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Marcos no fue Apóstol de Jesús
Oración de la Mañana
Estoy Sediento de Ti
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Hola, Jesús, te comparto que pasé la noche deseando tenerlo todo, como cuando era niño, inocente y puro. Aunque en ocasiones estoy ansioso de volver a estar frente a ti y de vivir solo en ti, mientras no sucede, me gozo en el recuerdo y en la esperanza.
Tú estabas en el amor de mi madre, en la fortaleza de mi padre y de mis hermanos. En mis primeros mejores amigos y en los sueños de mi infancia. Estabas allí cuando crecí y deseé volar para encontrar el mundo, mi presente y mi futuro. Creo que hoy es un buen día para seguir creciendo, pero también para volver al camino. Deseo verte durante mi mañana de trabajo y de familia. Estoy seguro de que entre las personas que encontraré, me darás signos de esperanza y aliviarás la sed de mi alma, mi alma sedienta de ti, de tu gracia, de felicidad y de vida. Por eso te digo:
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré de manjares exquisitos, y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
—Salmo 62,2-9——
Madruga por Dios todo el que rechaza }las obras de las tinieblas
Señor Jesús, mientras hago mi día, déjame cantarte un canto nuevo. Sentir que te alabo junto con todas tus criaturas. Permite que yo te ensalce a cada momento con palabras de amor, de comprensión y de alegría. Que las manos que estreche sepan que todos somos parte de una sola alabanza hacia ti: el sol y la luna, la lluvia y el rocío, los vientos, el fuego y el calor, fríos y heladas, rayos y nubes, luz y tinieblas, montes y cumbres, cuanto germina en la tierra, manantiales, mares y ríos, cetáceos y peces, y las aves del cielo, las fieras y los ganados, los humanos que trabajan y los que están caídos, almas y espíritus justos, santos y humildes…
En especial, déjame alabarte junto con los míos. Amén.
Oración de la Tarde
Si me Consagras, Reina Conmigo
Hace tiempo que no pensaba en esto: ¿quién soy para los míos y para los demás? Señor Jesús, tengo miedo de no dar la talla. Hoy entendí que mi vida es un continuo llamado a servir, y ¿sabes qué? Me dio miedo. Me pesa la responsabilidad y, sin embargo, sin la misión que me das, mi vida caería por tierra. Por eso digo: si me consagras, estate conmigo, si me unges acompáñame, si me envías, ven conmigo.
Ve que no tengo habilidades de sacerdote y, menos, de rey. Sobre todo ahora, cuando pocos desean ser guiados por la justicia, la paz y el amor. Sobre todo hoy, cuando me sentí rodeado de enemigos y me pareció no encontrar la salida. Por eso te pido: afiánzame en mi identidad, fortalece mi vocación de servicio y doblega a mis enemigos. ¡Señor Jesús, reina conmigo!
Oráculo del Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
“Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora”.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec”.
El Señor a tu derecha, el día de su ira, quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente, por eso levantará la cabeza.
— Salmo 109,1-5-7— Él debe reinar hasta poner todos sus enemigos bajo sus pies. 1 Corintios 15,25
Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos. ¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que te echas atrás? ¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra, en presencia del Dios de Jacob; que transforma las peñas en estanques, el pedernal en manantiales de agua.
—Salmo 113 A — Reconozcan que también ustedes, los que renunciaron al mundo, han salido de Egipto. S. Agustín
Gracias porque te quedas. Gracias porque me permites descansar esta noche igual que soldado en tregua y como príncipe de la paz. Gracias porque me enseñas que la salvación, la gloria y el poder son tuyos y que tus juicios son verdaderos y justos. Por eso te alabo como humilde siervo, mientras das seguridad a mi hogar. Toca mi cabeza y la de los míos, y danos tu bendición. Sosiega mi espíritu, reina sobre mí, Tú que eres dueño de todo. Permíteme gozar del silencio de esta noche, de la paz con la que me apaciguas y de tenerte como huésped; y al amanecer, haz que yo brinque de alegría para volver a reinar contigo. Amén.