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2. Una medida política del despotismo ilustrado

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Abreviaturas

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El caso es que solo consiguió una beca en el colegio de San Juan de Letrán en México, colegio fundado para mestizos. Al parecer María Joaquina no ofrecía ningún peligro para la corona española, y como carecía de los necesarios recursos económicos no podía mandar a sus hijos a España aunque lo anhelaba.

2. Una medida política del despotismo ilustrado

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Las razones que da el Rey para la erección de un colegio reservado exclusivamente para los nobles americanos son que: «por su cercanía, [le] proporcione mayor facilidad de certificar[se] de su mérito para emplearlos, así en España como en América, en todas las carreras a que se hagan acreedores con su aplicación y conducta». (Mercurio Peruano, 1792, vol. V, n˚172: fol. 271) Se trataba pues de instaurar una paridad entre nobles americanos y peninsulares en la medida en que, según este proyecto, el flujo de altos funcionarios ya no se haría en sentido único, los peninsulares siendo los que iban a América a desempeñar altos cargos, sino que los americanos en adelante vendrían a España a lo mismo. El proyecto presentado por un capuchino, fray Josef de Montealegre al conde de Floridablanca, permitía desarmar el descontento de la aristocracia americana: «manifestando que el medio más suave y conducente a conservar fieles los dominios de Indias era establecer en España un Colegio Mayor de Nobles Americanos con la promesa de conferir a sus individuos en cada Audiencia una Toga, en cada Cabildo un canonicato, y en cada regimiento una compañía [...]». (Olaechea, 1963: 219) El Rey aprobó este proyecto, excepto la destinación de los alumnos al salir del colegio. Le pareció más prudente que no volvieran a su tierra. El caso de Antonio Villavicencio, protomártir de la Independencia de Colombia, que sus padres enviaron a estudiar en el colegio de nobles americanos, le daría luego razón. Más que puro producto de la Ilustración, el colegio mayor de nobles americanos era, pues, una medida política de prevención, que llevaba tiempo germinando entre los consejeros reales. En efecto, en un consejo extraordinario presidido por Aranda en 1768, los fiscales, entre los cuales estaba José Moñino, el futuro conde de Floridablanca, habían informado ya al Rey sobre la necesidad de prevenir el espíritu de rebelión: «[…] Urge en el día más, atraer a los americanos por causa de estudios a España formando un establecimiento honroso y lucido con este fin; darles en la tropa un número determinado de plazas; tener algún regimiento de naturales de aquellos países dentro de la Península, y guardar la política de enviar siempre españoles a Indias con los principales cargos […]». (Barea, 1977: 34)

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