ÓRDENES RELIGIOSAS MASCULINAS Primera parte: En el Medioevo
I.
¿QUÉ ES UNA ORDEN?
Con el avance del tiempo y la concepción de vida religiosa que iba evolucionando a medida que la Iglesia expandía sus terrenos de misión, fueron apareciendo nuevas formas de vida religiosa, las cuales dieron poco a poco características más dinámicas que iban apartándose del influjo monástico. A estas formas de vida consagrada se les conoce como órdenes, de las cuales compartiremos en sus inicios, es decir en el Medioevo. Antes del compartir, hemos de dejar en claro que no todo fue automático, sino que gran parte del carácter monástico aún persistió en algunas de esas órdenes, ya que muchas de ellas provenían de los primitivos ermitaños que en los inicios comenzaron a abrazar el ideal evangélico. Para mayor información de cada orden, les invitamos a hacer clic en cada uno de los nombres de las órdenes para que sean conducidos a sitios web referentes a ellas.
II.
ÓRDENES PRIMITIVAS
Tanto la Orden de San Agustín como la Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo son consideradas órdenes mendicantes; sin embargo, estas ya eran grupos de eremitas antes de constituirse como órdenes, es por ello que las hacemos preceder a las otras mendicantes.
Orden de San Agustín (OSA) La Orden de San Agustín (Ordo Fratum Sancti Agustini) se estableció en 1244 en tiempos en que Inocencio IV era Papa. Tuvo como primer objetivo el unificar varias comunidades eremíticas que habían nacido bajo la regla de san Agustín, la cual data del siglo IV. Como orden mendicante sería la tercera después de la de los franciscanos y la de los dominicos. Su carisma es propiamente la vida común, la cual la desenvuelven en distintos ministerios como el parroquial, el de la enseñanza a través de escuelas y universidades, las misiones y parroquias.
Orden de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (OCarm.) La Orden de Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (Eremitarum Beatissimae Virginis Mariae de Monte Carmelo) se constituyó como orden mendicante en el Medioevo, dejando como premisa que ya desde los primeros siglos un grupo de hombres se establecieron cerca del Monte Carmelo en la Palestina. Por el siglo XI estos ermitaños acudieron a san Alberto, patriarca de Jerusalén, quien les concedió una regla de vida. Ya en el siglo XIII se establecieron como orden religiosa mendicante. El carisma de esta orden es en particular una vida de mayor contemplación y la devoción a la Virgen del Monte Carmelo. Actualmente la Orden Carmelita (rama de religiosos) está formada por Provincias, Comisariados Generales, Delegaciones Generales, Comunidades de Ermitaños y una Comunidad Afiliada, con un total de 2,000 religiosos aproximadamente. Se encuentran en todos los continentes.
III.
LAS ÓRDENES MILITARES
La Milicia Para poder describir lo que era una orden militar, tomaremos la siguiente afirmación: "Orden religiosa de la Iglesia Católica dedicada principalmente a la guerra física y violenta contra los enemigos humanos de la Cristiandad" (Derek W. Lomax). Profesaban los votos de castidad, pobreza y obediencia, sometidos siempre a una regla y teniendo al "Gran Maestre" como guía. Su consagración se hacía manifiesta en la guerra, en la defensa de lugares santos. Tres razones fueron las fundamentales en nuestro nacimiento como órdenes religiosas: - La necesidad del Papa de manifestar su poder, primero de Gregorio VII y luego de Urbano II. - La cristianización de los soldados. - Una nueva forma de ver la vida monástica. Se guiaban de una Regla, sea de una Regla propia como es el caso de los templarios o también bajo la regla de san Agustín o del Císter, mayormente para las fundaciones españolas.
IV.
ÓRDENES PARA LA REDENCIÓN DE LOS CAUTIVOS
Orden de la Bienaventurada Virgen de la Merced (O. de M.) La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos (Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum) fue fundada por san Pedro Nolasco en 1218 al surgir con mayor fuerza la necesidad de liberar a los que eran capturados por los musulmanes en tiempos de gran conflicto religioso. Adoptaron, como los dominicos, la Regla de san Agustín. Bajo la protección de nuestra Señora de la Merced, los “mercedarios” tienen como carisma la redención de los cautivos y, actualmente, desempeñan especialmente labores sociales en pos de los menos favorecidos, la trata de personas, etc. Emiten un cuarto voto en el cual pueden incluso ofrecer la vida por los cautivos.
Orden de la Santísima Trinidad (OSST) La Orden de la Santísima Trinidad y de la Redención de los Cautivos (Ordo Sanctae Trinitatis et Captivorum) fue fundada por san Juan de Mata y aprobada por la Iglesia en 1198. El contexto de su fundación es similar al de los mercedarios. La Regla escrita por Juan de Mata es el principio y fundamento de la Orden Trinitaria. Adaptada a través de ochocientos años por la tradición, y principalmente por el espíritu y la obra del Reformador Juan Bautista de la Concepción, se desarrolla en las Constituciones trinitarias aprobadas por la Santa Sede.
V.
ÓRDENES MENDICANTES
Orden de Frailes Menores (OFM) La Orden de Frailes (Ordo Fratum Minorum) fue fundada por san Francisco de Asís, siendo la primer rama de la familia franciscana. Este grupo inició a comienzos del siglo XIII en Italia y fue la primera orden mendicante. Bajo una regla propia atribuida al mismo san Francisco, los frailes menores, llamados franciscanos, viven en comunidad y tienen como ideal primero el de la vida común bajo la pobreza evangélica. Siendo la orden mendicante más numerosa de la Iglesia, la Orden de Frailes Menores fue institucionalizándose progresivamente y hasta hoy en día mantien e misiones, labores educativas y pastorales, así como diversos cargos dentro de la vida religiosa eclesiástica. Cabe resaltar que de ella se desmembraron e iniciaron nuevas órdenes como la de los Capuchinos, los Franciscanos Conventuales, la Tercera Orden de Religiosos (TOR).
Orden de Predicadores (OP) La Orden de Predicadores (Ordo Praedicatorum) fue fundada por santo Domingo de Guzmán en la ciudad de Toulouse, Francia en tiempos de luchas contra las herejías albigenses. El lema de la orden es “Laudare, benedicere, praedicare” (‘alabar, bendecir y predicar’). El carisma propio de esta orden es la predicación; por ello muchos de sus miembros se adentraron a los ambientes académicos y otros a las misiones en lugares lejanos, luego universidades, medios de comunicación, etc. De entre sus filas han surgido numerosos hombres de Dios y lumbreras del pensamiento eclesiástico y universal como santo Tomás de Aquino, san Alberto Magno, fr. Bartolomé de las Casas, san Martín de Porres, san Luis Beltrán, entre otros sin contar a las numerosas ramas de religiosas y terciarios.