En el centro histórico de Bogotá, el comercio tradicional ha permanecido durante varias décadas, tanto físicamente como en el imaginario de la ciudad. Pastelerías y restaurantes, pasajes comerciales, plazas de mercado, sombrererías y botonerías, venta de lotería, lustre de calzado, cafés, charcuterías y librerías, entre muchos otros, son aún referentes de memoria viva e identidad de la capital, prácticas que en ocasiones se relacionan con procesos históricos de Bogotá al ser contenedores de relatos de otros tiempos y, en otros casos, con bienes muebles e inmuebles patrimoniales que les confieren un sello particular como lugares de toda una vida o como perpetuadores de oficios ancestrales.