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I I I . TRAD UCCIONES LING ÜÍSTICAS Y CU LTURA LES
LYDIA FOSSA
historia (Niranjana 1992: 25). Si un historiador como Cieza recoge los subtextos, es porque contienen información que él considera histórica. Si son cantares, quien los recoge los transforma en textos escritos. Si cuentan hechos mitológicos o sagrados, el historiador los hace relatar una crónica (Rastier 1989: 35). Para acceder a los cantares, Cieza cuenta con fuentes testimoniales, orales, y con fuentes documentales codificadas en khipu10 (símbolos visuotáctiles) que se le transmiten oralmente. Para que los registros en khipu puedan ingresar al texto de Cieza requieren de la confirmación de los testimonios; deben cumplir con exigencias de verosimilitud; deben “tener sentido”, requisito tanto del autor como de la historiografía europea de la época. Cieza describe con gran claridad los khipu contables: “En cada cabeça de provincia avia contadores a quien llaman quiposcamayos11 e por estos nudos tenian la quenta y razon de lo que avian de tributar los que estavan en aquel distrito [...] y por los mismos quipos se dava a cabo de un año o de diez o de veynte, razon a quien tenia comiçion tomar la quenta [...]” (1985: 31-32). Cieza cuenta que Guacorapora le explica cómo funcionan los khipu (1985: 32) e ilustra su descripción con un khipu que registra la contabilidad de los depósitos locales. Los únicos que Guacorapora le mostró fueron los que correspondían al cómputo de lo entregado a los españoles por los grupos bajo su responsabilidad. Opino que hizo esto por ser los khipu contables los más transparentes, en un intento por facilitarle la comprensión de los mismos:
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[...] rogue al señor Guacorapora que me hiziese entender la quenta dicha de tal manera que yo me sastifiziese [sic] a mi mismo para estar çierto que era fiel y verdadera y luego mando a sus criados que fuesen por los quipos con mucho reposo sastifizo a mi demanda y me dixo que para que mejor lo entendiese que notase que todo lo que por su parte avia dado a los españoles desde que entro el governador don Francisco Piçarro en el valle estava alli sin faltar nada y asi vi la quenta del oro plata ropa que avian dado con todo el mayz y ganado y otras cosas que en verdad yo quede espantado dello (1985: 32).
10. “[...] tuvieron otra orden para saber y entender como se avia de hazer en la contribuçion [...] tan buena y sutil que eçede en artifiçio a los carateres que usaron los mexicanos para sus quentas y contrataçion. Y esto fue los quipos [...]” (Cieza 1985: 31). 11. “Qquipucamayok. Contador por nudos” (González Holguin 1989 [1608]: 309).
LOS TEXTOS HUÉSPEDES O SUBTEXTOS
439 Además, los khipu conservaban los datos relativos a la contabilidad del gobierno. Indica Cieza que el Inka mandaba que “[...] las cosas que se gastavan y lo que las provincias contribuyan se asentase en los quipos 12 para que se supiese lo que davan y contribuyan muerto el [...]” (1985: 31); “[...] le traxeron quenta de las grandes manadas que tenian de ganado y quantas mill cargas de lana fina se llevaban por año a los que hazian la ropa para su casa y serviçio” (1985: 185). Nos habla también del khipu censal: “[...] entrando en una [provinçia] en donde ven por los quipos la jente que ay asi honbres como mugeres viejos y niños [...]” (1985: 51); “[...] cada provinçia en fin de año mandava asentar en los quipos por la quenta de sus nudos todos los honbres que avian muerto en ella en aquel año y por el consiguiente los que avian naçido. Y por prinçipio del año que entravan venian con los quipos al Cuzco por donde se entendia asi los que en aquel año avian naçido como los que faltavan por ser muertos” (1985: 54); “[...] que cada luna le hiziese mensajero que le llevase aviso particularmente de todas las cosas que pa[sa]sen y del estado de la tierra y de la fertilidad della y del creçimiento de los ganados con mas lo que ordinariamente todos avisavan que heran los pobres que avian los que eran muertos en un año y los que naçian [...]” (1985: 167). Además de los khipukamayuq encargados de conservar la contabilidad, Cieza describe a los que guardaban la memoria de los hechos importantes que habían tenido lugar en el Tawantinsuyu:
[...] y tratadas estas cosas entre ellos y otras que no entendemos por entero se determinava si el rey difunto avia sido tan benturoso que del quedase loable fama para que por sus valentias y buen govierno mereçiese que para sienpre quedase entre ellos mandavan llamar los grandes quiposcamayos donde la quenta se feneçia y savian dar razon de las cosas que suçedido avian en el reyno [...] (1985: 27).
Los khipu de estos funcionarios constituían el registro físico de esa historia, y los “[...] quiposcamayos [...] savian dar razon de las cosas que sucedido avian en el reyno [...]” (1985: 27). Se deduce, entonces, que el código del khipu tenía la capacidad de registrar muchos más datos que
12. “[...] que son ramales grandes de cuerdas anudadas, y los que desto eran contadores y entendian el guarismo destos nudos davan por ello razon de los gastos que se avian hecho o de otras cosas que oviesen pasado de muchos años atras; y en estos nudos contavan de uno hasta diez y de diez hasta ciento y de ciento hasta mill y [en] uno destos ramales esta la quenta de lo uno y en otro lo de lo otro, de tal manera esta esto que para nosotros es una quenta donosa y ciega y para ellos singular [...]” (Cieza 1984: 31).
LYDIA FOSSA
los contables: “[...] y ansi vemos que en la quenta que en los quipos y romançes tienen de los reyes que reynaron en el Cuzco callan este [Ynga Urco] [...]” (1985: 129); “Como estos yndios no tienen letras no quentan sus cosas sino por la memoria que dellas queda de hedad en hedad y por sus cantares y quipos [...]” (1985: 150). Se puede observar aquí la estrecha asociación del khipu y el cantar: “[...] de como tenian coronistas para saber sus hechos por ellos y la orden de los quipos como fue y lo que dellos vemos agora” (1985: 30) y la variedad de temas que el cronista nos dice que se cantaban. Como Cieza, tengo la certeza de que había un doble registro, en los khipu y en el cantar: “[...] y ansi vemos que en la quenta que en los quipos y romançes tienen de los reyes que reynaron en el Cuzco [...]” (1985: 129). La composición del cantar con los datos proporcionados por ellos le competía a otros especialistas. De acuerdo a la opinión de los selectos informantes de Cieza, estos cantares eran elaboraciones poéticas, líricas. Cieza de León destaca el uso elaborado de la lengua que se requería para la composición de los cantares y el amplio vocabulario que era necesario conocer y manejar artísticamente. Ahora sabemos que en los versos se buscaba el pareado semántico 13 en el que los cuasi sinónimos funcionaban como ecos uno del otro y el paralelismo sintáctico, en el que trabajan estéticamente unidades mayores. Este tipo de versificación basada en la estructura, el contenido semántico y la métrica, no en la rima, exige contar con un léxico amplísimo para lograr los efectos estéticos deseados.14 Cieza dice que las historias de sus cantares las contaban “con horden galana” (1985: 27), resaltando la existencia de un canon estético que regía las combinaciones léxicas en los versos y la secuencia de los versos en las estrofas. Su descripción también indica que “los mas sabios dellos” (1985: 30) eran poetas y compositores, profesionales que se dedicaban exclusivamente a esa labor. Digo esto porque Cieza se refiere a los compositores como a hombres mayores cuya única ocupación era la composición y el registro de los cantares. Estas composiciones poéticas las hacían
13. “El pareado semántico utiliza el significado de las palabras con fines poéticos. Como el pareado semántico refleja el saber cognitivo del significado de las palabras del hablante, el pareado semántico también aclara la organización lingüística y cultural de los significados de las palabras para los quechuahablantes” (Mannheim 1990: 3-4). (Traducción de la autora). 14. “Del análisis formal de dichos textos [‘cantos’, ‘bailes’, ‘danzas’, etc.] se colige que todos presentan, aunque con notables diferencias de nivel, un grado de elaboración estética tal que su pertenencia al arte poético no admite discusión” (Husson 2000: 2).
LOS TEXTOS HUÉSPEDES O SUBTEXTOS
441 “[...] tres o quatro honbres ançianos de los de su naçion a los quales [...] les mandavan que todas las cosas que çusediesen [...] las tuviesen en la memoria y dellas hiziesen y ordenasen cantares para que por aquel sonido se pudiese entender en lo futuro aver asi pasado [...]” (1985: 30). Vemos pues que los miembros de cada grupo étnico componían cantares para los de su propio entorno sociocultural y que todos los grupos tenían el mismo encargo: “[...] y mando hazer memorias por muchos lugares para que en lo futuro se ent[end]iese su grandeza [...]” (1985: 185). Francesca Cantù (1985: xxxvi) y otros investigadores opinan que las fuentes nativas de Cieza son eminentemente orales. Pero si seguimos cuidadosamente las indicaciones de este autor, vemos que el contenido del cantar ha pasado por diferentes códigos: khipu, versificación y expresión oral durante los rituales. El contenido del cantar se convierte en fuente de información histórica oral para Cieza sólo en el contexto de recopilación de datos que él protagoniza. El intérprete de Cieza traduce los datos que el informante extrae del texto del cantar. En ese momento de la interlocución, la fuente de Cieza es oral y en castellano para poder transmitirle al autor los datos que solicita. El cantar, es decir la letra y la música, es también una expresión oral, pero se da como parte de un ritual sagrado en el que se combinan varios códigos. La fuente de ese cantar es el registro en khipu, al que ni Cieza ni su intérprete tienen acceso. Se recurre, entonces, a la oralidad no porque los informantes nativos carezcan de otros códigos más elaborados, sino porque el soldado-historiador no está en capacidad de acceder a ellos. Cieza nos informa que lo que él presenta en su historia como hechos de “Ynga Yupangue”, de “Guaynacapa” y de “Guascar” ha sido tomado de Cayo Túpac y los “orejones”, sus fuentes orales, quienes a su vez han recurrido a fuentes documentales como los cantares (1985: 60) y los khipu. Cieza le concede un valor histórico indiscutible a los cantares: “[...] ni de los bultos ni otras cosas suyas grandes ay ya otra memoria que la que ellos dan y tienen en sus cantares” (1985: 28). Su función en la civilización inka no es exclusivamente histórica: “[...] le contavan [al Inka] lo que por sus pasados avia sido hecho [...]” (1985: 28); es más bien conmemorativa y celebratoria y tiene un marcado cariz sagrado: “Y hazianse grandes va[i]les y cantares quando se hazian semejantes sacrifiçios questos” (1985: 84). Los rituales en los que esos cantares se entonaban eran multitudinarios, de manera que esta función estaba ampliamente generalizada entre la población. Esta aclaración confirma que la función del cantar no era sólo ni principalmente de transmisión histórica, sino que era parte integrante de un ritual más complejo. Cieza sólo percibe la