1 minute read
Cuando el Señor llamó a Bernabé
En nuestra catequesis anterior vimos: LA ORACIÓN DE LOS FIELES. Ahora veremos: LA PROCESIÓN DE LAS OFRENDAS.
Con la Oración de los Fieles u Oración Universal termina la Liturgia de la Palabra. Y enseguida, da comienzo la Liturgia Eucarística con el rito de las ofrendas, para preparar la mesa de la Cena del señor. Inicia con la preparación del altar (si hay diáconos o acólitos instituidos, les corresponde) por el presbítero. Y luego, en un segundo momento, la procesión de los dones hacia el altar.
Advertisement
El Misal Romano, en las indicaciones sobre este momento de la celebración expresa: “es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles” (IGMR 73). El Sacerdote celebrante o quien preside sale a recibirlo al pie del altar.
Aunque los fieles no traigan pan y vino suyo como se hacía antiguamente, el rito de presentarlos conserva igualmente todo su sentido y significado espiritual. Es la
asamblea la que hace esta presentación de los dones, por eso este momento se hace estando la asamblea sentada y de pie quienes han sido elegidos para representar a la comunidad.
Las personas concretas que presentan los dones, representa a la comunidad y por lo tanto deben de hacerlo con dignidad, con decoro y con decencia en el vestir, como a la comunidad le gustaría que alguien le represente. También pueden presentarse otros dones que sean signo de la caridad hacia los pobres.
Es el momento de hacer también la colecta de la aportación económica de la asamblea, que ayuda al sostenimiento de recinto, para ser presentada junto con el pan y el vino.
La procesión de las ofrendas se acompaña con un canto que se prolonga hasta que el sacerdote presente las ofrendas. El canto de ofrendas es propio que sea de acorde al momento, no puede introducirse un canto cualquiera.