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Nota final

Dioses de Lambayeque sobre un primer nivel del tocado, que define a las dos cabezas de ave cuyas cabezas van hacia arriba, a ambos lados. 5. El tocado tiene particularmente el valor de ser el "carnet" de identidad del personaje y en este caso, reproduce lo descrito en los puntos anteriores, resumiendo de este modo la naturaleza de esta deidad.

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Fig. 400

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Dioses de Lambayeque La clave, entonces, está en definir de qué animales externos estamos hablando. Podemos comparar estas representaciones con diversos íconos que proceden de la tradición moche y que han sido identificados como las representaciones de los "lifes"(Trichomycterus punctulatus). Lo primero que se viene a la mente son los relieves de Huaca Cao... Yo personalmente creo que se trata de la representación de una deidad relacionada específicamente con estos peces de agua dulce, tema que se corrobora con la naturaleza ornitomorfa de sus brazos y piernas. Los lifes están relacionados con varias especies de aves, que son sus predadores naturales, es especial, las aves zancudas.

Casi siempre van juntos. Un aspecto adicional se refiere a las bandas verticales laterales del textil, pues la forma alude a un felino sentado. Sin embargo, luce un tocado bipolar, lo que lo ubicaría en el campo femenino, siendo bastante interesante pues sus garras culminan en cabezas de ave, las mismas que luce el personaje principal no solo en manos y pies, sino de forma bipolar en el tocado.

El hallazgo de este textil abre por lo tanto, nuevas posibilidades de discusión respecto del tema mitológico, pues no es improbable que los diversos elementos de la naturaleza, podrían encarnar a personajes del mundo mítico, como ha sido posible comprobar fehacientemente en el estudio de los famosos códices centroamericanos.

De todo lo dicho hasta aquí, podemos resumir nuestra propuesta indicando una lista mínima de personajes del mundo mítico, sobrenatural y propio de la tradición lambayecana en su época más tardía. Es posible que la llegada de los incas pudiera alterar algunos de los valores mitológicos locales, tema que no ha sido estudiado aun.

Muchos de los personajes esbozados de manera somera en este trabajo preliminar, debieron tener raíces muy profundas en la región, por lo menos desde el periodo ormativo y porque no desde el arcaico, dadas las evidencias que presenta el sitio de Ventarrón, en el que peces, venados y la zarigüeya, se instalan como protagonistas de viejos mitos (Ignacio Alva, 2014).

Los personajes que aparecen en nuestro trabajo, seguramentetambién fueron conocidos en otras latitudes, tal vez no solamente de la costa norte, sino de la costa peruana en general y porque no, de la sierra y la Amazonía, pues el comercio a través de la extensa red de caminos, unió estos territorios, permitió intercambios a larga distancia y generó influencias notables como las que se expresan hacia finales de la civilización moche en el sitio de San José de Moro, época en la no hay duda del aporte Wari en esta cosmovisión.

A lo largo del texto, hemos podido observar la forma como un conjunto de representaciones iconográficas comunes a la iconografía norteña de las sociedades tardías, tienen indudables vínculos conceptuales con aquellos otros como el que se resume en el recinto esquinero de Huaca de La Luna, cuyo complejo mural presenta por lo menos 23 elementos semejantes con los que hemos referido para el caso del vaso B de la colección del Museo de Denver, que se constituye, desde nuestro punto de vista en una especie de libro del “génesis” en la mitología lambayecana.

Estos elementos son los siguientes:

1. Deidad serpiente como protagonista por su destacado tamaño en referencia al conjunto iconográfico. 2. Representaciones de cuerpos celestes: estrellas o astros en general. 3. El Hombre- Árbol. 4. Hombres portando redes. 5. Hombre con los brazos hacia arriba y manos sobre la cabeza. 6. Hombre dentro de una cúpula semicircular que sostiene una red circular con animales en su interior. 7. Huevos con hombres en su interior. 8. Guerreros. 9. Captura de hombres. 10. Hombres decapitados. 11. Conchas de Spondylus. 12. Escorpión. 13. Venados. 14. Felinos.

15. Aves marinas. 16. Loros. 17. Iguana. 18. Plantas – árboles. 19. Peces. 20. Peces de agua dulce. 21. Crustáceos. 22. Embarcaciones de totora. 23. Arquitectura sagrada.

En ambos casos, los estilos son bastante definidos, especialmente en cuanto se refiere a los tipos de tocados. Sin embargo, llama la atención que sean pocas las imágenes moche que no se repiten en el vaso B de Denver, aunque algunas aparecen en otros contextos iconográficos, siendo una de las más interesantes, la forma de la luna creciente moche, que se expresa en el vaso A de Denver, con una mujer tejedora en su interior, que ha sido reiterada en una corona de la “sacerdotisa” de Chornancap (Wester, 2010).

Es interesante la ausencia de la deidad de las esferas o las deidades de la producción en el mural moche, o la ausencia de representaciones de la araña moche en los vasos de Denver. El tema de las sogas en el mural moche, que desde nuestro punto de vista unen mundos diferentes, tiene otras expresiones en la iconografía en general de la tradición lambayeque.

En general, un aspecto que creo que es central y común a ambos contextos antropogénicos y cosmogónicos, es la figura prevalente de la deidad serpiente, cuyo rol de creación está extraordinariamente representado en el vaso B de Denver. Considerando el extraordinario rol de los mitos en la historia de las civilizaciones, no cabe duda de la persistencia de numerosos aspectos ideológicos y tecnológicos que se originan por lo menos en la sociedad moche y se enriquecen luego con las influencias procedentes desde el altiplano dominado por Tiahuanaco, el complejo Wari – Pachacamac, la sierra y la Amazonía norteñas y la costa ecuatoriana. Si esto es correcto, la cronología de las expresiones iconográficas procedentes de Huaca Las Balsas, la Copa Larco o los Vasos de Denver deja de ser tan relevante, pues expresan en esencia viejas ideas, mucho más antiguas a la forja del estilo “Lambayeque”. Finalmente, en el registro de los mitos andinos el mundo tiene una secuencia, un proceso que generalmente va desde el principio de los tiempos, cuando solo existía un mundo de agua y oscuro (razón por la cual creemos que el Vaso B de Denver muestra una banda de agua en su base). Tiempo dominado por las tinieblas en el que una inmensa serpiente genera el milagro de la vida, seguido por un mundo de luz con la aparición del sol, la luna,las estrellas y la vía láctea,que ascienden como deidades al mundo de arriba (razón adicional de la presencia de una banda de agua sobre los dioses celestes y un conjunto de esferas sobre el labio del Vaso B de Denver). Esta es la edad en la que plantas y animales fueron creados. Los mitos relacionados con la evolución del mundo incluyen también a hombres (a veces gigantes) que perecieron con un gran diluvio, tiempo que conduce a una nueva generación, que corresponde a épocas prehispánicas. Estas historias han llegado a nosotros de modo parcial por la interpretación de las narraciones orales recogidas por los cronistas, que nunca comprendieron a cabalidad el complejo mundo mítico de las diferentes sociedades conquistadas, un tema difícil de discernir, paradójicamente además, únicamente desde el análisis iconográfico. La tarea por continuar es realmente complicada pero no imposible. Las futuras generaciones, apoyadas en el desarrollo de una arqueología y etnohistoria maduras, tendrán la posibilidad de un acercamiento más riguroso a un tema tan apasionante.Finalmente, es necesario profundizar este tema a fin de buscar respuestas respecto de jerarquías, roles y funciones de estos personajes. Será necesario buscar la articulación de la información iconográfica con aquella que procede de los registros etnohistóricos en los cuales las deidades costeñas por excelencia fueron Kon y Pachacámac, como representaciones de elementos opuestos y complementarios, el primero vinculado al sol, el fuego, el desierto, las montañas rocosas y la escaces de agua; por el otro lado, el agua, la lluvia, el mundo de la noche, la luna y la oscuridad.

Definitivamente, hoy día pareciera que los discursos míticos lambayecanos tal vez han desaparecido para siempre, a no ser que se mantengan en textos todavía desconocidos en archivos de origen colonial, que esperan les llegue el tiempo de su descubrimiento. Mientras tanto, creemos haber llegado a un punto inicial que pretende señalar su importancia y nuestro

Dioses de Lambayeque convencimiento de que el panteón religioso lambayecano y de nuestra costa norteña en general, no se caracterizó por el culto a una sola deidad omnipresente, que ha sido llamada “Naymlap” o “Dios Sican”, sino que pudo ser tan complejo como el de los clásicos dioses del olimpo griego.

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