him, it ended up being one of the happiest periods of his life. During his stay in the former Yugoslavia, he fell in love with snow and winter sports, and even became a champion crosscountry skier. The mountains no doubt represented something of a refuge from the complexities
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Tras esperar un breve momento, es el propio jefe quien sale a recibirme a la entrada de su oficina. Constituida en 1981, Geoestudios es una consultora privada que brinda servicios de asesoría e investigación en temáticas que van desde los glaciares, las avalanchas y los riesgos naturales, hasta la hidrología y diversas disciplinas derivadas de la geología. Una labor efectuada para instituciones del sector público y privado de Sudamérica y el mundo entero, abarcando desde grandes mineras a hidroeléctricas. A sus 81 años, Marangunic camina a paso lento, pero firme y decidido a la vez. Alto y desgarbado, este hombre que parece más “gringo” que chileno transmite su serenidad, y a medida que conversamos su rostro de quijada prominente deja escapar alguna
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ijo de inmigrantes croatas, Cedomir Marangunic nació en 1937 y fue en la yerma estepa patagónica donde, envalentonado por su madre y algunos tíos, comenzó a vincularse con la naturaleza y los ambientes agrestes. Todavía recuerda sus visitas al Paine o los veranos enteros que pasaba en el campo de un tío en las afueras de Punta Arenas. Allí pisó sus primeras cumbres y forjó parte de ese espíritu montañero que lo acompañaría por el resto de sus días. 1948. Son tiempos difíciles en Chile y la denominada “Ley Maldita”, que tuvo por finalidad proscribir la participación política del Partido Comunista, obligó a parte de la familia Marangunic a abandonar el país. Así, con apenas 11 años, partió a vivir a la tierra de sus progenitores, en la actual Croacia, cerca de Zagreb. Pero lo que fue un duro golpe para su círculo más íntimo terminó siendo para él una de las etapas más felices de su vida.
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Photo from an expedition to Torres del Paine in 1963. Foto de una expedición a Torres del Paine en 1963.
of living in a place that was only just emerging from the ravages of World War II. However, his father found himself disillusioned with the governing regime and his mother never really felt at home in their new country, so their stay in Europe was short-lived. After six years, the family returned to Punta Arenas, but this temporary change of scenery served to only strengthen the connection Marangunic felt to the mountains.
A lifelong friend
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hortly after his return to Chile, Marangunic left Patagonia to study engineering in Santiago. Although he had always excelled at mathematics, it did not take him long to realize that the subject was not for him. Then a friend from Punta Arenas told him that that there was a career path that would allow him to spend most of his time in the mountains. Geology. It was a turning point in his life. This was exactly what he was looking for. During his first year at the University of Chile, he joined the ski club which, as chance would have it, was located just next to the mountaineering club. One day, the mountain climber Eduardo García was looking for an experienced skier to accompany him on a winter ascent. The two men climbed Cerro Negro, in the outskirts of Santiago. It was Marangunic’s first high mountain climb and marked the beginning of a close, lifelong friendship with García. Constantly on the lookout for peaks that had not yet been climbed, they were both soon captivated by the Patagonian Ice Fields. In the early 1960s, this vast, difficult-to-access zone was virtually unknown, a blank space on the map that demanded a strong sense of
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Fue en la exYugoslavia donde se hizo amigo de la nieve y los deportes de invierno, convirtiéndose incluso en campeón de esquí de fondo. Las montañas representaron sin duda un refugio a la complejidad de vivir en un sitio que recién se levantaba tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, con un padre desencantado del régimen y una madre que nunca pareció acostumbrarse, la estancia en Europa no duró mucho y al cabo de seis años él y su familia volvieron a Punta Arenas. Ese breve periodo de tiempo fue más que suficiente para acrecentar su conexión con los montes.
Un amigo del alma
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oco después de su retorno a Chile, Marangunic dejó la Patagonia para estudiar ingeniería en Santiago. Si bien las matemáticas siempre fueron su fuerte, de inmediato se dio cuenta que no era lo suyo. Y aquí vino un punto de inflexión: un puntarenense amigo le comentó que existía una carrera que daba la posibilidad de estar acampando la mayor parte del tiempo en los cerros. Marangunic no lo podía creer, era exactamente lo que buscaba. Así dio con la geología. Ese primer año en la Universidad de Chile tampoco fue en vano. Ingresó a la rama de esquí, la cual, coincidentemente, quedaba al lado del club de montaña. Un día, el andinista Eduardo García andaba en búsqueda de un compañero con quien realizar un ascenso invernal, y para eso necesitaba un esquiador experimentado. Juntos subieron el cerro Negro, en la cordillera santiaguina. Fue la primera alta montaña en el historial de Marangunic, y punto de partida también de una entrañable amistad que traspasó las fronteras de las cumbres.
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adventure and exploration. Unlike the grandiose, large-scale expeditions to the Himalayas, their aim was to climb with no external support and as light as possible. With this in mind, they selected Cerro O’Higgins as their first major objective. While sailing on Lake O’Higgins, Marangunic and García crossed paths with another boat that was departing the Southern Patagonian Icefield. Given the desertedness of this Ice Field at this time, the encounter was a highly improbable one. The boat turned out to be carrying Eric Shipton, who was then one of the greatest mountaineers in the world, on his way back from an unsuccessful attempt to climb Lautaro Volcano. But it was just a fleeting encounter, Marangunic and García exchanged only a few words with the English climber. “I was still a geology student,” Marangunic remembers. “We didn’t have a lot of resources. We were wearing torn jeans, patched-up parkas, and carrying ropes with years of use as well as damaged tents. It was all very basic.” Clearly, Shipton could not have been overly impressed with the young climbers. Yet, in spite of their youth and inexperience, they became the first people to summit Cerro O’Higgins.
Expeditions with Shipton
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hipton learned about this feat thanks to his fellow Englishman Jack Ewer, a professor at the University of Chile. “When we first met him, he thought that we had no chance of doing it. He thought we were just a ragtag pair of amateurs, and even felt sorry for us. When he found out that we’d completed the ascent, he invited us along for a much more ambitious challenge: crossing the entire Southern Patagonia Ice Field from north to south,” explains Marangunic. Shipton, who enjoyed support from institutions such as the Royal Geographical Society, led the expedition team, which included Marangunic, García and Ewer. Their 52-day crossing took them from the Jorge Montt Glacier to the edge of the Upsala Glacier and over a series of peaks, including Cerro Murallón. It was to be the first of several noteworthy expeditions. The following season, Ewer was replaced by the Chilean mountaineer Francisco Vivanco, a close friend of Marangunic and García. This time, they set their sights on the Cordillera Darwin and scaled peaks including Mount Darwin, now named Mount Shipton in homage to the English climber. The expedition was not all smooth sailing, though. It took more than a week to establish communication with the Chilean Navy, who were to pick them up at the agreedupon fjord. The long absence caused many to fear the worst, and an unfounded, scandalous rumor that the group had gotten lost circulated around the world. In fact, nothing could be further from the truth: while they waited they enjoyed sunny weather on a Patagonia beach and caught their own fish and seafood. In the Southern Hemisphere summer of 1963-1964, Marangunic embarked on his last major expedition with Shipton in Patagonia: an almost complete crossing of the Northern Patagonia Ice Field. Their route took them from the northeast to the southeast of the ice field,
Inmersos en una búsqueda constante de cimas inescaladas, un área que cautivaba a ambos eran los Hielos Patagónicos. Una zona enorme, compleja de abordar, y que a principios de 1960 era prácticamente desconocida, un punto blanco en el mapa que exigía un fuerte sentido de la exploración y la aventura. Y a diferencia de las grandes y rimbombantes expediciones al Himalaya, la idea era acceder en forma liviana y autogestionada. Con eso en mente, el cerro O’Higgins asomaba como el primer gran objetivo. Navegando por el lago O’Higgins, la cordada de Marangunic y García se topó con otra embarcación que venía saliendo del Hielo Patagónico Sur. Una absoluta rareza, ya que en ese entonces era casi imposible toparse con alguien por allí. Resultó ser Eric Shipton, uno de los grandes montañistas de aquella época a nivel mundial, que regresaba luego de un intento fallido al volcán Lautaro. Fue un encuentro fugaz, donde solo intercambiaron unas breves palabras. “Yo era estudiante de geología todavía. Los medios con que contábamos eran mínimos, íbamos con unos blue jeans rascas, una parka toda parchada, unas cuerdas con años de uso y unas carpas maltrechas. Todo era bien rudimentario”, recuerda Marangunic. Claramente, la impresión que se llevó Shipton no fue de las mejores. Pese a ello, la cumbre del O’Higgins terminó siendo hollada por primera vez.
Las expediciones con Shipton
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través del también inglés Jack Ewer, que era profesor en la Universidad de Chile, Shipton se enteró de la hazaña. “En nuestro encuentro él creía que nosotros no teníamos ninguna posibilidad. Pensó que éramos un grupo andrajoso, tanto que a él le daba pena. Cuando supo que ascendimos nos invitó a lo que era algo realmente ambicioso: la travesía norte-sur del Hielo Patagónico Sur”, explica Marangunic. Apoyado por instituciones como la Royal Geographical Society, el británico se encargó de todo el equipo de la expedición, que incluyó a Marangunic, García y Ewer. Fueron cerca de dos meses en una ruta que los llevó desde el glaciar Jorge Montt a los márgenes del glaciar Upsala, ascendiendo diversas cumbres como el cerro Murallón. Fue el inicio de una serie de expediciones notables. En la temporada siguiente, Ewer fue reemplazado por el chileno Francisco Vivanco, montañista y fiel amigo de Marangunic y García, y el objetivo esta vez fue la cordillera de Darwin. Entre otras cumbres, el grupo escaló el monte Darwin, que hoy rinde homenaje llevando el nombre del expedicionario inglés. Fue un viaje que no estuvo exento de polémica, ya que costó más de una semana entablar comunicación para que la Armada de Chile los fuera a buscar al fiordo acordado. Se llegó a pensar lo peor, y a nivel internacional circuló la infundada noticia que la expedición se había perdido con escandalosos resultados. Nada más alejado de la realidad: la cordada disfrutaba tranquilamente de unos días soleados en una playa patagona, comiendo pescados y mariscos. En el verano del hemisferio sur de los años 1963-64, Marangunic realizó la última gran expedición con Shipton en la Patagonia: una
“When Shipton found out that we’d completed an ascent of Mount O’Higgins, he invited us along for a much more ambitious challenge.” “Cuando Shipton supo que ascendimos el cerro O’Higgins nos invitó a lo que era algo realmente ambicioso”.
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beginning at Laguna San Rafael and ending at the Colonia Glacier, where they completed the second ascent of Cerro Arenales. “At the time it was an extraordinary crossing, far beyond anything else that had been done. Mount San Valentín had already been climbed, but that whole area was a mystery,” says the accomplished Chilean mountaineer and explorer Camilo Rada, who has himself completed some exceptional first ascents in Patagonia, Antarctica and North America. Without doubt, Marangunic wrote his name into the history books of exploration in Patagonia. Adds Rada, who has met with the veteran mountaineer on several occasions to learn more about his historic experiences: “I see him as a pioneer, given the situation for exploration at that time. There was so much new land to explore, with giant valleys and entire plateaus where nobody had ever set foot.” Shipton himself described Marangunic as a highly skilled mountaineer, and especially noted his extraordinary ability to orient himself and navigate in adverse conditions during a time long before the advent of GPS. This is what Shipton said about him in the books about his adventures, such as Tierra del Fuego: The Fatal Lodestone, in which he wrote: “Luckily, Cedomir had a superb feeling for topography and never made a mistake.” Marangunic has fond memories of these expeditions with Shipton: “I set out on adventures that I had dreamed of ever since I was a kid. At that time, the Patagonian Ice Fields were seen as a remote and complicated place, part of an unknown interior. I felt free there, and we made a contribution to knowledge of the region.” Although the crossing of the Northern Patagonian Ice Field was his last major expedition with Shipton, their friendship
endured in spite of the age difference between the two men (the English explorer was 30 years Marangunic’s senior). Marangunic laughs as he remembers his friend, and tells me with affection a revealing anecdote about the celebrated European mountaineer, whom he remembers as a simple man who was always prepared to listen to others and tell endless stories while smoking a pipe in the tent.
travesía –casi íntegra- al Hielo Patagónico Norte. Fue una ruta de noroeste a sureste, ingresando por la laguna San Rafael y saliendo por el glaciar Colonia, donde efectuaron la segunda ascensión al cerro Arenales. “Fue una travesía totalmente excepcional en su momento, muy superior a todo lo que se había hecho. Ya se había ascendido el monte San Valentín, pero toda esa zona era un misterio”, valora
Cedomir at the Cordillera Darwin in 1961-62. Cedomir en la Cordillera Darwin en 1961-62.
“Once, we arranged to meet up on a glacier in Alaska in 1966. I gave him the directions about how to get there, but he ended up taking the most difficult route, spending four or five days crossing a series of mountains. He and two other guides from the area were completely lost. He had absolutely no sense of direction in the mountains, and he often ended up taking crazy routes through Patagonia. In the end, we always managed to convince him, and things worked out.”
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el experimentado montañista y explorador chileno Camilo Rada, quien ostenta ascensiones sobresalientes en la Patagonia, la Antártica y Norteamérica. A todas luces, Marangunic escribió con letras doradas su nombre en la historia exploratoria de la Patagonia. “Yo lo considero un pionero, con lo que significaba en esa época hacer exploración. La cantidad de terreno nuevo que exploraron fue monstruoso, valles gigantes y mesetas completas donde nadie había puesto
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un pie”, agrega Rada, quien ha tenido la posibilidad de reunirse varias veces con el octogenario montañista para conocer sobre sus históricas experiencias. Shipton, por su parte, siempre destacó a Marangunic como un tipo muy hábil, con una capacidad extraordinaria para orientarse y navegar en situaciones adversas en tiempos donde el GPS estaba lejos de ver la luz. Así lo reflejó el inglés en los libros que relatan sus aventuras, como en Tierra del Fuego: The Fatal Lodestone, donde escribió: “Nunca perdimos nuestro sentido de posición y dirección, siendo que nuestras pisadas eran generalmente eliminadas en unos pocos minutos. Afortunadamente, Cedomir poseía un excelente sentido en topografía y nunca se equivocó”. Marangunic recuerda con sensaciones especiales todas estas expediciones, sobre todo aquellas junto al montañista inglés:“Conseguí realizar aventuras que habían sido parte de sueños desde joven. Los Campos de Hielo se miraban en ese entonces como algo tan complicado, un lugar remoto, de un interior desconocido. El estar ahí era una sensación de libertad, y fue un aporte al conocimiento de la región”. Si bien la expedición al Hielo Patagónico Norte fue el último gran viaje con Shipton, la relación de amistad se mantuvo a lo largo de los años, pese a que la diferencia de edad era tremenda –el inglés nació en 1907-. Marangunic se ríe con cierto grado de arrepentimiento, y después termina contando una anécdota que revela cómo era el renombrado montañista europeo, a quien recuerda como una persona sencilla, siempre abierta a escuchar al resto y a narrar sus interminables historias fumando una pipa intoxicante dentro de la carpa. “Quedamos de juntarnos en un glaciar en Alaska en 1966. Le di todas las coordenadas, y el gringo –relata, sin querer
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Renown as a glaciologist
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fter completing his doctorate in glaciology at Ohio University, Marangunic came back to Chile and returned to his post as a professor at the University of Chile, where he went on to become head of the Geology Department. However, it was not long before he left academia behind to start Geoestudios and work as a private consultant. Over the years, he has become a respected glaciologist and produced influential work on a number of topics. For example, when the country was in the midst of a drought, he experimented by scattering a soot-based compound to hasten the melting of a glacier.The
Rada, a PhD candidate in glaciology at the University of British Columbia, says his views on climate change are the product of another era: “Cedomir comes from a time when the only outlook was extractivism. Fifty years ago, nobody was questioning the things we’re questioning today.” Despite their difference of opinion on this issue, Rada is full of praise for the man he considers to be Chile’s most eminent glaciologist, a leader in his field with great respect among his peers. Marangunic’s work has allowed him to never lose touch with the mountains, and he always instilled this passion in his own family, who have also collaborated with him
“I set out on adventures that I had dreamed of ever since I was a kid.” “Conseguí realizar aventuras que habían sido parte de sueños desde joven”. experiment was a success, and this achievement was reported on around the world. His research on the creation of artificial glaciers has also proved influential. In his view, these masses of ice should be managed and used to our advantage. But such ideas have brought him into conflict with those who believe that the glaciers should be left alone. “The effects of climate change are enormous, and it has no doubt been accelerated by human actions. However, even if we took humans out of the equation, the glaciers would keep shrinking, because that’s what they’ve been doing since the last glaciation, since 15 to 18 thousand years ago. Some environmentalists think that the glaciers should only be seen but not touched, but that is not protecting them,” affirms Marangunic with the certainty of a man who has dedicated his life to the ice.
at Geoestudios. Over the years, he has undertaken new journeys in the Patagonian Ice Fields and spent several summers working on glaciers in Antarctica and in locations as far away as New Zealand. This expertise has brought him a profound sense of fulfillment: “What I’m drawn to is really knowing, in depth and beneath appearances, the environment around me. For me, getting to the origins of a mountain or another environment is deeply satisfying. It’s like reading a book: it tells you a story.” With many summits and expeditions under his belt, it is clear that this octogenarian scientist will keep working because he is passionate about what he does and believes that he is still making a tangible contribution to society. He enjoys the happiness that comes from a life well lived, having followed his heart across the peaks and ice fields of Patagonia.
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restarle méritos a su fallecido amigo- se había metido por la ruta más difícil y había estado cuatro o cinco días atravesando cordones montañosos, perdido con otros dos guías del área. Él realmente no tenía muy buena orientación en la montaña, y en Patagonia varias veces apareció con rutas alocadas. Lográbamos convencerlo y las cosas resultaban”.
El renombrado glaciólogo
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a de regreso en Chile tras completar su doctorado en glaciología en la Universidad de Ohio, en Estados Unidos, Marangunic retomó su cargo de profesor en la Universidad de Chile, donde llegó a ser director del departamento de geología. Pero al poco tiempo abandonó la academia para conformar Geostudios y trabajar como consultor privado. Desde esa tribuna se ha transformado en un respetado glaciólogo, y muchos de sus trabajos y dichos sobre ciertas temáticas han generado fuerte impacto. Como cuando durante una gran sequía que afectó al país experimentó esparciendo un compuesto en base a hollín para acelerar la fusión de un glaciar en la zona central –con exitosos resultados-, en un hito que dio la vuelta al mundo. Al igual que las investigaciones que ha liderado creando glaciares artificiales. Y es que desde su perspectiva, estas masas de hielo deben ser manejadas y aprovechadas. Y aquí se enfrenta de lleno con quienes luchan para que sean intocables. “El cambio climático es de efecto astronómico, seguramente acelerado por la presencia humana. Pero si pudieras separar a los humanos de todos estos efectos, los glaciares seguirían reduciéndose, porque lo vienen haciendo desde la última glaciación, desde hace 15 mil a 18 mil años atrás. Esta posición de algunos ambientalistas, de que los glaciares
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se miran y no se tocan, no es protección”, afirma Marangunic con la certeza de un hombre que ha dedicado su vida a los hielos. Pero su visión representa también el paradigma de otra época. Así lo entiende Camilo Rada. “Él viene de un tiempo donde la única visión era la extractivista. Hace 50 años nadie se cuestionaba lo que nos cuestionamos hoy”, señala el candidato a glaciólogo en la Universidad de British Columbia, quien pese a ello no escatima elogios para un tipo que considera como el glaciólogo con más trayectoria de Chile, un referente muy respetado entre sus pares. A través de su trabajo, Cedomir Marangunic sigue ligado a la montaña, y siempre inculcó esa pasión por los cerros a su propia familia, la que incluso lo ha acompañado al interior de Geostudios. A lo largo de los años, este viejo montañista ha sumado nuevos viajes a los Hielos Patagónicos, e incluso pasó varios veranos trabajando con glaciares en la Antártica y lugares tan lejanos como Nueva Zelanda. Y es en parte gracias a su campo de experticia que ha podido satisfacer sus más profundos deseos y anhelos. “Lo que me atrae es conocer profundamente, más allá del aspecto visual, el entorno que me rodea. Esto de reconocer el origen de la montaña y otros ambientes, es algo que me llena mucho. Es como leer un libro, te cuenta una historia”, confiesa. Con varias cumbres y expediciones en el cuerpo, en definitiva este octogenario científico continúa ligado a su trabajo porque le apasiona, y también porque siente que realiza una contribución tangible a la sociedad. Es la satisfacción de un hombre que no esconde la felicidad que siente tras una vida bien vivida, siguiendo fielmente los senderos y caminos que dictan su corazón, siempre apegado a las cumbres y los hielos.
interview <entrevista>
Gino Casassa Documenting Climate Change and the Rapid Retreat of Patagonian Glaciers
Documentando el cambio climático y el rápido retroceso de los glaciares patagónicos By JIMMY LANGMAN
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he impacts of climate change on Patagonia’s glaciers are intensifying as we begin 2018. In November, an unusually large iceberg measuring 350 by 380 meters (1,150 by 1,250 feet) split off from the Grey Glacier in Torres del Paine National Park making world
news. Not long after, a tragic mudslide on Chile’s Carretera Austral occurred at Villa Santa Lucia, leaving 18 people dead and destroying more than two dozen homes. The cause? At least in part, melting glaciers in the mountain above the town. Scientists say Patagonia’s glaciers are shrinking at a pro-
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os impactos del cambio climático en los glaciares de la Patagonia se van intensificando a medida que iniciamos el 2018. En noviembre, un témpano singularmente grande, de 350 metros de largo y 380 metros de ancho hizo noticia en todo el mundo al separarse del glaciar Grey en el Parque Nacio-
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nal Torres del Paine. Poco tiempo después, un trágico aluvión en la Carretera Austral de Chile, en Villa Santa Lucía, dejó 18 personas muertas y destruyó más de dos docenas de casas. ¿La causa? En parte, los glaciares derritiéndose en la montaña detrás del pueblo. Los científicos dicen que el tamaño de los glaciares de la Patago-
Northern Patagonian Ice Field. Campo de Hielo Norte.
“As the landscape responds to climate and global changes, the time for action is running out.” portionally faster rate and at higher altitudes than anywhere else in the world. Moreover, data show that from 2000 to 2012, the rate of thinning was more than double what it was from 1975-2000 in the Patagonian ice fields and this trend only continues. Altogether, Patagonia’s two ice fields account for about 10 percent of the total sea-level rise caused worldwide by mountain glaciers. “Patagonia is kind of a poster child for rapidly changing glacier systems,” says Cornell University researcher Michael Willis, lead author of a study in 2012 showing that the Patagonian icefields are supplying water to sea-level at a comparatively high rate for their size. Six years ago, twelve scientists from Chile, Canada, Europe
PATRICIO BAEZA
“A medida que el paisaje responde ante los cambios climáticos y globales, se nos está acabando el tiempo para actuar”.
and the United States sent a letter to Chile’s government warning that it must move faster to address threats posed by increasing deglaciation in the country, which is home to 90 percent of the Patagonia region’s ice fields. “As the landscape responds to climate and global changes, the time for action is running out,” said the letter. “The glacial risks in Patagonia carry economic and social implications. They will not only affect the landscape, but the infrastructure and people as well.” Since then, not much has really changed. For instance, Chile has failed to pass a law to protect glaciers, which has been bogged down in the nation’s congress since 2006. And not nearly enough has been done to
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nia se está reduciendo proporcionalmente a una velocidad más alta y a mayor altitud que en cualquier otra parte del mundo. Es más, los datos muestran que entre el 2000 y el 2012 la velocidad de disminución del tamaño de los Campos de Hielo Patagónicos fue más del doble de lo que fue entre 1975 y el 2000, y esta tendencia continúa hoy en día. Los dos campos de hielo de la Patagonia representan casi el 10 por ciento del aumento total del nivel del mar causado en todo el planeta por los glaciares de montaña. “La Patagonia es el ejemplo perfecto de sistemas glaciares que están cambiando rápidamente”, dice el investigador de la Universidad de Cornell, Michael Willis, autor principal de un estudio que el 2012 mostró que los Campos de Hielo Patagónicos están contribuyendo
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al aumento del nivel del mar a una tasa comparativamente alta para su tamaño. Hace seis años, doce científicos de Chile, Canadá, Europa y Estados Unidos enviaron una carta al gobierno de Chile advirtiéndole que debería actuar con mayor rapidez para enfrentar las amenazas planteadas por el aumento de la desglaciación en el país, que es el hogar de 90 por ciento de los campos de hielo de la Patagonia. “A medida que el paisaje responde ante los cambios climáticos y globales, se nos está acabando el tiempo para actuar,” dice la carta. “Los riesgos glaciares en la Patagonia conllevan implicancias económicas y sociales: no sólo afectarán al paisaje, sino que también a la infraestructura, los habitantes y el desarrollo regional”.
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safeguard communities in the direct line of potential Glacial Lake Outburst Floods (Glofs), or landslides such as what occurred at Villa Santa Lucia. The last time I was in touch with Gino Casassa, a glaciologist, I was working on a story about the dangers of Glofs in Patagonia and worldwide. In particular, I wanted to know then about his work studying Lago Cachet 2, the most notorious case concerning Glofs in Patagonia. Since April 2009, about three times annually, this five-square-km (2-sqmile) glacial lake in the south of Chile’s Aysén region has been draining some 200 million cubic meters of water – the equivalent of 46,000 Olympic-sized swimming pools –into the Colonia and Baker rivers. The results are so-called “river tsunamis,” as the Glof events are sometimes called, which can threaten roads, bridges, farms and the town of Caleta Tortel at the mouth of the Baker River. Casassa, 59, who is also an avid mountaineer and rock climber, currently works at Geoestudios in Santiago and as a researcher at the University of Magallanes in Punta Arenas. He has been studying glaciers in Patagonia for more than three decades, with more than 15 scientific expeditions to the Patagonian Icefields since 1984. But he is not just one of Chile’s leading glaciologists, rather a leader worldwide in glacier and climate change issues. In 2007, Casassa was lead coordinating author of Working Group II for the Fourth Assessment Report of the United Nations Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), an organization which that same year shared the Nobel Peace Prize with former United States Vice-President Al Gore.The report assessed the “scientific, technical and socio-economic information concerning climate change, its
Casassa taking GPS measurements in the field. Casassa tomando mediciones de GPS en el terreno.
potential effects, and options for adaptation and mitigation.” Most recently, he was co-researcher for a three-year study by the International Atomic Energy Agency about climate change and its impact on glacier retreat and ecosystems in polar and mountain regions worldwide. Here are excerpts from my interview with Casassa in December.
Casi nada ha cambiado desde entonces. Por ejemplo, Chile no ha aprobado una ley para proteger los glaciares, la cual se ha estancado en el Congreso desde el 2006. Y no se ha hecho lo suficiente para salvaguardar a las comunidades que se encuentran en el camino directo de posibles Inundaciones Repentinas de Lagos Glaciares (Glofs, por sus siglas en inglés), o
“The major losses have been occurring close to sea level, but now we’re starting to see glacial losses even above a thousand meters in elevation.” “Las mayores pérdidas han estado ocurriendo cerca del nivel del mar, pero ahora estamos empezando a ver pérdidas glaciares incluso en elevaciones mayores a los mil metros”. LANGMAN: Are Glacial Lake Outburst Floods (GLOFs) still an issue of concern at Lago Cachet 2 and elsewhere in Patagonia? CASASSA: If you look at all of Patagonia, we have evidence of more frequent events for the very simple reason that with global warming the ice is melting faster and these glacial lakes are growing. There’s evidence from very remote areas where nobody’s living, like the Cordillera Darwin in Tierra del
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los aluviones como el que ocurrió en Villa Santa Lucía. La última vez que estuve en contacto con el glaciólogo Gino Casassa yo estaba trabajando en un artículo acerca de los peligros de los Glofs en Patagonia y el mundo entero. En particular, quería saber entonces sobre su trabajo estudiando el lago Cachet 2, el caso más célebre en torno a los Glofs en la Patagonia. Desde abril del 2008, unas tres veces al año, este lago glaciar de cinco km cuadrados, ubicado en el sur de la
Patagon Journal
región de Aysén, ha estado vaciando unos 200 millones de metros cúbicos de agua –el equivalente a 46.000 piscinas olímpicas- en los ríos Colonia y Baker. El resultado son los “ríos tsunamis”, como se les denomina a veces a los eventos Glofs, que pueden amenazar carreteras, puentes, granjas, y al pueblo de Caleta Tortel, localizado en la desembocadura del río Baker. Casassa, de 59 años, es un ávido alpinista y escalador de roca, y trabaja en la actualidad en Geostudios, en Santiago, y como investigador en la Universidad de Magallanes en Punta Arenas. Ha estado estudiando los glaciares de la Patagonia por más de tres décadas. No solo es uno de los principales glaciólogos de Chile, sino también un líder mundial en asuntos relacionados con los glaciares y el cambio climático. En el 2007, Casassa fue el autor principal y coordinador del Grupo de Trabajo II para el Cuarto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), una organización que ese mismo año compartió el Premio Nobel de la Paz con el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore. El reporte evaluó “la información científica, técnica y socioeconómica acerca del cambio climático, sus posibles impactos y las opciones en cuanto a adaptación y mitigación”. Recientemente, Casassa fue coinvestigador en un estudio de tres años realizado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, que abordó el cambio climático y su impacto en el retroceso de glaciares y en los ecosistemas de las regiones polares y de montañas en todo el mundo. A continuación, algunos extractos de mi entrevista con Casassa en diciembre pasado. LANGMAN:¿Son las Inundaciones Repentinas de Lagos Glaciares (Glofs) todavía un motivo de preocupación en el lago Cachet 2 y en otros lugares de la Patagonia?
¿Se encuentra Chile preparado para eventos Glof? Hoy en día existe una brecha en el mundo científico. Necesitamos trabajar más para mapear las zonas de peligro y compartir esto con políticos, urbanistas y otros individuos para que elaboren leyes adecuadas que regulen la urbanización de pueblos y carreteras. Esto se encuentra muy desarrollado en otras regiones montañosas, como en los Alpes, donde hay zonas verdes, amarillas y rojas. Pero aquí no está muy bien desarrollado.
Fuego and Gran Campo Nevado. There’s at least three cases in the Southern Patagonian Icefield. And in the Northern Patagonian Icefield, there’s also several cases reported. One, of course, is Cachet 2, whose glacial tunnel is still open, but in the past at Lago Leones, and just south of Glacier Colonia at Lago Arco. Is Chile prepared for GLOF events? There’s a gap in the science world right now. We need to do more to map the danger zones and bring this to policymakers, city planners and others to make adequate legislation to regulate the urbanization of towns and roads. This is very well developed in other mountainous countries such as in the Alps - where you have green zones, yellow zones, and red zones - but here it’s not very well developed. Are you encouraged by the way the world - other than Donald Trump, of course - is reacting to the climate change threat? Yeah, absolutely. I recently saw the new documentary by Al Gore, An Inconvenient Sequel. It’s wonderful to hear how the world in general is turning to renewable energy sources and prices of solar panels are dropping. This is completely changing the energy matrix, including in Chile, which is actually a major example in Al Gore’s movie. How much is sea level rising? Sea level rise is increasing by about 3 millimeters per year. It’s not much, but when you multiply it by 100, over the last century, we have had a sea level increase of about 20 to 30 centimeters, and the projections by the end of this century is it could be even more than 2 meters every year. This figure is increasing and increasing. And 2 meters is a lot.
NASA
Ice is moving at a huge range of speeds across Patagonia, from as little as a few centimeters to as much as 10,000 meters per year. In this map, yellow areas are moving the fastest and purple areas are the slowest. El hielo se mueve a una enorme gama de velocidades en toda la Patagonia, desde apenas unos pocos centímetros a tanto como 10.000 metros por año. En este mapa, las áreas amarillas se mueven más rápido y las moradas son las más lentas.
Is the rate of glaciers melt continuing to increase in Patagonia? Yes, yes. We just submitted with some colleagues a paper to a journal where we compare more recent surface elevation data from 2014 from a German satellite, Tandem X, with the NASA Space Shuttle Data from the year 2000. It points to further acceleration of the mass loss of many glaciers. On the other hand, we also discovered a few glaciers that are stable. Moreno is stable; it has pulses of both advance and retreat. And surprisingly there are a few other glaciers that are increasing, particularly on the southwestern and central western sides.
Patagon Journal
CASASSA: Si ves a la totalidad de la Patagonia, tenemos evidencia de eventos más frecuentes por la simple razón de que con el calentamiento global el hielo se está derritiendo más rápidamente y estos lagos glaciares están aumentando de tamaño. Hay evidencia proveniente de áreas muy remotas donde no vive nadie, como la cordillera Darwin, en la Tierra del Fuego, y en el Gran Campo Nevado. Hay al menos tres casos en el Campo de Hielo Patagónico Sur. Y en el Campo de Hielo Patagónico Norte también se han reportado varios casos. Uno, por supuesto, es Cachet 2, cuyo túnel glaciar sigue abierto, pero en el pasado también ocurrió en el lago Leones y al sur del glaciar Colonia en el lago Arco.
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¿Te anima la forma en que el mundo –exceptuando Donald Trump, por supuesto- está reaccionando ante la amenaza del cambio climático? Sí, absolutamente. Recientemente vi el nuevo documental de Al Gore, Una Secuela Incómoda. Es maravilloso ver cómo el mundo en general está recurriendo al uso de fuentes de energía renovables y cómo los precios de los paneles solares van disminuyendo. Esto está cambiando completamente la matriz de energía, incluyendo a Chile, que figura como un ejemplo importante en la película de Al Gore. ¿Cuánto está aumentando el nivel del mar? El nivel del mar está aumentando casi 3 milímetros al año. No es mucho, pero cuando lo multiplicas por 100, tenemos que en el último siglo el nivel del mar ha aumentado entre 20 y 30 centímetros, y las proyecciones para el final de este siglo apuntan a que podría aumentar más de 2 metros cada año. Esta cantidad crece y crece, y 2 metros es mucho. ¿Continúa en aumento la velocidad a la que los glaciares se están derritiendo en la Patagonia? Sí. Acabamos de entregar, junto a unos colegas, un artículo para una revista en donde comparamos los datos de
interview <entrevista>
CONAF
A giant ice berg breaks off from Grey Glacier at Torres del Paine in November. Desprendimiento en el glaciar Grey, en Torres del Paine, ocurrido en noviembre.
Why are glaciers growing in some places? An increase in precipitation. There’s good evidence that shows the westerlies are increasing and pushing toward the south. As long as that happens, the precipitation will increase as well. As long as that precipitation is solid, and there’s snow, the glaciers will be in good shape and gain mass. But once the warming continues, of course the solid precipitation turns into rain, and rain will melt the glaciers even further. Do you have any future projections for the Patagonian Icefields? We have a model on future behavior evolution of the Northern Patagonian Icefield. We’ve not done that exercise yet for the Southern Icefield. But the difference between the North and South is that precipitation has decreased down to around Coyhaique, but further south it has increased. Not much, but a little. And that little will help glaciers to grow in the upper areas, but in the lower areas, where
the temperatures are having an effect, the ice melt is increasing. Particularly, there are a few glaciers - very large glaciers like Jorge Montt, O’Higgins, and others - where the ice flow is accelerating. These glaciers are not just melting, but calving - breaking into big pieces and going into the ocean, fjords, or fresh water lakes. Could we see a major change in the Patagonian landscape in the next century? Yes, the so-called ice dynamic effects will become more important as the ice melts where there already is a lot of water. This water acts as a lubricant to the glacier flow, so as the ice becomes more lubricated it will flow more rapidly and the ice velocities will become faster. And these calving contributions to the fjords and fresh water lakes will increase. We’re seeing that already not only in several large Patagonian areas, but also Greenland and parts of Antarctica. And there’s no upper limit to the acceleration a glacier can experience, they could
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elevación superficial del 2014, provenientes de un satélite alemán, el Tandem X, con los datos del Transbordador Espacial de la NASA del año 2000. Los datos apuntan a una aceleración en la pérdida de masa de muchos glaciares. Por otra parte, también descubrimos a algunos glaciares que están estables. Moreno está estable, tiene pulsos de avance y retirada. Y, sorprendentemente, hay otros glaciares que están creciendo, particularmente en los costados suroeste y centro oeste. ¿Por qué crecen los glaciares en ciertos lugares? Por un aumento en las precipitaciones. Hay buena evidencia que muestra que los vientos occidentales están aumentando y empujando hacia el sur. Mientras eso ocurra, la precipitación también va a aumentar. Mientras las precipitaciones sean sólidas y haya nieve, los glaciares estarán en buen estado y aumentará su masa. Pero si continúa el calentamiento, por supuesto que la precipitación sólida se convertirá en lluvia y ésta derretirá a los glaciares todavía más.
Patagon Journal
¿Tienes algunas proyecciones para el futuro de los Campos de Hielo Patagónicos? Tenemos un modelo de la evolución del comportamiento futuro del Campo de Hielo Norte. Todavía no hemos hecho ese ejercicio para el Campo de Hielo Sur. Pero la diferencia entre el Norte y el Sur es que la precipitación ha disminuido hasta los alrededores de Coyhaique, pero ha aumentado más al sur. No mucho, pero un poco. Y ese poco ayudará a que los glaciares crezcan en las zonas altas, pero en las zonas bajas, donde las temperaturas están teniendo un efecto, el deshielo irá aumentando. Particularmente, hay algunos glaciares –glaciares muy grandes como Jorge Montt, O´Higgins y otros –donde el flujo de hielo se está acelerando. Estos glaciares no solo se están derritiendo, sino que se están desprendiendo; rompiéndose en pedazos que caen en el océano, fiordos o lagos. ¿Habrá un cambio importante en el paisaje de la Patagonia en el próximo siglo? Sí, los llamados efectos de la dinámica del hielo tendrán más relevancia a medida que el hielo se derrite en los lugares donde ya hay mucha agua. Esta agua actúa como lubricante del flujo del glaciar, así que a medida que el hielo se lubrique, fluirá más rápido, y la velocidad del hielo aumentará. Y estas contribuciones de los desprendimientos de hielo a los fiordos y lagos aumentarán. Ya estamos viendo eso, no solo en varias zonas grandes de la Patagonia, sino también en Groenlandia y en partes de la Antártica. Y no hay un límite superior para la aceleración que puede experimentar un glaciar; pueden fluir más y más rápido. Así que eso es una gran preocupación. ¿Las mayores pérdidas entonces se encuentran en las áreas donde hay desprendimientos de hielo? Sí, las mayores pérdidas han estado ocurriendo cerca del
flow faster and faster. So that’s a major concern. The major losses then are in the areas where there is calving? Yes, the major losses have been occurring close to sea level, but now we’re starting to see glacial losses even above a thousand meters in elevation, so that’s quite remarkable and concerning, that even in the upper plateau, like west of Fitz Roy, we’re seeing glacier loss in a place which is supposed to have snow year round. When was this discovered? The Chilean army invited some of our colleagues this past August. They collected valuable data, and what was very remarkable, a stake we had put in there at the end of the 1990s, and which was practically buried under snow when we were last there seven years ago, now has surfaced again. So, the
surface melt is increasing, and the snow is not accumulating there. It’s losing snow. So that’s very concerning because the mass ice balance on the Patagonian Icefields, even at that altitude, at around 1500 meters above sea level, is losing mass. What should Chile and Argentina do to protect the Patagonian Icefields? I think a major step was done years ago when both countries declared the ice fields as national parks. Industrial use of the parks is legally unacceptable, so they are protected. Argentina has gone a step further in approving a glacier law. In Chile, we’re still lacking a glacier law. What’s needed now is more environmental restrictions, protocols and regulations. We’re working on that - both in Chile and in Argentina - but there’s still a long way to go.
nivel del mar, pero ahora estamos empezando a ver pérdidas glaciares incluso en elevaciones mayores a los mil metros. Eso es muy considerable y preocupante: que incluso en el plateau superior, como al oeste del Monte Fitz Roy, estamos viendo la disminución de glaciares en un lugar donde se supone que debe haber nieve durante todo el año.
Eso es muy preocupante porque el balance de la masa de hielo en los Campos de Hielo Patagónicos, incluso a esa altura, a casi 1.500 metros sobre el nivel del mar, está disminuyendo.
¿Cuándo se descubrió esto? El ejército chileno invitó a algunos de nuestros colegas el pasado agosto. Recolectaron datos valiosos, y lo más extraordinario es que una estaca que habíamos instalado allí a finales de los no-
¿Qué deben hacer Chile y Argentina para proteger los Campos de Hielo Patagónicos? Creo que un paso importante se realizó hace años cuando ambos países convirtieron a los campos de hielo en parques nacionales. El uso industrial de los parques es legalmente inaceptable, así que están protegidos. Argentina ha dado un paso más al aprobar una ley de glaciares.
venta, y que estaba prácticamente cubierta de nieve cuando estuvimos allí por última vez hace siete años, nuevamente se encontraba en la superficie.Así que el deshielo superficial está aumentando, y la nieve no se está acumulando allí. La nieve es cada vez más escasa.
En Chile, todavía no tenemos una. Lo que se necesita ahora son más restricciones, protocolos y regulaciones medioambientales. Estamos trabajando en ello, tanto en Chile como en Argentina, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
Chile’s National Parks: The Big Challenge Ahead Parques nacionales de Chile: Un gran desafío por delante By CRISTÓBAL PÉREZ
Parque Nacional Queulat
KARL YUNIS
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national parks
<parques nacionales> As Chile’s national protected area system grows, so do the challenges to protecting its natural resources while maximizing enjoyment for its growing visitors. Mientras el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Chile se expande, también lo hacen los desafíos para proteger los recursos naturales al tiempo que se intenta maximizar el disfrute de sus crecientes visitantes.
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hen we think of national parks, our minds immediately go to imposing and indomitable landscapes full of nature and life. We think of locations rich in flora and fauna, with iconic vistas that capture the identities of their respective regions, places that inspire governments and others to make greater conservation efforts. Today, few question the social and economic benefits of national parks. Indeed, there seems to be a growing awareness of their importance. “Thousands of tired, nerve-shaken, over-civilized people are beginning to find out that going to the mountains is going home; that wilderness is a necessity; and that mountain parks and reservations are useful not only as fountains of timber and irrigating rivers, but as fountains of life.” Although written over a century ago by visionary American naturalist John Muir, these words resonate more strongly than ever. National parks have become our greatest symbol of conservation, and all over the world there are an increasing number of land and water ecosystems that fall under some degree of state or private protection. Chile is no exception, and in 2017 it added a considerable number of new places to its list of protected areas. In particular, Tompkins Conservation is donating 407,625 hectares, which together with
the Chilean government annexing another 949,368 hectares will result in the creation of three new national parks: Pumalin, Melimoyu and Patagonia. Moreover, Chile is re-classifying four national reserves into national parks, thereby establishing Kawéskar National Park and Cerro Castillo National Park, as well as adding the Lago Cochrane and Lago Jeinimeni national reserves to the new Patagonia National Park. Not counting these new parks, which are in various stages of implementation, Chile’s National System of Protected Areas (SNASPE) currently has 36 national parks, 49 national reserves, and 16 natural monuments. In total, these protected areas cover close to 14.6 million hectares, or an area equivalent to 20 percent of the total national territory. At the same time, tourism has become one of Chile’s fastest growing industries. The number of foreign tourists to Chile has more than doubled over the past decade to nearly 4.5 million people in 2015. As well, the average daily per capita expenditure for these tourists has increased from $US 43.7 dollars in 2001 to $US 64 dollars in 2015. Visits to national parks from both tourists and Chileans have also risen in this period, today exceeding 3 million people per year. Can Chile meet the challenge of a growing national park system while at the same time ad-
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uando pensamos en parques nacionales, nuestra mente de inmediato nos transporta a lugares imponentes e indómitos, llenos de naturaleza y vida. Zonas de una riqueza enorme en términos de flora, fauna y paisajes, que la mayoría de las veces representan el sello identitario de un área geográfica en particular, y que en definitiva motivan a gobiernos e instituciones a realizar grandes esfuerzos de conservación. En la actualidad, ya casi nadie cuestiona los beneficios sociales, económicos y de distinto orden que brindan los parques nacionales, y cada vez parece tomarse más conciencia en torno a su relevancia. “Miles de personas cansadas, nerviosas y sobre civilizadas están comenzando a darse cuenta que ir a las montañas es volver a casa; que ese salvajismo es una necesidad; y que los parques y reservas de montaña son útiles no sólo como fuentes de madera y ríos de irrigación, sino también como fuentes de vida”, dijo alguna vez el visionario naturalista estadounidense John Muir hace más de un siglo. Hoy, sus palabras parecen resonar con más fuerza todavía. Los parques nacionales se han transformado en el mayor símbolo de la conservación, y a nivel mundial existe la tendencia a incrementar la extensión de tierras y mares bajo algún grado de protección, ya sea estatal o privado. Chile no está ajeno a
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aquella realidad, y en 2017 el país ha sumado un considerable número de áreas protegidas. Tompkins Conservation donó 407.625 hectáreas al Estado de Chile, mientras que este anexó 949.368 hectáreas y así se crearán tres nuevos parques nacionales: Pumalín, Melimoyu y Patagonia. Junto con ello, se reclasificarán cuatro reservas nacionales como parques nacionales, creando el Parque Nacional Kawéskar y el Parque Nacional Cerro Castillo, y añadiendo las reservas nacionales Lago Cochrane y Lago Jeinimeni al nuevo Parque Nacional Patagonia. Sin contar estos nuevos parques, que se encuentran en distintas fases de ejecución, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) de Chile cuenta actualmente con 36 parques nacionales, 49 reservas nacionales y 16 monumentos naturales. En total, cubren cerca de 14,6 millones de hectáreas, una superficie equivalente al 20% del territorio nacional. De la mano con los parques nacionales, el turismo se ha convertido en una de las industrias de mayor crecimiento en Chile. El número de turistas extranjeros se ha duplicado durante la última década, llegando a casi 4,5 millones en 2015. A este crecimiento se suma el aumento en el gasto diario promedio por persona, que subió de 43,7 dólares en 2001 a 64 dólares en 2015. Los números también han ido al alza en los parques nacio-
dress persistent problems their parks and reserves already are experiencing? Magdalena García, coordinator of the land management unit of Chile’s tourism ministry, affirms that the tremendous growth in visitation to national parks in recent years demands greater funding for both infrastructure and the development of innovative, new visitor programs. If left unaddressed, the impacts of increased tourism will ultimately lead to a drastic decline in the quality of park experiences for all.
nales, en total, tanto para turistas extranjeros como para chilenos, superando los 3 millones de visitantes en el año 2016. ¿Puede Chile afrontar el desafío en torno a un creciente sistema de parques nacionales y al mismo tiempo abordar los persistentes problemas que sus áreas silvestres protegidas experimentan? Magdalena García, coordinadora de la Unidad de Análisis y Gestión Territorial de la Subsecretaría de Turismo de Chile, asegura
“Thousands of tired, nerve-shaken, over-civilized people are beginning to find out that going to the mountains is going home…and that wilderness is a necessity.” “Miles de personas cansadas, nerviosas y sobre civilizadas están comenzando a darse cuenta que ir a las montañas es volver a casa…y que ese salvajismo es una necesidad”.
Every park is unique, from its geography to the number of tourists it receives. As such, some parks will require much more funding while other, lesser known areas need practically no resources for their management. There are still other parks that have characteristics which make them especially fragile, says Karl Yunis, director of Corporación Parques para Chile. “A place like Torres del Paine, with more wind and strong storms,” he says, “tends to have more problems with soil erosion and compaction, and its biomass is not easily restored.” Yunis, an ecologist, says that many such fragile locations in the public-use sector are presently in very deteriorated conditions, negatively impacting not just the visitor experience, but the conservation of the area. “One could say that, overall, there is still time to correct the situation, but the trend and the prognosis are not good,” he says. Chile’s government is carrying out an “Action Plan for Sustainable Tourism in Protected Areas” and is working — with substantial assistance from Parks Canada — on projects designed to build capacity, enhance value, upgrade infrastructure, and better provide information to visitors. As well, the Corporación Parques para Chile has created a manual for the development of plans for the public use of protected areas. Its goal is to diversify
que el crecimiento exponencial en el número de visitas a las áreas silvestres protegidas durante los últimos años exige una fuerte inversión para contar con mayor infraestructura y también para desarrollar otro tipo de experiencias. De no adoptarse medidas, los expertos advierten que los impactos van a seguir expandiéndose, reduciendo de forma drástica la calidad de las experiencias de los visitantes. Todos los parques son diferentes, desde su geografía hasta la cantidad de turistas que reciben. Hay algunos que requieren mucha inversión, mientras que otros, menos conocidos y visitados, casi no requieren recursos. Asimismo, sitios con determinadas características son mucho más frágiles. “Un lugar como Torres del Paine, con más viento y con tormentas fuertes, tiende a tener más problemas con la erosión y compactación de suelo, y su biomasa no se renueva con facilidad”, ejemplifica Karl Yunis, director de la Corporación Parques para Chile. El ecólogo explica que estos lugares más frágiles están muy deteriorados en los sectores de uso público, lo que afecta no sólo la experiencia del visitante, sino también su estado de conservación. “Uno podría decir que por lo general aún hay tiempo para corregir la situación, pero la tendencia, y el pronóstico, no son positivos”, sostiene.
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Reserva Nacional Villarrica, sector Quilembre.
national parks
<parques nacionales>
PARQUES PARA CHILE
activities, improve the quality of visitor attention, and integrate the visions of different parties in the planning process.
Redistribution
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ware of the problem faced by Chile’s parks today, the national tourism ministry appears to be clear about their overall objective. “The national priority is to improve the quality of the visitor experience, not the quantity. We don’t want more people in some parks, but yes,
in other, less visited parks, we would like to see an increase,” says García. There is general consensus among officials about the need to create a nationally coordinated communication and marketing strategy to address visitation issues. Increasing visits to parks must also be accompanied by adequate infrastructure to avoid clashing with the aims of conservation. But in order to keep protected areas open year-round and maintain trails and facili-
Patagon Journal
El gobierno de Chile está liderando un Plan de Acción de Turismo Sustentable en Áreas Protegidas, trabajando —con un importante apoyo de Parks Canada— en proyectos de fortalecimiento de capacidades, de puesta en valor y de mejoramiento de la infraestructura habilitante y de información para visitantes. Junto con esto, la Corporación Parques para Chile ha creado un manual para la elaboración de planes de uso público en las áreas silvestres
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protegidas, que busca diversificar actividades, mejorar la calidad de atención de los visitantes e integrar la visión de distintos actores en la planificación.
Cómo redistribuir
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onscientes de la problemática que enfrentan hoy en día, en la Subsecretaría de Turismo parecen tener claros los lineamientos. “La prioridad nacional es mejorar la experiencia de los visitantes, no la
Parque Nacional Quelat. KARL YUNIS
ties in good condition while at the same time protect flora and fauna, Chile’s national parks and forest service (CONAF) needs much more park rangers to meet the task. Large investments are needed, and that may be the most urgent question the nation must address right now with its parks. In Chile, approximately one dollar per hectare is invested in national parks. That is far too low when compared to other countries in the region like Costa Rica (30 dollars per hectare) or Peru (7 dollars per hectare), or when you consider that the large majority of tourists are attracted to traveling to the country primarily to visit its nature areas. Luis Infante, regional director of CONAF Los Lagos, says that while budgets go up every year, the increasing demands on their
Parque Nacional Lauca. DIETER TITZ
resources constantly mean they never have enough. Infante explains that under CONAF’S current system “all of the funds from park admission fees go into a national budget that is later distributed jointly among the parks.” But for experts like Yunis, the funds ought to return to the park that generates them. Otherwise, he says, the parks that receive more visitors will be lacking economic and ecological incentives. “The local park managers are not motivated by tourism because they don’t see the benefits,” he says. With a goal of giving new institutional support to national parks, there has been a bill moving through Chile’s Congress the past three years to create a Biodiversity and Protected Areas Service. It has received the input of hundreds of individuals,
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cantidad. No queremos llevar más gente a algunos parques, pero sí nos gustaría aumentar en otros que tienen pocas visitas”, afirma García. Existe consenso entre los expertos en que se debe generar una estrategia coordinada a nivel nacional y abordar aspectos como la visitación y distribución de los visitantes mes a mes para generar una estrategia de comunicación y de marketing. Esto tiene que estar acompañado por la infraestructura adecuada para no chocar con la conservación. Pero para abrir un área protegida durante todo el año los accesos tienen que estar en buenas condiciones, y Conaf (Corporación Nacional Forestal) administradora de las áreas silvestres protegidas del Estado, está lejos de tener la cantidad necesaria de guardaparques
Patagon Journal
para mantener habilitados permanentemente los senderos y puntos de atracción. Se requieren grandes inversiones, y ahí radica el problema: ¿dónde se obtienen los recursos?. En Chile se invierte aproximadamente 1 dólar por hectárea en los parques nacionales, muy poco si se compara con países como Costa Rica (30) o Perú (7), o si se toma en cuenta que muchos de los visitantes que ingresan al país lo hacen por turismo de naturaleza. Luis Infante, director regional de Conaf Los Lagos, detalla que los presupuestos van creciendo año a año. Sin embargo, según explica, la demanda para mantener funcionando los parques es tan alta que pareciera que nunca es suficiente. Infante da cuenta de una realidad que genera cuestio-
national parks
<parques nacionales>
Parque Nacional Juan Fernández. WAYNE BERNHARDSON
experts and organizations, but Fundación Terram, whose executive director, Flavia Liberona, calls its current incarnation a flawed bill. “We need the state to put more resources into the administration and management of national parks in Chile. That is just a basic need, yet this bill makes no significant improvements in that regard.” In 2017, CONAF’s budget for the management of national parks was about 29 million dollars. Of that amount, the state contributed nearly half, and most of the rest stems from operational revenues (primarily from entrance fees). Yet, the government funding allotment for the agency falls short of even paying the 18.5 million dollars CONAF needs to pay annually for existing workers’ salaries. At minimum, Chile needs to raise
namientos: “Todos los recursos que ingresan por concepto de entrada a los parques van a un presupuesto nacional que se distribuye después solidariamente a los otros parques”. Para expertos como Yunis, los recursos deberían volver al parque que los generó. De lo contrario, las áreas protegidas que tienen muchos visitantes carecen de incentivo económico y ecológico. “La administración local no se motiva con el turismo porque no ven los beneficios”, dice. Con el fin de dar una nueva institucionalidad a la protección de parque nacionales —y así enfrentar mejor los desafíos que esto implica— existe un proyecto de ley que busca crear el Servicio de Biodiversidad y Áreas Silvestres Protegidas, que lleva tres años de tramitación en
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“The national priority is to improve the quality of the visitor experience, not the quantity.” “La prioridad nacional es mejorar la experiencia de los visitantes, no la cantidad”.
Parque Nacional Huerquehue. KARL YUNIS
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national parks
<parques nacionales>
Parque Nacional Villarrica. INSTITUTO DE TURISMO DE PUCÓN
its level of support to cover CONAF personnel. To further illustrate the problem, of the 101 parks, reserves and natural monuments in Chile, just 80 are provided with park rangers. According to a report by El Mercurio newspaper, the national parks lacking in any personnel whatsoever make up 5,819,293 hectares, or twofifths of the country’s total protected areas. Another 1,330,591 hectares are managed by only one worker. Collectively, that means 49% of the nation’s parks and reserves have just one individual, or nobody at all, assigned to directly oversee their management. Hernán Mladinic, executive director of Tompkins Conservation, considers the currently assigned budget for CONAF the “minimum floor” for the proper management of national parks, but he says it must be followed by the allocation of more resources in the future. Mladinic says Chile needs to consider that greater investment in national parks results in greater returns. And he points to statistics from the U.S. National Parks Service
“In Chile, approximately 1 dollar per hectare is invested in national parks. In Costa Rica, 30 dollars per hectare.” “En Chile se invierte aproximadamente 1 dólar por hectárea en los parques nacionales. En Costa Rica, 30 dólares por hectárea”. which shows that for every dollar the federal budget invests in their parks, ten dollars are returned to the economies of the communities located nearby. In 2016, close to 800,000 foreign tourists visited Chile’s national parks. Says Mladinic: “If these same tourists spend $US 125 per day, as the national tourism service (SERNATUR) says they do, then in just one day these tourists are contributing $US 100 million to the national economy, which is almost four times CONAF’S national budget for parks.” Another issue are concessions in parks. For tourism minister Javiera Montes, these concessions represent a funding source that can be used to expand and improve services in
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el Congreso. Ha tenido cientos de indicaciones y ha contado con la participación de diversas organizaciones, entre ellas la Fundación Terram, cuya directora ejecutiva, Flavia Liberona, cree que es un proyecto deficiente: “Necesitamos que el Estado ponga más recursos para la administración y gestión de las áreas silvestres protegidas en Chile. Eso es básico, y el proyecto de ley no hace mejoras sustantivas al respecto”. En 2017, el presupuesto de Conaf para administrar los parques nacionales fue de 17.500 millones de pesos. De estos, el Estado aportó casi la mitad, y la mayor parte del resto procedía de los ingresos por operación (principalmente cobro de entradas). Pero el gasto en perso-
Patagon Journal
nal fue de 11.250 millones de pesos; entonces, el sueldo de los trabajadores ni es cubierto por el aporte fiscal, que para los expertos es lo mínimo que debiera pagar el Estado de Chile. Esto sin considerar que de las 101 áreas protegidas existentes en Chile, sólo 80 cuentan con guardaparques. Según un reportaje elaborado por el diario El Mercurio, las áreas protegidas sin personal suman 5.819.293 hectáreas, dos quintas partes de las áreas protegidas del país, y 1.330.591 hectáreas tienen un solo cuidador. Juntas suman el 49% del terreno total de áreas silvestres protegidas. Hernán Mladinic, director ejecutivo de Tompkins Conservation, considera “el presupuesto asignado como un piso mínimo para echar andar esta iniciativa (de gestión de las áreas silvestres protegidas), a la que se deberán ir sumando nuevos recursos en el tiempo”. Mladinic es un convencido de que mientras más se invierte en parques nacionales, mayores serán los retornos. De hecho, indicó que el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos
national parks. Nonetheless, in order to avoid overloading some of the parks with tourist services, a public use plan must be followed that sets forth the distribution and quantity of services to be offered. The classic example of poor planning in the past is that of Torres del Paine National Park, where Yunis says Chile has allowed too much service infrastructure inside the park limits. Mladinic says the present concession system needs to be completely re-examined. “Today we see concession contracts with different requirements and revenue models that vary from one place to another. I believe we have to take another look at all of this.”
infrastructure, marketing, and global strategic planning in order for the system to function. Karl Yunis believes that efforts ought to be taken to improve one, two, or three parks in this way, and they could later be used as models to replicate elsewhere. For Yunis, Conguillío National Park is a current example of where things appear to be working well: the park is receiving constant visitation without ever becoming overburdened.
ha demostrado que por cada dólar del presupuesto federal invertido en sus áreas protegidas, retornan 10 dólares a las economías locales. El año 2016, cerca de 800 mil turistas extranjeros visitaron los parques nacionales de Chile. “Si un turista de intereses especiales gasta 125 dólares diarios de acuerdo con los cálculos de Sernatur (Servicio Nacional del Turismo), estamos hablando de que por ese día de
ción. Sin embargo, para evitar que algunas áreas protegidas se sobrecarguen de servicios turísticos, es necesario seguir un plan de uso público para determinar la distribución y la cantidad de servicios que se ofrecen. El ejemplo clásico de la falta de planificación es el Parque Nacional Torres del Paine, donde según Yunis aceptaron demasiada infraestructura de servicios. Al respecto, Mladinic señala que “hoy vemos contratos de concesión muy dispares unos de otros, con distintos niveles de exigencia, con distintos niveles de modelo de ingreso; yo creo que eso hay que revisarlo”.
Propuestas y soluciones
C
Proposals and solutions
M
inimizing impact of park visitors is an increasingly difficult challenge given the continuing growth in tourism. It will probably be necessary, for example, to implement daily capacity limits and online reservation systems in some parks. This past summer, in Torres del Paine National Park, a pilot program that included an online booking system was introduced to control visits to shelters on the “W” trekking circuit, which has reached a saturation point that far exceeds the park’s capacity. Magdalena García says such a system utilized by Torres del Paine is becoming indispensable. “All of the world’s more highly visited park systems have this. It ensures that you can have a good experience, and it facilitates good park management, because you know how many people are coming and where they are going.” The next big leap must involve prioritizing greater inclusion for handicapped, children and senior citizens. It is also clear that an equilibrium needs to be achieved in terms of management, services,
KARL YUNIS
Guanaco at the future Patagonia National Park. Guanaco en el futuro Parque Nacional Patagonia.
CONAF
Universal access to a natural pool in Reserva Nacional Río Cipreses. Acceso universal a pozón en Reserva Nacional Río Los Cipreses.
Hernán Mladinic calls for a more transversal approach to improving park management, with specific, practical measures such as emphasizing a more precise definition of park rangers roles (they currently fulfill a number of different functions), better waste management, and taking advantage of renewable energy sources in remote areas. Undoubtedly, large visitation numbers have a significant
Patagon Journal
visita a los parques nacionales, esos turistas dejaron en total 100 millones de dólares en la economía nacional, casi cuatro veces el presupuesto nacional de áreas protegidas de Conaf”, explica Mladinic. Otro elemento que entra en el juego son las concesiones, las cuales para la subsecretaria de Turismo, Javiera Montes, representan un aporte para ampliar la oferta en parques nacionales y complementar su administra-
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ómo se controla ese impacto es un desafío cada vez más difícil tomando en cuenta el aumento de visitantes. Probablemente habrá que implementar una capacidad máxima diaria, el uso de pulseras de control y un sistema de reservas online. De hecho, el verano pasado se inició un proyecto piloto en Torres del Paine con un sistema de reservas porque la gente llegaba a los refugios del circuito “W” y había tal saturación de personas que excedía totalmente la capacidad de carga. Magdalena García cree que un sistema así se vuelve imprescindible: “Todos los sistemas de parques del mundo con visitación alta lo tienen, eso asegura que puedas tener una buena experiencia, y también se facilita la gestión del parque porque sabes cuántos van a venir y dónde van a estar”. El salto que viene también apunta hacia la inclusión, pensando en personas con capacidades diferentes, niños y la tercera edad. A todas luces, se debe buscar el equilibrio en un sistema que funcione en términos de gestión, de servicios, de infraestructura, de marketing y planificación
national parks
<parques nacionales>
Laguna San Manuel, Parque Nacional Huerquehue. KARL YUNIS
“CONAF has done the best it can with its limited resources. But the growing visits to the country’s national parks demands immediate legislative action.” “Conaf se las ha arreglado como puede con todas las limitaciones existentes. Pero las crecientes visitas a sus áreas protegidas exigen un actuar rápido de parte del poder legislativo chileno”. impact on the parks, but one cannot deny access to places intended for public use. That said, in Chile and worldwide, the area within national parks that are actually directly affected by visitors amounts to just 1% of the total area covered by parkland. Good planning is a must in visitor areas, but what’s most important is ensuring that the remaining 99% of parks have high conservation standards.
Up till now, with very little investment, CONAF has done the best it can with its limited resources. But the growing visits to the country’s national parks demands immediate legislative action on the part of Chile’s Congress. It’s past time for a new institutional structure that harmonizes the nation’s booming tourism sector with conservation needs. The challenge is great, and the clock is ticking.
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global estratégica. Karl Yunis cree que se deberían establecer uno, dos o tres parques de buena forma, y después replicar el modelo. Según el ecólogo, un ejemplo podría ser el Parque Nacional Conguillío, que tiene visitación constante, pero no está sobrepasado. Hernán Mladinic considera la necesidad de crear un plan de manejo transversal, y desde un punto de vista más práctico, destaca la importancia de definir los roles de los guardaparques —quienes cumplen múltiples funciones—, gestionar mejor los residuos y aprovechar fuentes renovables de energía en zonas aisladas. Es indudable que la alta visitación genera impactos en los parques, pero tampoco se puede negar que ciertos lugares están destinados al uso público. En general, en los par-
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ques nacionales de Chile y del mundo, el área de uso público que tiene visitación efectiva es del orden del 1%. Por lo tanto, el impacto que se genera ahí, cuando está bien planificado, es controlado y asumido. Lo importante es preocuparse que el 99% restante del área protegida tenga buenos estándares de conservación. Con muy poca inversión, hasta ahora Conaf se las ha arreglado como puede con todas las limitaciones existentes. Pero las crecientes visitas a sus áreas protegidas exigen un actuar rápido de parte del poder legislativo chileno en orden de instalar una institucionalidad acorde a los nuevos parámetros, y así compatibilizar de forma eficiente e idónea el turismo y la conservación. El desafío es grande, y el tiempo corre.
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ULF ANDERSEN
Bruce Chatwin’s In Patagonia at 40 En la Patagonia cumple 40 años
A look back at this classic travel book on its 40th anniversary Una mirada a este clásico libro de viajes escrito por Bruce Chatwin en su cuadragésimo aniversario.
By PATRICK NIXON
I
n an essay about writing that he wrote for The New York Times in February 1983, Bruce Chatwin concludes with a brief story about how his first book came about. One afternoon, says Chatwin, he was visiting the architect and designer Eileen Gray at her apartment in Paris, when he noticed on the wall of her salon a map of Patagonia. ‘’I’ve always wanted to go there,’’ said Chatwin. ‘’So
have I,’’ Gray responded. ‘’Go there for me.’’ The seed was planted, and two years later, while in New York on assignment for The Sunday Times of London, on the spur of the moment he made the momentous decision to go for it. In a telegram to his editor, he wrote: “Ran away to South America/ I have been staying with a cousin in Lima for the past week and am going tonight to Buenos Ai-
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E
n un ensayo sobre escritura que redactó para The New York Times en febrero de 1983, Bruce Chatwin concluye con una breve historia acerca de cómo obtuvo la idea sobre su primer libro. Cuenta que una tarde estaba visitando a la arquitecta y diseñadora Eileen Gray en su apartamento en París, cuando notó un mapa de la Patagonia colgado en la pared del salón.
Patagon Journal
“Siempre he querido ir allí”, dijo Chatwin. “Yo también”, respondió Gray. “Ve por mí”. La semilla fue plantada, y dos años después, mientras estaba en Nueva York trabajando para The Sunday Times de Londres, tomó súbitamente la decisión trascendental de ir por ella. En un telegrama dirigido a su editor, escribió: “Me escapé a Sudamérica/ Esta semana he estado quedándome con una prima en
literature <literatura>
res. I intend to spend Christmas in the middle of Patagonia/ I am doing a story there for myself, something I have always wanted to write up.” He had struck upon the idea for a book, and before flying to South America he briefly laid out the plan to a literary agent. The book, wrote Chatwin, would in part be a quest to find the origins of a piece of animal skin in his grandmother’s cabinet which she said was a “piece of brontosaurus” that her cousin, Charles Milward, sent to her from Punta Arenas, in Patagonia. But even more, Chatwin said the book would “be dictated by the journey itself. As it will be – to say the least – unpredictable, there is no point in even trying to guess what it will hold. I shall start the diary the moment I cross the Rio Negro.” The result of his 4-month journey was In Patagonia, which was published in October 1977 with an initial print run of 4,000 copies. Forty years later, it has been translated into numerous languages, sold millions of copies, and to this day it remains the one must-read travel book about this part of the world. The book is a classic that has changed travel writing itself. It has also left a lasting impact on the Patagonia region. Through its collection of beautifully-written short tales of life in Chilean and Argentine Patagonia, it served as a sort of an introduction for the rest of the world to a mostly unfamiliar land.
A restless nomad
C
harles Bruce Chatwin (May 13, 1940 - January 18, 1989) was born near Sheffield, England. At 18, his family got him a job at Sotheby’s auction house in London after he told them he intended to travel to Africa (“I wanted to be out and about. They thought I was young for that,”
Chatwin told the Washington Post in 1987.) At Sotheby’s, he picked up an extensive knowledge of art and an eye for detail that literary critics believe helped inform the sensitivity and color that would become hallmarks of his writing. After leaving Sotheby’s in 1966, in between making a
Lima y esta noche parto a Buenos Aires. Tengo la intención de pasar la Navidad en medio de la Patagonia/ Voy a hacer una historia allí para mí, algo que siempre he querido escribir”. Él tenía una idea para un libro, y antes de volar a Sudamérica expuso brevemente su plan a un agente literario. El
“The book will be dictated by the journey itself. As it will be – to say the least – unpredictable.” “El libro sería determinado por el viaje en sí mismo. Ya que será –por decir lo menos– impredecible”.
living buying and selling antiquities he briefly studied archaeology at Edinburgh University. Later, intrigued by the lifestyle of nomads, he spent three years writing a book on the subject only to be ultimately rejected by his publisher. He was hired by The Sunday Times in 1972, where he fine-tuned his narrative skills on diverse assignments around the world, reporting on migrant workers in France, for example, or following India politician Indira Ghandi for a month while she campaigned. Still, he remained fascinated by nomadism, particularly its spartan way of life with few possessions and constant movement. Wanderlust filled him. “He was in exile from everywhere,” his wife Elizabeth once said. Certainly, the theme of wandering and exile was prominent in his first book, an overnight success which immediately established Chatwin as one of his generation’s most important writers. Although he considered himself moreso a storyteller, Chatwin
Patagon Journal
texto, escribió Chatwin, sería en parte el relato de una aventura para encontrar el origen de un pedazo de piel de un animal que se encontraba en el gabinete de su abuela, y que ella afirmaba que era un “pedazo de un brontosaurio” que su primo, Charles Milward, le había enviado desde Punta Arenas, en la Patagonia. Pero más que eso, Chatwin dijo que el libro sería “inspirado por el mismo viaje. Ya que será –por decir lo menos- impredecible, no tiene sentido ni siquiera tratar de adivinar lo que contendrá. Comenzaré a escribir el diario en cuanto cruce el Río Negro”. El resultado de su viaje de cuatro meses fue En la Patagonia, que fue publicado en octubre de 1977 con una tirada inicial de 4.000 ejemplares. Cuarenta años después ha sido traducido a varios idiomas, vendido millones de copias, y sigue siendo el libro esencial de viajes sobre este rincón del mundo. Es un clásico que ha cambiado la literatura de viajes. También ha dejado un impacto duradero
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en la región de la Patagonia. Su colección de relatos hermosamente escritos sobre la vida en la Patagonia chilena y argentina ha servido como una especie de introducción para el resto del mundo a una tierra en gran parte desconocida.
Un nómade incansable
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harles Bruce Chatwin (13 de mayo de 1940 – 18 de enero de 1989) nació cerca de Sheffield, Inglaterra. A los 18 años, su familia le consiguió un empleo en la casa de subastas Sotheby´s, en Londres, luego que dijera que pensaba viajar a África. (“Yo quería salir a explorar. Ellos pensaron que era demasiado joven”, contó Chatwin al Washington Post en 1987). En Sotheby´s adquirió un amplio conocimiento acerca del arte y un ojo para el detalle que los críticos literarios creen que le ayudó a dar forma a la sensibilidad y el color que más tarde se convertirían en el sello distintivo de su escritura. Después de dejar Sotheby´s, en 1966 estudió brevemente arqueología en la Universidad de Edimburgo, mientras se ganaba la vida comprando y vendiendo antigüedades. Más tarde, intrigado por el estilo de vida de los nómades, pasó tres años escribiendo un libro sobre el tema, sólo para terminar siendo rechazado por su editor. Fue contratado por The Sunday Times en 1972, donde afinó sus habilidades narrativas gracias a diversos viajes por encargo en todo el mundo, reporteando acerca de los trabajadores inmigrantes en Francia, por ejemplo, o siguiendo a la política india Indira Ghandi durante un mes en su campaña. Sin embargo, continuó fascinado por el nomadismo, particularmente por el estilo de vida espartano de pocas posesiones
is most often credited for revitalizing the genre of travel writing. His acclaimed book about Patagonia drew accolades from fellow writers including Paul Theroux, Graham Greene, and Salman Rushdie, and catapulted Chatwin to celebrity status. Handsome with blonde hair and blue eyes, clothed in khaki shorts and a leather bag, and intellectual, he cut a dashing figure. The author won numerous awards for In Patagonia and altogether wrote six books including Songlines (1987), which was a bestseller. But Chatwin also courted controversy. Married and bisexual, he was one of the first prominent men in Great Britain to die from an AIDS-related illness on January 18, 1989, aged 48.
His reputation was diminished due to revelations about his personal life, and questions about the accuracy of his work. Some of the people featured in the book In Patagonia later criticized the writer, contradicting his versions of events, characters and conversations. Rather than making things up, biographer Nicholas Shakespeare believes Chatwin may have “embellished” on the truth or omitted details at times to suit the narrative. For its time, In Patagonia was experimental in its format. The 93 short chapters, some less than a page long, are loosely-related vignettes and visually descriptive snapshots of encounters the author had with a wide cast of characters.
y el traslado constante. Sintió muchas ganas de viajar. “Estaba en exilio de todas partes”, dijo su esposa Elizabeth en una ocasión. Sin duda, el deambular y el exilio fueron temas importantes en su primer libro, el cual fue un éxito de la noche a la mañana que rápidamente estableció a Chatwin como uno de los escritores más importantes de su generación. Aunque se consideraba a sí mismo un contador de cuentos, a Chatwin se le atribuye haber revitalizado el género de la literatura de viajes. Su exitoso libro sobre la Patagonia recibió elogios de escritores como Paul Theroux, Graham Greene y Salman Rushdie, y catapultó a Chatwin al estrellato. Guapo, con cabello rubio y ojos azules, vesti-
do con pantalones cortos caqui y un bolso de cuero, e intelectual; era una figura deslumbrante. Ganó numerosos premios por En la Patagonia y escribió un total de seis libros, incluyendo Los Trazos de la Canción (1987), que se convirtió en un bestseller. Pero Chatwin no fue ajeno a la controversia. Casado y bisexual, fue uno de los primeros hombres prominentes de Gran Bretaña que falleció de una enfermedad relacionada al SIDA a los 48 años, en 1989. Su reputación fue afectada debido a revelaciones acerca de su vida personal y dudas sobre la precisión de su trabajo. Algunas de las personas que figuraban en el libro En la Patagonia más tarde criticaron al autor, contradiciendo su versión
40 years of In Patagonia / 40 años de En la Patagonia
Chatwin’s classic travel book about Patagonia has been translated in several languages and sold millions of copies since its first printing in 1977.
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El clásico libro de viaje de Chatwin sobre la Patagonia ha sido traducido a varios idiomas y vendió millones de copias desde su primera impresión en 1977.
Patagon Journal
literature <literatura>
JOHN KASMIN
Chatwin was in hot pursuit of his grandmother’s piece of brontosaurus (which in reality turned out to be the remnants of an ancient giant sloth from Milodon’s Cave near Torres del Paine), but the journey proved more than fascinating, too. According to Susannah Clapp, who edited In Patagonia and is author of With Chatwin: Portrait of a Writer, Chatwin described the book’s structure as “Cubist” – the art form pioneered by Pablo Picasso where objects are broken up and reassembled in an abstract form with subjects depicted from multiple viewpoints. Clapp worked with Chatwin for an entire summer reducing the final published book to a quarter of the original length of the manuscript. Speaking to the Patagon Journal, Clapp said that the book’s heterogeneous nature made it challenging to put together into some sort of homogeneous whole. “You didn’t have a reason to go from one page to another,” she said. While far from being a guidebook, Chatwin did capture the essence of Patagonian culture with his precise descriptions of local traditions and inclusion of pieces of local history into the story. There were anecdotes about the escape to Patagonia and cattle rustling escapades of Butch Cassidy and the Sundance Kid, for example, or recounting the cultural upheaval in Chile when land was nationalized in 1973 and how the employees of land belonging to the daughter of a Scottish descendant turn on her after having looked after the farm for years. He also shows how the expats in Patagonia live a divided life, one replicating the environment
de los hechos, personajes y conversaciones. En lugar de inventar cosas, el biógrafo Nicholas Shakespeare cree que Chatwin puede haber “adornado” la verdad u omitido detalles para ajustar la narrativa. Para su época, En la Patagonia tuvo un formato experimental. Los 97 cortos capítulos, algunos de menos de una página, son viñetas con poca relación entre ellas, imágenes visualmente descriptivas de encuentros entre el autor y un amplio elenco de personajes. Chatwin estaba a la caza del pedazo de brontosaurio de su abuela (que en realidad resultó ser los restos de un antiguo perezoso gigante de la cueva del Milodón, cerca de Torres del Paine), pero el viaje fue también más que fascinante. Según Susannah Clapp, editora de En la Patagonia y autora de Con Chatwin: retrato de un escritor, Chatwin describió la estructura del libro como “cubista”, el estilo artístico iniciado por Pablo Picasso en el que los objetos son destruidos y reconstruidos de forma abstracta, y los sujetos son presentados desde múltiples puntos de vista. Clapp trabajó con Chatwin durante todo un verano reduciendo la versión final del libro a un cuarto de la longitud del manuscrito original. Ella le dijo a Patagon Journal que la naturaleza heterogénea del libro hacía difícil que se pudiera presentar como un todo homogéneo. “No había razón para ir de una página a la otra”, sostuvo. Aunque dista de ser una guía, Chatwin sí capturó la esencia de la cultura patagónica con sus descripciones precisas de las tradiciones locales y la inclusión de extractos de la historia local en
Patagon Journal
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“He was in exile from everywhere, his wife Elizabeth once said.” “Estaba en exilio de todas partes, dijo su esposa Elizabeth en una ocasión”.
editor, Susannah Clapp, that Chatwin was, “often shrewd, often prescient.” Although Chatwin’s book concentrates on the interiors and people of Patagonia, he did come away impressed with Patagonia’s natural landscape. A month into his trip, he wrote to his wife: “In the east you suddenly confront the great wall of the cordillera with bright turquoise lakes with unbelievable colors to the rocks. Sometimes it seems that the Almighty has been playing at making Neapolitan ice-cream. Imagine climbing (as I did) a cliff face 2000 feet high alternatively striped vanilla, strawberry and pistachio in bands of 100 feet or more. Imagine an upland lake where the rock face on one side is bright purple, the other bright green, with cracked orange mud and a white rim. You have to be a geologist to appreciate it.”
Chatwin’s legacy
A
PAUL MASSEY
Chatwin described the book’s structure as ‘Cubist’ – the art form pioneered by Pablo Picasso where objects are broken up and reassembled in an abstract form. Chatwin describió la estructura del libro como ‘cubista’, el estilo artístico iniciado por Pablo Picasso en el que los objetos son destruidos y reconstruidos de forma abstracta.
they escaped and the other the new world that they adapted to. In Gaimán, the Welsh preserve their language and their hymns and live in perfect valleys. In Rio Pico, the Germans plant lupins and cherry trees. In Sarmiento, the Boers continue to dry cured guanaco meat. He also captures their loneliness, their bitterness from failed get-rich-quick schemes such as with a Scots sheep herder in Rio Pico, who says: “Ye can’t even talk to people in this country. Ye can’t tell ‘em they did a bad job or they’ll pack up and leave.” Chatwin’s portrayal of unique characters is also remarkable, such as Anselmo, the young pianist from Gaimán. Writes Chatwin: “Anselmo lived with his parents behind their grocery shop. The mother made the pasta herself. She was a big German woman and she cried a lot. He played the mazurka that Chopin dictated on his deathbed. The wind whistled in the street and the music ghosted from the piano as leaves over a headstone and you could imagine you were in the presence of genius.” One of the final pictures of the book is of a boy from the Falkland Islands, who declares, “About time the Argentines took us over. We’re so bloody inbred.” That was five years before the Falklands war and shows, according to his
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ccording to biographer Nicholas Shakespeare, Chatwin called his writing stories of searches, asking big questions about human existence and sharing unusual tales. Chatwin was an admirer of and has been compared to Argentine writer Jorge Luis Borges who mixed narratives, anecdotes, history and local legends, the old with the new, the familiar with the exotic. Chatwin’s alleged blurring of the lines between fact and fiction has been criticized by some, but for Javier Gonzalez, chief travel writer with Spanish magazine Revista Oxígeno, it is one of the book’s strengths. “The book marked the new journalism in travel literature. It’s a bit like how Tom Wolfe has been criticized for blurring the lines between fact and fiction. But that is exactly why I like it.” Chatwin writing style has also been compared to Ernest Hemmingway - spare, clipped prose that is nonetheless able to sum a character or situation in a paragraph or a sentence with precise adjectives. Shakespeare says his approach to writing was almost like a literary Cartier-Bresson, the famous French street photographer, seeking to catch quick snapshots of ordinary people in black and white. For his editor Susannah Clapp, Chatwin “helped to change the idea of what travel-writing could be.” Says Clapp: “More things could be discussed than before. The idea of being abroad, that Patagonians were expats not in their country of origin. There was a sense of paradox, of obliqueness.” Most of all, forty years after it was first published, the book’s vivid portrait of life in Patagonia is chiseled into the memories of its readers much like an unforgettable Rembrandt painting, or a Mozart symphony.
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literature <literatura>
la narrativa. Había anécdotas acerca del escape a la Patagonia de Butch Cassidy y Sundance Kid, y sus aventuras robando ganado, por ejemplo, o un recuento de la conmoción cultural ocurrida en Chile cuando la tierra fue nacionalizada en 1973, y cómo los empleados que trabajaban en la tierra perteneciente a la hija de un descendiente escocés la atacaron luego de haberse ocupado de la estancia por años. También muestra cómo los expatriados en la Patagonia llevan una vida dividida: una parte reproduce el ambiente del cual han escapado y otra el nuevo mundo al que se han adaptado. En Gaimán, los galeses conservan su lenguaje y sus himnos y viven en valles perfectos. En Río Pico, los alemanes plantan lupinos y árboles de cereza. En Sarmiento, los bóeres siguen haciendo carne seca curada de guanaco. También captura su soledad, su amargura proveniente de empresas fallidas para hacerse ricos rápidamente, como es el caso de un pastor de ovejas escocés en Río Pico, quien dice: “En este país ni siquiera se puede hablar con la gente. Si les dices que hicieron mal el trabajo, empacarán y se irán”. Las descripciones que hace de personajes únicos son extraordinarias, como la de Anselmo, el joven pianista de Gaimán. Escribe Chatwin: “Anselmo vivía con sus padres detrás de su tienda de comestibles. Su madre amasaba personalmente la pasta. Era una alemana corpulenta y lloraba mucho. Tocó la mazurca que Chopin dictó en su lecho de muerte. El viento silbaba en la calle y la música se elevaba espectralmente del piano como las hojas de una lápida sepulcral y uno podía imaginar que se hallaba en presencia de un genio”. Una de las últimas imágenes del libro es la de un muchacho de las Islas Malvinas, quien declara: “Ya es hora de que nos ocupen los argentinos. Esta maldita consanguinidad”. Eso fue cinco años antes de la guerra de las Malvinas y muestra, según su editora, Susannah Clapp, que Chatwin era con “con frecuencia perspicaz, con frecuencia profético”. Aunque el libro de Chatwin se concentra en los ámbitos interiores y la gente de la Patagonia, sí se sintió impresionado con el paisaje natural de la región. Tras un mes de viaje le escribió a su esposa: “Hacia el este de pronto haces frente con la gran pared de la cordillera, con brillantes lagos color turquesa y rocas de colores increíbles. A veces pareciera que el Todopoderoso ha estado jugando a preparar helado napolitano. Imagina escalar (como yo lo hice) la pared de un acantilado de 2000 pies de altura que alterna capas de vainilla, fresa y pistacho de 100 pies de espesor o más. Imagina un lago montañoso
LORD SNOWDON
donde la pared de roca hacia un lado es morado brillante y del otro lado es verde brillante, con lodo agrietado color naranja y un borde blanco. Tienes que ser un geólogo para apreciarlo”.
El legado de Chatwin
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egún el biógrafo Nicholas Shakespeare, Chatwin llamaba a sus narraciones historias de búsqueda que formulaban grandes preguntas acerca de la existencia humana y compartían cuentos inusuales. Chatwin ha sido comparado con Jorge Luis Borges, de quien era admirador, y quien mezclaba narrativas, anécdotas, historia y leyendas locales, lo viejo con lo nuevo, lo familiar con lo exótico. El límite borroso que supuestamente Chatwin impuso entre los hechos y la ficción ha sido criticado por algunos, pero para Javier González, escritor en jefe de viajes de la revista española Oxígeno, es una de las fortalezas de la obra. “El libro inició el nuevo periodismo en la literatura de viajes. Es un poco como Tom Wolf ha sido criticado por difuminar la línea entre la realidad y la ficción. Pero eso es exactamente por lo que me gusta”.
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El estilo de escritura de Chatwin también ha sido comparado con el de Ernest Hemmingway; una prosa sobria y breve que, sin embargo, puede resumir a un personaje o una situación en un párrafo o una oración con adjetivos precisos. Shakespeare dice que este enfoque de la escritura es casi como el equivalente literario de Cartier-Bresson, el famoso fotógrafo de calle francés, que buscaba capturar rápidamente imágenes de personas comunes en blanco y negro. Para su editora, Susannah Clapp, Chatwin “ayudó a cambiar la idea de lo que la literatura de viajes podía ser”. Ella declara: “Se pueden discutir más cosas que antes. La idea de estar en el extranjero, de que los habitantes de la Patagonia eran expatriados fuera de su país de origen. Había una sensación de paradoja, de oblicuidad”. Por sobre todo, el libro, a 40 años de su publicación, retrata de forma intensa la vida en la Patagonia, la cual queda cincelada en los recuerdos de sus lectores como una inolvidable pintura de Rembrandt, o una sinfonía de Mozart.
Nature is My Teacher
La naturaleza es mi maestra By JOAO PAULO BARBOSA
Andes Central, Chile
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photo essay
<ensayo fotográfico>
T
he first time I set my eyes on Patagonia was in 1991. I was 17-years-old and incredibly excited to explore the region. With my cousin Pedro next to me, we set off from Bariloche; we walked for 50 days to El Bolsón and then entered Chile through Futaleufú. It was a journey of discovery through both wilderness and photography, and I have returned to Patagonia 12 times since then.
I love feeling the emptiness of the wild; in Patagonia I feel at one, at ease and at peace. Here, some of my dreams blend with reality. I am inspired spiritually and artistically, all my senses flourish. It is a place which makes me look even more closely at life, from another point of view. I feel the need to protect it. Nature is the foundation, the essence, the remedy, the temple of my spirituality and my favorite subject in my work.
Patagon Journal
L
a primera vez que mis ojos entraron en la Patagonia fue en 1991. Tenía 17 años y estaba increíblemente emocionado por explorar la región. Salimos desde Bariloche junto a mi primo Pedro, caminamos por 50 días a El Bolsón, y luego entramos a Chile por Futaleufú. Fue un viaje iniciático por la naturaleza salvaje y la fotografía, y he vuelto doce veces a la Patagonia. Me encanta sentir el aislamiento salvaje, en la Patagonia
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siento paz, seguridad y armonía. Aquí, algunos de mis sueños se mezclan con la realidad. Me inspiro espiritual y artísticamente, florecen todos mis sentidos. Es un lugar que me hace mirar la vida con más atención, desde otro punto de vista. Siento la necesidad de protegerla. La naturaleza es la base, la esencia, la medicina, el templo de mi espiritualidad y mi campo preferido de trabajo. Me gusta la naturaleza en todas sus formas, no puedo vivir lejos de ella, es
Clockwise / En el sentido de las agujas del reloj: Capillas de Mármol in Aysen, Cordillera Darwin, sheep in Argentine Patagonia, and Cerro Fitz Roy. Capillas de Mármol en Aysén, Cordillera Darwin, ovejas en la Patagonia argentina, y Cerro Fitz Roy.
I adore nature in its every form, I can’t live far from it; it is my grandmaster. Nature is our home and, with so many people in the world, it is losing territory. We must protect it in its entirety, we must consume less, and we must recycle everything we can. We need more guardians of nature, more environmental awareness. In my mind, Patagonia does not have political borders, rather a geographical and environmental identity still yet to be explored. My teachers are the forests, animals, mountains, lakes and glaciers in this magical corner of the world, and it will always inspire me.
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mi gran maestra. La naturaleza es nuestra casa, y con tanta gente en el mundo, está perdiendo territorio. Debemos protegerla en su totalidad, debemos consumir menos, debemos reciclar todo. Necesitamos más guardianes de la naturaleza, más educación ambiental. En mi imaginario, la Patagonia no tiene fronteras políticas, sino una identidad geográfica y ambiental aún por explorar. Mis maestros fueron los bosques, animales, volcanes, montañas, lagos y glaciares de un rincón mágico en el mundo. El viento, la luz y la gran diversidad de paisajes de la Patagonia, ciertamente van a inspirarme siempre.
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photo essay
<ensayo fotográfico>
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Glaciers at Cordillera Darwin and an Andean fox near Ushuaia, Argentina. Glaciares en la Cordillera Darwin y un zorro culpeo cerca de Ushuaia, Argentina.
photo essay
<ensayo fotográfico>
Above / Arriba: The Cordillera Darwin at Tierra del Fuego. La Cordillera de Darwin en Tierra del Fuego.
Right / Derecha: Villarrica Volcano Volcán Villarrica
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photo essay
<ensayo fotográfico>
Clockwise / En el sentido de las agujas del reloj: Gerlache Strait, Antarctica; elephant seal at Livingstone, Antarctica; polka-dot tree frog in Brazil; and frigatebirds at the Galapagos Islands of Ecuador. Estrecho de Gerlache en la Antártica; elefante marino en Livingstone, Antártida; la rana punteada en Brasil; y fregatas en Islas Galápagos de Ecuador.
Upper left / Superior izquierda: Laguna Miscanti, Atacama, Chile. Below left / Abajo a la izquierda: Sud Lípez, Bolívia.
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Above / Arriba: Cordillera Blanca, Perú. Left / Izquierda: Géiseres Sol de la Mañana, Bolívia.
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Above / Arriba Tibetan monks in Ladakh, India. Monjes tibetanos en Ladakh, India. Left / Izquierda Tibetan monks at Triund, in the Himalayas of India. Monjes tibetanos en Triund, en el Himalaya de la India.
Right / Derecha Rhesus monkeys at Great Himalaya National Park, India. El mono Rhesus en el Gran Parque Nacional de Himalaya de India.
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Ecotourism / Ecoturismo
Touring | Recorriendo
Península Valdés By WAYNE BERNHARDSON Photos by KEVIN ZAOUALI
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destinations <destinos>
Located on the eastern coast of Argentine Patagonia, Península Valdés offers unparalleled opportunities to see abundant wildlife up close. Ubicada en la costa este de la Patagonia argentina, Península Valdés ofrece oportunidades inigualables para ver de cerca abundante vida silvestre.
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hen one visitor emerged from the shallow waters of the Golfo Nuevo, at the town of Puerto Pirámides, he couldn’t stop smiling and exclaiming that “I swam with a penguin! I swam with a penguin!” At that time, in the early 1990s, Pirámides was a humble hamlet on Península Valdés and nearly all the visitors were Argentines. Many of these early tourists were beach-goers who almost coincidentally grew to appreciate the area’s abundant wildlife. Today, Península Valdés is a destination for tourists from across the globe, who are especially attracted to the worldclass whale watching off of Pirámides.
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uando un visitante emergió de las aguas poco profundas del Golfo Nuevo, en el pueblo de Puerto Pirámides, no pudo dejar de sonreír y exclamar: “¡Nadé con un pingüino! ¡Nadé con un pingüino!”. En ese entonces, a principios de la década de 1990, Pirámides era una humilde aldea en Península Valdés y casi todos los visitantes eran argentinos. Muchos de estos primeros turistas eran amantes de las playas y casi casualmente crecieron para apreciar la abundante vida silvestre de la zona. Hoy en día, Península Valdés es un destino para turistas de todo el mundo, que se sienten especialmente atraídos por la observación de ballenas en Pirámides, una de las mejores del planeta. Cada día,
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Punta Ninfas
Every day catamarans and smaller rigid inflatables shuttle whale-watchers onto the gulf, and the semi-submergible “Yellow Submarine” even allows underwater views of the massive mammals through below-the-decks windows. It’s also possible to kayak and paddle-board here, although there are restrictions—a guide is obligatory, for one—until whale-watching season ends. The migratory southern right whales, arrive to the waters here to breed and give birth in the Southern Hemisphere winter, then leave as spring becomes summer. For visitors without their own vehicle, it’s only 4 km (2.5 miles) on foot or bike to a colony of southern sea lions, which are present all year at the base of banded sedimentary strata at Lobería Punta Pirámides.
“Península Valdés is a year-round destination with a staggered wildlife calendar that includes much more than the magnificent whales.” “Península Valdés es un destino para visitar todo el año, con un calendario escalonado de vida silvestre que incluye mucho más que las magníficas ballenas”.
In reality, Península Valdés— which from a geographical perspective juts into the South Atlantic Ocean like the blade of a medieval battle-axe—is a year-round destination with a staggered wildlife calendar that includes much more than the magnificent whales. In addition to sea lions, elephant seals also roam the shores of the peninsula year round. Orcas, or killer whales, frequent the beaches
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catamaranes y embarcaciones inflables rígidas más pequeñas transportan a los observadores de ballenas al golfo, y el “Submarino Amarillo” semisumergible incluso permite vistas bajo el agua de los grandes mamíferos. La migratoria ballena franca austral llega a estas aguas para reproducirse y dar a luz en el invierno del hemisferio sur, luego se va cuando la primavera se convierte en verano.
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También es posible practicar kayak, aunque hay restricciones –es obligatorio hacerlo con guía– hasta que finalice la temporada de observación de ballenas. Para los visitantes sin su propio vehículo, a sólo 4 kilómetros a pie o en bicicleta se encuentra una colonia de leones marinos, que están presentes todo el año en la base de estratos sedimentarios en Lobería Punta Pirámides. En realidad, Península Valdés –que desde una perspectiva geográfica se adentra en el Océano Atlántico Sur como la hoja de un hacha de batalla medieval– es un destino para visitar todo el año, con un calendario escalonado de vida silvestre que incluye mucho más que las magníficas ballenas. Además de los leones marinos, los elefantes marinos también recorren las costas de la península durante
destinations <destinos>
Clockwise / En el sentido de las agujas del reloj: Magallanes penguins, a right whale at Puerto Pirámides, and a petrel at Caleta de Valdés. Pingüinos de Magallanes, una ballena franca en Puerto Pirámides, y un petrel en Caleta de Valdés.
Camping on the coast of Peninsula Valdes. Campamento en la costa de Península Valdés.
from September to April. And the burrowing Magellanic penguins are spring and summer visitors; in fact, the seashore around Estancia San Lorenzo is now the continent’s largest breeding site, superseding the better-known Punta Tombo (where numbers are still substantial). Like most of Argentina’s Atlantic coast, Península Valdés is a desert, with no surface streams and an annual rainfall of just 246 mm (less than ten inches). Strong winds and sheep estancias predominate in the interior of the peninsula, whose Salina Grande depression (42 meters below sea level) is one of the world’s lowest points. From the city of Puerto Madryn, there’s a paved highway and regular bus service to Pirámides, but to reach some of the best wildlife sites will require a vehicle. It’s a huge area, covering 3,625 square km (1,400 square miles), though most points of interest are on or near the coastline with its many broad and sandy beaches. To visit the major sights involves a circuit of roughly 400 km (about 250 miles), which is doable on
a long summer’s day, but still quite a distance. Not so long ago, the roads beyond Puerto Pirámides were precarious, and getting stuck in the sand was a real risk. Today those roads are smoother gravel, and destinations like Punta Delgada and Punta Norte get mini-
todo el año. Orcas, o ballenas asesinas, frecuentan las playas desde septiembre a abril. Y los pingüinos de Magallanes son visitantes de primavera y verano; de hecho, la costa alrededor de la Estancia San Lorenzo es ahora el sitio de crianza más grande del continente, reemplazando
“To visit the major sights involves a circuit of roughly 250 miles, which is doable on a long summer’s day.” “Visitar los principales lugares de interés contempla un circuito de aproximadamente 400 kilómetros, que es factible realizar en un largo día de verano”.
vans and tour buses. Camping is only permitted in Pirámides, but there are quality accommodations at Estancia Rincón Chico—site of an elephant seal research project—and Punta Delgada, whose now-automated lighthouse marks a path that descends onto a beach where the elephant seals haul ashore in summer. Fights break out be-
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al mejor conocido Punta Tombo (donde los números aún son importantes). Como la mayoría de la costa atlántica de Argentina, Península Valdés es un desierto, sin aguas superficiales y una precipitación anual de solo 246 milímetros. Vientos fuertes y estancias ovejeras predominan en el interior de la península, cuya depresión
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de Salina Grande (42 metros bajo el nivel del mar) es uno de los sitios más bajos del mundo. Desde la ciudad de Puerto Madryn hay una carretera pavimentada y servicio regular de autobús a Pirámides, pero para llegar a algunos de los mejores sitios de vida silvestre se requiere un vehículo. Es un área enorme, que abarca 3.625 kilómetros cuadrados, aunque la mayoría de los puntos de interés se encuentran en o cerca de la costa, con sus muchas playas amplias y arenosas. Visitar los principales lugares de interés contempla un circuito de aproximadamente 400 kilómetros, que es factible realizar en un largo día de verano, aunque sigue siendo una gran distancia a recorrer. No hace mucho tiempo, las carreteras más allá de Puerto Pirámides eran precarias, y quedar atascado en la arena era un riesgo real. Hoy en día, esas carreteras son de grava más suave, y a destinos como Punta Delgada y Punta Norte se puede acceder en minivans y buses turísticos. Acampar solamente está permitido en Pirámides, pero
Southern Right Whales / Ballena franca austral
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resent throughout the Southern Hemisphere, the global population of southern right whales (Eubalaena australis) numbers about 10,000— but Península Valdés has the largest breeding population with more than 2,000 of this specimen calling it their habitat. These are baleen whales, filter-feeders that spend most of their
summer season feeding in and around Antarctica, but they seek a warmer habitat in winter (June to August) and that’s when southern right whales can be found congregating in the shallow waters of the Golfo Nuevo. The Golfo Nuevo’s narrow entrance helps shelter them from the open ocean and that, in turn, makes its calmer waters
ideal for breeding and giving birth. That also makes accessible points like Puerto Pirámides and the beach at El Doradillo some of the very best places on the planet for whale watching. They come exceptionally close to shoreline there, affording spectacular close-up glimpses of these massive mammals.
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resente en todo el hemisferio sur, la población global de ballenas francas australes (Eubalaena australis) es de aproximadamente 10.000 individuos, pero Península Valdés tiene la mayor población reproductora con más de 2.000 ejemplares de la especie. Estas son ballenas barbadas, que se alimentan por filtración y que pasan la mayor parte de la temporada de verano alimentándose en la Antártida y sus alrededores, pero buscan un hábitat más cálido en invierno (junio a agosto) y es entonces cuando las ballenas francas australes se pueden encontrar congregadas en las aguas poco profundas del Golfo Nuevo. La estrecha entrada del Golfo Nuevo ayuda a protegerlas del océano abierto y eso, a su vez, hace que sus aguas más tranquilas sean ideales para reproducirse y dar a luz. Esa ca-
tween massive “beachmasters,” whose bloody snouts vaguely resemble those of terrestrial elephants. The winners take, or keep, charge of a substantial harem, but innocent pups can get crushed in the melee. There are also southern sea lions and, of course, numerous shorebirds. Halfway up the eastern shore, Caleta Valdés is a gravel bar inlet where more elephants seals and penguins frequent the shore and, on occasion, guanacos descend from the sparsely vegetated interior to munch on kelp that’s
HERNÁN ROMERO
racterística también hace que puntos accesibles como Puerto Pirámides y la playa de El Doradillo sean algunos de los mejores lugares del planeta para la
washed ashore. On occasion, rheas sprint along and across the roads and smaller wildlife, such as the mara (Patagonian hare) and piche (armadillo), are common sights. At the peninsula’s northern tip, Punta Norte also has elephant seals and a large sea lion colony; in mid-winter, lurking orcas lunge ashore to grab unsuspecting pups. Nearby is the Magellanic colony on and around Estancia San Lorenzo, where the burrowing birds lay their eggs and raise their chicks until the young ones
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observación de ballenas. Se acercan excepcionalmente a la costa, ofreciendo espectaculares primeros planos de estos enormes mamíferos.
hay alojamientos de calidad en Estancia Rincón Chico –un proyecto de investigación sobre elefantes marinos– y Punta Delgada, cuyo faro ahora automatizado marca un camino que desciende hacia una playa donde los elefantes marinos se encuentran en tierra en verano. Las peleas se desatan entre estos gigantes “maestros de las playas”, cuyos hocicos ensangrentados se parecen vagamente a los de los elefantes terrestres. Los ganadores toman, o mantienen, la carga
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de un importante harén, pero los cachorros inocentes pueden ser aplastados durante el combate cuerpo a cuerpo. También hay leones marinos y, por supuesto, numerosas aves playeras. A mitad de camino hacia la costa este, Caleta Valdés posee una barra de grava donde más elefantes marinos y pingüinos frecuentan la costa y, en ocasiones, guanacos descienden desde el interior de escasa vegetación para comer algas que se lavan en la orilla. Los ñandúes corren a lo largo y ancho de las
destinations <destinos>
Right / Derecha: Elephant seals at Caleta de Valdes. Elefantes marinos en Caleta de Valdés.
Left / Izquierda: Southern elephant seal Elefante marino del sur
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destinations <destinos>
Clockwise / En el sentido de las agujas del reloj: Orcas at Punta Norte and Caleta de Valdés, the lighthouse and Punta Ninfas, and a Magellanic horned owl. Orcas en Punta Norte y Caleta de Valdés, el faro de Punta Ninfas, y un tucúquere.
can go to sea on their own. Víctor Fratto, who operates tours to the ranch—which still raises sheep for wool and offers barbecued lamb in its restaurant—points out that this is now the world’s largest single Magellanic penguin colony. “Together with Estancia La Ernestina, there are 600,000 penguins, three-quarters of them at San Lorenzo.” San Lorenzo’s guided tours, always with a ranger, include not just penguin-sighting but also ar-
carreteras, y la fauna más pequeña, como la mara (liebre patagónica) y el piche (armadillo), son avistamientos comunes. En el extremo norte de la península, Punta Norte también tiene elefantes marinos y una gran colonia de leones marinos; a mediados de invierno, las orcas acechan la costa para atrapar cachorros desprevenidos. Muy cerca se encuentra la colonia de pingüinos de Magallanes alrededor de la Estancia
“The rheas sprint along and across the roads and smaller wildlife, such as the Patagonian hare and armadillo, are common sights.” “Los ñandúes corren a lo largo y ancho de las carreteras, y la fauna más pequeña, como la mara y el piche, son avistamientos comunes”. chaeological and historical sites where early hunter-gatherers fished and foraged, and later residents harvested sea lion pelts and boiled their blubber for export to Buenos Aires. The rusting boilers are still standing, but the Argentine government outlawed sea lion hunting in 1974. Nowadays, there’s greater protection for the peninsula’s fauna and flora, but there are red flags. In a survey carried out by National Geographic Traveler a few years back, the reserve drew praise for facilities “that are set up in a way to minimize their impact on the local environment.” Still, over the last two decades, Pirámides has swollen from a modest fish camp with limited services to a more substantial village, with many more hotels, restaurants and outdoor activities. Yet, this is a place that still relies on scarce groundwater for its survival, and while some of those new accommodations are indeed environmental friendly (the addition of solar
San Lorenzo, donde estas aves ponen sus huevos y crían a sus polluelos hasta que puedan ir al mar por su cuenta. Víctor Fratto, que opera recorridos por el rancho –que todavía cría ovejas para lana y ofrece cordero asado en su restaurante– señala que ahora es la colonia de pingüinos de Magallanes más grande del mundo. “Junto con Estancia La Ernestina, hay 600.000 pingüinos, y tres cuartas partes de ellos están en San Lorenzo”. Las visitas guiadas en San Lorenzo, siempre con un guardaparque, incluyen no solo avistamientos de pingüinos, sino también de sitios arqueológicos e históricos donde los primeros cazadores-recolectores pescaban y se alimentaban, mismos sitios que los colonos posteriores utilizaron para obtener pieles de leones marinos y cocer su grasa para exportarla a Buenos Aires. Las calderas oxidadas siguen en pie, pero el gobierno argentino prohibió la caza de lobos marinos en 1974.
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See the whales in their natural environment accompanied by a family business, with 30 years of experience in Peninsula Valdes working responsibly with nature Conocé a las ballenas en su medio natural acompañado por una empresa familiar, con 30 años de experiencia en la Península Valdés trabajando de manera responsable con la naturaleza Avenida Roca 31, Puerto Madryn, Argentina
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Photos by: Hernan Romero
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Above / Arriba: Sea lion colony at Caleta de Valdés Lobería en Caleta de Valdés Left / Izquierda: Sea lions at Puerto Pirámides. Lobos Marinos en Puerto Pirámides. Below / Abajo: A Darwin’s rhea at Caleta de Valdés, and an armadillo at Punta Norte. Un choique en Caleta de Valdés, y un piche en Punta Norte.
technology and state-of-the-art insulation are encouraging), the town’s growth is still a serious concern. That said, there are also positive signs. According to Agustín Ayuso, owner of Rincón Chico, “We are in the process of converting Rincón Chico into a reserve. After 120 years and five generations raising livestock, we have removed our sheep and we’re going to dedicate ourselves exclusively to conservation.” This will mean additional protection not just for marine mammals and birds, including penguins, along the farm’s ocean frontage, but also for the underappreciated steppes and their wildlife—some 100 square kilometers (39 square miles) will no longer be subject to grazing. En route to Pirámides, the visitor center at the Istmo de Ameghino, the narrow neck that links the peninsula to the mainland, displays beautifully reconstructed right whale skeletons, along with information on the rest of the peninsula’s wildlife. On the north side of the isthmus, in the smaller Golfo San José, the Isla de los Pájaros is a refuge for nesting seabirds—cormorants, gulls and penguins—that’s off-limits to
visitors but viewable through a stationary telescope. Many whale-watchers and penguin-stalkers stay in the city of Puerto Madryn, which is just an hour south of Pirámides, and take advantage of tours that spend the day on the peninsula. Madryn’s seaside Ecocentro is an even better place to learn about the South Atlantic environment than the peninsula’s visitor center, and the city has more abundant accommodations and dining options. In addition, two notable nature reserves are within cycling distance of town: to the north, whales approach the shore at Playa El Doradillo while, to the east, Punta Loma has a large sea lion colony and many nesting birds. Puerto Madryn itself is also a key diving center, with numerous diving companies having offices on the beaches at the south end of downtown. In fact, some visitors would enthusiastically swear that the excursion-of-alifetime is diving or snorkeling with baby sea lions offshore here. Moreover, Madryn is also a popular site for windsurfing, and the shoreline in and around the city is a target for conventional beachgoers who, in summer, can be elbow to elbow.
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“Some visitors would enthusiastically swear that the excursion-of-a-lifetime is diving or snorkeling with baby sea lions offshore here. Moreover, Madryn is also a popular site for windsurfing.” “Algunos visitantes jurarían con entusiasmo que la excursión de la vida es bucear o hacer snorkel aquí con leones marinos. Asimismo, Madryn es un popular sitio para el windsurf”.
Hoy en día, hay una mayor protección para la fauna y flora de la península, pero hay banderas de alerta. En una encuesta llevada a cabo por National Geographic Traveler hace unos años, la reserva recibió elogios por las instalaciones “que se establecen de manera tal que minimizan su impacto en el medio ambiente local”. Sin embargo, en las últimas dos décadas, Pirámides se ha expandido desde un modesto campamento pesquero con servicios limitados, a un pueblo mucho más grande, con varios hoteles, restaurantes y actividades al aire libre. Este es un lugar que aún depende de las escasas aguas subterráneas
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para su supervivencia, y si bien algunos de esos nuevos alojamientos son respetuosos con el medioambiente (la incorporación de tecnología solar y aislación de vanguardia es alentadora), el crecimiento de la ciudad es una preocupación seria. Dicho esto, también hay señales positivas. Según Agustín Ayuso, dueño de Rincón Chico, “estamos en el proceso de convertir a Rincón Chico en una reserva. Después de 120 años y cinco generaciones criando ganado, hemos eliminado nuestras ovejas y nos vamos a dedicar exclusivamente a la conservación”. Esto significará protección adicional a lo largo de la fachada
destinations <destinos>
Estancia El Pedral
oceánica de la estancia no solo para mamíferos marinos y aves, incluyendo a los pingüinos, sino también para las subestimadas estepas y su vida silvestre: unos 100 kilómetros cuadrados ya no estarán sujetos al pastoreo. En ruta hacia Pirámides, el centro de visitantes en el Istmo de Ameghino, el estrecho cuello que une la península con tierra
firme, exhibe esqueletos de ballena franca austral maravillosamente reconstruidos, junto con información sobre el resto de la vida silvestre de la península. En el lado norte del istmo, en el pequeño Golfo San José, la Isla de los Pájaros es un refugio donde anidan aves marinas –cormoranes, gaviotas y pingüinos–, que está fuera del alcance de
los visitantes pero se puede ver a través de un telescopio. Muchos observadores de ballenas y acosadores de pingüinos se quedan en la ciudad de Puerto Madryn, que está a solo una hora al sur de Pirámides, y aprovechan los tours que pasan el día en la península. El Ecocentro costero de Madryn es un lugar todavía mejor que el centro de visitantes
de la península para conocer el entorno del Atlántico Sur, y la ciudad cuenta con más alojamientos y opciones gastronómicas. Además, dos importantes reservas naturales se encuentran a poca distancia en bicicleta: al norte, las ballenas se acercan a la costa en la Playa El Doradillo, mientras que al este, Punta Loma tiene una gran colonia de leones marinos y muchas aves anidan allí. El propio Puerto Madryn es también un centro clave de buceo, con numerosas compañías que tienen sus oficinas en las playas en el extremo sur del centro de la ciudad. De hecho, algunos visitantes jurarían con entusiasmo que la excursión de la vida es bucear o hacer snorkel aquí con leones marinos. Asimismo, Madryn es un popular sitio para el windsurf, y la costa alrededor de la ciudad es un objetivo para los bañistas convencionales que, en verano, pueden saturar las playas.
How to go / Cómo ir Punta Norte San Lorenzo
Golfo San Matías Punta Quiroga
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Punta Bs. As.
Caleta Valdés
Golfo San José Isla de los Pájaros
Océano Atlántico Atlantic Ocean
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Península Valdés
Puerto Pirámides El Doradillo
Est. Rincón Chico
Puerto Madryn Punta Loma
Trelew
Punta Cantor Est. La Elvira
2
Golfo Nuevo
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Visiting Península Valdés
Faro Punta Delgada
Punta Ninfas
Visitando Península Valdés Gravel Road Camino de ripio Paved Road Camino pavimentado
Unpaved road Camino sin pavimentar Accommodation Alojamiento
El Pedral
Airport Aeropuerto
Visitor center Centro de visitantes Town Ciudad
Punta León
MK GWYNN
Getting There & Around
Llegando allí y a los alrededores
Many if not most visitors arrive at the city of Trelew, which has the area’s largest airport, 65 km (40 miles) south of Puerto Madryn. There are regular buses on the Trelew-Madryn-Pirámides route, with several per day in summer, but access to the rest of Península Valdés requires taking a tour or hiring a rental car (on a long summer’s day, it’s possible to see almost everything). Tours may spend less time at the best wildlife sites and more at cafés and restaurants. Long-distance buses are a marathon—the trip from Buenos Aires to Puerto Madryn takes from 18 to 21 hours, though many buses have comfortable reclining seats and meal service.
La mayoría de los visitantes llegan a la ciudad de Trelew, que tiene el aeropuerto más grande de la zona, a 65 km al sur de Puerto Madryn. Hay buses que salen regularmente en la ruta Trelew-Madryn-Pirámides, con alta frecuencia cada día en verano, pero el acceso al resto de Península Valdés requiere hacer un tour o alquilar un auto (en un largo día de verano, es posible ver casi todo). Los tours pueden pasar menos tiempo en los mejores sitios de vida silvestre y más en los cafés y restaurantes. Los buses de larga distancia son un maratón: el viaje de Buenos Aires a Puerto Madryn dura entre 18 y 21 horas, aunque muchos de estos buses tienen cómodos asientos reclinables y ofrecen servicio de comida.
Accommodations
Alojamiento
Puerto Madryn has the widest selection of accommodations, but Puerto Pirámides offers increasing quantity and quality, with options ranging from hostels to boutique lodgings. Good choices in Madryn include El Gualicho Hostel, which has simple but attractive private rooms (www. elgualicho.com.ar, from US$13 in dorms, from US$65 for double with private bath), and the beachfront Hotel Bahía Nueva (www.bahianueva. com.ar, US$120 double).
Puerto Madryn tiene la más amplia selección de alojamientos, pero Puerto Pirámides ofrece cada vez más cantidad y calidad. Buenas opciones en Madryn son El Gualicho Hostel (www.elgualicho.com.ar, desde US$ 13 en dormitorios, desde US$ 65 por habitación doble con baño privado), y el Hotel Bahía Nueva, ubicado frente a la playa (www.bahianueva.com.ar, habitación doble de US$ 120). En Punta Ninfas, 74 km al sur de Madryn, se encuentra El Pedral (www.reservaelpedral.com, US$ 474 la habitación doble por una noche, con pensión completa y actividades), que ofrece otra excelente alternativa para observar la vida silvestre de la zona.
At Puerto Pirámides, there’s a diversity of accommodations, ranging from simple hostels to the more upscale but eco-conscious Hostería Ecológica del Nómade (www.ecohosteria.com.ar, US$50-100 double) and Océano Patagonia (www.oceanopatagonia.com, from US$180 double). Farther out the peninsula, there’s Estancia Rincón Chico (www. rinconchico.com.ar, US$826 double for a two-night minimum with full board and activities), El Pedral (www. reservaelpedral.com, US$474 double for one night with full board and activities), and Faro Punta Delgada Hotel del Campo (www.puntadelgada.com, US$205 double).
En Puerto Pirámides hay una diversidad de alojamientos, desde simples hostales hasta los más exclusivos -pero conscientes ecológicamente- Hostería Ecológica del Nómade (www.ecohosteria.com.ar,US$ 50-100 la habitación doble) y Océano Patagonia (www.oceanopatagonia.com, desde US$ 180 la doble). Más allá de la península está la Estancia Rincón Chico (www.rinconchico.com.ar, US$ 826 la doble por un mínimo de dos noches con pensión completa y actividades) y Faro Punta Delgada Hotel del Campo (www.puntadelgada.com, US$ 205 la doble).
Food
Alimentación
Madryn’s best restaurant, with the most appealing ambiance and excellent seafood, is El Almendro. For seafood, at Pirámides, there are La Covacha, La Estación and The Paradise. Farther out the peninsula, Rincón Chico is only open to hotel guests, but Punta Delgada’s restaurant is open to the public at large. Estancia San Lorenzo also has
El mejor restaurante de Puerto Madryn, con el ambiente más atractivo y excelente marisco, es El Almendro. Para frutos del mar, en Pirámides, están La Covacha, La Estación y The Paradise. Más lejos de la península, Rincón Chico sólo está abierto para los huéspedes del hotel, pero el restaurante de Punta Delgada abre al público en general. Estancia San Lorenzo también tiene un restaurante abierto al público.
a restaurant open to the public.
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SERNATUR
A ruca in Lago Budi, Chile. Una ruca en Lago Budi, Chile.
The rise of Mapuche cuisine El auge de la cocina mapuche By ZOE BAILLARGEON
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itting around the rim of a concrete pit with a crackling fire at its center, eager guests sip cafe trigo from earthenware mugs and munch on steaming sopaipillas slathered in maqui berry jam. In the kitchen, the proprietess, Luz Maria Huenipi, is preparing the main course, with its headliner ingredient: changle mushrooms foraged from the forests of the Araucania region of southern Chile. As a descendent of the Mapuche, Chile’s mighty indigenous tribe who were able to beat back Spanish rule for some 300
years after colonization, Huenipi opens her home in Melipeuco so that visitors can get to know the food of her proud people. And her smile warms the room even more than her delicious food. “I make food the way the Mapuche people have always made it,” she says. In fact, Huenipi’s little restaurant in a small corner of southern Chile’s Lake District is part of a growing trend that is seeing Mapuche cuisine become a gastronomic tour de force throughout Chile and countries like the United States, England, Spain, Russia, and others.
S
entados en el borde de un pozo de concreto con un fuego crepitante en el centro, los ávidos huéspedes beben café de trigo en tazas de barro y mastican sopaipillas humeantes untadas con mermelada de maqui. En la cocina, la propietaria, Luz María Huenipi, prepara el plato de fondo con su ingrediente principal: el changle, un hongo comestible que crece en los bosques de la región de la Araucanía, en el sur de Chile. Como descendiente mapuche, el poderoso pueblo originario de Chile que logró con-
trarrestar el dominio español durante unos 300 años después de la colonización, Huenipi abre su casa en Melipeuco para que los visitantes puedan conocer la comida de su gente. Y su sonrisa tempera la habitación incluso más que sus deliciosas preparaciones. “Yo hago comida de la manera en que la gente mapuche siempre la ha hecho”, dice ella. De hecho, el pequeño restaurante de Huenipi, ubicado en un rincón del sur de Chile, es parte de una creciente tendencia donde la cocina mapuche se está convirtiendo en un tour de
destinations <destinos>
In Chile, what was once a culinary niche confined mostly to Chile’s Lake District is now chic and has entered the higher echelons of national cuisine. A thriving national foodie scene is particularly devoted to exposing Chileans and tourists alike to Mapuche cuisine that is made authentically - and with an eye for cultural appreciation and understanding - but with modern twists. Mapuche cooking is characterized by the use of fresh, seasonal ingredients that are foraged or caught, and cooking techniques like baking directly on the hot coals of a fire or in a clay oven. At the heart and soul of Mapuche food is a connection to the land and respect for what it provides. “We are a people who take care of nature,” Huenipi says. Typical ingredients one might encounter during a meal include quinoa, mote, changle mushrooms, sopaipillas, fish or seafood. And of course there is merken, a Mapuche traditional spice made from dried and ground up aji cacho de cabra, coriander, cumin, and salt that has become so popular in recent years it is now a mass market product sold in supermarkets everywhere in the country. Top chefs in Chile’s capital city of Santiago are also having great success with Mapuche cuisine. The offerings run the gamut from a homestyle buffet banquet at the home of “mapuchef” Jose Luis Calfucura to more upscale settings like Restaurante Peumayen. Perhaps the best known example of Mapuche cooking can be found at Borago, the world-renowned Santiago restaurant of Rodolfo Guzmán. In addition to enticing his diners with native products like maqui berries and seaweed, and methods like cooking with embers, Guzmán pays tribute to
Diverse breads and sauces at Küme Yeal in Futrono, Chile; and the Relmucura restaurant at Melipeuco, Chile. Diversos panes y salsas en Küme Yeal en Futrono, Chile; y el restaurante Relmucura en Melipeuco, Chile.
the Mapuche culinary heritage by actively foraging the land for such ingredients with his CONECTÁZ team. Borago artfully crafts meals that faithfully bring Chile’s bountiful and beautiful terroir from the countryside to the plate. In addition to being fine chefs, it’s also Guzmán and Calfucura’s willingness to experiment with tradition and offer innovative takes on the classic dishes that puts them ahead of the curve. But, as Calfucura has said in past interviews, Mapuche cuisine ultimately boils down to staying connected with the past and using good, wholesome ingredients. But it’s not just Chilean foodies hopping on the bandwagon, several restaurants in the United States have started introducing customers to the delights of merken and other traditional foods, like at the Mapuche Na-
Patagon Journal
fuerza gastronómica a lo largo de Chile y países como Estados Unidos, Inglaterra, España, Rusia y otros. En Chile, lo que alguna vez fue un nicho culinario limitado principalmente al denominado Distrito de los Lagos, ahora ha tomado ribetes elegantes e ingresado en los escalones más altos de la cocina nacional. Una próspera escena gastronómica está especialmente dedicada a exponer tanto a chilenos como a turistas la cocina mapuche que se elabora de manera auténtica –y con un ojo hacia la apreciación y comprensión cultural– pero con giros modernos. La cocina mapuche se caracteriza por el uso de ingredientes frescos y de temporada que son cosechados o capturados, y técnicas de cocina como hornear directamente en las brasas de un fuego o en un horno de barro.
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En el corazón y el alma de la comida mapuche hay una conexión con la tierra y un respeto por lo que ésta proporciona. “Somos personas que cuidamos la naturaleza”, sostiene Huenipi. Los ingredientes típicos que uno puede encontrar durante una comida incluyen quinoa, mote, champiñones, sopaipillas, pescado o mariscos. Y, por supuesto, está el merkén, una especia tradicional mapuche hecha de cacho de cabra, cilantro, comino y sal, todo seco y molido, que se ha popularizado tanto en los últimos años que ahora es un producto masivo que se vende en los supermercados de todo el país. Los mejores chefs de Santiago, la capital de Chile, también están teniendo mucho éxito con la cocina mapuche. La oferta abarca una amplia gama, desde un hogareño banquete tipo buffet en la casa del “mapuchef” José Luis Calfucura, hasta ambientes más exclusivos como el Restaurante Peumayen. Tal vez el ejemplo más conocido de la cocina mapuche se puede encontrar en Boragó, el restaurante santiaguino de renombre mundial de Rodolfo Guzmán. Además de atraer a sus comensales con productos nativos como bayas de maqui y algas, y métodos como cocinar con brasas, Guzmán rinde homenaje al legado culinario mapuche al trabajar activamente la tierra y recolectar sus propios ingredientes con su equipo CONECTÁZ. Boragó elabora ingeniosamente comidas que traen fielmente desde el campo al plato el abundante y bello terroir de Chile. Además de ser buenos chefs, también es la voluntad de Guzmán y Calfucura experimentar con la tradición y ofrecer innovaciones en los platos clásicos, algo que coloca a ambos a la vanguardia. Pero, como dice Calfucura, la cocina mapuche en última instancia se reduce a
destinations <destinos>
Merkén manía One Mapuche ingredient becoming a musthave for kitchens everywhere is merkén. Made from ají cacho de cabra (goat’s horn peppers), it is dried, partly smoked and blended with coriander seeds and salt. This earthy spice brings out subtle flavors in a variety of dishes, and its increasingly a mainstay of Chilean cuisine used on steaks, seafood, mashed potatoes, and more. Now, thanks in part to ample coverage in international media in recent years, merkén is also a global trend and finding a spot on menus at top restaurants and spice racks the world over.
Un ingrediente mapuche que se ha convertido en un imprescindible para las cocinas es el merkén. Hecho de ají cacho de cabra, es secado, parcialmente ahumado y mezclado con semillas de cilantro y sal. Esta especia terrosa saca sabores sutiles en una variedad de platos, transformándose en un pilar de la cocina chilena al ser utilizada en carnes, mariscos, puré de papas y más.Ahora, gracias en parte a la amplia cobertura realizada en los medios internacionales, el merkén también es una tendencia mundial y encuentra un lugar en los menús de los mejores restaurantes y estanterías de especias de todo el planeta.
MEL MELCON
Mapuche food truck in Los Angeles, California. Camión de comida mapuche en Los Ángeles, California.
tive Argentinean Food Truck, stationed in Los Angeles, California. Here, chef Carlos Leiva, who hails from Argentine Patagonia, serves up the food he grew up eating, like empanadas and sandwiches, with merken as a central ingredient in every menu item. Another restaurant in New York, La Roja de Todo, has the Chilean classics like pastel de choclo and paila marina, but they
also have empanadas de pino that just aren’t complete without a generous sprinkling of merken mixed in, too. And if the reviews and word of mouth are anything to go by, happy customers are loving the results. As hungry diners all over the world discover the ancient and soul-warming flavors and tastes of a Mapuche kitchen, who knows where this trend can go next.
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estar conectado con el pasado y usar ingredientes buenos y saludables. Sin embargo, los chefs chilenos no son los únicos en subirse al carro. De hecho, varios restaurantes en los Estados Unidos han comenzado a presentar a sus clientes las delicias del merkén y otras comidas tradicionales, como ocurre en el “Mapuche Native Argentinean Food Truck”, estacionado en Los Ángeles, California. Allí, el chef Carlos Leiva, oriundo de la patagonia argentina, sirve la comida con la que creció, como empanadas y sándwiches, con el merkén como ingrediente central en cada elemento del menú.
Otro restaurante en Nueva York, La Roja de Todos, tiene los clásicos chilenos como el pastel de choclo y la paila marina, pero también ofrece empanadas de pino que simplemente no están completas sin una generosa mezcla de merkén. Y si las críticas y el boca a boca ayudan, los clientes felices adoran los resultados conseguidos. Mientras los comensales hambrientos de todo el mundo descubren los ancestrales y reconfortantes sabores y gustos de la cocina mapuche, quién sabe hasta dónde puede llegar esta tendencia en el futuro.
How to go / Cómo ir: • Boragó - Santiago, Chile; www.borago.cl • Casa de José Luis Calfucura – Cerrillos, Chile; www.chaltubanqueteria.cl
• Relmucura - Melipeuco, Chile; www.relmucura.cl • Küme Yeal - Futrono, Chile; tel. +56 9 9561 0868 • Mapuche Native Argentinian Food - Los Ángeles, California; www.mapuchenative.com
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currents <actualidad>
The end of HidroAysén
El fin de HidroAysén
Rio Baker, Aysen. TOMPKINS CONSERVATION
A
fter a contentious, tenyear battle, the companies pushing HidroAysen -- a massive hydroelectric project planned for the Baker and Pascua rivers in Chilean Patagonia -- have definitively withdrawn their plans. In November, the Italybased electric company Enel and Chile’s privately-held Colbun energy company formally announced that they will return their water rights for the dams back to the state. “We have been working with Colbun on this for several months and we have agreed to put an end to the HidroAysén project,” Herman Chadwick, president of Enel
Chile confirmed to Santiago newspaper La Tercera. Amongst their reasons, the companies cited a changing energy market that made the dams economically inviable. As well, Chile’s court recently upheld the June 2014 decision of the outgoing Michelle Bachelet government to reject the environmental permits for the $10 billion project which had contemplated building five dams to produce 2750 MW of energy. If the dams had been built, they would have not only destroyed two wild Patagonian rivers but also cleared a path two football fields wide and 1,912-kilometers (about 1,200
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L
uego de una dura batalla de diez años, las compañías que impulsaron HidroAysén, un enorme proyecto hidroeléctrico planificado en los ríos Baker y Pascua en la Patagonia chilena, han desechado sus planes definitivamente. En noviembre, la compañía eléctrica italiana Enel y la empresa privada chilena Colbún anunciaron formalmente que devolverán sus derechos de agua al Estado. “Hemos estado trabajando con Colbún en esto durante varios meses y hemos acordado poner fin al proyecto de HidroAysén”, confirmó Herman Chadwick, presidente de Enel Chile, al diario La Tercera.
Patagon Journal
Entre sus motivos, las compañías aludieron a un mercado energético cambiante, que hizo a las represas económicamente inviables. Asimismo, el Tribunal Ambiental de Santiago ratificó hace poco la decisión de junio de 2014 del saliente gobierno de Michelle Bachelet de rechazar los permisos ambientales del proyecto de 10 mil millones de dólares, que contemplaba construir cinco represas para producir 2750 MW de energía. Si las represas hubiesen sido construidas, no sólo habrían destruido dos salvajes ríos patagónicos, sino que también habrían abierto un camino de dos canchas de fútbol de ancho y 1912 kilómetros de largo
THE SANTIAGO TIMES
miles) long to install an electric line to Santiago containing towers as tall as twenty-fivestory buildings. Aptly dubbed by one writer a Great Wall of Deforestation, the world’s longest transmission line would have clearcut its path through six national parks, eleven national reserves, twenty-six sites deemed priorities for conservation, sixteen wetlands and thirty-two private protection areas. The move was celebrated as a tremendous victory for the Patagonia Sin Represas campaign, a coalition of more than 70 environmental and citizen organizations that had mobilized a grassroots movement in Chile on an unprecedented scale. Juan Pablo Orrego, president of Santiago-based green group Ecosistemas and international coordinator of the Council for the Defense of Patagonia (CDP), hailed the end of HidroAysen as “the end result of a 100% a citizen, group effort.” Said Orrego: “We saved Patagonia from an anachronistic, obsolete and completely unnecessary project. We also
Key dates / Fechas clave August 2007/ Agosto 2007: HidroAysen presents its plans for building five big dams. HidroAysén presenta el proyecto para construir cinco centrales hidroeléctricas. May 2011/Mayo de 2011: Chile approves the environmental impact study for the dams, with conditions. Chile aprueba el estudio de impacto medioambiental de las represas, con condiciones. June 2014/Junio de 2014: The Michelle Bachelet government rejects the HidroAysen project. El gobierno de Michelle Bachelet rechaza el proyecto HidroAysén.
changed the energy paradigm in this country.” Chile Environment Minister Marcelo Mena also welcomed the companies’ decision, commenting on Twitter that “ever since we closed the door on HidroAysen, energy investment in the country has doubled, and in the case of non-conventional renewable energies the investment has increased five-fold and its prices have lowered by 75%.” The conflict over HidroAysen has borne some fruit, though; it has forever changed the way Chile thinks about the future of its energy supply and the development path of the Patagonia region.
Patagon Journal
para instalar una línea eléctrica hasta Santiago con torres tan altas como un edificio de 25 pisos. Acertadamente apodada por un escritor como la Gran Muralla de la Deforestación, la línea de transmisión más larga del mundo habría atravesado seis parques nacionales, 11 reservas nacionales, 26 sitios considerados prioritarios para la conservación, 16 humedales y 32 áreas de protección privada. La medida fue celebrada como una tremenda victoria para la campaña Patagonia Sin Represas, una coalición de más de 70 organizaciones ambientales y ciudadanas que activó un movimiento de base
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en Chile a una escala sin precedentes. Juan Pablo Orrego, presidente de la ONG Ecosistemas, con sede en Santiago, y coordinador internacional del Consejo de Defensa de la Patagonia, se refirió al término de HidroAysén como “el resultado final de un esfuerzo 100% ciudadano y colectivo”. Y agregó: “Salvamos la Patagonia de un proyecto anacrónico, obsoleto y completamente innecesario. También cambiamos el paradigma energético en este país”. El ministro de Medio Ambiente de Chile, Marcelo Mena, también le dio la bienvenida a la decisión de las compañías, comentando en Twitter que “desde que cerramos la puerta a HidroAysén, la inversión en energía en el país se ha duplicado, y en el caso de las energías renovables no convencionales la inversión ha aumentado cinco veces, bajando sus precios en un 75%”. El conflicto en torno a HidroAysén ha dado algunos frutos, y ha cambiado para siempre la forma en que Chile piensa sobre el futuro de su suministro energético y el camino de desarrollo de la Patagonia. (Cristóbal Pérez)
currents <actualidad>
Llanquihue: City of Wetlands Llanquihue: Ciudad de Humedales
ANDRES RIVEROS
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ntil recently, Llanquihue was known moreso for being the site of large industrial plants. But the namesake city of Chile’s second-largest lake is changing, both in infrastructure and the mentality of its citizens, thanks in part to the work that the Fundación Legado Chile is doing together with local residents, the city council and other institutions through the “Llanquihue: City of Wetlands” program. Llanquihue has high ecological value. This small city located just north of Puerto Varas in Chile’s Los Lagos region is home to a complex network of wetlands that are also the source of the Maullín River, a conservation priority area for Chile and home
to more than 100 native bird species. The new program will develop and implement strategies to conserve, protect, and restore wetlands that have been neglected or filled in due to urbanization. “Conservation problems detonate in the cities, and so if one makes a change within the city, the impact can be farreaching” says Andrés Riveros, local coordinator of the program. Environmental action plans, green infrastructure, clean up at the Maullin’s source, environmental education, and involving the community are the fundamental pillars of this program, which aims to become a model that can be replicated in other threatened areas. More info: www.legadochile.cl
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asta hace poco, Llanquihue era más conocido por ser el sitio para la instalación de grandes plantas industriales. Pero la ciudad homónima del segundo lago más grande de Chile está cambiando, tanto en infraestructura como en la mentalidad de sus habitantes, gracias en parte al trabajo que la Fundación Legado Chile realiza junto a los vecinos, la municipalidad y otras instituciones a través del programa Llanquihue: Ciudad de Humedales. Llanquihue tiene un alto valor ecológico. La pequeña ciudad situada justo al norte de Puerto Varas, en la región de Los Lagos de Chile, contiene una compleja red de humedales, que además constituye el nacimiento del río Maullín, un Sitio Prioritario para la Conservación que alberga más de 100 especies de aves
Patagon Journal
nativas. Por esto, el nuevo programa pretende elaborar estrategias para conservar, proteger y restaurar los humedales que han sido descuidados o rellenados debido a la urbanización. “Los problemas de conservación están detonados desde las ciudades, y si uno hace el cambio desde la ciudad, el impacto tiene implicancias que van mucho más allá”, dice Andrés Riveros, coordinador territorial del programa. Planes de acción medioambiental e infraestructura verde, limpieza del nacimiento del Maullín, educación ambiental y la integración de la comunidad son los pilares fundamentales de este programa, el cual pretende ser un prototipo que pueda ser replicado en otros lugares amenazados. Más información: www.legadochile.cl (Cristobal Perez)
Natural Disaster Linked to Climate Change Desastre natural vinculado al cambio climático
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limate change might be in denial by Trumpians in Washington, but a tragic disaster at Villa Santa Lucia in December illustrates the real dangers of a warming world. A fast-moving mudslide connected at least in part to glacial retreat on the mountain that rises above this small village of 271 people on the Carretera Austral, located about 75 km (46 miles) south of Chaiten, has left at least 18 people dead and completely destroyed 28 homes. After heavier rainfall than normal in the area, the glacial moraine let loose. “Large pieces of ice were observed in the ravine,” said Marcela Ulloa of Chile’s national mining and geological service (SERNAGEOMIN). A 2008 study had warned of possible landslides endangering Villa Santa Lucia, says Greenpeace Chile, which is calling for a new, nationwide assessment of such dangers for other communities as well sited near melting glaciers. Chile is home to 24,000 gla-
SUBSECRETARIA DEL INTERIOR
ciers, 82 percent of all the glaciers in South America. “With the effects of climate change, it is necessary to assess the locations of towns that could be affected in the event of significant landslides,” said Matías Asun, national director of Greenpeace Chile.
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l cambio climático podrá ser negado por Trump y sus adherentes en Washington, pero un trágico desastre ocurrido en diciembre en Villa Santa Lucía ilustra los peligros reales de un mundo que se calienta. Un rápido deslizamiento de tierra conectado en parte al retroceso de un glaciar en
la montaña que se eleva sobre este pequeño poblado de 271 personas en la Carretera Austral, ubicado a unos 75 km al sur de Chaitén, dejó al menos 18 muertos y destruyó por completo 28 viviendas. Luego de una lluvia más copiosa de lo normal en el área, la morrena glaciar se desató.“Se observaron grandes trozos de hielo desprendidos en la quebrada”, dijo Marcela Ulloa, jefa del Departamento de Geología Aplicada del Sernageomin. Un estudio de 2008 había advertido sobre posibles deslizamientos de tierra que ponían en peligro a Villa Santa Lucía, sostiene Greenpeace Chile, que está solicitando una nueva evaluación nacional de este tipo de peligros para otras comunidades localizadas cerca de glaciares en proceso de fusión. Chile es hogar de 24.000 glaciares, el 82 por ciento de todos los glaciares de Sudamérica.“Con los efectos del cambio climático se hace necesario evaluar las ubicaciones de poblados que podrían verse afectados en caso de desprendimientos importantes”, señaló Matías Asun, director nacional de Greenpeace Chile. (J.L.)
books <libros> “Aves de Chile: Sus Islas Oceánicas y Península Antártica”
AVES DE CHILE AVES DE CHILE
Sus Islas Oceánicas y Península Antártica
Sus Islas Oceánicas y Península Antártica
UNA GUÍA DE CAMPO ILUSTRADA Enrique Couve, Claudio F. Vidal y Jorge Ruiz T.
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or field ornithologist and nature photographer Claudio Vidal, the black-chested buzzard eagles he witnessed when his mother gave him his first pair of binoculars were the inspiring start of a lifelong passion and professional vocation. “To be in connection with nature when you are a kid is such a wonderful opportunity for your education, for the development of all your senses,” recalls Vidal. “Those moments changed my life.” In 1997, Vidal and fellow birding enthusiast Enrique Couve opened Punta Arenasbased Far South Expeditions, which specializes in Patagonia wildlife tours. Since the beginning, however, Vidal and Couve knew they wanted to
do more — and so began a twenty-year labor of love that culminated in the publication of their field guide “Aves de Chile: Sus Islas Oceánicas y Península Antártica” late last year. The book is a comprehensive guide that balances aesthetics with practicality and accessibility. It was designed with functionality in mind, with a highly readable format, page marker, plastic flexy-cover and convenient size that make it a perfect companion in the field. But wha t makes the book especially attractive are the vivid illustrations of its third author, Jorge Ruiz. This is a field guide that will appeal to a wide spectrum of readers
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ara el ornitólogo de campo y fotógrafo de naturaleza Claudio Vidal, las águilas mora que vio cuando su madre le entregó su primer par de binoculares fue el comienzo inspirador de una pasión de toda la vida y una vocación profesional. “Estar en conexión con la naturaleza cuando eres un niño es una maravillosa oportunidad para tu educación, para el desarrollo de todos tus sentidos”, recuerda Vidal. “Esos momentos cambiaron mi vida”. En 1997, Vidal y su entusiasta compañero de observación de aves, Enrique Couve, abrieron Far South Expeditions en Punta Arenas, que se especializa en excursiones de vida silvestre en la Patagonia. Sin embargo, desde el comienzo
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Vidal y Couve supieron que querían hacer algo más, y así comenzó un apasionado trabajo de veinte años que culminó en la publicación, hace poco más de un año, de su guía de campo “Aves de Chile: Sus Islas Oceánicas y Península Antártica”. El libro es una completa guía que equilibra la estética con la utilidad y accesibilidad. Fue diseñado pensando en la funcionalidad, con un formato altamente legible, marcador de página, cubierta de plástico flexible y un tamaño conveniente que lo transforma en un compañero perfecto en el campo. Pero lo que hace al libro especialmente atractivo son las vívidas ilustraciones de su tercer autor, Jorge Ruiz. Esta es una guía que apelará a un amplio rango de lectores,
ranging from professional ornithologists to novices. As Vidal notes, the balance was intentional: “We wanted the artwork [to be] slightly different from a typical field guide, emphasizing the beauty of the bird subject and not just the field marks.” Originally conceived as a way to “pay homa ge to
the many ornithologists and bird enthusiasts” who have sparked the authors’ own interests in birds and the broader natural world in their youth, “Aves de Chile” succeeds as a modern classic in its own right, sure to inspire that same passion in a new generation of budding bird watchers.
desde ornitólogos profesionales a novatos. Como señala Vidal, el equilibrio fue intencional: “Queríamos que la obra fuera ligeramente diferente a una típica guía de campo, enfatizando en la belleza de las aves y no sólo en sus principales características”. Originalmente concebido como una manera de “rendir homenaje a los muchos ornitólogos
y entusiastas de las aves” que han despertado el propio interés de los autores por las aves y el mundo natural durante su juventud, “Aves de Chile” triunfa como un clásico moderno por derecho propio, que seguro inspirará esa misma pasión en una nueva generación de incipientes observadores de aves. (Katie Kenney)
PABLO VALENZUELA VAILLANT
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Catch and Release Pesca con devolución By JACK MILLER
Evolving perspectives on sustainable fly fishing Perspectivas evolutivas sobre la pesca con mosca sostenible
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n 1973, three Yosemite climbers and I were forced to camp and hike for several weeks in Torres del Paine as the winds, snowfall and the infamous Patagonian rime or “refrigerator ice” kept us off the peaks. During this down time, the one serious fisherman in our group, Yvon Chouinard, hiked down the Rio Serrano, but brought back no fish. He just shrugged and claimed he was “throwing them back.” “Yeah, Right!,’” we chided. “You didn’t catch anything,” we told him. That was my introduction to catch and release fishing. (However, the next day –under pressure from the rest of us-- he brought back two of the “smaller” fish he’d caught: beautiful sea-run brown trout. My journal reminds me it was “about 3 kilos, a substantial feast for us all.”).
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n 1973, tres escaladores de Yosemite y yo nos vimos obligados a acampar y caminar durante varias semanas en Torres del Paine, ya que los vientos, nevadas e infame escarcha patagónica o “hielo de refrigerador” nos mantenían alejados de los picos. Durante este tiempo de inactividad, el único pescador serio de nuestro grupo, Yvon Chouinard, recorrió el río Serrano, pero no trajo peces. Simplemente se encogió de hombros y afirmó que estaba “tirándolos de vuelta”. “¡Sí, claro!”, le regañamos. “No capturaste nada”, le dijimos. Esa fue mi introducción a la pesca con captura y devolución. Sin embargo, al día siguiente –bajo la presión del resto de nosotros– trajo dos de los peces “más pequeños” que había pescado: hermosas truchas marrón migratorias. Mi diario me recuerda que eran de “unos 3 kilogramos, un gran banquete para todos nosotros”.
Patagon Journal
fly fishing
<pesca con mosca> As fishing for sport has boomed over the past few decades, Patagonia has become an even more popular destination. And Chouinard‘s outdoor clothing company, Patagonia, has escalated along with it, and inevitably added a line of fly fishing gear. Fortunately, the prescient fishermen like Chouinard were aware that “tossing fish back” is an obvious, much needed practice if the burgeoning numbers of fisherman are going to continue to have quality fishing well into the future. Chouinard recently told me about the waste he saw while fishing in remote Tierra del Fuego: “I have fished the Rio Grande many times, beginning in the 1970s before there were lodges. Doug Tompkins and I once walked along the Rio Chico for five days where we ran across some “gear” (heavy lines with huge brass spoons and multiple hooks) fishermen who had about 10 big sea run browns hung up on a clothesline to photograph. Then they threw them away!” I had a similar experience in the 1980’s while scouting a route into remote Lago Blanco. Following the Rio Grande, in Chilean territory along a muddy wagon trail, recently rutted by fresh jeep tracks, we came upon a camp of fishermen. They too were using “heavy metal” tackle, and had caught several huge brown trout, some over three feet long. They’d hauled the fish to shore, and then just left them to rot. This is no longer tolerable. Ethics change as the demands on the resources change. Too many people are killing too few fish. I come from a fishing family in the Pacific Northwest of the United States. Trout and venison were plentiful and fed my folks through the Great Depression and then through food shortages during World War Two. As a kid, I could walk from our home in town to a creek and catch fish, often enough for the family table. Fish, also venison and elk, were
BRYAN GREGSON
Above / Arriba: Yvon Chouinard demonstrating catch and reléase fishing. Yvon Chouinard en una muestra de pesca con devolución.
Patagon Journal
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Como la pesca deportiva se ha disparado en las últimas décadas, la Patagonia se ha convertido en un destino todavía más popular. Y la compañía de ropa outdoor de Chouinard, Patagonia, ha crecido junto con ella, e inevitablemente ha agregado una línea de equipos de pesca con mosca. Afortunadamente, los pescadores profetizadores como Chouinard eran conscientes que “devolver los peces” es una práctica obvia y muy necesaria si el creciente número de pescadores pretende tener una pesca de calidad en el futuro. Chouinard me contó recientemente sobre el derroche que vio mientras pescaba en la remota Tierra del Fuego: “Pesqué en el río Grande muchas veces a comienzos de la década de 1970, antes que hubieran lodges. Doug Tompkins y yo caminamos una vez por el río Chico durante cinco días, donde encontramos a unos pescadores de “aparejos” (líneas pesadas con enormes cucharas de metal y múltiples anzuelos) que tenían alrededor de diez truchas marrones grandes colgadas en un tendedero para fotografiar. ¡Y luego las tiraron!” Tuve una experiencia similar en la década de 1980 mientras exploraba una ruta en el lejano lago Blanco. Siguiendo el río Grande, en territorio chileno, a lo largo de un sendero fangoso recientemente surcado por un jeep, encontramos un campamento de pescadores. También usaban equipos de “metal pesado” y habían atrapado varias truchas marrones grandes. Arrastraron los peces a la orilla y después simplemente los dejaron pudrirse. Esto ya no es tolerable. La ética cambia a medida que cambian las demandas sobre los recursos. Demasiadas personas están matando a muy pocos peces. Vengo de una familia de pescadores del noroeste del Pacífico de los Estados Unidos. La trucha y la carne de venado eran abundantes y alimentaron a mis padres durante la Gran Depresión, y luego
The Basics of Catch and Release Fishing Los fundamentos de la pesca con devolución 1) Use crimped or
turar y devolver un pez sin manipularlo ni estresarlo innecesariamente. Las redes de goma son más convenientes que las de nailon, en las cuales los peces pueden enredarse. Trata de remover el anzuelo con el pez sumergido y dentro de la red.
barbless hooks Barbed hooks can cause serious damage to a fish and does not considerably increase your landing rate if you know how to play the fish properly. Press down barbs with a pair of plyers. If a hook has been swallowed or is difficult to remove, don’t try to perform surgery which may cause fatal damage to the fish. Simply cut the leader as close to the hook as you can. The fish will eventually shed the hook.
2) Playing the fish While we all enjoy a good fight in a fish, overplaying and exhausting causes a build-up of lactic acid and reduces its chance of survival recovery, even if it swims off immediately after release. A tippet that is too light for the fight is likely to exhaust the fish.
3) Use a rubber net Landing nets are a reliable way to land and release a fish without handling it and unnecessarily stressing it. Rubber nets are preferable to nylon nets in which fish can become entangled. Try to remove the hook with the fish submerged and in the net.
4) Handling the fish Avoid beaching the fish where it can get injured by sand and stones. Get into the water and handle the fish with wet rather
4) Manipulando el pez
than dry hands, which are more likely to remove the fish’s layer of slime that protects it from fungus, bacteria and parasites. A fish’s head is fragile and should be protected from knocks. Take care to avoid contact with the eyes and gills.
5) Minimize photo-ops Limit the amount of time you have the fish out of the water, which means preparing for the photo shoot. Hold the fish only slightly out of the water for the photo and for no longer than 10-second intervals. If you can’t get the photo after several attempts, get the picture the next time.
6) Reviving the fish Never drag the fish back and forth through the water but face it upstream into the current, allowing the water to flow naturally across its gills to obtain oxygen. Avoid reviving the fish in sediment-filled water.
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1) Usa anzuelos sin rebaba o gancho Los anzuelos con rebaba pueden causar serios daños a un pez y no aumentan considerablemente tu tasa de captura si sabes cómo pelear con el pez adecuadamente. Aplasta la rebaba con un alicate. Si un anzuelo fue tragado o es difícil de remover, no trates de hacer una operación que pueda causar un daño fatal al pez. Simplemente corta el líder lo más cerca posible del anzuelo. El pez eventualmente perderá el anzuelo.
2) Peleando con el pez Si bien todos disfrutamos de una buena lucha con un pez, pelear demás y agotarlo genera ácidos lácticos y reduce su posibilidad de recuperarse para sobrevivir, incluso si desaparece nadando inmediatamente después de su devolución. Un tippet que es muy liviano para la pelea probablemente agote al pez.
3) Usa una red de goma Las redes de pesca son una manera confiable de cap-
Patagon Journal
Evita llevar el pez a la orilla, donde puede lastimarse con la arena o las piedras. Ingresa al agua y manipula el pez con las manos mojadas, ya que las manos secas podrían remover la capa de mucosa que lo protege de hongos, bacterias y parásitos. La cabeza de un pez es frágil y debe ser protegida de los golpes. Preocúpate de evitar el contacto con ojos y agallas.
5) Minimiza el tiempo de la foto Limita la cantidad de tiempo que tienes al pez fuera del agua mientras preparas la fotografía. Mantén al pez brevemente fuera del agua para la foto, por intervalos de no más de 10 segundos. Si no obtienes la foto después de varios intentos, tómala en la próxima oportunidad.
6) Reviviendo al pez Nunca arrastres al pez hacia atrás y hacia adelante por el agua, sino que mantenlo con su cabeza contra de la corriente, permitiendo que el agua fluya naturalmente a través de sus agallas para obtener oxígeno. Evita revivir al pez en aguas cargadas con sedimentos.
Chouinard fly fishing in Tierra del Fuego. Chouinard pescando con mosca en Tierra del Fuego.
always part of our diet. The only “regulation” I knew was: ‘Kill only what you’ll eat; waste nothing.” A similar ethic of “leave enough for tomorrow, and for others” seems to be universal among native peoples and those who live off the land. With our current population explosion, fishing regulations - such as bag limits, season restrictions and habitat management - have become essential all over the world. If you’re fishing just for sport, where all the rewards lie in stalking, catching and landing the fish, then admire them and put them back to catch another day. Do it for yourself and for your fellow fishermen. As Lee Wulff, who
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DOUGLAS TOMPKINS
was considered the premier proponent of catch and release fishing in the United States, once said: “The finest gift you can give to any fisherman is to put a good fish back, and who knows if the fish you caught isn’t someone else’s gift to you.” Wulff also saw that “traditional” fishing – with live bait, metal lures and snagging, often with multiple, barbed hooks was creating too much damage to individual fish and to the entire fish populations. Hence, Wulff and others promoted ethical catch and release fishing in which the fish are caught on barbless hooks, then not “tossed” back -- perhaps photo-
durante la escasez de alimentos producto de la Segunda Guerra Mundial. Cuando era niño, podía caminar desde nuestra casa en la ciudad a un arroyo y pescar lo suficiente para la mesa familiar. El único “reglamento” que conocí fue: “Mata sólo lo que vas a comer; no desperdicies nada”. Una ética similar de “deja suficiente para el mañana y para los demás” parece ser universal entre los pueblos originarios y aquellos que viven de la tierra. Con nuestra actual explosión demográfica, las regulaciones de la pesca —como los límites de captura, las restricciones de temporada y el manejo del hábitat— se han vuelto esenciales en todo el mundo.
Si estás pescando sólo por deporte, donde las recompensas consisten en acechar, pelear y capturar el pez, luego admíralo y ponlo de vuelta para pescar otro día. Hazlo por ti y por tus compañeros pescadores. Como Lee Wulff, quien fue considerado el principal defensor de la pesca con devolución en Estados Unidos, una vez dijo: “El mejor regalo que puede hacerle a cualquier pescador es devolverle un buen pescado, y quién sabe si el pescado capturado no es el obsequio de otra persona para ti”. Wulff también vio que la pesca “tradicional”, con cebo vivo, señuelos metálicos y enganches,
JOSH DERRY
graphed, but then gently, fondly even, the fish are hand-held in the water until they recover and swim off. Wulff’s counterpart in Chile is Adrian Dufflocq, who in the early 1960s pioneered the country’s first fly fishing lodge in Chile, Cumilahue Lodge, near Lago Ranco. Dufflocq calls for overall protection of the river environment. In particular, the boom in salmon farming in southern Chile has at times tried to expand to fresh water lakes, with all of their negative ecological consequences such as the spread of disease and the escaped salmon threatening the survival of other fish. Says Dufflocq: “Quality sport fishing and tourism are not compatible with the existence of fish farming in the same waters.” My fishing pal in Colorado, Curt Carpenter, tells me that by 1974, fishing was nearly ruined —“fished out’ -- in most streams around Aspen and western Colorado. In desperation, three local men decided to act, and got fishing regulations, seasons, bag limits and enforcement in place. This first experiment was a three-mile (5 km) section on the Roaring Fork River. The result: the fish got a chance to rest, feed, breed and multiply. Within a couple seasons the catch and release rules were also soon adopted on several
other rivers. Along with it, sport fishing suddenly became a new and lucrative adventure tourism attraction, a cash crop for local hotels, restaurants, and shops, and employment for fishing guides. As well, hatcheries have been established to re-stock fish, and biologists have found ways to
a menudo con múltiples anzuelos con rebaba, estaba creando demasiado daño a los peces. Por lo tanto, Wulff y otros promovieron la pesca ética con captura y devolución, en la que los peces son capturados con anzuelos sin rebaba, luego no son “tirados” de vuelta, quizá se fotografían,
“Ethics change as the demands on the resources change. Too many people are killing too few fish.” “La ética cambia a medida que cambian las demandas sobre los recursos. Demasiadas personas están matando a muy pocos peces”. restore river environments, such as improving spawning gravels in the river beds. Chile is on the right track. Yvon Chouinard says that the fishing is better now in Chile than it ever has been. In part, that’s because fish that were introduced in the 1930s are now more naturalized, but even more so it’s because catch and release fishing is becoming the norm, not the exception. “With fly fishing more popular the conservation ethic has also changed now,” says Chouinard. Recycling of any resource is admirable. Recycling of live fish is downright benevolent.
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pero después, suavemente, cariñosamente incluso, los peces son sostenidos en el agua hasta que se recuperan y nadan. El homólogo de Wulff en Chile es Adrián Dufflocq, quien a comienzos de la década de1960 fue pionero con la primera cabaña de pesca con mosca del país: Cumilahue Lodge, cerca del lago Ranco. Dufflocq pide protección general del entorno del río. El auge del cultivo de salmón en el sur de Chile a veces ha intentado expandirse a los lagos de agua dulce, con todas sus consecuencias ecológicas negativas, como la propagación de enfermedades y los escapes de salmones que
Patagon Journal
amenazan la supervivencia de otros peces. “La pesca deportiva de calidad y el turismo no son compatibles con la existencia de la piscicultura en las mismas aguas”, dice Dufflocq. Mi compañero de pesca en Colorado, Curt Carpenter, dice que en 1974 la pesca estaba casi arruinada en la mayoría de los arroyos alrededor de Aspen y el oeste de Colorado. En su desesperación, tres hombres locales decidieron actuar, y obtuvieron los reglamentos de pesca con la aplicación de las temporadas y los límites de captura. Este primer experimento fue en una sección de 5 kilómetros en el río Roaring Fork. El resultado: los peces tuvieron la oportunidad de descansar, alimentarse y multiplicarse. En un par de temporadas, las reglas de captura y devolución también se adoptaron en otros ríos. Junto con esto, la pesca deportiva se convirtió de repente en una nueva y lucrativa atracción del turismo de aventura, un cultivo comercial para hoteles locales, restaurantes y tiendas, y empleo para guías de pesca. Además, se han establecido criaderos para restablecer las poblaciones de peces, y los biólogos han encontrado formas de restaurar los entornos fluviales. Chile está en el camino correcto. Yvon Chouinard dice que la pesca ahora es mejor que nunca en el país. En parte, eso se debe a que los peces que se introdujeron en la década de 1930 ahora están más naturalizados, pero aún más porque la pesca de captura con devolución se está convirtiendo en la norma, no la excepción. “Con la pesca con mosca más popular, la ética de la conservación también ha cambiado ahora”, dice Chouinard. El reciclaje de cualquier recurso es admirable. El reciclaje de peces vivos es francamente benevolente.
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FOTOGRAFÍA_ JOSÉ MIGUEL CALVO T.
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environment
<medioambiente>
Protecting top predators at Península Valdés
Conservando depredadores tope en Península Valdés
JORGE CAZENAVE
By ROMINA BOTTAZZI
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or more than a century, the puma has been perceived as a threat in Argentina particularly by the livestock industry. Conflict with man has brought this feline species almost to the verge of extinction. In some provinces there is still a system in place whereby the government will pay compensation for dead pumas or foxes. Even today, the stories of hunters, ranchers and farmers who still enjoy a puma steak are common. Despite all of this, puma populations are starting to recover in areas where they had
previously all but disappeared. This apparently has something to do with a drastic fall in the level of sheep farming and an increase in the population of native guanacos (puma’s preferred diet) which are gradually coming back to the Patagonian pampas. But it also has something to do with the fact that in some areas, such as the Península Valdés, the hunting of native species has been outlawed, something that gained importance in 1999 when the area was declared a UNESCO World Heritage Site. That said, there are still insufficient studies of puma populations to give us
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urante más de un siglo, el puma ha sido considerado por la industria ganadera y otras actividades económicas de Argentina como una amenaza. El grave conflicto llevó a este felino al borde de la extinción. En algunas provincias todavía está vigente un antiguo sistema de compensación o incentivo a través del cual el gobierno paga por puma o zorro muerto. Incluso hoy son comunes las historias de cazadores, estancieros y campesinos que saborean con el puma como el menú del día.
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Pese a ello, hoy en día el león de montaña está repoblando áreas donde antes se le había exterminado. Una situación que algunos afirman que va de la mano con la drástica reducción de la población de ovinos y el consiguiente aumento del nativo guanaco, que poco a poco parece ir recobrando su espacio en la pampa patagónica. Pero en parte también está vinculado con que en algunas áreas, como en Península Valdés, la caza de especies nativas quedó prohibida. Algo que cobró especial relevancia tras la declaratoria de la UNESCO, que en 1999
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environment
<medioambiente> A livestock guardian dog in Cochrane, Aysén. Ranchers in this area have successfully utilized the guardian dogs to ward off predators such as puma. Un perro protector de rebaño en Cochrane, Aysén. Los ganaderos de la zona de Cochrane han utilizado con éxito a los perros protectores para espantar a los predadores como el puma.
JIMMY VALDES
a comprehensive idea of their real status in Argentina and their behavior in different regions of the country. Legislation regarding protection of pumas differs in each province so that while hunting these animals is illegal in some provinces, in others they are seen as a pest and hunting them is allowed all year round. In that context, Fundación Protejamos Patagonia (Let’s Protect Patagonia Foundation) has been formed by residents of the Península Valdés with the aim of promoting environmental action that is complementary and supports the World Heritage Site status. In the short term, the idea is to promote projects that help mitigate the conflict between farmers and native fauna. Given the clear benefits that ecotourism and wildlife observation has brought to the area, the foundation aims to establish some form of coexistence, a balance between livestock production and the survival of native fauna. In fact, many local farmers have begun to turn their focus to tourism, conservation and sustainability.
And the results are evident. A century ago the Peninsula Valdés coastline was a hub for the hunting of whales, penguins, wolves and elephant seals. Today, ecotourism has led to a change in paradigm, becoming an important source of income for local inhabitants and attracting thousands of visitors every year to enjoy one of the best places in the world to observe whales and marine life. This has increased awareness of the importance of nature conservation and is a perfectly replicable model for top predators on the Península Valdés, most importantly the puma. Relying mainly on donations, the Fundación Protejamos Patagonia has taken its first action, purchasing two pairs of livestock guardian dogs, which, when raised with the sheep, prove an invaluable asset in protecting the flock by driving away top predators. This is seen as one of the initial steps to mitigate conflict between sheep herders and native species and will be the first of many steps in pursuit of conservation.
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nombró al sitio como Patrimonio de la Humanidad. Aun así, son escasos los estudios que permiten tener una noción cabal del estado poblacional del puma en Argentina y su comportamiento en las distintas regiones del país. De acuerdo a la legislación de cada provincia, este mamífero terrestre es considerado de forma diferente. Es así como mientras en algunas derechamente se prohíbe su caza, en otras es visto como especie dañina o plaga, permitiendo la caza libre durante todo el año. Bajo este panorama nace la Fundación Protejamos Patagonia, una ONG creada recientemente por profesionales de Península Valdés, cuyo objetivo principal es promover acciones medioambientales que acompañen y sustenten la declaratoria de sitio Patrimonio de la Humanidad. A corto plazo, la intención es promover proyectos que ayuden a mitigar el conflicto entre los ganaderos y la fauna nativa. Tomando en cuenta los beneficios que el ecoturismo y la observación de especies nativas ha traído a la zona, lo que se
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busca es establecer una forma de coexistencia, un equilibrio entre la producción ganadera y la fauna autóctona. De hecho, no son pocos los ganaderos que han comenzado a dar un giro hacia el turismo, la conservación y la sustentabilidad. La evidencia existe. La costa de Península Valdés resulta un ejemplo cercano y palpable. Hace un siglo se cazaban ballenas, pingüinos, lobos y elefantes marinos en toda la zona. Hoy, el ecoturismo ha llevado a cambiar el paradigma, transformándose en una importante fuente de ingresos que invita a miles de visitantes por año a disfrutar de uno de los mejores lugares del mundo para observar ballenas y fauna marina. Esto ha realzado la importancia de la conservación, un modelo perfectamente replicable para los depredadores tope de Península Valdés, con el puma como piedra angular. Con las donaciones como el motor principal, la Fundación Protejamos Patagonia tiene previsto como primer proyecto la compra de dos parejas de perros protectores de rebaños, los cuales han probado su valía cuando son criados junto a las ovejas, protegiéndolas al ahuyentar a los depredadores tope. Así se busca dar el puntapié inicial para mitigar el conflicto entre ganadores y fauna nativa. Será el primer paso de muchos otros en pos de la conservación.
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