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“Desarrollismo” versus “conservacionismo”

Páginas 276-277: Bosque primario en la selva baja peruana.

Ganado cebú en la Amazonía peruana. Una hectárea de piscigranja en la Amazonía rinde mas proteínas que una hectárea de ganado y su impacto ambiental es mucho menor.

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Carretera de penetración en la selva alta. Nótese la deforestación en ambos lados de la misma. “conservacionista”, no se excluye las infraestructuras de soporte de la sociedad pero se las limita severamente y se las condiciona a su armonización con el mantenimiento del funcionamiento de los ecosistemas. Los argumentos que sostienen esta otra visión del desarrollo de la Amazonía son también económicos y sociales pero se apoyan por igual en consideraciones ambientales y en justifi caciones científi cas, cultural-indigenistas o éticas. Es decir que esta imagen objetiva es mucho menos popular que la otra y es defendida por una minoría formada en gran parte por los intelectuales.

Es evidente que dentro de ambas visiones, aunque ya sean extremas, hay propuestas que son aún más radicales. Estas, en la visión desarrollista, incluyen no creer que la extirpación del bosque y la aniquilación de la naturaleza tenga consecuencias negativas o, en cambio, el convencimiento de que la ciencia y la tecnología del futuro encontrarán soluciones a las consecuencias de la ausencia de bosques naturales como a todos los demás problemas de la humanidad, incluyendo un futuro en que la vida humana podría desenvolverse en una ambiente esencialmente artifi cial. En el extremo opuesto, las visiones más radicales del conservacionismo incluyen, por ejemplo, considerar que no se debe cortar un sólo árbol más por temor a una catástrofe climática en plazo relativamente breve o, que toda la Amazonía debe ser entregada a los pueblos nativos ya que asumen que ellos la protegerían mejor. Asimismo, hay innumerables posiciones intermediarias en las que la amplitud del desarrollo convencional y de la deforestación se combinan en proporciones diferentes, resultando en variaciones de la amplitud del bosque natural que subsistiría.

“Desar r ol l i smo” ver sus “conser vaci oni smo”

No hay duda que la visión “desarrollista”, si comparada a la visión “conservacionista”, podría tener efectos altamente deseables si es conducida bajo el imperio de la ley. En primer lugar implica un crecimiento económico de mayor escala bastante más rápido que se expresaría en un aumento considerable del PBI, de la renta per cápita, de la receta tributaria y de otros indicadores económicos nacionales y regionales. En este escenario se tendría inversiones mayores y más expeditivas en infraestructuras de

todo tipo, expansión agropecuaria y forestal más importante y consecuentemente la posibilidad de aumentar la exportación de commodities, mayor expansión de la explotación minera y de hidrocarburos y exportación de esos productos, mayor generación de energía hidráulica o térmica y, consecuentemente, una industrialización de mayor proporción en plazos más breves.

Si la economía crece fuertemente en un contexto ordenado y de equidad es obvio que se generarían benefi cios sociales importantes. El primero sería la disponibilidad de más empleo, mejor remunerado y más diversifi cado. Los servicios públicos como vías de transporte y comunicación, electricidad, agua y desagüe, salud, educación y seguridad pública mejorarían. El desarrollo urbano sería mayor a mediano plazo. También puede asumirse que existiría un mejor control de la contaminación en áreas urbanas y en el sector de industrias extractivas. También cabe suponer que el crecimiento económico permitiría mejorar la gobernabilidad, fortalecer las instituciones públicas y aplicar mejor la legislación, inclusive la ambiental.

El “talón de Aquiles” de esta visión del desarrollo es su sustentabilidad. Existen dudas muy razonables, basadas en evidencias científi cas sólidas, que ese desarrollo no se sostendría, especialmente en el largo plazo. Si llevado al extremo posiblemente el crecimiento económico de la Amazonía no solamente se detendría después de pocas décadas sino que podría caer a un nivel mínimo, quizá inferior al actual, creando una debacle social que sería precedida por la ambiental. Más aún, habida cuenta que otras regiones del Perú y de América del Sur dependen de la existencia de bosques amazónicos, esta opción puede acarrear crisis severas en otras regiones.

Como antes explicado, el impacto más visible de la visión “desarrollista” es la deforestación. La deforestación y la sustitución masiva de los bosques naturales por actividades agropecuarias, mineras o por infraestructuras y áreas urbanas implican un alto riesgo de alteración del régimen hídrico, aceleración del proceso de cambio climático por emisiones de gases de efecto invernadero y, en consecuencia de desertifi cación progresiva. Otros problemas agravantes serán la pérdida de suelos por erosión y contaminación, la reducción de la disponibilidad de recursos genéticos valiosos por

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