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4.3. Aprender a contar

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Abreviaturas

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La educación de las elites indígenas en el Perú colonial

liberal, letra italiana». Los maestros tenían que cortar ellos mismos las muestras aunque en un documento se entiende que las muestras venían de Lima con los ripaldas y catones (AHRA: c38). Se colocaban en un estante especialmente concebido para ello mencionado en los inventarios. Los modelos son frases de moral cristiana: «no hay saber que saber pueda llamarse si no se emplea en Dios con firme instancia» o «Restituya lo ajeno si quereis en paz poseer lo vuestro». Así la práctica de la letra grababa al mismo tiempo nociones de moral —que por otra parte se estudiaba con el catón (Civil, 1996; Gonzalbo, 1989: 52)—, y de doctrina cristiana, que a su vez se estudiaba con «el ripalda». Es obvio que la racionalización del aprendizaje, su aspecto metódico y progresivo coincidía con la modernidad de la línea pedagógica de los jesuitas. Además parece que daban buenos resultados ya que el escribano mayor de cabildo de los del número de la ciudad de Cuzco, don Agustín del Aguila y Morillas, para apoyar la defensa del rector Sebastián de Villa, en 1724, dio su «verdadero testimonio» en esta forma: «y asi mesmo certifico que quando se paso la muestra de dichos indiecitos caciques binieron todos ellos con sus planas y las mas de ellas pudieran servir de muestras para que otros aprendiesen [...]». (ADC, Colegio de ciencias: leg. 21, cuad. 9)

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4. 3. Aprender a contar

En cuanto al cálculo, no queda rastro del material utilizado en los inventarios, no se menciona ningún contador de marfil y ébano de los que se importaba entonces de España (Lewin, 1958: 133), pero Sebastián de Villa, en 1724 afirma en una carta a la Real Audiencia de Lima que «los colegiales saben mui bien contar los mas capaces y quentas dificiles como Vmds ven». Sin embargo, en su testimonio, don Agustín del Águila no se explaya tanto como para las planas: «y les pregunté [a los alumnos] si sabían contar y algunos de ellos me dijeron que sí». Lo que no quiere contradecir las aseveraciones del rector, pero que tampoco se debe considerar como un resultado muy positivo. Ahora bien, parece que en la segunda parte del siglo XVIII se añadió al cálculo la geometría, puesto que en el inventario aparecen dos compases: «uno de hierro y el otro de metal» y una regla de madera.

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