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AJUSTES EN LA COSECHA DE MAÍZ

MAÍZ | COSECHA Que el tardío no le saque canas verdes

EL MOMENTO DE LEVANTARLO Y LA FORMA DE MANEJAR LA TAREA TIENEN SUS VERICUETOS. CONSEJOS PARA MINIMIZAR PÉRDIDAS POR EL CABEZAL Y EN EL SISTEMA DE TRILLA. POR QUÉ ES NECESARIO COORDINAR LAS VELOCIDADES DE AVANCE Y DE FUNCIONAMIENTO DEL MAICERO.

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Levantar un maíz tardío exige contemplar algunos detalles que tienen menor trascendencia en el caso de un lote sembrado en septiembre.

Todos saben de los beneficios que ha traído esta modalidad de cultivo, que ya es tanto o más importante que el maíz temprano en muchas zonas. Eso sí, la cosecha es el talón de Aquiles. Rubén Roskopf, técnico de la EEA INTA Pergamino, pone en blanco sobre negro los detalles que hay que conocer para llegar a buen puerto. Y para empezar, cita un ensayo realizado por otro especialista en maquinaria agrícola, Santiago Tourn, de la Facultad de Ciencias Agrarias de

Balcarce.

Tourn midió diversas variables en una trilla de maíz tardío realizada tempranamente (junio) y en otra llevada a cabo con importante demora (agosto), esperando que el cultivo se secara. No funcionó; el primer lote se cosechó con 20 % de humedad y el segundo, con 21 %, y además hubo toda una serie de inconvenientes adicionales. En la recolección de agosto aumentaron

las pérdidas del cabezal y no se pudieron le-

vantar las plantas volcadas (más desintegradas y con poco anclaje), cosa que sí se logró en un 30% en la cosecha de junio. A su vez, se incrementaron las pérdidas naturales (el doble respecto de la cosecha temprana). “Demorar la

recolección de un maíz tardío esperando que se seque muchas veces no es la mejor deci-

sión”, avisa Roskopf.

PASO A PASO

Veamos cómo prepararse para un trabajo sin mácula cuando se trilla maíz tardío. En cuanto al equipamiento del cabezal, hay algunos kits que se pueden usar, como el rolo acompañador, que impide el acaballamiento y corte de plantas, y evita una separación agresiva de las plantas que van a ser tomadas y las que no serán captadas por el cabezal en cada pasada. Lo ideal es que los dedos de las cadenas acarreadoras no estén enfrentados, para un mejor transporte de las espigas pequeñas. Asimismo ayuda a que ingresen las plantas al cabezal. Es muy importante el uso de “válvulas” de goma en maíces tardíos, que evitan que el cabezal expulse las espigas que se caen sobre las chapas espigadoras. Interesa que estas se encuentren en buen estado; hay que revisarlas periódicamente.

REBORDE REDONDEADO: menos rebote de espigas

Las chapas espigadoras conforman un punto clave dentro del cabezal. Muchas de las pérdidas que se producen dependen de su regulación.

LA VELOCIDAD JUSTA

Otro tema importante es la coordinación de la velocidad de avance con la del cabezal. Cuando se cosecha maíz tardío, hay que avanzar más lento y el cabezal debe funcionar igualmente a menor velocidad. La separación de la espiga se tiene que dar en el largo de los rolos, ni muy adelante ni muy atrás. Si se produce muy atrás, va a cortar mucha planta y además de la espiga ingresará gran cantidad de material verde a la cosechadora y nos va a complicar sobremanera el trabajo de trilla; probablemente las pérdidas por la cola van a aumentar. Un ensayo probó las consecuencias de la falta de coordinación entre la velocidad de avance y la del cabezal. Indicó que si la primera es me-

nor que lo considerado normal (5,5 km/h), hay

merma por mayor voladura de espigas. Desde ya, las pérdidas más importantes se dieron con una velocidad superior a la normal, ante un crecimiento formidable del desgrane. La recomendación pasa por realizar los cambios de velocidad del cabezal cuando la velocidad de avance de la máquina supere en +/- 2,5 km/h respecto del engranaje de mando utilizado en el cabezal para las velocidades normales de cosecha. Las punteras tienen que estar alineadas debidamente, con una correcta y uniforme regulación de altura que evite el roce con el suelo y que se claven frente a un pozo o leves ondulaciones.

Si tenemos que cosechar un maíz que está volcado, hay que preguntarse qué cabezal

puede ser más útil. Mucho mejor aquellos en que los baldes de las cadenas alzadoras quedan trabajando prácticamente a ras del suelo. Los pateadores ayudan mucho también a cosechar el maíz que está volcado; hacen que el material que va quedando suelto ingrese a la cosechadora.

PROBLEMAS COMUNES

Fuera de estas recomendaciones, se cuentan pérdidas en maíz comunes a todas las fechas de siembra. Las más importantes en la cosecha de maíz se dan por el cabezal; es el responsable del 70 % de lo que queda en el lote. Se debe a la mala regulación y la falta de mantenimiento de las chapas cubrerrolos o espigadoras, que separan la espiga del resto de la planta y tienen que estar en buen estado y bien reguladas. La separación debe ser lo sufi-

MUCHO CUIDADO

De ninguna manera podemos pasar de cosechar un maíz de 6.000 kg a otro de 12.000 con la misma regulación y abertura de las chapas espigadoras. De usted depende no potenciar las pérdidas durante el proceso de trilla.

Los órganos de trilla requieren regulaciones básicas que deben respetarse tanto en un maíz tardío, como en aquel sembrado tempranamente.

cientemente holgada para que pasen los tallos y lo suficientemente cerrada para impedir que avancen las espigas enteras sin romperse ni desgranarse. Muchas veces están muy separadas, con los bordes gastados. Terminan tragándose la espiga y solo queda la chala. Al tomar contacto con los rolos espigadores, la rompen y desgranan. Imaginemos una espiga haciendo este proceso cada 20 segundos; no llega a ingresar a la cosechadora. Este es un gran factor de pérdidas,

y para detectarlas las tenemos que buscar

siguiendo el sentido de siembra del maíz; vamos a encontrar montoncitos de granos y no siempre es fácil verlos, ya que hay que mover la chala. Es tan importante esta parte de la cosechadora que algunos equipos vienen con los bordes de las placas espigadoras redondeadas para evitar el rebote de la espiga. El cabezal tiene un visor que nos dice cuánto

de abiertas o cerradas están las chapas espi-

gadoras. Una sola de las dos es la que se abre o se cierra, regulable de forma hidráulica o eléctrica. Es habitual encontrar a fin de campaña equipos en los que el actuador pertinente no se tocó en toda la temporada. Lo primero es verificar que esté funcionando y si necesita lubricación, hacerlo cuanto antes. Ya ingresando en la cosechadora, podemos encontrar también espigas en la línea, pero a diferencia de la pérdida por el cabezal, no están enteras. Para una cosechadora con sistema de trilla tradicional, instalar deflectores entre las barras mejora la eficiencia del cilindro al impedir que las espigas sin desgranar pasen entre ellas. Asimismo, se han encontrado menores pérdidas en la cosecha y menos rotura de marlos con el cilindro forrado. Es una regulación exclusiva para el maíz, no funciona con la soja. En cuanto a la apertura del cilindro y el cóncavo, con un tamaño normal de espigas, la luz entre las esplangas y el cóncavo en la entrada debería ser equivalente al diámetro promedio de las espigas, unos 50 mm. El material debería ingresar entero, sin romperse ni generar obturaciones. A la salida esperamos por un lado el grano y por el otro el marlo pelado; la separación de las barras batidoras con el cóncavo debería ser justamente el diámetro del marlo ya trillado, por ejemplo, 30 mm. Si el maíz está muy húmedo,

tenemos que darle menos agresividad y separación; colocar más cerca las esplangas res-

pecto del cóncavo. Si está seco, podría admitir un poco más de luz. Como punto final, tenga en cuenta que todo el

tiempo que va a emplear en regular la cosechadora y monitorear pérdidas será retribui-

do con más granos en la tolva.

Claudio Gianni

Las punteras tienen que estar alineadas debidamente, con una correcta y uniforme regulación de altura. Más aún en el caso de lotes con plantas caídas.

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