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“¿Qué debo hacer en mi vida sacerdotal?”: Retiros espirituales del clero diocesano 2023
Del 16 al 20 de enero, un primer grupo de sacerdotes se dio cita en la Casa de Encuentros Nazareth (Pamplona), para desarrollar los retiros espirituales, acompañados por el Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor José Libardo Garcés Monsalve.
Los retiros estuvieron dirigidos por Monseñor Óscar Urbina Ortega, Arzobispo emérito de Villavicencio, quien realizó un recorrido por los Evangelios, mostrando las propuestas para caminar hacia Dios, para que así, a la luz de la Palabra, cada uno encuentre la respuesta sobre “¿qué debo hacer en mi vida sacerdotal?”
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En ese orden de ideas, Monseñor Urbina explicó que, “San Marcos nos pide una conversión religiosa; san Mateo, una conversión moral; san Lucas, una conversión intelectual; y san Juan nos invita a una conversión mística”.
Como pastores responsables de la Iglesia, Monseñor insistió en la necesidad de “ser lo que somos”, para “vivir con realismo nuestra vocación, siguiendo radicalmente a Cristo y configurándonos con Él”. El clero diocesano es llamado a ir hacia fuera, a ser profetas de la esperanza, atentos a escuchar y discernir los signos de los tiempos. Ser conscientes de que el secreto del éxito pastoral está en la gracia de Dios, en la entrega y aceptación de la tarea encomendada en sus manos.
A través de estos espacios de reflexión y oración, se busca el crecimiento espiritual y pastoral de los sacerdotes, para fortalecer su vocación. Los retiros espirituales del segundo grupo, iniciarán mañana lunes 23 de enero y van hasta el viernes 27 de enero.
El Periódico La Verdad invita a los lectores a orar, para que los frutos de estos retiros, se evidencien en cada una de sus comunidades.
Oración al Espíritu Santo por los sacerdotes de la Diócesis de Cúcuta
Espíritu Santo, en este día te pedimos que vuelvas a inundar el alma de tus sacerdotes como en el día de su ordenación. Que este tiempo de retiro espiritual, en que revisan sus motivaciones, reflexionan, estudian la Palabra de Dios, oran intensamente, les permita continuar sin desfallecer en su proceso de conversión y camino hacia la salvación. Que renueven el deseo de cumplir la voluntad de Dios y de servir a través de los hermanos.
Permíteles configurarse permanentemente con Jesús Buen Pastor, para que reconociendo la condición tan especial que tiene en la vida de gracia, se esmeren siempre por la salvación del rebaño que les ha sido confiado. Haz que den siempre buen ejemplo; haz que los que se acerquen a ellos sientan que se acercaron a Ti y que por medio de cada sacer-
Santa Mar A Madre De Dios
dote transformes sus vidas. Dales la humildad de reconocer sus limitaciones, y la gracia de fortalecerse en Ti. Que la misericordia de Dios los acompañe siempre y que reconozcan los dones y carismas como regalos celestiales para servir fielmente a la Iglesia.
Tu pueblo, Señor, necesita que todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Te encomendamos las intenciones que hay en el corazón de cada presbítero. Que sus sueños, sus anhelos y sus deseos siempre estén de acuerdo con Tu voluntad.
No permitas que conozcan la tristeza, que su alegría interior sea tan grande que no haya nada que la pueda destruir ni afectar.
Que este tiempo de retiro, de oración y reflexión sea un espacio para que cada sacerdote pueda fortalecer su vocación para que como Iglesia diocesana podamos escuchar al Espíritu Santo y así caminar juntos como pueblo de Dios.
Amén.
“Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco»” (Mt 3, 16-17).
El Catecismo de la Iglesia Católica nos explica de manera única el gran significado del bautismo, cuyo momento celebrativo vivimos durante este primer mes del año: “Todas las prefiguraciones de la Antigua Alianza culminan en Cristo Jesús. Comienza su vida pública después de hacerse bautizar por san Juan el Bautista en el Jordán (cf. Mt 3, 13) y, después de su Resurrección, confiere esta misión a sus Apóstoles: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19-20; cf Mc 16, 15-16).
Nuestro Señor se sometió voluntariamente al bautismo de san Juan, el que es destinado a los pecadores, para “cumplir toda justicia” (Mt 3, 15). Este gesto de Jesús es una manifestación de su “anonadamiento” (Flp 2, 7). El Espíritu, que se cernía sobre las aguas de la primera creación, desciende entonces sobre Cristo, como preludio de la nueva creación, y el Padre manifiesta a Jesús como su “Hijo amado” (Mt 3, 16-17).
En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del bautismo. En efecto, había hablado de su Pasión, que iba a sufrir en Jerusalén como de un “bautismo” con que debía ser bautizado (Mc 10, 38; cf Lc 12, 50). La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús Crucificado (cf. Jn 19, 34) son figuras del bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de la vida nueva (cf 1 Jn 5, 6-8): desde entonces, es posible “nacer del agua y del Espíritu”, para entrar en el Reino de Dios (Jn 3, 5).
Dios, viviendo nuestro bautismo como auténticos cristianos, con la capacidad de realizar siempre la voluntad de Dios. Pero ¿cómo vivir nuestro bautismo? ¿Cómo vivir como hijos de Dios?
Quisiera que pensemos en varias realidades:
1.
alegres y demos testimonio de lo que somos y de lo que Dios ha querido que seamos en su proyecto de salvación”.
Vivir como hijos de Dios es ser imagen y semejanza de Él en cada una de nuestras acciones, es decir, que nuestra vida siempre manifieste el amor de Dios. Tomar conciencia de lo que somos, es fundamental para vivir en la gracia y la paz que Dios nos ofrece.
en cada unos de los sacramentos que celebra y que recibe. Somos una familia fundamentada en Jesucristo, el Buen Pastor que nos apacienta y guía.
4. Reconozcamos que cada uno de los cristianos somos y debemos ser fermento en medio de la sociedad y de la Iglesia. Es la tarea mas importante que debemos asumir con fe y determinación.
“Considera dónde eres bautizado, de dónde viene el bautismo: de la Cruz de Cristo, de la muerte de Cristo. Ahí está todo el misterio: Él padeció por ti. En Él eres rescatado, en Él eres salvado (San Ambrosio, De sacramentis 2, 2, 6)” (CEC 1223-1225).
Caminemos juntos, como hijos de
Hemos de reconocer que como hijos de Dios estamos ungidos para anunciar su amor, para servir con amor y para orar con amor por cada uno de los hermanos. Esta triple dimensión bautismal debe fundamentar nuestra vida.
2.
Demos gracias a Dios, porque somos hijos suyos, por nuestro bautismo, por nuestra familia, la Iglesia. Estemos alegres y demos testimonio de lo que somos y de lo que Dios ha querido que seamos en su proyecto de salvación. Durante este año los invito para que nos dejemos sorprender por Dios, Él nos guía, El es el fundamento de todo lo que somos y podemos realizar. Estemos agradecidos por todo y coloquemos todo en sus manos. Demos gracias por nuestra familia, Iglesia doméstica, en donde cada uno de nosotros vive y celebra su fe.
3. Hay que reconocer que somos familia, la familia de Dios. No somos desconocidos e indiferentes, somos familia, somos comunidad. No somos un conjunto de personas desconocidas que se reúnen, somos una familia que vive y celebra la fe. Somos una familia que se fortalece
Gracias Señor por el día en el que mis padres me bautizaron. Gracias por hacerme hijo tuyo. Gracias por incorporarme a la Iglesia. Gracias por el bautismo que me ayuda a vivir en comunión. Gracias Señor por derramar sobre mí tus dones.