Domingo 21 de Febrero 2016
periódico
INFORMACIÓN Y ORIENTACIÓN CATÓLICA DE LA DIÓCESIS DE TAPACHULA
DIOCESANO
Donativo
Cuaresma: Bautismo y penitencia
$5.00
Leopoldo González González / Obispo. Pbro. Arturo Martínez Briones / Director. - Tapachula, Chiapas, Febrero 21 de 2016 - Edicion 365 Año XV
Recobrar nuestra identidad de hijos de Dios
Recibir a nuestros nuevos hermanos por el pág. 8 bautismo
La rutina del ejercicio cuaresmal La cuaresma nos anima a restaurar la comunión haciendo ejercicios
pág. 9
Recurrimos a los expertos de la vida cristiana
A quienes por su disciplina alcanzaron la pág. 9 virtud
¿Y por qué la cuaresma es movible?
¿Cuándo comienza y cuando terminan los días de cuaresma? pág. 16
En ésta edición escriben: Mons. Leopoldo; Pbros: Cool 8, Luis Ivan; Diácono Sergio López.
La celabración anual de la cuaresma es un tiempo favorable, durante el cual se asciende a la santa montaña de la pascua (Carta para la preparación y celebración de las fiestas pascuales número 6)
Jorge de Paz, Francisco Domínguez, Julio Blanco,
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EDITORIAL En este tiempo de gracia queremos animarte, desde esta editorial, a realizar tu plan de oración para que realices bien tu ejercicio cuaresmal Vida espiritual en cuaresma haz oración
Pbro. Arturo Martínez Briones
1.- Hazte un plan de oración: no lo dejes al azar. Escoge un tiempo y un lugar. 2.- Decide cuánto tiempo vas a emplear en tu intento de orar. 3.- Decide lo que vas a hacer cuando ores (texto espiritual, pasaje de la Biblia, tus propias palabras o simplemente el silencio). 4.- Empieza tu tiempo de oración invocando al Espíritu Santo. 5.- Ten presente que estás en presencia de una persona Dios, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y que Él quiere entrar en contacto contigo. 6.- No te esclavices a un método de oración. Elige el más fácil o el mejor para ti. 7.- No busques resultados. 8.- Si tienes distracciones, mételas en tu oración. 9.- Si en la oración sientes seco y sin interés, entonces, lee un libro espiritual o algún folleto. La lectura espiritual es importante. 10.- Intentar orar es oración. Nunca renuncies a ese intento.
La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, 962 62 5 93 49
de preparación y de memoria del Bautismo,
periodicolaredtapachula@gmail.com
de reconciliación con Dios y con los hermanos,
periodicolaredtapachula
de recurso más frecuente a las “armas de la penitencia cristiana”: la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18) Directorio Piedad Popular y Liturgia (= DPPL) n. 124.
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Camino de cuaresma P
+ Leopoldo González Gónzalez Obispo de Tapachula
or razones de edición de nuestro periódico diocesano, escribo esta página el domingo anterior a la llegada del Papa Francisco a nuestra Patria, y esto que escribo saldrá publicado el domingo siguiente al regreso del Papa a Roma. Por ello no puedo ahora hacerme eco de su presencia y su palabra entre nosotros. Hasta la siguiente edición me será posible hacerlo.
a todos, sin excluir a nadie, pero no así en general, sino personalmente a cada uno. Pidamos al Señor la gracia de experimentar así su misericordia, personalmente. La Santísima Virgen María, luego de recibir el anuncio del Ángel que de parte de Dios le proponía ser la madre del redentor, “canta proféticamente la misericordia con que Dios la ha elegido”. A eso también nosotros estamos llamados: Ahora expreso una palabra a anunciar proféticamente que nos ayude a recorrer el la misericordia que el Señor camino de la cuaresma que ha tenido con nosotros. hemos iniciado el pasado miércoles 10 de febrero, La misericordia es el con el rito de la imposición amor que se expresa en de ceniza. La Cuaresma el sufrimiento y el dolor. es un camino que nos Es amor que se mantiene prepara para celebrar la fiel cuando la otra persona Pascua del Señor Jesús, ha sido de alguna manera su muerte y resurrección. infiel. Es bondad envuelta Cada uno lo recorre desde de afecto entrañable, su situación existencial de ternura maternal. La concreta en la que Dios se misericordia es evangelio, acerca a decirnos su amor. buena noticia de que el Comparto algunas ideas del sufrimiento, el dolor, el mal Mensaje para la Cuaresma de una persona está a punto del Papa Francisco. de disminuir o desparecer. A eso mira la misericordia. “La Cuaresma de este Año Jubilar, nos dice La Sagrada Escritura nos el Papa, sea vivida con permite contemplar el mayor intensidad, como misterio de la misericordia momento fuerte para de Dios en la historia de su celebrar y experimentar alianza con el pueblo de la misericordia de Dios”. Israel. El Señor es tan rico en Es tiempo de escuchar la misericordia, que siempre Palabra de Dios. En ella el está dispuesto a derramar Señor nos dice que nos ama su ternura y compasión
sobre sus hijos, pero de un modo muy especial cuando con sus culpas han roto la alianza y se necesita restaurarla en la justicia y la verdad. Ahí aparece el amor incondicional con el que Dios nos ama: como una madre o un padre que nunca dejan de querer al hijo que ha abandonado el hogar, como un esposo que sigue amando entrañablemente a su esposa infiel. Este drama del amor incondicional de Dios alcanza su culmen en Jesús, el Hijo de Dios que por nosotros se hizo hombre. Él es la misericordia encarnada. En Él Dios derrama sobre nosotros su misericordia infinita. El Señor hace todo lo que puede, hasta morir por nosotros, para ganarnos el corazón. Nos ama hasta el extremo. “En Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema”, también a quien está en una organización criminal o se ha convertido en un corrupto. Para todos es tiempo de permitir al Señor tocar nuestra persona y mostrarnos su amor misericordioso. La misericordia de Dios transforma nuestro corazón al hacernos sentir su amor siempre fiel, y al mismo tiempo nos hace capaces
de ser misericordiosos, de irradiar su misericordia. La manera como podemos hacerlo es en las llamadas obras de misericordia, tanto corporales como espirituales. “Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar”. Al reconocer al Señor Jesús en nuestros hermanos y hermanos necesitados, podemos recibir la gracia de también nosotros pecadores reconocer nuestra miseria, y mirarnos amados por el Señor de manera inmerecida. Sencillamente porque nos quiere. Este amor es el fundamento que puede llenar de sentido nuestra vida. Solo en él está la respuesta al anhelo de felicidad y de amor infinitos que inútilmente buscamos saciar con saber, tener y poder. Y también es este amor misericordioso la fuerza que es capaz de erradicar la profunda inseguridad que padecemos en nuestra sociedad. Hace ya muchos siglos escribió San Gregorio de Nisa: “¿Qué puede haber más bienaventurado que vivir de forma que no fueran ya los cerrojos y las puertas los que respondieran de la seguridad de nuestra vida, sino que nos diéramos seguridad unos a otros?”. Imaginen que no nos tuviéramos miedo. Eso es fruto de las semillas de misericordia que cada día hemos de sembrar. Nos dice el Papa: “No desperdiciemos este tiempo de cuaresma, espacio favorable para la conversión”.
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E
n las celebraciones eucarísticas entre semana, estamos escuchando el evangelio de Marcos. Un evangelio muy paricular por la manera como presenta a Jesús. Jesús inicia su vida pública en Galilea proclamando la Buena Nueva: el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios ha llegado; convertios y creed en la Buena Nueva (1,15). La acción de Dios es un “Hoy”; en Dios no hay espera. Imaginemos a Jesús impactando el corazón de quienes le escuchaban: una noticia que significaba alegría y novedad. Ese era y sigue siendo hoy el evangelio: una buena noticia que impacta y penetra el corazón; y así iniciaba ese proyecto tan extraordinario que cambió la historia completamente. Dios iniciaba su actuar con plenitud a través de su Hijo. Esta es la novedad de la misericordia y del Reino, una revolución por parte de Dios en la historia. Pero, abrirle paso a Dios en la vida y en la historia tenía que venir a través de dos gestos muy particulares: la conversión y la fe. Lo primero que Jesús enseña es que no hay vida humana sin la fe. Para vivir, no hay otro camino que creer. La fe era la condición por excelencia para los milagros de Jesús. La fe completa lo incompleto del hombre. Por ello, el hombre tiene la necesidad de dar “crédito” a algo, abandonarse a un Alguien, que en sentido cristiano llamamos Dios. Y como la vida no es fácil, no es fácil tampoco el creer. Nuestra tarea no es sólo hacer posible esta fe en la vida, sino tambien, transmitir la fe en Cristo. Jesús transmitía su pasión por la fe en la vida de cada ser humano, cualquiera que sea, su simpatía, su compasión, la manera diferente de transmitir la religiosidad y el amor; su tacto tan sutil cuando en los otros, toca el punto doloroso, desde el cual puede brotar
Gramática de la esperanza FE Y CONVERSIÓN Pbro. Luis Iván
el coraje y la fuerza para creer. Leer el evangelio, es dejarse atrapar por Jesús dejarse emocionar por su palabra, dejarse envolver por la manera como él se encontraba con cada ser humano; admirarse y sorprenderse –como se admiraba aquellos que le escuchaban y veían hacer milagros (Mc 1,27)-, de esto que la historia de la humanidad ha recibido de él; interrogarse sobre esto que lo inunda y acercarse así a su misterio Ninguno está obligado a dar este paso, que es el único necesario para vivir, porque se trata de creer que la vida vale la pena ser vivida y que vale la pena el poner en juego la vida por los demás. Ninguno de nosotros puede dar este paso sino se leen los relatos evangélicos, y sin encontrarse con aquellos que aún hoy, viven a través de la persona de Jesús. ¿Dónde, el testimonio de Jesús alcanza la vida personal del creyente?. Su evangelio no nos alcanza sólo desde el exterior, nos alcanza desde la intimidad de nosotros mismos y transforma nuestra relación con la muerte. La consciencia de ser mortales, puede convertirse en lugar de conversión. Cada uno de nosotros existe una sola vez, es único. Nacimiento y muerte son entonces como el sigilo puesto sobre la vida que le atribuye su unicidad. El evangelio de Dios se manifiesta con toda su fuerza y energía de resurrección, en lo profundo de esta experiencia de unicidad; es como
si transformara la vida en una totalidad misteriosa y pista del amor misericordioso de Dios. El creyente puede recibirlo (el evangelio), cada día en su unicidad incomparable, con la condición que renuncie progresivamente a las imágenes que se hace de sí mismo, de los demás y de Dios. El evangelio hace caer esas falsas máscaras de nosotros mismos, de la historia, de la vida e incluso de Dios mismo. Es aquí donde el evangelio se convierte en lugar privilegiado de condición para la conversión, cuando es capaz de penetrar y transformar nuestra existencia diaria. Creer en Jesús es tomar en serio el riesgo y la decisión de creer. Discípulo es aquel que toma en serio la crisis de la decisión: quien quiera salvar la propia vida la perderá, pero quien pierda la propia vida por causa mia y del evangelio, la salvará dice Jesús al creyente (Mc 8,35), y es en este momento que Pedro reconoce a Jesús como el Cristo. El evangelio toca una dimensión de la vida, es capaz de transformarla y provocar así un giro en dirección a Dios; la fuerza del evangelio irrumpe con energía la fragilidad de la existencia humana. Entrando así con Cristo, en estas dimensiones del evangelio hasta aquí inesperadas, es como se inicia a comprender el porqué la Buena Noticia es absolutamente para todos, el porqué la fe en Jesús nos lleva a la conversión...
El sentido del ayuno Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del
mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gn 2, 16-17). Comentando la orden divina, San Basilio observa que “el ayuno ya existía en el paraíso”, y “la primera orden en este sentido fue dada a Adán”. Por lo tanto, concluye: “El ‘no debes comer’ es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia” (cfr. Sermo de jejunio: PG 31, 163, 98). Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando
al pueblo reunido a ayunar “para humillarnos —dijo— delante de nuestro Dios” (8,21). El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: “A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos” (3,9). También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó. En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la
actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que “ve en lo secreto y te recompensará” (Mt 6,18). Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer Pase a la Pàgina 14
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historia del viacrucis
Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo crucificado lleva a la comunidad cristiana a dedicar el miércoles y/o el viernes a la lectura bíblica de la Pasión del Señor. Pero también, desde antiguo, han surgido algunos ejercicios piadosos que ayudan a penetrar en el sentido profundo del tiempo de Cuaresma. Estos, imbuidos del espíritu de la liturgia, pueden ayudar a los fieles a la compresión y celebración del Misterio Pascual de Cristo. El «camino de la Cruz» Entre los ejercicios de piedad para meditar la Pasión del Señor, pocos hay que sean tan estimados como el Vía Crucis. Esta manifestación de fe es síntesis de varias devociones surgidas desde la Alta Edad Media: la primera es la devoción al madero de la Cruz que, tras ser
mostrada, besada y adorada en la liturgia del Viernes Santo, se deja expuesta a la veneración y contemplación de su admirable misterio; pero también encontramos como antecedente de esta forma de piedad «la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las “caídas de Cristo” bajo el peso de la Cruz; la devoción a los “caminos dolorosos de Cristo”, que consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de los recorridos de Cristo durante su Pasión; la devoción a las “estaciones de Cristo”, esto es, a los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un diálogo
con los hombres y mujeres que asisten a su Pasión» (Directorio Piedad y liturgia, n. 132). Parece que la devoción comenzó con siete estaciones –siete caídas–: «El Justo cae siete veces, pero se levanta» (Prov 24,16). Vemos en el Justo a Cristo que, levantado sobre el madero, «atrae todo hacia sí» (cf Jn 12,32). Los peregrinos y los cruzados, de vuelta a sus respectivos países, erigieron «Calvarios» y cruces por los caminos según la imagen de lo vivido en Jerusalén para la devoción y meditación. El diácono Francisco de Asís enseñaba: «Lloro la pasión del Señor. Por amor a él no me avergonzaría de ir llorando a gritos por todo el mundo» (cf TC 14). Y así, este ejercicio, en una forma difundida por los hijos de san Francisco, aprobada por la Sede Apostólica y dotada
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de indulgencias, quedó fijado en catorce estaciones. El Vía Crucis, atestiguado en España en la primera mitad del siglo XVII, fue propagado por san Leonardo de Puerto Mauricio que, en el año 1750, lo erigiría en el Coliseo romano. Allí, su ejercicio fue restablecido por Pablo VI cada Viernes Santo desde 1965. Itinerario espiritual «El Vía Crucis es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los últimos días de su Esposo y Señor» (Directorio, n. 133). Con él, los fieles quieren recorrer el último tramo del camino recorrido por Jesús durante su vida terrena: del monte de los Olivos, donde en el huerto llamado Getsemaní» (Mc 14,32) el Señor fue «presa de la angustia» (Lc 22,44), hasta el monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cf Lc 23,33), y al jardín donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca (cf Jn 19,40-42). Con este ejercicio orante, el creyente recuerda que su vida es una peregrinación en la que siguiendo las huellas del Maestro, pobre y crucificado, lleva a diario su propia cruz (cf Lc 9,23). Por todo esto, el Vía Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado para practicar durante el tiempo de Cuaresma y especialmente en la tarde del Viernes Santo ante la Cruz solemnemente manifestada. La contemplación de este signo de salvación alienta nuestra esperanza de participar con Cristo en la victoria final: la Cruz aparecerá en el cosmos anunciando el retorno glorioso del Señor al final de los tiempos (cf Mt 24,30).
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6 «‹Misericordia quiero y no sacrificio› (Mt 9,13). Las obras de misericordia en el camino jubilar» 1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios. María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, María canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales. 2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo. Este drama de amor alcanza su
Mensaje para la cueresma 2016
culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella. Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa. 3. Las obras de misericordia La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo.
Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe. Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las
estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos. La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida. No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38). Vaticano, 4 de octubre de 2015 Fiesta de San Francisco de Assis FRANCISCUS
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1. LECTIO [Lectura: ¿Qué dice el texto?] [Lc 13,1-9] En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. 2 Les respondió Jesús: «¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? 3 No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo. 4 ¿O piensan que aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé y los mató eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? 5 No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo.» 1
Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña; fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. 7 Dijo entonces al viñador: “Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué ha e ocupar inútilmente la tierra?” 8 Pero él le respondió: “Señor, déjala por este año todavía. Mientras tanto, cavaré a su alrededor y echaré abono, 9 por si da fruto en adelante. Y si no da, la cortas.”» Palabra del Señor. 6
Dejemos que esta Palabra de Dios vaya haciendo eco en nuestra mente y en nuestro corazón. Pongamos mucha atención a los detalles del texto, es claro que el relato menciona tres asuntos: el dato de los galileos asesinados, el de los dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé y la parábola de la higuera estéril. Detengámonos en los detalles pequeños y, con suma atención y cuidado, vayamos tratando de descubrir la intención del autor. Será de mucha ayuda que veamos el relato que está antes del texto escuchamos.
Lc 13,1-9:
III Domingo de Cuaresma Febrero 28 del 2016 Pbro. Julio Blanco
Estar al tanto de la invitación a la reconciliación que le antecede, nos facilitará el camino para acercarnos a ¿Qué dice el texto? Ubicado después de la invitación a la reconciliación, el este relato breve nos presenta tres motivos: la muerte de los galileos, la muerte inesperada de los de Jerusalén y la falta de frutos de la higuera. Estos tres motivos son de tradición lucana. No tenemos paralelos de ellos en Mateo y Marcos, pese a los intentos por encontrar un paralelo entre Mateo y Lucas por la mención de la higuera. A Jesús le viene bien el motivo de la muerte de los galileos y de los de Jerusalén para reforzar la invitación a la reconciliación, poniendo su atención en la fragilidad de la vida humana. La urgencia del reconsiderar la vida, bien puede contemplarse a la luz de la fragilidad de la vida humana. La vida se puede acabar en cualquier momento. A propósito de la muerte de los galileos, es importante tener claro que es un motivo cuya historicidad es difícil de definir, pese a la crueldad de Pilato y a los muchos intentos realizados a lo largo de la historia de la interpretación. No obstante, junto con el de los jerosolimitanos muertos, le viene bien a Jesús para dar fuerza a su palabra de no ir aplazando la reconciliación. La vida es corta y frágil. Ellos no murieron por que sean pecadores. No son ejemplo de muerte como consecuencia del pecado. De
ninguna manera. Los galileos asesinados no pagaron con su muerte tan dramática un pecado mayor que el de sus compatriotas; lo que se deduce del hecho es que una muerte repentina tiene que hacer reflexionar a los vivos e invitarlos a arrepentirse y a reformar su vida, es decir, a aceptar con fe la palabra salvífica de Dios. La vida de cada uno puede truncarse tan repentinamente como la de esos galileos. Ahora bien, la parábola de la higuera estéril bien puede aplicarse a cada cristiano. Si bien es cierto que los galileos y los dieciocho de Jerusalén murieron por accidente, no es el caso de la higuera, ella tiene que morir porque no da fruto, porque no es más que un parásito. Ese es el pecado más grande. La culpabilidad que brota de la falta de decisión personal es grave, mucho más que la que se pueda suponer en una muerte violenta o en un accidente inesperado. El mensaje de la parábola dice que ya se ha concedido la última oportunidad para poner fin a la pereza y a ir posponiendo la conversión, es necesario cambiar esa actitud y comenzar a dar frutos de conversión.
como una oportunidad, expresión de la paciencia y misericordia de Dios. Los galileos y los aplastados por la torre de Siloé son referentes que dan fuerza a la Palabra del profeta de Nazaret. El Señor Jesús deja entrever que Dios es paciente, pero también que la conversión es una exigencia que de vida o muerte. Con la conversión se abre la esperanza de la vida. La necedad y el pertrecharnos detrás de los caprichos de nuestro corazón, con mucha dificultad nos permitirán vivir en plenitud. ¿Qué me dice esta Palabra de Dios? ¿A qué me invita en este tiempo cuaresmal? 3. ORATIO. [Oración: ¿Qué le digo a Dios a partir de este texto?] Pidamos a Dios que nos ayude a comprender, especialmente en ese Año de la misericordia, que la es urgente dar frutos dignos de conversión. Pidamos a Dios que veamos cada día que pasa como una oportunidad para comenzar a dar frutos de conversión. Pidámosle que nos ayude a ver esta vida frágil como una oportunidad para volver a Él. 4. CONTEMPLATIO. [Contemplación: ¿Qué cambia en mi vida a la luz de esta Palabra de Dios?] A la luz de esta Palabra de Dios que nos muestra cómo venció Jesús las tentaciones, conviene que nos preguntemos: ¿Qué cambia en mi vida a la luz de esta Palabra de Dios?
5. ACTIO. [Acción: ¿Por dónde comenzamos a cambiar 2. MEDITATIO. nuestra vida?] [Meditación: ¿Qué me dice ¿Por dónde comenzamos el texto?] a cambiar a la luz de esta Si ustedes no se convierten, Palabra de Dios? ¿Qué perecerán de manera propósitos nos hacemos para dejarnos transformar por esta semejante. Palabra suya? El evangelio de san Lucas Pase a la Pàgina 10 nos presenta la conversión
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Pbro. Arturo M. Briones
El sentido bautismal y penitencial de la cuaresma
UNIRNOS A DIOS Y LOS HERMANOS
El carácter bautismal del tiempo de cuaresma esta señalado por el ciclo "A" de la liturgia. Éste ciclo, a partir del III domingo de cuaresma, es utilizado para acompañar los escrutinios de los catecúmenos
Si entendemos bien el sentido de la cuaresma nos daremos cuenta que por el bautismo nos hacemos hijos de Dios, pero cuando nos olvidamos de nuestra identidad filial y nos apartamos de nuestro Padre, necesitamos convertirnos para retomar nuestro ser de hijos nuevamente (Lc 15, 11-32).
La cuaresma un tiempo filial y fraternal Los catecúmenos se encaminan hacia los sacramentos de la Iniciación Cristiana, tanto por la elección y los escrutinios, como por la catequesis; los fieles, por su parte, dedicándose con más asiduidad a escuchar la Palabra de Dios y a la oración, y mediante la penitencia, se preparan a renovar sus promesas bautismales (Carta sobre la Preparación y Celebración de las Fiestas pascuales n. 6).
La cuaresma es un tiempo en que la comunidad cristiana debe tomar más conciencia de su bautismo, velar por la incorporación de nuevos hijos (Proceso Catecumenal), y la recuperación de los alejados invitándolos a la conversión volviendo a la casa del padre misericordioso.
A
ti amable lector, que me imagino también eres un cristiano practicante y has tenido la oportunidad de celebrar muchos tiempos de cuaresma, quiero hacerte las siguientes preguntas: ¿El tiempo de cuaresma te hace reflexionar en que eres un hijo de Dios o te hace pensar más en tu pecado? o dicho de otra forma ¿el tiempo de cuaresma te hace sentir hijo de Dios o pecador? ¿Cuál ha sido la vivencia que tu has tenido en el camino cuaresmal?
Aunque no es una pregunta retórica creo conocer tu respuesta. Y al respecto de lo que considero debiste reponder quiero comentarte que el Concilio Vaticano II, bajo el impulso del movimiento litúrgico que habia descubierto el sentido antiguo de la cuaresma
La cuaresma nos ayuda en el ejercicio de subir a la montaña santa de la pascua
Bautismo y penitencia son dos sacramentos que nos dirigen a la Pascua, LA FIESTA DE LA VIDA. La cuaresma es un tiempo para sentirnos hermanos en Cristo
cristiana, quizo volver a darle impulso a la originalidad del
Si por nuestro pecado hemos perdido la conciencia de ser hijos de Dios, por consecuencia perdemos también la conciencia período que prepara a la de fraternidad. Es por eso que la cuaresma nos servirá como pascua. un tiempo de ejercicio en el En los documentos del que nos miremos como hijos Vaticano II, en la constitución de Dios y hermanos en Cristo. sobre la liturgia, en el número 109 quedó plasmado éste El tiempo de cuaresma es el redescubrir el doble carácter tiempo que nos ayuda a la del tiempo cuaresmal, me revisión de nuestra identidad refiero al sentido bautismal bautismal para que sintiéndonos y penitencial de la cuaresma. hijos podamos recibir a los nuevos hermanos que nacerán El tiempo de la cuaresma de la fuente bautismal en la se fue formando con la noche santa de pascua. mirada puesta en dos grupos Como sabemos, a lo largo del diferentes de fieles: caminar cristiano, muchas + Los catecúmenos que veces los lazos que nos unen vivirían ese año la iniciación a Dios, y los fraternales, que cristiana en la vigilia Pascual nos unen entre nosotros, se van desgastando por el pecado. Es y por ello que cobra sentido el + Los cristianos veteranos, caracter penitencial, de ayuno que debían purgar los y de oración de la cuaresma pecados con la penitencia que nos permite año con con diversos pública o privada y renovar año reforzar ejercicios la unidad con Dios y purificados el misterio de su con nuestros hermanos. propia salvación. Sin embargo, desaparecida la institución del catecumenado y sustituida la reconciliación pública por la penitencia secreta a partir del siglo VII, la Cuaresma quedó configurada como un tiempo casi exclusivamente penitencial y ascético.
La cuaresma, para ayudarnos a restaurar los lazos filiales y fraternales, es un tiempo de ejercicios, que desde que comenzamos este camino cuaresmal se nos señalan cuales serán las practicas que deberemos realizar: La lismosna, la oración y el ayuno.
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La cuaresma es cuestión de amar: Limosna, amar al otro; ayuno, amarse uno mismo; oración, amar a Dios. Es muy sencillo, sólo practica y haz un buen entrenamiento en esta cuadragésima hacia la montaña santa de la pascua.
Tres son los ejercicios cuaresmales disciplina espiritual
Cada año el tiempo de cuaresma se apertura invitándonos a realizar los mismos ejercicios de limosna, oración y ayuno. En el evangelio del miércoles de ceniza resuenan siempre las palabras de Cristo dada a sus díscipulos en el sermón de la montaña: "Cuando hagan limosna...Cuando oren... Cuando ayunen..." (Mt 6, 2.5.16). En está trilogia que nos presenta San Mateo los Padres de la iglesia han encontrado la expresión de la conversión cristiana. Así podemos ver que San Pedro Crisólogo en uno de sus sermones de cuaresma expresaba lo siguiente: "Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante y la virtud permanente. Estos tres resortes son: La oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe". Las tres dimensiones constituyen por así decirlo, la vuelta a la completa reconciliación, la restauración de la comunión que el pecado ha roto. La oración nos devuelve la comunión con Dios, la limosna nos vuelve la
Los ejercicios necesarios para poder ascender la montaña requieren la ayuda del Espiritu Santo
Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por la ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles, de manera especial, a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen (canon 1.249).
Como sabemos en el tiempo de cuaresma no se celebran las fiestas ni las memorias de los santos, a excepción de San José. Pero sí hay un recuerdo de ellos durante estos cuarenta días, de alguna manera se los incorpora al camino cuaresmal de la comunidad. Con esta incorporación se logra el ideal que propone la Constitución de liturgia al referirse al culto de los santos: la de celebrarlos no tanto en sí mismos, sino sobre todo como incorporados al misterio pascual o como reflejos del mismo (cf. SC 104). Esta inclusión de los santos a la liturgia cuaresmal puede realizarse expresivamente con el canto de las letanías de los santos en la liturgia dominical, especialmente al inicio de la misa (cf. Ceremonial de los Obispos, 261). Se trata de comenzar la misa dominical con las letanías. Asociar el recuerdo de los santos al camino cuaresmal de la comunidad
comunión con los hermanos y el ayuno en cuanto lucha contra nuestras propias pasiones nos reconcilia a la comunión con nosotros mismos.
Fijémonos los unos en los otros para estimular nuestra caridad y nuestras buenas obras (Hebreos 10, 24).
Considerando la finalidad de estas prácticas cuaresmales, de restituir nuevamente la comunión, es conveniente que podamos diseñar, para nosotros mismos, cuál será la rutina de ejercicios que iremos llevando a cabo en este camino hacia la pascua. Así como los atletas se entrenan para alcanzar sus medallas y premios, asi nosotros debemos tener un plan de entrenamiento que nos ayude a estar siempre en una mejor condición espiritual. La
vida espiritual también debe ser entrenada y requiere disciplina. El tiempo de cuaresma es el tiempo preciso para mejorar nuestra condición espiritual y convertirnos en cristianos de alto rendimiento que puedan animar a más hermanos. Es por esa razón que en cuaresma se nos invita a recurrir a los que han dado muestra de tan gran condición espiritual, los santos, a quienes les pedimos intercedan por nosotros en nuestro camino a la montaña de la pascua.
Recurrir a los expertos de la vida cristiana para animar nuestro ejercicio cuaresmal será una manera de estimular nuestro propio esfuerzo de fidelidad al Evangelio, siguiendo su modelo y ejemplo. Y comenzar cada domingo con este canto será una forma de dar personalidad al tiempo cuaresmal: igual como ahora la imagen del tiempo pascual está bastante asociada a la aspersión inicial en recuerdo de nuestro bautismo, se trataría de asociar la Cuaresma a las letanías para que sepamos que hay quienes si han logrado alcanzar una condición espiritual de alto rendimiento. Que la intercesión de aquellos que han logrado ya estar en la presencia de Dios nos ayude a seguir fortaleciendo nuestro fe, esperanza y amor.
La intercesión de los santos en los domingos de cuaresma
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1. LECTIO [Lectura: ¿Qué dice el texto?] [Lc 15,1-3.11-32] Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. 2 y los fariseos y los escribas murmuraban: «Este acoge a los pecadores y come con ellos.» 3 Entonces les dijo esta parábola. 1
Dijo: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él padre les repartió la hacienda. 13 Pocos días después, el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. 11
«Cuando se lo había gastado todo, sobrevino una hambruna extrema en aquel país y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. 16 El muchacho deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pues nadie le daba nada. 17 Entonces se puso a reflexionar y pensó: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! 18 Me pondré en camino, iré donde mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros.” 20 Entonces se avió y partió hacia su padre. 14
Lc 15,1-3.11-32: IV domingo de Cuaresma Marzo 06 del 2016 Pbro. Julio Blanco
uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él respondió: “Es que ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” 28 Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le rogó que entrase. 29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya. Sin embargo, nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. 30 Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado.” 31«Pero él replicó: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 Pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo había muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.”» Palabra del Señor.
Me pondré en camino, iré donde mi Padre…ya no merezco ser llamado hijo tuyo; trátame como «Estando él todavía lejos, lo a uno de tus jornaleros. vio su padre y se conmovió; corrió, se echó a su cuello y le No por mérito del hijo, sino por la besó efusivamente. 21 El hijo le bondad y misericordia del Padre dijo: “Padre, he pecado contra es que se da la reconciliación. De el cielo y ante ti. Ya no merezco nuevo es el Padre quien reconcilia ser llamado hijo tuyo.” 22 Pero al hijo consigo. San Lucas nos el padre dijo a sus siervos: muestra una imagen tremenda que “dense prisa. Traigan mejor permite redimensionar nuestra traje y vístanlo; pónganle un imagen de Dios. La salvación anillo en el dedo y cálcenle unas aparece como expresión de la sandalias. 23 Traigan el novillo gratuidad del Padre y no como cebado, mátenlo, y comamos y éxito alcanzado por el hijo. Pese celebremos una fiesta. 24 porque a la gran cantidad de elementos este hijo mío había muerto y ha que tendríamos que considerar vuelto a la vida; estaba perdido y en esta parábola, la frase que ha sido hallado.” Y comenzaron encabeza este apartado da razón del discernimiento que debe la fiesta. hacer el hijo y la determinación 25 «Su hijo mayor estaba en el de realizar lo que conviene, campo. Al volver, cuando se una vez que ha comprendido lo acercaba a la casa, oyó la música errado de su decisión. No hay y las danzas. 26 Llamó entonces a mejor vida que la que el Padre ha
elegido para nosotros. Por eso, la vida verdadera se encuentra en la casa del Padre. La casa del Padre va más allá de un espacio geográfico. La casa del Padre representa las condiciones existenciales que permiten vivir como él quiere que vivamos. Sabemos que los criterios que Dios ha puesto para vivir son una opción segura para realizarnos como personas y para vivir sin el antojo de la vida de los animales, sin que se nos antoje la comida de los puercos. La lejanía de la casa del Padre es expresión de humillación, postración y deshonra para el ser humano, para todo hijo de Dios. Es necesario que, como el hijo menor de la parábola, también nosotros podamos hacer una labor de discernimiento, valorar nuestra situación existencial y levantarnos del chiquero que cuidamos para atrevernos a vivir como Dios quiere, con la humildad, tranquilidad y alegría de estar en casa. Los verbos que encabezan la frase dan razón de acciones muy importantes en proceso de discernimiento: ponerse en camino, ir, ser consciente de nuestra falta de mérito, y decir. El Padre sabrá cuándo estamos de regreso, sin la herencia que nos acompañe, pero con la confianza de saber que en el corazón del Padre un hijo jamás pierde su lugar. De nuevo es el Padre quien reconcilia al hijo consigo.
ser despreciada por quien ha hecho suya la misericordia del Padre. Para quien no entienda ni viva la misericordia del Padre, la justicia sigue siendo su primer deber. La salvación no se nos da por justicia, sino por la misericordia de Dios. Solo Dios puede reconciliarnos con Él. 2. MEDITATIO. [Meditación: ¿Qué me dice el texto?] Seguimos avanzando en este tiempo penitencial. Cuaresma que nos lleva a la fiesta grande de la resurrección. La cuaresma es una oportunidad grande para tomar el camino de regreso a casa, con la seguridad que el Padre saldrá a nuestro encuentro lleno de alegría. Invitados por esta Palabra de Dios a confiar en su misericordia, preguntémonos: ¿Qué me dice esta Palabra de Dios? 3. ORATIO. [Oración: ¿Qué le digo a Dios a partir de este texto?] Hablemos con Dios, nuestro Padre, con confianza de Hijos. Reconozcamos nuestra condición de pecadores y pidámosle que no dé valor para ir hacia Él. Agradezcámosle tanto amor que nos tiene y nos muestra día a día. 4. CONTEMPLATIO. [Contemplación: ¿Qué cambia en mi vida a la luz de esta Palabra de Dios?] Como hijos amados del Padre, pese a nuestros errores, pero con plena confianza en su amor preguntémonos: ¿Qué ha de cambiar en mi vida a la luz de esta Palabra de Dios? ¿Qué nos hace falta cuidar para reconocer nuestro alejamiento de la casa de nuestro Padre Dios? ¿Cómo incorporamos a nuestra vida la misericordia de Dios?
5. ACTIO. [Acción: ¿Por dónde comenzamos a cambiar nuestra El hijo mayor da razón de lo difícil vida?] que es comprender el proceder de reflexionado la la bondad del corazón del Padre. Habiendo parábola del hijo perdido, ¿Por El texto muestra la incomprensión del hijo mayor y los esfuerzos dónde ha de comenzar a cambiar del Padre por hacerle caer en en mi vida a la luz de esta Palabra la cuenta que un hijo es un hijo de Dios? ¿Cómo voy viviendo y que, por lo mismo, está más mi itinerario cuaresmal? ¿Cómo allá de las mezquindades de la empiezo a incorporar a mi vida la justicia. La justicia sólo puede misericordia de Dios?
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TIEMPO DE VOLVER A CASA
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VOCACIONALÍZATE
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Pbro. Francisco Domínguez
Crea en mí un corazón puro
ios nos llama continuamente a vivir su Misericordia dando una respuesta generosa y humilde a la vocación a la que todos estamos llamados: la santidad. Esta vez, quisiéramos no como exégesis pero sí reflexionar a partir del Miserere, el Salmo 51 (50) que es el salmo de penitencia por excelencia litúrgica. Suplica de la misericordia (vv. 1-4). Ninguna persona pide perdón a Dios de todo corazón si no se reconoce como pecador. Por esto, es ahí de donde brotan de sus labios palabras de dolor, arrepentimiento y conversión. Solo el que se reconoce pecador delante de Dios, en su oscuridad de pecado, Dios iluminará y le dará un brillo irradiante por el cual le justificará por su gracia divina. Así pues, la vida en el espíritu la encontramos por medio de la regeneración. Dios es capaz de renovar toda nuestra vida y todo nuestro ser. Tanto así, que nos llama a ser sus hijos por medio de Jesucristo, nuestro Señor (Cf. Jn 3). Reconocimiento del pecado (vv. 5-7). Al reconocernos pecadores delante de Dios tenemos la necesidad de una purificación profunda, ya que sentimos la presencia de Dios hasta lo íntimo del ser, ahí en lo más íntimo donde está lo más preciado de nuestra alma y la esencia de nuestra existencia, ahí donde solamente Dios puede tocar para salvarnos del pecado y sanar las heridas que llevamos dentro.
Queremos que Dios con su bondad y con su misericordia limpie hasta lo más recóndito de nuestra pecaminosidad. Quien se acerca con humildad al trono de la Misericordia Dios le ilumina con la sabiduría que procede del temor de Dios, tanto así, que quedan al descubierto hasta las más escondidas intenciones y pecados del
corazón del hombre herido por la maldad. Ansías de purificación espiritual (vv. 8-11). Es aquí, en este reconocimiento personal, donde se invoca la presencia de Dios porque solamente él puede perdonar los pecados, solo él puede lavar todas nuestras culpas y hacer de nuestra vida coheredera del Reino de los Cielos por medio de la santificación. Esto es, porque solo Dios salva.
Súplica de renovación espiritual (vv.12-15). Que nuestra oración sea humilde dirigida hacia Dios: «Descansa mi alma en ti, Dios mío, tú eres mi refugio y fortaleza. Crea en mi un corazón puro, no me apartes de ti, con tu gracia saldré adelante. Perdóname de mis pecados. Convierte mi corazón de piedra en uno de carne, ahí donde tu Espíritu more, capaz de transparentar tu amor y tu misericordia». El pecador que ha sido miserablemente humillado por sus pecados solo puede confiar en la benevolencia de Dios. El sacrificio grato a Dios es un corazón contrito (vv.16-19). Hay que suplicar insistentemente con un corazón contrito que nos libre de la sangre, de la misma muerte, porque muertos no le vamos a poder alabar. Un corazón contrito y humillado es un corazón que se entrega en la obediencia a Dios; es un corazón que arde en Dios y que se está purificando para luego compartir las maravillas de lo que hace con un corazón destrozado cuando se deja en las manos de Dios, no todo está perdido. Es aquí donde Dios actúa salvando al pecador arrepentido, dando esperanzas. Oración por la reconstrucción de Jerusalén (20-21). Que el Señor reconstruya nuestra humanidad y hagamos de nuestras vidas una liturgia diaria de adoración a Dios, principalmente en la eucaristía. En nuestra vocación, que es nuestro encuentro con Dios, nos damos cuenta que estamos más dispuestos a escuchar su Palabra y cumplir su voluntad, cuando experimentamos y reconocemos que Dios es Misericordioso con nosotros, es decir, que Dios nos ama. Entonces, es ahí donde de nuestro corazón puede brotar una respuesta sincera al llamado que Dios nos hace. Entre más cerca estemos de Dios con un corazón limpio y un espíritu puro más humilde y sincera será nuestra respuesta. Esto quiere decir, que confesados y limpios respondemos mejor a Dios.
Domingo 21 de Febrero 2016 Vida Cuando Orígenes visito la comunidad cristiana de Roma hacia el año 212 oyó en una iglesia un sermón Sobre la alabanza de nuestro Señor Jesucristo y Salvador. El predicador era el sacerdote romano Hipólito, que más tarde fue el primer antipapa. Pero murió mártir (235) y es venerado por la Iglesia como santo hasta nuestros días. Hay muchas razones para creer que no era natural de Roma, ni siquiera latino de origen. Sus sorprendentes conocimiento de filosofía griega desde los orígenes hasta su época, su familiaridad con los misterios griegos, toda su psicología, están indicando que procedía del Este. Su postura teológica y el parentesco que se advierte entre su doctrina del Logos y la de los teólogos griegos demuestran que recibió una formación helenística y que estaba relacionado con Alejandría. Es griego en la expresión y el pensamiento. De hecho, es el último autor cristiano de Roma que emplea este lenguaje. Su producción cristiana es comparable en volumen a la de su contemporáneo Orígenes, pero no así en profundidad y originalidad de pensamiento. Se interesa más de cuestiones prácticas que de problemas científicos. El campo de sus preocupaciones es más amplio que el del maestro alejandrino y se extiende a problemas que Orígenes jamás abordó. Publicó tratados antiheréticos, una Crónica, un Ordo eclesiástico y hasta poesía religiosa. Según Focio (Bibl.Cod. 121), Hipólito, en una de sus obras perdidas, afirmaba ser discípulo de Ireneo. De ser esto así, participó ciertamente del celo de su maestro por la defensa de la doctrina católica contra las herejías. Sin embargo, al atacar violentamente el modalismo trinitario y el patripasianismo de Noeto, Cleomenes, Epígono y Sabelio, fue demasiado lejos y sostuvo una teología del Logos que adolecía de tendencias subordinacionistas. Cuando el papa Calixto mitigó la disciplina para los penitentes que se habían hecho culpables de pecado mortal, el ambicioso y austero Hipólito le reprochó que, con su blandura, se separaba de la tradición de la primitiva Iglesia. Acusó además
13 Obras
San Hipólito de Roma (Parte I) Pbro. Jorge de Paz a Calixto de ser discípulo de Sabelio y hereje, y, con algunos de sus partidarios, se separó de la Iglesia. Fue elegido obispo de Roma por un círculo reducido, pero influyente, convirtiéndose en el primer antipapa. Incluso cuando a Calixto sucedió a Urbano (223-230), y a este Ponciano (230-235), el cisma continuó, hasta que Maximino el Tracio desterró a ambos, a Ponciano y a Hipólito, a Cerdeña, donde parece que se reconciliaron. Ponciano renunció al pontificado el 28 de septiembre del 235, a fin de que la comunidad de Roma pudiera elegir un sucesor. Hipólito debió hacer otro tanto con su cargo, y parece que volvió al seno de la Iglesia antes o después de haber salido de Roma. La comunidad reunida eligió a Anteros (235-236). Ponciano e Hipólito murieron poco después en la «isla de la muerte». El papa Fabián (236250) hizo trasladar sus cuerpos a Roma, donde fueron solemnemente inhumados, el papa Ponciano en la cripta papal de San Calixto, Hipólito en el cementerio de la vía Tiburtina, que aún lleva su nombre. Los funerales se celebraron el mismo día, 13 de agosto del 236 o 237. La Iglesia sigue conmemorando a Hipólito en este mismo día. La lista más antigua de mártires, la depositio martyrum, del año 351, señala para los idus Aug., Y politi in Tiburtina et Pontiani in Callisti (EH 544,7; 547,19). El
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1ª. Poniente 12 H
papa Dámaso decoró la tumba de Hipólito con una inscripción. En ella hace notar que había sido discípulo de Novaciano (sic), pero que luego fue mártir, después de aconsejar a sus seguidores que se reconciliaron con la Iglesia (EH 590). A la entrada de la Biblioteca Vaticana (antes en el Museo de Letrán, en Roma) se conserva la famosa estatua de San Hipólito descubierta el año 1551. Probablemente se la levantaron en el cementerio subterráneo donde enterraron a Hipólito o en la cercana basílica. Tiene todas las características de una estatua ejecutada en el siglo III. Fue erigida por sus admiradores. En la silla en que está sentado el santo aparecen grabadas su tabla pascual y una lista completa de sus obras. Nació en Roma alrededor del año 170. Como sacerdote romano y gran predicador, acusó al Papa Calixto de haber mitigado la disciplina para los penitentes. En el año 217 se levantó y se volvió el primer antipapa. Años más tarde, en el 235, durante la persecución de Maximino, Hipólito fue condenado a las minas de Cerdeña, «la isla de la muerte», donde se reconcilió con el verdadero Papa Ponciano (230-235). Según el poeta Prudencio, murió mártir: «Ya viejo, con los pies atados a apasionados caballos y la cabeza agachada al suelo, arrastrado a gran trote a través de los campos».
Los escritos de Hipólito tuvieron la misma suerte que los de Orígenes, aunque por razones distintas. Se conservan pocas de las numerosas obras en su texto original griego. La pérdida de su texto original se debe atribuir a la cristología herética del autor y a su condición de cismático, pero sobre todo al hecho de que, después de su muerte, el conocimiento del griego fue desapareciendo gradualmente de Roma. Afortunadamente muchas de sus obras han sobrevivido, íntegramente o en fragmentos. Durante los últimos años, las obras de Hipólito han sido objeto de discusiones y controversias muy vivas. Hipólito tuvo una gran producción, pero se conserva poco. A él son atribuidas: «El anticristo» (200), «El Comentario a Daniel», el más antiguo comentario bíblico cristiano llegado a nosotros integralmente. Algunas Homilías sobre los Salmos, sobre la Pascua, una «Crónica». Su obra más importante es la Confutación de todas las herejías o «Filosofoumena»: «Demostraremos que los herejes son ateos, en sus opiniones, en su modo y en sus actos. Mostraremos cuál es el origen de sus iniciativas, y como han tratado de fijar sus opiniones sin sacar nada de las Sagradas Escrituras…» Al nombre de Hipólito es asociado aquel del «Tradición apostólica». Este escrito recoge la tradición conservada hasta entonces, para corregir cuantos han corrompido la enseñanza de los apóstoles. La obra se remonta al 215 y es quizás la más rica fuente para conocer la liturgia cristiana y la vida de la Iglesia. En su estructura existen tres partes. La primera concierne el clero: el obispo, las oraciones para la ordenación del obispo, la eucaristía, las bendiciones del aceite, del queso y de las aceitunas, los sacerdotes, los diáconos, los confesores,... La segunda parte está reservada a los laicos: los convertidos, los oficios prohibidos, los catecúmenos y el bautismo. En la tercera parte son dictadas algunas observancias de la Iglesia concerniente a la oración, la sepultura y los ayunos.
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El sentido del ayuno... Viene de la Pàgina 4
el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Jn 4,34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana (cfr. Hch 13,3; 14,22; 27,21; 2Co 6,5). También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del “viejo Adán” y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: “El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica” (Sermo 43: PL 52, 320, 332). En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más Qué pecado habré cometido para ser el foraneo de la ciudad
bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica Pænitemini de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no “vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos” (cfr. Cap. I). La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio (cfr. Mt 22,34-40). La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín,
que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía “retorcidísima y enredadísima complicación de nudos” (Confesiones, II, 10.18), en su tratado La utilidad del ayuno, escribía: “Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura” (Sermo 400, 3, 3: PL 40, 708). Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios. Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En suPrimera carta San Juan nos pone en guardia: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (3,17). Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre (cfr. Enc. Deus caritas est, 15). Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención
hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales (cfr. 2Co 8-9; Rm 15, 2527), y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido (cfr. Didascalia Ap., V, 20,18). También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal. Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: “Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia – Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención”
Domingo 21 de Febrero 2016 Para testimonio histórico y para dar oportunidad a nuestras hermanas y hermanos de toda la familia diocesana, seguimos presentando los momentos de la Asamblea que nos ayudarán a tener una idea clara del trabajo que hacen nuestros delegados parroquiales. Presentación evaluaciones
de
las
Este momento es el final de un proceso que comenzamos los últimos meses del año pasado. Cada Coordinador de TF y P presentará los resultados del trabajo diocesano según lo planeado y evaluado el año pasado. Tengamos presente que la herramienta para la evaluación en las Foranías tenía tres preguntas:
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Pbro. Julio Blanco Cruz
esfuerzo que hacemos por el bien de la Iglesia, por el anuncio del evangelio, no quedará sin recompensa. Gracias P. Alex. Gracias a las hermanas y hermanos de la familia parroquial de Jesús de la Buena Esperanza. Dios les recompense y les premie. Lectio Divina
Los momentos de la XXVIII Asamblea Diocesana de Pastoral II mismo de Dios, se asimila y se muestra en obras concretas. Mt 25 nos presenta las obras de misericordia como criterios de relación y como acciones necesarias para alcanzar la salvación.
1. ¿Cómo incorporamos al Trabajos por Foranías trabajo pastoral de este año las urgencias asumidas al final de la Nos preparamos para que el Asamblea del 2015? trabajo por Foranías fuera más organizado. Al inicio del 2. A partir de la pregunta trabajo, trajimos a la memoria anterior, ¿Qué frutos pudimos cómo nos habíamos organizado lograr en nuestro quehacer pas- en la Foranía para trabajar toral? en la Asamblea. Los Vicarios Foráneos nos indicaron. Cada 3. Del Eje temático de la equipo de Foranía tuvo un Comunión, de este año, ¿Con Coordinador y un secretario. qué nos quedamos de manera permanente para la vida de Además, la Secretaría general nuestra Iglesia diocesana? de la Asamblea designó un secretario de apoyo que hizo Comida, descanso y deporte trabajo independiente y, de acuerdo con el secretario de Nuestro agradecimiento al P. la Foranía, ayudó a agilizar la Honorio Natarén y a las hermanas preparación del Plenario. y hermanos de la Parroquia de San Isidro, en la Foranía norte. Siempre es importante que el La comida es un momento para secretario de la Foranía lea lo agradecer a Dios la bondad de que escribió y tome el parecer las hermanas y de los hermanos de su grupo antes de ir al de las familias parroquiales que plenario. Reflexionamos juntos: hacen un esfuerzo grande para ¿Cómo andamos en la misión, preparar los alimentos y venir la misericordia y el cuidado de a compartirlos con nosotros. la casa común? ¿Debilidades o Este esfuerzo nos anime a necesidades en cada aspecto? hacer mejor nuestro trabajo en esta Asamblea diocesana. A la Plenario comida sigue un poco de deporte y/o de descanso para quienes lo Habiendo trabajado en los necesiten. grupos de las Foranías, nos dispusimos a escuchar los Orientación para analizar la aportes de cada grupo y, con el realidad aporte de todos, bien pudimos hacernos de un panorama de la El P. Arturo Martínez nos dio realidad de nuestra diócesis en algunas indicaciones para el los aspectos que nos ocupan en trabajo de reflexión que hicimos esta Asamblea. por grupos de las Foranías. La misión es la tarea que todo Video bautizado tiene de incorporar a la comunidad eclesial a todo Como tuvimos algo de tiempo, aquel que quiera hacer suyo antes de ir a la celebración de el modo de vida cristiano. El las vísperas, los hermanos de cuidado de la casa común es secretaría nos ofrecieron la la primera responsabilidad que oportunidad de ver un video Dios encomendó al ser humano. -muy interesante, por ciertoCuidar y cultivar, conservar y para seguir avanzando en este producir su alimento, son tareas espacio de encuentro, oración y sagradas que vienen desde el reflexión. principio [Libro del Génesis]. La misericordia, corazón Por supuesto que el video fue
para los que nos hospedamos en la Casa de la Iglesia y en el Seminario. Recomendamos a quienes tuvieron que volver a casa, hacerlo con tranquilidad, procurando estar de regreso mañana a las nueve de la mañana. Celebración de las Vísperas Pocas veces tenemos la oportunidad, como Iglesia diocesana reunida, de orar con toda la Iglesia con la Liturgia de las Horas. Reunidos en la Capilla del Seminario Menor y presididos por nuestro Padre Obispo, Don Leopoldo, nos unimos en oración a toda a Iglesia. Cena
La lectura Orante de la Palabra de Dios es una práctica muy antigua que ha permitido a la Iglesia encontrarse con el Señor, conocer el Texto sagrado, iluminar y confrontar su vida a la luz de la Palabra, hablar con Dios e iniciar un proceso de cambio en su vida a partir de la luz de la Palabra de Dios. En nuestra Iglesia diocesana hace ya un buen tiempo tomamos el Acuerdo de que toda reunión eclesial ha de comenzar con la Lectio Divina [lectura orante de la Palabra de Dios]. ILUMINACIÓN: La Misión Los momentos de iluminación son momentos que exigen mucha atención. Estas exposiciones breves, son solo 30 minutos, tenían como propósito iluminar la realidad que ayer reflexionamos. Agradecemos al P. Arturo Martínez la bondad que ha tenido al presentarnos, desde el dato revelado y la reflexión teológica, la realidad de la misión.
Dios bendiga a los hermanos de la Parroquia de San Gerónimo, en Belisario Domínguez, y a su Párroco el P. Antonio Zuart. Sabemos del sacrificio que los La Misericordia hermanos hicieron por venir a compartir sus alimentos con El segundo referente de nosotros en esta Asamblea. nuestro trabajo este año es la misericordia de Dios, dado que Solo Dios es capaz de mover estamos celebrando, unidos a así los corazones. Nuestra Iglesia universal, el año de la gratitud a los hermanos de misericordia. La misericordia es Belisario. Después de la cena, fuente de alegría, de serenidad nos dispusimos a descansar. y de paz. Es condición para nuestra salvación. Con la cena concluimos los Misericordia: es la palabra que trabajos del primer día y el revela el misterio de la Santísima VER del método que seguimos. Trinidad. Misericordia: es el Nos fuimos a descansar para acto último y supremo con comenzar con renovado el cual Dios viene a nuestro entusiasmo los trabajos del encuentro. Misericordia: es viernes 22. la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona Celebración de Laudes cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra Comenzamos el día delante del en el camino de la vida. Señor y unidos a toda la Iglesia Misericordia: es la vía que une en oración. La oración de la Dios y el hombre, porque abre mañana nos pone delante del el corazón a la esperanza de Señor y es un adelanto de cómo ser amados para siempre no ha de ser todo nuestro día, todo obstante el límite de nuestro nuestro trabajo, toda nuestra pecado. [MV 2] Agradecemos vida. a Don Leopoldo, nuestro Padre Obispo, la bondad de compartir Desayuno con nosotros este apartado. Agradecemos al P. Alejandro, al [Continuaremos con P. Colocho, su bondad y buena la iluminación y luego disposición para compartir con concluiremos con el ACTUAR] nosotros sus alimentos. Todo
16 Un poco de historia nos hace saber que el año judío puso su acento en la semana. Recordemos la tradición sacerdotal en la redacción del libro del Génesis (Gen 1, 2-3). Se tiene la certeza de que la semana judía primitiva estaba relacionada más directamente con las fases de la luna de ritmo septenario. La agrupación en septenios que aparece en diversas páginas de la Sagrada Escritura es de naturaleza litúrgica, ya que aparece en pasajes particularmente relacionados con las fiestas. En efecto, así es como se determina el aspecto religioso del sábat (Ex 20, 8-11; 23, 12; Dt 5, 13-15), o los siete días de la fiesta de los Azimos (Ex 12, 15; 23, 15) o bien la fiesta de las semanas (Lev 23, 15-18) o finalmente la misma fiesta de los tabernáculos (Lev 23, 33-36; Num 29, 12) El precepto del sábat, que presupone la semana de siete días, aparece constantemente en las páginas del pentateuco y puede afirmarse que es anterior a la semana planetaria de los griegos y de los romanos. Lo que no se puede precisar con facilidad es su fecha de aparición, aunque se puede afirmar que la semana de siete días era ya conocida al comienzo de la monarquía de Israel. En general, y pese a que, según parece, el año solar ya era conocido por los judíos, estos se regían por el año de la luna. En la más remota antigüedad, los judíos empezaban el año entre los actuales septiembre y octubre, en el tiempo que fue llamado posteriormente Tishri (Palabra de origen babilónico que significa “comienzo”). Más adelante se impone una nueva tradición, según la cual en los libros de la Sagrada Escritura se sitúa el comienzo del año en la primavera. Es bien conocido el texto de éxodo 12, 2 donde se establece la ley de la celebración de la Pascua: “Este mes será para ustedes el principal de los meses; será para ustedes el primer mes del año”. El nombre de este mes es Abib (Mes de las espigas) (Ex 23, 15), y es el séptimo mes con respecto al computo anterior. Después del exilio aparece ese primer mes hebreo con los nombres babilónicos de Kisleu y Nisan (Neh 1,1; 2, 1). Por herencia judía hasta hoy las fiestas cristianas se fundamentan en la luna. Según el concilio de Nicea, la Pascua de Resurrección debería de
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¿Por qué el tiempo de Pascua y Cuaresma es movible? Pbro. Arturo M. Briones
Febrero
Marzo
celebrarse cada año el primer domingo que sigue al décimo cuarto día de la luna o lo que es lo mismo, la luna llena que tiene lugar inmediatamente después del 21 de marzo. Basta para ello conocer el día de la primera luna llena que ocurra después del 21 de marzo; el domingo
siguiente a ese día, será, el domingo de Pascua. Lo más temprano que se pueda celebrar la pascua es el 22 de marzo y lo más tarde el 25 de abril y es bastante difícil conseguir los extremos. El plenilunio o luna llena de primavera ayuda a determinar la fiesta de la Pascua. Una vez determinada la fecha de Pascua
se pueden determinar las demás fiestas móviles de nuestra fe católica como la cuaresma. ¿Cómo contar los cuarenta días de la cuaresma? En cuanto a la cuaresma romana, parece seguro que en su origen consistía en la práctica de ayunos diarios, exceptuando sábados y domingos, durante las tres semanas anteriores a la Pascua. La práctica actual de los cuarenta días, que, retrocediendo, va desde el jueves santo hasta el primer domingo de cuaresma, fue adoptada por Roma entre los años 354 y 384. Es más nueva la idea de adelantar el comienzo del ayuno de los cuarenta días al miércoles de ceniza; la razón de esta manera de contar es muy pobre: querían asegurar la materialidad de los cuarenta días de ayuno, teniendo en cuenta que los domingos no eran días de ayuno. El único inconveniente al comenzar a contar la cuaresma desde el miércoles de ceniza y no contabilizando los domingos era, que no se concluía la suma de los cuarenta días con el jueves santo, sino, hasta el sábado santo. Actualmente la forma correcta de contar los 40 días de la cuaresma es: del primer domingo de cuaresma hasta el jueves santo. Los días anteriores al primer domingo de cuaresma comenzando desde el miércoles son considerados días de ceniza y son como una especie de introducción al tiempo de cuaresma, así, como lo es el triduo pascual (viernes santo, sábado santo, Domingo de Resurrección) para el tiempo de Pascua. He aquí estos calendarios lunares que nos indican claramente la movilidad de la fiesta de pascua. Primero hay que ubicarnos en el comienzo de la primavera el 21 de marzo; segundo hay que buscar la luna llena después del 21 de marzo; tercero una vez localizada la luna llena miremos cual es el domingo posterior y ahí tendremos ubicado el día de Resurrección para iniciar a celebrar nuestras Fiestas de Pascua.