4 minute read

Inmaculada Concepción

Next Article
Cristo Sacerdote

Cristo Sacerdote

Las aprobaciones de las apariciones de la Virgen María en determinados lugares, pretende pues fomentar su devoción especial y verdadera (Hyperdulía) manteniendo la auténtica doctrina de acuerdo al Evangelio y la Revelación; y evitando todo

exceso. Siempre la Virgen María con sus apariciones busca que los creyentes dirijan su fe, mirada y actuar hacia Jesucristo, su hijo vivo y Resucitado, para que la conversión en sus vidas sea una realidad concreta. La devoción y el conocimiento de la Virgen María lleva a un conocimiento más amplio sobre el Hijo de Dios.

Advertisement

Pasos para la aprobación de apariciones marianas desde 1978 propuesta por la Congregación para la Doctrina de la Fe:

1. Investigar los hechos

Primero debe haber alta probabilidad de que sucedió algo milagroso. Entrevistan a los testigos y visitan el lugar donde ocurrió. Deben responder a la pregunta ¿Qué cree la gente sobre lo que sucedió? Si nadie cree que ocurrió un milagro, ahí terminan la investigación. Tienen que confirmar que los testigos son estables mentalmente, honestos, sinceros, conducta intachable, estar en comunión y ser obedientes a la Iglesia. Los efectos de la visión deben ser positivos espiritualmente. Si algo milagroso en efecto sucedió, pero no los hace más caritativos, no vale la pena promoverlo.

Antes de avanzar al siguiente paso, deben asegurarse que la aparición y mensaje están libres de: cualquier error evidente en los hechos del evento y en la doctrina; evidencia de cualquier búsqueda obvia de ganancia monetaria, actos gravemente inmorales cometidos por el sujeto o cualquier trastorno psicológico. 2. Observar las prácticas de los devotos

Si no hay razones obvias para descontinuar la investigación y discernimiento, la Iglesia permite la devoción al público. Esta no promueve la práctica, sólo permite que se siga su curso natural. En caso de que la devoción desaparezca, no hay razón para seguir con la investigación. Pero, si descubren que promueve efectos espirituales negativos o es causa de problemas para la Iglesia, será prohibida dicha devoción. Si el fervor a esa práctica aumenta las virtudes de quienes son devotos probablemente hay algo bueno en ella, entonces el Obispo de la diócesis, habiendo consultado a la Conferencia Nacional de Obispos, determina si hay suficiente evidencia para tomar una decisión y dar inicio al último paso. 3. Emitir el juicio

En este punto el Obispo declara la devoción falsa o verdadera. Primero autoriza la veneración local, luego peregrinaciones públicas y por último veneración pública. Pero, la Santa Sede puede también participar y aprobarla como veneración litúrgica generalizada. Por ejemplo las veneraciones litúrgicas generalizadas: Guadalupe, Medalla Milagrosa, La Salette,

Lourdes, Knock y Fátima. No basta con que alguien diga que la vio para que la Iglesia la apruebe. Pues se busca salvaguardar la fe del pueblo creyente y evitar la proliferación de advocaciones que contradigan las enseñanzas de la Iglesia.

Todas estas apariciones han venido para confirmar lo que ya fue revelado por Dios y no a traer nuevos mensajes, ya que como menciona la Constitución Dogmática de la Divina Revelación, ‘Dei Verbum’: “La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva, nunca cesará, y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (DV #4). Ninguna aparición o mensaje que vengan de Dios, querrán revelar algo que no esté en las Sagradas Escrituras o no pueda ser fundamentado en el depósito de la fe. Sin embargo, la Iglesia deja la puerta abierta a la posibilidad de que Dios pueda seguir hablándonos sobrenaturalmente, reiterando y recordándonos lo que ya nos enseñó. ¿Cuál es el sentido para la vida cristiana?

María ha servido a Dios como puente para caminar entre nosotros hacia la persona de Jesús: ha sido el único instrumento posible del que podía valerse, pues ella era la única creatura sin pecado, la única estación por donde Dios podría comunicarse. Por lo mismo, Ella es la primera interesada en que todos conozcan a su Hijo, Ella ahora quiere ser otra vez un camino, de los hombres a Dios a través de su Hijo, pues en la Cruz, Cristo la nombró Madre de todos nosotros. No es objeto de adoración, que en sí se debe sólo a Dios, sino de especial veneración y de cariño por ser la mamá de Jesús y también de todos. Cuando la Virgen se aparece en algún lugar, se produce invariablemente un mismo milagro, y es que al lugar acude un numeroso grupo de gente que automáticamente empieza a rezar el Santo Rosario. Allí reza todo el mundo, los que habitualmente lo hacen y sobre todo, los que nunca rezan.

Si las apariciones de María consiguen hacer rezar a la gente que normalmente no lo hace... ¿No es esto un milagro?, ¿no eleva los corazones de todos hacia Cristo?, ¿no nos da a gustar un poco del Cielo? Así pasó en 1534 en Guadalupe (México), a través de Juan Diego; en Lourdes (Francia), en

This article is from: