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PLANIFICANDO LA CAMPAÑA DE

Prometedor, si lo dejan

CON LA SIEMPRE VIGENTE AMENAZA DE UN GOLPE INTERVENCIONISTA, EL CEREAL ARRANCA CON LA CASA EN ORDEN: LOS PRECIOS SON ACEPTABLES Y TODO INDICA QUE EL AGUA DISPONIBLE VA A CONTRIBUIR CON LOS RINDES.

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La construcción de rindes pasa por una serie de factores que pueden manejarse y otros que al menos deben conocerse en detalle.

Damián Scarabotti es asesor del CREA “El Ceibo”. Su radio de acción involucra el centro de la provincia de Santa Fe. Con las adaptaciones del caso, su planteo puede ser asimilable a otras zonas fuera del sur de Buenos Aires, la región que predomina en la oferta del cereal y que tiene características bien distintas.

“¿Para qué un cultivo de invierno?, ¿qué bus-

camos?”, inquiere el profesional. Además de un buen resultado económico, la idea es aumentar la cobertura, acotar un problema de malezas, conseguir un efecto financiero positivo en diciembre y mejorar el balance de carbono, la estructura del suelo y la capacidad de infiltración. También, si fuese necesario, lograr un descenso de la napa por un mayor consumo hídrico.

El área de trabajo de este Grupo CREA se divide en dos zonas mediante la ruta 19, que atraviesa al medio la región central de Santa Fe. El promedio de rindes al norte de ella se ubica en 2.749 kg/ha, y hacia el sur en 2.998 kg/ha. Se diferencian los ambientes de mayor calidad (suelos clase I y II) de los ambientes de menor calidad (clases de suelo inferiores a las citadas). Hay una brecha promedio de entre 540 (norte) y 660 kg/ha (sur) entre ambos. La última campaña fue complicada por seca y heladas, y los rendimientos cayeron sustancialmente. “Hoy tenemos entre 90 y 100 % de

agua útil, mucho mejor que el año pasado a la misma altura, y un precio futuro de USD 207

contra USD 170 de la última campaña. La tendencia abril-junio indica que podremos tener un 40 % de lluvias por encima de lo normal, con un clima neutro en el periodo crítico del trigo, lo cual no impactaría en los rindes finales en un sentido u otro”, subraya el técnico. Existe un

modelo que correlaciona datos de agua útil a 1 m con rindes probables según las lluvias en

junio-agosto. Por caso, con 100 mm iniciales y precipitaciones normales es posible aspirar a 2.254 kg, pero con 200 mm iniciales podemos pensar en 3.944 kg. Entre los factores que no se pueden manejar pero sí conocer, se citan el tipo de suelo, la historia de la rotación, el almacenaje de agua al inicio del ciclo, las lluvias y las temperaturas proyectadas. Del lado de los factores que es posible manejar se incluyen los niveles de nitrógeno (N) y fósforo (P), las enfermedades según el antecesor, y las malezas. En este último caso es clave la detección temprana, fundamental por el efecto sobre la recarga hídrica y la mineralización de nutrientes.

NUTRICIÓN Y SANIDAD

Respecto de fecha de siembra y ciclos, el técnico advierte que es mejor recurrir a materiales largos, si bien después del 10 de junio los ciclos más cortos se comportan mejor.

Todo indica que el clima tendrá una actitud amigable con la evolución del cultivo.

En cuanto a la nutrición del cultivo, la Red IPNI-CREA sur, en un análisis de 10 años, concluye que la fertilización completa N-P-azufre (S) obtiene los mejores rindes. Se potencian respecto de la aplicación individual, más aún con el agregado de micronutrientes. Entonces, el

objetivo debe ser nutrir al cultivo y al sistema

de forma balanceada. El P es muy importante como arrancador y se recomienda ajustar la dosis a 20-25 ppm según el potencial de rinde. En el caso de N, siempre es mejor incorporarlo; con un potencial de más de 4.000 kg/ha, ir por 170 kg N /ha (suelo + fertilizante) y sumar 30 kg/ha si el antecesor es maíz. Con un potencial inferior a 4.000 kg/ha, el consejo es optar por 120 kg N /ha (suelo + fertilizante) con opción de dividir la aplicación. Se completa la tarea con un ajuste del S a reposición para balancear. Sanidad es otro punto clave. La respuesta a los fungicidas depende del año, del ambiente y de la variedad elegida. En una campaña normal,

la diferencia hallada por el INTA Oliveros fue

de 9 qq promedio. “¿Qué hacer? En variedades susceptibles lo ideal es un seguimiento desde el inicio y siempre recurrir a dosis máximas. Se ha comprobado que las triples mezclas (carboxamidas, estrobilurina y triazol) andan mejor, sobre todo frente a manchas, y tienen mayor residualidad. Asimismo, estrobirulinas y triazoles funcionaron adecuadamente controlando roya, aunque fue necesario volver a aplicar”.

TABLA DE POSICIONES

El doble cultivo no se queda atrás en ningún caso. En un ambiente de mayor calidad, el líder en términos de resultados es el maíz temprano, seguido por el trigo/soja de segunda y el trigo/maíz de segunda. En el ambiente de menor calidad, trigo/soja de segunda pelea palmo a palmo la punta con el sorgo. Todo esto se puede analizar también a partir de los rendimientos de indiferencia en cada caso.

PIEZAS ENSAMBLADAS

La estrategia fina parte del potencial del ambiente. Scarabotti ofrece un detalle en el cual se indica entre paréntesis el impacto en el rinde:

• Si el potencial es alto, iremos por todo,

privilegiando el rendimiento. Con más de 150 mm en el perfil (10-20 qq), corresponde ajustar N a 170 kg, y P a reponer apuntando a 25 ppm (nutrición 10-25 qq). La fecha de siembra recomendada es la de fin de mayo/ comienzo de junio. “Cuando definimos fecha de siembra (10 qq) elegimos variedad (510 qq), ciclo (2-3 qq) y densidad (1-5 qq). Si arrancamos más temprano, ajustaremos la densidad un poco más abajo; si lo hacemos algo más tarde, habrá que aumentar el número de plantas”. • En el otro extremo, con un ambiente de

menor calidad y menor aporte del recurso

agua, vamos a privilegiar la estabilidad. La idea es ir por una estrategia de N dividido, incorporando algo en el arranque y dejando una carta para poner en juego más adelante. Y respecto del P, pensar en una parte como arrancador y balancear a 20 ppm. El consejo es elegir un ciclo largo, estable, con raíces que profundicen, sembrado a fines de mayo, con una densidad un poco más alta por menor macollaje, apelando a una variedad lo más sana posible.

EL NEGOCIO

En cuanto a las relaciones de precios, la urea se encuentra por debajo de su vínculo histórico con el trigo (1 t de cereal compra 4 % menos fertilizante), y el fosfato diamónico se encuentra 12 % por debajo, pero no debería ser una limitante. Con un trigo de 33 qq/ha y un precio de USD 200, más 5 qq de alquiler, podemos pensar en un margen neto de casi USD 100. ¿La sensibilidad? Con un precio 10 % superior sumamos USD 87, y con 10 % más de rinde se añaden USD 78. El resto queda más lejos; una baja en los costos del 10 % implica en el arrendamiento un plus de USD 24, en el fertilizante suma USD 22 al margen, en el flete y la semilla añade USD 9, en los agroquímicos aporta USD 6 más y en la operatoria comercial genera un extra de USD 3. Desde luego, cada uno debe hacer sus cuentas y decidir en consecuencia, pero la orientación es valiosa.

Claudio Gianni

Fuente: JAT CREA

Modelo que permite estimar las perspectivas de rinde en la región central de Santa Fe según agua disponible y precipitaciones esperadas.

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