Siluetas históricas nº 09 pcav

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PERCY C. ACUÑA VIGIL

N.º. 9

Referentes del tema: El conflicto social. Este documento contiene glosas informativas de algunos de los principales aportes que se han realizado sobre este tema. Se presentan como registro para estudio y consulta de base, como preámbulo de los aportes actuales que se vienen formulando: Relación de autores, incluidos en esta selección, que han contribuido a la crítica y a la construcción de teoría sobre el tema:

Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, Max Weber, Talcott Parsons, Robert K. Merton, Emile Durkheim, Robert Park, Lewis Coser, Ralf Dahrendorf, Randall Collins, Georg Simmel,

Georges Balandier, Herbert Blumer, Georg Mead.

En próximos números veremos de completar esta selección.

PCAV//MIRAFLORES, 24.07.2017

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Nicolás Maquiavelo (Florencia, 1469-1527) Escritor y estadista florentino. Nicolás Maquiavelo vivió en Florencia en tiempos de Lorenzo y Pedro de Médicis. Tras la caída de Savonarola (1498) fue nombrado secretario de la segunda cancillería encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia, entre otros. Su actividad diplomática desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político fue preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas, y para conseguirlo creó la milicia nacional en 1505. Intentó sin éxito propiciar el acercamiento de posiciones entre Luis XII de Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia (1512). Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513). Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, El príncipe (Il principe), que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis (a pesar de ello, sólo sería publicada después de su muerte). En 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones y, cuando se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII (1523), Maquiavelo pasó a ocupar el cargo de superintendente de fortificaciones (1526). En 1527, las tropas de Carlos I de España tomaron y saquearon Roma, lo que trajo consigo la caída de los Médicis en Florencia y la marginación

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política de Maquiavelo, quien murió poco después de ser apartado de todos sus cargos. La obra de Nicolás Maquiavelo se adentra por igual en los terrenos de la política y la literatura. Sus textos políticos e históricos son deudores de su experiencia diplomática al servicio de Florencia, caso de Descripción de las cosas de Alemania (Ritrato delle cose della Alemagna, 1532). En Discursos sobre la primera década de Tito Livio (Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, 1512-1519) esbozó, anticipándose a Giambattista Vico, la teoría cíclica de la historia: la monarquía tiende a la tiranía, la aristocracia se transforma en oligarquía y la democracia en anarquía, lo que lleva de nuevo a la monarquía. En El príncipe, obra inspirada en César Borgia (destacada figura de la casa de los Borgia), Maquiavelo describe distintos modelos de Estado según cuál sea su origen (la fuerza, la perversión, el azar) y deduce las políticas más adecuadas para su pervivencia. Desde esa perspectiva se analiza el perfil psicológico que debe tener el príncipe y se dilucida cuáles son las virtudes humanas que deben primar en su tarea de gobierno. Maquiavelo concluye que el príncipe debe aparentar poseer ciertas cualidades, ser capaz de fingir y disimular bien y subordinar todos los valores morales a la razón de Estado, encarnada en su persona. El pensamiento histórico de Nicolás Maquiavelo quedó plasmado fundamentalmente en dos obras: La vida de Castruccio Castracani de Luca (1520) e Historia de Florencia (Istorie fiorentine, 1520-1525). Entre sus trabajos literarios se cuentan variadas composiciones líricas, como Las decenales (Decennali, 1506-1509) o El asno de oro (L'asino d'oro, 1517), pero sobre todas ellas destaca su comedia La mandrágora (Mandragola, 1520), sátira mordaz de las costumbres florentinas de la época. Clizia (1525) es una comedia en cinco actos, de forma aparentemente clásica, que se sitúa en la realidad contemporánea que Maquiavelo tanto deseaba criticar. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/maquiavelo.htm

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Comparto una referencia al escrito del filosofo CLAUDE LEFORT: UNA TEORÍA DEL CONFLICTO DESDE LA OBRA DE NICOLÁS MAQUIAVELO Las ideas que en el presente trabajo se expresan en torno a Nicolás Maquiavelo y su obra son el resultado de más de quince años de estudio del filósofo francés Claude Lefort (1924-2010), especialmente sobre los libros de El Príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio, además de sus análisis a las interpretaciones que sobre el autor en cuestión han hecho Leo Strauss y Antonio Gramsci. Lefort intenta desmitificar el término “maquiavélico”, deslastrándole de la enorme carga negativa que ha adquirido con el correr de los siglos, para poder aproximarse a los aportes del pensador italiano en una justa medida, desprovista de prejuicios y de falsas expectativas que le hubiesen podido apartar de su verdadera dimensión como filósofo político. Basado en El Príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Claude Lefort intenta dar una aproximación a ese tema polémico que normalmente es conocido como “el pensamiento de Maquiavelo”. Para Lefort, las contradicciones que muchos encuentran en el pensamiento de Maquiavelo no son tales. : por un lado está el Maquiavelo “republicano de convicción que soñaba con una restauración de las libertades en Florencia (…); por otra parte, llevado por su pasión por la verdad efectiva (verità effetuale), encantado de reducir a un mismo denominador las acciones de los hombres, abandonaría toda preocupación por el deber ser”[7]; Estas dos facetas del autor en el fondo no son aspectos en tensión sino, más bien, complementarios que tiran hacia un mismo destino: la objetivación del hecho político en el telón de fondo de la política, sin permitirle darle cabida a la imaginación y a las apariencias. La primera le da un fin, la segunda le da los medios. Página 5 de 77


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Aquí vemos como Lefort va definiendo, en torno al deseo del hombre, una especie de división fundamental en la sociedad, sobre la cual se ordenan todas las demás oposiciones de múltiples intereses, “a pesar de los grados establecidos en la posesión o desposesión de los bienes sociales”[13]. Esta división es la que escinde a la colectividad entre los que desean mandar, dominar u oprimir y los que no desean ser mandados, dominados u oprimidos. Esta separación es imposible de ser eliminada y la tensión entre las partes es irreconciliable. El conflicto que se suscita en la sociedad, producto de esta tensión, contrario a lo que la tradición puede suponer, no tiene nada de contraproducente para dicha sociedad y, por el contrario, es una muestra saludable del estado en el cual ésta se encuentra, ya que genera los acontecimientos que conducen a la implementación de acciones y leyes que tienden al equilibrio. Maquiavelo mismo observa que la grandeza de Roma no fue producto de una sabia legislación, sino el beneficio que resultó de los conflictos entre el senado y la plebe, “hasta el punto de descubrir en ellos el resorte de la grandeza de la República, de celebrar la virtud de la discordia, de la desunione” [14]. De esta forma afirma el autor de El Príncipe y de los Discursos que el signo de la sabiduría de la ley no es su eficacia para contener los deseos de la multitud, sino el hecho de ser ésta la consecuencia de los deseos de pueblos libres cuando se oponen a la opresión de los que mandan y oprimen [15], puesto que la multitud es más sabia y más constante que un Príncipe (più savia et più constante): Esta visión positiva acerca del conflicto, nos lleva a otro aspecto que Claude Lefort hace notar de la obra de Maquiavelo y que versa sobre la fuerte crítica al cristianismo que se extrae de sus líneas y como éste influye en la atenuación del conflicto social. “Del cristianismo brota así el conservadurismo y, con éste, la impotencia de la ciudad” [19]. Esta situación la contrasta Lefort (metido en el análisis de la situación que hace Maquiavelo), con el paganismo de la antigua Página 6 de 77


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Roma, que, a pesar de ser utilizado por la clase dominante para encadenar al pueblo al partido de sus amos, tampoco este encadenamiento era ciego, natural e instantáneo; de manera tal que no exoneraba a los que detentaban el poder de la necesidad de glorias y acciones heroicas que mantuvieran fortalecida tal sujeción de los dominados al dominador. Lo que Lefort también observa es que las religiones siempre cumplen un papel en la sociedad donde se les rinde culto, pero este papel será determinado por los usos que los hombres, que son los protagonistas colectivos e individuales de lo político, quieran darle a la religión. De esta manera queda en suspenso la posibilidad de que el cristianismo, habiéndosele hecho desempeñar un papel diferente, hubiese podido apuntar hacia otro destino que no fuese la sumisa aceptación del presente con miras a un futuro de salvación eterna [20]. Hundiéndonos en los términos del propio Maquiavelo, se puede buscar en la virtú, la raíz de una idea que Lefort irá madurando durante el desarrollo de su vida como filósofo político. Esta idea gira en torno a las condiciones en las cuales el hombre político se arroja a la aventura política, renunciando al futuro y haciéndose cargo del presente en una búsqueda permanente de mejores situaciones para su sociedad, apegándose a las leyes y los convencionalismos morales, pero también transgrediéndolos cuando ello redunde en la consecución de sus fines. En el mismo sentido, también es válido decir que esa misma idea igualmente gira en torno a las condiciones en las cuales el hombre pierde las aspiraciones a tan ambicioso proyecto. El conflicto entre los miembros de una sociedad es inherente a dicha sociedad, es constitutiva de ésta y por lo tanto indisoluble de ella. Este conflicto de clases no viene dado por la distinción “natural” dada por la escasez de los recursos que, a pesar que Maquiavelo no desconoce esta diferencia, no la juzga primordial. El conflicto surge por la división de dos deseos: el de mandar, oprimir y el de no ser mandado, oprimido. La existencia en la sociedad de “los grandes” y del “pueblo” y de la posibilidad que de entre ellos o del exterior surjan amenazas insalvables que atenten contra los intereses de unos o de otros, hace que existan, entonces contrapesos de donde surgirán

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las leyes justas que asegurarán la preservación de la sociedad. De esta forma Lefort, soportado en el pensamiento de Maquiavelo, justifica el conflicto y lo convierte, cuando es manejado con válvulas de escape (es decir: leyes, concesiones, creación de instituciones funcionales, etc.) en constitutivo de las acciones virtuosas en la sociedad, manteniéndola siempre activa, evitando su paralización y consecuente decadencia. La sociedad que acepta el conflicto, renunciando a las certidumbres, y se especializa en el manejo de sus contradicciones internas, esto es la dualidad del deseo intrínseco del hombre (mandar, oprimir / no ser mandado u oprimido), opta por la libertad en lugar de la servidumbre, porque ambas son producto de una decisión interna y no de una condición natural o externa. http://elmetecodiletante.blogspot.pe/2012/07/claude-lefort-una-teoria-del-conflicto_3470.html

Bibliografía Lefort, Claude. “Maquiavelo. Lecturas de lo político”, Editorial Trotta, Madrid, 2010. Lefort, Claude. “El Arte de Escribir y lo Político”, Editorial Herder, Barcelona, 2007, p. 235. Maquiavelo, Nicolás. “El Príncipe”, Editorial Evergreen, Barcelona, 2007 Maquiavelo, Nicolás. “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, Editorial Alianza, Madrid, 2009. Ortiz Leroux, Sergio. “Democracia y Totalitarismo: La dimensión simbólica de lo político según Claude Lefort”, Apuntes Filosóficos, núm. 36, 2010.

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Thomas Hobbes Actualidad del pensamiento de Thomas Hobbes P. Cayetano Acuña Vigil Lecciones de su obra. Thomas Hobbes, (1588–1679), fue uno de los filósofos relevantes del siglo XVII. Estuvo vinculado con Bacon, Gassendi, Descartes, Galileo y Mersenne, los más significativos filósofos que contribuyen al paso del pensamiento a la modernidad.

Leviathan Es un pensador materialista, muy lejano a la metafísica de Descartes. Hobbes en su obra aplica al análisis del ser humano y de la sociedad los mismos presupuestos que al estudio de la Naturaleza. Su filosofía constituye la más completa doctrina materialista del siglo XVII. Concibe el universo como una gran máquina, donde todo sigue las estrictas leyes del mecanicismo, según las cuales, cualquier fenómeno ha de explicarse a partir de elementos meramente cuantitativos: la materia, el movimiento y los choques de materia en el espacio. El determinismo de Hobbes se fundamenta en un método racionalista de carácter matemático y geométrico (el método analítico-sintético de Descartes), que parte de la hipótesis de que las partes de un todo (materiales, engendradas y entendidas como causas) han de descomponerse y explicar el conjunto o las partes en su totalidad. La antropología de Hobbes se fundamenta en el materialismo. Critica el dualismo cartesiano, denunciando el paso ilícito del "cogito" a la "res cogitans". Sostiene que el pensamiento no es una substancia separada del cuerpo: la "entidad" corporal que somos, y su conocimiento de las cosas proviene y se reduce a la sensación. En polémica con la teoría aristotélica de la sensación, Hobbes postula que ésta ha de explicarse Página 9 de 77


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también a partir de postulados mecanicistas, como producto de los movimientos de los cuerpos. La filosofía política y la teoría social de Hobbes representan una reacción contra las ideas descentralizadoras y la libertad ideológica y de conciencia que proponía la Reforma, en la que él preveía el peligro de conducir inevitablemente a la anarquía, el caos y la revolución, de forma que para él fue necesario justificar y fundamentar la necesidad del absolutismo como política ideal con la que soslayar dichos "males". Aunque Hobbes estuvo a favor de la libertad religiosa e ideológica y favoreció el proceso de secularización de Europa, no obstante, defendió el poder absoluto y del Estado, a cuyos intereses ha de subordinarse toda minoría. Hobbes representa el orden propio del conservadurismo, en el cual, el todo social armonioso está por encima y subordina cualquier acción individual. 1.

El absolutismo de Estado En el análisis de la vida social y política Hobbes considera que la sociedad está compuesta por una multiplicidad de individuos conducidos por sus pasiones, e intenta explicar cómo se produce la transición de este individualismo a la construcción de un cuerpo social artificial, o estado, de carácter absolutista. Tradicionalmente se ha considerado la obra política de Hobbes como la fundamentación teórica del absolutismo.

2.

El estado natural de guerra.

Para Hobbes cada ser humano busca su propia conservación, en primer lugar, lo que da origen a la competición y a la desconfianza entre los seres humanos. En este estado natural no existen distinciones morales objetivas, por lo que dicha competición da lugar a un estado permanente de guerra de todos contra todos, en el que cada cual se guía exclusivamente por la obtención de su propio beneficio y, no existiendo moralidad alguna, no hay más límite para la obtención de nuestros deseos, que la oposición que podamos encontrar en los demás. Esta

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concepción del estado natural es una consecuencia de la consideración previa negativa sobre la naturaleza del ser humano y de sus pasiones. Este modelo carece de toda validez objetiva como sabemos en la actualidad, dado nuestro conocimiento de la evolución del ser humano. Su modelo no tiene validez objetiva ni se corresponde a un hecho histórico, pero es una hipótesis que le permite justificar y fundamentar teóricamente la existencia de un poder absoluto, del estado absolutista, sin necesidad de recurrir al origen divino del poder. 3.

El cuerpo social y la teoría del contrato. Hobbes considera que las pasiones humanas están reguladas por leyes de la naturaleza que pueden ser descubiertas por la razón, y proveen al ser humano de un conjunto de normas de egoísta prudencia, que hacen posible la propia conservación y seguridad. Sostiene que las leyes de la naturaleza no se cumplen, dada su oposición a nuestras pasiones, a menos que haya un poder coercitivo con capacidad suficiente para imponernos su cumplimiento.

De este modo los seres humanos sólo pueden alcanzar la convivencia social por medio de un pacto por el que se genera, simultáneamente, la sociedad civil y un poder común capaz de obligar a todos al cumplimiento del pacto suscrito. Esta transformación de derechos se realiza mediante un acuerdo de cada hombre con cada hombre por el que cada cual renuncia a sus derechos en favor de un tercero. Ese tercero recibirá el nombre de soberano y los demás sólo los súbditos. Este contrato, la creación de la sociedad civil y del soberano son simultáneos, pues no podría surgir el contrato sin que surja simultáneamente un poder capaz de ponerlo en vigor. Esta explicación de Hobbes está claramente dirigida contra la teoría del derecho divino de los reyes.

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La teoría política de Hobbes busca fundamentar filosóficamente, el origen de la sociedad civil y la legitimación del poder, su racionalidad (como forma de control del individualismo, al que considera inútil y nocivo).

4.

El poder: los derechos y la libertad Para Hobbes la soberanía emanada del contrato es inalienable por lo que, una vez concedida, no se puede cambiar la forma de gobierno ni repudiar la autoridad. La libertad es entendida por Hobbes como la ausencia de estorbos. Sostiene que una vez abandonado el estado de naturaleza la primacía de la ley representa la libertad de la comunidad, por lo que la "libertad" individual se limita a lo no regulado, y también el derecho a resistirse al soberano.

La influencia de Hobbes en el pensamiento político occidental ha sido profunda. Sus sucesores podrían estar en desacuerdo con él, pero no pudieron escapar de ser comparados y medidos con su obra. Hobbes enfrento la crítica con vigor, o indirectamente, con superioridad desdeñosa, en silencio. El énfasis de Hobbes en lo secular sobre lo teológico fue particularmente irritante para sus detractores. Hobbes fue llamado ateo, y durante años el "Hobbismo" es el término que se aplica cuando se trata de denigrar a cualquier muestra de escepticismo. En 1683, De Cive y el Leviathan fueron condenados como libros herejes y fueron quemados en Oxford. Los enemigos de Hobbes también le impidieron convertirse en miembro de la Royal Society. A pesar de su tempestuosa vida, las obras de Hobbes han sido respetadas y admiradas por muchos de sus contemporáneos. Sin embargo, sus ideas fueron consideradas todavía radicales medio siglo después de su muerte, y no fue hasta mediados del siglo XVIII que sus obras se pudieron comentar desapasionadamente. Desde entonces, ha ocupado un lugar entre los filósofos políticos más importantes de la tradición occidental, y sus obras continúan despertando interés y debate.

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Obra En 1628 publica una traducción de Tucídides, en la que critica el sistema democrático y sus peligros, desde una perspectiva conservadora. En 1637, hizo circular secretamente un manuscrito titulado Elementos del derecho. En 1642 publica Elementorum Philosophiae Sectio Tertia De Cive, una teoría sobre el gobierno y comienza a escribir De corpore, primer trabajo que incluirá posteriormente en una trilogía sobre el cuerpo, el hombre y el ciudadano, (Human Nature, De Corpore Politico). En 1648, publica su obra más importante, Leviatán, una teoría sobre la soberanía en la que se muestra como un defensor implacable del absolutismo. Este trabajo constituye una obra maestra de filosofía política escrita en inglés. En 1657 publica la segunda parte de su trilogía bajo el título De homine y cinco años después publica De corpore.

Comentarios a bibliografía selecta

La filosofía política moderna – Atilio A. Boron Este libro trata los principales hitos de la filosofía política moderna. Se ha convertido en un lugar común afirmar que ésta se distingue de la filosofía política clásica porque en la primera la reflexión sobre la vida política se realiza al margen de todo tipo de consideración ética o moral. Si en los tiempos antiguos la indagación sobre la política iba indisolublemente ligada a una exploración de carácter moral, con el advenimiento de la modernidad dicha amalgama se descompone y el análisis político se independiza por completo del juicio ético. Esta visión convencional es peligrosamente simplificadora y, por eso mismo, equivocada. Lo que efectivamente aconteció con la filosofía política moderna es que las preocupaciones éticas del período clásico Página 13 de 77


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pasaron a un segundo plano. Se produjo entonces una rearticulación entre la reflexión centrada en el “ser” y aquella encaminada a desentrañar el “deber ser”, pero de ninguna manera esto se tradujo en un divorcio entre ambas preocupaciones. Esta supuesta disyunción entre una reflexión centrada en el “ser” y el “deber ser” de la política tiene insoslayables implicaciones conservadoras que deben ser rechazadas con total intransigencia.

La filosofía política de Hobbes. Su fundamento y su génesis Strauss, Leo La primera edición de `La filosofía política de Hobbes` fue publicada en Londres en 1936 y corresponde a la etapa de sus primeros escritos. En esta obra Leo Strauss se ocupa de analizar los principios de la filosofía política de Hobbes, porque considera que "constituye el primer intento peculiarmente moderno de dar una respuesta coherente y exhaustiva a la pregunta por la vida justa del hombre, que es al mismo tiempo la pregunta por el orden justo de la sociedad". El filósofo alemán se propone comprender la concepción hobbesiana fundamental respecto de la vida humana, ya que piensa que ésta, y no la ciencia moderna, constituye el fundamento real de su filosofía política. Para acercarse a dicha concepción, Strauss sigue dos líneas de investigación interdependientes: en la primera, reconstruye el pensamiento temprano de Hobbes, antes de que estuviera familiarizado con la ciencia moderna y, en la segunda, examina la tendencia hacia la emancipación de la tradición, que se advierte con más claridad en el último período de Hobbes. [1] http://ec.aciprensa.com/m/marinmersenne.htm

Información en la red: La actualidad del pensamiento de Hobbes: Página 14 de 77


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Internet Encyclopedia of Philosophy: Stanford encyclopedia of Philosophy: [Lloyd, Sharon A. and Sreedhar, Susanne, "Hobbes's Moral and Political Philosophy", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (spring 2009 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = http://plato.stanford.edu/archives/spr2009/entries/hobbes-moral/].

La importancia de leer a Hobbes Ensayo / Poder y soberanía LA IMPORTANCIA DE LEER A HOBBES

Viernes 29 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa. La Nación. Buenos Aires. La obra del filósofo inglés ilumina la realidad política actual. El núcleo de su pensamiento se encuentra en De cive. Toda obra de filosofía política de envergadura no es sólo un conjunto de proposiciones lógicamente enlazadas acerca de la política, sino que además es en sí misma política: se trata de una acción por la cual se defiende una posición en contra de un adversario con respecto a cierta cuestión en una situación política concreta, de acuerdo con una estrategia determinada. El caso del libro De cive como se lo suele llamar- no es una excepción. En esta obra, Hobbes defiende la soberanía del Estado como un antídoto contra las tendencias anarquizantes del republicanismo en el contexto de la Guerra Civil Inglesa. Habría que tener en cuenta, desde el comienzo, que la oposición de Hobbes al republicanismo no se reduce a la defensa del orden monárquico como se suele creer, sino que en última instancia se deriva de la defensa que hace Hobbes de la autonomía de la política y por lo tanto de la soberanía del Estado. De hecho, una de las tesis más distintivas de Hobbes consiste en que el tradicional debate sobre las formas de gobierno es uno de los principales responsables de la guerra civil. De ahí la necesidad de una instancia política, el Estado, que no sea reductible ni a la persona individual del monarca ni a la comunidad de ciudadanos, para poder contener el conflicto político. Página 15 de 77


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Por lo tanto, el republicanismo no es, para el autor, necesariamente incompatible con la soberanía. Lo que Hobbes le reprocha al republicanismo es su incapacidad de reconocer la proximidad que guarda la república con el Estado. En efecto, lo que parece ser característico del discurso republicano es que o bien de manera más o menos hipócrita se arroga para sí la soberanía que le niega al Estado, por lo cual no habría nada que objetarle excepto la hipocresía; o bien se opone a la idea misma de la soberanía, pero al precio de defender el estado de naturaleza originario, es decir, de suscitar la guerra civil. Obviamente, según Hobbes, si las opciones son el Estado y la guerra civil, en realidad no hay mucho que pensar. Con respecto a la estrategia, el título de la obra muestra que el autor trata de dar batalla en terreno distintivamente republicano al desafiar la hegemonía conceptual del republicanismo no sólo sobre la ciudadanía sino además sobre nociones tales como libertad, ley, derecho, pueblo e incluso la idea misma de república, ya que Hobbes emplea de modo revelador el término res publica como sinónimo de Estado. Dicho desafío le permite al filósofo inglés argumentar que una monarquía tiene tanto derecho como una república a considerar que aquellos que están sometidos a su jurisdicción no son meramente súbditos sino verdaderamente ciudadanos, y resolver de ese modo la crisis provocada por la Guerra Civil Inglesa. No es de extrañar, entonces, que semejante equiparación entre las formas de gobierno le granjeara el rechazo equidistante de tirios y troyanos: no hizo falta esperar hasta la aparición del Leviathan para constatar que la teoría política pensada por Hobbes en respuesta al discurso republicano provocaría un grave malestar en las filas monárquicas a las que él en principio pertenecía. Estas breves consideraciones sobre su ideología política nos dan una idea de la importancia de la lectura de Hobbes no sólo para la comprensión de la historia del pensamiento político, sino incluso para nuestra época. En efecto, quienes creen en la necesidad de una comprensión histórica de los fenómenos políticos sentirán naturalmente curiosidad por los orígenes de la teoría del Estado moderno, siquiera porque se preguntan cómo es Página 16 de 77


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posible que alguna vez a alguien se le ocurriera que el Estado podría llegar a ser una solución antes que un problema. Además, el vigoroso renacimiento que ha experimentado la teoría política republicana en los últimos años no debería sino alimentar nuestro apetito por la crítica hobbesiana a la misma. Los que, por su parte, se interesan menos por la historia del pensamiento político que por la filosofía de la política, y más allá de si comparten o no la solución propuesta por Hobbes al conflicto político, apreciarán sin embargo que la descripción de la política que encuentran en su obra guarda un innegable parecido con el menú que ofrece la realidad política contemporánea: se trata de un mundo que vive al borde de la -y muchas veces en- guerra, con ejércitos profesionales sufragados mediante impuestos, Estados preocupados por su defensa y a la vez expansionistas, conflictos políticos provocados por cuestiones religiosas, ciudadanos en desacuerdo sobre los principios morales que deberían regir sus vidas, y todo esto servido sobre la base de una abundante teoría de los derechos individuales. Sin embargo, no hemos agotado aún la lista de motivos que existen para leer la obra de la que tratamos. En efecto, si bien no hay dudas de que la obra por la cual Hobbes se ha convertido quizás en el pensador político moderno más importante es el Leviathan, una obra de arte no sólo en términos filosóficos sino incluso estéticos, su De cive fue la primera obra que lo hizo famoso. [...] Hobbes nunca se distanció de la obra que nos ocupa a pesar de haber publicado el Leviathan cuatro años después. El texto, que el filósofo mantuvo junto a la versión latina del Leviathan en sus obras completas latinas en 1668, se convirtió en la referencia hobbesiana más importante en el continente hasta el siglo XIX, citada, entre otros, por Spinoza, Leibniz, Pufendorf, Rousseau y Kant. Finalmente, y quizá sea ésta la razón más importante, contiene la versión más filosófica de su teoría política. Lo que caracteriza precisamente al De Página 17 de 77


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cive es su precisión argumentativa: mientras que el Leviathan se destaca por su sofisticado despliegue de retórica y estética literaria al servicio de una causa política, el De cive es un tratado filosófico conciso y compacto que intenta mostrar que la soberanía del Estado es la respuesta a los conflictos políticos. [...]

La historia del texto Lo que terminó siendo la primera edición de la obra De cive ya había circulado en forma manuscrita desde 1641 entre unos pocos conocidos de Hobbes. Se trataba de una versión inglesa de la teoría filosófica en general de Hobbes, que es conocida hoy como los Elements of Law, Natural and Politic [Elementos del derecho natural y político]. Una de sus metas principales era defender las políticas de Lord Strafford ante los ataques de los oponentes parlamentarios a la corona inglesa. En efecto, el clima provocado por la reunión de los dos parlamentos de 1640, así como la purga parlamentaria en contra de Strafford y sus partidarios, provocó que Hobbes dejara Inglaterra en noviembre de 1641 para establecerse en condiciones bastante humildes en París, en donde se propuso terminar la tercera sección de sus Elementa philosophiae [Elementos filosóficos], y en noviembre de 1641 precisamente tuvo listo un pulido manuscrito para presentar a su empleador, el conde de Devonshire. [...] La impresión que provocó en los primeros lectores fue tal que, por ejemplo, Samuel Sorbière, el erudito médico protestante exiliado en Holanda y autor, en 1649, de lo que se convertiría en la traducción francesa estándar del libro De cive hasta el día de hoy, y asimismo en la más influyente traducción en cualquier idioma de la obra de Hobbes, se vio obligado a preguntarle a Descartes si él era el autor de la obra, a lo cual Descartes respondió que él "nunca publicaría algo sobre la moral". De hecho, Descartes había escrito en una carta: "yo juzgo que el autor del libro De cive es el mismo que ha hecho las Terceras objeciones contra mis Meditaciones " y "lo encuentro más hábil en moral que en metafísica y en física". De todos modos, Hobbes hizo que algunos ejemplares del manuscrito, que llevan el año 1642 en sus carátulas, fueran impresos y Página 18 de 77


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distribuidos entre sus amigos para que lo comentaran, tal como él mismo lo cuenta en el "Prefacio a los lectores" de la segunda edición. La edición de 1642, que estuvo a cargo de Martin Mersenne en París, podría ser entendida entonces como un borrador que apuntaba a provocar y eventualmente incorporar los comentarios de los amigos de Hobbes en una versión final. El De cive se puso a disposición de un público más amplio cuando la famosa compañía editorial Elzevir de Ámsterdam publicó en los primeros meses de 1647 lo que sería la segunda edición; Hobbes tenía entonces cincuenta y nueve años y estaba no muy lejos de empezar a trabajar en el Leviathan. Dicha edición se convirtió de inmediato en un best seller, a tal punto que Elzevir agotó su stock a mediados de 1647 y lanzó dos reimpresiones en muy poco tiempo. Pero en la segunda edición no sólo cambió el texto, sino que, entre otras cosas, se modificó el título, ya que el editor se resistió a mantener el anterior por temor a que perjudicara las ventas. [...] Hobbes mostró su preocupación por el material preliminar que Elzevir había insertado en la segunda edición sin su consentimiento, en particular por un retrato suyo, con una inscripción en latín que decía: "Thomas Hobbes, noble inglés. Tutor de su alteza serenísima el Príncipe de Gales". Apenas recibió un ejemplar del libro, Hobbes le escribió a Sorbiere -quien estando en Holanda se había encargado de supervisar la edición- y le pidió que hiciera todo lo posible para que se quitaran dichos agregados a la edición. Las razones que dio Hobbes no sólo concernían a las críticas que los adversarios del heredero en el exilio harían a la asociación entre las ideas de la obra y el Príncipe, sino que además la referencia a dicha asociación le impediría al autor "volver a casa", en caso de que decidiera hacerlo. Hobbes aclara que él no es el tutor del Príncipe sino un docente contratado mensualmente. Para fines de 1647 aparece, por así decir, una segunda edición de la segunda edición en la cual no quedan rastros de los materiales preliminares que tanto habían preocupado a Hobbes. [...] La segunda edición le permitió a Hobbes expandir el alcance restringido de la primera y le brindó la posibilidad de contestar muchas críticas, aclarar algunos puntos oscuros y fundamentalmente agregar un sustancioso prefacio para explicar por primera vez su sistema integral del Página 19 de 77


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conocimiento, el papel que juega el libro De cive en ese esquema y las razones que hicieron que apareciera fuera del orden previsto. En dicho prefacio, al narrar "la causa y el propósito de escribir este libro", Hobbes explica la relación entre el De cive y su sistema filosófico: Me dedicaba a la filosofía por gusto, congregaba sus primeros elementos en todos los géneros y los escribía paulatinamente distribuidos en tres secciones: la primera trataba del cuerpo y de sus propiedades generales; la segunda, del hombre en particular y de sus facultades y pasiones; la tercera, del ciudadano y de los deberes del ciudadano. Y por eso la primera sección contiene la filosofía primera y algunos elementos de física. En esa sección se computaban los conceptos de tiempo, lugar, causa, potencia, relación, proporción, cantidad, figura y movimiento. La segunda se ocupaba de la imaginación, la memoria, el raciocinio, el apetito, la voluntad, el bien, el mal, lo honesto y lo torpe, y otros conceptos de su género. De qué trata la tercera ya se ha dicho antes. Mientras completaba, ordenaba y escribía lenta y escrupulosamente (pues no diserto, sino computo) sucedió entretanto que mi patria, algunos años antes de que estallara la guerra civil, hervía con cuestiones acerca del derecho de gobierno y de la obediencia debida de los ciudadanos, precursoras de la guerra que se acercaba. Esto fue la causa de que, una vez dilatadas las otras partes, apresurara y terminara esta tercera. Y por eso sucedió que la parte que estaba última en el orden apareciera sin embargo primera en el tiempo; sobre todo debido a que no veía que necesitara las secciones precedentes, siendo que esta primera sección se apoya en principios propios conocidos por la experiencia. Fueron los acontecimientos políticos los que provocaron que la primera gran obra filosófica de Hobbes publicada fuera sobre política y precisamente el De cive, aunque su intención original había sido que el libro fuera una sección de una obra mayor. De ese modo, sería leída por gente que estuviera al tanto de lo que por entonces eran los manuscritos De corpore y De homine -que no fueron publicados hasta 1655 y 1658 respectivamente-. Sin embargo, Hobbes finalmente no tuvo reparos en defender la autonomía de su teoría política. Por Andrés Rosler Link http://www.lanacion.com.ar/1318817-la-importancia-de-leer-a-hobbes

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Max Weber Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Publicado en urbanoperu el Dom, 2009-08-30 12:44.

Adjunto este escrito publicado en la revista Archiv für Sozialwissenschaft und Sozial politik, en relación a la crítica que hace el profesor Voegelin al positivismo y al papel de Weber. Los estudios sobre valores deben mucho a Max Weber porque no sólo realizó investigaciones sobre valores, sino definió con claridad el papel que ellos tienen en las ciencias sociales. Weber se situaba sin ambigüedad entre quienes consideran la actividad mental como factor determinante de la vida social: “... la fuerza histórica de las ideas ha sido y es tan predominante para el desarrollo de la vida social, que nuestra revista no puede sustraerse a esta labor; antes bien, hará de su atención uno de sus más importantes deberes"(1). Weber planteó de la siguiente manera el problema de las relaciones entre valores e investigación social: "¿Cuál es la validez de los juicios de valor formulados o que determinado autor supone en los proyectos prácticos sugeridos por él? ¿En qué sentido se mantiene éste, con ello, en el terreno de la dilucidación científica, ya que lo característico del conocimiento científico ha de hallarse en la validez «objetiva» de sus resultados en cuanto verdades” (2)? Antes de responder a estas preguntas cruciales, Weber descarta la simbiosis entre ciencia social y ética: " ... jamás puede ser tarea de una ciencia empírica proporcionar normas e ideales obligatorios, de los cuales Página 21 de 77


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pueden derivarse preceptos para la práctica"(3). Esta ciencia "no puede enseñar a nadie qué debe hacer, sino únicamente qué puede hacer y, en ciertas circunstancias qué quiere"(4). Pero de esto no se desprende, "en modo alguno, que los juicios de valor hayan de estar sustraídos en general a la discusión científica, por el hecho de que derivan, en última instancia, de determinados ideales y, por ello, tienen origen «subjetivo»"(5). La relación que cada investigador tiene con sus valores cumple una función esencial en el proceso de cada investigación. A diferencia de las ciencias exactas y naturales, las ciencias de la cultura y del espíritu, teniendo como objeto la realidad individual, no pudiendo captar la infinita riqueza de lo real, y no teniendo como fin la construcción de leyes -que sólo son un medio para encontrar la significación- tienen que seleccionar temas, enfoques y documentos. Esta selección se hace a partir de la relación del investigador social con sus valores (6). Esta necesidad selectiva de los valores implica cuatro elementos:

La realidad individual, singular e infinitamente múltiple de los hechos sociales. El conocimiento de los procesos culturales sólo es concebible, en la perspectiva weberiana, "sobre la base de la significación que la realidad de la vida, configurada siempre en forma individual, tiene para nosotros en determinadas conexiones singulares"(7). La vida social se presenta ante el observador como una multiplicidad infinita de procesos que surgen y desaparecen, sucesiva y simultáneamente, tanto dentro como fuera de nosotros mismos. Las leyes sociales son sólo un medio para la significación de los hechos, su comprensión o explicación. A diferencia de Durkheim y de muchos otros precursores de la ciencia social, Weber pensaba que el conocimiento de las leyes sociales no implica conocimiento de la realidad social sino, antes bien, "uno de los diversos medios auxiliares que nuestro pensamiento emplea con ese fin"(8). La necesidad de seleccionar una parte de esa realidad Weber estaba convencido de que la multiplicidad infinita de procesos sociales hace que un conocimiento exhaustivo de ellos sea imposible para cualquier investigador. Esta imposibilidad implica que "sólo una parte finita de esa realidad constituye el objeto de una investigación científica, parte que debe ser la única «esencial» en el sentido de que «merece ser conocida»"(9). Página 22 de 77


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La función selectiva de los valores La selección de la "parte finita" de la realidad que cada investigador realiza para escoger temas de investigación se realiza de acuerdo con sus valores. Son ellos los que seleccionan qué parte de la realidad será estudiada: "Se decide de acuerdo con las ideas de valor desde las cuales consideramos la «cultura» en cada caso individual... Lo único que introduce orden en este caos es la circunstancia de que, en cada caso, sólo una parte de la realidad individual reviste para nosotros interés y significación, porque únicamente ella muestra relación con las ideas de valor culturales con las cuales abordamos la realidad"(10). La impertinencia de los juicios de valor La ciencia social debe tender al "conocimiento del significado de aquello a que se aspira" y al "ordenamiento conceptual de la realidad empírica". Esto se puede lograr "poniendo de relieve y desarrollando en su trabazón lógica las «ideas» que están o pueden estar" en la base de un fin concreto de un actor social concreto que el investigador social trata de comprender (11). En este proceso de comprensión, es decir en la tarea esencial de la ciencia social, los valores no tienen nada qué hacer. "Es y seguirá siendo cierto que una demostración científica metódicamente correcta en el ámbito de las ciencias sociales, si pretende haber alcanzado su fin, tiene que ser reconocida también como correcta por un chino"(12), es decir por cualquiera cuyos valores sean diferentes u opuestos a los del investigador social. La ética calvinista y el espíritu capitalista Weber no sólo analizó las funciones de los valores de la ciencia social sino realizó análisis ejemplares sobre los valores. Además de sus trabajos sobre sociología religiosa, le debemos La Ética protestante y el espíritu del capitalismo, que es un análisis de la relación entre dos valores, o entre un valor y una actitud: la ética calvinista del siglo XVII y el espíritu capitalista contemporáneo a esa ética. Ese libro no es, como se sugiere frecuentemente, un estudio sobre las relaciones entre religión y economía, ni entre una religión (el Calvinismo) y un sistema económico (el capitalismo occidental al mismo período). Es evidente que Weber no se propuso en esa obra analizar la relación entre dos estructuras de la realidad social (la cultura y economía) sino entre

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dos formas de una misma estructura (la cultura): una cierta ética y un cierto "espíritu". El mismo título del libro es muy preciso: no es "La ética protestante y el capitalismo", sino "La ética protestante y el espíritu del capitalismo". Lo que analiza Weber a lo largo de las dos partes de esta investigación clásica es en realidad lo que, algunos años después Thomas y Znaniecki llamarían "la actitud capitalista". Se puede discutir si el espíritu capitalista es un valor, una actitud o una mentalidad. Lo que es indiscutible es que no es la economía capitalista, o la estructura económica. Los únicos datos económicos que Weber considera aparecen sólo en algunas notas de la primera parte. Todo el resto del libro son análisis sobre textos que expresan no la estructura económica capitalista sino más bien el espíritu que la anima. El análisis parte de hechos que Weber resume así: " ... la índole por excelencia protestante que se distingue en las propiedades y empresas capitalistas y, también, en las esferas superiores de las clases trabajadoras, sobre todo del alto personal de las empresas modernas, con más experiencia técnica o comercial"(13). El segundo paso lógico de esta investigación fue resumir el espíritu del capitalismo en cuatro puntos: 1. La adquisición del dinero es casi el valor supremo de la vida (14). 2. El ejercicio constante de una profesión - el trabajo - es una manera tan privilegiada para adquirir el dinero, que se presenta varias veces como fin, no como medio (15). 3. Racionalidad. Es el trabajo que busca las maneras más adecuadas para obtener la máxima cantidad de riqueza (16). 4. La austeridad. Ella hace que se use mínimamente la riqueza acumulada. Aunada a las tres características precedentes, da lugar a una creciente acumulación de riqueza, o de capital (17).

El tercer paso lógico es la descripción de la ética protestante, con dos grandes características: 1. El ascetismo. 2. El enriquecimiento como señal de predestinación a la salvación eterna (18). Weber cita, a este propósito, un sermón del escuchado predicador inglés Richard Baxter: "Si Dios os señala una senda que habrá de proporcionaros más riqueza que la que pudierais conseguir por una senda Página 24 de 77


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distinta (sin detrimento de vuestra alma ni la de los demás) y la desecháis para emprender el camino por el que os enriquecerá menos, ponéis trabas a uno de los propósitos de vuestra vocación y os rehusáis a fungir como administradores de Dios y a recibir sus dones para valeros de ellos en su servicio". El cuarto y último paso lógico de Weber es la explicación de la relación entre la ética protestante y el espíritu del capitalismo por una causalidad doble: 1. Por un lado, la ética protestante propicia el espíritu del capitalismo. 2. Y, por otra parte, los "nexos de la mayoría de las religiones importantes con la economía y la estructura social del medio en que ellos vieron la luz primera", mostraría la influencia de la economía en la religión (19). Referencias 1. Max Weber, Ensayos sobre metodología sociológica, trad. de José Luis Etcheverry, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1973, p. 43. El subrayado es mío. La revista a que se refiere es: Archiv für Sozialwissenschaft und Sozial politik.: http://biblioweb.tic.unam.mx/valores_distantes/C1WEBER.htm 2. Ibid., p. 40. 3. Ibid., p. 41. 4. Ibid., p. 44. 5. Ibid., pp. 41-42. 6. Ibid., pp. 61-73. 7. Ibid., pp. 61 y 70. 8. Ibid., p. 70. 9. Ibid., p. 62. 10. Ibid., pp. 70 y 68-69. 11. Ibid., p. 43. 12. Ibid., p. 47. 13. Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, trad. de José Chávez Martínez, Premia, Puebla, 1984, p. 7. 14. Ibid., pp. 29, 31 y 34. 15. Ibid., pp. 38, 39 y 43. 16. Ibid., p. 12. 17. Ibid., pp. 29-39. 18. Ibid., p. 100. 19. Ibid., p. 15.

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Talcott Parsons Talcott Parsons (13 de diciembre de 1902 – 8 de mayo de 1979) fue un sociólogo estadounidense de la tradición clásica de la sociología, mejor conocido por su teoría de la acción social y su enfoque estructural-funcionalista. Parsons es considerado una de las figuras más influyentes en el desarrollo de la sociología en el siglo XX.1Luego de obtener un doctorado en economía, trabajó en la facultad de la Universidad de Harvard desde 1927 a 1979, y en 1930 estuvo entre los primeros profesores del recientemente creado departamento de sociología.2 Basada en datos empíricos, la teoría de la acción social de Parsons fue la primera teoría de sistemas sociales desarrollada en Estados Unidos de carácter amplio, sistemático y generalizable.2 Una de las más grandes contribuciones de Parsons a la sociología en el mundo anglófono fueron sus traducciones de las obras de Max Weber y sus análisis de los trabajos de Weber, Émile Durkheim y Vilfredo Pareto. El trabajo de estos autores influenció fuertemente la perspectiva de Parsons y contribuyó a la fundación de su teoría de la acción social, en la cual vio la acción voluntarística a través del prisma de los valores culturales y las estructuras sociales que constriñen las elecciones y que, en último término, determinan todas las acciones sociales, en oposición a la idea de que las acciones están determinadas en base a procesos psicológicos internos.2 Aunque Parsons es generalmente considerado un estructuralfuncionalista, hacia el final de su carrera en 1975 publicó un artículo en

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el que declara que los términos "funcional" y "estructural-funcionalista" eran formas inapropiadas de describir el carácter de su teoría.3 A inicios de la década de 1970, una nueva generación de sociólogos criticó las teorías de Parsons, viéndolas como socialmente conservadoras y con una prosa innecesariamente compleja. 4 Desde entonces, los cursos de sociología han puesto menos énfasis en sus teorías en comparación al auge de su popularidad entre las décadas de 1940 y 1970. Sin embargo, se reconoce un resurgimiento del interés en sus ideas.2 Entre sus libros destacan: La estructura de la acción social (1937). El sistema social (1951). Si bien ha sido considerado como uno de los sociólogos más eminentes del siglo XX, ha sido criticado por no prestar suficiente atención al cambio social y a los conflictos asociados a él. Su obra es uno de los primeros intentos de síntesis dentro del campo de la sociología donde revisa los escritos de Émile Durkheim y Max Weber, así como de autores menores para la sociología como Vilfredo Pareto, y (en la obra de 1951) Sigmund Freud. El papel de Marx en la teoría parsoniana es "asaz escuálido" según la crítica que realiza Anthony Giddens, e incluso se ha dicho que la obra de Parsons no es más que una teoría conservadora que pretendía ignorar a Marx. Nociones teóricas preliminares Corriente Parsons forma parte de la corriente sociológica denominada como estructural-funcionalista. El estructural funcionalismo conjuga la idea de una estructura social (conjunto ordenado de individuos en función de determinadas posiciones sociales) y la de una serie de funciones asignadas a cada una de dichas posiciones. El hecho de concebir la sociedad en los términos que lo hace la corriente estructural funcionalista Página 27 de 77


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configura un paradigma con unos supuestos fundamentales para la comprensión de las teorías que dicho paradigma arropa: Se admite que existen estructuras sociales • • •

Los sujetos de la vida social están inmersos en las estructuras La conducta del individuo está determinada por las estructuras Cada lugar estructural tiene asociada una función (cada uno cumple una función de una totalidad mayor)

Se trata, por tanto, de una corriente que se opone en sus supuestos básicos a las teorías de corte conflictivo, que proclaman una idea de sociedad dominada y determinada por el eterno conflicto entre los diferentes grupos sociales, que pugnan por dominar los medios e imponer sus valores morales (Karl Marx y Max Weber)

Enfoque integrado de la teoría sociológica En los tiempos en los que aparece Parsons en la escena sociológica, existe una gran polarización entre las múltiples concepciones epistemológicas existentes: • • •

Objetivismo - subjetivismo Estructura - latencia Micro - macro

Dentro de sus principales ambiciones, estaba la de desarrollar un enfoque integrado de la teoría sociológica (éste hecho se patentó cuando fundó el Departamento de Relaciones Sociales de la Universidad de Harvard)

El objeto de las ciencias sociales en el centro del debate Todo el debate teórico de su época se agrupaba en torno a las discrepancias entre los distintos presupuestos sobre el objeto de las Página 28 de 77


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ciencias sociales. Las discusiones sobre el objeto de estudio de la sociología eran de carácter ontológico, pues intentaban aclarar la naturaleza de dicho objeto. La cuestión de fondo afectaba en cascada a todos los demás niveles de la investigación científica (epistemológico, metodológico y tecnológico), ya que, por ejemplo, existen diferencias científicamente significativas entre plantearse un objeto de estudio como un agente racional, a hacerlo como un grupo de personas concebidas en términos de clase social.

Teoría general de la sociedad La solución propuesta por Parsons a las polarizaciones anteriores a su tiempo fue una teoría general de la sociedad, que piensa la vida social como una totalidad y que pueda constituirse como un gran relato, con capacidad explicativa y predictiva sobre la vida social (al modo de Comte). Sin embargo, Parsons va a encontrarse con un problema que le dará bastantes quebraderos de cabeza durante toda su vida: el papel del individuo. Frente a una teoría tan generalista, cabe preguntarse por cuál es el lugar del individuo dentro de un universo tan grande de supra entidades. Y, es más, si se tienen en cuenta las implicaciones del estructuralismo funcional, para el que los individuos están encajados en celdas de la estructura social, que determinan lo que socialmente son, y el objetivo de éstos es cumplir una función social, es decir, que ya tienen determinado hasta lo que tienen que hacer, ¿dónde queda la decisión individual? Fuentes Parsons para elaborar su teoría se basa en varias relaciones. Principalmente toma a Durkheim, utilizando su definición de sociedad, pero considerada como un sistema y no un organismo, en contraposición a Marx. Toma de Weber el concepto de acción social, lo que es una conducta con significado referente a la cultura. También retoma cuestiones de autores externos a la disciplina sociológica, como Freud, utilizando su segunda tópica, que plantea a la personalidad compuesta por tres componentes: el ello (tendencias naturales de los organismos vivos), el superyó (el Yo ideal) y el yo (la parte del ello modificada por la educación y la influencia cultural). Con esto se basa en el libro de Freud El malestar en la cultura, que presenta

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la sociedad como represora de nuestros instintos, ya que en el caso de las represiones del superyó son todas de conformación social. Por último, toma de Bertalanffy, biólogo y padre de la teoría general de sistemas, su propuesta de un modelo que amplíe la visión científica bajo un nuevo aspecto de ordenamiento y relación a través del modelo de sistema. Teoría Conceptos Sistema: Conjunto interrelacionado y jerarquizado de partes que al interactuar producen determinado comportamiento. Jerarquizado: Concepto que extrae Parsons de Bertalanffy e implica el orden por rango social. Aparato: Conjunto interrelacionado de partes en el que no hay una más importante que otra. Criterio de jerarquización: Equilibrio fruto del cambio y la estabilidad. Parsons es conocido en la historia de la sociología, como el autor de la Teoría estructural funcionalista, que se llama “A.G.I.L.”. El esquema ágil, o el modelo de las cuatro funciones, como es la Teoría estructural funcionalista, que es lo mismo, no fue ni el primero ni el más importante, es decir, el más lúcido, de los intentos parsoniano por resolver este problema. Parsons elaboró muchos intentos de Teoría, todos ellos muy sugestivos, muy interesantes, muy atractivos. Uno de ellos alcanzó cierto notable éxito en la comunidad sociológica internacional. Fue el modelo AGIL. Pero lo interesante es que Parsons intenta superar la distinción entre acción y sistema, entre subjetivismo y objetivismo en Teoría sociológica. Curiosamente cada uno de los momentos de su Teoría se fue desplazando, y en el fondo inconscientemente terminó siendo el representante de cada uno de esos enfoques.

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Lewis Coser Lewis Coser (Berlín, 27 de noviembre de 1913 – Cambridge, 8 de julio de 2003) fue un sociólogo estadounidense, y el 66º presidente de la American Sociological Association en 1975. Coser fue el primer sociólogo que intentó combinar el estructural funcionalismo y la teoría del conflicto; su trabajo se basó en encontrar las funciones del conflicto social. Tras emigrar a Estados Unidos en 1941, Coser dio clases en la Universidad de Chicago y en la Universidad de California. Fundó el departamento de sociología en la Universidad Brandeis, donde dictó clases durante 15 años antes de unirse al departamento de sociología de la Universidad de Stony Brook.1 En 1954, junto a Irving Howe, Coser fundó la revista de cultura y política Dissent.

Teoría del conflicto Según Coser, el conflicto podría contribuir a solidificar un grupo pobremente estructurado. En una sociedad que parece estarse desintegrando, un conflicto con otra sociedad (conflicto inter-grupo) puede restituir el núcleo integral. Por ejemplo, la cohesión de los judíos israelitas podría atribuirse al conflicto de larga data con los árabes. Asimismo, un conflicto con un grupo puede permitir también alianzas con otros grupos. Los conflictos al interior de una sociedad (conflicto intra-grupo) pueden ocasionar que algunos individuos aislados adopten un rol activo. La protesta contra la Guerra de Vietnam motivó a muchos jóvenes a adquirir vigorosos roles en la política estadounidense por primera vez.

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Los conflictos también cumplen una función comunicacional. Antes del conflicto, los grupos pueden estar inseguros acerca de la posición de sus adversarios, pero como resultado del conflicto las posiciones y las relaciones entre los grupos se tornan claras, permitiendo a los individuos decidir su curso de acción con mayor claridad frente a sus adversarios. Los conflictos dentro de los mismos clivajes tienden a intensificar el conflicto. Los clivajes transversales tienen a disipar la severidad del conflicto. Por ejemplo, la coincidencia de la marginación económica y política entre los palestinos en Cisjordania intensifica el conflicto con Israel. Por el contrario, la no coincidencia de la privación de derechos económicos y políticos entre los quebequenses reduce la gravedad de su conflicto con la Canadá inglesa, especialmente a partir del aumento de la prosperidad de la clase media franco-canadiense en el sector público y el mundo empresarial. Esta obra contiene una traducción derivada de Lewis A. Coser de Wikipedia en inglés, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-Compartir Igual 3.0 Unported. Martin, Douglas (12 de julio de 2003). «Lewis Coser, 89, Sociologist Who Focused on Intellectuals». New York Times (en inglés). Consultado el 17 de febrero de 2014. http://theomai.unq.edu.ar/Conflictos_sociales/COSER%20Lewis_Las%20Funciones%20del%20Con flicto%20Social%20_Resumen_.pdf http://www.sociedad-estado.com.ar/wp-content/uploads/2010/01/Nuevos-aportes-a-lateor%C3%ADa-del-conflicto-social.pdf http://productsearch.barnesandnoble.com/search/results.aspx?store=book&WRD=Lewis%20A.%2 0coser&Z=y http://www.sociedad-estado.com.ar/wp-content/uploads/2010/01/Nuevos-aportes-a-lateor%C3%ADa-del-conflicto-social.pdf

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Robert K. Merton. Análisis estructural en sociología Padre de la teoría de las funciones manifiestas y latentes, y autor de obras como El análisis estructural en la Sociología (1975). Merton es uno de los clásicos de la escuela estadounidense de esta disciplina. También fue importante su labor en el campo de la sociología de la Ciencia. Muchas frases acuñadas por él son hoy utilizadas diariamente, dentro y fuera de la sociología. Merton es conocido por haber acuñado los conceptos de “la profecía autocumplida” y otros conceptos como el “modelo de roles” y las consecuencias no deseadas”. Desarrolló la teoría sociológica estructural-funcionalista, que privilegia un análisis microscópico de la sociedad, analizando las partes que la integran y la relación entre ellas. Para Merton, la sociedad es un sistema que está constituido por una estructura que permanece en el tiempo, siendo un sistema un conjunto de elementos interdependientes, en equilibrio y que tienen la posibilidad de crecer. En base a lo mencionado, a la teoría se la ha denominado sistémica. Para Merton los elementos que integran el sistema son subsistemas interdependientes, que cumplen funciones sociales necesarias para el funcionamiento, regularidad y estabilidad de todo el sistema. Cada subsistema cumple una función. Si cumple con sus objetivos se lo denomina funcional, y, en caso contrario, disfuncional. Merton considera a la estructura como un sistema de relaciones relativamente estables entre las partes de un conjunto, y la estabilidad deriva de la permanencia de los actos sociales más allá de las personas.

Tipos de funciones: Funciones manifiestas Página 33 de 77


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Las funciones manifiestas son aquellas que presentan consecuencias objetivas para la sociedad (o cualquiera de sus partes), reconocibles y deseadas por las personas o grupos implicados. Son aquellas funciones o efectos que se producen en la sociedad y que son en primer lugar positivas, en segundo lugar, dichos fines son explicitados por los edictores de las normas, y en tercer lugar reconocidos dichos fines por los edictores de las normas (se reconoce que la norma es útil para dicho fin). Funciones latentes Las funciones latentes son aquellas que contribuyen a la adaptación social o a otros objetivos, pero, simultáneamente, no son deseadas o reconocidas por la sociedad o el grupo. Un ejemplo de función latente es el proceso de socialización llevado a cabo en el colegio. Aparte de los conceptos básicos que enseñan (función manifiesta) se aprende comportamiento . Teorías del rango medio Las Teorías de alcance medio son aplicables a limitadas gama de datos, trascienden la pura Descripción de fenómenos sociales y cubren los espacios en blanco entre el empirismo primario y la teoría inclusiva. En defensa de este tipo de teorías Merton se apoya en la obra de Emile Durkheim y Max Weber. Las teorías de alcance intermedio —denominadas más precisamente teorías sociológicas de alcance intermedio o simplemente teorías intermedias; del inglés: middle-range theories o theories of the middle range— constituyen un enfoque sociológico teórico dirigido a integrar la teoría y la investigación empírica, desarrollado por el sociólogo estadounidense Robert K. Merton. No designan un grupo de teorías concreto, sino que refieren más bien a una categoría metodológica. Raymond Boudon ha argumentado que la idea de teoría de alcance intermedio se corresponde con la noción que en la mayoría de las otras ciencias se conoce simplemente con el nombre de “teoría”. a1 La noción de la teoría de alcance intermedio es considerada generalmente una de las contribuciones más importantes de Merton a la sociología,2 y se ha erigido en la actualidad como el enfoque predominante de facto en la construcción de teoría sociológica.3 Aunque no es una de las ideas de Merton mejor articuladas,1 2 el concepto atañía —tal como lo definió el propio Merton— a las “teorías intermedias Página 34 de 77


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entre esas hipótesis de trabajo menores pero necesarias que se producen abundantemente durante las rutinas diarias de la investigación, y los esfuerzos sistemáticos totalizadores por desarrollar una teoría unificada que explicara todas las uniformidades observadas de la conducta, la organización y los cambios sociales".4 En otras palabras, se trata de teorías ubicadas en un punto medio entre las teorías generales de los sistemas sociales que están demasiado lejos de los tipos particulares de conducta, organización y cambio sociales para tomarlas en cuenta en lo que se observa y las descripciones ordenadamente detalladas de particularidades no generalizadas.4 Merton utilizaba la noción de teoría de alcance intermedio principalmente de manera negativa, es decir, para distanciarse tanto de la teoría general como del mero empirismo, pero las definiciones explícitas que proporcionó sobre el concepto fueron más bien vagas.2

Las teorías de alcance intermedio incluyen abstracciones, pero están lo bastante cerca de los datos observados para incorporarlas en proposiciones que permitan prueba empírica.4 En la opinión de Merton, “la teoría de alcance intermedio nos permite trascender el falso problema de un conflicto teórico entre lo nomotético y lo idiotético, entre lo general y lo totalmente particular, entre la teoría sociológica generalizadora y el historicismo.”5 Página 35 de 77


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Una teoría de alcance intermedio es una teoría capaz de explicar parcialmente una gama de diferentes fenómenos sociales, y constituye un tipo simple de teoría en el sentido de que busca dar cuenta del núcleo de la historia causal más que la historia completa. No pretenden explicar todos los fenómenos de interés sociológico y no están fundadas en reduccionismos.2 Así pues, tal como lo indica su nombre, las teorías de alcance intermedio tratan aspectos delimitados de los fenómenos sociales. Su principal utilidad radica en constituir un soporte teórico que sirva para orientar la investigación empírica.4 Entre los numerosos ejemplos, cabe destacar las teorías sobre los grupos de referencia, movilidad social, conflicto de papeles, formación de normas sociales, conducta divergente, consecuencias imprevistas de la acción intencionada, percepción social, control social, interdependencia de las instituciones, etcétera.6 Varios comentaristas han argumentado que, en su escepticismo respecto de los sistemas teóricos totalizadores, Merton había desarrollado él mismo una teoría general o sistemática de la sociedad. Estas reconstrucciones del trabajo de Merton coinciden en que la vinculación de lo macro y lo micro era una de sus preocupaciones centrales. Si bien es posible encontrar un marco de este tipo en el trabajo de Merton, no se trata de una teoría propiamente dicha, sino de una orientación general y, como tal, de un preludio a la teoría más que teoría en sí mismo.2 a1 Las palabras originales de Merton fueron total systems of sociological theory, master conceptual schemes, grand, architectonic y general. Nótese que la palabra grand puede ser traducida como “ambicioso”, “grandioso”, “imponente”, etc. Lo cierto es que el término está empleado con una connotación negativa vinculada al hecho de que estas teorías, por su naturaleza inclusiva, implicaban un proyecto ciertamente ambicioso que, en la opinión de Merton, excedía las posibilidades de la sociología de su época. a2 Traducción literal del inglés isolation. a3 Traducción literal del inglés isolated field. a4 Traducción literal del inglés excluded field.

a5 En una ilustrativa analogía aparecida algunas páginas después, Merton relata lo sucedido en el campo de la medicina para esclarecer lo que aún estaba ocurriendo en el seno de la sociología. Los sistemas de Georg Página 36 de 77


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Stahl, François Boissier de Sauvages de Lacroix, François Broussais, John Brown y Benjamin Rush supusieron la necesidad de desarrollar un marco teórico de la enfermedad antes que la investigación empírica se desarrollara adecuadamente. Esta vocación totalizadora continuó hasta bien entrado el siglo XIX en la medicina antes de ser abandonada, pero seguía vigente en los tiempos de Merton en los dominios de la sociología. (Merton, 1980, p. 64)

a6 Nuevamente, Ágnes Heller es crítica de esta postura adoptada por Merton (así como también de la que Merton rechaza). Heller refuta la validez de cualquier comparación entre las ciencias naturales y las ciencias sociales que implique una relación de mayor-menor evolución o superioridad-inferioridad de logros y sostiene que fue la errada concepción de que tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales son de carácter inherentemente exacto y acumulativo lo que llevó a que, una vez verificada la excesiva inexactitud de las segundas, su “fracaso” fuera erróneamente explicado en términos temporales. Se consideró entonces que las ciencias sociales eran todavía demasiado jóvenes e inmaduras y que aún no disponían de los métodos que les aseguraran la exactitud de las ciencias naturales. Heller replica que no es sensato esperar de las ciencias sociales semejante grado de exactitud, pues este es ajeno a su naturaleza intrínseca, y argumenta que la falta de precisión no es signo de inmadurez (o inferioridad) de las ciencias sociales, sino un elemento constitutivo de ellas fundado en el hecho de que no están predominantemente interesadas en la resolución de problemas —como sí lo están las ciencias naturales—, sino centradas en la construcción de significados (Heller, 1989, p. 55-56). El análisis funcional Merton sostiene que la orientación central de funcionalismo es en la interpretación de los datos por sus consecuencias para las estructuras más grandes en la que están implicados. Como Durkheim y Parsons analiza la sociedad con referencia a si las estructuras sociales están bien o mal integradas. Merton también está interesado en la persistencia de las sociedades y define funciones que permiten la adaptación de un determinado sistema social. Finalmente, Merton piensa que los valores compartidos son centrales en la explicación de cómo las sociedades y

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instituciones trabajan. Sin embargo, él no está de acuerdo con Parsons en algunos temas que serán llevados a la atención en la siguiente parte Disfunciones sociales El trabajo de Parsons tiende a implicar que todas las instituciones son inherentemente buenas para la sociedad. Merton pone de relieve la existencia de disfunciones. Piensa que algunas cosas pueden tener consecuencias que generalmente son funcionales o disfuncional para algunos y para otros. En este punto se acerca a de la teoría del conflicto, aunque él cree que las instituciones y los valores pueden ser funcionales para la sociedad en su conjunto. Merton afirma que sólo mediante el reconocimiento de los aspectos disfuncionales de las instituciones, podemos explicar el desarrollo y la persistencia de alternativas. El Concepto de Merton de disfunciones es también central en su discusión de que el funcionalismo no es esencialmente conservador. Funciones manifiestas y latentes Para más detalles en este asunto, vea Manifiesto y latentes funciones y disfunciones. Las funciones manifiestas son las consecuencias que las personas observaran o esperan, funciones latentes son las que no están ni reconocidos ni previstas. Mientras que Parsons tiende a enfatizar las funciones manifiestas del comportamiento social, Merton ve la atención a las funciones latentes como aumento de la comprensión de la sociedad: la distinción entre las fuerzas manifiestas y latentes permite ir más allá de las razones que dan los individuos por sus acciones o por la existencia de costumbres e instituciones; posibilita mirar hacia otras consecuencias sociales que permiten la supervivencia de estas prácticas y así iluminarán comprender la manera en que la sociedad trabaja. Las disfunciones también pueden ser manifiestas o latentes. Las disfunciones manifiestas de un festival p.e. incluyen atascos, calles cerradas, montones de basura y la escasez de baños públicos limpios. Las disfunciones latentes podrían incluir la identificación de las personas que faltan al trabajo después del evento. Alternativas funcionales Los Funcionalistas creen que las sociedades deben tener ciertas características para poder sobrevivir. Merton comparte esta visión pero subraya que al mismo tiempo las instituciones particulares no son los únicos capaces de cumplir con estas funciones; una amplia gama de Página 38 de 77


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alternativas funcionales puede ser capaces de realizar la misma tarea. Esta noción de alternativa funcional es importante porque alerta sociólogos a las funciones similares que diferentes instituciones pueden realizar y reduce aún más la tendencia del funcionalismo que implica la aprobación del statu quo. LA TEORÍA DE LA DESVIACIÓN DE MERTON De Merton: idea estructural-funcional de desviación y anomia. El término anomia derivado de Emile Durkheim, es para Merton: una discontinuidad entre las metas culturales y los medios legítimos disponibles para alcanzarlas. Aplicado a los Estados Unidos Merton percibe el sueño americano como un énfasis en la meta del éxito monetario, pero sin el énfasis correspondiente en las vías legítimas para marchar hacia esa meta. Esto conduce a una cantidad considerable de (el término Parsoniano de) desviación. Esta teoría es comúnmente utilizada en el estudio de Criminología (específicamente en la teoría de la tensión)

Objetivos culturales

Medios institucionalizados

+

+

Modos de adaptación Conformidad

+

-

Innovación

-

+

Ritualismo

-

-

Retreatism

±

±

Rebelión de

Conformidad es el logro de objetivos sociales por medios aceptados societales, mientras que innovación es el logro de los objetivos de maneras no aceptados. Ritualismo es la aceptación de los medios, pero la pérdida de los objetivos. Retreatism es el rechazo de los medios y los objetivos y rebelión es una combinación de rechazo de objetivos sociales y medios y una substitución de otros objetivos y medios. Innovación y ritualismo son los casos puros de anomia como Merton definió porque en ambos casos hay una discontinuidad entre objetivos y medios. Conductas desviadas es comportamiento que es reconocido como una violación reconocida de normas sociales. Formal e informal controles Página 39 de 77


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sociales formales e informales son un intento de evitar o reducir al mínimo la desviación. Un tal control es a través de la medicalización de la anormalidad. No es la ley en sí, pero las reacciones a la ley, lo que la hace algo desviado. Delito es la violación de la ley formalmente promulgada. Es la desviación formal mientras que una infracción social informal como hacer un gesto es un ejemplo de desviación informal. La Desviación puede también significa no hacer lo que hace la mayoría o bien haciendo lo que la mayoría no hace. Por ejemplo, comportamientos causados por la diferencia cultural pueden ser vistos como desviados (esto no significa necesariamente comportamiento criminal). Hay tres estudios sociológicos clásicos amplios sobre conductas desviadas que son: funcionalismo estructural, interaccionismo simbólico, y teoría del conflicto de poder. Primeras teorías de la desviación La Escuela clásica de la criminología y la Escuela italiana (junto con la antropología criminal) son las dos primeras teorías sobre el comportamiento desviado. La escuela clásica proviene de las obras de Cesare Beccaria y Jeremy Bentham. Beccaria supuso una utilitaria visión de la sociedad con un contrato social teoría de la Estado. Argumentó que la función del estado era para maximizar la mayor utilidad posible para el máximo número de personas y reducir al mínimo esas acciones que dañan a la sociedad. Argumentó que desviados cometen actos antisociales (que son perjudiciales para la sociedad) debido a la utilidad que da a la persona privada. Si el Estado coinciden con el dolor de los castigos con la utilidad de diversas conductas desviadas, la irregular ya no tendrían ningún incentivo para cometer actos antisociales. (Nota que Beccaria abogó por justo castigo como aumentar la severidad de castigos sin medida lógica de utilidad provocaría crecientes grados de daño social una vez alcanzado cierto punto.) La escuela italiana es una escuela criminológica que estudia los factores biológicos que pueden contribuir al crimen y desviación.

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Anomia de Durkheim En el ámbito de la sociología se denomina anomia (del griego ἀνομία / anomía: prefijo ἀ- a- «ausencia de» y νόμος / nómos «ley, orden, estructura») a la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Se trata de un concepto que ha ejercido gran influencia en la teoría sociológica contemporánea. También ha ofrecido una de las explicaciones más convincentes de la conducta desviada en el individuo y en la sociedad. La anomia como desorden individual El término fue introducido en primer lugar por el sociólogo Émile Durkheim en La división del trabajo en la sociedad (1893): "Un estado sin normas que hace inestables las relaciones del grupo, impidiendo así su cordial integración", así como en su El suicidio (1897) y posteriormente por el sociólogo estructuralista Robert K. Merton (Social Theory and Social Structure, 1949; "Teoría social y estructura social") y en 1964 en Anomie, anomia and social interaction: contexts of deviant behavior: "Las estructuras sociales ejercen una presión definitiva en ciertas personas de la sociedad, de tal manera que producen una conducta inconformista en vez de una conformista". En su libro El suicidio, Durkheim estudia las causas y tipologías de esta conducta y encuentra que se caracteriza por una pérdida o supresión de valores (morales, religiosos, cívicos...) junto con las sensaciones asociadas de la alienación y la indecisión. Y esta disminución de los valores conduce a la destrucción y la reducción del orden social: las leyes y normas no pueden garantizar una regulación social. Este estado lleva al individuo a tener miedo, angustia, inseguridad e insatisfacción y lo pueden conducir al suicidio. La anomia casera también induce el suicidio: una alta tasa de divorcios, por ejemplo, lo favorece estadísticamente. La anomia es una falta de regulación de la sociedad sobre el individuo, al que impide limitar sus deseos sufriendo un mal "infinito". La anomia es bastante común cuando el entorno social asume cambios significativos en economía, por ejemplo, ya sea para bien o para mal, y más generalmente cuando existe una brecha significativa entre las teorías ideológicas y valores comunes enseñados y la práctica en la vida diaria. Página 41 de 77


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La anomia se entiende quizá mejor y más profundamente entre autonomía y heteronomía a través de los conceptos de Karl Marx de valor de uso y valor de cambio, y las ideas de Carl Gustav Jung sobre introversión y extraversión retomadas por Erich Fromm en su distinción entre "amar" y "ser amable". La anomia como desorden social El término anomia, que se emplea en sociología para referirse a una desviación o ruptura de las normas, es también utilizado para señalar las sociedades o grupos en el interior de una sociedad que sufren un caos debido a la ausencia de reglas de buena conducta comúnmente admitidas, implícita o explícitamente, o peor: debidas al reinado de reglas que promueven el aislamiento o incluso el pillaje más que la cooperación. Robert K. Merton se interesó en la anomia a finales de los años treinta del siglo XX y describió las reglas que, si no son seguidas, conducen a ella: • Los fines culturales como deseos y esperanzas de los miembros de la sociedad. • Unas normas que determinen los medios que permitan a la gente acceder a esos fines culturales. • El reparto o distribución de estos medios para acceder a dichos fines culturales. La anomia es en este caso una disociación entre los objetivos culturales y el acceso de ciertos sectores a los medios necesarios para llegar a esos objetivos. La relación entre los medios y los fines se debilitan. El contexto sociopolítico de Robert K. Merton era el de un emergente Estado-Providencia y la desviación era un problema social. Con el desarrollo del Estado-Providencia hubo un aumento paralelo de sociólogos considerados útiles para encontrar soluciones a los problemas sociales. Actualmente, la relativización de los medios culturales a través del pluralismo conduce sobre todo al problema de la inseguridad del comportamiento y de la orientación, de la individualización y de la desintegración social. Sin embargo, la anomia aparece por primera vez como concepto sociológico con el filósofo Jean-Marie Guyau (Esquisse d’une morale sans obligation ni sanction, 1885, "Esbozo de una moral sin obligación ni sanción") como fenómeno benéfico intrínseco a toda sociedad:

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Carlos Santiago Nino, Un país al margen de la ley: estudio de la anomia como componente del subdesarrollo argentino. Buenos Aires: Emecé Editores, 1992. Emile Durkheim, De la division du travail social, PUF, Paris, 1991. En castellano: El suicidio (1897), trad. por Lucila Gibaja, Buenos Aires, ed. Schapire, 1965. Emile Durkheim, Le suicide: étude de sociologie, PUF, Paris, 1999. Robert King Merton, Social theory and social structure, The Free Press, New York, 1968.

TEORÍA DE MERTON DE LA CEPA Teoría de la tension La teoría de la tensión se asocia principalmente al trabajo de Robert Merton. Merton creía que en la sociedad hay trayectorias institucionalizadas hacia el éxito. La teoría de la tensión sostiene que el crimen es causado por la dificultad que tienen los que viven en pobreza para alcanzar por medios legítimos metas socialmente valoradas. Para aquellos que, por ejemplo, no consiguen logros educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el estatus social asegurado por un empleo bien pagado, y por tanto, es más probable que utilicen medios criminales para obtener estas metas. Merton sugiere cinco adaptaciones a este dilema:

1. Innovación: individuos que aceptan metas socialmente aprobadas, pero no necesariamente los medios socialmente aprobados. 2. Retirada: los que rechazan metas socialmente aprobadas y los medios para adquirirlos. 3. Ritualismo: los que compran en un sistema de medios socialmente aprobados, pero pierden de vista las metas. Merton creía que los consumidores de droga están en esta categoría. 4. Conformidad: los que se ajustan a los medios y a las metas del sistema. 5. Rebelión: gente que niega metas y medios socialmente aprobados creando un nuevo sistema de metas y de medios aceptables.

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Una dificultad con la teoría de la tensión es que no explica por qué los niños de familias con ingresos bajos tendrían un mal desempeño educativo en un primer momento. Indicar el hecho de que mucho crimen juvenil no tiene una motivación económica. La teoría de la tensión no logra explicar el delito violento, el tipo de crimen juvenil que causa la mayor ansiedad al público. Sociología de la ciencia Merton realizó una investigación extensa en Sociología de la ciencia , en el desarrollo de las Tesis de Merton explicando algunas de las causas de la revolución científica y las normas de Merton de la ciencia, a menudo se emplea la sigla " Cudos ". Se trata de un conjunto de ideales que están dictados por lo que Merton considera que son los objetivos y métodos de la ciencia y que son vinculantes para los científicos. Incluyen: • Comunalismo -la propiedad común de los descubrimientos científicos, según la cual los científicos dar derechos de propiedad intelectual a cambio de reconocimiento y estima (Merton en realidad utilizó el término comunismo, pero tenía esta noción del comunalismo en mente, no marxismo); • Universalismo -según la cual pretensiones de verdad son evaluados en términos de criterios universales o impersonales y no sobre la base de raza, clase, género, religión o nacionalidad; • Desinterés -según la cual los científicos son recompensados por actuar de manera que exteriormente parece ser desinteresado; • Escepticismo organizado -todas las ideas deben ser probadas y están sujetas a un escrutinio riguroso y estructurado de la comunidad.

Ciencia, tecnología y sociedad en el siglo XVII Inglaterra, Osiris, Vol. IV, PT. 2, págs. 360-632. Brujas: St. Catherine Press, 1938, reeditado: Howard Fertig, 2002, Teoría social y estructura Social (1949; revisado y ampliado, 1957 y 1968) La sociología de la ciencia (1973) Ambivalencia sociológica (1976) Sobre los hombros de gigantes: A Duras PostScript (1985)

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Los viajes y las aventuras de Serendipity[4]: un estudio en la semántica sociológica y la sociología de la ciencia, 2004

Ver enlace para aspectos importantes http://www2.BVS.org.ve/SciELO.php?script=sci_arttext&PID=S131500062006000100019&LNG=en&NRM=ISO&tlng=es

obtenida el 31 Dic 2007 00:02:14 GMT.

________________________________________ [1] Merton supuso que los individuos se comparan con "grupos, de referencia" de personas ocupan el rol social que ellos aspiran. El término se emplea para indicar cualquier persona sirve como ejemplo, y cuyo comportamiento es emulado por otros. [2] Las consecuencias no deseadas son resultados que no corresponden con lo el actor intentaba en una situación particular. Los resultados no deseados pueden ser previstos o no, pero deben de ser los resultados lógicos de la acción. [3] Obtenido de " http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_K._Merton "

[4] Hasta la Real Academia no diga otra cosa, cuántos el término serendipia (correspondiente al inglés "serendipity"), instale por Horace Walpole en 1754 como consecuencia de la impresión le produjo la lectura de un cuento de hadas sobre las aventuras de "Los Tres Príncipes de Serendip", hacian continuamente descubrimientos, por accidente y sagacidad, de cosas que no se habían planteado. Walpole Co-autoriza el término para referirse a algunos de sus propios descubrimientos accidentales.

The Travels and Adventures of Serendipity: A Study in Sociological Semantics and the Sociology of Science, 2004 Ver link para aspectos importantes http://www2.bvs.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S131500062006000100019&lng=en&nrm=iso&tlng=es obtenida el 31 Dic 2007 00:02:14 GMT.

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El concepto de Anomia. E. Durkheim. La anomia se refiere a la ausencia de un cuerpo de normas que gobiernen las relaciones entre las diversas funciones sociales que cada vez se tornan más variadas debido a la división del trabajo y la especialización, características de la modernidad. Dado que la transformación ha sido rápida y profunda, la sociedad se encuentra atravesando por una crisis transicional debida a que los patrones tradicionales de organización y reglamentación han quedado atrás y no ha habido tiempo suficiente para que surjan otros acordes con las nuevas necesidades. Como consecuencia de ello, se ha producido una situación de competencia sin regulación, lucha de clases, trabajo rutinario y degradante, entre otros, en el que los participantes no tienen clara cuál es su función social y en la que no hay un límite claro, un conjunto de reglas que definan qué es lo legítimo y lo justo. Para Durkheim, la anomia no es más que una etapa, producto de las rápidas transformaciones. Etapa que, lo que no se percibe una necesidad clara de reglamentación. Esta ausencia de normas y de estabilidad permea al resto de la sociedad y termina por debilitar la Moral pública, generando con ello una sensación de vacío y pérdida de sentido. Ibidem. eventualmente, será superada a través de la creación de corporaciones o grupos profesionales en las que los individuos podrán reunirse a partir de la comunidad de intereses, con el establecimiento de reglas.

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Es decir, se constituirá la unidad en la diversidad, y de esta forma será posible reorganizar una sociedad que para Durkheim se encuentra desorganizada y fragmentada. Ibero fórum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana. Año IV, No 8. Julio-Diciembre 2009. María del Pilar López Fernández, pp. 130-147. Universidad Iberoamericana A.C., Ciudad de México. www.uia/iberoforum 135 Voces y Contextos Referencia Por su parte Robert E. Merton en su obra Social Theory and Social Structure publicada en 1957 sostiene que la anomia es producto de la fragmentación de la estructura cultural de la sociedad. Debido a la transformación de la sociedad y al paso de una tradicional a otra moderna, se ha producido la desorganización de las normas culturales, con un desfase entre los objetivos establecidos como legítimos y los medios considerados como tales para alcanzarlos jugando, en dicho proceso, un papel importante las variables socioeconómicas. A lo largo de su vida y a partir de la socialización, los individuos van aprendiendo qué fines son los que como miembro de su sociedad debe alcanzar y qué medios son legítimos para hacerlo. Por diversas situaciones, sin embargo, se puede generar una desorganización cultural donde los individuos se encuentren atrapados en la imposibilidad de alcanzar los fines ideales ante la verificación de la falta de herramientas necesarias para hacerlo. Como consecuencia de ello, y ante el sentimiento de frustración que ello les genera, se fomenta en los individuos la búsqueda de alternativas para tratar de reducir dicho sentimiento, ya sea a través del establecimiento de nuevos fines o de nuevas formas para alcanzar los definidos por la sociedad. Esta situación es consecuencia de cambios sociales y se presenta a nivel individual y no grupal como ocurría para Durkheim.

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El autor sostiene que el impacto que dicha desorganización tiene en el comportamiento individual depende de la posición que cada uno ocupa en la estructura social, ya que ésta determina la limitación de medios de los individuos para alcanzar los fines socialmente deseables. En aquellos sectores que no tienen acceso a las oportunidades debido a su origen étnico, falta de educación, desempleo, entre otros, habrá una mayor limitación por lo que es más frecuente que recurran a medios que les den mayores probabilidades de éxito a pesar de que no estén avalados culturalmente. Ciudad de México, Anthropos, Universidad Autónoma MetropolitanaAzcapotzalco. Primera Edición, pp. 1-146. Para llevar a cabo el análisis y selección de autores que retoman la obra de Durkheim se utilizó el esquema presentado por Lidia Girola en Girola, Lidia (2005), Anomia e Individualismo: Del Diagnóstico de la Modernidad de Durkheim al Pensamiento Contemporáneo. Referencia Inopia. See: dearth, inability, indigence, insufficiency, privation Burton's Legal Thesaurus, 4E. Copyright © 2007 by William C. Burton. Used with permission of The McGraw-Hill Companies, Inc. Pobreza o indigencia. Inhabilidad, insuficiencia, privación Origen Préstamo (s. XV) del latín inopia, derivado de inops, inopis 'menesteroso' y este de ops, opis 'riqueza' con el prefijo privativo in- 'sin'. De la familia etimológica indoeuropea de obra (V.)

Robert Park

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Robert Ezra Park (Harveyville, 1864 - Nashville, 1944) Sociólogo estadounidense, una de las figuras más representativas de la llamada Escuela de Chicago de Sociología. Fue pionero en los estudios urbanos y está considerado el introductor del concepto de "Ecología Humana", además de destacar por sus trabajos sobre grupos étnicos minoritarios. Estudió en la Universidad de Michigan, donde recibió la influencia del filósofo John Dewey, en la Universidad de Harvard, con Josiah Royce y William James, y con Georg Simmel, creador de la Metafísica de la Cultura, en la Universidad de Berlín. Trabajó como periodista en varias ciudades, lo que le familiarizó con los problemas de la sociedad norteamericana de finales del siglo XIX, en especial el relacionado con la población negra. En 1906 publicó dos artículos en los que criticaba el trato otorgado por el gobierno colonial belga a los congoleños; sostenía que las diferencias étnicas van estrechamente relacionadas con las diferencias de clase. En 1922 publicó The inmigrant press and its control, obra en la que por primera vez se exponía la necesidad de contar con medios de comunicación para inmigrantes como medio para lograr su integración. Después de enseñar en la Universidad de Harvard, en 1914 pasó a la Universidad de Chicago, donde permaneció hasta 1933 y realizó la mayor parte de su trabajo como investigador social. En 1921 escribió, junto a Ernest W. Burgess, Introducción to the Science of Sociology, un manual que tuvo una enorme influencia en la época por tratarse del primer intento de sistematización de los conocimientos sobre Sociología. Fue el principal estudioso de la Ecología Humana, campo donde realizó sus aportaciones más notables y del que es su mejor exponente. En su obra La ciudad y otros ensayos de ecología urbana, publicada después de su muerte, Park expuso cómo el medio urbano se ha convertido en el "hábitat natural del hombre civilizado" por representar su propio ser y dar Página 49 de 77


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satisfacción a sus deseos, es decir, la ciudad es la mejor expresión de la naturaleza humana.

Sin embargo, según Park esto tiene su vertiente negativa, ya que una vez constituida como un "dato bruto y exterior", la realidad urbana modela a sus habitantes "según propósitos e intereses propios". Este original pensamiento ha ejercido influencia no sólo en sociólogos, sino también en geógrafos, urbanistas y planificadores del territorio desde la segunda mitad del siglo XX. En sus últimos años ejerció la docencia en la Universidad Fisk de Nashville. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/park_robert.htm

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David Harvey David Harvey Artículo publicado el 26 de noviembre de 2000, en LA VANGUARDIA Traducción: José María Puig de la Bella casa. El nuevo urbanismo está en la cresta de la ola. Todo el mundo es su entusiasta defensor. Porque, al fin y al cabo, ¿a quién le gustaría que le llamasen "viejo urbanista"? Podría decirse -discurre el razonamiento- que la vida urbana es susceptible de ser mejorada en su raíz, que puede transformarse en una vida más "auténtica" y menos desangelada, y también más eficiente, por el procedimiento del regreso a conceptos tales como vecindario y comunidad, que antiguamente proporcionaron tanto temple y tanta coherencia, continuidad y estabilidad a la vida urbana. La memoria colectiva de un pasado más cívico puede recuperarse de nuevo si se recurre a los símbolos tradicionales. Las instituciones de la sociedad civil, si reciben el estímulo que pueden aportar la arquitectura ciudadana y la adecuada planificación urbana, pueden perfectamente verse consolidadas como los fundamentos de un tipo de urbanización mucho más civilizado. Existen distintas variantes de tal razonamiento. La versión Costa Este americana propone un crecimiento urbano de alta densidad y de uso residencial mixto, en su mayor parte dirigido a las áreas residenciales y de esparcimiento. Si bien las infraestructuras públicas y los niveles medioambientales son indudables, los proyectos se conciben principalmente para aquellos clientes pudientes cuyo estilo de vida, sin embargo, permanece inalterado (siguen recorriendo largas distancias para ir al trabajo). Lo que se vende es un concepto de comunidad y un entorno de vida más seguro. Insertos en un modelo de expansión urbana acelerada, tales edificaciones constituyen oasis aislados de vida privilegiada para las élites. La versión británica subraya el ideal de un "pueblo urbano". Combina la nostalgia por un pasado perdido (que apela a los estilos arquitectónicos autóctonos de la Vieja Inglaterra) con una pizca de conciencia social (mediante la incorporación dela vivienda social a la Página 51 de 77


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mezcla), e intenta, además, aportar elementos laborales y comerciales a una fisonomía urbana caracterizada por un fácil acceso en la propia localidad. La idea de un "pueblo urbano" goza de un extendido atractivo que abarca todo el espectro social. Grupos étnicos, comunidades obreras tradicionales y grupos privilegiados han adoptado esta idea con entusiasmo. La versión Costa Oeste americana sitúa los núcleos de barrio "tradicionales" en el seno de un plan regional más integrado de infraestructuras de transporte para enlazar los puestos de trabajo espacialmente dispersos, las zonas comerciales y las instalaciones de ocio. Transige, por una parte, con la dispersión de tales factores, pero trata de recuperar los ideales de una convivencia vecinal más íntima y entrañable y de una vida de comunidad. Si tal política reúne unos métodos democráticos de adopción de decisiones y una consulta al público generalizada, sus resultados pueden ser realmente provechosos. Una versión ligeramente mitigada delo que se expone apela al ideal del "crecimiento inteligente". Una densidad más alta de crecimiento (justificada quizá por una referencia a los conceptos de comunidad y de barrio) en torno a núcleos o centros ya existentes (en oposición ala urbanización caótica), se considera más bien como una respuesta a la presión excesiva sobre los fondos públicos, las infraestructuras (escuelas, agua potable, tratamiento de aguas residuales, carreteras) y el medio ambiente (por ejemplo, la pérdida de suelo agrícola o de hábitats de alto valor). El concepto de "crecimiento inteligente" ha cobrado un atractivo nacional en Estados Unidos, como el único camino para reorientar la urbanización sin límites y caótica hacia una vía más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Caben muchos elogios en este movimiento que acabamos de describir, más allá de la descarga de adrenalina inherente a la batalla con los saberes convencionales de un extenso abanico de instituciones (constructores, banqueros, gobiernos, intereses de transportistas, etcétera). Responde a los deseos y a la voluntad de pensar sobre el lugar de los polos urbanos especiales dentro de las áreas regionales en su conjunto, y de aspirar a un ideal mucho más orgánico y global de aquello en lo que las ciudades y las regiones podrían consistir. El intenso interés observado acerca de las formas de desarrollo urbano más cercano humanamente e integrado que evite la monotonía agobiante de la ciudad planificada horizontalmente es digno de alabanza, ya que libera un interés

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en la calle y en la arquitectura ciudadana consideradas como escenarios de sociabilidad. En el mejor de los casos, el nuevo urbanismo promueve nuevas vías para pensar la relación entre el trabajo y la vida, y hace factible una dimensión ecológica del diseño urbano que, en cierto modo, va más allá de la búsqueda de una calidad medioambiental superior, propia del consumidor de bienes tales como árboles hermosos y estanques. Plantea, incluso, abiertamente el espinoso problema de lo que hay que hacer con las despilfarradoras exigencias energéticas de la forma de urbanización basada en el automóvil, que ha predominado mucho tiempo en Estados Unidos y que de modo creciente amenaza con tragarse las ciudades en Europa y en otros lugares. Sin embargo, hay mucho margen aún para el escepticismo. Para empezar, no es que haya muchas novedades en todo esto. El nuevo urbanismo rebosa de nostalgia por una idealizada vida de pequeña población y estilo de vida rural que nunca existió. Las realidades de tales lugares estuvieron con frecuencia caracterizadas por un ambiente represivo y limitador, más que por ser realidades seguras y satisfactorias (al fin y al cabo, ésta fue la clase de mundo del cual las generaciones de emigrantes ansiaban huir, y precisamente no acudían a él en tropel). Y además, el nuevo urbanismo, en la manera en que es descrito, muestra señales abundantes de represiones y exclusiones en nombre de algo llamado "comunidad" y "barrio" o "vecindario". El nuevo urbanismo puede caer fácilmente en lo que denomino la "trampa comunitaria". Desde las primeras fases de la urbanización masiva a la industrialización, el "espíritu de comunidad" se ha enarbolado como antídoto frente a cualquier amenaza de desorden social o descontento. La comunidad ha sido incluso una de las claves del control social y de la vigilancia, al borde de la abierta represión social. Comunidades bien arraigadas a menudo excluyen y se autodefinen contra otras, erigen todo tipo de señales de "prohibida la entrada"(cuando no tangibles muros y puertas). El chovinismo étnico, el racismo, la discriminación clasista avanzan reptando hacia el interior del paisaje urbano. El nuevo urbanismo puede, por esa razón, convertirse en una barrera, más que promover el cambio Página 53 de 77


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social progresivo. La mayoría de los proyectos que se han materializado en Estados Unidos (guiados por el afán de lucro del promotor) se refieren a la mejora de la calidad de la vida urbana para los ricos. Ideales de comunidad, tradición y nostalgia por un mundo perdido son puntos de venta más que realidades sociales y políticas. Aquí se hacen pocos intentos para estar a la altura de la esencia del descontento urbano, y no hablemos ya del empobrecimiento y el deterioro de las ciudades. Las invocaciones a la comunidad y al barrio como ideología son irrelevantes ante el destino de las ciudades que hoy día se fragua. A falta de empleo y de generosidad gubernamental, las declaraciones y pretensiones "cívicas" del nuevo urbanismo suenan a huecas, sino a hipócritas. ¡ Europeos, tened cuidado! A no ser que el nuevo urbanismo forme parte de un ataque frontal contra las rampantes desigualdades sociales y el malestar urbano, fracasará rotundamente en la tarea de cambio de cualquier factor realmente sustantivo y esencial. En realidad como sucede en Estados Unidos- puede constituir sólo una parte del problema de la creciente segregación racial, en lugar de ser una solución para los dilemas de la vida urbana. Este movimiento repite, asimismo -a un nivel básico- la misma falacia de los estilos arquitectónicos y de planificación que critica. Para decirlo en pocas palabras, perpetúa la idea de que la planificación urbana puede ser la base de un nuevo orden moral, estético y social. El diseño correcto y la calidad arquitectónica serán la gracia salvadora de la civilización. Pocos partidarios del nuevo urbanismo suscribirían una tesis tan brutal. El nuevo urbanismo cambia el marco espacial, pero no la presunción de que el orden espacial puede ser el vehículo para controlar la historia y el proceso social. Se advierten signos de que el nuevo urbanismo se consolida en el favor del público. Promotores y financieros están interesados. Parece que se vende bien entre quienes pueden permitírselo. Crea un paisaje urbano estéticamente más agradable -aunque nostálgico- que las tenues y uniformes áreas residenciales que viene a sustituir. Puede incluso contribuir a una mayor eficiencia de los usos del suelo urbano. Sin embargo, no ofrece en sí mismo -como con frecuencia pretende- una panacea ante el descontento social y la degradación medioambiental. No es la base privilegiada de una experiencia urbana fundamentalmente nueva. Por sí mismo, no hará más que envolver otra vez viejos problemas bajo una nueva apariencia.

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TEORÍA DEL CONFLICTO: Ralf Dahrendorf, Lewis Coser La teoría del conflicto es una de las grandes escuelas de la teoría sociológica moderna, es considerada como desarrollo que se produjo en reacción a la estática del funcionalismo estructural. Durante las décadas de 1950 y 1960 la teoría del conflicto proporcionó una alternativa al funcionalismo estructural, pero ha sido superada recientemente por las teorías neomarxianas. La teoría del conflicto está íntimamente vinculada a la teoría de los juegos y a los estudios y escuelas sobre negociación. Generalmente se ofrecen diferentes definiciones de "conflicto social", diferencias que llaman nuestra atención a aspectos complementarios del concepto: Por ejemplo, la de Stephen Robbins: “Un proceso que se inicia cuando una parte percibe que otra la ha afectado de manera negativa o que está a punto de afectar de manera negativa, alguno de sus intereses” y la de Lewis A. Coser para quien el conflicto social es una lucha por los valores y por el estatus, el poder y los recursos escasos, en el curso de la cual los oponentes desean neutralizar, dañar o eliminar a sus rivales. Un conflicto será social cuando transciende lo individual y proceda de la propia estructura de la sociedad. Los antecedentes iniciales de la teoría del conflicto se remontan a las regiones de China, Grecia y la India. Importantes autores como Sun Zu, Heráclito, Ibn Kaldún, Miyamoto, y en la modernidad Maquiavelo, y Bodin, sentaron las bases teóricas de esta importante perspectiva social.

Para su estudio, se puede considerar: Primero, las raíces de la teoría del conflicto. Segundo, las posturas clásicas: Kaldún, Nicolás Maquiavelo, Karl Marx, Karl Von Clawsewitz, Thomas Hobbes, Georges Simmel, Lewis Coser y Henry Kissinger. Tercero, las posturas contemporáneas con las tesis de: Louis Kriesberg, Lewis Coser, Herbert Marcuse, Erick Fromm, Randall Collins, Georges Balandier y Elton McNeil. Página 55 de 77


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Y cuarto, los más importantes temas que esta teoría ha generado como: los costos de la violencia política, social, el terrorismo, la guerra, la geopolítica y la globalización.

EL PENSAMIENTO GRIEGO Remitiéndonos a los principios, en la filosofía griega se dedicó gran parte del pensamiento al estudio de la naturaleza humana debido, entre otras cosas, a que existía la tendencia a concebir al ser humano como el centro de la creación, capaz de actuar racional y éticamente por naturaleza. Esta interpretación fue, entonces, una de las causas del desarrollo de los extraordinarios manuscritos de carácter antropológico de la época. Los filósofos presocráticos, los sofistas, Sócrates, Platón, Aristóteles... y muchos más, todos tuvieron alguna cosa que decirnos sobre el ser humano y, entre sus pensamientos, encontramos hoy en día ciertas doctrinas que nos permiten fundamentar la relación entre conflicto, complejidad y naturaleza humana que en estas páginas se plantea. Heráclito es el presocrático por excelencia que no podemos dejar de mencionar por la defensa a ultranza del conflicto que en su escuela proyecta, así como de la guerra que llega a identificarla como el padre de todas las cosas. Su filosofía se podría resumir con la famosa sentencia suya que aparece, por ejemplo, en el Crátilo de Platón, 402, y que dice: [...] que todo se mueve y nada permanece, y, comparando las cosas con la corriente de un río, dice que en el mismo río no nos bañamos dos veces». Este juicio es el que le lleva, también, a afirmar que [...] todas las cosas se hallan en perpetuo flujo y cambio; en ninguna parte del universo se podrá encontrar en reposo eterno, la estabilidad inmutable. Y no sólo hay en él perpetuo cambio; sino también perpetuo conflicto. El carácter permanente que Heráclito otorga al conflicto es el que nos lleva a interpretarlo en su pensamiento como un aspecto inherente de las relaciones sociales y de la naturaleza humana, pues él mismo es quien señala al choque de los opuestos como la verdadera condición de la vida, siendo este contraste, este choque de opuestos y, con ello, decimos, evidentemente, el conflicto la única armonía posible. Página 56 de 77


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Así mismo, aparece en la Ética Nicomaquea de Aristóteles, VIII 2, 1155b, donde se escribe “[...] lo opuesto concuerda y que de las cosas discordantes surge la más bella armonía”, “y que todo sucede según discordia”. Sin embargo, hay que decir, al mismo tiempo, que Heráclito ideó un principio inmanente de orden y medida para gobernar ese mundo de caos, complejidad y conflicto, y que no fuese, por el contrario, un simple caos. Esta misma presencia del conflicto y de la complejidad en la naturaleza humana se encuentra en otros pensadores clásicos de la época como, por ejemplo, Platón, quien ya hace patente el carácter conflictivo de la naturaleza humana desde la misma división que plantea del alma humana en tres partes. En el diálogo el Fedro nos habla de la parte racional del alma ligada a la racionalidad, de la parte irascible en la que se da la valentía y de la parte apetitiva donde se hallan los deseos corporales. A partir de esta división, Platón caracteriza al ser humano justo como aquel en el que tiene lugar un equilibrio entre las tres partes del alma, como aquel en el que de forma armónica se dan los deseos corporales y la valentía, aunque siempre supervisados por la racionalidad, que seguirá teniendo una cierta superioridad respecto a las otras dos partes Esta partición en tres puede ser una buena muestra de los conflictos internos que vivimos las personas, pues ni que decir tiene que son muchas las ocasiones en las que, por ejemplo, no coincide lo que nos dice nuestra racionalidad y nuestra apetencia, y es ahí donde surge el conflicto, donde mana el no saber qué hacer. Platón es muy lúcido al diseñar esta teoría porque dejó entrever esos conflictos más internos que diariamente sacuden a las personas y que no sólo son muestra de la estrecha relación entre conflicto y naturaleza humana, sino también de la complejidad de esa misma naturaleza. La misma justicia en armonía que Platón piensa respecto a la naturaleza humana la extrapola al plano social donde nos habla de tres estamentos sociales que vendrían a equivaler a las tres partes del alma. En la República caracteriza a los filósofos, a los guardianes y a los trabajadores, de tal manera que, nuevamente, se hace patente los posibles conflictos entre estas tres clases sociales. Sin embargo, Platón no sólo nos señala en su doctrina a los conflictos internos y a los conflictos dentro de un estado, sino también a los Página 57 de 77


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conflictos entre estados. Tanto es así que en Las Leyes afirma que todas las ciudades están en un estado de guerra por naturaleza, que todos los hombres son enemigos de todos los hombres y que una misma persona es enemiga de sí misma. De ahí, la necesidad de crear estados que enseñen a los y las ciudadanas a convivir, aunque y a pesar de esta creación, dice Platón que la guerra sucederá inevitablemente. Una interpretación bien diferente a la platónica se encuentra en Aristóteles quien define al ser humano como un ser naturalmente social y como un animal político, que viene a decir que el ser humano no se basta a sí mismo, sino que necesita de un semejante para vivir. Tanto es así que “[...] la ciudad es el marco dentro del cual se puede realizar, gracias a la independencia que ella asegura, el ideal de una vida humana perfecta; es ella el ambiente en que el hombre puede alcanzar su felicidad mediante el ejercicio de la virtud, en el respeto a la justicia”. Por lo tanto, la guerra no se convierte en el ideal de ningún estado, sino que sólo se justifica por su finalidad que no es otra más que la paz. Esta necesidad que los seres humanos tienen de sus semejantes según Aristóteles se encuentra, también, a nivel interno, cuando analiza la dualidad alma-cuerpo y afirma que no existe tal dualidad, sino más bien una fuerte solidaridad entre las dos que las hace comprenderse y reconocerse. El pensamiento aristotélico es una buena muestra de esa visión más positiva de los conflictos. Cuando Aristóteles nos dice que el ser humano es un ser social o cuando habla de la solidaridad alma-cuerpo no creo que esté negando la existencia de los conflictos, sino, más bien, que da muestra de las alternativas más solidarias que el ser humano tiene para afrontarlos, ya sea referido a los conflictos más internos o a los de un carácter social. PENSAMIENTO CONTEMPORANEO En cuanto a la Teoría el diccionario la define como: “Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación; Hipótesis cuyas consecuencias se aplican a toda una ciencia o a parte muy importante de ella”.

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Freund define al conflicto como: “Un enfrentamiento, choque o desacuerdo intencional entre dos grupos o entes de la misma especie que manifiestan, uno respecto de los otros, una intención hostil, en general a propósito de un derecho y quienes, por mantener, afirmar o restablecer el derecho intentar quebrar la resistencia del otro, eventual-mente recurriendo a la violencia”. Coser señala que el conflicto es: “Una lucha con respecto a valores y derechos sobre Estados, poderes y recursos escasos, lucha en la cual el propósito es neutralizar, dañar o eliminar a los rivales”, puede decirse entonces que el autor busca analizar las funciones del conflicto social no solamente desde el punto de vista disociador, sino también integrador (o desintegrador) de la sociedad. Dahrendorf señala que el conflicto es el motor de la historia, es lo que mantiene el desarrollo de la sociedad. Este conflicto, para ser socialmente relevante se manifiesta más allá de las relaciones individuales. Encuentra su ámbito de desarrollo entre los roles sociales, entre grupos sociales, entre sectores de la sociedad, entre sociedades y entre organizaciones supranacionales. Al revisar la obra de Marx, Dahrendorf centra su preocupación en el estudio de las fuentes estructurales de los conflictos y, en contra de lo que afirmaba Marx, descubre que la fuente estructural primera de los mismos no se halla en la desigual distribución de la propiedad, sino en la desigual distribución del poder entre personas y entre grupos. A ello lo denomina “distribución dicotómica de la autoridad”. En esta dicotomía el conflicto es inevitable entre quienes pretenden mantener el orden (dominadores) y quienes desean subvertirlo Página 59 de 77


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(dominados), consecuentemente, la afirmación de que la autoridad es el elemento estructural, esencial de la organización social, permite al sociólogo alemán asegurar que ésta es la que provoca el conflicto persistente que, a su vez, reestructura la misma sociedad de la que surgen nuevos conflictos. Para Bobbio el conflicto es una forma de interacción entre individuos, grupos, organizaciones y colectividades que implica enfrentamientos por el acceso a recursos escasos y su distribución. Sostiene que, sin embargo, una vez admitido lo anterior, surgen de inmediato diferencias y divergencias respecto a la mayor parte de problemas vinculados al concepto de conflicto y su utilización. Se ha expresado que el objetivo del conflicto es el control de los escasos recursos, los cuales se presentan bajo formas de poder, riqueza y prestigio; por lo tanto, según los tipos de conflictos se podrán establecer otros recursos o especificarlos mejor. Por ejemplo, en los casos de conflictos internacionales, un recurso importante es el territorio; en los casos de conflictos políticos un recurso codiciado es el control de los cargos en competencia; y en el caso de conflictos industriales, los recursos en juego son las relaciones de autoridad y de mando. Los conflictos son de diversos tipos y pueden situarse en diversos niveles, situación que aconseja a no centrar la atención en algunos tipos de conflictos, olvidando los conflictos étnicos, internacionales políticos, etc. Algunos tratadistas revelan que los conflictos pueden distinguirse entre sí por algunas características objetivas, entre las que sugieren a:

• Dimensión. - Cuando el indicador utilizado está constituido por el número de participantes, ya sea de manera absoluta o relativamente a la representación de participantes potenciales. • Intensidad. - Puede medirse por el grado de compromiso de los participan-tes, según su disposición a mantenerse firme a ultranza o a entrar en tratos en cuanto sea posible.

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• Objetivos. - No es fácil distinguir los conflictos sobre la base de sus objetivos si no se cuenta con una verdadera y propia teoría que, según se sabe, no existe. Lo que se puede hacer es comprender y analizar los conflictos de los objetivos sólo gracias a una profundización en el conocimiento de la sociedad concreta en la que surgen y se manifiestan los diversos conflictos.

ANTECEDENTES. Muchos de los primeros conflictos violentos de los que se tiene noticia en la historia de la humanidad, han sido por los motivos que hoy se conocen como económicos: posesión de recursos (tierras, ganados, agua) apropiación de bienes y personas y satisfacción de otras necesidades de subsistencia de las sociedades. Las guerras comerciales y coloniales, que a fines del siglo XIX llegaron a abarcar todo el planeta, son la genuina expresión de máximo nivel de violencia al que se llegó por motivos económicos. Algunos siglos antes, esa violencia era ya perceptible en los conflictos originados sobre las rutas comerciales que unían a Europa con el oriente asiático e incluso las guerras púnicas, que afectaron a España. Estos conflictos fueron una clara expresión del antagonismo comercial que enfrentó a Roma con Cartago. Los conflictos étnicos son también tan antiguos como la humanidad. En esos tiempos era frecuente que unos grupos sometieran a otros a la esclavitud, para utilizar su fuerza de trabajo o incluso para combatir a su servicio. En la actualidad este tipo de conflicto se extiende sobre todo el mundo y se expresa en el rechazo de unos pueblos a ser dominados por otros que consideran ajenos a su identidad. Cedeño nos refiere que en la doctrina cristiana hay un antecedente remoto que podría ser el primer conflicto: El conflicto entre Luzbel y Sn. Miguel. Este “conflicto de la igualdad de los derechos” es a no dudarlo, el que más problemas sociales ha causado en la historia de la humanidad. Otro antecedente antiguo es aquel que supuestamente aconteció en el mito del paraíso terrenal después de la creación, cuando se tentó a los primeros humanos, a que comieran la fruta del “árbol prohibido”. Cedeño nos advierte que el problema trascendental no radica en el análisis del rol de la serpiente, sino en el dilema de obedecer o desobedecer el mandato de la prohibición puesta en boca de Dios. La Página 61 de 77


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obediencia inevitablemente nos hubiera sentenciado a la ignorancia, mientras que la desobediencia nos condujo al conocimiento de la diversidad de la creación. Un relato de un primer estallido social, que ahora es leyenda, sucedió en Roma en el año 494 AC. Se reseña que un Cónsul se encontraba reclutando hombres para luchar contra los Volscos, cuando un fornido hombre se sube a una tarima y relata sobre su vida dedicada a Roma por más de 30 batallas que, al volver de la guerra, sus propiedades habían sido arrebatadas, por lo que terminaba abandonado y como esclavo. La población que escuchaba sintió un gran rencor por lo sucedido y, tras varias revueltas y levantamientos decide hacer una seccesio (una especie de retiro pacífico) y refugiarse en una colina cercana a la ciudad de Roma. Se cree que la historia no sea cierta, pero se afirma que por esas fechas ocurrió un estallido social que llevó a Roma a una gran crisis y levantamiento social. Lo más probable es que el estallido se diera a manera de una huelga social masiva que obligó a los Patricios a negociar, para lo cual enviaron a Menenio Agripa, embajador de mucho carisma, quien no tuvo éxitos. Frente a ello, el Senado toma la decisión de cancelar las deudas contraídas por los plebeyos y libera a los esclavos, concediéndose a la plebe el derecho de elegir a sus propios magistrados: Los Tribunos de la Plebe, cuya misión sería la de proteger a los plebeyos y velar por sus derechos.

TEORIA DEL CONFLICTO. En épocas más recientes (1950), surgen una serie de estudios y teorías centrados en el conflicto social, como fenómeno genérico. Para los especialistas, la Teoría del Conflicto está referida a una serie de estudios e investigaciones diversas, no sistematizadas. Esta corriente se inicia con la publicación en 1954 de “The Functions of Social Conflict” del norteamericano Lewis Coser, quien es generalmente considera-do como el iniciador moderno del estudio del conflicto. A partir de esa fecha, se publican algunas obras y estudios concernientes a los conflictos:

• •

1956: Max Gluckman, “Custom and conflict in Africa”. 1959: Ralf Dahrendorf, “Class and class conflict in industrial society”. Página 62 de 77


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• 1960: Thomas Schelling, “Strategy of Conflict”. • 1962: Kenneth Boulding, “Conflict and Defense: a general theory”. • 1975: Randall Collins, “Conflict Sociology: towards an explanatory science”. • 1975: Louis Kriesberg, “Sociología de los conflictos sociales”. • 1983: Julien Freund, “Sociologie du Conflit”. Antes de la aparición de la Teoría, el conflicto era visto básicamente como una patología social, o como el síntoma de una patología social. La sociedad perfecta era vista como una sociedad sin conflictos y todas las utopías sociales sostenían la necesidad de constituir un modelo de sociedad sin conflictos, de pura cooperación. Con la Teoría del Conflicto se reevalúa la connotación negativa tradicional y se postula el con-flicto social como un mecanismo de innovación y cambio social Cuando los sociólogos han querido delimitar este tipo de fenómenos sociales con respecto a otros, no siempre han recurrido a la palabra conflicto, aunque luego se impuso como tecnicismo sociológico. Max Weber utilizó la palabra alemana Streit que sus traductores han determinado como “lucha” en la siguiente definición: “Debe entenderse que una relación social es de lucha cuando la acción se orienta por el propósito de imponer la propia voluntad contra la resistencia de la otra u otras partes. Se denominan pacíficos aquellos medios de lucha en los que no hay una violencia física efectiva. La lucha pacífica llamase competencia cuando trata de la adquisición formal-mente pacífica de un poder de disposición propio sobre probabilidades deseadas también por otros” Algunos sociólogos han pretendido estudiar los conflictos en general, como forma de interacción social, con independencia de su contenido, habiendo sido importante la obra de Georg Simmel, para quien el objeto de la sociología es el estudio de las formas según las cuales se asocian los hombres que, para él, son las mismas, aunque varíen las actividades o los contenidos. Simmel formuló las siguientes proposiciones como válidas para todos los conflictos: • El conflicto es una forma esencial y universal de sociedad, complementaria de la integración o la armonía. Las sociedades requieren una cierta proporción de atracción y repulsión, de armonía y desarmonía, de cooperación y de competencia. Un grupo completamente armonioso Página 63 de 77


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no sólo sería imposible desde el punto de vista empírico, sino que carecería de vida y estructura. • Podemos clasificar los grupos por el grado de conflicto en ellos. Hay relaciones que son puros conflictos, en la que se carece por completo de cualquier factor de unidad. • El tercer miembro de una triada puede adoptar tres funciones posibles cuando los otros dos entran en conflicto: mediador, tertium gaudens y divide et impera. • Los conflictos por causas impersonales son más agudos que los conflictos por intereses personales, pues quien está dispuesto a sacrificar sus intereses por un ideal se encuentra justificado para sacrificar cualquier otra cosa. • El conflicto modifica la estructura de los grupos que participan en él, provo-cando en muchas ocasiones, una mayor unidad y cohesión y favoreciendo la centralización de los medios y el poder del gobierno • Los conflictos suelen terminar de tres formas principales: victoria, compromiso y conciliación. Los dos primeros son objetivos, la conciliación, subjetiva. Coser, continuando con la obra de Simmel, puso de relieve la importancia del conflicto para el funcionamiento de las sociedades. A diferencia de Simmel, quien veía la vida social como una dialéctica de conflictos, Coser se esfuerza por distinguir y sub-rayar las consecuencias positivas –funcionesdel conflicto para la vida de los grupos. Mientras Simmel había hablado del conflicto por el conflicto, Coser prolonga su re-flexión distinguiendo entre conflictos auténticos y conflictos inauténticos. Los conflictos que se plantean como único objeto la descarga agresiva, cuyo ejemplo extremo es el juego, no deben considerarse auténticos conflictos. Estos tienen objetos externos a ellos, son conflictos por el poder, la riqueza, el estatus, etc., y se caracterizan porque se les puede encontrar alternativas funcionales en los medios, esto es, porque hay procedimientos distintos del conflicto para lograr los mismos fines. Página 64 de 77


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En donde coinciden en que las luchas por causas nobles (ciencia, patria, religión) suelen ser más agudas y enconadas que las luchas por simples intereses personales. Coser también profundiza y prolonga los análisis de Simmel en sus estudios de las funciones sociales de la violencia, siendo una la de servir de señal de peligro a los ciudadanos y a los gobiernos. De acuerdo a la dinámica de los conflictos se observa que existen muchos rasgos comunes entre los teóricos formales del conflicto, entre los que se puede señalar que los orígenes de los conflictos son variados, distinguiendo tres tipos principales: • Los conflictos de escasez, que surgen porque los actores (individuos o gru-pos) se disputan la posesión o uso de un valor escaso o compartido. • Los conflictos por desacuerdo, en lo que los actores (que suelen pertenecer a un mismo grupo) disputan acerca de la manera de hacer las cosas, es decir, acerca de cómo y para qué usar los medios del grupo. • Los conflictos por injusticia, en los que una de las partes piensa que la otra le debe algo que es suyo.

Zipper anota que Coser en su obra “Las funciones del conflicto social”, comienza analizando a varios sociólogos contemporáneos señalando que su preocupación se ha orientado fundamentalmente a probar su negatividad, siendo por tanto una visión reduccionista. En esa obra y en “Nuevos aportes a la Teoría del Conflicto Social” dedica su atención a elaborar acerca de las funciones positivas del conflicto para la sociedad. Reconoce la existencia de un impulso de hostilidad primaria de los hombres entre sí, pero ese sólo sentimiento es incapaz de explicar por sí el conflicto social. Sostiene que el conflicto social pertenece a la dimensión sociológica antes que a la psicológica y que por lo tanto es un fenómeno objetivo: “Las actitudes hostiles son predisposiciones a desplegar formas conflictivas de una conducta; por el contrario, el conflicto es siempre una transacción”. Uno de los sociólogos que se encargó de reformular la Teoría de los Conflictos Sociales fue Dahrendorf, quien elaboró un modelo teórico que explica la formación de grupos de conflicto y su acción social para la integración mediante los necesarios cambios de estructura en la sociedad.

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Randall Collins Randall Collins, PhD. (nacido en 1941, Knoxville, Tennessee) es un sociólogo americano que es profesor de Sociología en la Universidad de Pennsylvania, así como miembro del Consejo de Asesores Editores del Social Evolution & History Journal. Él es un líder teórico de la sociedad contemporánea cuyas áreas de especialización incluyen la sociología macro-histórica del cambio político y económico; micro-sociología, incluyendo la interacción cara a cara y la sociología de los intelectuales y los conflictos sociales. Se le considera como uno de los líderes teóricos del conflicto no marxista en los Estados Unidos. Randall Collins (1941) es uno de los sociólogos vivos que recibe más atención en el ámbito internacional. Su prolífica obra ha tenido ecos internacionales, aunque Collins es citado solo por algunas de sus obras más fundamentales, sin que se haya ofrecido una imagen global de su sociología. Gran parte de la imagen actual de Collins deriva de su micro sociología de las cadenas de interacción ritual y su sociología de las filosofías, pero hay un desconocimiento de sus obras macro de geopolítica y sociología económica, política y militar de tendencia histórica2. Él mismo reconoce (2000b: 3) que cuando era estudiante se sentía fascinado por los autores que eran de tendencia micro y por los que lo eran de macro. La sociología de Randall Collins solo puede entenderse dentro de ese intento de unión de ambos niveles que poseen leyes explicativas propias, pero mutuamente reforzadas. Collins no solo es el sociólogo durkhemiano y goffmiano (1986c) de los análisis situacionales de los rituales de interacción micro. También es el sociólogo weberiano que, mostrando una erudición histórica poco común entre los sociólogos, ha empleado el método histórico comparativo para desentrañar el funcionamiento de las sociedades en un nivel macro, apoyándose en los mega historiadores. La amplitud temática de su obra es inabarcable e interdisciplinar (2000b: 10). Collins aplica su «ojo sociológico» a todo, afirmando con humor que «ser un sociólogo significa no aburrirse nunca» (1998b: 3), y quizá sea esta cualidad la que Página 66 de 77


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ha hecho de su sociología una fuente inagotable de ideas creativas. Pero, por esto mismo, son pocos los que han conseguido una visión de conjunto que integre estas tendencias dispares dentro de un mismo sociólogo. La sociología histórica de Collins y su conexión de niveles micro y macro, con principios explicativos propios, pero mutuamente conectados y reforzados, es actualmente una de las más potentes, porque permite la comprensión de los fenómenos conectando el ultra detalle de lo micro, con la más amplia dimensión ultramacro de principios geopolíticos. Es importante corregir la imagen excesivamente micro social con la que se identifica a Collins, tratando de integrar el enfoque macro, tan esencial para comprender la realidad social como el micro. De ahí que una de las cuestiones más controvertidas en la sociología de Collins sea la ontología, precisamente porque a menudo sus propias publicaciones más ontológicas y epistemológicas dan sensación de un aparente reduccionismo micro (que no existe en su producción empírica), que, no obstante, espero haber sabido desmentir a lo largo de estas páginas. Ciertamente, en Collins el modelo de interacción ritual y su concepto anejo de energía emocional es la clave de bóveda para comprender el comportamiento humano a escala micro. También esta excesiva insistencia en presentar el modelo de cadenas de rituales de interacción como omnicomprensivo ha podido dañarle, ya que a veces ha dejado poco espacio para otras visiones alternativas. Sin embargo, también esta crítica debería de ser matizada a tener de lo dicho sobre su macro sociología, en la que no está presente más que de forma marginal el modo de los rituales de interacción, y donde los principios geopolíticos, los mercados o la demografía abren vías de explicación de la realidad social agregada y a largo plazo. Es importante reconocer la obra de Collins como un valiente intento de unir lo micro y lo macro: esta aventura no es fácil porque implica el descenso a lo muy pequeño y la erudición histórica suficiente para buscar principios explicativos generales. Aunque Collins no suele citar ya a autores procedentes de la psicología, muchas de sus aportaciones, especialmente las de las dinámicas violentas y grupales, tienen una clara derivación de sus estudios iniciales en psicología, especialmente psicología social.

http://www.revistadelibros.com/articulos/sociologia-de-las-filosofias-de-randall-collins Página 67 de 77


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Georg Simmel (Berlín, 1858 - Estrasburgo, Francia, 1918) Filósofo y sociólogo alemán. Representante del neokantismo relativista, enseñó filosofía en las universidades de Berlín (18851914) y Estrasburgo (19141918). Quiso resolver las contradicciones a las que conducía el formalismo del «a priori» kantiano. También se empleó en deducir tipos morales (Introducción a la ciencia de la moral, 1892) y clasificar los sentimientos y las ideas que determinan la reconstrucción histórica (Problemas de la filosofía de la historia, 1892). Por otra parte, contribuyó decisivamente a la consolidación de la sociología como ciencia en Alemania (Sociología, 1908) y trazó las líneas maestras de una metodología sociológica, aislando las formas generales y recurrentes de la interacción social a escala política, económica y estética. Prestó especial atención al problema de la autoridad y la obediencia en su Filosofía del dinero (1900) y diagnosticó la especialización y despersonalización de las relaciones sociales en el contexto de una economía monetarista. Espíritu sensible a todos los aspectos de la existencia, Simmel gustaba de filosofar, más que acerca de los grandes temas tradicionales, sobre las cosas próximas y comunes, tras las cuales sabia ver cuanto oculta la vida cotidiana: el arte, el dinero, la moda, la coquetería, etc. Sus clases eran muy concurridas; por otra parte, únicamente los discípulos singularmente dotados podían participar en los "seminarios privadísimos" que organizaba en su casa.

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En la filosofía de Simmel suelen distinguirse dos etapas, no opuestas entre sí sino complemento una de la otra. En la primera lleva a cabo una crítica radical de la universalidad moral kantiana, que denuncia como formalismo vacío, o sea como forma extraña a todo contenido. En una de sus obras iniciales, la Introducción a la ciencia moral (1892), que suscitó gran revuelo, negaba la posibilidad de una ética normativa, empresa según él ajena a la ciencia, que sólo puede admitir una ética meramente descriptiva. Según esta última, las imágenes del mundo de los organismos aislados resultan subjetivas y distintas entre sí, como lo son asimismo los órganos de los sentidos; precisamente por ello pueden cambiar cuando se modifica también el organismo psicofísico. En un relativismo idéntico se hallan inspirados los textos Problemas de la filosofía de la historia (1892) y, singularmente, Filosofía del dinero (1900), que considera el dinero no como realidad económica, sino más bien en sus relaciones humanas y en su influencia sobre la cultura. Esta obra tuvo un amplio eco entre los intelectuales por su criterio metodológico y la agudeza del análisis. Hacia 1900 la filosofía de Simmel experimentó ciertos cambios. El relativismo, base fundamental de la primera etapa, halló su integración en el motivo esencial de esta segunda etapa: el concepto de "vida". A tal fase pertenecen el curso acerca de Kant (1903) y el ensayo Schopenhauer und Nietzsche (1906), que no tienen pretensiones históricas y tratan únicamente de elaborar las concepciones del mundo adecuadas al tipo psicológico de tales pensadores. En 1908 apareció la Sociología, que es el intento más sutil de los destinados a ofrecer un fundamento científico a tal disciplina, y dos años después Problemas fundamentales de la filosofía. De 1916 es el ensayo sobre Goethe, a quien considera como modelo de una vida que trata de realizar la unidad de los principios objetivo (naturaleza) y subjetivo (espíritu). En 1918 fue publicada la obra más significativa del autor: Intuición de la vida. Cuatro capítulos metafísicos, texto que propone una verdadera metafísica de la existencia vista como espontaneidad absoluta, actividad creadora e ímpetu perenne de libertad, la cual, llegada al nivel espiritual, elabora continuamente constituciones sociales, religiones, filosofía, conocimientos científicos, producciones artísticas que tienden a encerrarla en sí misma y esquemas que la misma vida rompe y arrolla. El último libro de Georg Simmel publicado en vida del autor fue El conflicto de la

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cultura moderna (1918). Póstumamente aparecieron Schulpädagogik (1922) y Fragmente und Aufsätze (1923). Sus "seminarios privadísimos" orientaron decisivamente a numerosos filósofos que más tarde desempeñaron un gran papel en el desarrollo de la vida cultural del siglo XX. A Simmel le gustaba repetirles que fueran progresando valerosamente, pues, aunque se diesen de cabeza contra la pared, de cualquier forma "se lo advertiría la centella provocada por el choque"; de esta suerte expresaba su principio metodológico que le inducía a no temer las consecuencias extremas. Él mismo, y con gran originalidad, puso en práctica tal criterio mediante demoledoras críticas y la creación, con ello, de la filosofía del relativismo extremo. George Simmel (1858-1918) sólo fue nombrado profesor titular en la universidad alemana unos meses antes de su muerte. A pesar de ello, Simmel influyó en colosos del intelecto como Weber, Heidegger, Jaspers, Lukacs, Block, los teóricos de la Escuela de Francfort, Hans Freyer y Max Sheller, y otros. Desde la reflexión filosófica Simmel realizó un importante aporte al ámbito de la sociología. Sus obras fundamentales son: Diferenciación Social (1890), Problemas de la filosofía de la historia (1892); Introducción a la ética (1893); Filosofía del dinero (1900); Sociología (1908), Cuestiones fundamentales de sociología, y La intuición de la vida. En Simmel son un tema esencial las formas de percepción estimuladas por el moderno entorno urbano. Simmel destacó asimismo un drástico y notorio olvido de la afectividad como proceso cultural relevante para los procesos de individuación modernos.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/simmel.htm https://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Simmel http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-01732008000100012

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Georges Balandier

(Aillevillers, Haute-Saône, 1920) Sociólogo y etnólogo francés. Intenta superar, en particular desde la etnología, la oposición entre historicismo y estructuralismo. Especialista en temas africanos, publicó en 1957 África ambigua, una obra de antropología. Su libro fundamental es Sentido y potencia, las dinámicas sociales (1971), donde trata la destrucción del mito de las «sociedades sin historia». Otras obras destacadas son Antropología política (1967) y Antropo-lógicas (1974). https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/balandier.htm Georges Balandier, un etnólogo que batalló contra el colonialismo El catedrático de Sociología de la Sorbona llevó a cabo una profunda reflexión sobre el pensamiento antropológico contemporáneo 10 OCT 2016 - 22:07

CEST

Georges Balandier, antropólogo francés, en 2003. A principios de octubre de 2010 recibimos a Georges Balandier —fallecido el pasado día 5 a los 95 años— en el Instituto Mémoires de l’Édition Contemporaine en Caen con ocasión de un coloquio dedicado a Jean Duvignaud. Los asistentes quedaron impresionados por la consistencia y la fluidez de la conferencia que el autor de Antropo-lógicas, casi nonagenario, pronunció en honor de su amigo Duvignaud, consultando Página 71 de 77


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solo muy ocasionalmente sus breves notas. La claridad y la profundidad eran las cualidades más manifiestas de este autor de decenas de libros, que había impartido cursos y dictado conferencias en muchos lugares por todo el mundo. Sus virtudes como narrador provenían sin duda de su pasión por la literatura y de sus deseos iniciales de ser novelista. Por fortuna para las ciencias sociales, Balandier se hizo sociólogo. Tras estudiar Letras y Etnología, y acabada la II Guerra Mundial —durante la que formó parte de la Resistencia—, Balandier viaja al África negra, sobre todo a la del oeste, y también a Túnez, para su formación de campo como etnólogo. Simpatizó entonces con diversas personalidades que más tarde, durante la descolonización, se convertirían en presidentes o ministros de sus países. Estudiando las dinámicas ante y poscoloniales en el África subsahariana, Balandier ganó notoriedad como investigador en antropología. Más tarde se unió a Georges Gurvitch y llegó a ser catedrático de Sociología en la Sorbona, donde vistió la toga que el propio Durkheim había llevado antes que él. Su trayectoria reúne sociología y antropología, pero es sobre todo en el contenido de sus textos donde ambas disciplinas se fusionan. Hay un hilo rojo que atraviesa toda su obra, pese a la gran diversidad temática de esta: se trata de un enfoque en términos de dinámicas sociales, una concepción absolutamente opuesta a las alegaciones de un presidente de la República Francesa lo bastante osado para declarar, ante un auditorio de intelectuales y responsables políticos africanos, que el hombre africano no ha entrado suficientemente en la historia. En ese entorno africano, cuna de la historia de la humanidad, libró Balandier sus primeras batallas de intelectual comprometido contra el colonialismo y a favor de una antropología del movimiento, antes de esforzarse en el intento de comprender una modernidad más o menos deshumanizadora. Ese es el sentido de sus declaraciones en France Culture: “No aceptar que se imponga el sistema de dominación, de sometimiento, de envilecimiento calculado”. Y el sentido también de su trabajo orientado a comprender las lógicas tecnocráticas, como su mentor Gurvitch y sus amigos Duvignaud y Henri Lefebvre. La atención prestada a las dinámicas de cambio le llevó a unirse a Gurvitch y a aproximarse a Alain Touraine en su batalla contra el estructuralismo. Le impulsó asimismo a dedicar una atención crítica a todas las formas de deriva hacia una “supermodernidad” tecnocientífica, ligadas a lo que denominó los “nuevos mundos nuevos”, que alienan a los seres humanos y los tornan más Página 72 de 77


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vulnerables. Su obra, precisamente porque no está estructurada por un único principio unificador y porque cede todavía menos al cientificismo de la ultra especialización, ofrece elementos de clarificación útiles para comprender las sociedades contemporáneas, en especial la antropología de la vida cotidiana. Balandier —algunas de cuyas principales obras tienen traducción al castellano, como África ambigua (Editorial Sur), Antropología política (Edicions 62), El desorden: la teoría del caos y las ciencias sociales (Editorial Gedisa) o la ya mencionada Antropológicas (Edicions 62)— prologó la edición francesa del libro que consagré al estudio de la escuela francesa de socio antropología, de la que fue uno de los transmisores fundamentales y cuyos análisis y perspectivas supo prolongar, tanto en sus propias obras como en la dirección —durante 50 años, lo que es todo un récord— de la prestigiosa revista Cahiers Internationaux de Sociologie. Ha dado tanto a las ciencias sociales que quedará para siempre en ellas, prolongando su presencia en otros escritos del hoy y del mañana. https://elpais.com/cultura/2016/10/10/actualidad/1476129785_097432.html

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George Herbert Mead George H. Mead (1863 - 1931), filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la ciencia de la comunicación. Nació en Massachusetts. Cursó estudios en varias universidades de Estados Unidos y Europa e impartió clases en la Universidad de Chicago desde 1894 hasta su muerte. Con influencias de la teoría evolutiva y la naturaleza social de la experiencia y de la conducta, recalcó la emersión del yo y de la mente dentro del orden social y en el marco del simbolismo lingüístico que usan las personas para comunicarse (interaccionismo simbólico). A partir de la crítica al conductismo de J. B. Watson denominó su propia corriente como conductismo social. Pensaba que el yo surge por un proceso social en el que el organismo se cohíbe. Esta timidez es el resultado de la interacción del organismo con su ambiente, incluyendo la comunicación con otros organismos. El gesto verbal es el mecanismo a través del cual se verifica esta evolución. Pero para él también la mente es un producto social. La mente, o la inteligencia, es un instrumento desarrollado por el individuo para "hacer posible la solución racional de los problemas". Mead hizo por ello hincapié en la aplicación del método científico en la acción y reforma social. Durante su vida sólo publicó artículos. Sus libros fueron editados póstumamente a partir de manuscritos y de los apuntes de sus alumnos. Sus principales obras son La filosofía del presente (1932), Espíritu, persona y sociedad desde el punto de vista de un conductista social (1934) y La filosofía del acto (1938). Mead escribe en "su mechja" que el ser humano comienza el entendimiento del mundo social a través del "juego", es decir que los niños van adoptando papeles o roles a medida que van jugando, pero en Página 74 de 77


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este hay un limitante, que es que no pueden adoptar al mismo tiempo distintos roles, es decir, que el niño para lograr esto tiene que estar dispuesto a adoptar distintos roles, como lo que ocurre en el deporte, he ahí la diferencia entre ambos. Por ello se dice que el niño toma diferentes roles que observa en la sociedad adulta, y los juega de tal manera que le sean útiles para alcanzar un entendimiento de los diferentes roles sociales. Por ejemplo, juega el rol de policía y después el de ladrón mientras juega "Policías y Ladrones", y juega el rol de doctor y de paciente cuando juega al "Doctor". Cuando están más maduros, el niño puede participar en el juego, como el baseball. En el juego él se tiene que relacionar con otros y entender las reglas del juego. A través de su participación en el juego, gana un entendimiento que él debe tener sobre las normas relacionadas con él en el juego para que pueda ser aceptado como jugador. Mead llama esto la primera vez con "el Otro generalizado" que es algo así como la sociedad, en la que se toman actitudes de los otros y se incorporan en el individuo. "El Otro generalizado" puede ser visto como la norma general en un grupo social o situación. De esta manera el individuo entiende qué tipo de comportamiento es esperado, apropiado y demás, en diferentes situaciones sociales. La familia, el equipo de basketball, el colegio y la sociedad son ejemplos de situaciones sociales a través del cual el niño desarrolla gradualmente entendimiento de las normas de comportamiento. Para Mead es importante diferenciar a la persona del organismo, por cuanto el organismo no necesariamente es persona, pero la persona es totalmente distinguible desde el organismo, por cuanto la persona surge en el proceso de la experiencia y actividades sociales, mediante el lenguaje. Por ello, la importancia del "otro generalizado", ya que es por medio de la adaptación de actitudes que se constituye el "mi", que reacciona como un "yo". El "Mí" es la acumulación de entendimiento sobre " el otro generalizado", ejemplo: las normas, opiniones inconscientes, patrones de la respuesta social, etc. El "Yo" se trata de opiniones personales, del observador o reflector, del conflicto social - esto es lo que crea la individualidad del individuo. Mead usa los términos "I" y "me". El "I" (yo) es el principio de creatividad y espontaneidad y aún a toda la dotación de instintos del ser humano. El "me" como instancia valorativa para estructurar los impulsos espontáneos se refiere a la internalización en mí de las expectativas que un otro tiene de mí. Al tratar la sociedad de interacciones cada vez más complejas en Página 75 de 77


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las que el otro se multiplica en muchos (llegando a representarse como un "otro generalizado"), de la síntesis de los diversos "me" s emerge el "self", es decir la identidad del yo. Es importante que cuando se lee a Mead recordar que él ve la mente humana como algo que puede surgir solamente de la experiencia social. El proceso de pensamiento, para Mead, es importante, ya que se trata de una preparación para la acción social Bibliografía en castellano Mead, G. H.: Espíritu, persona y sociedad, Paidós, Buenos Aires, 1968 d.C Mead, G. H.: Escritos políticos y filosóficos, FCE, Buenos Aires, 2009 Mead, G. H.: La filosofía del presente, [1] Mead, G. H.: La Génesis del self y el control social (artículo de Mead, en REIS, nº 55, 1991) [2] Mead, G. H.: La naturaleza de la experiencia estética [3]

Herbert Blumer Herbert Blumer (1900 - 1987). Sociólogo de la Escuela de Chicago influenciado por la obra de George Herbert Mead. Trabajo teórico Derivó en la corriente sociológica denominada Interaccionismo simbólico. Él mismo fue quien acuñó el término en 1937 y desarrolló su concepción teórica y metodológica constituyéndose como el autor más representativo de dicha corriente. Tres son las ideas en las que Blumer fundamenta el Interaccionismo simbólico: • • •

las conductas de los individuos están sujetas al significado que le otorguen a los objetos de su mundo de vida; lo que signifiquen las cosas para el sujeto depende de su interacción social con otros actores de su entorno; y los significados dependen de la experiencia social del sujeto.

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Sus puntos principales y sobre los que fundamenta el marco teórico son: el sí-mismo, el actor, la interacción social, los objetos y la acción conjunta. Con ello establece un nexo entre los conceptos de “self” y estructura social a las que comprendía interrelacionadas y recíprocamente influyentes, partes inseparables de la realidad social. Interaccionismo simbólico La Interacción Simbólica se refiere a un proceso en el cual los humanos interactúan con símbolos para construir significados. Mediante las interacciones simbólicas adquirimos información e ideas, entendemos nuestras propias experiencias y las de los otros, compartimos sentimientos y conocemos a los demás. Sin símbolos nada de lo anterior podría ocurrir. Nuestro pensamiento y acción serían totalmente restringidos. Obra: El Interaccionismo Simbólico: Perspectiva y método (1969) https://en.wikipedia.org/wiki/Herbert_Blumer Referentes file:///D:/Percy/Downloads/Dialnet-LasTeoriasSociologicasDelConflictoSocialAlgunasDim758600.pdf http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/debatesensociologia/article/viewFile/7019/7186 Recherche en France: Sociologie: http://ressources.campusfrance.org/catalogues_recherche/recherche/es/rech_sociologie_es.pdf

PCAV//MIRAFLORES, 24.07.2017

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