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El sistema democrático

El artículo 11 de la Constitución Política del Estado establece que Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática, participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres. El mismo artículo señala que existen tres formas para su ejercicio: 1) Directa y participativa, 2) Representativa y 3) Comunitaria, las cuales serán desarrolladas por ley.

¿Qué significa la forma democrática de gobierno en cualquiera de sus tres formas? No es más ni menos que la administración del Estado bajo determinados principios, entre ellos el del voto soberano, que asigna un voto por cada ciudadano y establece que ese sistema es el que determina, bajo la forma representativa, quién gobierna, cómo gobierna y qué programa de gobierno debe aplicar; es decir que la mayoría de los ciudadanos, habilitados legalmente, a través de su voto, son los que eligen —y por tanto deciden— quién gobierna.

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Para ello la ley prevé la existencia de partidos políticos y agrupaciones ciudadanas, que deben lograr, cada determinado periodo, que sus ofertas de gobierno y sus candidatos sean aceptados y votados por el ciudadano, igual que su plan de gobierno o sus propuestas de gobierno. Las minorías también tienen un espacio en la administración estatal, en la función de legislación y de fiscalización.

Es sencillo entender cómo funciona el sistema, a no ser que en realidad no se quiera entrar al juego democrático, sino únicamente utilizarlo cuando a sus fines les conviene y desconocerlo cuando no son ellos los favorecidos. Vargas Llosa, el escritor convertido en político en el Perú, luego de perder las elecciones para la presidencia en su país, señalaba que había ganado el “voto malo”, señalando que en toda elección había votos malos y votos buenos, que eran aquellos que fortale - cían la democracia y los que iban en contra de ella. Obviamente el voto bueno era el que lo apoyaba y los malos los que estaban en su contra.

Esa misma lógica es la que utilizan actualmente los políticos de derecha en nuestro país. La democracia es buena cuando son ellos los que ganan las elecciones. Si ganan otros, aun así sea con una amplia mayoría, son votos malos y la democracia está en peligro, y de esa manera justifican toda su actuación desestabilizadora, violenta y antidemocrática.

Lo hemos visto ya desde la década pasada. Como en más de catorce años no lograron ganar una sola elección, tuvieron que darse a la tarea de desacreditar al Gobierno y al propio sistema electoral y, por tanto, democrático, con la finalidad de tomar el poder por la vía que les sea posible, con la finalidad única de apropiarse de los recursos del Estado, del patrimonio de la patria, de entregar los recursos naturales a la voracidad extranjera y de las multinacionales.

Esa es la democracia que ahora proclaman y desean cuando califican al Gobierno de dictatorial y autoritario y se olvidan de que a ese Gobierno el pueblo boliviano le dio su respaldo mayoritario en elecciones libres y democráticas. Se olvidan de que representan a la minoría y que, si quieren decidir sobre los destinos del país, de su economía, de la gente, hay una única forma de lograrlo: esperar hasta las próximas elecciones, presentar candidatos y propuestas que sean aceptados por el pueblo, solicitar el voto del ciudadano y esperar que este les dé confianza. Esa es la única forma de llegar al gobierno. No hay otra.

Todas las demás formas son antidemocráticas. Así que, en lugar de perder el tiempo, perjudicar a la población, intimidarla, amenazarla, impedirle trabajar libremente, debieran ponerse del lado de la democracia y trabajar para ganarse la confianza del ciudadano.

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