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Asociación Cultural Periódico Estudiantil Nexos OCTUBRE 2020
Ilustraciones de Andrés González |
@andres_scream
Laenfermedaddelolvido Isabella Franco Moncada |
@isa_franco1
M
i patología es de una en cada mil. En mi nacimiento los doctores me extrajeron con dificultad de las paredes del vientre de mi progenitora, donde permanecí atorada segundos, minutos, una eternidad quizá, ya que la acumulación excesiva de líquido en mi cabeza, la hizo enorme comparada con el resto de mi cuerpo. Desde que nací fui un suplicio, una especie de punto y coma. Fui catalogada por mi progenitor, el poeta chileno, al que le encanta que yo —en especial yo— calle para estar como ausente, como un ser perfectamente ridículo, una vampiresa de tres kilos. Lo sé porque en sus cartas a su amiga Sara Tornú me describió de esta manera. No obstante, también sé que mi nombre es Malva Marina Trinidad Reyes, hija además de María Antonieta Hagenaar, primera esposa de mi padre y pronta separada después de mi origen. Nací en Madrid el 18 de agosto de 1934, mi “cabeza feroz, crecida sin piedad, sin interrupción, hasta perder su destino” descrita así por otro poeta, Vicente Aleixandre, determinó la discrepancia emocional de mi padre hacia mi existencia; su ciega alegría con mi vida perduró un mes, ese mes en el que le escribió a Sara Tornú la carga que yo era, “pasábamos las noches enteras, el día entero, la semana, sin dormir, llamando médicos, corriendo a las abominables casas de ortopedia donde venden espantosos biberones, balanzas, vasos medicinales, embudos llenos de grados y reglamentos. Tú puedes imaginar cuánto he sufrido” escribía él luego de darse una pasada por mi cuna. el mundo, el mío se olvidaba de la esfera. A veces me creo lo que dijo de él Durante la época de mi nacimiento, Vicente Huidobro, que la poesía de mi España atravesó una guerra civil, padre era “fácil, bobalicona, al alcance la Revolución de 1934, esta ocude cualquier plumífero. Es la poesía esrrió principalmente en Cataluña y pecial para todas las tontas de américa” Asturias durante los días 5 y 19 de no he leído los poemas de Huidobro, octubre, en el gobierno del Bienio pero sí debe ser mejor escritor…y tal Radical-Cedista de la Segunda Revez, también mejor padre. El 8 de nopública, conformado por partidos viembre de 1936, dos años después, lo de centro-derecha republicana. Esta vi por última vez. Partí un camino diinsurrección socialista conformada ferente con mi mamá María Antonieta, por el Partido Comunista de España, quien fue reemplazada en el corazón la Confederación Nacional del Trade mi figura paterna, por Delia del Cabajo y el Partido Socialista Obrero rril, la segunda esposa. Español arrojó miles de heridos, muertos y ciudades destruidas. El Llegamos a La Haya, países bajos, a suceso marcó a mi padre en su desa- donde unos familiares de mi madre, rrollo de un nuevo carácter político, allí la precaria situación económica que lo inspiró a escribir el poemario dificultó que ella cuidara de su punEspaña en el corazón, donde en sus to y coma. Las cartas que envió a emotivos versos retrató los horrores mi procreador en petición de dinero de esta guerra civil. para mis necesidades de lisiada, fueron en vano ya que eran restringidas ¡Qué dualidad sus conmovedoras palas facilidades de envío y tampoco labras! Mientras su nombre crecía en
Imagen 1: ©Fred Julsing hay rastro de la persistencia de él por responder algún mensaje. Yo era un ser imperfecto que no encajó con sus ideales de perfección, por lo tanto, en mi inocencia estaba condenada a un destino que no merecía, como mencionó Hagar Peeters, escritora de la novela Malva “La creencia en la perfección es la fuente de casi todos los males, eso te lo aseguro yo, porque implica la necesidad de buscar un chivo expiatorio” .
miento, mi cabeza enorme me impedía realizar movimientos, mi niñera estaba pendiente todo el tiempo de su paciente, de limpiar lo que vomitara, mis caídas por la falta de equilibrio y mis largos letargos donde debía fijarse que estuviera dormida y no muerta. La hidrocefalia fue mi condición compañera durante cada segundo, aunque morí pronto. En mis breves años de vida la pasé desabrigada, exiliada, ausente; experimenté el escarnio durante ocho años, suficiente, diría yo, compaLo que sucedió después fue lo más rado con el sufrimiento que una persodevastador, viví alejada de mis pa- na del común soporta en una duración dres en los cortos siguientes años de existencia promedio. que tuve de vida. Mi silueta maternal obligada a trabajar para el sustento, El 2 de marzo de 1943, en la ciudecidió entregarme en una guardería dad de Gouda, fue mi último día de al cuidado de Hendrik Julsing y Ger- padecimiento, y aunque existí desdina Sierks y aunque ella me visitó pués de mi muerte, en declaraciones cada mes, el tiempo durante mi in- y testimonios en contra del nombre de mi padre, el famoso poeta, estuve fancia no fue suficiente. destinada a una vida detrás de la umMis dolores de cabeza y problemas de bría de Neruda. visión incrementaron durante mi creci-