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Construir casas con rastrojos

El avance de la construcción en seco es tendencia a nivel global. Mediante un novedoso método, traído de la Unión Europea, dos emprendedores argentinos construyen tableros creados a partir de paja residual de distintos cultivos. CONSTRUIR CASAS CON RASTROJOS

Por VERÓNICA SALAMANCO ESPECIAL PARA CHACRA | contenidos@revistachacra.com.ar

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En esta tarea se emplean rastrojos prensados a gran presión y temperatura, sin aditivos químicos ni aglutinantes. L a riqueza y generosidad de los suelos argentinos nos brindan todo tipo de productos alimenticios y subproductos que, con un poco de imaginación, pueden transformarse en toda clase de materiales. Por ejemplo, paneles para construcción a base de rastrojo de diversos cultivos. Y así, Argentina también puede convertirse en un corralón de materiales gracias al campo. Quienes promueven este emprendimiento son el ingeniero Juan Manuel Vázquez y el arquitecto Damián Cabanne, luego de una larga búsqueda de materiales naturales biológicos como alternativa para la construcción. Así, se crearon las placas “Ekopanely”, que están formadas por paja residual de cosecha, prensadas a gran presión y temperatura sin necesitar ningún tipo de aditivo químico ni de aglutinantes.

Simplemente van selladas dentro de cartón reciclado. Estas placas se pueden utilizar en cualquier tipo de construcción en seco y prometen alta eficiencia energética.

“El único tratamiento que la materia prima recibe es la compresión a 180 grados; esto hace que la lignina de la paja se licue y funcione como aglomerante sin necesidad de pegamentos”, describe Vázquez, quien importa dichos materiales desde República Checa con el objetivo de presentarlos en el mercado argentino, apuntando a una futura elaboración de estos paneles biológicos en nuestro país.

Entre las ventajas frente a los materiales tradicionales de construcción, como el acero, el yeso y el hormigón, los emprendedores destacan sus virtudes ecológicas: al reutilizarse material orgánico considerado como desecho, se promueve una economía circular, con el agregado de que se reducen las emisiones de dióxido de carbono al “atraparlo” en las paredes de los paneles, que se presentan en placas de 40 y 60 milímetros de espesor. El análisis del ciclo de vida del proceso único para producir las placas demuestra que secuestran 6.3 kilos de dióxido de carbono por metro cuadrado.

Al mismo tiempo, las placas tienen alta eficiencia termoacústica y energética. Son materiales muy resistentes a las temperaturas extremas, lo que ya comprobaron quienes han construido en Canadá, Inglaterra y Estados Unidos.

El aspecto térmico es casi insuperable: el fardo revocado en ambas caras es 7 veces más aislante que la pared de doble ladrillo hueco de 12 centímetros con cámara de aire.

“Cuanto más riguroso sea el clima, más se nota la eficacia en estas construcciones”, destaca Vázquez, quien también afirma que “es necesaria la calificación energética de las viviendas, como también diferenciar los materiales eficientes energéticamente de los sustentables.

“La aislación térmica en la vivienda social debería ser uno más de los servicios básicos como el agua potable y las cloacas. Estos materiales renovables no sólo disminuyen la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, sino que también reducen las emisiones de las viviendas construidas”, sostiene el ingeniero.

La paja no contiene nutrientes, por lo tanto, mientras se mantenga compacta y sin humedad, tal como se encuentra en los paneles, el ambiente no es propicio para la formación de hongos y

Cuanto más riguroso sea el clima, más se nota la eficacia en estas construcciones.

UN POCO DE HISTORIA

El “Strawboard” ha sido fabricado en el Reino Unido por casi 60 años y en muchos países alrededor del mundo por más de 30 años. La tecnología fue desarrollada originalmente en Suecia y traída al Reino Unido en 1945. Hay más de 300.000 edificios en el Reino Unido, en los cuales las placas han sido instaladas. Estos incluyen: casas residenciales, oficinas, fábricas, aeropuertos, hospitales, escuelas, Tribunales, estudios de grabación, prisiones, bases militares, edificios históricos y tiendas minoristas.

Las placas tienen la ventaja de ser ecológicas, con alta eficiencia termoacústica y energética.

bacterias y no resulta atractivo para roedores e insectos. Como adicional, los constructores destacan su comportamiento antisísmico, ya que al tener bajo peso en sus paredes, el edificio no genera inercia cinética ante el movimiento horizontal de la tierra. Además, los componentes de toda una construcción son muy pocos y se comportan en conjunto, al estar vinculados mecánicamente entre sí. Los creadores aseguran que las placas son ignífugas porque el nivel de compactación es tal que no contiene la mínima cantidad de aire necesaria para la combustión. Asimismo, al ser todos los materiales transpirables, esta vivienda permite equilibrar su nivel higroscópico de forma natural y mantiene una humedad constante y beneficiosa para la salud del individuo. Su vida útil es larga, como lo demuestran edificios que aún están en pie y que

datan de 1942, cuando se usaron para la construcción de casas económicas ensambladas en Inglaterra.

Como todo proceso de construcción en seco, el costo de los materiales es más elevado que los tradicionales, pero se ahorra en el tiempo de ejecución y en mano de obra. Al ser un sistema prefabricado y modular, otorga una gran celeridad de montaje y prolijidad de terminaciones. El ensamble entre paneles no necesita de maquinaria especial, ya que se realiza con herramientas de mano.

“Cada vez que construimos un edificio sin la aislación adecuada, estamos instalando un depredador de energía para los próximos 50 años. Lo que no aislemos hoy, lo tendremos que rehabilitar mañana”, sentencian ambos socios.

Cada vez que construimos un edificio sin la aislación adecuada, estamos instalando un depredador de energía para los próximos 50 años. Lo que no aislemos hoy, lo tendremos que rehabilitar mañana

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