Bogotá, Colombia. Número 7. 2014
Edición de cuatro páginas
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Hojas de café Bogotá en un Café. Los cafés como elementos revitalizadores del centro tradicional.
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Publicación gratuita del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural Entidad adscrita a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de la Alcaldía Mayor de Bogotá.
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www.patrimoniocultural.gov.co Calle 12 b no 2–58 3550800
De la Botella de Oro al Cisne Cafés históricos del centro tradicional Textos: Alfredo Barón. Investigación: Alfredo Barón, Nubia Lasso y Olga Pizano. Asistentes de investigación: Estefanía Almonacid y Alejandra Jiménez
Café La Botella de Oro
Costado oriental de la Plaza De Bolívar durante una procesión religiosa. Aparecen la Iglesia del Sagrario y la Casa de los Portales donde funcionaba el Café La Botella de Oro. Daniel Rodriguez. Ca. 1949 Colección MdB-IDPC.
Entrada de la Botella de Oro con la botella dorada que lo identificaba antes de ser reemplazada por un letrero con el nombre del Café. Al costado derecho funcionaron los billares que lo hicieron famoso. Revista El Gráfico. 2 de agosto de 1931.
El atrio de la Catedral fue uno de los principales puntos de encuentro de los bogotanos de finales del siglo XIX. Funcionaba como una especie de balcón sobre la Plaza de Bolívar y entre esquina y esquina era el
lugar preferido de muchos para “hacer visita”. En la esquina sur del atrio se encontraba la Casa de los Portales, construida hacia 1793 y atribuida a Domingo Esquiaqui. En 1891 en el local norte de la casa aparece la lico-
rera La Botella de Oro, para más tarde convertirse en el afamado Café-cantina. Durante más de cincuenta años el Café estuvo en este recinto y fue muy frecuentado por los visitantes del atrio, por poetas, comerciantes, periodistas y público en general, en donde disfrutaban de tinto y licores para acompañar sus amenas tertulias y de las mejores mesas de billar que podían existir en la ciudad como lo indica un anuncio de 1926. La Botella de Oro se convirtió en un lugar de encuentro muy importante para poetas como los miembros de la Gruta Simbólica y también de Julio Vives Guerra quien le dedicó en 1931 un poema publicado en la revista El Gráfico (ver gaceta
Hojas de Café no. 4) en el cual dice: “Café la Botella de Oro, viejo Café! quiero evocar unas escenas antañeras que en tu recinto, lustros ha, se sucedieron, porque fuiste, viejo Café, jocundo lar de los poetas de otro tiempo que iban a ti para cantar…”. En octubre de 1948 la Casa de los Portales, para entonces mejor conocida como Casa de la Botella de Oro, fue donada muy generosamente por la piadosa Margarita Herrera de Umaña, su propietaria, en favor de Monseñor Ismael Perdomo, Arzobispo Primado de Colombia, para construir allí el Palacio Arzobispal, pues la iglesia había perdido su mansión principal de la calle 11 con carrera cuarta a manos de
los incendiarios del 9 de abril de 1948. En su remplazo apareció el nuevo Palacio Arzobispal que hasta hoy se conserva y desapareció La Botella de Oro con su aviso en forma de botella dorada y su balcón que tanto sirvió a los famosos oradores de las ruidosas manifestaciones del 13 de marzo de 1909, protagonizadas por Enrique Olaya Herrera en contra del gobierno de Rafael Reyes