2.2 Las diferencias entre hombres y mujeres Establecida esta insuficiencia, comencemos por el principio de su vida. La llegada al mundo de una criatura de sexo femenino no era celebrada como la del varón. En los sectores altos, por el deseo, casi la necesidad, de transmitir nombre y herencia; en los más bajos, el aprecio de la fuerza de trabajo originaba una marcada preferencia por los varones, muy evidente cuando ya existían hijas. El adelantado Gómez Manrique, que tenía cinco hijas de su mujer, doña Sancha de Rojas, restablecía cláusulas en su testamento para el caso de que lo que resultara del embarazo de esta fuera un varón. Si fuera un hijo, «que herede... la mi villa de Frómista; si fuera un hijo, otras heredades que yo he en término de Frómista y de Población», «a mi hijo, si lo tuviera, los vasallos que tengo en Pina de las Nueve Villas», «y que herede mi hijo Santa Gadea y Villalba y Sotopalacios...», «y el dicho mi hijo, si lo hubiera, herede... el castillo de Malvesino con todo lo que tengo en Valdivielso». (Carlé, 2000, p. 14).
Actividades ¿Qué circunstancias llevaban a un padre a tener una mayor predisposición por querer que su hijo naciese varón? Averigua a qué época de la historia hace referencia la fuente. Señala algunas características de esta etapa.
¿Por qué se apreciaba de distinta manera a un hijo en los sectores altos como entre los pobres? ¿Ha cambiado esta perspectiva actualmente? Argumenta utilizando ejemplos.
¿Cuál era el futuro que le esperaba a una hija? ¿Crees que ella podía heredar las propiedades de sus padres? ¿Por qué?
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Tema 2