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Asociación Cultural Periódico Estudiantil Nexos OCTUBRE 2020
CO N L A M A N Mateo Orrego López | morrego7@eafit.edu.co |
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no podría imaginarse la escena de una tarde de verano, en Nueva York, en la que un río de luz inunda una gran sala blanca, sobre las paredes de la sala reposan 14 cuadros: retratos, desnudos, paisajes, naturaleza muerta; y el olor a óleo aún está fresco circulando en el aire. La gente se queda largo tiempo frente a las pinturas, y se aventuran a hablar del color, de las pinceladas, de las proporciones. En medio del ruido de las voces deambula una mujer, con el pelo recogido, un vestido de flores, con zapatos bajos, y con la mirada perdida, tal vez porque está sorprendida por el lugar en el que está, o tal vez porque no era lo que esperaba y solo quiere volver a su casa. “Parecía una diosa prehispánica. Un rostro de lodo secado al sol y ahumado con incienso de copal. Muy maquillada, con un maquillaje antiguo, ritual: labios de brasa; dientes caníbales; narices anchas para aspirar el humo delicioso de las plegarias y los sacrificios; mejillas violentamente ocres; cejas de cuervo y ojeras enormes rodeando unos ojos profundos. El vestido era también fantástico: telas azabache y solferino, encajes, botones, dijes, aretes fastuosos, collares opulentos […] Pero aquella mujer con aire terrible de diosa prehispánica era la dulzura misma. Tímida, íntima”. Casi como una pintura surreal, como uno de los cuadros expuestos en aquella sala, así debía ser como esta mujer se presentaba ante los ojos de los asistentes, o, por lo menos, así era como Octavio Paz describía a María Izquierdo, la primera artista mexicana en exponer su arte fuera de México. *** María nació a comienzos del Siglo XIX en San Juan de los Lagos, un pueblo pequeño en Jalisco que, al igual que muchos otros en México, se había visto afectado por los casi treinta años de dictadura de Porfirio Díaz. Su padre, Rafael Izquierdo, murió cuando ella tenía cinco años y, como era costumbre, los abuelos paternos se encargaron de la educación de la pequeña, mientras su madre volvía a encontrar un esposo; pero su familia se libró pronto de la responsabilidad de su cuidado, pues a sus catorce años la obligaron a casarse con el militar Cándido Posadas.
@mateo.orrego
vista parecería que durante toda esa etapa de su vida María nunca pudo tomar una decisión por sí misma, cosa que cambió cuando, siendo ya madre de tres hijos y viviendo en Ciudad de México con Cándido, decidió hacer algo que pocas mujeres se atrevían a hacer en aquel entonces: divorciarse de su esposo. Una vez divorciada y con 25 años, la siguiente decisión que tomó fue ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes para estudiar pintura. Es un misterio de dónde nació el interés de María por el arte, sin embargo, bastó poco tiempo para que se convirtiera en una estudiante prometedora. En sus primeras pinturas María retrataba a sus seres queridos, a sus amigos, a su familia, y también pintaba los paisajes de su infancia, aquellas escenas campestres que había cambiado por los colores grises de la ciudad. Y de vez en cuando, entre sus pinceladas, comenzaban a asomar aquellas escenas fantásticas con figuras derretidas o cuerpos cercenados que, más tarde, identificarían sus obras con el surrealismo. Un año después de haber ingresado en la escuela, Diego Rivera fue nombrado director, y al revisar una exposición realizada por los estudiantes, afirmó que los tres cuadros firmados por M. Izquierdo eran los únicos trabajos interesantes; mayor fue su sorpresa al darse cuenta de que los cuadros pertenecían a una mujer, María Izquierdo. Y fue justamente gracias al apoyo de Diego que, poco tiempo después, María pudo realizar su primera exposición individual en el museo de Arte Moderno de Ciudad de México. Pero, en aquella época, en un medio habitado mayoritariamente por hombres, ser una mujer con talento era una amenaza. María salía de una charla sobre el arte contemporáneo en México, dictada por Diego Rivera, en la que él había hecho referencia a sus trabajos, cuando algunos de sus propios compañeros comenzaron a arrojarle cosas y a tirarle agua. Esa fue la primera de las agresiones que llevaron a Izquierdo a retirarse de la academia.
Sin embargo, después de salir de la Escuela Nacional de Bellas Artes, pasaron poco más de tres años antes de que Izquierdo lograra mucho más que cualquiera de sus compañeros hombres, pues se convirtió en la Sobre la infancia y la juventud de primera mujer mexicana en exponer María se sabe poco, quedan pocas su arte en el Museo Metropolitano de cartas y solo uno que otro recuerdo Arte de Nueva York de esos tiempos lejanos. A simple ***
Hoy, en Nueva York, pocos reconocerán el nombre de María Izquierdo, pocos sabrán que fue una pintora, que fue la primera artista mexicana en tener una exposición fuera del país, y tal vez eso mismo pase en la mayor parte de Latinoamérica. Sin embargo, hay una figura que, con seguridad, todos sí identifican, la de
una mujer delgada, de cejas pobladas, cejas como pintadas de una sola pincelada negra, que usaba toda la paleta de colores en sus vestidos y que adornaba su cabello con puntos de flores: la imagen de Frida Kahlo. Pero la imagen que tenemos hoy de Frida no representa por completo lo que era ella, es casi una copia mal