El hombre con su mundo destrozado

Page 1

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ZACATECAS “FRANCISCO GARCIA SALINAS” LICENCIATURA EN PSICOLOGIA SEGUNDO SEMESTRE GRUPO B

DOCENTE: PASCUALA SANCHEZ MACIEL ALUMNA: MARIA TERESA DELGADO AVITUD PSICOBIOLOGIA II SINTESIS EL HOMBRE CON SU MUNDO DESTROZADO PAG: 48- 82


EL HOMBRE CON SU MUNDO DESTROZADO Este apartado nos habla de la vida del personaje después de su accidente, tras la lesión, había olvidado las palabras más comunes; debía hacer un esfuerzo agregado ya que las había olvidado y tenía que encontrarles su significado, el cual no lo recordaba en el acto sino que necesitaba un tiempo para que le viniera a la mente, y necesitaba un tiempo para asociar la palabra con el objeto al que se refería

ya

que

éste

tampoco

lo

podía

visualizar

en

el

momento.

Pasó por varios hospitales hasta que llegó al hospital de rehabilitación en los Urales, donde llegaban enfermos con lesiones similares a la de Zasetski. Cuando llegó al hospital, la herida ya se había cicatrizado, pero Zasetski era lento de recordar palabras o significados, de entender e identificar las cosas que le rodean, no podía recuperar las capacidades o conocimientos que tuvo. Sentía que su vida había terminado aunque también quería creer que todo era un sueño del cual no podía despertar. Pero a esto se le añadía otra dificultad como es la pérdida de visión del lado derecho por lo que para poder ver tenía que volverse de costado. Fue incapaz de leer, de escribir palabras, de escribir números o de sumar. No sabía describir un cuadro. No diferenciaba entre su lado izquierdo y el derecho. Era capaz de enumerar, por ejemplo los meses del año, pero si se alejaba de ese orden

era

incapaz

de

responder

correctamente.

Para Zasetski no existía el lado derecho y algunas partes del lado izquierdo tampoco le resultan visibles, por lo que los objetos no los percibía como entidades completas sino que veía partes de ellos. Los objetos no los percibía como estables, parecía que se desplazaban. Aun así, sus ojos eran normales físicamente. En ocasiones, a este problema se le añadió el hecho de que a veces tenía alucinaciones, por lo que a veces le daba miedo el cerrar los ojos. Otra parte que se vio afectada, como consecuencia de la lesión, fue la sensación de su propio cuerpo y de los objetos. Caía con facilidad en un estado de olvido. A veces, no tenía conciencia de que su lado derecho existía ya que olvidaba que no lo podía ver. Otras veces creía que parte de su cuerpo había cambiado, que algunos miembros habían crecido, que otros habían sido desplazado de lugar,


otros

se

habían

fragmentado…

Y a esto lo denominaba “peculiaridades o singularidades corporales”. En ocasiones tenía dificultades para ubicar partes de su propio cuerpo, se le olvidaba donde estaban y los tenía que buscar. Incluso se le llegaba a olvidar lo que significaban los nombres de los diferentes miembros del cuerpo y donde estaban situados. A su vez, esto provocaba que se le olvidaran cómo funcionaban esas partes

del

cuerpo.

A algunas de estas peculiaridades corporales se adaptó, pero otras permanecieron a lo largo del tiempo. Estas torpezas le dificultaban bastante la tarea en las ocupaciones terapéuticas, ya que aunque los instrumentos le resultan familiares, olvidaba o no recordaba sus nombres, para que se usaban y cómo. Estos problemas se extendieron al periodo en el cual regreso a su casa ya que no era capaz de ayudar a su familia ya que no sabía cómo utilizar los instrumentos que le ponían a su alcance y de los cuales les explicaban su utilidad. Estas dificultades aumentaban su angustia. Sus dificultades estaban ampliadas a la capacidad para leer. No era capaz de leer palabras, e incluso le era imposible recordar el nombre de las letras. Sólo lo consigue recordar cuando enumera todo el alfabeto, tal y como le pasaba con los meses o las estaciones del año. Pero cuando veía, por ejemplo un libro o una palabra aislada, creía que era otro idioma diferente al ruso. Durante mucho tiempo se negó a creer que no podía leer. Tuvo que empezar desde el principio para lograr

saber

leer

de

nuevo.

Se le proporcionó una maestra que le fue enseñando con libros especiales para personas que están en su misma situación. Al principio fue letra por letra y muy lentamente ya que le costaba recordar la letra que le habían enseñado. Una buena manera de progresar y recordar fue asociar letras con nombres de personas allegadas a él aunque suponía que todas las letras tuviesen un nombre con el cual ser asociadas, cosa que no siempre era así. Poco a poco, la asociación de letras con nombres, se convirtió en una asociación de letras con cosas muy simples. Otro método que le ayudó en su aprendizaje, fue recitar el alfabeto en voz alta para recordar letras, cosa que no había olvidado. Su problema no era tanto el


recordar las letras ya que los dos métodos anteriores le ayudaron, sino el visualizarlas

correctamente.

De esta manera empezó a leer, pero de nuevo surgió un problema, la limitación del campo visual por la cual con el lado derecho no veía. Así, no lograba ver toda la palabra entera sino que tenía que leer letra por letra. Pero esto, le hacía olvidarse rápidamente de la palabra que había leído con anterioridad por lo que a la hora de leer textos le resultaba muy difícil encontrarles sentido. Zasetski empezó a escribir su diario con el objetivo de contar cómo era él y su vida antes de su lesión, cómo era la situación en que estaba tras la misma y los problemas a los que se afrontaba para volver a ser el de antes. Lo escribió durante veinte años. Lo llamó “Seguiré luchando”. Le costó mucho esfuerzo escribirlo ya que no siempre sabía cómo expresar con palabras lo que quería decir; no sabía cómo empezar a narrar, cómo debía hacerlo… Y con tantas preocupaciones, se cansaba rápidamente y acababa con fuertes dolores de cabeza por los cuales algunos días debe guardar cama. Para que no se le olvidasen las cosas que quería decir, las iba anotando en un papel para luego darles sentido en otra hoja y una vez ya estaba decidido de que lo que había anotado estaba bien, lo trascribía la cuaderno. Esta tarea la debía hacer sin ruidos ya que sino se distraía con facilidad. En ocasiones, repetía algunos puntos; y se le olvidaban otros, pero esto era debido a su falta de memoria. Para escribir una frase podía llegar a estar una semana pensándola. Conforme iba llegando al final del relato, le resultaba más difícil escribir, quizás porque se fue olvidando de ciertos detalles.

BIBLIOGRAFIA A.R luria. El hombre con su mundo destrozado


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.