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La serpiente

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La iguana mítica

La iguana mítica

Dioses de Lambayeque Las serpientes constituyen uno de los simbolos totémicos más difundidos en nuestras culturas andinas, podríamos decir que es practicamente omnipresente en todas las culturas peruanas desde épocas precerámicas. Su forma ondulante o recta ha sido expresada en todos los materiales y en muy diversos contextos iconográficos. La fuerza de su representación es muy notable durante todas las épocas, no siendo una excepción la cultura lambayecana en la cual la presencia de personajes relacionados únicamente con serpientes es muy evidente (Fig. 363, ML101524).

2 La serpiente ocupa además un espacio de suprema importancia tanto en el mundo celeste como el mundo subterráneo, desde los cuales accede a este mundo, por lo tanto es un buen elemento comunicador entre ellos. Sobre el simbolismo y rol de la serpiente se han escrito numerosos trabajos de índole iconográfica, siendo también notable la gran cantidad de trabajos en el campo etnográfico y de la tradición oral, en la cual es protagonista. Por lo tanto, el propósito de este acápite es intentar mostrar aquellas evidencias iconográficas en las cuales la serpiente ha sido destacada en las tradiciones de la cultura lambayeque y chimú, en las cuales la serpiente ha sido mostrada por lo menos de la siguiente manera:

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 De forma naturalista, enroscada, extendida u ondulante. 2  Su forma ha sido utilizada como una paccha, es decir un recipiente relacionado con un ritual al agua. La serpiente arroja agua por la boca.  La serpiente es un arco de dos cabezas (Shimada, 1995), tiene el cuerpo liso, o puede ser encrestado con triángulos consecutivos, con representaciones de olas que se dirigen en sentidos opuestos desde la parte central del arco o con círculos-esferas que emanan de su cuerpo, conectadas con él mediante un canal (Fig. 369).  La serpiente puede tener una cabeza en cada uno de sus extremos, ambas miran en sentidos opuestos (Fig. 366, ML101591) o coinciden en la misma dirección(Zevallos, 1989: 22).

Fig. 363

Fig. 364

2 Fig. 365

 La serpiente tiene un recinto arquitectónico propio dentro de un conjunto sagrado como se aprecia en el escenario inferior del vaso B de Denver (Ver capítulo 4).  Las embarcaciones de totora son serpientes que navegan sobre el

Fig. 366 mar convertido en un personaje expresado con rostro humano (Fig. 368) (Fragmento procedente de San José de Moro).  2 Formas serpentiformes bicéfalas se relacionan con embarcaciones y buzos en medio marino (Antze, 1965; fig. 10).  Las sogas son serpientes.  La serpiente puede tener cabeza de felino y cuerpo serpentiforme encrestado (ML400016).  La serpiente puede ser doble: puede tener un cuerpo dentro de otro mayor y “generar” ambas peces, hombres, crustáceos y batracios dentro de su cuerpo (Ver el vaso B de Denver en el capítulo 4). Es una serpiente vinculada al medio acuático tanto dulce como marino.  La serpiente brota de manos, pies y cabeza de diversas deidades celestes.  La serpiente hace pareja constante y recurrentemente con una iguana o lagartija (Fig. 352/364).  La serpiente representa a los largueros de las literas y de los horcones en las construcciones, pues en ambos casos, su Fig. 367 cabeza es el remate de los extremos.  2 La serpiente mítica tiene orejas en punta, pero además un “cuerno” que se proyecta hacia delante, sobre la frente, de forma curva. Esta serpiente tiene además una lengua que se proyecta hacia arriba en oposición al cuerno, a veces coincidiendo en sus extremos (Fig. 365).  La serpiente genera burbujas o círculos generadores de vida en torno a su cuerpo.  La serpiente acompaña a otros animales, especialmente al sapo y la iguana.  La serpiente es apresada y devorada por un ave (Fig. 298).  El sol tiene rayos de serpiente (Fig. 367, ML019597 y mural de Huaca Las Ventanas). Fig. 368 Sin duda, la búsqueda puede ser más exhaustiva, pudiéndose agregar y ordenar estos temas de un modo más adecuado. Sin embargo, esta variada temática permite destacar la importancia de la serpiente como protagonista indiscutible de mitos de creación, a partir de sus características formales y contenidos cuyo detalle ha sido descrito en el capítulo 4 de este libro. Un 2 elemento adicional que debería ser considerado, se refiere al aspecto biológico y propiamente anatómico de las serpientes en general, pues los individuos machos, se caracterizan por tener un órgano reproductor de dos penes de igual tamaño que los especialistas llaman hemipenes, cuyo

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Fig. 369

Dioses de Lambayeque tamaño depende de la especie (Fig. 371). En realidad, las serpientes tienen un organo reproductor opuesto a la lengua bífida, un hemipene no es más que un órgano que se bifurca, cada uno con un testículo. Creo que es necesario considerar este aspecto puesto que ciertas representaciones de serpientes, incluyen una horqueta en el extremo opuesto a la cabeza, que puede tener apariencia felínica (Fig. 370, ML400016).

Por cierto, los hemipenes y la lengua bífida encajan perfectamente con el simbolismo del concepto de cabeza y cola en el orden de los animales, que hemos desarrollado en otro trabajo (Narváez 2003).

Respecto del simbolismo de burbujas, esferas o círculos de creación relacionadas con la deidad serpien 2 te, que han sido descritos en el capítulo 4 de este libro, permiten un mejor entendimiento de ciertas representaciones en la iconografía andina, que muestran a serpientes con estos círculos adosados a su cuerpo, de diversas maneras. Particulamente interesante son los círculos u ovalos con punto central, como el elemento más recurrente, que sugiere el elemento natural de un cigoto o huevo ancestral, que genera vida dentro de su núcleo en la forma de yema esférica rodeada de la clara del huevo dentro del cascarón. Por ello es tan importante la serpiente. Ella genera vida dentro de sus burbujas, huevos o círculos de creación y la iconografía andina lo revela de varias maneras.

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Como hemos mencionado, las serpientes como todo en la naturaleza tiene su par, su doble, por ello en el mito descrito para el vaso B de Denver, la serpiente es una dentro de la otra, una de ella llena de peces, con apéndices en la forma de volutas que brotan de su cuerpo, la otra serpiente, de mayor tamaño, al parecer estaría más vinculada al agua dulce, pues tiene crustáceos, peces lacustres y batracios desde donde brotan las plantas, arbustos y árboles diversos. Hemos encontrado un plato de estilo cajamarca en la colección del Museo Larco (Fig. 374, ML 031693), que consideramos encaja perfectamente con nuestra interpretación pues está dividido en tres grandes campos, el primero en la parte superficial, cerca del borde de la vasija decorado unicamente con olas. En un segundo nivel, hay varios campos dentro de los cuales se aprecian elementos poco legibles por ser muy abstractos, pero rodeados de círculos -óvalos con punto central. En el campo más profundo, que ocupa toda la parte baja y central del cuenco, está dominado totalmente por una gran serpiente, rodeada de gran cantidad de círculos-óvalos con punto central, pero además tiene el atributo de las volutas dentadas que emanan de su cuerpo. El paralelo es tan cercano, que nos permite decir que el mito relacionado con esta deidad serpiente, no solamente alcanzaba a las civilizaciones costeras, sino además a los territorios de la sierra y valles interandinos, de los cuales la cultura cajamarca es tan representativa.

De la misma forma, la relación entre serpientes (generalmente en pareja), con ovalos-círculos con punto central es un asunto muy recurrente (Fig. 376, ML018496) como se puede

Fig. 370 Fig. 371

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Fig. 372

Fig. 373

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Dioses de Lambayeque observar además en el material cerámico procedente de San José de Moro (Castillo, 2011) en donde es común este tipo de representaciones, incluyendo aquellas en donde del cuerpo de las serpientes brotan motivos fitomorfos como consecuencia de su capacidad creadora.

Estilísticamente, estos rombos fitomorfos guardan estrecha relación con la cerámica Huari registrada en la sierra central desde donde este motivo puede haberse difundido. Sin embargo, al margen de estas procedencias, lo que es claro es que el concepto de fertilidad en torno a la deidad serpiente va más allá de las fronteras culturales en el desarrollo cultural costeño.

Esta relación se expresa también en la cultura moche, con serpientes de cuyos cuerpos brotan plantas (Vergara y Sánchez, 2008) o en la cultura chancay en la costa central, en la que personajes antropomorfos de cuyas bocas, cuerpos, brazos y piernas brotan serpientes, tienen motivos fitomorfos emergiendo de sus cabezas (Reid, 1979: 104), estableciendo una relación específica entre ambos conceptos.

2 En los petroglifos de Samanga de la sierra de Piura, se ha registrado una gran roca en la que la serpiente, como elemento central tiene a ambos lados de su cuerpo una serie de semicírculos concéntricos que consideramos una forma de expresión del mismo concepto (Fig. 377, tomada de Polía, 1992). En este caso, algunos de los elementos complementarios tiene rasgos pisciformes. En la pintura mural de las pirámides de Batán Grande, se encontró una serpiente bicéfala en la forma de un arco, cuyo borde superior está decorado con círculos que se conectan con el cuerpo de la serpiente mediante un soporte, detalle que coincide con el concepto de las burbujas de la deidad serpiente del vaso B de Denver. Si esto es correcto, podríamos inferir que este elemento –los círculos con soporte- que caracterizan las “radiaciones” de la cabeza de personajes de tanta importancia como las deidades Huari y la deidad de la Portada del Sol de Tiahuanaco, ratifican su rol creador, pues son remplazados por animales o frutos.

Una representación serpentiforme, con las mismas extensiones bífidas que salen de la boca y de cuyo cuerpo salen también circulos conectados a su cuerpo (a ambos lados de la cabeza y en la cola) se pueden ver también en los petroglifos de Toro Muerto (Fig. 378, tomado de Linares 2011: 132,163). Este personaje, incluye además, un diseño serpentiforme adicional dentro de su cuerpo. Es decir, repite elementos bastante semejantes a los ejemplos anteriores.

Fig. 374

Dioses de Lambayeque De otro lado, en base a estudios etnográficos, se ha propuesto una relación de oposición entre las serpientes constrictoras y las serpientes venenosas, de tal manera que son las primeras las que adquieren un rol sagrado (Narby, 1997: 110). En la costa peruana es común la presencia de la macanche (Boa constrictor ortonii), una boa constrictora costeña que se alimenta de ratones de campo, aves, sapos y algunos mamíferos menores. Esta serpiente se puede utilizar además como guardían de la casa, por lo tanto se la puede criar y alimentar. Estas son serpientes relacionadas con la vida, a diferencia de las serpientes venenosas, cuya relación más directa es con la muerte, por lo tanto podrían considerarse como una antítesis y el opuesto de la serpiente convertida en una deidad por su capacidad creadora. Los campos de cultivo, los grandes sistemas de canales, de forma serpenteante, debieron constituir una expresión permanente de culto, sobre todo en la mitad del año en que llega el agua por los ríos y los canales de riego se colman bendiciendo las chacras. Un momento esperado para el cual se debieron organizar diversos “pagos”, ceremonias y cultos pertinentes para conseguir el favor de los dioses. Por ser anfibias, las serpientes constrictoras son un buen comunicador entre el mundo de las profundidades y este mundo, sabiendo que el mundo celeste tiene en la vía láctea a la Fig. 376 serpiente por excelencia, de donde procede el agua que fertiliza la tierra y que se almacena en puquios, lagunas, ríos y mares. Al decir de los tucumanos, el Río Jordán 2 –como se conoce a la vía láctea-, tiene varios “pocitos” en donde se genera el agua que permite la vida en un medio semidesértico (Narváez, 2000). Estos pequeños pozos, son observados como formaciones circulares de grupos de estrellas alrededor de la serpiente celeste. Cuando pedimos a nuestro informante que hiciera un dibujo del río jordán y sus pocitos, el resultado no pudo ser más sorprendente, pues a la forma serpenteante se le agregaron los círculos en su contorno. Esta información calza perfectamente con las expresiones iconográficas que estamos comentando.

Fig. 377

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Este rol fertilizador se expresa además en diversos mitos peruanos que describen a la serpiente conviviendo con una mujer con la que tiene descendencia (Ortiz, 2004), pero además, es una serpiente que puede competir con otros animales, siendo finalmente convertida en enormes rocas y cerros pétreos por la participación de los dioses mayores (Toro, 1991).

En el pasado prehispánico, es evidente que la serpiente fue relacionada con diversos animales con los que aparece convertida en una unidad mítica que expresa una forma distinta por agregado, de sus propios poderes. Por ello no es extraño encontrarla con cuerpo de serpiente y cabeza de venado, o cuerpo de serpiente y cabeza de felino, o cabeza, tal vez de “zorro”. Estas formas de expresión iconográfica, no son solamente propias de la costa norte del Perú, sino que son parte del universo andino. La serpiente con cabeza de venado, es además un mito que se puede verificar desde América del norte y Centroamérica, siendo bastante conocidas las pinturas rupestres prehispánicas de Baja California, que la muestran de forma reiterada. En la mítica kumiaí es Maijañuí, una serpiente que encierra mucha sabiduría en su propia naturaleza (Morales Males, 2003: 112; Fauconnier y Lemaitre 2012. Fig. 379).

Podríamos confimar la relación de la serpiente que tiene capacidad de volar como las aves (Fig. 380), 2 pero además tiene cabeza de venado en las culturas aborígenes de Norteamérica, como la que ha sido registrada en Moundville, Alabama. (Neurath, 2008: 185, fig. IV.6). El mito del venado serpiente fue bastante conocido en toda América, como lo podemos apreciar además en la cerámica moche, en la costa norte del Perú (Hocqhenghem, 1989). La misma trascendencia la expresan las serpientes emplumadas, siendo la más conocida, Quetzalcoatl, una deidad mejicana de gran sabiduría, cuyos cambios en su fisonomía son consecuencia del cambio de la estación seca a la estación lluviosa.

Sin duda, la serpiente se transforma así, en el protagonista por excelencia de la vida, 2 expresándose mediante su relación iconográfica con el agua, los peces, plantas, aves, hombres y animales. Sin duda fue uno de los personajes de mayor poder y sabiduría en el campo de la mítica prehispánica de modo general y de la costa norte del Perú de modo particular. Este concepto fue diametralmente contrapuesto como consecuencia de la conquista y colonización española, pues en adelante, la serpiente fue concebida como la expresión más idónea del demonio como encarnación del mal y el pecado.

Fig. 379 Fig. 380 2

Fig. 379

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