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Situación actual: El dominio de la informalidad

Cultivos intensivos de palma aceitera africana (Elaeis guineensis) en la región San Martín.

Plantaciones de papaya (Carica papaya) en la selva central. eliminación de ecosistemas originales, contaminación y explotación forestal y; muy probablemente, la aniquilación de los recursos hidrobiológicos y la extinción en masa de plantas y animales, muchos de ellos únicos. Los procesos mencionados provocarán la pérdida de capacidad generadora de energía hídrica y la reducción de área disponible para la agricultura. Es decir que, como dicho, en el largo plazo el desarrollo no solamente se detendría sino que retrocedería.

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La visión desarrollista también tiene serios inconvenientes de tipo social en su fase inicial. En efecto, es obvio que ese estilo de desarrollo provocaría un aumento rápido de población por migración atraída por nuevas oportunidades. Esto aumentará los confl ictos sociales ya existentes con la población indígena, los ribereños y con los campesinos en general por invasión de sus tierras para expansión agropecuaria y por la expansión de la explotación de hidrocarburos y la minería y, como ya es el caso, por la construcción de centrales hidroeléctricas. Es de esperar que un desarrollo de este tipo también produzca el aniquilamiento de las culturas tradicionales amazónicas. El crecimiento urbano rápido sería inevitablemente muy desordenado y contaminante, por lo menos al comienzo.

Como es obvio, las ventajas de la opción desarrollista son en términos generales las desventajas del conservacionismo y viceversa. Es evidente que aplicar criterios conservacionistas implica un crecimiento económico mucho más lento y de menor escala, limitado por la aplicación de requisitos ambientales y sociales más estrictos, resultando en el mantenimiento de una mayor extensión de bosques naturales para asegurar el funcionamiento de los sistemas ecológicos. Y, si el crecimiento económico es lento los problemas sociales pueden acumularse por poca oferta de empleo, defi ciencia de los servicios públicos y por la limitada capacidad de los gobiernos para aplicar la legislación, como ocurre en la actualidad. Pero, preciso es decirlo, la situación actual poco deseable de la Amazonía no es consecuencia de la aplicación de un modelo conservacionista. Muy al contrario.

Si tuaci ón actual : El domi ni o de l a i nfor mal i dad

Es interesante constatar que en la actualidad en la Amazonía no se da en escala signifi cativa ninguna de las visiones antes citadas. Lo que predomina es un desarrollo esencialmente anárquico en que cada quien “saca lo que puede como puede” sin pensar en el futuro ni en los demás. La informalidad o, más bien, la ilegalidad dominan casi todos los aspectos de la vida económica debido a que el Estado está ausente y a que, carente de rumbos claros, éste es frecuentemente el principal causante directo o indirecto de los perjuicios sociales y ambientales y del malgasto de recursos. La agricultura en general ocupa tierras inadecuadas para esa actividad y en su mayor parte

se da sobre tierras no tituladas y, además su productividad es bajísima. La minería ilegal no obedece reglas de ningún tipo y es altamente contaminante. La explotación de hidrocarburos podría ser mucho más sensata de lo que es. La extracción forestal como la pesca son actividades descontroladas e inequívocamente agotantes. Las infraestructuras se construyen sin llevar en cuenta su necesidad, sus consecuencias ni sus costos, a capricho de los gobernantes de turno o impulsadas por la corrupción.

Obviamente existe, en medio del caos, iniciativas tanto conservacionistas como desarrollistas que cumplen requisitos técnicos y formales, pero lo cierto es que siguen siendo minoría aunque pueden tener signifi cación económica. Algunas son medidas públicas, como el sistema nacional de áreas naturales protegidas y el reconocimiento y titulación de comunidades nativas en curso. Otras son privadas, como la expansión del cultivo de café y cacao bajo sombra entre otras iniciativas del sector agrícola que son compatibles con algún nivel de conservación del entorno natural o, asimismo, las inversiones en ecoturismo. A esas hay que añadir muchas iniciativas interesantes de la sociedad civil. También hay que reconocer que, presionadas por la sociedad local o la internacional, algunas empresas de gas y petróleo han mejorado sustancialmente sus estándares socioambientales. Además, no todas las obras de infraestructuras propuestas o en ejecución, aunque en general sin planeamiento estratégico o de largo plazo, son perjudiciales. De hecho varias de ellas son deseables para cualquier opción de desarrollo. Pero, serían mucho mejor si fueran fruto de un proceso serio de planifi cación participativa, en lugar de ser refl ejo de intereses de grupos privados apoyados por políticos oportunistas.

Quemas por cultivos y deforestación en la selva alta.

Efectos de la minería ilegal en la Amazonía sur del Perú.

Extracción forestal en la selva central.

Lavando oro informalmente.

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