Pilar Hinojosa
NĂŠctar Sagrado
Hace un hermoso día, sin frío ni calor, la nube lava el rostro polvoriento del bosque, el ruiseñor le canta a la flor amarilla en pahlavi, diciendo que hay que beber vino.
El alba, un rojo trago de vino. Ven, bebamos, y estrellemos la copa de la honra y la deshonra, de esperanzas y anhelos lejanos desistamos, la cabellera y la falda del arpa acariciemos.
A la hora del vino del alba, bella amada, cántame una canción y sírveme una copa que esta rueda continua de inviernos y veranos derrocó a cien mil reyes, a cien mil Yam y Key.
Ya amanece; levรกntate, caudal de encanto y gracia, quedito bebe vino, quedito toca el arpa, que de los que ahora existen, nadie perdurarรก y de los que se fueron, nadie regresรณ nunca.
¡Mira la caravana de la vida que pasa! Disfruta cada instante que escapa, jubiloso; ¿Qué más te da el mañana de los demás? ¡Saquí! acércame la copa, que la noche se va.
Desde que existen la luna y el lucero del alba nadie vio nunca nada mejor que el vino puro; no deja de asombrarme que haya quien venda vino porque ¿qué comprará mejor que lo que vende?
Como el mañana a nadie le está garantizado, alegra ahora ese corazón melancólico, Hermosa, bebe vino a la luz de la luna, que ella ha de rondar mucho cuando tú y yo no estemos.
Obra plástica de Pilar Hinojosa. Poesía de Omar Jayyam. La obra está a la venta.