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En su Evangelio, Marcos no narra
Últimamente, parece que los días son iguales, no notamos la diferencia entre lunes y jueves, incluso se hacen bromas al respecto, como : “¿quién deseó en año nuevo que todos los días fueran domingo?”, porque el hecho de haber suspendido nuestras actividades normales desde hace ya dos meses, nos han hecho cambiar por completo nuestros hábitos y rutinas. Incluso, ante la desesperación de mucha gente, vemos que, desoyendo las recomendaciones de las autoridades, cada vez más personas han terminado por su cuenta la cuarentena. Y no los culpo, pues no es sencillo estar encerrados sin sentir que el poco espacio en donde nos movemos, nos ahoga, y más en esta época de calor, que influye también para que los ánimos se enciendan y se desencadenen discusiones a la menor provocación.
Porque es comprensible que, aunque amemos mucho a nuestra familia, después de permanecer juntos tantas horas, combinado con el exceso de actividades nuevas que se acumulan cuando se tiene hijos en edad escolar, el no saber cuando podremos retornar a nuestros trabajos, los que aún los tienen, o peor aún, la incertidumbre sobre qué pasará con los que han perdido su empleo, causa gran desánimo en buena parte de la población. Y eso, sin mencionar la inseguridad y otros tantos problemas que se están presentando día a día en nuestras ciudades y a nivel mundial.
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Sin embargo, creo que debemos permanecer optimistas, pues aún en medio de la crisis, se abre una opción para hacer llegar la ayuda a quienes lo requieran, concretamente se están haciendo grandes esfuerzos en las parroquias para apoyar a quienes tienen dificultades económicas, por lo menos para que puedan llevar algo de alimento a sus hogares. Con el proyecto “REVES”, Redes Vecinales de Solidaridad, los obispos de México han pedido a todos los sacerdotes y agentes de pastoral social que unan esfuerzos, y junto a empresas y bienhechores de la sociedad civil, en muchos templos se están preparando despensas y se han abierto comedores para tender la mano a los más necesitados.
Así fue como nació en la Diócesis de Celaya la “Iglesia Samaritana”, quienes se están encargando de reunir lo indispensable para que los más vulnerables puedan tener un plato de comida en su mesa. La Iglesia Samaritana a diario está atendiendo muchas personas, no sólo con alimento, también lo hace con ayuda profesional, pues un grupo de psicólogos y tanatólogos brinda acompañamiento de manera virtual, para aquellos que están atravesando una situación de duelo o requieren hablar con un especialista.
Capellanes Covid-19
Además, un grupo de sacerdotes se ha preparado para asistir a los enfermos del virus, de manera segura y cercana, en los hospitales. Se les denomina "Capellanes Covid". Si deseas saber cómo unirte a las REVES, toda la información necesaria está en la página de Facebook Iglesia Samaritana Celaya.
Creo que, a pesar de la grave situación por la que estamos atravesando, aún podemos constatar que el deseo de solidaridad es muy grande. Sobre todo, hoy, que estamos viviendo tiempos de encuentro y purificación, aprovechemos las circunstancias y saquemos lo mejor de ellas, ya sea ayudando a los demás, permitiendo que nos ayuden o mostrando empatía con los que están enfrentando de cerca las consecuencias de este mal que aqueja al mundo, no dejemos que el pesimismo nos invada, estemos atentos a lo que nos corresponde hacer y demos testimonio de amor para que los niños, adolescentes y jóvenes aprendan de nosotros que aún en momentos difíciles, la caridad ejercida con sencillez y desprendimiento, puede ayudar a los hermanos a tener esperanza de que el futuro será mejor. ¡Ánimo!