Todas las imágenes / all images: cortesía del artista / courtesy of the artist.
Rafael Lozano-Hemmer: fragmentos de un código fuente Pese a la rapidez con la que las nuevas tecnologías se han integrado en todas las esferas de nuestra vida cotidiana, la aceptación del media art por parte del mundo del arte contemporáneo no deja de ser algo lenta y difícil. En este contexto, Rafael Lozano-Hemmer (México DF, 1967) destaca como uno de los pocos nombres que han logrado un amplio reconocimiento tanto en el circuito de festivales de arte digital como en bienales y ferias internacionales. En una ocasión afirmó que “las nuevas tecnologías son algo inevitable, un lenguaje del cual no nos podemos separar”1. Por ello, el artista no centra su trabajo en la tecnología, sino en la exploración de formas de interacción entre el público y su entorno, dando más relevancia a una experiencia humana que a los recursos empleados. En su relación con el espectador, sus obras mantienen una aparente simplicidad y una interacción intuitiva que las hace asequibles, sin perder por ello la solidez de su planteamiento conceptual. Con todo, la aportación del aparato tecnológico que sustenta su obra no debe ignorarse y por ello, en reconocimiento a las numerosas líneas de código que le dan forma, abordamos una breve exploración de su trabajo como quien examina el código fuente de un programa informático y extrae los principales comandos o etiquetas que determinan su funcionamiento.
Pau Waelder
Rafael Lozano-Hemmer: fragments of a source code
<luz> La luz es un elemento esencial en el trabajo de Lozano-Hemmer, tanto en las conocidas instalaciones con reflectores, como en proyecciones que cubren la fachada de edificios, pantallas interactivas y piezas compuestas por luces de neón o LEDs. Por medio de la luz, el artista dibuja de manera dinámica sobre cualquier superficie, define espacios y da visibilidad a procesos sin operar ningún cambio permanente, lo que le permite crear una obra en constante transformación, gigantesca e incluso no autorizada (1000 Platitudes, 2003; Navier-Stokes, 2009; Voice Array, 2011). Al mismo tiempo, la oscuridad y la sombra definen espacios de silencio, interrupciones, y la presencia de un espectador cuya silueta se proyecta sobre el espacio iluminado, revelando contenidos ocultos por la luz (Under Scan, 2005; Apostasis, 2008).
<memoria> La memoria se halla presente en numerosos proyectos, ya sea de forma explícita, con referencia a sucesos históricos, particularmente aquellos que han sido ignorados o censurados (Displaced Emperors, 1997; Two Origins, 2002; Voz Alta, 2008), o en el propio funcionamiento de la pieza, que mantiene un archivo de las interacciones con los usuarios. En las obras que tratan acerca de la historia, ésta es revivida y articulada en tiempo presente por medio de las acciones de los espectadores, a menudo en un espacio público y con una presencia monumentalizada gracias a una proyec-
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Despite the accelerated pace at which new technologies have become integrated into all the spheres of our everyday lives, the acceptance of new media art by the contemporary art world is still a slow and difficult process. In this context, Rafael Lozano-Hemmer (Mexico City, 1967) stands out as one of the few artists who have achieved ample recognition on both the circuit of digital art festivals and at biennials and international art fairs. He has said that “new technologies are inevitable, a language that we can’t separate ourselves from.”1 For this reason his work focuses not on the technology, but on the exploration of forms of interaction between the public and their surroundings, conferring more relevance to the human experience than to the methods employed. In his relation to the spectator, his work maintains an apparent simplicity and an intuitive interaction that makes it accessible without losing the power of its conceptual approach. Even so, the part played by the technological apparatus which his work depends on shouldn’t be ignored; so in recognition of the numerous lines of code that gives it form, we’ll undertake a brief exploration of his work, like someone examining the source code of a computer program in order to extract the principal commands or tags that determine its operation.
Rafael Lozano-Hemmer, Voice Array, Subsculpture 13 (de la serie / from the series Recorders), (2011). Museum of Contemporary Art, Sydney, 2011. Foto/ photo: Antimodular Research.
<light> Light is an essential element in Lozano-Hemmer’s work, in both the well-known installations with reflectors, projections onto building facades, or interactive screens, and the pieces composed of neon lights or LEDs. By means of light, the artist can draw on any surface in a dynamic fashion, define spaces and make processes visible without producing any permanent change, which allows him to create work in constant transformation, at times enormous and at times even unauthorized (1000 Platitudes, 2003; Navier-Stokes, 2009; Voice Array, 2011). At the same time, darkness and shadow define silent spaces, interruptions, and the presence of a spectator whose silhouette is projected onto the illuminated space, revealing contents hidden by the light (Under Scan, 2005; Apostasis, 2008).
<memory> Memory is an aspect of numerous projects, be it explicitly, with reference to historical events, particularly those that have been ignored or censured (Displaced Emperors, 1997; Two Origins, 2002; Voz Alta, 2008) or in the very functioning of the pieces, which maintain an archive of interactions with the users. In the pieces that deal with history, history is relived and articulated in the present through the actions of viewers, frequently in a public space and with a monumentalized presence thanks to a large format projec-
Rafael Lozano-Hemmer, The Year’s Midnight, Shadow box 5 (2011). Montréal, (Québec / Canadá). Foto / photo: Antimodular Research.
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