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Yungas secas

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BIBLIOGRAFÍA

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56 Dollfus

en esta reconstitución de los paleopaisajes conviene determinar el peso de los hechos humanos y de los fenómenos naturales y, tal vez al mismo tiempo, tratar de ver cómo una modificación eventual de los datos naturales, por ejemplo los cambios climáticos, en una situación dada pueden conducir a cambios en las modalidades de utilización del espacio por las sociedades.

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En los Andes la "arqueología" de los paisajes está en sus comienzos. Necesita encontrar sitios en los que diversas disciplinas puedan hallar elementos analizables en función de las técnicas propias a cada disciplina: polen bien conservado para los palinólogos, suelos antiguos interpretables para los edafólogos, fauna para los paleontólogos, testimonios materiales de instalación humana para el arqueólogo, documentos para el historiador. Raros son los sitios en los que el cruce de los aportes interdisciplinarios permiten la verificación de las hipótesis. En los Andes del norte, equipos formados especialmente por palinólogos y dirigidos por van der Hammen han podido "calar" los cambios de vegetación en la Cordillera Oriental, a partir de la interpretación de los depósitos lacustres, especialmente en la sabana de Bogotá. En los Andes Centrales las investigaciones prehistóricas dirigidas por Mac Neish ofrecen, y es normal, hechos a veces contradictorios. Por otra parte, se dispone de datos dispersos, no siempre bien controlados, que dificultan toda generalización.

Dos observaciones merecen destacarse. En el estudio de las variaciones climáticas, parece necesario llamar la atención de los científicos sociales sobre los peligros que comporta la transferencia sin control de los aportes de otras disciplinas, y de considerar como hechos verificados lo que para otros especialistas no son sino hipótesis de trabajo. Por otra parte, es peligroso generalizar a partir de una observación definida y localizada. Así, en el curso de las últimas décadas, los años marcados en el altiplano por precipitaciones inferiores a las medias, en las regiones ecuatoriales corresponden a precipitaciones superiores a las medias. A una sequía de la vertiente pacífica de los Andes Centrales puede corresponder un año particularmente húmedo de la vertiente oriental (1978).

Finalmente, las repercusiones que afectan breve o durablemente el medio natural no tienen los mismos efectos sobre las sociedades.

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