En el
Camino
Ejemplar gratuito
El balón, símbolo de esperanza en la comunidad más pobre del continente Pág. 8
México, DF lunes 5 de Agosto de 2013 | Número 001
Río abajo. Crónica de un viaje por el río más caudaloso de México Pág. 5
Migrar no es delito
en las leyes mexicanas, un migrante es un ciudadanos en tránsito. Conoce tus derechos. Pág. 2
En El Camino, Es un proyecto de Periodistas de a Pie con el apoyo de Open Society Fundation. Se imprimen 3,000 Ejemplares. Editores: Alberto Nájar y Daniela Pastrana. Diseño: Jazmín Estrada. Fotografía: Alfredo Estrella y Lucía Vergara.
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2 Teléfonos
Jóvenes hondureños pintan un mural en “La 72”, Hogar Refuio para Personas Migrantes, que dirige Fray Tomás González en Tenosique, Tabasco.
de ayuda Albergues Casa del Migrante. Tapachula, Chiapas. Avenida Hidalgo sin número, colonia San Antonio Cahoacán.
Tel. 962-6254812 Albergue Jesús El Buen Pastor. Tapachula, Chiapas Carretera a Raymundo Enríquez sin número, 500 metros hacia adentro.
Tel. 044-962-1532995 Casa del Migrante Hogar de la Misericordia. Arriaga, Chiapas 5ª Sur No. 1420, colonia Playa Fina.
Tel. 966-6623797 044-966-1010973 044-966-1050029 Albergue Hermanos en el Camino, Ixtepec, Oaxaca. Avenida Ferrocarril Poniente No. 60, Barrio La Soledad
Tel. 971-7132264 Comedor Migrante San José Huehuetoca, Edo. de México Quintana Roo sin número, Barrio San Bartolo
Tel. 202-4586002 Albergue Belén, Posada del Migrante. Saltillo, Coahuila Juan Erbaez 2406, esquina con Prolongación Salazar colonia Landín.
Tel. 844-4148317 y 844-4891804
MEXICANO o extranjero iguales ante la constitución
Ciudadanos en tránsito La Ley de Migración vigente en México establece que ninguna persona ni autoridad puede prejuzgar que se ha cometido algún delito
Por Periodistas de a pie El artículo 1 de la Constitución mexicana dice que a todas las personas que se encuentren en el país se les respetarán sus derechos humanos, y tendrán todas las garantías para su protección. En otras palabras cualquiera, mexicano o extranjero, es igual ante la ley y las autoridades desde alcaldes, policías o militares, están obligadas a respetar y garantizar su libertad, salud y el derecho a la vida. La Constitución es fundamental para las miles de personas que entran a México sin documentos migratorios. Desde su primer paso en el país no pueden ser discriminados de ninguna forma por su origen étnico o nacionalidad. Ser migrante no es delito, ni tampoco lo es cruzar el país en busca de una mejor oportunidad de vida. Un migrante es un ciudadano
Peregrinos afuera de la Basílica de Guadalupe, en México. en tránsito. La Ley de Migración vigente en México establece que ninguna persona ni autoridad puede prejuzgar que se ha cometido algún delito, por el simple hecho de que esté en el país sin documentos. Esta ley también dice que la unidad de las familias es un principio fundamental. Los niños y niñas no pueden ser separados de sus padres, y en caso de que viajen solos, las auto-
ridades están obligadas a garantizar el respeto a sus derechos y una estancia segura en el país. Informarlo es una de las razones que inspiran a la Red de Periodistas de a Pie para editar esta publicación. Se llama “En el Camino” porque en la ruta que cada quien emprende puede haber dificultades y problemas, pero también existen compañeros de viaje que recuerdan que todos, en México, somos iguales.
EDITORIAL
72 migrantes
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n agosto de 2010 ocurrió en México un hecho de espanto. En un rancho de San Fernando, Tamaulipas, aparecieron los cuerpos de 72 migrantes asesinados por Los Zetas. El país parecía acostumbrarse poco a poco a la violencia por la guerra contra el narcotráfico, pero la masacre fue un golpe al espíritu. Nunca había ocurrido algo semejante, no contra personas que cruzaban el país en busca de una vida mejor. Esos cadáveres fueron, para muchos mexicanos, la primera noticia de una vieja historia que transitaba por sus calles sin que se dieran cuenta o no quisieran enterarse: los secuestros, asesinatos y violaciones cotidianas contra los migrantes, ciudadanos en tránsito por su territorio. En la conmoción por la tragedia, la periodista Alma Guillermoprieto convocó a un grupo de escritores, fotógrafos y otros periodistas a un ejercicio contra el olvido que primero fue un altar publicado en internet, y luego evolucionó a un libro, obras de teatro, series en la radio. El proyecto se llamó 72 migrantes, y este periódico es parte de ese esfuerzo. Cada mes llegará a los albergues y sitios que auxilian a las personas sin documentos para ofrecer un poco de información en su camino. Es, en palabras de Alma Guillermoprieto, una forma de decir “aquí estamos”.
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4 LA HISTORIA
Mi tren, nuestro tren
Río Abajo Por José Ignacio de Alba Aguado* El clima calentaba el agua embotellada que extinguía la sed de los quince integrantes de la expedición. La piel, desde el primer día, empezó a sufrir la metamorfosis causada por el calor de 40 grados de la primavera de marzo del 2013 en Frontera Corozal, Chiapas. Nos embarcamos en el río Usumacinta, corriente abajo, con la idea de viajar 150 kilómetros en el afluente que parte la selva Lacandona. El grupo, nuestra ropa, la comida y la cerveza se dividió en cuatro balsas. Todo estaba dispuesto para subsistir con nuestro cargamento los siete días del viaje. El sol marcaba la pauta de la excursión: todas nuestras actividades se veían afectadas directamente por la luz o la noche. Chon y Melgar, los guías, entendían la selva, eran nuestros ojos, veían las cosas de otra forma: donde yo veía una planta, ellos veían veneno; donde yo veía cacao, ellos veían la cura para el asma. El río rige la vida en esa altura de la selva, los animales bien adaptados se entregan a las funciones de su especie. En el río más caudaloso de la República la cantidad de agua es equivalente a la diversidad de animales. Las huellas de jaguares que no tardaron en hacerse notar en el viaje; los saraguatos, los pájaros de infinidad de colores, las mariposas azules, los peces que saltaban a la superficie del agua, los cocodrilos que se sumergían a la menor perturbación y los sapos del tamaño de un melón, todos dándole animación a la selva. Fue extraño encontrar algunos pescadores que esperaban pacientemente sentados, vestidos con ropas roídas y pobres. Cuando Manuel, mi tío, le dijo a uno de ellos “vives en el paraíso” le respondió con la mirada gacha “sí, pues eso dicen”. La pobreza aparecía con cada asentamiento humano, el paraíso es ambivalente. La accidentada geografía nos presentó un cenote con aguas turquesa, múltiples cascadas y desmedidas rocas amorfas. El juego del río de ensancharse y de pronto volverse angosto
6 pasatiempo
Arriaga, Chiapas, el inicio de la ruta del tren.
Estados Unidos
Golfo de México Océano Pacífico
La 72, un REFUGIO cerca del río A 30 kilómetros del puerto fronterizo de la Ceiba, en Tenosique, está el albergue que dirige Tomás González
México
Río Usumacinta Belice Honduras
Guatemala
Nicaragua
El Salvador Costa Rica
provocaba olas de dos metros que chocaban contra las balsas, se volvía una tarea habilidosa y divertida para los remeros. Las balsas a veces chocaban torpemente entre sí o en algunos casos con las piedras que formaban la orilla. La expedición paró dos veces para poder visitar zonas arqueológicas medio tragadas por la selva. Árboles habían crecido encima de toda piedra que significara indicio de civilización. Las ruinas localizadas en Piedras Negras,
La noche nos obligaba a parar en alguna playa que se formaba a lo largo del río”
Panamá
Guatemala, albergan el epitafio y parte de los restos de Tatiana Avenirovna Proskouriakoff, una rusa reconocida por sus investigaciones en la escritura maya, sobre todo en yaxchilán y Piedras Negras. Ella había estado cincuenta años antes que nosotros en el mismo lugar. * Extracto de la crónica ganadora del Certamen de Géneros Periodísticos en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
El pitido anuncia su próxima llegada. La estación de Arriaga, Chiapas se apresta para recibirlo. Las decenas de migrantes salen del albergue “Hogar de la misericordia”; otros más lo hacen de entre la maleza, que en señal de respeto detiene su avance al pie de las vías del ferrocarril, todos revolotean como palomillas alrededor de un foco. Todos son un manojo de ilusiones buscando arrebatar una oportunidad a su flaco futuro. Seis miembros de dos familias se acercan a vender comida a los centroamericanos; el platillo de diez pesos incluye pollo guisado, arroz y tres tortillas. Aun así, son pocas las ventas “no compran porque no andan dinero”, se lamenta la mayor de la familia, una señora que carga en los hombros el peso del tiempo y de la desesperación “porque no sale para vivir; un día de estos también yo me voy a ir”. Son las once de la noche y para las dos familias el día no ha llegado a su fin. El silbido anticipa a “la bestia”, es el ferrocarril Chiapas-Mayab de la Costa que llevará a decenas de migrantes a Ixtepec, Oaxaca, y de ahí “pues nadie sabe”; “todos queremos llegar al norte, aunque pocos sabemos en dónde estamos”. Casi la totalidad desconoce la geografía mexicana. No importa la hora que sea, el sueño no los vence; a la una y cuarto de la madrugada se escuchó el rugir del tren y el golpeteo de los vagones en la estación de Arriaga, cuarenta y cinco minutos después continuó su camino hacia Oaxaca con cien migrantes centroamericanos abordo. La mayoría de ellos viajarán atados al lomo del vagón “porque si nos dormimos nos caemos”. Muchos son primerizos en la aventura migratoria. Finalmente “la pobreza nos expulsó”, afirma un nicaragüense de apenas veinte años de edad. (Publicado en La Voz del Migrante)
“
La pobreza nos expulsó”, afirma un nicaragüense
7 encuentra las diferencias
Yuvixsa, una historia de éxito
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¿Tienes algo que contarnos?, envíalo al correo periodicoenelcamino@gmail.com
sueños sobre balsas El Suchiate marca una parte de los 75 kilòmetros de la frontera entre México y Guatemala. Es uno de los ríos que más se cruza en el mundo. Cada día, miles de personas van de una ribera a otra, con mercancías para vender o la esperanza a cuestas de una vida mejor. Sólo necesitan dos dólares para cruzar en balsas improvisadas elaboradas con llantas y madera.
l nombre de Nidia Yuvixsa Morazán es sinónimo de éxito. Desde Phoenix, Arizona, esta guatemalteca encabeza una de las empresas más representantivas de los migrantes. Nació en Mazatenango, Suchitepéquez, hace 44 años. Llegó a Estados Unidos en 1985 con la intención de aprender el inglés, y, completamente bilingüe tener mejores oportunidades de trabajo en Guatemala. Regresó en 1991, pero las cosas no eran como esperaba. y decidió tomar nuevamente el avión que la llevara al norte. Trabajó como contadora -profesión de la que se había graduado en Xela- para una empresa de madera. Años más tarde, y con los ahorros suficientes, compró un taxi y lo puso a trabajar de inmediato. Seis meses después, ya tenía tres y fue el 29 de febrero de 1999 que decidió abrir su propia empresa: Águilas Radiotaxis Fuente: http://www.lavozdelmigrante.com
¿sabías que?
Honduras es llamada “la • república de las bananas”,
pues -aunque dispone de numerosos recursos naturales, el 65% de la población activa se emplea en las labores primarias, el monocultivo: los bananos.
El nombre de Nicaragua • proviene del náhuatl, lengua hablada por sus primitivos pobladores en épocas precolombinas: Nic-atl-nahuac: la expresión significa “Aquí junto al agua”
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El balón, símbolo de esperanza
En la comunidad de San Marcos de Sierra, Honduras, un juego de fútbol es más que correr y anotar goles: representa la oportunidad de una mejor comida… al menos, por un día. Los ganadores no aspiran sólo a levantar una copa y recibir aplausos, sino a cambiar los trofeos por docenas de huevos, maíz y polluelos para la cría. El sabor del triunfo tiene, así, sabor de esperanza. Una forma distinta de pasión deportiva, dice el periodista Luis Guillermo Hernández en su crónica “La pasión de los futbolistas más pobres del continente”, publicada en el diario mexicano El Universal. ¿Y los perdedores? “Agua con sal”, dice el periodista. Y la esperanza de que, en el siguiente campeonato, maíz y frijol acompañen su alegría por la victoria.
Consejo PRÁCTICO
¿CÓMO VIAJAR? Trata de agruparte con otros compañeros de viaje, por lo menos hasta las calles céntricas de la ciudad a la que llegues, después conviene que se separen. No aceptes trato con coyotes, encanchadores, ni pateros en las vías del tren.